Durante el camino en coche te tomarías tu dosis correspondiente de medicina, las chicas dándote una mirada de compasión al verte poner cara de asco. — Toma algo de agua. — Te diría Crystal, entregándote una botella con el tapón ya quitado. Se lo agradecerías casi en un susurro antes de tomar un trago para tratar de deshacerte de aquel asqueroso sabor.
Después de dar un par de tragos más volverías a enroscar el tapón en la botella, dejándola sobre tu regazo mientras reposarías tu cabeza contra el reposacabezas. Cerrarías los ojos, dejando salir un suspiro antes de volver a abrir los ojos y encontrarte con tres pares de ojos observándote atentamente.
— Esto es una mala idea. Deberías haberte quedado en el hotel, cielo. Esto solo hará que te encuentre peor. — Comentaría Kay, colocando una de sus manos sobre la tuya y haciendo que las otras dos chicas asintieses en acuerdo.
— Estoy bien, Kay. — Tratarías de sonar convincente, pero la poca fuerza de tus palabras y tu temblorosa voz no te lo pondrían fácil.
— Sí, eso ha sido convincente. — Volverías a responder la morena, pasando una mano por su cabello con frustración. Esto solo te haría sentir aún peor, ya que comenzarías a arrepentirte de habérselo contado a ellas y hacer que se preocupasen tanto por ti. Deberías haberte callado y cuidarte tú sola.
— Ni siquiera debería habéroslo dicho. No quería estresar a nadie más y aquí estoy, haciendo justo eso. Solo despertarme cuando lleguemos, por favor. A partir de ahí me las podré apañar yo sola. — Murmurarías, sorbiendo por la nariz. No te darías cuenta de que habrías comenzado a llorar hasta sentir una lágrima caer sobre tu mano, rápidamente limpiando tus mejillas.
— t/n... — Sierra trataría de agarrar tu mano, pero la apartarías rápidamente, sacudiendo la cabeza.
— Para. Estoy bien, solo... Dejarme en paz, por favor. — Apartarías tu mirada para mirar por la ventana, decidiendo cerrar tus ojos y recostar tu cabeza contra el cristal, oyendo como las chicas suspirarían pero decidirían hacerte caso, así que seria cuestión de minutos que cayeses rendida.
Lo que se sentirían como cinco minutos después serían en realidad cuarenta, gruñendo al sentir una mano sacudiendo tu hombro suavemente y una voz susurrando tu nombre. — t/n. — Abrirías los ojos inmediatamente al sentir que se trataría de Sierra, sonriéndole débilmente. — Vamos, ya hemos llegado. — Asentirías, parpadeando un par de veces antes de salir del coche, donde Sierra entrelazaría tu brazo con el suyo con una pequeña sonrisa.
— Gracias. — Murmurarías, dirigiendo tu mirada hacia el suelo. La chica a tu lado frunciría un poco el ceño pero aun así asentiría.
— Sin problema. — Diría antes de cerrar la puerta del coche detrás de ti. — Vayamos, los chicos probablemente se estén preguntando dónde estamos. — Asentirías, caminando a su lado y manteniendo la mirada en el suelo mientras cruzaríais la puerta trasera de la edificación. Después de caminar por unos cuantos pasillos llegaríais a la puerta que os conduciría al backstage, así que antes de entrar pararías, suspirando profundamente y limpiando debajo de tus ojos la máscara de pestañas que se te habría corrido por llorar antes de abrir la puerta.
— Hey, bebé. — Serías recibida inmediatamente por Calum, quien se acercaría para darte un abrazo. Suspirarías con felicidad el sentir sus labios sobre tu cabeza, oyendo como murmuraría algo sobre lo mucho que te habría extrañado.
— Yo también te he echado de menos. — Contestarías, abriendo los ojos y haciendo contacto visual con Kay kay, quien estaría sentada al lado de Ashton en uno de los sofás. Te sonreiría levemente, a lo que tú le devolverías el gesto antes de volver a cerrar los ojos y sentir como Cal te daría otro apretón entre sus brazos.
— Vamos a sentarnos, aún tenemos como un cuarto de hora antes de tener que comenzar a prepararnos. — Murmuraría contra tu pelo, separándose para agarrar tu mano y arrastrarte hasta uno de los sofás de la sala. Él se sentaría primero, haciéndote sentar a su lado y pasando uno de sus brazos por tus hombros para acercarte un poco más a su cuerpo.
— ¿Cómo ha ido el resto de tu tarde, amor? — Te preguntaría dulcemente, depositando otro beso sobre tu cabeza. Te removerías un poco en el asiento, tratando de estar un poco más cómoda y finalmente apoyando tu cabeza sobre su hombro.
— Uh... Ha estado bien. Solo he estado en el hotel sin hacer mucho. ¿Qué hay de ti? — Levantarías la mirada para observarlo pasar una mano por su rostro antes de responder.
— Eh podría haber estado mejor. Ese entrevistador me puso un poco de los nervios y todo ha estado siendo bastante estresante. Ash me tuvo que calma un poco y dormí un rato mientras veníamos, eso parece haber ayudado. Honestamente me hubiese encantado poder haberme quedado contigo. — Explicaría, comenzando a jugar con un mechón de tu cabello para tratar de entretenerse. Tu ceño se frunciría ante sus palabras, agarrando su mano y dándole un suave apretón.
— Lo siento mucho, cielo. Estoy segura de que todo será mejor una vez estés en el escenario, haréis un show estupendo ¿sí? — Le reasegurarías con tu mejor sonrisa. Él asentiría ligeramente, sonriendo de vuelta.
— Sí, estoy bastante emocionado por el concierto. Además, tenerte viéndolo siempre hace que tocar sea mucho mejor, eres como mi amuleto de la suerte. — Te sonreiría, haciendo que rodases tus ojos ante sus palabras.
— Sé que lo soy. — Bromearías mientras Cal besaría tu frente aún con una radiante sonrisa. Unos minutos después los chicos serían llamados para que fuesen a prepararse, así que se irían durante un rato dejándoos a las chicas y a ti a solas. Tú te quedarías callada mientras ellas hablarían, el dolor de tu cabeza siendo una distracción para ti.
— ¿t/n? — Sacudirías tu cabeza al oír tu nombre, saliendo de tu trance y arrepintiéndote inmediatamente de tu acción al sentir el dolor aumentar. — ¿Estás bien? — Tu mirada se fijaría en Sierra, quien te miraría con preocupación.
— S-sí, estoy bien. ¿Qué estababas diciendo? — Preguntarías con confusión.
— Que ya están a punto de salir, vamos. — Extendería uno de sus brazos para que tomaras su mano, cosa que harías para ayudar a levantarte. La seguirías hasta donde estarían los chicos esperando, forzando una sonrisa en tus labios al ver a Calum, quien parecería volver a radiar felicidad al verte.
— Te ves genial, estrella del rock. — Alagarías, arreglando el cuello de su camiseta, a lo que él respondería con un suave gracias.
— ¡Dos minutos! — Uno de los trabajadores anunciaría, provocando que los dos miraseis inmediatamente hacia la entrada del escenario.
— Buena suerte, lo harás genial. — Le dirías, presionando un rápido beso sobre su mejilla antes de que él pudiese besar tus labios.
— Te amo.
— Y yo a ti, Cal. Ahora ve y diviértete. — Él asentiría, dando media vuelta y caminando a paso rápido hacia la entrada del escenario donde los demás chico estarían esperándole. Los verías chocar sus puños con enormes sonrisas antes de comenzar a salir uno por uno, pero tu sonrisa comenzaría a desvanecerse al perderles de vista y no podrías evitar soltar un quejido. Caminarías hasta donde estarían las chicas sentadas a un lado del escenario, haciendo una mueca al sentir tu cabeza palpitar a causa del sonido tan alto proveniente de los altavoces.
Durante el concierto Calum te miraría de vez en cuando con una enorme sonrisa, la cual le devolverías con tus pulgares en alto para tratar de disimular lo mejor posible.
Para el momento en que la última canción sería anunciada tu dolor de cabeza sería diez veces peor, casi insoportable. Apoyarías tu espalda contra la pared para darte algo de soporte, sintiendo como todo daría vueltas, tu visión estaría borrosa y tus oídos estarían pitando.
— ¡Que alguien busque ayuda! — Oirías una voz familiar exclamar antes de sentir un par de brazos sobre tus hombros. — Hey t/n, quédate conmigo. — Podrías reconocer la voz como la de Kay kay, teniendo dificultades para mantener tus ojos abiertos mientras comenzarías a oír más y más voces envolverte. Abrirías tus ojos una última vez para poder ver como Calum correría fuera del escenario con una expresión de pánico total.
— ¡t/n! — Gritaría antes de que cayeses inconsciente.
...
Soltarías un suave quejido al abrir tus ojos y sentir como las luces te deslumbrarían, tratando de ajustarte a la iluminación.
— t/n. — Oirías una voz conocida llamar. Escanearías inmediatamente la habitación, tu mirada deteniéndose en la figura de Calum acercándose a ti.
En cuestión de segundos estaría a tu lado, arrodillado junto al sofá donde te encontrarías tumbada. Podrías reconocer la habitación como el backstage del estadio pero tu atención volvería al chico de repente al notar sus mejillas húmedas por las lágrimas, llevando tu mano a la suya para darle un suave apretón.
— ¿Q-qué ha pasado? ¿Dónde está todo el mundo? — Preguntarías con confusión.
— Están en los vestidores. Les obligué a que se fueran para que no te sintieses tan agobiada cuando despertaras. Te desmayaste, mi amor. — Explicaría, acariciando con su pulgar el dorso de tu mano. — ¿Por qué no me dijiste que estabas enferma? — Mientras las palabras saldrían de su boca tú podrías comenzar a recordar lo que había pasado.
Un pinchazo de culpabilidad se apoderaría de tu cuerpo y no podrías evitar apartar tu mirada de Calum, pero la habitación tan bien iluminada solo haría tu dolor de cabeza peor así que esconderías tu rostro contra el reposabrazos del sofá con un gruñido.
— t/n, mírame. — Demandaría, su voz firme pero aun así dulce. Lentamente abrirías tus ojos, pudiendo ver la preocupación en su mirada y solo haciendo que te sintieses aún peor. — ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Sabes que no me gusta cuando escondes cosas de mí! — Su tono de voz comenzaría a aumentar. — Se supone que debería saber este tipo de cosas, t/n. ¡Soy tu novio! ¡Se supone que debo estar para cuidar de ti! No deberías ir por ahí actuando como si estuvieses bien cuando no lo estás, pero es lo que has hecho y yo no tenía ni puta idea. — Se levantaría, pasando sus dedos por la curva de su nariz y soltando un gruñido.
— Cal yo-
— ¡Me siento como un idiota, t/n! ¡Soy un idiota por no darme cuenta de que no estabas bien! ¡Tu propio novio ni siquiera ha podido darse cuenta de que te sentías mal! ¿Sabes lo mierda que eso me hace sentir? — Te observaría con los ojos llorosos. Tú apartarías la mirada, tu cabeza retumbando ante sus palabras y tus ojos comenzando a formar lágrimas.
— Y-yo... — Ni siquiera serías capaz de hablar a la vez que un sollozo saldría de tu boca, por eso el rostro de Calum cambiaría inmediatamente, todo rastro de enojo desapareciendo y cambiando por arrepentimiento al ver como te romperías frente a sus ojos. Su propio corazón se haría pedazos al darse cuenta de lo que habría provocado, haciendo que te sintieses peor de lo que ya lo hacías. Soltaría un suspiro, volviendo a tu lado y arrodillándose frente a ti.
— t/n, yo... — Sacudirías la cabeza, escondiendo tu rostro entre tus manos para evitar mirarlo. — No, lo siento. No quería hablarte así. Eso solo que... Joder, me asustaste muchísimo antes, no te atrevas a volver a hacerlo. — Apartaría tus manos de tu cara a pesar de tus intentos de detenerlo, un puchero de arrepentimiento formado en sus labios. — No quería hacer que te pusieses así, bebé. Solo estoy preocupado por ti y verte colapsar de esa forma ha sido la cosa más terrorífica que me ha pasado nunca. No quiero que esto vuelva a suceder. — Te diría, acunando tus mejillas entre sus manos.
— Lo siento. — Susurrarías, un par de lágrimas más deslizándose por tus mejillas la cuales Cal limpiaría con sus pulgares.
— No tienes que disculparte por nada, mi amor. Ven aquí. — Se sentaría a tu lado, colocándote sobre su regazo y reposando tu cabeza sobre tu pecho mientras acariciaría tu espalda.
— Solo no quería estresarte más. — Murmurarías, tu voz siendo acallada levemente por la camiseta del chico.
— ¿Qué? — Preguntaría, apartándose un poco para poder mirarte. Tú seguirías con tu mirada fijada en tu regazo hasta que Cal tocaría tu barbilla, haciendo que levantases la cabeza. — ¿Qué has dicho? — Volvería a preguntar con el ceño fruncido.
— No te lo dije porque no quería que te estresaras más de lo que ya estás. — Le explicarías, soltando un par de tosidos al acabar. Calum extendería inmediatamente un brazo, agarrando una botella de agua de una mesa y quitando el tapón antes de entregártela.
— Toma, necesitas beber muchos líquidos, bebé. Seguramente estés deshidratada. — Comentaría mientras tomarías un sorbo, el agua calmando poco a poco la sensación de ardor en tu garganta. Beberías un poco más antes de volver a entregarle la botella, el chico volviendo a colocar el tapón antes de dejarla a un lado y recostar tu cabeza sobre su hombro. — Eres una prioridad, t/n. No importa lo estresado o lo cansado que esté, siempre estaré ahí cuando me necesites. Eres mi novia, se supone que debo ser yo quien te cuide cuando estés enferma. No me importa lo agobiado que esté o lo que sea que esté haciendo, lo dejaré todo para estar contigo. Que estés enferma no me añade estrés, de hecho lo disminuye, me encanta poder cuidar de ti, mi amor. Siempre serás mi prioridad número uno, siempre. — Calum te susurraría antes de dejar un beso sobre tu cabeza. Ambos os quedaríais ahí durante unos minutos sin decir nada, Cal siguiendo con la acción de acariciar tu espalda.
— Deberíamos ir al médico, cariño. No quiero que empeores. — Sacudirías la cabeza de inmediato.
— No, nada de médicos, por favor Cal. — Prácticamente suplicarías. Odiarías los doctores y Calum lo sabría, algo sobre los hospitales y las consultas nunca te daría buena espina.
— Pero creo que deberías, bebé. No estás bien y ya te has desmayado una vez, ¿quién dice que no podría pasar otra vez? — Comentaría, besando tu cálida mejilla. — También estás un poco caliente. Sé que no quieres pero deberías ir, solo quiero que te sientas mejor. — Colocaría un mechón de pelo detrás de tu oreja mientras tú le suplicarías silenciosamente con tus ojos. — Oh no, no me mires así, sabes que nunca puedo decirle que no a esos ojos. — Diría con una pequeña sonrisa, agarrando tu rostro entre sus manos y acariciando tus mejillas con sus pulgares.
— Entonces, por favor, no me hagas ir, Calum. — Te quejarías con un puchero. Calum mordería su labio, sabiendo que no debería caer tan rápido pero aun así asintiendo con su cabeza.
— De acuerdo. — Suspiraría mientras tú volverías a esconder tu rostro en su hombro. — Las fans están preocupadas por ti. Se dieron cuenta de lo asustado que estaba y cuando me vieron correr fuera del escenario asumieron que tenía algo que ver contigo. Han estado tuiteando sin parar. — Te informaría, a lo que fruncirías el ceño algo desconcertada. Ahora no solo tendrías a Calum preocupado, sino a cientos de personas más también.
— ¿Dónde está mi teléfono? — Preguntarías suavemente, levantando tu cabeza de su hombro. Calum lo sacaría del bolsillo delantero de su pantalón y podrías notar como aún se encontraría utilizando la ropa del concierto. — ¿Por qué estás aún con esa ropa? — Preguntarías, pasando una de tus manos por su pecho.
— He estado contigo todo el rato, no quería ir a ninguna parte hasta que despertaras y me asegurara de que estabas bien. Kay intentó convencerme de que fuera a cambiarme pero me negué. — Te explicaría, dejando el teléfono sobre tu mano.
— Te amo.
— Yo también te amo, muchísimo.
Después de publicar un tweet para las fans, Calum te ayudaría a levantarte, pasando sus firmes brazos por tus hombros para ayudar a mantenerte de pie.
— Vamos, ya hay un coche fuera esperándonos. Cuando lleguemos al hotel tendremos que hidratarte bien y meterte en la cama, bebé. Mandaré a Ashton a comprar más medicina y algunas cosas más, tienes que comer y no me importa que no tengas hambre, sé que hoy no has comido casi nada. — Te miraría con seriedad, dejando un beso sobre tu cabeza mientras te dirigiría hacia la puerta trasera, ayudando a meterte en el coche y una vez dentro dejando que apoyases tu cabeza sobre su regazo. Sus manos se moverían hasta tu cabeza, comenzando a jugar con tu pelo y sabiendo que eso te haría caer dormida.