El Internado Blake Of Supernatural Magic of Barcelona
Atena
Bajo las escaleras de la mansión con la maleta en mano, y el uniforme del internado; que consiste en una camisa blanca de manga larga con corbata púrpura, el chaleco del mismo color, una falda que llega hasta un dedo por encima de la rodilla y medias negras con zapatos del mismo color. La verdad era que no me desagradaba el uniforme, además, por el hecho de que era de mi color favorito. Hoy, después de unas largas vacaciones el internado volvía abrir sus puertas. Azael, Yuli y yo hemos estudiado dos años ahí, fingiendo ser licántropos comunes, así que esto no era nada nuevo para nosotros.
—¡Atena! —la voz de Liv, hace que me detenga a la mitad de la escalera y fije mi mirada en ella.
Lleva su cabello blanco peinado en una coleta de caballo, el uniforme le sienta bien en su esculpido cuerpo, y me sonríe con emoción.
—Te veo algo emocionada por el primer día. —comento mientras bajamos las escaleras—. Yo no estaría tan emocionada si fuera tu.
Terminamos de bajar las escaleras y Liv me ve con clara confusión en su expresión.
—¿Por qué no lo estaría? —imquiere con una sonrisa—. Es la primera vez que voy a un internado, y podré hacer nuevos amigos.
—Eso mismo, nunca has ido a uno y no sabes como se maneja. —explico caminando a la puerta.
No quiero hacerla sentir mal o bajar su emoción, es solo que he estudiado en ese lugar por dos años y sé que si ella y Gael serán cristales, no van a tener una gran bienvenida que digamos. Abro la puerta y salgo de la gran mansión. Liv me sigue e inhala el aire puro que nos brinda la naturaleza.
—Pero para eso estarán Yuli, Azael y tu para ayudarme, ¿no? —dice bajando los escalones—. No creo que sea tan malo.
—Solo trata de enfocarte en no llamar la atención y cumplir con tu obligación. Entre más rápido descubramos quién está detrás de todo esto y probemos que no somos una amenaza, más rápido podremos volver al infierno.
Tengo un pasado, un pasado en ese internado que no quiero ver y no me emociona volver a ese lugar. Solo quiero terminar y volver a las oscuras penumbras de mi hogar.
*
Veo las calles de concurridas de Barcelona a través del ventana de la limusina, en silencio. Gael, Dean están en una entretenida conversación con Azael, mientras tienen la vista fija en sus celulares y Yuli le muestra cosas que desconozco a Liv desde su teléfono. Estoy absorta de todo, y prefiero mantenerme así. No me gusta ser el centro de atención, aunque, a veces, sin quererlo lo soy por mi inconfundible belleza heredada de dos adonis del infierno.
Mamá decidió quedarse con nuestros tíos en la mansión, y Lucía y Biron partieron más temprano al internado por asuntos que no me importan. Suelto un suspiro y me relamo los labios, sintiendo los nervios atacar mi cuerpo sin piedad. He soportado dos años ese lugar, y un par de meses más no van a matarme o eso quiero creer.
Sé que al llegar no podremos pasar desapercibidos. El solo hecho de que lleguen tres estudiantes nuevos pone alertas a todos y es porque no todos son capaces de entrar a tal prestigioso lugar. Sólo hemos sido admitidos ahí, gracias a la influencia de mi tío Lukas al ser de apellido Blossom.
—¡Esto se va a poner bueno! —exclama Azael frente a mi, sacándome de mi burbuja de pensamientos—. Chicos, hemos llegado a la diversión.
—Yo diría más que llegamos a la boca del lobo. —comento al ver los jardines del internado y a lo lejos el gran edificio.
El internado cuenta con tres edificios gigantes, es un lugar muy grande. A simple vista se puede apreciar los grandes jardines de rosas rojas, y arbustos decorados. Los edificios son de un color blanco, con algunos detalles dorados y las ventanas azuladas le dan un toque moderno. Se pueden ver los lujosos autos estacionarse frente a las puertas, dejando a los alumnos y los mismos caminar por el amplio lugar hacia el edificio central.
—Hay muchos estudiantes, ¿no? —comenta Liv, asombrada por tal lujo.
—A simple vista demasiados, pero cuando entras y conoces a la gran mayoría, piensas que es un lugar muy pequeño. —comenta Yuli a mi lado—. En ese lugar se emplea muy bien el dicho de que las paredes tienen oídos.
—Todo se sabe ahí o eso es lo que ellos creen. —dice Azael—. Por eso no será tan difícil encontrar a nuestro culpable.
—Yo creo que si es tan grande, y muchos se conocen, será más complicado encontrar a quien buscamos. —alega Gael.
—Sólo traten de no llamar la atención y enfocarse en lo que debemos hacer. —digo, dándoles una mirada suspicaz.
—Ay, hermanita. —Azael suelta un suspiro—. ¿Como me vas a pedir que no llame la atención? Mi belleza inhumana lo hace por si sola.
Todos sueltan una pequeña carcajada por las ocurrencias de mi hermano.
—Si lo ves, solo muéstrale de lo que se perdió—dice Leticia en mi mente.
—Tienes razón, pero eso no quita que esté nerviosa.
—Conmigo nunca estarás sola.
—Gracias, Leti.
La limusina se estaciona enfrente del internado y suelto un suspiro para calmar los nervios que amenazan con apoderarse de mi. Desvío la mirada y veo los grises ojos de Liv, quien me regala una sonrisa y toma mi mano.
—¿Hora de lucirnos? —me pregunta con una sonrisa.
—Hay que hacerlo.
A continuación, traten de imaginarse lo que está pasando en cámara lenta. El primero en bajar del vehículo es Azael, sacando primero un pie y después otro. Al salir las chicas desvían sus miradas para ver a mi hermano y soltando suspiros. Azael les regala una sonrisa coqueta y Dean es el siguiente en salir del auto, atrapando las miradas de las chicas. Yuli es la que le sigue, y aún con su particular corte de cabello, le favorece y atrapa los suspiros de muchos chicos que la ven lascivamente. En el momento que bajo del auto las miradas de envidia de las chicas y las coquetas de los chicos llegan a mi. Muevo mi cabello un poco y les regalo un guiño a un grupo de chicos que no dejan de comerme con la mirada.
A veces, me gusta sentirme diva, ya que aumenta mi autoestima. Pero el mundo se paralizó en el momento que los mellizos salieron del auto. Juro que todos abrieron sus bocas al ver a los dos espécimenes de la belleza abandonar el vehículo. Si el objetivo era no llamar la atención, hemos fracasado en ese punto. El cabello blanco y los ojos grises de los chicos son lo que más llama la atención de ellos y todos, hasta los maestro, quedan embobados por mis dos primos.
Al cerrar la puerta del auto, comenzamos nuestra caminata por el internado y no hay ni una mirada disimulada, ya que todas están fijas en nosotros.
—¿No se suponía que no llamaríamos la atención? —cuestiona Gael en un susurro.
—A mi no me molesta. —dice Dean regalando sonrisas coquetas a todos—. Me siento un dios.
—Es algo incómodo. —comenta Liv.
—Les dije que eso no iba a poderse. —dice Azael—. Como extrañé tener la atención de estos seres.
—Lo mejor es que vayamos a la dirección, para hablar con el director. —digo, cruzando el pasillo seguida de Liv y Yuli.
*
Caminamos hasta la oficina del director y los murmullos fueron el plato del día, a medida que íbamos avanzando. Por fin llegamos a la puerta y Azael da dos toques en ella. El director nos dice un "adelante" e ingresamos. La oficina del director es uno de los salones más grandes del lugar, y tiene dos grandes ventanales junto a un escritorio de color azul rey.
—¿Director Blossom? —lo llamo al no verlo.
Se escucha el estruendo de varios libros cayéndose y todos nos alarmarnos de momento, pero suspiramos aliviados al ver cómo el director sale de uno de los muchos estantes de la oficina con varios libros en mano. El director Blossom, es un chico que parece de unos veintitantos, pero en realidad es un vampiro bastante antiguo, aunque no lo aparente. Tiene una cabellera rubia brillante, piel pálida que lo caracteriza y unos ojos azules con detalles verdes muy llamativos. Luce su elegante traje de color beihg y nos regala una sonrisa.
—¡Chicos! —saluda dejando los papeles en el escritorio—. Disculpen el desorden, ya saben nuevo año, nuevos estudiantes, nuevo papeleo, etc.
—Es un gusto verte tío. —le digo con una abierta sonrisa—. Venimos por nuestros horarios y...
—¿Ustedes son Livy y Gael? —pregunta mirando a los mellizos que están a mi lado.
—Así es, soy Livy Sybarloch. —se presenta la peli-blanca—. Y el es mi mellizo Gael Sybarloch y el es nuestro mejor amigo Dean Delacroix.
—¡Por los colmillos de Drácula! —exclama emocionado nuestro tío—. Son muy parecidos a sus padres, sobretodo tú mi querida Livy, eres igual de hermosa que tu madre. Y tu Gael, tienes el mismo aura fuerte que Gabriel. Un gusto conocerlos a los tres.
Liv se sonroja por ese comentario, y yo ruedo los ojos.
—Mejor me presento. —comenta el director—. Mi nombre es Jaden Blossom y como ven soy el director de este internado fundado hace quince años. Me da gusto volver a ver a mis tres sobrinos. —nos regala una mirada a Azael, Yuli a mi—. Y conocer a mis dos sobrinos junto a su amigo.
—Jaden, tu sabes el por qué estamos aquí, ¿no? —dice Yuli.
—Lo sé muy bien, y déjenme decirles que tengan mucho cuidado. —mira a los mellizos—. Aquí los híbridos no son bienvenidos y no dudarán en matarlos si se enteran de la verdad.
—Tendremos cuidado y pronto cambiaremos la perspectiva de todos hacia los híbridos. —asegura Gael cruzándose de brazos.
—Sé que podrán descubrir quién de mis alumnos es el responsable. —dice Jaden—. Por ahora será mejor que les dé sus horarios, pero este año no estarán juntos.
—¿Qué? —exclama Yuli—. Los hermanos Black siempre estamos juntos.
—Este año sólo Liv, Atena y tú estarán en una clase y los chicos en otra. —explica Jaden.
—Es mejor, así cubriremos más terreno. —comento.
El director nos entrega nuestros horarios, comparte más palabras entre mis primos y Dean, para todos abandonar su oficina. En nuestra primera hora de clases todos estamos separados, así que nos separamos y vamos a nuestras respectivas clases. Mi clase de historia es en salón 238 en el ala oeste del campus. Y no tengo idea de cómo llegar allá. Este lugar es muy grande y el año pasado estábamos en otro edificio, y ahora estamos en otro complemente diferente. Voy caminando por los pasillos que están casi vacíos porque las clases ya han iniciado, y yo voy tarde a la de la profesora Rusell.
Primer día y ya voy a tener la primera sanción.
Corro por los pasillos mientras miro mi teléfono, en Google Maps para encontrar el maldito salón. Estoy tan distraída en el mapa que choco con el pecho de alguien y caigo de culo al piso, mientras mis cosas se disparen en el suelo.
Mierda.
—Deberías tener más cuidado, Black. —dice una voz que no quisiera escuchar nunca más en mi vida.
Subo mi cabeza y lo veo a él de pie con una sonrisa burlona en su rostro. Trent Ford, o más conocido por mi y Leti como nuestro ex mate. Su cabello castaño despeinado le da ese aire de chico malo, junto a esos ojos azules claros como el cielo y esas facciones masculinas que sacan suspiros de las chicas. Ese maldito me rechazó cuando supo que éramos mates y como soy más orgullosa que mi mamá acepté su rechazo.
—Ven toma mi mano. —me ofrece su asquerosa mano y le doy un manotazo apartándola.
—No necesito tú ayuda, Ford. —le digo y me levanto del suelo. Me agacho y recojo mis cuadernos, pero cuando estoy a punto de tomar mi teléfono él lo agarra primero—. Devuélveme eso, Ford.
Trent ve el mapa de mi teléfono y sonríe de lado—. Mejor te ayudo a ir al salón.
—Primero me lanzo de la azotea antes de que tú me acompañes. —bramo fulnándolo con la mirada—. Ahora dame mi maldito teléfono.
Trent alza el teléfono para que no pueda alcanzarlo y maldigo el ser más baja que él. Se lo quitaría fácilmente con mis poderes pero en este lugar no puedo usar ninguna de mis habilidades. Aquí soy solo una simple mujer lobo.
—¡Maldición Trent, dame el teléfono! —exclamo molesta.
—Que boca tan sucia, Atena. —comenta con sarcasmo—. Te lo daré cuando aceptes que te acompañe.
—No quiero. ¿Te hago un dibujito para que entiendas?
Él niega con la cabeza y desvía la mirada.
—Solo quiero acompañar a una vieja amiga, ¿no puedo? —cuestiona con falsa indignación.
Suelto una carcajada por ese comentario tan fuera de lugar. ¿Cómo se atreve a decir que somos amigos? ¡Él me rechazó el año pasado en la cafetería enfrente de todo el maldito internado! Trent es de las pocas personas que odio en el mundo.
—¿Me cuentas otro chiste? —le pido con ironía—. Nosotros no somos nada y no quiero que me acompañes.
Debo intentar estar calmada, porque si me molesto perderé el control y mi instinto demoníaco tomará control sobre mi y quedaré en evidencia ante él. Suelto un suspiro para calmarme.
—¿Es que ya no me quieres, Atena? —dice con fingida indignación.
Juro que lo voy a matar para que se pudra en el infierno.
—¿De qué me ves cara, Trent? ¿De teletubie o barney el dinosaurio? —inquiero con ironía, y me acerco para tomar la corbata de su uniforme y acercarlo a mi. Nuestras miradas son fulminantes en todo momento—. Aquí no te quiero yo y tu a mi. Aquí hay odio del puro, para que te quede claro, Ford.
—Me encanta cuando te haces la difícil, Black. —susurra acercándose más a mi.
Lo acerco más y aprovecho para quitarle mi celular en un movimiento rápido, tomándolo desprevenido.
—Esto es mío. —digo enseñándole el teléfono—. Y si vuelves a cruzarte por mi camino te juro que acabaré contigo.
Nuestras miradas están conectadas, desfiándose en cada segundo. Estoy a punto de irme cuando un grito nos alerta a ambos.
—¡Trent, mi amor! —exclama una fastidiosa voz que reconozco.
¿Tanta mala suerte tengo hoy?
Detrás de Trent, caminando con esa seguridad que la caracteriza y una sonrisa arrogante aparece Vega, la chica más popular, después de mi, del internado. Vega se acerca a nosotros ondeando su largo cabello castaño con reflejos rubios y sus ojos verdes tan brillantes como los míos, caen en mi, y no disimula su desagrado al verme en el momento que queda al lado de Trent.
—Atena. —el desagrado se tiñe en su voz al pronunciar mi nombre—. Pero que desgracia verte por acá.
—Lo mismo digo, Vega, es una lástima. —comento con pena fingida.
—Mi amor, te he estado buscando. —le regaña ella a Trent.
—¿Están saliendo? —les pregunto a ambos.
Vega sonríe con malicia y toma la mano de Trent.
—De he hecho somos novios, desde hace varios meses, ¿verdad, mi amor? —le dice sonriente a Trent.
—Así es. —acepta él con una sonrisa burlona.
—Me alegro por ustedes. —comento con falsa alegría—. Dos mierdas juntas, la mejor combinación del mundo.
A Vega se le descompone su sonrisa y cambia su expresión a una amenazante y se acerca a mi para tomar mi muñeca con fuerza.
—No te metas conmigo, Black o vas a arrepentirte. —amenaza y sonrío con burla.
Que ilusa.
—Ahórrate tus amenazas baratas. —le digo quitando su agarre de mi muñeca—. Pero a diferencia de ti, yo no amenazo, yo afirmo. Métete conmigo Vega y terminarás quemándote en las llamas del infierno.
Me doy la vuelta y camino lejos de ese par de arpías, dejándolos con la palabra en la boca. Ambos son la piedra en mi zapato desde hace dos años y ya me cansé de las amenazas. De ahora en adelante, el que se mete conmigo morirá en el intento. No por nada soy la hija de Lucifer.
Nadie se mete con la princesa del infierno.
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¡Hola chamas!
Bastante tiempo que no me paso actualizar por aquí, ¿no? Les pido una disculpa por la tardanza al subir el capítulo. La primera razón era que no tenía mucha inspiración y la segunda la más importante es que estuve editando y corrigiendo la primera entraga de esta trilogía.
Oficialmente Lucy está editada y corregida. ¿Por qué la tuve que corregir tan rápido? Se debe a que quiero compartirles que voy a participar en los premios Versalles oficialmente en la categoría de fantasía. Y pienso inscribirla en los Wattys. ¿Qué opinan? Les estaré informando como van a ir las evaluaciones. ¡Estoy muy nerviosa y emocionada!
Ahora díganme con sinceridad. ¿Qué tal les pareció el capítulo?
¿Qué opinan de Atena?
¡Hasta la próxima! 💙