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En otro lugar...

Yuli

Tengo tanto miedo. Me siento tan sola y desprotegida en esta mazmorra. Lo único que he hecho desde que llegué ha sido llorar, rogar para que me suelten y pensar en que nunca debí dejar a Lucía para aventurarme sola. Creí que podría, pero sigo siendo la misma niña que hace años estuvo sola en la interperie.

Dejé de contar los días desde que Clara me capturó. Solo han venido para torturarme y darme de comer. Tengo tantas dudas en mi mente y tantas preguntas para hacerles. Desearía conocer a la persona responsable de todo, para poder enfrentarla como se debe. Aún sabiendo que, de alguna forma, me causa mucho terror eso.

Yuli Ford... ¿Debería creerle a Clara? Y si es así... Ellos serían mi verdadera familia, pero qué decepción.

¿Por qué me abandonaron? ¿Tan mal o fea me encontraban que se deshacieron de mí? Una niña no merece el trato que yo recibí en los años que estuve sola. ¡Estuve a punto de morir! Y de igual forma no les importó. Si eso es cierto, Trent, Clara y la pequeña Alice siempre lo tuvieron todo. Los conozco desde años anteriores en el internado, y siempre se ve que lo han tenido todo. Por eso nunca creí que ellos pudieran ser tan... repugnantes.

Y es que lo pienso... ¿Cómo ellos pueden ser mis hermanos? No nos parecemos en nada. Ellos poseen cabello rubio, o en el caso de Alice, castaño. Y todos son de piel blanca, además de que comparten esos penetrantes ojos azules como el mar. En mi caso, solo soy una morena de ojos verdes y cabello castaño. ¿Será por eso que me despreciaron y no quisieron nada de mí?

«¡Son demasiadas preguntas!»

Me levanto de la colchoneta, el único lugar para dormir que me ofrecieron, para caminar hasta las rejas que me encierran. No he podido romperlas, gracias a que este lugar neutraliza la magia por completo. Y más allá de las rejas solo hay un oscuro y desolado pasillo.

Atrás de mí, se ve una pequeña ventana enrejada, desde la cual puedo apreciar las estrellas que cubren la noche y los rayos de sol que iluminan la estancia de día. Llevo el uniforme del internado, el mismo que tenía cuando me trajeron para acá y no he podido darme ni una miserable ducha.

Extraño tanto a mi familia, pero aún más a mi mejor amigo... Azael... ¿Qué será de su vida? ¿Habrá podido cogerse a Alejandra ya? Una lágrima se me escapa. ¿Estará buscándome? ¿Pensará en mí? Por supuesto que sí. Tengo toda mi fe puesta en ese hombre, es mi hermano después de todo.

Y sé que me va a encontrar, él lo prometió hace años. Sonrío al recordar cuando nos presentaron.

—Ven, cariño. No tengas miedo —dijo Sky tomando a un niño de la mano.

El niño era muy lindo. Se parecía al señor Lucifer con un cabello castaño oscuro y una mirada muy llamativa. Nunca había visto unos ojos así: uno azul y el otro verde. Aunque tenía el ceño fruncido y no me veía.

¿Quién querría ver a una fea niña huérfana? Nadie...

—Bien, cariño. Preséntate como te enseñé —le ordenó Sky al niño.

El niño por fin me miró y su ceño fruncido desapareció por completo, dándole paso a una sonrisa tímida.

—Soy Azael de las Tinieblas Black —se presentó, luciendo seguro en cada minuto. Sonreí.

—Yo soy Yuliannys... Pero me gusta que me digan Yuli, es más bonito —respondí con seguridad.

—A mí me gusta más Yuli, también. ¿Por qué no te lo cambias? —preguntó interesado. En eso noté que Sky nos había dejado solos, creo que por eso el niño comenzó a hablar más.

Híbridos #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora