Ridículo.
Aquella palabra siempre le había gustado. Desde muy pequeño solía usarla, por ejemplo, cuando veía a alguien que quería llamar la atención haciendo estupideces, o cuando vio a una chica colocándose papel higiénico en el bra para tener más volumen.
Ridículo.
Esa palabra también le recuerda cuando un omega se puso a llorar a los pies de un alfa para rogarle que no le dejara, y lo peor de todo, delante de toda la escuela.
¿Pero saben que es lo que más ridículo le parecía justo ahora?
Su lobo. Oh sí, ese lobo era un ridículo, pero más ridículo él por dejarse hacer por esa bola de pelos pulgosa.
Con una bolsa de tela con dibujos bordados de alpacas y arbolitos, caminaba refunfuñando para retomar sus clases de inglés con Chan.
Están equivocados si creen que su mal humor del día era por ir a clases de inglés. Por supuesto que no, estaba molesto por el contenido que llevaba en su preciada bolsa, específicamente, para quién era ese contenido.
Su lobo estaba... Raro, más raro de lo normal. Desde aquel día en que llegó su celo y NamJoon apareció como todo un héroe no ha dejado de mencionarlo. Le incómoda bastante escuchar a su lobo pronunciar el nombre del Alfa castaño, es totalmente extraño.
Cómo le había prometido a JiSung, le agradecería a NamJoon por su ayuda y en cuanto su lobo escuchó aquello, le insistió hasta los huesos para que le preparase algo de comer al moreno. Evidentemente se negó, no gastaría su valioso tiempo en cocinar para un alfa intento de imitación de John Travolta.
Já, ahora cargaba con varios recipientes con comida. ¿Ridículo? Por supuesto.
Lo más ridículo de todo es que se preocupó al momento de hacerlo, ya que no sabía que comida le gustaba a NamJoon. Se mortificó pensando en que prepararle y que fuera de su agrado, y ahora estaba nervioso por qué le gustase.
Varios suspiros escaparon de sus labios cuando estuvo frente a la puerta de su destino. Su mano libre tocó el timbre del lugar y no tardo nada en abrirse.
—¡Hola, Jin hyung! ¿Cómo estás? —saludó alegremente Chan, invitando a SeokJin a pasar.
—Estoy bien gracias, uh... Quería disculparme por el percance de mi celo... —mordió su labio y apartó la mirada, se sentía avergonzado por aquel incidente.
—No te preocupes, son cosas que pueden pasar. —realizó un ademán con su mano, caminando a lado de SeokJin. —Iré a buscar unas cosas, espérame en la habitación de la vez pasada ¿Sí? Tardaré unos minutos.
SeokJin asintió y vio a Chan alejarse. Él continuó su camino, aprovechando el tiempo para buscar a ese Alfa antes de arrepentirse de lo que iba a hacer.
Se sentía nervioso y no sabía la razón, solo tenía claro que su corazón latía con fuerza y sus manos sudaban como si estuviera haciendo una prueba en la escuela.
Olfateó el aire con la intención de ubicar de esa manera el paradero de NamJoon, sonriendo cuando captó un poco de su aroma. Su nariz siguió el caminito del aroma hasta que llegó a una puerta entreabierta, se detuvo antes de entrar, acomodando su cabello y verificando que su ropa estuviera en orden. Ni siquiera entendía porque lo hizo.
Mordió su labio y tomó aire, abriendo un poco l puerta y asomando si cabeza por la pequeña abertura, frunciendo su ceño al toparse con aquella escena.
NamJoon no estaba solo y al parecer muy a gusto. Tenía el conocimiento de que NamJoon también daba tutorías de inglés pero ¿Era tan necesario estar tan cerca de tu estudiante?
Oh, no parecían estar estudiando.
Y ahí estaba esa sonrisa, esa sonrisa que SeokJin tanto aborrecía. Tan coqueta, pícara, traviesa y estúpida, tan... Ridícula.
Tragó saliva con dificultad pues el enojo se apoderaba de su cuerpo, sus manos estaban hechas puños y tenía muchas ganas de estrellarlas en esa cara tan presumida que el alfa cargaba.
Empujó la puerta con fuerza, estrellando se y provocando un fuerte sonido que asustó a los contrarios, hizo una cara de fingida sorpresa.
—Oh, lamento interrumpir. —dijo con inocencia. —Adiós. —dio media vuelta y salió de ahí, dando pisotadas aceleradas.
—¡SeokJin, espera! —escuchó la voz de NamJoon pero no se detuvo. —¡Jin! —NamJoon aceleró su paso, alcanzando a SeokJin e interponiéndose en su camino.
—¿Qué haces? Hazte a un lado. —dio un paso a su izquierda pero NamJoon le bloqueó el camino. —¿Qué quieres? —frunció su ceño.
NamJoon boqueó, lamiendo sus labios y suspirando entre cortado.
—¿C-cómo estás? —preguntó con timidez, tragando saliva por la dura mirada que SeokJin le dedicaba.
—Bien. Adiós.
—¡No, espera!
SeokJin rodó los ojos y miró al moreno, esperando que se apurara a decir lo que tenía que decir.
—Ah... ¿Te sientes mejor? —sonrió haciendo aparecer sus hoyuelos, situación que le pareció un tanto tierna a SeokJin, aunque no lo diría en voz alta.
—Sí, gracias por... Lo de la otra vez. —desvió la mirada y se removió incómodo.
—No es nada, precioso. —y ahí estaba otra vez el NamJoon que le fastidiaba. ¿Por qué su lado tierno y menos estresante duró tan poco?
—No me digas así ¿Quieres? Yo no soy como los demás omegas sin cerebro con los que has estado, no voy a "caer" ante ti.
—¿A no? Perdón pero, yo no fui el que te obligó a abrazarme y a llamarme alfa. —SeokJin apretó su quijada ante esas palabras.
—Estaba en celo, NamJoon, es obvio que mi lobo iba a actuar así con el alfa más cercano. —su lobo reclamó pero lo ignoró como normalmente lo hacía. —No te sientas tan importante, nunca me fijaría en alguien como tú.
Empujó a NamJoon con el hombro y huyó de ahí con un terrible sentimiento de decepción y enojo en su pecho. No supo en qué momento una lágrima escapó de su ojo, y el motivo suponía que era porque se esmeró en hacer algo para alguien y ese alguien era un idiota.
SeokJin no hacía comida para nadie a menos que fuera especial...
Observó la bolsa en sus manos, su pecho comprimiéndose por todos esos extraños sentimientos que lo atacaban.
No comprendía porque cocinó para NamJoon.
No comprendía porque estaba tan triste.
No comprendía porque su lobo chillaba.
No comprendía porque se sentía tan ridículo.
NamJoon chasqueó su lengua al ver a SeokJin caminar lejos de él. ¿Por qué era tan difícil hablar con aquel rubio? Era tan terco y obstinado, le ponía los nervios de punta.
—Nammie~ —la voz de aquel chico que minutos antes asesoraba le hizo voltear, ni siquiera recordaba su nombre.
—¿Uh...?
—Hay que terminar de... Estudiar. —sonrió y le guiñó un ojo pero eso no causo ningún efecto en el castaño.
—Ajá, vamos. —dio una última mirada por dónde SeokJin se había marchado y suspiró, sintiéndose tan estúpido de repente.
Estaba cansado, pero no por la actividad que había tenido en el día. Su cansancio era provocado por los pensamientos que abrumaban su mente. Todo el día desde lo acontecido con SeokJin estuvo pensando en lo sucedido, preguntándose si realmente su manera de actuar era incorrecta.
Su lobo no dejaba de recriminarle la actitud que tomaba con el omega, enfadandolo por sus constantes regaños y reclamos.
De todos modos ¿Por que tenía que preocuparse tanto por ese omega? Era ilógico. Desde la primera vez que chocó con él, su lobo se descontroló y ni un solo segundo dejó de pensar en él. Luego, cuando se lo encontró con Chan sintió una especie de felicidad y calma que no logra describir ni comprender. Lo que desató sus pensamientos constantes fue la llegada del celo de SeokJin, y lo más extraño su propio celo también.
Fue el celo que más a sufrido en su vida. Él es coqueto, sí pero, no es la clase de alfa que todos piensan que es, no anda con cada Omega que se le cruza y no acostumbra a pasar sus celos con alguien, tampoco era como si su lobo quisiera o necesitara de alguien. Lo que lo descolocó fue que su lobo pidiera que fuera con SeokJin y aún cuando terminó su celo no dejó de pensar en el rubio y en como estaría.
Bajó el libro que tenía en sus manos y lo puso sobre su regazo, soltando un suspiro frustrado y revolviendo con su mano los cabellos castaños que caían por su frente.
—Gran suspiro. —observó en dirección al escritorio, donde su amigo mantenía la mirada pegada a la computadora.
—Deberías descansar, llevas toda la tarde ahí. —NamJoon bajó los pies del sillón y se sentó correctamente, juntando sus manos sobre sus piernas.
—No soy importante ahora. —con sus manos retiró los lentes que traía puestos y talló sus ojos. —Acabas de suspirar y por la manera en que lo hiciste sé que algo te preocupa. —sus ojos se clavaron en el rostro afligido del castaño, analizando su rostro lentamente.
—YoonGi, no es nada. —posó su mirada en la lámpara de la esquina, evitando hacer contacto visual con su amigo, pues sabía que de hacerlo se daría cuenta que mentía.
Escuchó el sonido de la silla recorrerse y tiempo después sintió la presencia del pelinegro a su lado.
—Suéltalo. —cruzó sus piernas y colocó sus codos en su pierna, recargando su barbilla en la palma de su mano. Vio a NamJoon suspirar y rodó los ojos. —Y no me vengas con que no tienes nada, NamJoon. No soy tonto, te conozco. Ahora dilo antes de que te estrelle ese libro en la cabeza.
Frotó sus manos sobre sus jeans y se acomodó en su lugar.
—Yo... Ah... ¿Recuerdas que te hablé de... SeokJin? —lamió sus labios, viendo la expresión pensativa del pálido.
—¿El omega al que se le adelantó el celo? —NamJoon asintió. —¿Qué tiene que ver?
—¡Tiene mucho que ver! —revolvió su cabello y gruñó. —Es... Imposible, no puedo tener una conversación tranquila con él sin que me insulte y se muestre indiferente. No lo entiendo. En verdad quiero hablarle bien, pero no sé si mi manera de ser le moleste o simplemente sea así con todos.
—¿Y?
—¿Cómo que "Y"? —frunció su ceño, viéndose ofendido por la nula comprensión del pelinegro.
—¿Qué? Tu no eres de los que se preocupan por caerle bien a las personas. Si alguien no te trata bien, te alejas ¿Por qué sigues intentando acercarte?
NamJoon se quedó en silencio.
—Ese es el problema, no lo sé. —cubrió su rostro con sus manos y soltó un quejido. —Joder, YoonGi, no lo sé. Mi lobo se está comportando tan extraño y... Mira, sé que lo que voy a decir suena estúpido pero, pero... Es así. Ese lobito estúpido no para de repetir el nombre de SeokJin, no deja de pedirme que vaya con él y esas cosas. Incluso lo ha llamado nuestro omega. Lo peor de todo es que... La idea no me molesta, quiero decir, por alguna razón quiero estar cerca solo que no sé manejarlo.
YoonGi guardó silencio, detallando como su amigo se quejaba y lloriqueaba como niño pequeño. Nunca lo había visto así y era muy extraño.
Tenía en mente la idea de que podía estar pasando pero no sabía si decirlo empeoraría la situación. Él no era un experto en el área de parejas y esas cursilerías tontas, no le interesaban y no era su objetivo en la vida.
—Mhm, ¿Y si solo es por tu celo? —NamJoon levantó la mirada. —Te encontraste al chico teniendo su celo, eres un alfa y no puedes evitar tus instintos. Tal vez solo tú lobo está inquieto por eso, ya se te pasará.
El castaño parpadeó repitiendo mentalmente las palabras de su amigo.
¡Tenía que ser eso! Claro. Tenía tanto sentido, aunque había algo que no cuadraba, pero seguramente era lo que YoonGi dijo. ¿Cómo no lo pensó antes?
—Es cierto, nunca antes estuve cerca de un omega en celo, fue nuevo para mi lobo y no puede evitar los instintos de un alfa.
—Exacto, ¿Ves? Ahora relájate.
—¡Ah! ¡Amigo mío, gracias hermano! —saltó en dirección a YoonGi y lo abrazó, el pálido tensando su cuerpo pero correspondiendo el abrazo.
La verdad estaba algo inseguro de la respuesta dada a NamJoon. Sí, podía ser una opción pero algo le decía que no era eso, sentía la necesidad de decir algo para tranquilizar a su amigo y esa fue una de las muchas cosas que se le ocurrieron.
—No es nada, sabes que puedes confiar en mí para cualquier cosa. —palmó el hombro contrario al mismo tiempo que se separaba y se levantaba del sillón. Caminó hacia el escritorio donde momentos antes estaba y tomó asiento frente a la computadora.
—YoonGi, en verdad, descansa.
—Tengo que trabajar duro, Nam, lo sabes. —dirigió un dura mirada al castaño.
—Lo sé, pero... No te sobreesfuerces ¿Sí?
—Un productor no se hace de la noche a la mañana, si no doy todo de mi jamás lo lograré. —empujó con su dedo los lentes para acomodarlos sobre el puente de su nariz.
—Eres muy talentoso, Yoon, lo vas a conseguir.
—Igual tú lo harás si te concentras más y dejas de tomarte las cosas a la ligera. Últimamente te he visto muy disperso ¿Acaso ya no quieres convertirte en productor?
—Por supuesto que quiero, trabajaré duro.
YoonGi emitió un sonidito de afirmación mientras sus dedos se movían con agilidad sobre las teclas.
—¿Quieres un café? —ofreció el moreno, pues algo le decía que YoonGi se la pasaría trabajando hasta tarde en aquella canción que tanto esfuerzo le ha puesto.
—Ah~ Nam anda muy amable hoy. —sonrió sin despegar los ojos de la pantalla.
—Me preocupo por ti, idiota. ¿Vas a querer o no?
—Sin azúcar, por favor.
—Ya sé.
NamJoon se fue negando hacia la cocina, divertido por la manera de ser del azabache. Sabía que esa fría manera de ser solo era una fachada, pues él más que nadie conocía todas las facetas de YoonGi, incluso la sensible.
Se dispuso a preparar el café para el mayor, perdiéndose en algún punto de la cocina.
La conversación que tuvo con YoonGi aún seguía en su mente. Realmente le había calmado, siempre que hablaba con él se tranquilizaba. Aún así algunas cosas seguían abrumándolo y haciéndole sentir que realmente aún no comprendía la situación.
[🌵]
¡Holaaa! ¿Cómo están?
Aquí un nuevo capítulo, espero que fuera de su agrado.
¡Muchas gracias por leer!
💞