! Esta historia contiene temas de drogas, el abuso de ellas, violencia familiar y lenguaje homofóbico.
Mark parecía no tenerle miedo a nada, siempre tan impecable e impasible. Pero Louis descubrió una cosa de su padre ese jueves y el hallazgo lo llenó de satisfacción.
Después de recoger lo que su padre le había pedido, la oficina quedaba a 10 minutos del sitio y disfrutó el tiempo a solas antes del inminente suplicio al que iba a ser expuesto. La única consolación que tenía era el hecho de que su padre no iba a poder ponerle un dedo encima en la presencia de sus abuelos, pues la atención iba a estar dirigida a ellos.
—Hola, Lucy, cada día más guapa—se recargó en el mostrador, enseñando su sonrisa más encantadora y practicando una de sus actividades favoritas, la cual llamaba "¿Cuántas veces puedo hacerte suspirar?".
—Oh, Louis—la beta se sonrojó y batió sus pestañas al joven.— Siempre eres tan dulce—la escuchó suspirar y negó con la cabeza, aplaudiéndose mentalmente.
—Adiós, guapa—la recepcionista se subió los lentes del puente de la nariz y le sonrió apenada, mientras veía como el chico se alejaba.
Dentro del elevador, al que acababa de subir, aplastó el botón con el número 7 y esperó pacientemente a que llegara. Se detuvo por fin en donde deseaba y bajó del ascensor, con la caja de donas en la mano. Caminó hasta el final del pasillo y abrió la puerta de la oficina sin tocar, revelando detrás de esta tres figuras.
—¡Louis! Mi nieto hermoso...—su abuela le pinchó los cachetes y le plantó un beso en la frente.— ¿Cómo has estado? ¿Cómo te va en la escuela? Escuché que terminaste con la chica Calder.
—Naomi, deja al muchacho en paz, lo vas a asfixiar—su abuelo le dio un abrazo corto con una sonrisa.— ¡Donas!
Le arrebató la caja blanca de las manos.
—¡William! Qué grosero... oh ¿son rellenas?—inmediatamente los mayores se concentraron en la comida
—Hijo—su padre le dio un corto abrazo, que se sintió forzado.
—Papá dijo que querían hablar conmigo.
—Oh, sí, cierto, casi lo olvidaba—dijo su abuela con la boca blanca por el polvo espolvoreado de las donas.— Dile, Bill—codeó al hombre.
—Abriremos un Four Season's en Londres y lo pusimos a tu nombre—anunció el señor con una gran sonrisa.
—¿Qué?—dijeron Mark y Louis al mismo tiempo, aunque uno molesto y el otro incrédulo
—Ya sabemos que no estudiaste para administrar un Hotel y que... bueno, realmente la arquitectura no está relacionadas con los negocios de la familia, pero cerramos el trato en diciembre y la apertura será en dos meses—dijo su abuela emocionada.
—¿Y esto significa que...?
—¡Bill deja de comer y dale a tu nieto la noticia completa!—le arrebató la dona a su esposo
—Que molesta, mujer—rodó los ojos.— Significa que ahora eres un socio de Tomlinson Enterprises.
—Papá, no creo que Louis...—comenzó a hablar su padre, sin embargo William alzó una mano y lo calló de inmediato con un gesto severo en el rostro.
—Mark, basta. No hemos pedido tu opinión, recuerda que esta empresa sigue siendo mía.
—Es mi hijo, pudiste haberlo consultado conmigo antes de... ¿Qué dijeron los demás miembros de la junta directiva? Además, es apenas un niño, él- —su abuelo lo corta.
Niño, Louis odia que su padre lo llame niño.
—¿Crees que les pregunté? Sigo siendo socio mayoritario en esta empresa, puedo hacer lo que se me de la gana—el mayor se posicionó frente a Mark— ¿Tienes algún problema con mi decisión, hijo?
El olor que la nariz de Louis captó fue nuevo para él. Miedo proveniente de su padre. Vio a su abuela tensarse mientras se posicionaba al lado de William y acariciaba su brazo.
—Vamos, cariño. Seguro Mark tiene muchas cosas que hacer hoy... podemos llevar a Louis a comer.
Pero el mayor no retrocedió y el menor supo que lo que buscaba su abuelo, era que el hombre frente a él bajara la cabeza y se rindiera. Cosa que al pasar, asombró al castaño. Y la súbita realización de que su padre se estaba sintiendo en ese momento como él se sentía siempre a su lado, lo llenó de gozo.
Su abuelo finalmente se giró y salió sin decir nada, con su omega detrás y su nieto siguiéndole los pasos de cerca.
Cuando estuvieron dentro del Mercedes de Louis, este sugirió uno de sus lugares favoritos a lo que sus abuelos accedieron encantados. En el camino, el ojiazul habló sobre sus hermanas y cómo parecían crecer de una, también les contó sobre los gemelos y de lo bien que les iba en la escuela. Cuando llegaron al restaurante, Louis dejó su auto en el valet parking y los tres se adentraron al lugar.
Sus abuelos se sentaron frente a él en el restaurante italiano, con una gran sonrisa. Les tomó una foto y la envió al grupo que tenía con sus hermanas con el mensaje "soy el favorito :p". Salió del chat y el de Harry pareció destacar; estaba justo debajo del de su familia, lo abrió y escribió un "lo siento, h".
—¿Qué pasa?—preguntó su abuelo con una ceja alzada— ¿Problemas en el paraíso?
—Oh, cariño, no sabía que tenías omega. Cuéntanos sobre ella, tal vez podamos ayudarte...
—Es un él—jugueteó con el aparato en su mano.— Y me gusta mucho. Se llama Harry y tiene la sonrisa más jodidamente hermosa que he visto.
—Louis ¿hiciste algo para que se enojara este... chico?—preguntó la omega
—Lo que sea que hayas hecho, cómprale un ramo de sus flores favoritas, una gran caja de chocolates y un pez—su abuelo lo señaló con el tenedor (el cual tenía un pedazo de salmón).— Así es, hijo, me escuchaste bien: un pez.
—Tu abuelo piensa que la clave del amor es regalar peces porque así me conquistó...—la mayor rodó los ojos con una sonrisa— Y cuando teníamos una pelea, me llevaba un pez nuevo y me daba tanta risa que no podía mantenerme enojada con él.
Recordó la enorme pecera que tenía la pareja en su casa de Londres y soltó una carcajada.
—Claro que es la clave, si tu omega llegara con un pez en la mano y una disculpa ¿qué harías? Es ridículo y por eso funciona. Llévale un pez, yo sé lo que te digo.
—¿Aún funciona?—vio a su abuela sonrojarse y asentir— Genial.
—Bah, es solo porque tu abuelo se ve patético pidiéndome que lo perdone—Naomi partió su lasagna con más fuerza de la debida.
—Bueno, cambiando de tema ¿Por qué yo y no mi padre? Tendría más sentido que su hijo fuera el dueño del hotel—escuchó a William suspirar cansado.
—Porque te lo mereces—dijo su abuelo, intentando zanjar el tema ahí.
Pero una vez más, su abuela le dio un codazo al mayor.
—Nos enteramos de la boda arreglada que querían que tuvieras y nos dimos cuenta que tu padre nunca iba a darte un puesto que te merecieras. Así que te lo hemos dado nosotros y ahora eres dueño de la parte hotelera de Tomlinson Enterprises.
Lo primero resonó en la mente de Louis. Sabía perfectamente que sus propios padres habían sido casados por un contrato que el mismo hombre frente a él había hecho. Internamente se preguntó por qué les molestaba tanto la idea de que su nieto, atravesara el mismo destino.
—Siempre fui muy duro con tu padre, no le fue bien en la escuela y lo único que le pedía eran A's pero era un estudiante... normal. ¿Pero tú? Joder, Mark iba a desperdiciar tus talentos haciéndole el papeleo, como si fueras su maldita secretaria.
Olió la molestia en su abuelo y eso le hizo sentirse agradecido por dentro y provocó que sonriera levemente.
—Tranquilo, cariño. Ya sabes que los cambios de humor súbitos pueden hacerte daño— aquello le llamó la atención y la sonrisa se borró de su rostro tan rápido como llegó.
—¿Está todo bien?
—Ya sabes como es tu abuela, siempre preocupándose. No es nada, Louis—se encogió de hombros, haciendo el tema de lado.— Cuéntanos sobre este tal Harry ¿cómo es? ¿Es igual de molesto que tu abuela?
El cambio de tema le encendió una alarma imaginaria en su mente, pero supo que no iba a extraer más información de las dos personas frente a él y decidió contestar lo que le habían preguntado. Describió desde el momento en el supermercado hasta su cita y como el carácter del omega le encantaba tanto.
[...]
Cuando no vio carros estacionados en casa de Harry, sintió como si el universo estuviera de su lado, la luz de la habitación del omega estaba encendida y suspiró aliviado. Estaba a punto de hacer una cursilería y no tener público iba a hacerlo 10 veces más soportable.
Así que bajó del auto, y tomó las cosas que había comprado en ambos brazos y se dirigió al frente de la casa. En su mente se repetía que la conversación con sus abuelos y se sintió increíblemente estúpido por estar siguiendo el plan "Perdóname, te traje este pez" de William Tomlinson. Aunque si los mayores, seguían juntos... tan malo no debía ser.
Finalmente timbró y espero unos minutos antes de que la puerta blanca se abriera con lentitud. Sintió como si sus piernas se hicieran gelatina cuando bajo el marco, apareció Harry y olvidó todo lo que iba a decirle.
Joder.