Capítulo XIV
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Transcurrido tres días todo estaba perfecto, aún la manada no había recibido ningún ataqué, aunque se estaban preparando para recibirlo en cualquier momento. Después de tanto discutir con Nam para que me dejara regresar a mi antigua manada, terminé dándome por vencida ya que este gran testarudo dijo que preferiría morir el a que yo sufriera o muriera.
- ¿ Qué está pasando? - Le pregunte a un miembro de la guardia que se encontraba muy asustado buscando algo.
- Están atacando la manada - dijo - son muchos, no creo que podamos con todos, aquí solo luchamos los hombres ya que no nos gusta ver a las mujeres heridas, pero ellos hasta mujeres traen y carajo son fuertes. Nuestras mujeres aquí se esconden con los cachorros.
Dicho esto, salí corriendo. Joder sí que era mala la situación.
- Nam, Nam - grité al salir, cuando me fijé todo estaba horroroso, habia sangre por todos lados, aullidos lastimeros de dolor. Era una pesadilla, la más aterradora posible.
- Jinna ¿qué estás haciendo? ve a esconderte, no quiero que nada te suceda - hablo Nam luchando con dos lobos.
- No soy ninguna cobarde, tu más que nadie sabes que puedo ser hasta mejor que todos aqui - le espete enojada.
- Jinna por la Diosa Luna has caso - termino con los dos lobos para mirarme- cuidado.
Al Nam gritar eso me giré rápidamente esquivando el ataqué del hombre que ya se había transformado en lobo. Con un movimiento de mi mano lo hice volar por los aires, quedé petrificada, al fin ya podía dominar el aire.
¿Dónde estoy?, ¿dónde está mi Alpha? ¿qué sucedió? ¿dónde están todos? El olor a sangre, pino y tierra húmeda se mezclaban y llegaban hasta mi nariz como una corriente eléctrica. De pronto sentí su lobo aullar de una manera tan desgarradora que helo todos mis huesos, parecía que soltaría su último aliento en cualquier momento.
Mi corazón se agitó y comenzó a bombear sangre una y otra vez sin parar, sin detenerme a pensar, a mi cabeza solo llegaba cosas incoherentes. La ira empezó a aparecer recorriendo cada parte de mi cuerpo y este sentimiento era muy conocido para mí y no anunciaba nada bueno, estaba descontrolándome por completo.
Mi loba se había apoderado de mi completamente y yo parecía una espectadora en mi propio cuerpo.
Me maldecía una y otra vez, todo esto lo había provocado yo, esta situación la inicié desde un principio, si hubiera aceptado mis obligaciones todo estaría bien.
Esto no se quedaría así, nadie absolutamente nadie podía tocar a mi Alpha y menos mi padre.
Me levante de allí como un rayo. Me encontraba en medio de un bosque, tan espeso que solo se podía apreciar lo verde de sus hojas, no sé cómo llegue aquí, ni no recuerdo absolutamente nada de lo que sucedió. Solo se que corrí a todo lo que daban mis cuatro patas, sin parar. Notaba un dolor en mi pecho, era como un taladro constante. No sabía lo que le estaban haciendo a Nam, ni lo que pasaba. Lo único que sabía es que él estaba destruido y le quedaban muy pocas fuerzas, lo sentía a través del vínculo. Corrí aún más entre la tormenta que se acercaba y no sé por qué tenía el presentimiento de que el clima estaba así por mi culpa. Yo era la que lo provocaba.
- Jinna que haces aquí - la voz de Lara la anciana era casi irreconocible, ella sabía de mí, de mis poderes y al ver el clima se preocupó demasiado y estaba muy asustada, todos los que se encontraban allí estaban muy asustados - como lo sabes, como lo has sabido - no termino de hablar cuando la ventana ya estaba rota, mi paciencia se agotaba y morirían todos.
El viento y la lluvia gracias a que rompí la ventana se colaban por ahí y comenzaba a destruir todo a su paso y ellos, ellos estaban muertos del miedo.
- ¿ Dónde está ? - con voz de Alpha suprema.
- En la sala de castigos - hablo Tain un peón de mi padre , casi blanco del miedo podría jurar ciegamente que se había hecho encima, el olor le delataba.
- Se quedan aquí todos, hasta que yo le ordene lo contrario o salga de la manada. Lara busca un Kit de emergencias para curar heridas y todo lo que sea necesario - hice una pausa para hablar nuevamente - si alguno se mueve tan solo un centímetro o planea hacer algo, no dudare en matarlos a todos y cada uno de ustedes- confesé fríamente.
Salí de ese lugar y empecé a correr, cuando noté como mi pecho sangraba y como al instante mi boca sabia a lo mismo, a hierro el sabor de la sangre, ¿cuándo me habían herido? ¿ por qué no recuerdo nada despues de usar los poderes ?
Esa pregunta martillaba en mi mente sin cesar.
- Ehh tú - tres alphas empezaron a correr hacia, no tenía tiempo para ellos. Algunos alphas, los más débiles solo con mirarme se arrodillan, pero a otros le costaba más por su entrenamiento, los ojos de tez roja tienen mucho poder, pero entre alphas es distinto.
Llegue a la sala de tortura y eché la puerta abajo, encontrándome con más alphas, parándome en seco y observo a mi alrededor, cuando encontré una ventana, era pequeña, pero servía para estos momentos, estire el brazo concentrándome en un elemento. Gracias a Lara los controlaba bien. Cuando la ventana se rompió el viento empezó a arrastrarlos a todos en su forma humana fuera del lugar. En mis labios se formó una sonrisa maliciosa y llena de satisfacción.
Corrí hasta la puerta y la empujé con toda las fuerzas del mundo, mientras soltaba un gruñido.
Por Nam
Estaba mal, sin poder hacer mucho más que respirar. Estaba obligado a recibir aquello. Jinna por suerte uso su poder y creo una barrera de aire que fue la salvación de la manada, gracias a ella no le ocurrió nada a nadie. Yo por un descuido olvidé subir la guardia y ahora me encontraba aquí, hecho pedazos. Deseaba morir, estaba al punto del colapso, de pronto mi lobo empezó a aullar, tenía la voz rota, pero movía la cola con avidez y se había levantado con la poca fuerza que tenía.
La risa de un Alpha llamado Naver resonó por uno de mis lados cuando recibí un fuerte puñetazo en mi mejilla.
- ¿ A quién llamas ? Nadie vendrá a salvarte y pensar que eres uno de los Alphas más temidos y mírate casi muerto y de rodillas - dijo.
Abrí un poco más los ojos , ya me encontraba en el suelo completamente desplomo, no necesitaban las cadenas para mantenerme quieto, eran tres, pero solo pude arreglármelas y termine matando a dos y aun así quedo este payaso.
- ¿ A quién llamas ? Nadie vendrá a salvarte y pensar que eres uno de los Alphas más temidos y mírate casi muerto y de rodillas - dijo.
Abrí un poco más los ojos , ya me encontraba en el suelo completamente desplomado, no necesitaban las cadenas para mantenerme quieto, eran tres, pero solo pude arreglármelas y termine matando a dos y aun así quedo este payaso.
—¿Estas llamando a tu princesa? No creo que te vaya a rescatar —dijo en tono arrogante.
De repente puso un pie en la daga que había clavado en mi pecho para enterrarla más. Luego usó su mano para retorcerla con gusto, riendo, mientras mi sangre brotaba a borbotones, disfrutaba de mi agonía.
No podía parar de quejarme del dolor, era insoportable y en mi estado deplorable acabaría por matarme sin mucho esfuerzo. Sentía como se clavaba en lo más profundo de mi cuerpo y como atravesaba mi piel sin piedad, lo único que deseaba era que esta tortura terminara ya de una maldita vez.
Me mordí el labio inferior pero fue imposible no emitir un quejido de sufrimiento. La entrada de oxígeno a mis pulmones fue insuficiente, respirar nunca había sido tan doloroso.
—Qué patético —expresó con sorna—. Esto... —mencionó retorciendo más el arma y mi visión se volvió borrosa—, no es digno de un alfa. Me pregunto cómo recibirá tu estómago otra daga de hierro forjado.
De pronto la puerta se abrió y un gruñido llegó hasta mi oído. El alivio me acogió placenteramente cuando el olor a menta y chocolate se coló por mi mi nariz y supe que era Jinna.