Extra Yoongi y James

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Capítulo especialmente dedicado a mi seguidora Daya-fuyo

Yoongi y yo caminamos por el pasillo juntos, viendo como Jinna se marchaba a su habitación, había sido un día duro, todos necesitábamos descansar.

  Caminamos en silencio, viendo como la habitación del alfa cada vez parecía estar más lejo, no me detuve cuando pasé por su puerta, me gustaba hacerme de rogar.

  James al ver que ni siquiera hacía el amago de detenerme cogió mi mano, tirando de ella hacia su cuerpo, dejándome sentir su firme anatomía, logrando que una estúpida sonrisa se instalara en mis labios, curvándolos.

  Cruzamos miradas de una manera única, cómo si nos estuviéramos contando el uno al otro lo largo y duro que había sido el día.

  James soltó mi mano, rodeándome con sus brazos, dejando que su aroma me embriagara.

  Apoyé mi frente en su hombro, dejando que mi nariz rozara su suave cuello, llevando mis manos alrededor de su cintura.

  La forma que James tenía  de acunarme me hacia sentir querido, a salvo, como si en sus brazos tuviera la certeza absoluta de que era intocable, pues nada me podría dañar.

  El acariciaba mi espalda con delicadeza, pasando su palma de arriba a abajo sobre la tela de mi desgarrada camiseta.

  Sin siquiera emitir sonido abrió la puerta de su habitación, empujándonos a ambos en el interior de ella.

  Una vez dentro, sin posibilidad alguna de que alguien descubriera cuán cercanos éramos, dejamos que nuestros sentimientos afloraran, aflojando las cuerdas a las que debíamos estar atados ante el público.

  James llevó sus manos a mi rostro, obligándome a separarme de su cuello, dejándome observar sus ojos rasgados, cómo su cabello se pegaba ligeramente a su frente debido al sudor que había liberado anteriormente.

  Con su pulgar acarició una de mis mejillas con cariño, antes de acercar su rostro al mío, uniendo nuestros labios en un beso de lo más afectivo y cariñoso.

  Acepté aquel beso, dejando que el se adueñara de mis gruesos labios,
  bajé mis manos de su cintura a sus caderas, apretándolas cómo si necesitara agarrarme a ellas para no caer al suelo, y en parte era justo aquello lo que sentía, necesitaba agarrarme a él para no caer en el abismo de la tristeza, soledad y locura.

  Dejé que el beso subiera de intensidad, haciendo participes a nuestras lenguas, apreciando con sumo detalle el sabor y aroma tan delicioso que mi mitad desprendía.

  Decidí meter mis manos bajo su camiseta, palpando con necesidad su abdomen, me sentía demasiado ansioso cada vez que James y yo compartíamos algo más que palabras.

  Parecía que lo prohibido era el antídoto para mi enfermedad llamada deseo.

  El , James se separó de mis labios, haciéndome gruñir, no quería que aquel beso terminara.

  — Fiera debemos parar —pronunció junto a mis labios con una pequeña sonrisa.

  Hice caso omiso a sus palabras, besando sus labios de nuevo a la vez que bajaba
  mis manos desde su abdomen hasta el borde de sus pantalones.

  Continúe aquel peligroso recorrido, quedando a escasos centímetros de la "Zona prohibida" según James.

  Quise ir más allá, saltarme las normas que nosotros mismos habíamos establecido, topándome con la negativa de James , cogió mi mano antes de si quiera poder tocarlo.

  — No —gruñó.

  Besé sus labios en respuesta, importándome bastante poco su negativa.

  Llevé mi mano libre a sus pantalones, acariciando toda su extensión por encima de la tela, creando una dureza inexistente minutos atrás.

  James gimió rompiendo nuestro beso, apoyando su frente en mi hombro.

  Acaricié de nuevo sus pantalones, causando que el cogiera mi mano, apartándola con rapidez, dejándome inmovilizado pues aprisionaba mis extremidades superiores con las suyas.

  Escuchar a mi hombre gemir era uno de los sonidos más estimulantes que jamás había oído.

  Podía notar como respiraba con fuerza sobre mi hombro, incitándome a lamer su cuello con suma lascivia.

  — Estate quieto —suplicó colocando su mejilla junto a la mía—. Por favor —jadeó sintiendo como pegaba mi cuerpo al suyo.

  Seguí sin obedecer, besando su cuello con cariño, aguantándome las ganas de morderlo, pues sabía que si lo hacía dejaría una bonita marca en él.

  James soltó mis manos, llevando una de las suyas a mi cuello.

  — Detente —ordenó apratando ligeramente mi garganta, no lo suficiente como para que llegara a doler, más bien parecía que lo estaba sujetando.

  Asentí dando a entender que haría lo que quisiera con él, llevando mis manos de nuevo a sus pantalones, haciéndole gemir.

  Posicionó sus manos sobre mi cintura, separándome por completo de su cuerpo, dejándome ver sus brillantes ojos azabache.

  — Yoongi no podemos, ahora no —regañó con dureza—. Mi celo es la semana que viene, no podemos arriesgarnos a hacer esto sabiendo que nos vamos a quedar a medias, sabes el dolor que eso me causa.

  Bajé mi cabeza sintiéndome regañado, sabía que tenía razón, no podíamos pasar a algo más que besos y simples toqueteos, el olor nos delataría, si a todo esto le añadíamos la proximidad del celo de James, no deberíamos si quiera mirarnos.

  Los días previos al celo algunos  comenzaban a sentirse raros, sobretodo los alfas emparejados o con un acompañante con el que aun no formaban una pareja oficial, como era el caso de James y yo, sentían molestias en su cuerpo e incluso algunos llegaban a enfermar, era cómo si su cuerpo se preparara para el celo. Además, en los días previos al celo eran más propensos a perder el control de sus lobos, era por eso que no debíamos si quiera mirarnos sabiendo que el celo de James se acercaba.

  Asentí ante su regaño, lamentándome por lo apretados e incómodos que se sentían en este momentos mis pantalones debido a la excitación.

  Dejarse llevar a veces traía sus consecuencias.

  James recolocó sus pantalones, y su camiseta antes de acercarse a mi.

  — Yoongi estoy algo preocupado —confesó cogiendo una de mis manos.

  Parecía que la atmósfera se había clamado, el ambiente pasó de candente a serio en cuestión de segundos.

  — ¿Por qué? —pegunté acunando el rostro de mi alfa sobre las palmas de mis manos.

  — No solo es mi celo el que se acerca — informó algo asustado.

  — ¿Quién entrará en celo la semana que viene? —formulé curioso.

  — Nam. La parálisis golpeó mi cuerpo, los dos más fuertes de la manada, Nam y James , en celo durante la misma semana era muy preocupante.

𝑆𝑢 𝑎𝑟𝑜𝑚𝑎 ✅ Próximamente en físico dyjawards24Where stories live. Discover now