Capítulo V
¿Una dulce tentación? Si claro.
- Sabes Nam será un peligro cuando estes en celo.
Nam levantó una ceja y con lentitud llevó sus ojos hacia abajo para luego subirlos a mi altura.
- Donde tienes las manos si que es un peligro - pronunció con una pequeña risa burlona.
-¿Eh? - bajé mi mirada a mis manos, las cuales estaban demasiado arriba y cerca de su zona pélvica. -¡Vaya! Levante mis manos rápidamente.
Infle mis mejillas para no soltar ninguna risa nerviosa.
-¿Acaso quieres adelantar mi celo Jinna? - comentó detrás mía, mientras lo notaba trenzar mi pelo con sus dedos. -Que traviesa...
-¿Qué? ¡No! - volví a girarme para
encararlo - Mierda, solo me apoyé - bajé
poco a poco la voz ante su intensa mirada hasta apretar mis labios.
- Mmm ¿cómo aquella vez que me tocaste ahí? - remojó sus labios-. No lo recuerdas.
- ¡Eso fue un accidente! - contesté abochornada. - ¡No fue mi intención!- protesté sintiendo un calor abrumador en el rostro.
-¿Tantas ganas tienes de tocarme? -
sonrió a la vez que se recostaba en la cama, manteniendo sus piernas flexionadas para encerrarme con ellas. -Está bien - tomó mis manos entre las suyas, notando la gran diferencia de tamaño y las llevó a su torso. -Te doy permiso para tocar mi cuerpo si así lo deseas - susurró mientras me hacía inclinarme a su cuerpo tumbado.
¿Qué?... ¿¡Qué!?
Colocó mis manos en su pecho aún sujetándolas por encima y haciendo algo de presión para notar sus trabajados músculos.
Fue guiando mis manos a una velocidad demasiado lenta por su pecho y luego seguir el camino de su torso invitándome
a no perder ningún detalle de la lectura del cuerpo.
- Oye oye, ¿Qué haces? - intenté quitar mis manos de un tirón y dejar de tocarle, ya que esto era como preparar una bomba.
Sin embargo, a pesar de los tirones que daba, inservibles por supuesto, no le impedía seguir con su trabajo de guiarme ahora por sus abdominales.
- ¡Vale, vale! ya me ha quedado claro
que tienes un cuerpazo de muerte... Ahora, déjame - miré su rostro alzando un poco mi
cabeza, encontrándome con sus ojos en los cuales había un toque de diversión.
- ¿Te parece gracioso? - iba a decir
su característico apodo, pero noté que
estaba llevando mis manos muy abajo.
Sin apartar su intensa y divertida mirada, mis manos tocaron su cinturón y la hebilla de este volviéndome totalmente loca.
- ¡HEY! ¿¡Que mierdas crees que haces!? ¡Pervertido! - al querer separarme y levantarme, empleé bastante fuerza y sin previo aviso Nam soltó mis manos haciéndome caer de culo.
Escuche una risa por su parte que solo me hizo enfadar como loca.
-¿Pervertido? ¿Yo? - se señaló una vez sentado. - Por favor... Mira quién lo dice, mi luna que viene a espiarme con escasez de ropa- rio con sarcasmo.
Lo miré con una mueca de disgusto.
-Y, por cierto - rápidamente me sujeto de los hombros y me hizo caer de espaldas.
- ¡Oye! - cortó mi molestia con su dedo índice
-Shh... Ahora el que habla soy yo - sonrió -Yo hago lo que quiera, cuando quiera. Mi territorio, mis normas- movió su dedo índice a un lado y a otro aún pegado a mis labios. -Espero que lo graves a fuego en tu cabeza. ¿Entiendes Jinna? Aquí nadie puede entrar sin que yo lo permita, te lo dije ya una vez recuerda recuérdalo y tú eres mi luna, mi pareja- pronunció con gran seriedad.
— Como sueltas la lengua para lo que quieres y te da la gran gana- contesté sin pensar, siendo mi loba la que tomó la iniciativa.
Por el desencaje de su rostro percibí que no le había gustado nada .
-Oh princesa, te sorprendería lo que esta lengua puede llegar a hacer - me dedicó una sonrisa ladina- oh, pero si ya lo sabes, ya la probaste.
— ¿No te da vergüenza hablarme de esa manera?- le miré atónita- la verdad que estas hoy que ni te reconozco, ni se porque llegamos a esto.
-No, no me da vergüenza- repasó su labio inferior varias veces. -¿Sabes? El rojo te queda muy bien, resalta tu piel - hizo una pausa tornando su rostro a uno más serio. -Tus ojos que al mirar en ellos te transportan a un mundo de tranquilidad, labios que albergan algo más que dulzura- volvió a acercarse más a mi rostro.
-Eh... ¿Nam? Creo que el no dormir lo suficiente te afecta - me encogí ante su cercanía.
— Una pena que esa boquita tuya solo sepa contestar.-trazó con su pulgar mi labio inferior.
En cuanto noté algo subir por mi pierna y muslo, abrí mis ojos con fuerza.
Su mano enjoyada, bailaba entre mi pierna, trazando trazos circulares.
No perdí más tiempo, cambié mi forma y me lancé a él, esta vez yo quedando encima suya y sin pudor en enseñar mis colmillos y gruñirle.
Elevó una ceja manteniendo una leve sonrisa.
—¿Te has enfadado? Oh, mi dulce Jinna - soltó una risa escuchada desde su garganta.
Respira, respira...
-El que debería de estar enfadado soy yo - cerró mi boca con su mano y apretó. -Hurgaste en mis cosas, no creas que no se todo lo que has hecho, saliste de la habitación en la noche de ayer, me espías con que motivo no lo sé, me contestas y ahora me amenazas- zarandeó mi rostro. -Ten cuidado Jinna, mucho cuidado.
En un movimiento brusco logré liberarme del él y apartarme de su cuerpo, quedando a una distancia de él. Como se había dado cuenta de todo eso.
Nam me sonrió arrogante sin enseñar su dentadura y alzando su barbilla. Se levantó de la cama y pasó sus dedos por las hebras de su cabello.
-No me hagas enfadar Jinna. No te conviene- me miró de reojo con sus hermosos orbes , sin embargo, estos no poseían ese brillo característico, si no un manto de oscuridad. -Sobre todo en mis días previos al celo - comentó dando pasos lentos y elegantes hasta mí, donde le miraba con seriedad y sentada, con la cola enrollada para tapar las patas.
No me moví de mi sitio, tan solo esperé mientras lo seguía con la mirada al igual que él.
-Eres hermosa incluso en tu forma
de loba. Te queda muy bien, una pena que el vestido esté destrozado - colocó sus dedos en los labios y los movió como si estuviera pensando en algo.
Gruñí por lo bajo y mantuve mi compostura.
Este hombre me haría perder la cabeza lentamente.