La primera impresión de Charlie al observar que el sombrero no estaba sobre la mesa fue una clara muestra de miedo, ahora en verdad su cabeza iba a explotar. Cuando su mamá entro a la habitación el sombreo no estaba allí, porque él había observado todo su cuarto de pared a pared buscando al hombre con el que hablaba en su sueño, ahora lo recordaba. Pero cuando ésta salió y el salto de su cama y miro hacia la mesa, allí estaba. Ahora, que subía después de desayunar y de hablar con su madre, el sombreo había desaparecido.
Charlie estaba verdaderamente confuso. Subió a la habitación para llamar a su amigo José porque pensaba que quizás a él le había pasado lo mismo mientras dormía, ya que el hombre había dicho que les salvó la vida a ambos. Pero después de observar la aparición y desaparición de ese sombrero se le quito la idea de su mente, se sentía raro, acaso se estaba volviendo loco, ese incidente en el rio lo había perjudicado demasiado. Eso creía él.
El timbre de su puerta sonó —¿Cómo estas T-Rex?
Cuando Charlie abrió la puerta y vio quien era, quizás se tranquilizó un poco o tuvo aún más miedo.
—José, que tal —respondió con una breve sonrisa en el rostro —, pasa.
—¿T-Rex tus padres están en casa?
—No, siempre están fuera —dijo con un gesto en su boca.
—¿Que dijeron tus padres?
—No fue como pensé que sería, mi madre me levanto temprano y me dijo un par de cosas, además me prohibió salir de casa.
José había venido a su casa, al principio creyó que podría haber venido por algo que le había pasado anoche, quizá lo mismo que le sucedió a él, pero por alguna razón no se atrevía a preguntarle nada directamente, y el comportamiento de José era de lo más normal.
—José —le dijo mientras jugaban videojuegos —, ¿Tienes un sombrero negro?
— ¿Sombrero negro? —respondió extrañado.
Al oír la respuesta de su amigo, Charlie quedo completamente convencido de que José no le había pasado lo mismo que a él en la noche anterior y se preocupó un poco más, pero trataba de actuar normal frente a su amigo.
El resto de la mañana los chicos se la pasaron jugando en la consola. Al medio día José se marchó a su casa, la madre de Charlie regreso para el almuerzo y llegada la tarde se marchó de nuevo. Por la tarde trataba de distraerse viendo los documentales de dinosaurios en la televisión, investigaba y leía mucho sobre estos, pero a su mente llegaban los recuerdos claros del sueño y el incidente con el sombrero.
Al final de la tarde su madre llego nuevamente, le preparo la cena y entre poca charla llego la noche.
Era hora de dormir y Charlie seguía pensando en la noche anterior, en lo que había sucedió en la mañana con el sombrero. Temía dormir, temía cerrar sus ojos y despertar viendo a ese hombre en frente nuevamente. Sus ojos ya lo pedían, no seguiría soportando estar despierto. De repente sentía estar muy cansado, y todo empeoro cuando escucho algo. —Duerme Charlie...Duerme. El chico sabía que esa voz venia de su mente, en su habitación no había nadie, la luz la había dejado encendía, sus ojos cedieron y se cerraron.
—Bienvenido Charlie —dijo la misma voz.
—¿Que es todo esto? ¿Dónde estamos? —dos preguntas que saltaron de su boca al ver que estaba en un lugar increíble. Había una banca en ese lugar, el hombre le pido ir a sentarse y hablar. Los miedos de Charlie desaparecieron contemplado el lugar donde estaban, sin duda estaba en un sueño. El lugar era increíble; a orilla del mar el cielo estaba lleno de millones de estrellas, cometas y miles de constelaciones que brillaban al lado de una gran luna tan cercana y grande que parecía que si te colocabas de pies y levantabas tus brazos podrías tocarla. El cielo era maravilloso.
—¿Cómo has estado Charlie?—Pregunto el hombre sin responder a las preguntas de del chico
— ¿Esto es un sueño?
—Sí, es un sueño tan real como tú muchacho. Este lugar está más allá de los confines de tu universo, de tu mundo, es parte de los Mil Mundos.
—¿Por qué estoy aquí? —Charlie, pequeño. ¿No prefieres disfrutar de este lugar un poco más?
—Es maravilloso —dijo mirando al cielo —, nunca había estado en un lugar así. Esa gran luna y las millones de estrellas brillan de una forma diferente, de un color diferente que en mi mundo, es todo hermoso. Pero... ¿Quiero saber que hago aquí?
—Si es lo que quieres —respondió el hombre levantándose de la banca —. Como protector de los mundos generados y guardián de los Mil Mundos, no puedo permitir que criaturas que habitan los Mil Mundos consigan entrar a los sueños o a las mentes de los humanos, ellos no pueden entrar a los mundos generados. Ya te dije el por qué no. Escúchame chico, debo evitar que eso suceda, pero necesito de tu ayuda para lograrlo.
—¿Cómo te ayudaría? —Charlie permanecía sentado con la cabeza baja. —Tú debes detener a Cathert muchacho, debes detenerlo y evitar que cruce a los mundos generados. —Pero...pero solo soy un niño —dijo levantando la cabeza y la voz —, ¿Cómo podría detener yo a una criatura que ha conquistado mundos enteros?
—Los niños tienen más libertades mentales para crear mundos Charlie, sueñan con todo tipo de cosas, un niño tiene mejor imaginación que un hombre, un niño tiene mejores fantasías que un hombre, un niño tiene peores pesadillas que un hombre, un niño es mejor que un hombre dentro de los Mil Mundos. así que si, solo eres un niño.
—¿y por qué debo hacerlo yo? Tú eres el Guardián de los mundos ese es debe ser tu deber.
Mientras conversaban, el cielo se movía, las estrellas iluminaban la noche al igual que la gran luna, los cometas se paseaban cruzando el cielo dejando detrás el brillo de sus colas.
—Yo soy quien protege a los mundos generados y estoy haciendo lo que corresponde, eligiéndote a ti para para salvar esos mundos, salvar a los humanos.
— ¿Y por qué yo? —pregunto de nuevo.
—Me debes una, recuerda chico, te salve la vida. Pero te elegí a ti por delante de tu amigo y otros millones de niños por una razón que quizá luego te diré. —No entiendo que tengo que hacer. —No te preocupes Charlie, todo a su tiempo. ¿Te gusta este lugar?
—Es fantástico.
—¿Que te parce si vamos a otro lugar? —le pregunto colocando su mano en el hombro.
—Claro —respondió Charlie. —Vamos levántate.
El niño se levantó y se colocó delante del hombre que vestía de negro. Era increíblemente alto, el hombre más alto que jamás había visto. Comenzaron a caminar a orilla del mar, y encima de ellos el maravilloso cielo les acompañaba.
—Este es uno de los Mil Mundos, es de los pocos mundos fantástico donde no habitan criaturas repugnantes y malvadas, fueron puestos dentro de los mil mundos por el mismo ser último. No entiendo el por qué pero quizás fue por su misma belleza y quiso que este lugar se conservara para siempre lejos de las manos de cualquier especie.
El hombre del sombrero negro se detuvo y en sus manos ahora estaba un bastón. Lo golpeo contra el piso y todo se hizo blanco, estaban en la nada, dentro de una caja sin límites.
—Chico, los Mil Mundos son lugares terribles para los humanos, son los lugares donde viven sus peores pesadillas, quiero que sepas que por lo que tú pasaras no será nada agradable, ahora iremos a Tirion.
—¿Que es Tirion? —Su miedo volvió, algo le decía que ese lugar no sería agradable.
—Ya lo veras Charlie.
Sus piernas se pegaron al suelo, no podía moverlas. Ahora la nada se convertía en una cortina de humo, el suelo blanco se trasformaba en duras piedras rojas y negras, arriba en lo que debía ser el cielo aparecían nubes negras cargadas de furia, los relámpagos caían al suelo, las piedras gigantes se alzaban llevando torres encima de ellas. Criaturas iban apareciendo, criaturas horripilantes de toda clase, bestias que ni siquiera aparecían en libros de fantasía o terror que habían en Terra.
—Esto es Tirion.
El muchacho no respondió y veía con grandes ojos, ojos asustado todo ese horrible lugar.
—Regresemos —pidió el chico. —No te asustes. —Regresemos por favor.
Charlie cerró los ojos y de nuevo pidió regresar.
—Abre los ojos Charlie. —Tengo miedo, regresemos. —Escucha muchacho, no debes tener miedo, es cierto que este lugar no es agradable para ustedes pero tú tendrás que acostumbrarte a estar aquí, cada noche cuando duermas despertaras aquí en uno de los Mil Mundos donde habitan criaturas terroríficas.
Charlie no podía abrir los ojos por más de 5 segundos, las criaturas de Tirion lo miraban con deseos de devorarlo, pero quizás por la presencia del hombre del sombrero negro las bestias se limitaban a observarlo.
—Volvamos a donde estábamos —dijo finalmente el hombre.
Charlie al escuchar esto se alivió por un instante pero aun no abrió los ojos hasta que dejo de sentir la niebla y escuchar los truenos que anunciaban los rayos caer como lluvia al suelo.
—No te dije el nombre de este lugar verdad —dijo afirmándolo. —, este lugar maravilloso es llamado por mí como Profect. Es un lugar maravilloso ciertamente, lo siento por llevarte a Tirion pero tenía que hacerlo, no podías ir por primera vez solo a un mundo de pesadillas.
—No quiero regresar nunca más —pidió Charlie. —No tienes otra opción chico, tienes que hacerlo.
—No quiero. —dijo susurrando. —Ya te dije no tienes opción, debes hacerlo. Escucha ahora te diré lo que tienes que hacer.
De repente pasaron de estar sentados en la orilla del mar a estar en la cima de una pequeña montaña, la luna ahora se veía más cercana, grande y alcanzable. El cielo seguía iluminado por millones de estrellas, que formaban cientos figuras.
—Cathert no quiere mil mundos, quiere millones de mundos. Su plan no lo conozco, pero conozco algo que puede evitar lo que sea que esté planeando. En Todos Los Mil mundos existen gemas que te pueden trasportar a cualquiera de ellos, pero también existen en los Mil Mundos diez torres, torres de cristal. Las torres están en diez de los Mil Mundos. El camino hacia ellas está lleno de peligros, bestias y criaturas que la asechan. Las torres están protegidas por un oráculo, tú tendrás que ir a cada una de las diez torres y conseguir entrar de alguna forma, vencer al oráculo en sus juegos o retos. Ya estando dentro tendrás que encontrar una lanza de oro que está situada en algún lugar dentro de las torres.
—No puedo hacerlo —dijo Charlie —, estos lugares son muy terribles para mí.
—Tienes que hacerlo, eres el único que puede y debes hacerlo, escucha se acaba el tiempo...
Contemplando el hermoso y maravilloso cielo lleno de estrellas y viendo a la vez el reflejo de ellas y de la gran luna en el mar, Charlie tenía la mente nublada, lo que el hombre del sombrero negro quería hiciera... era imposible que lograra, ya había observado a un montón de criaturas en Tirion que lo querían devorar, ¿Qué más podía esperar?
—Se acaba el tiempo Charlie... Se acaba el tiempo —el hombre golpeo el suelo con su bastón y en sus manos apareció un objeto —toma este brazalete, llévalo siempre cuando duermas. Con el llegaras primero a este lugar, para después ir a uno de los diez mundos que debes visitar. Se acaba el tiempo Charlie....
Charlie tomo el brazalete y lo puso en su bolsillo, cuando lo tomo sintió que se desmayaba, el hombre del sombrero negro le coloco en el piso. Cerró los ojos y sintió una luz que tocaba sus ojos. Al abrirlos de nuevo estaba en su habitación y el reflejo del sol a través de la ventana abierta le molestaba.
Se levantó de la cama y se sentó a orillas de ella, se sacudió y al instante recordó todo su sueño. Había soñado de nuevo con el hombre del sombrero negro. Riéndose dijo que se estaba volviendo loco. Su sueño había sido raro, fantástico y tenebroso. Recordaba el hermoso lugar de Profect y el tenebroso lugar de Tirion. Metió su mano en el bolsillo sin querer y noto que había algo...El brazalete.
Ahora tenía claro que todo el sueño fue real, todo iba en serio.