Capitulo 8

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Los diez moradores se reunieron de nuevo. Después de las colinas rocosas y desiertas, seguía un largo trazo de camino plano, era el final del valle. Tratar de cruzarlo sin atacar a los Trixon significaría buscar una muerte segura.

—Esto haremos —dijo el morador —. Nosotros subiremos las colinas y atacaremos por sorpresa a los Trixon, vosotros tres subáis a esa colina —señalaba con las pinzas—, allí no hay criaturas. Ustedes dos; el Xenald y el humano poseen manos, desde allí atacareis a los Trixon que se alejen volado, ellos buscaran ayuda y se escapan, la ayuda vendrá. utilizareis arcos. La bestia hará lo suyo...  ¿Entendido? —Charlie asintió y se encamino hacia la colina con los dos acompañantes detrás.  —Esperaremos a que estén arriba para atacar —dijo finalmente el morador.

El chico no estaba muy asustado, esta vez estaría lejos de la batalla. Nunca había utilizado un arco y ahora tendría que hacerlo. Subieron rápidamente la colina y se situaron detrás de unas grandes rocas. Al frente se podía observar la otra colina claramente, donde estaba los Trixon. Efectivamente no había más de 30 criaturas allí. ¿Cómo describirlas? desde lejos no se observan con claridad, solo se notaban las grandes alas que poseían.

Con los tres; Charlie, Can y Gondert  arriba los moradores comenzaron a escalar la colina donde estaban los Trixon, resultaban curiosos sus movimientos, como sus cuerpos y sus colas se movían para escalar. Pronto llegaron a la cima y sin decir nada atacaron a los Trixon. Sus pinzas atravesaban los cuerpos de las otras criaturas que no se esperaban el ataque.

Can nuevamente saco de la nada su arma, esta vez un arco y un aljaba lleno de flechas. —Alista tu arma muchacho. —le dijo el humanoide. Gondert agitaba sus alas a la espera de atacar. Los Trixon se elevaban sobre el cielo por un instante y luego regresaban a tierra a atacar a los moradore, eran alas de aves las que esas criaturas poseían. Su cuerpo era casi humano, poseían brazos y manos, su cabezas estaba llenas de cabellos largos, sus pieses eran como patas de águilas con grandes pezuñas.

Charlie alisto el arco y puso una flecha en él, cuando vio que una de esas criaturas se alejaba, huía de aquel lugar. Disparo la flecha y naturalmente no acertó, fue un tiro desastroso. Después de ver como su flecha iba a otra dirección vio a la criatura caer. Can la había derribado.

Aun no había caído ninguno de los moradores, todos seguían en batalla. Las criaturas voladoras trataban de tomar a los atacantes con sus patas, y elevarlos por los aires, pero estos se resistían.

Pero pronto dejaron de estar indefensas, ya traían espadas y escudos algunos Trixon sobre sus manos. Una lucha que comenzó en desigualdad numérica pronto se emparejo. Can y Charlie nuevamente apuntaron sus arcos desde la otra colina, Gondert agito sus enormes alas y entro a la acción desde el aire. Alrededor de seis o siete criaturas se elevaron tratando de escapar. Las flechas del humanoide daban en el blanco, ya había liquidado a cuatro de esas criaturas, Gondert persiguió a un par que rápidamente quedaron fuera del alcance de las flechas. Las demás criaturas que estaban sobre el aire notaron la presencia del chico y del humanoide y volaron hacia ellos, esquivando solo las flechas de Can que iban directo sobre ellos.

El chico retrocedió, las criaturas venían hacia donde estaban, y el miedo volvió. Can no podía darles a todas con el arco a la vez, a cinco Trixon que de inmediato aterrizaron sobre el otro borde de la colina. Su arco ahora se convertía en espada y escudo. Charlie detrás de él, Gondert persiguiendo a un par de Trixon que se daban a la huida y enfrente de ellos cinco criaturas voladoras que tendría que enfrentar solo.

—No bajes tu arco —dijo el humanoide dirigiéndose a Charlie. Aunque ya había  utilizado muchas flechas y no logro darle a nada, el chico siguió con el arco en la mano.

Una fuerte brisa sacudía la cima de la montaña, las alas de las criaturas se agitaban. Ahora que se observaban más de cerca, su rostro era más horroroso que el de los moradores, pero parecían un poco más humanos. 

Las criaturas se elevaron sobre el cielo y en conjunto atacaron a Can. Este movió su espada dando rápidos giros de 360 grados sobre sí mismo, las criaturas pararon el vuelo y retrocedieron. Era una ventaja, los Trixon solo tenían sus garras, no tenían armas como las que tenían las otras criaturas que luchaban con los moradores en la otra colina. Las criaturas volvieron a elevarse y esta vez atacaron, no a la misma vez pero si todas. Los movimientos de can con su espada eran asombrosos apenas si se notaban, las criaturas no podían tocarlo. En aun movimiento más rápido, dio un salo sobre una de las criaturas que estaba en el cerca en el aire. La despedazo y volvió a colocarse por delante de Charlie.  Ahora eran cuatro criaturas que mostraban furia en sus ojos, no podían tocarlo, ni a él, ni al  muchacho.

En el otro lado de la colina, los moradores seguían luchando con los Trixon; las pinzas chocaban con las espadas de las criaturas voladoras  que permanecían en el aire. Aun no había caído muerto ningún morador, ya había alrededor de 15 Trixon luchando con los diez moradores.

Las cuatro criaturas voladoras que trataban de atacar a Can, permanecían en el aire, y en su rostro mostraban lo rabiosas que estaban. Una flecha salió disparada... Can aprovecho y salto sobre dos criaturas y las atravesó con su espada, la tercera quedo fuera de su alcance, pero también cayó al suelo al instante.

Las criaturas solo se preocuparon por el humanoide y en una acción en la que Charlie no era consciente del todo, disparo dos flechas que dio justo en dos  de los Trixon que estaban sobre el aire

— ¿Yo he hecho eso? —el morador solo le miro y luego bajo la colina rápidamente y se dirigió hacia donde estaba los moradores luchando, pronto regreso Gondert y en un instante terminaron con el resto de Trixon que estaban en batalla.

—Vamos —dijo el Morador con la sonrisa burlona en su rostro—, crucemos el final del valle. Hacia la Torre de Cristal.

Los tres soles seguían en el mismo lugar. Charlie y sus acompañantes se reunieron nuevamente y caminaron hacia el fin del valle. Charlie aún estaba sorprendido por los dos tiros que hizo, aunque sabía que él no lo había hecho ¿Fue el Hombre del Sombrero Negro? Seguro fue el.  —Llegamos —dijo el morador. Aunque no se veía nada, al frente en el horizonte solo se observaba  donde se juntaba el cielo con el desierto y detrás estaban las colinas del valle.

El morador saco de alguna parte un cristal y lo arrojo fuerte hacia al frente, el cristal cayo y se rompió. De inmediato una nube llena de rayos apareció donde había caído el cristal. En unos pocos segundos una torre ahora se alzaba en el cálido desierto, era... La Torre de Cristal...

Crónicas de Mil Sueños I: El Hombre del Sombrero NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora