Capítulo 3

345 29 2
                                    



La primera impresión de Charlie al observar que el sombrero no estaba sobre la mesa fue una clara muestra de miedo, ahora en verdad su cabeza iba a explotar. Cuando su mamá entro a la habitación el sombreo no estaba allí, porque él había observado todo su cuarto de pared a pared buscando al hombre con el que hablaba en su sueño, ahora lo recordaba. Pero cuando ésta salió y el salto de su cama y miro hacia la mesa, allí estaba. Ahora, que subía después de desayunar y de hablar con su madre, el sombreo había desaparecido.

Charlie estaba verdaderamente confuso. Subió a la habitación para llamar a su amigo José porque pensaba que quizás a él le había pasado lo mismo mientras dormía, ya que el hombre había dicho que les salvó la vida a ambos. Pero después de observar la aparición y desaparición de ese sombrero se le quito la idea de su mente, se sentía raro, acaso se estaba volviendo loco, ese incidente en el rio lo había perjudicado demasiado. Eso creía él.

El timbre de su puerta sonó —¿Cómo estas T-Rex?

Cuando Charlie abrió la puerta y vio quien era, quizás se tranquilizó un poco o tuvo aún más miedo.

—José, que tal —respondió con una breve sonrisa en el rostro —, pasa.

—¿T-Rex tus padres están en casa?

—No, siempre están fuera —dijo con un gesto en su boca.

—¿Que dijeron tus padres?

—No fue como pensé que sería, mi madre me levanto temprano y me dijo un par de cosas, además me prohibió salir de casa.

José había venido a su casa, al principio creyó que podría haber venido por algo que le había pasado anoche, quizá lo mismo que le sucedió a él, pero por alguna razón no se atrevía a preguntarle nada directamente, y el comportamiento de José era de lo más normal.

—José —le dijo mientras jugaban videojuegos —, ¿Tienes un sombrero negro?

— ¿Sombrero negro? —respondió extrañado.

Al oír la respuesta de su amigo, Charlie quedo completamente convencido de que José no le había pasado lo mismo que a él en la noche anterior y se preocupó un poco más, pero trataba de actuar normal frente a su amigo.

El resto de la mañana los chicos se la pasaron jugando en la consola. Al medio día José se marchó a su casa, la madre de Charlie regreso para el almuerzo y llegada la tarde se marchó de nuevo. Por la tarde trataba de distraerse viendo los documentales de dinosaurios en la televisión, investigaba y leía mucho sobre estos, pero a su mente llegaban los recuerdos claros del sueño y el incidente con el sombrero.

Al final de la tarde su madre llego nuevamente, le preparo la cena y entre poca charla llego la noche.

Era hora de dormir y Charlie seguía pensando en la noche anterior, en lo que había sucedió en la mañana con el sombrero. Temía dormir, temía cerrar sus ojos y despertar viendo a ese hombre en frente nuevamente. Sus ojos ya lo pedían, no seguiría soportando estar despierto. De repente sentía estar muy cansado, y todo empeoro cuando escucho algo. —Duerme Charlie...Duerme. El chico sabía que esa voz venia de su mente, en su habitación no había nadie, la luz la había dejado encendía, sus ojos cedieron y se cerraron.

—Bienvenido Charlie —dijo la misma voz.

—¿Que es todo esto? ¿Dónde estamos? —dos preguntas que saltaron de su boca al ver que estaba en un lugar increíble. Había una banca en ese lugar, el hombre le pido ir a sentarse y hablar. Los miedos de Charlie desaparecieron contemplado el lugar donde estaban, sin duda estaba en un sueño. El lugar era increíble; a orilla del mar el cielo estaba lleno de millones de estrellas, cometas y miles de constelaciones que brillaban al lado de una gran luna tan cercana y grande que parecía que si te colocabas de pies y levantabas tus brazos podrías tocarla. El cielo era maravilloso.

Crónicas de Mil Sueños I: El Hombre del Sombrero NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora