﹀
Imagina tener una pesadilla y tener que ser despertada por Calum sacudiéndote levemente. Tus sollozos y gritos le despertarían y rápidamente entraría en modo pánico.
"¡Hey! ¡Hey! ¡t/n! Cielo, despierta." Te sacudiría un poco más fuerte, causando que tus ojos se abriesen de golpe. Rápidamente esconderías tu rostro en el pecho de Calum, sus brazos rodeándote al instante y dejándote llorar. No te preguntaría nada, simplemente te susurraría palabras para tratar de consolarte, sabiendo que lo único que necesitarías sería que estuvieses con él un rato. Sus manos se pasearían por tu espalda, acariciándola con cariño y dejando besos sobre tu coronilla.
Una vez tu llanto se hubiese calmado, apartaría tu cara de su cuerpo para poder observarte, acunando tus mojadas mejillas entre sus manos y besándolas.
"¿Quieres hablar?" Te preguntaría con cuidado, tú volviendo a recostarte sobre su pecho.
"N-no." Susurrarías, no queriendo revivir aquel horrible sueño. Una de sus manos ahora estaría acariciando tu cabello mientras la otra sujetaría tu rostro, manteniéndote cerca de él para que pudieses escuchar el latido de su corazón, una de las cosas que podrían calmarte.
"De acuerdo, solo intenta dormir un poco, mi amor. Yo estaré justo aquí todo el rato."
"Te amo." Susurrarías, el miedo aún notorio en tu voz.
"Yo también te amo."
Así que cerrarías los ojos y tratarías de volver a dormir durante una hora sin ningún resultado. Darías vueltas sobre la cama unas cuantas veces, tratando de encontrar una posición cómoda para dormir, pero simplemente no podrías sacar de tu cabeza aquella pesadilla.
Calum, quien creerías que ya estaría totalmente dormido, se daría la vuelta, acariciando tus mejillas y besando tus labios. "Vamos. Ponte algo de ropa caliente y agarra un par de mantas, vamos a dar una vuelta en coche." Ante sus palabras lo observarías algo extrañada, mirando hacia el reloj digital colocado en tu mesita de noche y viendo que tan solo serían las 2:27 am.
"¿Ahora?" No estarías segura de si él podría ver tu cara de confusión por la oscuridad, pero tú si que podrías ver como una pequeña sonrisa se formaría en sus labios.
"Sí, ahora. Vamos, vístete." Diría, extendiendo su mano para que la tomases. Os dirigiríais hacia el armario, donde Calum te entregaría una de sus sudaderas y un par de pantalones deportivos, agarrando lo mismo para él. Le mirarías una vez más extrañada antes de rendirte y simplemente colocarte la ropa.
Una vez estuvieseis los dos vestidos y con vuestros zapatos puestos, te besaría rápidamente antes de agarrar el edredón de la cama y las llaves del coche. Tomaría tu mano entre la suya y os dirigiría escaleras abajo hasta llegar al coche, abriendo la puerta para ti antes de entrar él. Colocarías el gorro de la sudadera sobre tu cabeza mientras Cal encendería el motor y colocaría una de sus manos sobre tu muslo. Te abrías envuelto a ti misma con el edredón, un escalofrío recorriendo tu cuerpo a causa de la brisa nocturna.
"¿Dónde estamos yendo?" Preguntarías en un murmuro, recostando tu cabeza contra el cristal de la puerta y mirando a tu novio, quien giraría su cabeza por un segundo para mirarte antes de fijar su mirada de nuevo en la carretera.
"Donde tú quieras. Simplemente supuse que te iría bien despejar un poco tu mente por un rato, pero podemos volver si quieres." Daría un suave apretón sobre tu pierna, a lo que tú le sonreirías, dejando un pequeño beso sobre su mejilla y casi queriendo llorar. El hecho de que Calum supiese perfectamente cuando necesitarías una distracción te pondría algo sentimental.
"¿Podemos ir a por batidos?" Preguntarías algo indecisa, a lo que él te miraría con una sonrisa y asentiría.
"Por supuesto que si, mi amor." Así que los dos pasearíais por las silenciosas calles, con algo de música suave sonando en la radio y en busca de un restaurante que estuviese abierto.
Calum cantaría la letra de cada una de las canciones que sonasen, su voz calmándote aún más. Alrededor de las tres de la mañana encontraríais un restaurante, aparcando en el parking y saliendo del coche. Rápidamente te acercarías a él, el frío apoderándose de ti a lo que Cal te abrazaría con fuerza, cerrando el coche y comenzando a caminar hacia la entrada del restaurante.
Ambos estaríais riendo por algo estúpido que Calum habría dicho mientras os acercabais al mostrador, donde un empleado rodaría los ojos, probablemente sin ganas de soportar a dos jóvenes a estas alturas de la noche. Rápidamente notaríais la expresión de su cara y pararíais de reír.
"Bienvenidos, ¿en qué puedo servirles?" Preguntaría con un tono evidentemente molesto. Calum aguantaría una carcajada, mordiendo su lengua, a lo que tú golpearías su pecho soltando una pequeña risa.
"Uh dos oreo shakes y una de patatas medianas, por favor." Calum respondería.
"¿Para aquí o para llevar?" Os intercambiaríais miradas, no muy seguros de que hacer. Tú simplemente te encogerías de hombros sin darle importancia a donde comer.
"Umm para tomar aquí supongo." Calum se encogería de hombros también mientras el empleado tocaba algunos botones antes de daros el precio total, a lo que Cal le entregaría su tarjeta de crédito.
"La comida estará lista en un par de minutos."
Murmuraríais un gracias antes de que Calum te arrastrase hacia una de las mesas del restaurante, sentándoos uno en frente del otro. Poco después un camarero os serviría vuestros batidos.
"Mmmh, me encantan estas cosas." Diría Calum, tomando un sorbo de su batido. Asentirías estando de acuerdo, tomando una de las patatas y mojándola en el cremoso líquido para a continuación llevarla a tu boca, haciendo que Calum te mirase con una cara de total disgusto y comenzase a reír.
"¿Qué?" Preguntarías, inclinando levemente tu cabeza. Cal simplemente mordería su lengua, tratando de contener la risa y sus ojos comenzando a aguarse. "¿Qué es tan gracioso? Dímelo, por favor." Gruñirías, haciendo un puchero y provocando que riese aún más. "Cal." Te quejarías, cruzando los brazos sobre tu pecho. Después de un par de minutos parecería calmarse, limpiando las lágrimas de sus ojos.
"Perdón, perdón. Es solo... Tienes algo en los labios." Lo mirarías con confusión, alzando una de tus manos para limpiar lo que fuera que tuvieses en la boca, pero él te detendría, agarrando tu muñeca. "Yo lo hago." Te diría, inclinándose para besar tus labios y haciéndote soltar una risa. "Te quiero." Recordaría, volviendo a sentarse en la silla.
"Yo también te quiero. Gracias por todo esto, lo aprecio mucho."
"Por supuesto, cielo. Lo que sea por ver tu hermosa sonrisa." Asentiría, haciéndote sonrojar y que aquella sonrisa de la que hablaba apareciese en tus labios. "Ahí está." Agarraría tu mano, dibujando pequeños círculos con su pulgar sobre esta. "Vamos, salgamos de aquí y vayamos a casa." Diría al verte bostezar, extendiendo una de sus manos para que la tomaras y caminar de nuevo hacia el coche.
Mientras él conduciría hacia casa tú inclinarías tu cuerpo hacia el suyo, besando su mejilla y seguidamente comenzando a dejar besos sobre su mandíbula y cuello. Calum sonreiría, sabiendo que comenzabas a estar cansada, ya que sería cuando más cariñosa te pondrías.
"¿Estás cansada, mi amor?" Te preguntaría, parando en un semáforo en rojo.
"Un poco." Responderías, besando rápidamente sus labios antes de volverte a recostar contra tu asiento.
Para cuando llegaseis de nuevo a casa estarías otra vez envuelta en el edredón, luchando por mantener tus ojos abiertos. Calum aparcaría el coche en el garaje y te cargaría entre sus brazos sin problema, llevándote a través de las escaleras y dejándote sobre la cama de su cuarto. Después de desenredarte del edredón se acostaría a tu lado, anegándote a su pecho. "Gracias de nuevo, Cal. Te amo." Besarías su cuello de nuevo, sintiendo como sus brazos se deslizarían hacia tu espalda y dejaría un beso sobre tu cabeza.
"Yo también te amo, ángel. Muchísimo."
┉