-¡___-chan!-Su voz sonó alegre, sin embargo percibí todo lo contrario.
Yo levanté la vista, podía ver la figura de Ero-sennin en contraste con la luz de la calle a sus espaldas. Algo así como una aparición divina. Reí en mi interior y negué con la cabeza. En este momento, poder ver a mi maestro a duras penas, hizo que mi corazón estallará de emoción por unos segundo y el miedo que anteriormente sentía se disipó.
Noté como los ojos de Jiraiya-sensei chocaban con los míos e incluso, como los abría por la sorpresa.
-Ero-sennin.-Saludé.
-¡___-chan! ¡Tus ojos ya no son negros!-De forma translúcida, pude divisar su amplia sonrisa, aunque seguía sin percibir en el la alegría que habitualmente desprendía.-Tampoco son azules como solían ser pero, ¿Cuando ha pasado eso?-Agitaba las manos a su alrededor.
-Ahora mismo, prácticamente.-Sonreí. Ero-sennin dejó caer las manos a sus costados.
-Vaya... Eso quiere decir, ¿Que soy la primera persona a la que vuelves a ver?-Su voz se tinto con un tono nostálgico pero al mismo tiempo, feliz.
Deidara se cruzó por mi mente.
-Podriamos decir que si.-Contesté a mi maestro, ignorando que en realidad Deidara había sido observado por mis ojos con todos sus colores durante unos segundos con solo nombrar mi clan.
-No sabes cuánto me alegro, ___-chan. Creo que era justo lo que necesitaba en este momento.-Ero-sennin negó con la cabeza. Yo no entendí muy bien a qué se refería y arrugué la nariz.
Pero no tarde en sonreír al darme cuenta de que este momento especial en mi vuelta a ser yo misma, lo estaba compartiendo con alguien importante para mí.
De pronto caí en la cuenta de que seguíamos en la puerta.
-¿Quieres pasar?-Pregunté echándome a un lado.
Durante unos segundos se hizo el silencio, a la espera de que Jiraiya contestará. Su cuerpo estaba completamente estático, observándome.
-No, ___-chan, solo quería pasarme a verte.-Dijo, colocando la mano en su nuca. Yo ladee la cabeza con la mirada hacia su silueta.-Cuidate, ¿Vale? Y cuida a Naruto mientras yo no estoy por aquí.
La mano de Ero-sennin se colocó sobre mi cabeza, y yo no pude evitar el sentimiento de calidez familiar de ese gesto. Y sonreí como una niña pequeña.
-Claro.-Respondí por inercia. El quitó su mano de encima. Y en mi despertó el instinto de abrazarlo.
Mis pies parecieron moverse solos, y antes de poderme dar cuenta me abalancé sobre el hombre de cabello blanco que había actuado como mi padre en estos tres años. El, lejos de sorprenderse respondió rápidamente a ello, y me estrecho entre sus brazos. Yo me sentía diminuta en ese momento, pero estaba tan feliz de compartir este momento con él.
-Bien bien. Debo irme, ___-chan.-Mi maestro se separó de mi, y sonrió.
La figura de Ero-sennin fue desapareciendo en la lejanía, yo solo alcanzaba a ver su silueta oscura a través de la luz, cada vez haciendose más pequeña.
Me di la vuelta, con la mente en blanco, y golpee con el pie la puerta para cerrarla, pero algo se interpuso.
Sabia perfectamente de quién se trataba, y como siempre, algo se encendió en mi y no pude evitar que una pequeña sonrisa se resbalase en mis labios, pero intenté esconderla antes de girarme hacia él.
-Hyuga.-Dije, cruzandome de brazos y girando sobre mi misma.
La cara de Neji estaba mucho, y cuando digo mucho, es mucho, más cerca de lo que esperaba, y pude descifrar lo que pretendía, su cuerpo estaba un poco inclinado hacia mi. Pero de pronto se irguió.
Sin duda, pude distinguir en esas luces y sombras frente a mí, sus ojos. Tan claros y, con su mirada en mi, incluso pude distinguir un brillo en ellos.
Por alguna razón, un cosquilleo me recorrió el cuerpo. Me quedé atrapada allí, pero encontrando siempre un sentimiento de libertad en aquellas perlas que Neji tenía por ojos. Había sido así siempre. En esa intimidad que despertaban nuestras miradas, no podía distinguir nunca el pájaro enjaulado con el que él se identificaba. Todo lo contrario.
-No sé qué decir.-Dijo el chico de la melena al fin, con la voz temblorosa. Sin embargo, podía distinguir la emoción en ella.
Yo abrí los ojos por sorpresa.
-¿Neji Hyuga no sabe que decir?-Respondí con gracia.
-No, y mucho menos si dices mi nombre completo.-Pude notar como él sonreía con superioridad, sabiendo como caerían en mi esas palabras.
Me costaba llamarle por su nombre de pila, por algun motivo. Mi orgullo se tambaleaba cuando lo hacía. Durante los tres años que estuve fuera su nombre me hacía tambalear, me flaqueaban las piernas cada vez de Naruto, lo nombraba. Y aunque era algo que ya pasaba cuando teníamos 12 años, durante mi partida me hacía sentir más frágil. Su apellido lo despojaba de exclusividad de ser el chico del que me había enamorado y que hacía que me doliese el pecho. O al menos eso quería yo aparentar.
Yo bufé por lo bajo, intentando controlar el instinto de echarlo de mi casa de un rodillazo en la cara.
-¿A que venías?-Pregunté.
-¿No piensas explicarme lo de tus ojos?-Respondió él.
-Te creía lo suficiente inteligente como para descrifrarlo tú solito.-Mi voz sonó con gracia y con un poquito de veneno en ella.-Además, he preguntado yo primero.
-Al menos déjame pasar, ¿No?-De nuevo habían vuelto esos tira y afloja que nos habían caracterizado tanto.
Yo rechisté, pero me hice a un lado dejándole pasar, aunque choqué mi hombro con el suyo en señal de molestia cuando paso por mi lado. Yo caminé detrás de él.
Nos dirigimos al salón, dónde en silencio, nos sentamos. Se oían nuestras respiraciones, y podía distinguir la figura del ojiperla frente a mí, y la figura de los muebles entra la luz que entraba por las ventanas.
-Cuando quieras.-Indiqué yo rompiendo el silencio.
-Ire al grano. En 5 días el equipo 9 tendrá una misión, tu incluida en el equipo 9.-Aclaró.-Es la oportunidad perfecta para ir a tu aldea. He comprobado la localización y...-Yo tragué saliva y no pude evitar que el cuerpo entero comenzará a reaccionar ante la idea de volver a mi hogar de nacimiento, podía notar hasta mis pestañas temblar. Cerré los ojos y respiré hondo, con mis manos sobre mis rodillas. Una fría mano se colocó sobre una de ellas, dando un pequeño apretón.-Estaré contigo, ___.
Yo abrí los ojos y de nuevo, me encontré con aquellos ojos. Todas aquellas sensaciones anteriores desaparecieron, y antes de que pudiera pensar nada, Neji se acercó aún más a mí y depositó un pequeño beso en mi frente. Se apartó lentamente y yo miré a un lado.
Pensé que iba a besarme, pero no en la frente. Oí un risa por su parte.
-Continua, idiota.-Reclamé.
Pude distinguir la figura de Neji buscando algo entre su ropa, y por un momento me asusté, sin saber que esperar, teniendo en cuenta que la última vez que vino a casa terminó entre mis piernas en la mesa de la cocina.
Me atraganté con mi propia saliva y mientras estaba al borde de la muerte Neji saco un pergamino.
Mi yo interior en vez de alegrarse de ello, se llevó una pequeña decepción, pero decidí ignorar lo que mis hormonas gritaban.
-¿Estás bien?-Preguntó el Hyuga mirándome mientras yo recrobaba la respiración tras mi atragantamiento. Yo asentí, con toda la dignidad que pude.-Bien.-Desplegó el pergamino sobre la mesa, yo me acerque a ella, y ojeé por encima, aunque apenas distinguía alguna línea. Neji cogió mi mano.-Aqui, estamos nosotros, Konohagakure.-Con delicadeza coloco mi mano sobre la parte del mapa que, supongo, indicaba la aldea. Su tacto tan frío (como siempre) me estremeció.-Más hacia el norte, está Takigakure (aldea oculta de la cascada) dónde el equipo 9, tiene la misión.-Neji movió mi mano hacia el norte, y mi instinto fue apartarla, cuando supe que era lo siguiente que se avecinaba. Él pareció notarlo, y apretó aún más mi mano.-Estoy contigo.-Hasta ese momento, no me había fijado en como la voz de Neji se había vuelto mucho más grave y gruesa, pero esas palabras retumbaron tanto en mi cabeza, que por unos instantes, solo podía percibir aquello.-Y aún más al norte, está Getsugakure (aldea escondida de la Luna), y, dentro de ella, al este, el terreno donde tú vivías, ¿Cierto?-Yo asentí lentamente, con la voz del Hyuga nombrando mi aldea retumbando en mi cabeza. Sentí todo moverse dentro de mi, como si me hubieran zarandeado.
Mi cabeza comenzó a dar punzadas y no pude evitar eliminar mi contacto con el ojiperla y llevar las manos hasta mis sienes.
-Sobre mis ojos...-Hablé a duras penas.-Creo que te lo puedes imaginar.
Neji colocó su mano sobre mi frente.
-Tienes fiebre.-Su voz desprendía preocupación, así que intente apaciguarla.
-Es solo que mi cuerpo no aguanta la recuperación. Tsunade está...argh-Me quejé de una gran punzada que sentí en la frente.-Tsunade está al tanto de todo. Solo debo descansar.
Me levanté a duras penas del suelo, e intente mantener el equilibrio. De nuevo mi chakra se descontrolaba dentro de mi cuerpo, y a penas podía mantenerme en pie.
Antes de si quiera hacer un ademán de caer, el Hyuga paso sus manos por mi espalda y tras mis rodillas y me cargó hacia la habitación.
Por mi mente no pudo evitar pasar la comparación con unos recién casados. Levanté la vista, podía distinguir algunos rasgos de Neji a duras penas, además de sus ojos. Una de mis manos recorrió la línea de su mandíbula.
-Esto es tan vergonzoso.-Dije cuando al fin me dejó en la cama.
El camino en silencio hacia la puerta de la habitación. A veces, me molestaba que su manera de gestionar sentimientos era reprimirlos y mostrar una parte de él que no era real: esa seriedad fingida.
Tks.
-Ojalá pasar muchas más cosas vergonzosas juntos, ¿No crees?-Preguntó, desde la puerta, mirándome.
La sangre subió a mis mejillas, pero más allá de sentir pudor, sentí ilusión, y no pude evitar sonreír. El también lo hizo, podía vislumbrar aquella sonrisa entre arrogante y divertida del Hyuga.
El ojiperla fue a darse la vuelta para irse, y algo en mi se arrebató.
-¿Quieres cenar esta noche conmigo?-Pregunté atropellando las palabras, desde la cama y agarrando las sábanas con fuerza.
-Claro, me encantaría tener una cita contigo.-Su respuesta fue acompañada de sus pasos yéndose de mi casa. Yo sonreí, sabía que en el fondo, estaba sintiendo lo mismo que yo.
Tapé mi cara con mis manos y grité como una estúpida adolescente.
Por un momento mi cabeza quedó en silencio al darme cuenta de que es efectivamente lo que soy: una estúpida adolescente.
-Por Dios, ___, fue tu primer novio, ¿Cómo puedes ponerte así de nerviosa ahora?-Me pregunté a mi misma frontando mi cara.
Antes de que pudiera darme una respuesta a mi misma, el olor a arcilla se hizo presente en la habitación.
-Tu y yo también vamos a tener planes.-Dijo la rubia de Akatsuki.
Hola chicas, espero que estéis genial y os guste el capítulo, ¡Os leo! ❤️ Y si tenéis alguna pregunta, ya sabéis.
Os dejo aquí el mapa.