Attack On Titan University. (...

By Sigmauraia

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Tres alumnas recién llegadas son incorporadas a una nueva Universidad llamada Rose. En ella, conviven ciertos... More

Día 1.- (Ruth.)
Día 2.- (Silvia.)
Día 3.- (Andrea.)
Día 4.- (Ruth.)
Día 5.- (Silvia.)
Finde. - (Andrea.)
Día 7.- (Silvia.)
Día 8.- (Andrea.)
Día 9.- (Ruth.)
Día 10.- (Silvia.)
Día 11.- (Andrea.)
Finde. (Ruth.)
Día 12.- (Silvia.)
Día 13. - (Andrea.)

Día 6.- (Ruth.)

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By Sigmauraia

 Pasado el fin de semana, una nueva comenzaba. La luz saludaba como todas las mañanas a Ruth, que estaba metida en su cama, casi como siempre. Pero esta vez, no la levantó la molestia de la luz sino su madre que entró alarmada a su habitación.

"¡Ruth! ¡Levántate! ¿Es que acaso no has escuchado tu alarma? ¡Es lunes!"

  Los azulados ojos de Ruth miraron bloqueada a un punto fijo de su habitación. Mirando con temor el reloj, su madre tenía razón. Eran las nueve menos cuarto.

Ruth: (Levantándose bruscamente) ¡Es verdad! ¡Dios mío! Debí de quedarme dormida al quitar el despertador... 

"Seguramente te quedaste hasta tarde como siempre haces los fines de semana con el ordenador."

Ruth: (Mirándola) Ya, ya. Siempre dices lo mismo. 

  Los lunes y Ruth no tenían una bonita relación. Ruth se levantó apresurada hacia la ducha, ignorando la diaria charla que siempre la metía su madre. Tenía tiempo para un lavado rápido y un pequeño desayuno. A sí que, sin más dilación, se puso a ello.

  Despidiéndose entre suspiros, cerró la puerta de su casa y salió a un paso rápido hacia la Universidad. Mirando entre las fotos de su móvil, encontró una que la daba a ver el horario y las clases. Suspirando, se alivió al ver que la clase que tenía a primera hora fuera Biología. Se la daba bastante bien esa asignatura y Hange seguramente entendería el porqué de que hubiera faltado.

  En el camino a su destino, Ruth se encontró con un problema. El dependiente de una tienda y un cliente estaban teniendo una riña. Antes de que apareciera la policía, empezaron una pequeña pelea y en un empujón, una de las personas impactó fuertemente contra Ruth. Haciéndola perder el equilibrio. Cuando la chica quiso reaccionar, noto una gran fuente de calor cerca de uno de sus ojos. Con la mano izquierda, comprobó el lugar de donde provenía ese calor. Con los dedos con sangre, miró la pantalla de su móvil.

Ruth: T-Tengo sang... (Asustada) 

  Cuando la policía llegó, el causante del problema salió corriendo. El tendero, mirando a Ruth la ofreció un pañuelo. Pidiendo miles de disculpas. Ruth se levantó, con una gota de sangre cayendo por su mejilla. Una falsa sonrisa despidió a los presentes del lugar, y la chica siguió su camino. Ignorando a todo allí presente. Con el pañuelo consiguió hacer que la pequeña herida dejara de sangrar. Pero Ruth sabía que no iba a ser lo único de lo que preocuparse.

  Al llegar a la puerta del Edificio Principal de la universidad, una pequeña figura de pelo plateado se volteó para ver quien había entrado. O "Quien había llegado tarde." Era Rico, la segunda Conserje de la Universidad. Siempre la gustaba pillar y regañar a los alumnos que llegaban tarde... Pero inmediatamente, cambió su cara al ver a la chica.

Rico: (Impactada) ¡Dios mío! ¿Qué te ha ocurrido Ruth?

Ruth: Estoy bien Rico, fue un pequeño golpe.

Rico: No. Hay que curarte esa herida, por muy pequeña que sea. Y limpiarte ese rastro de sangre. 

  Ruth se miró a sí misma. Al menos, la sangre no había llegado a su peto negro ni a su camisa blanca. Suspirando, decidió ceder a la ayuda de la mujer.

  Justamente al tocar el timbre, Rico terminó de ayudar a Ruth.

Rico: Informaré a tu tutor de lo sucedido. Espero que te haya sido leve, y te recuperes.

  Ruth cogió su mochila, y agradeció a Rico con un gesto en silencio. Tras terminar de mirarse en el espejo del baño, murmuró con cierto tono irónico.

Ruth: Que maravilloso día. Me encantan los lunes.

  Ruth suspiró sabiendo lo que la iba a esperar. Abrió la puerta de la clase y entró. Y esperando lo inevitable, Andrea y Silvia se asustaron al ver la herida de su compañera. El tutor, que estaba sentado, se levantó en dirección a la chica con calma. Esta, le recibió con un aspecto triste y desanimado.

Erwin: (Mirándola) ¿Te encuentras bien? Me he cruzado antes con Rico, y me ha contado lo sucedido.

Ruth: Estoy bien, gracias señor. Fue solo un pequeño golpe.

  Erwin levantó con cuidado la ceja de Ruth con su dedo pulgar para inspeccionar mejor su herida.

Erwin: Desgraciadamente, nuestra cara es uno de los peores lugares para recibir golpes. Siempre es muy alborotadora.

  Ruth apartaba la mirada de su tutor, con cierta resistencia a los ojos azulados y cristalinos que poseía el hombre. Una pequeña sonrisa, iluminó un poco el odioso lunes de Ruth.

Erwin: (Sonriendola) Si sientes alguna que otra molestia, házmelo saber. Daré permiso para que puedas volver a tu casa. 

  Ruth agradeció a Erwin. Para después dirigirse a su sitio, y sentarse dejando bruscamente la mochila. Silvia, impresionó a Ruth con un cálido abrazo.

Silvia: Ruth, ¿Estás bien? No sabíamos que te ocurría, ni dónde estabas.

Andrea: No respondías al móvil.

Silvia: Sueles venir bien a las primeras clases, o sueles dar los buenos días en el grupo. Estábamos preocupadas... 

  Silvia no soltaba a la chica, y Andrea la cogió de la mano. Ruth miró con cierto brillo en los ojos  a sus amigas. Eren y compañía también preguntaron por su estado, al cual se unieron los compañeros de detrás de ella. En ese momento, la chica miró a un punto bajando la cabeza, con los ojos un poco llorosos.

Ruth: Gracias...

  Ruth tenia maravillosas personas a su alrededor. Que hacían que todo aquello malo, fuera un poco más agradable. En la tutoría, preguntaron a la muchacha lo sucedido.

Eren: Yo le hubiera pegado un gran golpe.

Marco: (Nervioso) No hay que resolver las cosas con violencia, Eren.

Armin: Marco tiene razón.

Jean: Seguramente, a ti también te hubieran derribado.

  Eren y Jean comenzaron a discutir como siempre. Y de seguido, Reiner intentaba calmarles. Ruth suspiró, sonriendo. Pero no duró demasiado, poniendo rápidamente una cara de sufrimiento.

Silvia: ¡Ruth!

Ruth: Estoy bien, estoy bien... Solo me ha dado un pequeño golpe de dolor en la herida. Un calambre.

Andrea: Y te está volviendo a sangrar, Ruth. Toma.

  Andrea era una persona que a diferencia de Silvia, siempre mantenía la calma en estos momentos. Pero la chica herida agradecía los cuidados de sus dos amigas de todo corazón. Con un pañuelo, pidió permiso para ir al baño.

Ruth: (Levantándose) No os preocupéis, estaré bien.

  De camino al baño, una voz conocida para ella, la volteó hacia las escaleras. Levi, que esta vez llevaba un jersey negro, abrió más los ojos al ver a la chica con la mejilla ensangrentada. Ruth retrocedió unos pasos mientras el hombre los acortaba.

Levi: ¿Qué te ha ocurrido?

Ruth: Y-yo... Esta mañana llegaba tarde a primera clase. Y sin querer, me metí en un conflicto entre dos personas. Me llevé un golpe, haciéndome esta herida. 

  Levi acerco su mano a la herida de la chica. Las mejillas de la chica se tonaron de un rosado claro. Evitaba tener que mirarle a los ojos mientras inspeccionaba la cara de esta, pero es algo que no pudo evitar. Hechizada con la mirada, un repentino dolor la hizo salir de ese maravilloso momento.

Ruth: ¡Au!

Levi: Lo siento.

Ruth: N-no se preocupe... Iba al baño a lavarme la cara un poco. A sí que... (Con una leve sonrisa) 

Levi: Tienes la herida abierta. (Suspirando) Ven conmigo. 

  El corazón de la muchacha salió disparado, lo que ocasionó que la herida comenzara a sangrar un poco más.

Levi: Relájate. Estas haciendo que te sangre más.

  Levi ofreció a la chica un pañuelo que sacó de su maletín. Tras un choque y un caos en la cabeza de Ruth, junto al gran suicidio colectivo de sus neuronas, decidió seguir al profesor. Entró con él a su departamento. Ruth caminaba anonadada por el lugar. Todo estaba muy bien colocado, y limpio. Levi captó la atención de la chica de nuevo, al sacar un maletín con ciertos objetos medicinales. 

Levi: Esa conserje no te ha sabido poner bien el punto. Siéntate.

  Se le notaba un leve tono cabreado cuando las personas hacían cosas que no le agradaban.

Ruth: No... me gustaría que con todo lo limpio que está este lugar, mancharle de sangre. Puedo hacerlo yo en el baño.

Levi: Estoy seguro de que tú también lo harías mal. Ahora estate quieta.

  Ruth seguía alterada y nerviosa, pero inmóvil. El hombre cambió con cuidado el punto que cerraba la herida, y tras ello, limpió la zona de alrededor. El pequeño dolor de los movimientos era ameno para la chica. Tenía los ojos cerrados, y la tranquilidad y el olor tanto del lugar como de Levi, hacían que no sintiera nada de dolor. Al poco tiempo, Levi inspeccionó la herida finalmente con cuidado.

Levi: Está bien. Puedes irte, pero ten más cuidado la próxima vez.

  La chica, se levantó de la silla con cuidado y le ofreció el suave pañuelo que en el anterior momento la entregó Levi, que estaba recogiendo los objetos medicinales.

Levi: Quédatelo. Son mejores que un simple cacho de papel, y te vendrá mejor. Tengo muchos más.

Ruth: (Asintiendo) Muchas gracias, señor. Espero no haberle sido una molestia.

  La chica cerró la puerta lentamente del departamento. Con una mano en la cara, se quedó mirando a la pared. Intentando relajarse, caminó de nuevo a la clase. Por una parte, estaba preocupada por el tiempo que estaba tardando en volver. Pero por otra, estaba tan llena de alegría, que ese lunes pronto se convirtió en uno de los mejores de su vida.

  Volvió de nuevo con sus compañeros, para seguir el día. Silvia observó como el aspecto triste y desanimado de Ruth había desaparecido.

Silvia: ¿Qué ha ocurrido? ¿Te has encontrado con Pyramid o así en los baños?

Ruth: ¿Qué? ¡No!

Andrea: Apuesto a que has estado viendo Pinterest un rato.

Ruth: He... M-me han ayudado con la herida.

Andrea: ¿Quién?

Silvia: ¿Quién? Cuenta, cuenta...

  Las tutorías eran "tiempos muertos" entre clases, para hacer o terminar materias y deberes. Además de poder hablar de temas con el tutor. Pero lo que más se hacía era cotillear, sobre todo las tres amigas...

Ruth: (Avergonzada) Me he encontrado con Levi... 

Silvia: ¡AH!

  El grito de Silvia retumbo por la clase, creando un silencio incómodo.

Ruth: ¡Shh! ¡Silvia!

Silvia: Perdón, perdón.

  Andrea se reía ante el panorama.

Andrea: ¿Qué quería Levi de ti?

  Ruth, sonrojada a más no poder la contestó.

Ruth: (En voz baja) ¡No quería nada de mí! Me ayudó con la herida.

Silvia: ¿Ah... Si?

Ruth: (Chistando) Si. Decía que Rico no me había puesto bien el punto. 

Silvia: ¿Y te ha puesto el en tu sitio bien puesta? (Riéndose)

  Ruth frunció el ceño, cogiendo a Silvia de la cara. Andrea, separó a las dos mujeres antes de que Ruth cometiera un asesinato en directo.

Ruth: Me ha ayudado a curarme la herida. Punto y final.

Andrea: Bueno, estoy segura de que el sabrá curar heridas bien. Pero... Con el aspecto tan limpio que tiene, ¿Cómo ha decidido ayudarte con la sangre?

Ruth: No sé. En todo el momento que me ha curado la herida estaba sumida en otro mundo.

Andrea: (Riéndose) Bueno, algo bueno tenía que ocurrirte a compensación para curar esa desgracia que te han hecho.

Silvia: Y yo solo consigo una desgracia mayor por una desgracia...

Ruth: (Riéndose) No te diré que no.

  La clase había finalizado tras el final de la conversación de las chicas y Erwin, que había ido a hablar con ellas.

Andrea: Que bien le quedan a este hombre los trajes.

Ruth: Si, es cierto. (Sobresaltando) ¡Ah! El profesor Levi hoy llevaba un jersey negro muy bonito.

Andrea: Que maravilla ha tenido que ser verle. Y justo hoy sin Filosofía ni Psicología...

Silvia: A lo mejor se ha puesto guapo porque sabía que hoy ocurriría esto.

  Ruth, una persona con una gran maestría para cambiar de humor y caras, la respondió.

Ruth: Estas jugando con fuego y puedo recordarte que Reiner está detrás de ti y tengo información tuya confidencial, ¿Cierto?

Silvia: ¡Chantajista!

Ruth: (Cruzándose de brazos) Profesional.

Andrea: Verdad como un templo.

  Al tocar el timbre, la profesora de Economía Nanaba entraba con una sonrisa saludando a los alumnos.

Andrea: Ahora a callar mujeres.

Ruth: ¿Has oído? Nada de risas. 

  Silvia soltó una sarcástica risa, pero la quitó de inmediato al ver la seria cara de Andrea. La mayoría de la clase de economía estuvo tranquila. A medida que quedaban menos minutos para acabarla, Ruth se dejó hundir en sus pensamientos.

"Tengo que limpiar el pañuelo. Está lleno de sangre, y eso lo estropeará. Pero... Huele tan bien como el lugar de su departamento."

Silvia: Tierra llamando a Ruth. Baja de tu mundo.

Ruth: ¿Qué? ¿Qué quieres?

Silvia: ¿La herida te crea Lag mental?

 Ruth miró malamente a Silvia para después contestarla.

Ruth: No. Estaba sumida en pensamientos e ideas.

Andrea: Vamos a ir a la cafetería antes de la última clase. ¿Vienes? ¿O quieres irte a casa?

Ruth: No, no. Voy con vosotras. 

  Además de conversar con su propia conciencia sobre el pañuelo, también sentía una gran vergüenza interior. Había actuado como una completa imbécil ante el profesor, y no se sentía cómoda con el día. Y era algo, que la torturaría durante muchísimo tiempo. Pensaba en disculparse, pero ya había hecho el ridículo bastante. La felicidad de Ruth, duró poco tiempo tras esa comida de cabeza, provocándola un gran bajón. 

  Llegando a la cafetería, las chicas se sentaron en la misma mesa de siempre. Una mesa en la que se reunían todos los de clase, y conversaban juntos. Pero Ruth solo miraba la ventana, rezagada en sus brazos. Silvia sonreía pobremente ante la imagen de su amiga.

Silvia: ¿Qué te pasa Ruth...?

Ruth: Nada.

Silvia: Yo conozco a la auténtica Ruth, y no es así.

Ruth: (Suspirando) Mis pensamientos son demasiado duros conmigo... 

Silvia: Vaya, ¿Tú también? Te comprendo. Pero... ¡Aquí estoy para ayudarte! Hablemos de algo, venga.

Ruth: Silvia...

Silvia: Cuéntame algo de Pyramid. Sé que te encanta.

  Ruth sonrió a Silvia, en forma de agradecimiento.

Ruth: Deberías de tener más confianza en ti misma. 

Silvia: ¿Ah? ¿A qué te refieres?

Ruth: Te preocupas mucho por hacerle algo a Reiner, o por dar una imagen que quiera ver en ti. Sé más natural, más tú. No dejes que al ver cosas que no te gusten, tengas que cambiar por ello. 

  Ruth daba vueltas a la cuchara del café que tenía delante.

Ruth: Sé que te encanta, pero no puedes cambiar si no le gusta lo que ve o no le llama. Tenemos cosas que nos hace únicos, y si tengo que decidir entre tener una Silvia única o una Silvia que le guste a ese chico, permíteme pegarle un tiro en la cabeza. 

Silvia: Pero...

Ruth: Estoy segura de que tienes un encanto que le gustara. Algo único en ti, que le llamará la atención. Dale tiempo al tiempo. Además... ¿Crees que Ymir dejara que se acerque a la niña? Lo lleva claro. 

  Silvia miraba nerviosa con sus ojos a los lados. Tras un leve suspiro, abrazó de nuevo a Ruth. Y esta le devolvió el abrazo, dándola también un pequeño papel.

Ruth: Toma, está hecho por mí. Es una muestra de cariño. Por ese día tan malo que tuviste, pero sobretodo, por tu cariño. 

Silvia: Es un... Dibujo tribal del triángulo de The Legend Of Zelda... ¡Gracias, gracias!

Ruth: Sabia que te gustaría.

  Un pequeño barullo volteó a las dos chicas. Andrea estaba discutiendo con una chica de otro curso. Al parecer, Andrea había pedido disculpas por un pequeño empujón pero la otra chica solo la amenazaba. Ruth frunció el ceño y saltó de la silla para ir en busca de su compañera. Metiéndose en el fregado, acabó también riñéndose con la chica. Andrea la pedía calma, pero el carácter de Ruth no es que fuera agradable con personas que hacían mal a sus amigas. La chica amenazó a Ruth con pegarla, pero Annie que estaba detrás de ella, hizo correr escalofríos por el cuerpo a la muchacha, retirándose del conflicto.

  Quien sabe que imagen se le pasó por la cabeza a la chica al ver a Annie.

  Ruth se dio la vuelta, recibiendo a Annie con una sonrisa.

Ruth: Gracias, Annie.

Annie: No me gusta que se aprovechen de mis compañeros.

Ruth: ¿Estas bien Andrea?

Andrea: Si, solo ha sido un empujón. Esa imbécil me ha tirado las cosas. 

  Andrea fue a recoger su calculadora, pero pronto se dio cuenta de que estaba rota a causa de la caída.

Andrea: Madre mía... Mi calculadora. No tendré tiempo esta tarde de ir a por una. 

  Ruth captó la preocupación de su amiga, y cogiendo su calculadora, se la entregó. Andrea miró con ojos brillantes a Ruth.

Ruth: La vas a utilizar más que yo, así que.

Andrea: Ruth...

Ruth: (Sonriéndola) Puedes devolvérmela cuando tengas la otra.

  Andrea sonrió a su compañera y después la dió un largo abrazo. De nuevo, un pequeño rayo de felicidad invadió el cuerpo de la chica. Pero al volver a la mesa, observó la mesa de los profesores. El bajón volvió a las andadas...

  El ánimo de Ruth en ese día fue una autentica montaña rusa, cosa que la saturó y cansó mucho. Pero aun la quedaba algo por hacer. Se quedó cerca de la puerta del edificio principal, despidiéndose de sus amigas.

Silvia: ¡Es verdad! Espero que te lo pases bien, ya nos contarás. 

Andrea: Gracias de nuevo por todo, eres genial. 

Ruth: Vosotras sí que sois geniales. Descansad, mañana nos vemos.

  El hecho de que Ruth no daba a ver su tristeza, o su bien estar al mundo, era muy de ella. Prefería comerse los problemas a tener que preocupar a los demás. 

  Ruth terminó de ver como sus amigas se iban por la puerta y se despedían mutuamente. A punto de darse la vuelta y entrar en el edificio, algo la hizo bastante gracia. Andrea y Reiner se habían ido como siempre juntos, pero Ruth vio como Silvia corría en su dirección, uniéndose al dúo.

  Ruth caminó hasta la caseta de los conserjes, preguntando por el aula de música. Al mirar por una ventana, observó que el día se había puesto oscuro.

Ruth: Como esto salga mal, encima tengo lluvia de vuelta... Gracias, Lunes.

  La chica por fin consiguió llegar al Aula de Música. La preocupó el llegar a tiempo y que no hubiera nadie en la puerta. Comprobó si estaba abierta, y llamó antes de entrar.

Ruth: ¿Hola...? ¿Se puede pasar? 

  Sin una respuesta, entró. Ruth observó la sala completamente anonadada mientras caminaba. Había un montón de instrumentos perfectamente colocados, y una gran zona sin ningún mueble ni asientos, con un gran espejo delante. La sala estaba decorada con bonitos dibujos musicales oscuros en la pared, macetas y flores blancas en las ventanas. Y algo que la provocó un escalofrío. En una pared, había un gran dibujo muy desgastado y roto de un escudo con dos alas de colores. Una melodía rompió la atención que prestaba Ruth a esa obra de arte, adentrándose más aun en ese maravilloso lugar de aspecto misterioso y triste. En aquel lugar, estaba Levi limpiando la superficie de un bonito piano negro.

  Ruth se quedó bloqueada ante la sorpresa. Sin saber que decir o cómo reaccionar, tras suspirar, intento mantener la calma.

Ruth: ¿Profesor Levi? Emm... ¿Dónde puedo encontrar al profesor de música?

  Levi se volteó lentamente, mirándola con sus oscuros ojos.

Levi: Eres la única que ha decidido venir.

  Ruth confusa no comprendía lo que estaba ocurriendo.

Ruth: ¿Es usted... también profesor de Música?

  Levi dejó colocado el trapo con el que limpiaba los instrumentos. Tras bajar un poco el volumen de la melodía, se acercó a la chica.

Levi: Si. Al observar que no impartiría clases de música, propuse añadirla como una clase extra. Pero de los pocos que se apuntan, nunca suelen venir. 

  Ruth miraba como Levi caminaba comprobando todo lo que le rodeaba.

Ruth: (Dejando la mochila) ¿Y eso no le molesta?

Levi: No. No me importa que hagan o que dejen de hacer. Estar aquí es lo único que me gusta. 

  Ruth bajó levemente la cabeza, cogiéndose con la mano un brazo.

Levi: ¿Por qué has decidido meterte aquí? 

Ruth: La... música siempre me ha gustado mucho, englobando varios tipos de esta. Pero para canciones que utilizan instrumentos, me gustan en especial el violín y el piano. Vi que su curso daba clases de instrumentos... y alguno que otro de danza. Y me llamó la atención.

Levi: ¿Y te comprometes a venir? Aunque eso signifique que en ocasiones tengas que venir en fines de semana.

Ruth: A-ah... Si. (Asintiendo) Lo haré. 

Levi: Está bien. Mentalízate de que serás la única seguramente aquí. Y no me gustan los trabajos mal hechos. 

  Ruth entrelazó los dedos de sus manos, los nervios se apoderaban de nuevo de la calma que estaba manteniendo. Pero no iba a dejar que su propia consciencia la ganara de nuevo.

Ruth: Si. Haré lo mejor que pueda. 

Levi: Puedes darte un pequeño paseo y observar la sala. Sera tu lugar de trabajo. 

  Ruth agradeció la invitación del hombre y mirando con detenimiento, observaba todo aquello que la rodeaba. Volvió a pararse ante el dibujo roto de la pared.

Ruth: Señor.

Levi: Levi. No estamos en clases.

Ruth: Perdón... Levi. ¿Qué le ha pasado a este dibujo?

  Levi subió la mirada a la pared que señalaba la chica.

Levi: El escudo que representa mi clase de música. Pero sin el cuidado adecuado y tras varios semanas sin limpiarlo, lo estropearon. 

  Ruth miraba detenidamente cada detalle de la obra, anonadada. Con dos de sus dedos, acarició suavemente la superficie del dibujo.

Ruth: Da un pequeño sentimiento de libertad... Es genial. 

  Levi cogió ligeramente de la muñeca a la chica, bajando la mano lentamente.

Ruth: L-lo siento. 

Levi: Ve a la cafetería y recoge la bandeja que está sobre el mueble de los sobres de té y café. Vuelve, y empezaremos con algo.

  Ruth asintió sin problema ante la orden de Levi. Tras llegar de nuevo en poco tiempo, dejó la bandeja cerca de donde este estaba sentado, en una mesilla. Ruth observo que se había quitado su jersey negro y ahora tenía una camisa bastante elegante. Se quedó inmóvil de pie, esperando.

Levi: (Mirándola) Has llegado en mucho mejor tiempo que otros. 

  Levi se sirvió de la tetera, un vaso de té. Mientras leía una hoja, miró de reojo a Ruth.

Levi: ¿Piensas estar así todo el día?

Ruth: E-eh... No. No sabía que íbamos a hacer ahora.

  Levi con el pie acercó una silla a su alrededor.

Levi: Siéntate. Puedes servirte una taza si te agrada.

  Con curiosidad, Ruth probó aquel líquido con agradable olor.

Ruth: Es... ¿Té negro? Y con un pequeño toque a menta. Es agradable, pero un poco amargo para mi gusto. 

  El hombre levantó de nuevo los ojos de la hoja.

Levi: ¿Cómo lo sabes?

Ruth: Mi madre me da a probar cada té que hace. Algunos son muy dulces y otro muy amargos, pero el tuyo esta genial. ¡Digo! El té que usted toma... 

  Levi observó con detenimiento el momento en el que Ruth sonrió al terminarse su taza.

Levi: Bien, vamos a aprender algunas cosas principales. 

  Ruth le asintió, sentándose correctamente con las manos en las piernas. Tras una hora y media, Ruth ayudó a Levi a terminar de limpiar los instrumentos y cerrar el lugar finalmente.

Levi: El próximo día necesito que vengas más pronto.

Ruth: Esta bien, ¿Unos minutos más pronto?

Levi: Veinte. Sin retrasos.

  Ruth movió la cabeza asintiendo, y dándose la vuelta se despidió de Levi. Cuando estuvo a punto de salir del edificio, vio que llovía con poca intensidad. Pero sin importarla, y con una gran sonrisa empezó a caminar. Tras ponerse los cascos y su música, daba pequeños pasos al ritmo de esta. Pero, al dejar fluir la imaginación de su cabeza, la llegó una gran y maravillosa idea. Bloqueada mirando a un punto fijo, su sonrisa aumentó. 

  Para ella los lunes eran horribles días negros y aburridos, pero aquel. Aquel día fue uno de los mejores en su vida. 

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