Attack On Titan University. (...

By Sigmauraia

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Tres alumnas recién llegadas son incorporadas a una nueva Universidad llamada Rose. En ella, conviven ciertos... More

Día 1.- (Ruth.)
Día 2.- (Silvia.)
Día 3.- (Andrea.)
Día 4.- (Ruth.)
Finde. - (Andrea.)
Día 6.- (Ruth.)
Día 7.- (Silvia.)
Día 8.- (Andrea.)
Día 9.- (Ruth.)
Día 10.- (Silvia.)
Día 11.- (Andrea.)
Finde. (Ruth.)
Día 12.- (Silvia.)
Día 13. - (Andrea.)

Día 5.- (Silvia.)

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By Sigmauraia


Cogió el móvil y apagó la alarma. Se sentó en la cama con la mirada perdida y segundos más tardes volvió a tumbarse.

Escuchó a su madre cerca de la puerta de su habitación y se tapó con las mantas hasta la cabeza.

-¿Quieres volver a llegar tarde?- Su madre abrió la puerta de golpe pero Silvia no se inmutó.

-Creo que no voy a ir a primera.- Murmuró.

-¿Cómo? ¿Por qué?- Dijo molesta.

-Porque no quiero ir a Educación Física.

-Levanta ahora mismo y ponte a prepararte, ¿Vas a hacer eso todos los días que toque Educación Física?

-Solo en los que haya a primera hora.

-No me enfades.- Dijo saliendo de la habitación.

El tono de advertencia de su madre hizo que cogiera de nuevo el móvil para espabilarse. Vio un mensaje de Andrea en el grupo de WhatsApp de las tres amigas.

-''Espero que te hayas levantado ya''.- Silvia sonrió ante el mensaje de Andrea y dejó el móvil en la cama para empezar a prepararse.

Desayunó, se duchó y se vistió. Miró la hora de nuevo y se dio cuenta de que seguramente llegaría tarde.Se despidió y salió de casa sin prisas.

Llegó hasta la parada del bus y se sentó.

-Me da igual llegar tarde de nuevo.- Miraba como pasaban los coches para ver llegar al autobús.- No pienso hacer más ejercicio del que ya voy a hacer.

Silvia y la Educación Física no se llevaban nada bien. No era buena en ningún deporte salvo en bádminton y hockey (y ni siquiera en esos era un hacha). Además tampoco aguantaba ninguna prueba de velocidad, resistencia o flexibilidad.

Suspiró por vigésimo quinta vez esa mañana y esa vez la expresión de su rostro se tiñó de una leve tristeza.

Durante toda su vida la gente de su clase se había metido mucho con ella y era uno de los motivos por los que era tímida e insegura pero cuando tocaba Educación Física siempre se habían cebado con ella el doble.

Apareció una sonrisa en su rostro cuando recordó a sus compañeros de clase, ellos eran distintos, no como aquellos imbéciles que no tenían nada mejor que hacer que insultarla.

Silvia meneó la cabeza para quitarse esos pensamientos ¿Qué hacía pensando de nuevo en aquellos momentos? Se levantó del banco y se puso al borde de la acera para ver pasar mejor al autobús.

Un minuto más tarde estaba allí y montó en él. Silvia se colocó los cascos y se apoyó en la ventana.

Una vez llegó a la puerta de la Universidad comenzó a correr para llegar a clase, era el primer día con el profesor de Educación Física y le daría mala imagen desde el primer momento.

Llamó a la puerta y abrió. La clase estaba totalmente vacía pero las mochilas de sus compañeros estaban en sus respectivos sitios.

-No me lo puedo creer, he subido para nada.- Tiró la mochila por los aires para no entretenerse y cayó en la mesa de Bertholdt para después caer en su silla y tirarla al suelo con un escándalo terrible. Ahora tanto su mochila como la de Bertholdt estaban tiradas en el suelo.

Comenzó a dar un paso hacia delante y otro hacia atrás repetidas veces sin saber si debía colocarlas o correr como el viento a buscar a sus compañeros. Finalmente optó por la segunda opción y pensó que más tarde se disculparía con su nuevo amigo.

Corría como loca de nuevo por los pasillos y tuvo la suerte de volver a encontrarse a Hannes que rió al verla.

-¡Otra vez tarde! ¡No aprendes!

-¿La clase de Educación Física de primero?- Preguntó intentando respirar.

-Nada más salir por la puerta ve por la derecha, allí están las pistas.

-¡Muchas gracias, Hannes!


Silvia corrió sintiendo que los pulmones se le salían por la boca y por fin vio a sus compañeros a menos de cien metros en una gran explanada dentro del campus de la universidad.

Se paró al lado del primer compañero que vio y ese era Armin que hablaba con otro chico de su misma clase.

-Hola Armin.- Dijo Silvia apoyando las manos en sus piernas intentando no morir.- ¿Habéis empezado la clase?

-No, aún no. El profesor ha dicho que estiremos un poco.

-Ay hola Marco, ¿Cómo estás?

Marco era otro chico de clase. Tenía el pelo negro y su piel estaba marcada por pecas. No había hablado mucho con él pero parecía bastante simpático.

-¡Hola! Yo estoy bien pero de ti no puedo decir lo mismo ¿Quieres un poco de agua? He traído una botella.

-No, gracias. Me dará flato y es lo que me faltaba.

-Tienes razón.- Rió.- Por cierto Ruth y Andrea están allí.- Señaló a sus dos amigas que estaban a unos cuantos metros de distancia hablando con Eren y Mikasa.

-No voy a andar hasta allí.- Dijo aún recuperando el aliento.

Marco y Armin rieron pero notó una nota histérica en la risa de Armin. Cuando le miró vio que tenía una sonrisa tensa y le sudaba ligeramente la frente.

-¿Estás bien Armin?- Dijo la chica preocupada.

-No... es que... Todo lo físico se me da bastante mal.

-¿¡En serio!? ¡No sabes cuanto me alegro!

Armin la miró extrañado.

-No me malinterpretes.- Dijo moviendo las manos rápidamente delante de él.- No es que me alegre de que se te de mal, es que yo soy muy inútil en esta asignatura y me alegra no ser la única.

-Bueno pues no te preocupes por eso entonces, yo soy peor que tú seguro.- Dijo con la cabeza gacha.

-No me subestimes.- Le guiñó un ojo y le dio un pequeño codazo amistoso.- Ni te imaginas de lo que soy capaz.

Armin la sonrió pero esta vez su sonrisa era sincera.

Silvia se había visto reflejada en las inseguridades de Armin y no le gustaba que nadie se sintiera inferior ya que ella misma había sido como su compañero e incluso a veces aún lo era pero poco a poco intentaba mejorar la confianza en sí misma.

Justo en ese momento oyó la risa de Christa que hablaba con Ymir. La miró con el ceño ligeramente fruncido.

El día anterior había hablado con Andrea y le había contado que Reiner hacía el mismo camino que su amiga de vuelta a casa y que durante uno de esos trayectos le había dejado entrever que el chico sentía atracción hacia Christa.

Christa era una chica muy bajita y delgada con el pelo rubio brillante y unos enormes ojos azul cielo. Era muy dulce y atenta con todo el mundo y todos los chicos se quedaban embobados cuando la veían pasar.

Obviamente no iba a fijarse en ella teniendo una chica como Christa en la misma clase, era la definición de perfección.

''Conque mejorando tu confianza, ¿Eh?'' Se dijo así misma.

Silvia suspiró. Nunca había tenido buena suerte en el tema sentimental y seguía sin tenerla.

''Nadie nada más que a ti se le ocurre pillarse por un rubio, guapo y cachas de metro ochenta y cinco. Obviamente tiene donde elegir.''

Silvia el primer día había tenido un flechazo por Reiner pero solo había sido físicamente. El problema era que según pasaban los días y trataba más con él se pillaba cada vez un poco más.

-Venga chicos que ya viene el profe.

Marco la sacó de su ensimismamiento y miró en la misma dirección que él.

Silvia se puso nerviosa cuando vio al profesor, esperando que no se hubiera percatado de su ausencia los primeros minutos de clase.

El profesor Mike era enorme hablando tanto de su altura como de sus músculos y su mirada parecía captarlo todo al detalle... o más bien su nariz.

Ese hombre se pasaba el día meneando la nariz y olisqueando. Les habían tocado unos profesores un tanto excéntricos, por decirlo de alguna manera.

La clase se quedó en silencio cuando Mike se colocó delante de ellos.

-Corred hasta que yo toque el silbato. Ya.

La clase se quedó un tanto confusa mirándose entre ellos pero comenzaron a trotar por la pista. La verdad es que era un tipo de pocas palabras.

-Otra vez a correr no.- Dijo Silvia alargando el momento de ponerse a hacer ejercicio hasta el último segundo.

-Vamos chicos ¡Ánimo!- Dijo Marco con una enorme sonrisa mientras comenzaba a hacer lo que el profesor les había pedido.

Silvia comenzó a correr al lado de Armin. Los dos se quedaron los últimos e iban jadeando, a cada cual más destrozado.

Iba encorvada en un intento de minimizar el cansancio y miró al resto de compañeros, la mayoría parecían ir más frescos que una lechuga.

Silvia los maldijo uno por uno hasta que llegó a Reiner que la miró en ese momento.

Ella se puso tiesa como un arco simulando un perfecto entrenamiento y él la sonrió mientras alzaba el pulgar de su mano izquierda.

Ella le asintió con la cabeza que era lo único que le permitía su agotado cuerpo y cuando dejó de mirarla volvió a su postura de Australopithecus.

Por fin Mike hizo sonar el silbato y pudieron ponerse a andar hasta pararse.

No hicieron mucho más en aquella clase por ser la primera. Algunos juegos de balón por equipos de tres (ella se puso con Armin y Marco) y poco más.

Cuando sonó el timbre fueron tranquilamente hacia clase y ella hablaba animadamente con Marco y Armin.

-¿Qué toca ahora?- Preguntó Silvia observando el bonito escenario. No podía dejar de admirar los cerezos en flor que se extendían alrededor de toda la universidad. Sentarse en los recreos con Andrea y Ruth en el césped y hablar de cualquier nimiedad mientras observaba el campus era una de las cosas que más disfrutaba del día a día.

-Filosofía.- Dijo Marco.

-Genial.- Dijo Silvia sonriendo y pensando en Ruth. Le hacía mucha gracia picar a su amiga con comentarios sobre el profesor Levi.

-¿Tú estabas al principio de clase?

A Silvia le recorrió un escalofrío por la espalda al escuchar detrás de ella la voz de Mike.

-No señor, he llegado algo tarde.

Mike se acercó a ella y la olisqueó lo que incomodó a Silvia inmensamente. Acto seguido el profesor sonrió y se marchó.

Silvia disimuladamente acercó su nariz a su camiseta pero no olía a nada a pesar de haber estado sudando. Supuso que sería una manía del profesor, tampoco tenía muchas ganas de pensar. Estaba muy cansada.

-Anda que vienes a saludar.- Era Ruth que se acercaba a ella junto con Andrea.

-Lo siento mucho.- Dijo sinceramente.- Es que estaba muy cansada y estabais lejos... además estaba hablando con Armin y Marco y se me ha ido el santo al cielo.

-Ya, ya. Escusas.- Dijo Andrea acusatoriamente.

Las tres amigas llegaron a clase charlando sobre la primera experiencia de Educación Física. Parecía que la que mejor lo habia pasado había sido Ruth que siempre fue buena en ello.

Al entrar a clase Silvia vio a Bertholdt que miraba sorprendido su mochila tirada en el suelo junto a la suya y dio un pequeño grito ahogado. No se había acordado de comentarle aquel pequeño contratiempo.

Bertholdt la miró cuando entró y señaló la mochila con la mano.

-Silvia, ¿Qué ha...?

No le dio tiempo a terminar la frase porque corrió rápidamente a su lado para recogerle la mochila.

-¡Perdón, perdón, perdón! ¡He llegado con prisas,no he calculado la fuerza y lo he tirado todo! ¡Lo siento!

Silvia levantó la mochila del suelo rápidamente y estuvo a punto de darle a Annie, la chica que había llegado nueva el día anterior, pero ella había sido más rápida esquivándola.

-¡¡Perdón!!- Dijo enfadada por su torpeza y colocándole una mano en el brazo a Annie.- No te he dado verdad.

-No.- Dijo mirándola sorprendida. Seguramente estaría pensando que estaba como una cabra.

-Perdona, de verdad es que llevo una mañana...

-Tranquila, no ha pasado nada.- Se sentó en su sitio y comenzó a sacar los libros.

Silvia puso la mochila de Bertholdt en la mesa de este y comenzó a pasarle la mano por encima para quitarle la posible suciedad que hubiera cogido.

-S-Silvia no hace falta.- Dijo Bertholdt impresionado posando una mano sobre su hombro.- Solo te quería preguntar que había pasado pero no importa.

-Sí importa porque debería haber tenido más cuidado o haberla recogido en el momento pero iba tan tarde que...

-Vamos Silvia no seas exagerada.- La riñó a sus espaldas la voz de Reiner.- Solo ha sido un accidente y Bertholdt te ha dicho que no está molesto por ello.

Ella suspiró y fue a pedirle disculpas a Bertholdt de nuevo pero no quería seguir haciendo el ridículo por lo que se sentó en su sitio con sus dos amigas mirándola ojipláticas.

-¿Pero que te pasa hoy?- Le dijo Ruth que la miraba con cierta preocupación.

-Yo que sé. Será que tengo el día tonto. Aunque tonta del culo estoy todos los días.- Dijo sonriendo.

Sus dos amigas menearon la cabeza y siguieron sacando sus cosas mientras ella apoyaba el codo en la mesa y la mejilla sobre su mano. Estaba exhausta y ni siquiera había empezado la segunda hora.

Sus compañeros seguían entrando en clase y ella se percató en ese momento de que Levi estaba sentado en su mesa mirando en silencio como entraban sus alumnos.

-No le había visto.- Susurró Silvia a Andrea.- Es tan pequeñito que no me había percatado.

Andrea rió por su comentario pero a Ruth no parecía haberle hecho gracia, ni siquiera estaba segura de si la había escuchado.

-Creo que ya he esperado suficiente como para que todos estéis en vuestro sitios y con los libros sobre la mesa.

Silvia aprovechó para sacar su libro con disimulo mientras entraba el último de sus compañeros.

-Lo sentimos profe pero acabamos de llegar de Educa. Además hemos tenido que beber agua y también echárnosla por encima para refrescarnos.- Dijo Jean que llevaba el pelo chorreando.

-Eso lo entiendo por eso os he estado esperando pero hace casi diez minutos que ha empezado la clase.

-Lo sentimos.- Dijo de nuevo.- ¿Podemos abrir las ventanas? Hace muchísimo calor.

Silvia también se estaba asando y se quitó la chaqueta. Debajo llevaba una camiseta azul oscura de manga corta con el Hombre de Vitruvio estampado en ella. En Bachillerato había estudiado Historia del Arte y le había encantado la asignatura.

-Haced lo que queráis.- Dijo Levi levantándose de la silla y acercándose a la pizarra. Inmediatamente se paró y puso una expresión de fastidio al mirar el suelo.- Mirad como lo estáis poniendo todo. La próxima vez no os dejo entrar en clase.

Los chicos abrieron las ventanas y Levi comenzó a explicar en la pizarra la alegoría de la caverna de Platón.

La clase transcurría con la mayor normalidad posible aunque con más desgana que de costumbre por el cansancio de la clase anterior.

De pronto Silvia escuchó un sonido inconfundible y giró la cabeza con brusquedad.

Un abejorro que más bien era un caza de combate había entrado por una de las ventanas abiertas y se acercaba hacia la fila donde se sentaba ella.

Dio un fuerte grito que interrumpió la calma del aula y apartó con violencia la mesa hacia delante, chocando contra la silla de Eren y lo mismo hizo con la silla que chocó con violencia contra la mesa de Bertholdt. Silvia aún así no tenía espacio suficiente como para no sentirse agobiada y comenzó a subirse por encima de Andrea para salir de allí.

Repentinamente sonó un '' PLASH '' que hizo que Silvia se detuviera.

Todos los compañeros la miraban como si hubiera perdido el poco juicio que le quedara (además de la dignidad) especialmente se fijo en Reiner que era quien tenía justo en frente y debajo a Andrea que por su expresión no sabía si quería matarla o compadecerla.

Volvió a sentarse en su sitio y miró con cautela en dirección al profesor. Aquel sonido que había escuchado había sido el profesor matando al bicho.

Levi la miraba con una expresión neutral un tanto siniestra y eso hizo que Silvia se pusiera aún más nerviosa. También notó un fuego subir a sus mejillas por la vergüenza.

-Fuera de clase. Vete a hablar con el jefe de estudios.

Silvia se olía que iba a ser castigada por lo que no le pilló de sorpresa.

Silvia se levantó sin rechistar, evitando las miradas de sus compañeros pero se dio cuenta de algo. Al retirar la silla y la mesa hacía un momento les había dado un fuerte golpe a sus compañeros.

-¡Dios, lo siento!

Tanto Bertholdt como Eren no parecían enfadados, más bien impactados pero eso no la consoló.

Silvia abrió la puerta y salió por ella, cerrándola con cuidado pero pasados un par de segundos volvió a abrirla.

-Profe, ¿Dónde está el despacho?


Llamó a la puerta del departamento que había bajo un letrero donde indicaba que era el despacho del jefe de estudios.

-Adelante.- Escuchó desde el interior.

-Hola, buenos días.- Saludó Silvia.

-Buenos días, señorita.

El jefe de estudios era un hombre calvo y en él resaltaban unos ojos dorados alegres e inteligentes y un poblado bigote de color blanco.

-Me ha mandado el profesor Levi.

-Siéntate.

Silvia obedeció y comenzó a frotarse las manos para calmar los nervios. Vio que sobre la mesa había un pequeño letrero que ponía ''Dot Pixis''.

-Muy bien, cuéntame.

-Pues estábamos en clase y ha aparecido un abejorro y... yo he entrado en pánico y... lo he tirado todo, he golpeado sin querer a dos compañeros e incluso me he subido encima de una amiga para salir de allí.- Según lo iba contando iba sonando más ridículo y solo quiso que la tierra la tragara.

Pixis la miró incrédulo y acto seguido comenzó a reír a carcajadas.

Silvia soltó una pequeña risa forzada mientras Pixis seguía riendo.

-¿Y qué me quieres decir con esto?- Dijo una vez se recuperó de su ataque de risa.

-No lo sé, solo he hecho lo que él me ha dicho.- Esbozó una sonrisa algo temblorosa.

-No voy a ponerte ninguna sanción por esto.- Dijo secándose una lágrima.

-¿En serio?- Dijo aliviada.

-Por supuesto. Todos tenemos miedo a algo ¿No? A mí sin ir más lejos me aterra perder mi preciada cabellera.

Silvia no pudo evitar mirarle la calva y reír.

-Venga anda, fuera de mi vista.- Dijo con cariño Pixis volviendo a sus papeleos.- Un abejorro dice.- Comentó mientras reía por lo bajo.

Silvia salió de allí un poco más tranquila.

Mientras subía las escaleras sonó el timbre. Recorrió el tramo de escaleras que le faltaba con rapidez y se escondió tras una columna esperando a que Levi se fuera.

Cuando entró en clase, Andrea y Ruth hablaban con Reiner y Bertholdt.

-...No puede evitarlo, cuando ve a uno ya no conoce.- Alcanzó a oír de la boca de Ruth.

Cuando la vieron dejaron de hablar y ella se sentó sin mirarles.

-¿Qué te han dicho?- Dijo Andrea.- ¿Te han castigado?

-No, el jefe de estudios es bastante majo.

El chico de prácticas, Moblit, entró por la puerta con una expresión de preocupación más intensa incluso que el día anterior y todos le siguieron al aula de laboratorio.

-Tranquila.- Ruth se agarró del brazo de Silvia para reconfortarla.- Tanto Eren como Bertholdt han entendido tu reacción.

-Yo no te entenderé nunca.- Dijo Andrea, lo que provocó la risa de sus amigas.

Cuando entraron al laboratorio, Hange les esperaba impaciente con una sonrisa casi siniestra acentuada por el brillo de sus gafas que impedía que se le vieran los ojos.

-Pasad, pasad. Tengo una sorpresa para vosotros.- Dijo entusiasmada la profesora.

Cuando Silvia vio lo que les esperaba en la mesa se quedó helada.

-Esto tiene que ser una puta broma.

Sobre las mesas había un ejemplar de rana para cada alumno. Por supuesto, las ranas estaban muertas y clavadas sobre una plancha de lo que pensó que sería metal.

-Ayer parecíais un poco aburridos por lo que hoy os he traído esto ¡Tachán!

-¿Vamos a tener que diseccionarlas?- Preguntó Eren mirando su rana con la cara un tanto descompuesta.

-¡Exacto! ¿No es genial?- Hange señaló un dibujo de una rana abierta en canal con todos los órganos señalados por flechas que indicaban sus nombres.- No os preocupéis, no será nada complicado.

Silvia notó que se le revolvían las tripas y alzó la mano para que Hange la viera.

-¿Sí?- Dijo Hange emocionada esperando su pregunta.

-¿Puedo ir al baño?

-¿Eh? Oh, claro.- Dijo Hange decepcionada, seguramente esperando una pregunta sobre su clase.

Cuando Silvia salía de su sitio notó la mano de Reiner posándose sobre su antebrazo.

-Oye, ¿Te encuentras bien?

Silvia le sonrió y se limitó a asentir. Temía que si hablara echara todo el desayuno. Entre el ejercicio, el bicho y la rana no tenía el estómago en condiciones.

Silvia caminó al baño deprisa y por el camino se encontró a Levi.

-Ey, Silvia. Estás pálida como la pared, ¿Necesitas ir a la enfermería?

-No, gracias.- Dijo continuando su camino, no le apetecía montar otro espectáculo en frente de él.

Silvia se echó agua a raudales en la cara para despejarse y pensó en quedarse ahí el resto de la clase pero no quería tentar a la suerte enfadando a dos profesores en el mismo día por lo que salió de allí con toda la entereza que pudo.

-¡Silvia! ¿Estás bien?- Era Hange que estaba a poca distancia de la puerta del baño.- Ha entrado Levi en clase diciendo que parecías encontrarte mal.

-Ya estoy mejor.- Mintió.- Gracias por preocuparos.

Parecía que Levi no era tan frío y distante como parecía. Se había preocupado por ir a buscarle ayuda. Hange también había sido muy agradable al ir ella en persona y no haber mandado a cualquier otro compañero.

Llegaron a clase y ella vio como era de nuevo el foco de atención. Si era más ridícula reventaba.

-Bueno pues ya que estamos todos ¡Podemos empezar!

Silvia miró el pobre animal que tenía en la mesa e intentó afrontar la situación.

-Oye, ¿Estás...?- Ruth la miró con los ojos muy abiertos.

-Me mareo.- Dijo de pronto.

Sus amigas reaccionaron rápido y la agarraron de los brazos.

-¡Tumbadla en el suelo!- Oyó a Reiner.

Reiner se colocó junto a las piernas de Silvia y se las levantó para ponerle los pies en alto.

''Que alguien me mate'' pensó al verse en esa situación. Estaba viendo borroso y con destellos hasta que Reiner la había levantado las piernas. En ese momento había sentido tal vergüenza que toda la sangre de su cuerpo se le había ido a las mejillas.

-Respira hondo y con tranquilidad.- La aconsejó.

Estaba en el suelo tumbada con las piernas hacia arriba sujetadas por el tío que le gustaba y cogiendo bocanadas de aire. La escena no era muy elegante.

-¿Mejor?- Le dijo sosteniendo aún sus piernas.

-S-sí. Un poco menos mareada.

-Ay pobrecita.- Oyó decir a Christa.

Ella farfulló una maldición por lo bajo.

-¡Le dije que era demasiado para ser su segunda clase!- Decía Moblit histérico.-¡Ni han abierto el libro y ya les pone esto!

-Pensé que sería interesante...- Dijo Hange observando a la desgraciada alumna.

Cuando pudo levantarse se incorporó y Reiner la llevó a la espalda hasta clase. ''Algo bueno tenía que pasar''. Aprovechó para echarse sobre él, intentando no pensar en lo patética que era.

Cuando llegó a clase recogió el dinero para el almuerzo y se salieron al recreo. Andrea, Ruth y ella decidieron quedarse en la cafetería y a ellas se unieron Reiner, Bertholdt, Eren, Armin y Mikasa.

-Lo siento mucho.- Repetía por centésima vez a Eren, Bertholdt y Andrea.- Hay días en los que es mejor quedarse acostada.

-No digas eso.- Dijo Reiner.- Nos alegra verte por aquí.

A Silvia se le ocurrió la genialísima idea de sonreír mientras bebía su zumo lo que provocó que se atragantara y que el zumo saliera disparado de su boca y nariz hacia la barra de la cafetería y por toda su camiseta.

-Toma un pañuelo.- Dijo Ruth intentando contener la risa.

Para su suerte el resto del día transcurrió mucho más normal de lo que hubiera pensado lo que la alegró. Cuando sonó el último timbre del día se dirigió hacia el tablón de anuncios para apuntarse a las clases.

-Me gusta muchísimo el de Música y Baile pero el de Videojuegos me tira bastante...

Silvia estaba bastante indecisa pero decidió apuntarse al de videojuegos. Si tenía suerte quizá podría apuntarse más adelante al otro también.

Salió de la universidad, cogió los cascos y se fue ella y su camiseta manchada de zumo hacia su casa.

''Al menos ya ha terminado el día''

Respiró hondo y siguió caminando cuando de pronto escuchó una voz conocida que la llamaba a sus espaldas.

-¡Hola! No te había visto...¿Pasa algo?- Dijo cuando le vio algo nervioso.

-¿Podemos hablar?

Parecía que las sorpresas no iban a terminar tan pronto ese día.

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