Te Reto a Conocerme

Da TaniaMartinez352

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-Es una jodida broma-. Mascullo con molestia en dirección al abogado en frente de mi. -Me temo que no lo es s... Altro

Sinopsis
Primera parte - Así comienza todo
Capitulo 1: Cuando dos caminos se cruzan
Capitulo 2: La primera cita
Capitulo 3: Club de motociclistas
Capitulo 4: La verdad siempre sale a la luz
Capitulo 5: Quédate conmigo
Capitulo 6: Se llama Natasha, puedes decirle Tasha
Capitulo 7: El principio del fin
Capitulo 8: Lo que las personas hacen por amor
Segunda Parte - Una Rusa distinta a las demás
Capitulo 9: El significado de crecer
Capitulo 10: Cuando te desgarran el corazón
Capitulo 11: La mayor injusticia
Capitulo 12: La perdida de la inocencia
Capitulo 13: Un vistazo al presente
Capitulo 14: El viaje no deseado
Tercera parte - Dos mundos que colicionan
Capitulo 15: Hola Papá
Capitulo 16: Verdades dichas a la cara
Capitulo 17: El Az bajo la manga
Capitulo 18: Los Black Ravens
Capitulo 19: Joder con la Princesita
Capitulo 20: Mi pasado es solo mío
Capitulo 21: La mejor haciendo negocios
Capitulo 22: Una provocativa tentación
Capitulo 23: Enredos de cama
Capitulo 24: Hermana modelo
Capitulo 25: Asuntos del club
Especial - Tú eres mi familia
Cuarta parte - Otra manera de ver las cosas
Capitulo 26: No fue un accidente
Capitulo 27: Lazos de familia
Capitulo 28: Sangre por sangre
Capitulo 30: Cuentos para monstruos
Capitulo 31: Cabezas que ruedan
Capitulo 32: No puedo perdonarte
Quinta parte - Amor que cura
Capitulo 33: La historia de Hunter
Capitulo 34: Rusia invade E.U.A
Capitulo 35: ¿Ciudadana o extranjera?
Capitulo 36: Mi amigo de color verde
Capitulo 37: El corazón de un motero
Capitulo 38: De mi propiedad
Capitulo 39: Decisiones tomadas
Capitulo 40: La luz al final del túnel
Epilogo
Te Reto a Descifrarme

Capitulo 29: La vieja Medusa

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Da TaniaMartinez352

La puerta de mi cuarto estaba cerrada con seguro. No quería ver a nadie aunque dudaba de que alguien se dignara a buscarme. Sea lo que fuera que estaba pasando abajo, era más importante que el hecho que había cometido un asesinato.

Me había tomado una ducha y cambiado de ropa. Me quede un poco trastornada por lo fácil que fue quitarme toda la sangre. Mi piel ya estaba completamente limpia, sin rastro de lo que había hecho, pero mi mente me jugaba malas pasadas haciéndome sentir que aún estaba sucia.

Ahora estaba enfundada en unos shorts cortos de tiro alto negros con un top de manga larga rojo, mi chamarra de cuero y mis botas militares. Busqué las llaves de mi moto, porque no había manera en el infierno en que me quedará encerrada en mi cuarto el resto del día. Me di cuenta de que mi preciosa bebé estaba aun afuera del taller mecánico de los cuervos.

No me entró ni un poco de remordimiento cuando dejé la casa club sin avisar, asegurándome de que nadie se diera cuenta que me salía. Lo que resulto en una tarea más difícil de lo pensado ya que al parecer en el tiempo que había pasado en el sótano los moteros habían decidido multiplicarse y ahora se hallaban por todas partes.

Por más que en mi fuero interno lo único que quería era quedarme en mi cama y llorar hasta hacer un berrinche por todas las cosas que había perdido en las últimas 48 horas sabía que eso no resolvería nada. Hell había saciado el estrés de mi cuerpo y el Ruso hizo que mi enojo disminuyera lo suficiente para darme una visión clara de que lo que iba a hacer.

Me fui caminando la taller mecánico, use el tiempo en llegar para hacer una llamada a mis amigos. Les advertí de la amenaza del sujeto, porque sabía que mis amigos no eran de ambientes limpios y me preocupaba lo que les fuera a pasar, aunque eran capaces de cuidarse a si mismos. Pero en este mundo no todo es justo y ya estaba cansada de perder a personas que me importaban.

También les pedí que movieran influencias y me ayudaran a conseguir más detalles acerca del accidente de mi madre y acerca de los cuervos. Porque estúpida de mí, nunca se me ocurrió investigar el pasado del club por más que ellos lo hicieron conmigo. Y hablar con mis amigos me hizo caer en cuenta de lo buena chica que habia sido desde mi llegada a este país, digo, aún no me habían arrestado ni una sola vez y eso no era común en mi persona.

Ivan me contó que tiene familia de California, unos primos lejanos que eran los únicos que conocía de su familia. Y como él, ellos tampoco eran trigo limpio, por lo que mi amigo fue capaz de hablarme de varias direcciones dónde podía encontrar peleas ilegales y carreras. Justo como a las que solía asistir en Rusia. Por si me aburría, aunque me advirtió que no fuera sola.

Cuando llegué al taller mecánico varios hermanos me vieron de reojo mientras me subía a mi moto y arrancaba por las calles.

Vi como alguien al verme irme sacaba de su mono de trabajo un celular y después se lo llevaba al oído. Se por seguro que estaban llamando a Hades para decirle que su hija estaba desapareciendo sin permiso, de nuevo.

Conduje hasta la casa de Darren, hace mucho que no veía al peliverde y necesitaba el consuelo de una persona que no montara en moto o usara un chaleco de piel. Me detuve enfrente de su casa y nerviosa toque la puerta.

No sabía que demonios le iba a decir a su madre si resultaba que él no estaba. O peor aún, si su hermano era el que me abría. Aunque no lo llegué a conocer la vez que me quedé a dormir aquí, sabía que no era del agrado de mi amigo.

Pero por suerte nada malo paso, porque cuando la puerta se abrió me dejo ver la loca cabellera de Darren que ahora era de un azul eléctrico muy genial que ame de inmediato.

-¡Tasha!, que sorpresa verte, no te esperaba, ¿Quieres pasar?-. Me pregunta y yo le sonrió mientras asiento.

-Hola Darren, lamento ser tan mala amiga, han estado pasando cosas locas con mi padre y su banda de motociclistas y bueno. Supongo que solo me perdí entre todo-.

-¿Está todo bien?-. Me dijo preocupado mientras caminabamos a su cuarto.

-No realmente, no sé qué jodidos está pasando en el club pero los ánimos estan muy tensos y todos se la pasan a la defensiva. Me ponen de malhumor, ademas de que hay otros asuntos personales de los que me estoy encargando pero como sigo siendo nueva en este país no tengo las mismas herramientas y contactos que me gustaría. Estoy a ciegas dando traspiés con las pocas migajas de información que consigo y eso me está volviendo loca-. Le digo con sinceridad mientras me dejo caer en su cama.

Él me ve divertido y serio mientras se sienta a mi lado.

-Mira, sinceramente no tengo la menor idea lo que esta pasando en ese lugar, pero la cantidad de moteros que hay en las calles últimamente ha aumentado. Los MC son algo muy respetado por acá. Por no decir temidos, siempre se están metiendo en problemas pero salen indemnes. En los últimos días moteros de todas partes están regresando a sus sedes principales, no solo los Black Ravens, mi hermano me contó como vió una caravana de unos quince motociclistas con diferentes chalecos manejar por las calles lo cual es muy raro. Los MC no se mezclan entre sí por las buenas, está pasando algo grande en tú mundo y no creo que sea algo bonito-.

Analizando las palabras de Darren me doy cuenta de que me estan faltando varias piezas del rompecabezas. La otra noche me enteré de que mi madre y mis abuelos fueron asesinados, pero estaba demasiado conmocionada como para pensarlo más a fondo. ¿Cómo llegaron a esa conlcusion?, ¿De dónde salió el tema de conversación?, ¿Porqué ahora y no antes?, está misma mañana Hell y Hades me habían hecho a un lado para resolver una emergencia. ¿Tenía que ver con el accidente de mi familia?, y no podía sacarme de mi cabeza todo lo que Bruno me había contado que vivió cuando se enteró de que Hades era su padre. Hechos que coincidían con las fechas en las que mamá me había llevado a Rusia.

¿Qué me estaba perdiendo?. ¿Y como lo iba a averiguar?

Me froto la cara con las manos. Joder que todo esto sería más fácil si mi padre me dijera todo directo y sin rodeos. Pero primero se congela el infierno antes de que eso pase.

Mi celular sonó en ese momento con un mensaje de texto, bajo la mirada curiosa de mi amigo desbloqueo la pantalla para ver lo que Reykon tiene para decirme.

Encontré un breve video de una de las cámaras de seguridad de la carretera del accidente de madre, te lo adjunto aquí abajo. Ivan y Caleb han hecho de las suyas de nuevo y maldita sea. El club de padre está demasiado limpio como para ser verdad, no me huele bien. Ivan te manda a decir que no podemos investigar mucho desde aquí pero si quieres saber más su primo puede darte una mano. Estará está noche en uno de los rings de los que te comento hace rato, solo tienes ir, encontrarlo y convencerlo de que te ayude. Ten cuidado, aunque sean familia Ivan no confía mucho en él pero es el contacto más seguro que tienes. Mantennos informados y no hagas una estupidez.

Después de eso un un archivo multimedia me llega al celular, lo descargo y le doy reproducir al video. En la pantalla se muestra la cinta grabada desde un punto de vista alto, puede ser desde un poste de luz. La carretera se enfoca y puedo ver varios carros transitar por ahí. Después de unos segundos puedo empezar a distinguir a lo lejos una caravana de cuatro camionetas, y mi corazón se detiene cuando las reconozco como los autos de mi familia.

Justo cuando están pasando por enfrente de la cámara un gran trailer entra en la escena desde el carril contrario estrellándose contra la malla que separaba ambos sentidos destruyéndola y llevándose por enfrente al primer carro de seguridad. Después el trailer pierde el control y se descarrila totalmente dando vueltas aplastando al resto.

Un grito ahogado suena a mi lado y mis manos tiemblan mientras veo como después de unos segundos los carros explotan. Otros carros impactan entre ellos intentando evitar el accidente pero en general el lugar es una masacre. La cámara de seguridad sigue grabando hasta que los servicios de emergencias llegan. Ahí es cuando el video llega a su fin.

-¿Ese es...?-. Empezo Darren pero lo interrumpí.

-El video del accidente de mi madre, nunca lo había visto-. Dejo escapar un suspiro, mis dedos tiemblan pero bloqueo la pantalla y guardo de nuevo el aparato -Ya te había dicho que están pasando cosas muy raras, pero ese no es el motivo por el que estoy aquí molestándote. Si no mas bien para hacerte una invitación-.

El ahora peliazul alza una ceja mientras me ve serio.

-Estoy empezando a tener miedo de tus invitaciones-.

Una sonrisa letal se deslizo por mis labios.

-¿Te gustan las peleas ilegales?-.





(...)




-Esto es una muy mala idea. Definitivamente soy una persona suicida desde que te conozco. Si me salen canas antes de los veinticinco será exclusivamente tu culpa-.

Decía Darren mientras ambos tratábamos de hacernos lugar entre el mar de gente. Mi siempre fiel amigo me había repetido el mismo discurso acerca de su negativa a venir al sótano de peleas desde que se lo comenté en su cuarto. Pero después de ver que no daría mi brazo a torcer no le quedo mas remedio que aceptar acompañarme.

-Ya relájate, si bien es mi primera vez en este lugar en específico, no es mi primera tratando con estos asuntos y algo me dice que tampoco es el tuyo. No va a pasarnos nada malo solo necesito encontrar al primo de un amigo y hablar con él. Estaremos fuera de aquí antes de que pueda pasar nada malo-. Dije convencida.

O al menos eso esperaba.

Porque la suerte no había estado de mi lado en los últimos días.

El peliazul hizo una extraño puchero pero no se volvió a quejar. Empuje lejos a un borracho que había chocado conmigo antes de que pudiera derramarme su bebida encima mientras me abría paso. Lo último que deseaba era tener el aroma a alcohol sobre mi cuerpo el resto de la noche

-¡¿Cómo se llama el primo de tu amigo?!-. Me grito por encima del ruido Darren y yo me encogí de hombros.

-¡No tengo la menor idea!, ¡Solo conozco su apodo de pelea y ese es Bestia!-. Le respondí gritando también.

Mientras más nos acercábamos al centro del edificio abandonado que servía como coartada de aquel negocio, más difícil era comunicarnos.

Cuando por fin llegamos a la especie de ring que había. Que consistía básicamente en en cuatro postes de cemento con cuerda gruesa delimitando el área, ya había un par de personas golpeándose mientras el público rugía emocionado.

-¡¿Cómo lo piensas encontrar?!-. Grito mi amigo y yo escanee la multitud buscando a mi objetivo.

Una sonrisa se abrió paso en mi cara cuando observé a un moreno subido en una silla rodeado de personas con billetes en la mano y una mochila pequeña en la cintura. Le di un codazo al peliazul y le señalé al claramente llevador de apuestas del lugar.

Ambos nos dimos un asentimiento de entendimiento y sin palabras volvimos a luchar por atravesar la apabullante multitud que nos rodeaba. Codazos, pisotones, maldiciones, miradas fulminantes. Recibimos y dimos de todo en nuestro camino al sujeto, pero por fin llegamos a su lado cuando uno de los dos sujetos del ring caía al piso por un uppercut bien dado de su oponente.

-¡Hey!, ¡Estoy buscando a Bestia!-. Grite cuando llegue a su lado pero el moreno no me presto atención, sus ojos fijos en la pelea de enfrente.

-¡Tú y todas las mujeres heterosexuales de esté lugar hermosa!. ¡No me hagas perder el tiempo!-. Me devolvió el grito pero sin prestarme atención. Fruncí el ceño y mi mano tomo de malas maneras la suyo.

-¡Es importante que hable con él!, ¡Soy amiga de su familia!-. Dije y el tipo se atrevió a poner los ojos en blanco mientras se deshacía de mi agarre. Sus ojos marrones me vieron como si fuera menos que un insecto y eso me molestó de sobremanera.

-¡Ya!, ¡Claro que sí!, ¡Y yo soy la jodida hada de los dientes!. ¡Deja de hacerme perder el tiempo, si no estás aquí para pelear mejor quédate callada y disfruta del espectáculo!-. Contesto y desapareció entre las personas.

Apreté la mandíbula y los puños con esa respuesta. Estaba acostumbrada a que me sobrestimaran, pero mi limitada paciencia estaba siendo puesta a prueba en demasiadas ocasiones desde que había llegado E.U. Y el tipo no había elegido el mejor día para ignorarme.

-¡Sostén esto!-. Le grité a mi amigo mientras me quitaba mi chamarra y se la daba. Él me vió con algo parecido al pánico en sus ojos.

-¡¿Qué crees que estás haciendo?!-. Chillo prácticamente.

-¡Reviviendo viejos tiempos!-. Fue la única respuesta que le di antes de desaparecer en la misma dirección del moreno.

Lo encontré pagando y cobrando apuestas. No me importó una mierda cuando bruscamente lo hice girar hacía mí, después hice un puño su playera mientras lo acercaba lo suficiente para que estuviéramos nariz con nariz.

-Escúchame bien насекомое,(insecto), vas a ponerme en ese ring de pelea con Bestia antes de que acabe está noche o verás como tú cuerpo queda destrozado por los Black Ravens ¡¿Te quedo claro?!-. No sabía si fue buena idea mencionar al club pero joder, de algo tenía que servirme estar atascada con mi padre en ese lugar.

El moreno que hasta ahora me veía molesto se puso pálido de un segundo a otro mientras asentía.

-Bien, porque odiaría decirle a este Hades lo poco cooperativo que te mostraste con su única hija cuando está te pidió un favor pequeñito-. Bien si él tipo estaba pálido antes ahora estaba verde. 

Abrió y cerró la boca como pez fuera del agua, sacó de su bolsillo un celular y comenzó a mandar mensajes a la velocidad del rayo.

-El siguiente combate es tuyo, es una noche de aficionados y cualquiera puede pedir pelear con quien sea, tienes suerte de haber venido hoy - El chico ahora frunce el ceño mientras me detalla de arriba a bajo - ¿Estás segura que quieres pelear con él?, no se tomará a bien que lo rete una niña por más hija de Hades que seas, ese apodo no le llegó por nada-. Me dijo y ahora fui yo quien rodo lo ojos mientras lo dejaba ir.

-No soy una maldita niña, y da igual si es el mismo campeón de la UFC. Me voy a subir a ese ring y le voy a ver la cara así como me llamo Tasha Kozlov-.

El chico asintió con la cabeza pero lo hizo aún con dudas en los ojos, el frunció el ceño mientras se cruzaba de brazos.

-¿Así te anuncio?, ¿Como Tasha?-. Me pregunto y me costó entenderle por una nueva ola de gritos, pero al final negué con la cabeza cuando repitió su pregunta.

-Me llaman Medusa de donde vengo, tú puedes anunciarme así también-. Conteste y el moreno asintió, antes de que pudiera decir otra cosa, una serie de gritos y abucheos más intensa que la anterior desvió nuestra atención.

Por fin uno de los dos sujetos estaba siendo sacado desmayado del ring de pelea con ayuda de otros.

El corredor de apuestas, del que me di cuenta desconocía el nombre aunque le había dicho el mío, salió disparado en esa dirección y se metió entre la cuerdas para tomar el brazo de un golpeado rubio y alzarlo en señal de triunfo.

El rubio sonreía y gritaba por su victoria mientras se regodeaba con los aplusos del público unos segundos antes de también salirse del lugar. El moreno acerco sus manos a su boca para crear una especie de altoparlante y poder hacerse oír entre el tumulto.

-¡¿Les gusto ver eso?!-. Grito y todos contestaron afirmativamente -¡¿Quieren ver más?!- Más gritos de confirmación - ¡¡No los escucho!!- Distinguí a Darren que me veía preocupado mientras arrugaba mi chaqueta entre sus manos. -¡¡Si eso quieren eso tienen!!. ¡¡Retrocedan caballeros y sujeten sus bragas señoritas!!, ¡En nuestro primer combate de nuestra noche de aficionados tenemos!, ¡Al único!, ¡Al hasta ahora invicto!, ¡Campeón del círculo!, ¡Michael Bestia Ivanov!-.

Tragué saliva cuando gritos salvajes resonaron entre las paredes. Del otro lado de donde estaba las personas empezaron a separarse para abrir paso a una montaña de musculos.

No era tan alto como mi padre o Hunter, pero definitivamente sí era más grande que yo. No traía puesta una playera aunque sus piernas estuvieran cubiertas por unos jeans gastados grises y unas botas militares. Lo que me permitía ver su torso al descubierto junto con sus brazos, era obvio que alguien con el título de Bestia y aparente campeón invicto tenía que tener un físico impresionante. Y eso fue lo primero que pensé cuando mis ojos verdes barrieron a través de esa tableta de chocolate y esos poderosos brazos.

Pero mi atención se quedó clavada en su rostro, que era casi una copia exacta de mi amigo. Rasgos fuertes y marcados, mandíbula alargada, nariz grande, cabellera café corta, ojos azul oscuro, labios definidos. Pero Ivan tenía una expansión en su oreja derecha y un arete de nariz, aparte de un gran tatuaje de dragón enroscado alrededor de su cintura. Su primo no tenía ninguna perforación ni ningún tatuaje.

El peleador alzo los brazos mientras recibía el apoyo de su público y sonreía con arrogancia seguro de su triunfo. Me acerqué dando codazos y empujando a quién se ponía enfrente de mí. Las personas disgustadas se volteaban a verme dispuestos a iniciar una disputa pero yo ya estaba lejos para cuando se daban cuenta. Casi al borde de las cuerdas los ojos azules de Bestia hicieron contacto con los míos y me di el placer de dedicarle mi sonrisa más afilada y mi mirada más fría. Esas que me habían ganado mi sobrenombre. Esté alzo una de sus cejas enigmático y me seguí acercando.

-¡Enfrentando está noche en una ocasión especial!, ¡Tenemos a una contrincante que no le teme a nada!. ¡Así como escucharon!. ¡Una mujer que ha pedido expresamente este combate!. ¡Reciban a Tasha Medusa Kozlov!-. Muchos abucheos y miradas incrédulas se dirigieron a mi personas cuando por fin penetre en el espacio asignado.

El primo de mi amigo ya no sonreía, solo me veía molesto he irritado. Se acerco a mucha velocidad al moreno y ambos empezaron una discusión en voz baja.

Sabía perfectamente cual era el problema, no quería pelear con una mujer. Saqué una liga de pelo del bolsillo de short y me lo amarré en una coleta alta muy apretada. Después con deliberada y calculada lentitud me saque el top rojo y lo arroje a un poste, rezando mentalmente que siguiera ahí al terminar el combate.

Los gritos dejaron de ser abucheos, transformándose en silbidos y vulgaridades cuando mi cuerpo trabajado y lleno de tatuajes, a parte de cicatrices quedo a la vista. Agradecí mentalmente haber elegido un sujetador sport cuando me había bañado esa mañana. Mis nenas se quedarían en su lugar y me dejarían pelear en paz.

Y es que no tenía que ganar, solo llamar la atención lo suficiente como para que Bestia se dignara a hablar conmigo.

Ambos sujetos dejaron de discutir cuando sintieron el cambio de ambiente y me voltearon a ver. Sus ojos barriéndome de arriba a bajo. Me coloque en una posición de defensa y le lancé un beso y un guiño para provocarlo. La copia de Ivan frunció el ceño y después de unos segundos que se me antojaron eternos asintió con la cabeza. Se alejo del moreno he imito mi postura.

-¡Saben las reglas!, ¡Nada de golpes por la espalda, bajos u objetos ajenos a su persona!. ¡La pelea termina por rendición o knockout!. ¡¿Listos?!, ¡Peleen!-.

Grito el moreno y después salio del lugar dejándonos a Bestia y a mí solos. Ambos caminamos en círculos alrededor del otro unos momentos antes de que él hiciera un comentario.

-No sabes en lo que te acabas de meter mocosa-. Dijo y su voz sono más grave que la de Ivan.

-Créeme, esté es el lugar exacto en el que quiero estar-. Respondí y lo sorprendí moviéndome primero.

Lance una combinación de golpes que si bien no lo tocaron, si lo hicieron retroceder varios pasos para evitarlos. Sus ojos azules brillaron cuando se dió cuenta de que está pelea iba en serio.

-Vas a sufrir, y será una lástima que una cara tan linda como la tuya termina destruida-. Volvió a hablar antes de intentar golpearme, lo esquive y enterré mi puño en sus costillas mientras mi cabeza se estrellaba contra su nariz.

Bestia gruño algo y se alejo mientras una mano tocaba su ahora nariz sangrante.

-Preocúpate más por tú cara que yo haré lo mismo por la mía-. Escupí y el tipo se dejo de juegos.

Se me acerco y lanzo una serie de golpes que me obligo a retroceder, desviaba y esquivaba los más que podía. Pero más de uno impacto en mi cuerpo, jadee adolorida cuando me dio en un costado donde el maldito Ruso ya me había alzcanzado está mañana.

Cansada de ser usada como un saco de boxeo me arriesgué a bajar mi defensa, haciendo que Bestia impactara su puño en uno de mis hombros pero dándome una ventana de tiempo suficiente para darle un jab que le partió uno de sus labios. Desconcentrado por ese golpee aproveche para darle vuelta a la situación. Ahora él era el acorralado mientras yo dejaba ir todo tipo de combinaciones. Tal vez mis golpes no fueron tan fuertes como los de él, pero sí eran certeros en las zonas adecuadas para generar más dolor.

Molesto por estar en una situación de desventaja Bestia me soltó una patada que me hizo salir volando hacía el centro del lugar. No me caí, pero joder que no me falto mucho, respire por la boca pesadamente en un intento desesperado por ganar aire. Para mi consuelo el tipo estaba lleno de sudor y su labio seguía sangrando, a parte del rastro que quedaba de su nariz. Se acerco a mi de nuevo con violencia en sus ojos.

Pero como había dicho, yo no estaba en ese lugar para ganar el combate. Si no para conseguir información, y eso no iba a pasar si alguno de los dos terminaba inconsciente después de nuestro enfrentamiento.

-Tengo que hablar contigo- Solte mientras esquivaba sus puños y me alejaba.

-Es muy tarde para pedir clemencia niña, te voy a destrozar esa cara de muñeca que tienes-. Dijo con los dientes apretados y molesta porque el apodo me recordó a cierto motero le metí dos golpes en la cara y no sentí nada cuando el conecto su puño izquierdo con mi pómulo.

-En tus sueños jodido idiota. No estoy hablando de eso. Vengo de Rusia y soy amiga de Ivan, él me dijo que me podías ayudar en un asunto que tengo pendiente-. Le conté pero no estaba atenta y me dio un rodillazo que me hizo ver estrellas.

Maldita sea que eso dolió como pocas cosas me han dolido.

Empuje a la montana de músculos mientras este me veía con intriga pero sin bajar la defensa.

-Ivan no menciono a ninguna amiga cuando hable con él hace unos días. Además de que no te conozco y no tengo motivos para ayudarte-. Contesto y me volvió a atacar.

Sujete su brazo y lo retorcí llevándolo a su espalda. Golpe la parte posterior de sus piernas y lo hice caer de rodillas mientras llevaba mi boca su oreja mientras escuchaba su jadeo molesto por mi maniobra.

-Porque tú ayuda no sería gratis, te pagaría bien, si quieres saber más detalles hablamos después de esté jodido combate-.

Medio grite, medio susurre, Bestia llevando su cabeza hacía atrás me golpeo de lleno en la nariz y lo solté mientras me cubría la cara.

Hijo de puta.

-Estás asumiendo que saldrás en condiciones de este lugar, yo no daría eso por seguro-.

Grito mientras se ponía en pie, deje de sostenerme la cara y escupí la sangre que se estaba colando en mi boca. Bien, ahora estaba molesta. Si esta Bestia quería guerra, guerra tendría.

Salí corriendo y enrede mi cuerpo en el suyo, mi codo aterrizo en su cara, mis piernas haciéndome girar sobre su torso, antes de que sus brazos me sostuvieran yo ya estaba sobre sus hombros golpeando su cabeza y mis pies su estómago. Cuando me logro regresar al piso no perdí tiempo en ponerme en pie, barrí sus piernas con las mías y mientras caía me volví a lanzar sobre su cuerpo.

Solté golpes con todas mis fuerzas ignorando el dolor de los que él me regresaba en un intento de sacarme de encima, pero no cedí ni un centímetro, el tipo iba a aprender por las malas porque demonios se me respetaba en mi país. Entre golpes alcance a hacerme oír.

-¡Si eres un buen perdedor me buscarás cuando despiertes!, ¡De lo contrario me obligaras a contarle a Ivan que su primo es un cobarde!-. Grite y Bestia me dió otro golpe en mi cara, más en específico en mi ojo derecho, que hizo que tuviera que apretar la mandíbula para no gritar.

Cegada por el dolor tomé su cabeza y la estrelle contra el piso en un punto específico de su sien, ese dónde había golpeado al motero hace horas y recibí el mismo resultado. Bestia se desmayo entre mis dedos, su cuerpo quedando sin fuerzas.

Mi mente me jugó una mala pasada y el cuerpo de Bestia desapareció de mi visión siendo remplazado por el cadaver del Ruso, me tomó un par de respiraciones poder alejar el recuerdo de la realidad peor finalmente lo logré.

Jadeando me puse de pie, mis piernas temblaron por el esfuerzo y mi brazo derecho me sostuvo el adolorido abdomen. Hice todo tipo de muecas de dolor. La multitud que había ignorado hasta ahora, quedó en un silencio sepulcral antes de que todo tipo de gritos sonaran.

Unos me amaban, otros me odiaban, otros solo decían obscenidades. Cojee un poco mientras caminaba hacía mi top, que al parecer gracias a una fuerza superior, efectivamente seguía en el lugar donde lo había dejado. El moreno de las apuestas me intercepto a medio camino y justo como lo hizo con el rubio anterior alzo mi brazo en señal de victoria. Trate de no soltarle un puñetazo por la mirada de sorpresa y satisfacción que me dió mientras lo hacía. Como si mi triunfo sobre su campeón hubiera sido su culpa. Pero no hice nada solo sisee de dolor por el movimiento.

Maldita sea, el primo de Ivan me había dejado más golpeada de lo que nunca iba a admitir a nadie. Y debo de decir que hubieron momentos donde creía que no iba poder ganarle.

-¡INCREÍBLE!, ¡La ganadora de está noche!, ¡La domadora de la Bestia!, ¡La única!, ¡La incomparable!, ¡Tasha Medusa Kozlov!-. Grito el moreno y los del publicó gritaron con emoción mientras coreaban mi apodo.

Con delicadeza porque me dolía, aparte mi brazo de su agarre y terminé de ir hacía mi top. Maldiciendo en cada momento me lo puse y después mis ojos recorrieron el lugar hasta que vi a Darren cerca del lado derecho. Él también gritaba emocionado aunque sus ojos reflejaban preocupación. Hice mi recorrido hacía él, deteniéndome solo lo justo para decirle al moreno que más le valía que mi dinero llegará a la casa club de los cuervos a más tardar mañana si quería seguir viviendo.

De reojo pude ver como otros dos tipos se adentraban en el ring y sacaban el culo aún desmayado de la Bestia, estos me vieron con furia en sus ojos y se que me gané un par de enemigos con ellos. Cuando llegué a la altura de Darren este me ayudo a ponerme mi chaqueta de nuevo. Las personas abriéndome camino para dejarme pasar.

Al parecer me acabo de ganar una reputación en este país también. Y lo decía más que nada por las miradas de curiosidad que me dirigieron ciertos sujetos en específico, sujetos los cuales apostaba la mitad de mi herencia eran más peleadores recurrentes del lugar.

-¡Eso fue la cosa más increíblemente aterradora, estúpida y asombrosa que he visto en mi vida!-. Me grito el peliazul mientras me abrazaba por los hombros con su brazo. Hice una mueca y me recargue en él.

-¿Gracias?, no planeaba que la noche terminará así, pero ya ves, el destino es caprichoso-.

Mi amigo me sonrió mientras negaba con su cabeza y me arrastraba entre la multitud.

-Mi querida amiga extranjera, mi vida es muchísimo más interesante desde que te conozco, me parece que vamos a tener que salir más a menudo. Joder, necesito más historias cómo está para contarles a mi nietos-.

Yo me reí con esa declaración para después detenerme y volver a hacer una mueca. A cada segundo que pasaba mi cuerpo dolía más.

-No creo poder conducir la moto en este estado, ¿Me puedes llevar tú al club?-.

Darren cambio su sonrisa a un semblante serio mientras me escaneaba.

-¿Necesitas ir a un hospital?-. Me pregunto con preocupación pero yo negué con la cabeza.

-No, solo quiero una cama y que esté día del infierno termine de una buena vez-.

Mi amigo me vió indeciso pero le di una mirada dura. Ambos salimos como pudimos del edificio abandonado. Darren cuidando de que ningún idiota chocará conmigo.

Awwww, que lindo el peliazul preocupándose por .

Su manera de actuar solo hizo que extrañara más a los chicos, ellos también solían actuar como mamás gallinas cuando me metía en un problema.

Fuimos a paso lento hacía donde dejamos mi moto estacionada, porque así llegamos, yo manejando y él subido en la parte de atrás abrazándome. Del bolsillo de mi chaqueta saque las llaves y se las entregue.

-¿Recuerdas cómo llegar?-. Pregunte y él me dio una sonrisa socarrona mientras se subía a la moto.

-Todos en esta ciudad saben con exactitud dónde viven los Black Ravens, no te preocupes que me encargaré de que llegues de una pieza. ¿Estás segura que quieres ir ahí viéndote así?, no creo que a tú padre le haga mucha gracia, si quieres puedes volver a quedarte en mi casa-.

Me dijo mientras me ayudaba a subirme detrás de él. Hice muecas pero no me queje, creo que lo que mas me dolía en ese momento era el hecho de que alguien más iba a manejar mi hermosa moto.

-Necesito regresar, no sé qué mierda está pasando en ese panal de avispas pero es serio. No quiero tener mi culo más vigilado de lo que está y se que Hades no me perdonaría que pasará tantas noches fuera sin decirle. Y no tengo ganas de llamar y explicarme para después escuchar su sermón ya he tenido suficientes esta semana-.

-Como tú digas, solo espero que tengas una excelente explicación de porque te ves como la mierda-. Dijo mientras se encogía de hombros y encendía la Harley.

-Le diré la verdad y al diablo si eso no le gusta, no podría importarme menos-.

Conteste sincera mientras lo abrazaba por la cintura. Darren negó con la cabeza.

-Me pregunto cuantas vidas tienes Rusa para que sigas arriesgándote una y otra vez-.

-Muchas amigo mío, muchas muchas-. Y con eso él arranca hacia la casa club de los moteros.

Mi lugar menos favorito del mundo. Con las últimas personas que quería ver en ese momento.

Wuuuu, ¿Se nota mi emoción por llegar?.





(...)





Darren estaciono la moto entre las demás, se bajo él primero y me ayudo a hacer lo mismo. Le di una sonrisa agradecida aunque tensa. Realmente no quería estar aquí, el crack del cuello del tipo cuando se lo rompí me taladro los oídos en ese momento y tragué saliva nerviosa.

-Gracias por acompañarme, de no haber sido por ti hubiera ido sola y después de la mañana que tuve no creo que hubiera sido buena idea-. Los ojos de mi amigo brillaron mientras me abrazaba.

-No hay de que Medusa, aún me tienes que contar de dónde salió ese apodo. A mí y a America. Espero que todos los problemas que tienes con tú padre se solucionen y ya sabes donde vivo si necesitas escaparte-. Eso último me lo dijo mientras me guiñaba un ojo.

-Eso haré, tú también puedes mandarme un mensaje o venir a buscarme si quieres, aunque no creo que te guste mucho este lugar-. El fingió un escalofrío ante mi sonrisa burlona.

-No, realmente evitaré el MC todo lo que pueda. Nada personal solo precaución. Pero bueno, ya es tarde y tengo que irme. Intenta no tardar mucho para vernos la próxima vez-.

-Haré lo que pueda-. Le guiñe el ojo.

-Buenas noches Tasha-. Se despidió mientras se metía las manos a los bolsillos de su chamarra y comenzaba a avanzar a la calle.

-Buenas noches Darren-.

Me quedé unos segundos observando como llegaba a la orilla y posteriormente esperaba un taxi, tardo menos de lo que creí y cuando esté desapareció en las calles yo respire varias veces para contener el dolor y darme fuerzas para entrar.

Cada paso que di fue un esfuerzo abismal de mi parte. Me dolía hasta mi pelo, y mis ojos pesaban cada vez más, me hubiera dormido de buena gana en la espalda de Darren en nuestro camino de vuelta si no hubiera temido caerme de mi moto. No sería la primera vez. El cansancio hizo que mi andar fuera lento, o eso me decía a mi misma.

Cuando cruce las puertas del bar recompuse mi figura aparentando como si fuera la reina del mundo. Estaba acostumbrada a las malditas miradas de los moteros así que solo arrastre mi culo a la cantina donde ni siquiera me moleste en pedir nada, solo me recargue y mi mano tomo la primera botella que se encontro. Whiskey, perfecto.

Ahí enfrente de todos la destape, un culo dulce trato de quitármela pero de un empujón la mande al suelo. Empine la botella en mis labios, un trago, dos tragos, tres, cuatro, cinco, seis. Perdí la cuenta. Solo cuando el vomito y la acidez me subieron por la traquea baje de nuevo la botella. La puse encima del lugar y bajo la mirada atenta de todos me fui hacía mi cuarto.

Sintiendo menos dolor a cada paso que daba gracias al alcohol.

Ignoré el hecho de que Toro me estaba acribillando con la mirada desde el otro lado del lugar, así como pase por alto como Bruno fruncía el ceño mientras me veía y se encaminaba a la oficina de Hades.

Yo solo quería descansar, quite de mi camino a uno de los gemelos que se me había acercado con semblante preocupado y respondí sus preguntas acerca de mi estado con un movimiento de mi mano.

Joder que estaba bien, no bien bien, pero si bien.

No necesitaba la ayuda de ninguno de ellos.

A diferencia de cuando iba a entrar al bar casi corrí a mi cuarto, dónde no me molesté en cerrar con delicadeza la puerta. El portazo resonó en todo el pasillo, tampoco encendí la luz, así a oscuras me quité las botas como pude y los shorts junto con el top se quedaron en el suelo. Solté mi cabello y un suspiro de satisfacción salio por eso. En ropa interior, adolorida, y salpicada de sangre me deje caer en mi cama.

Mañana me preocuparía por mi aspecto y el hecho de que no obtuve la información que necesitaba. Ahora solo necesitaba recuperar las energías que había usado ese día.

Me acomodé entre las cobijas y busqué una posición cómoda donde el cuerpo no me punzara. El whiskey adormeciendo mis extremidades poco a poco. Enterré mi cabeza en la almohada y inhale profundamente. El olor a colonia masculina penetro en mi nube de dolor y cansancio.

Hunter.

El maldito motero había dejado su perfume en mi almohada.

Molesta por ese hecho me levanté importándome poco el dolor que sentí y en un arranque mis manos rompieron la tela destrozándola. El relleno se esparció por todo el colchón y arroje los jirones que quedaban contra la pared. Sacudí las cobijas he hice una bolita con ellas para usarlas de almohada. Cuando volví a acostarme respire profundo, el aroma no había traspasado ahí y eso era suficiente por esa noche.

Mañana quemaría las malditas sabanas si era necesario, pero no quería evidencia de mi noche con el motero.

No le perdonaría nunca el haberme dejado sola después de decirme que no lo haría.

Cerré los ojos, y aunque estaba cansada y el whiskey estaba haciendo efecto. Tardé mucho rato en dormirme, tiempo que utilice para reflexionar en todo lo sucedido aquel día.

Al final cuando el sueño me venció nuevas pesadillas remplazaron las viejas.

Ahora revivía el momento donde la vida desapareció de los ojos del Ruso una y otra vez.

Lo jodido del asunto es que no siempre eran los ojos de él los que me veían con dolor segundos antes de que acabara con su existencia.

No señor, a veces eran de color pardo y derramaban lágrimas. Pero otras cuantas eran de color carbón y me veían con un sentimiento que mi mente no quería reconocer pero mi corazón sí.

Pues esos ojos ónix me miraban con amor justo antes de que mis manos le rompieran el cuello borrándolo para siempre.

Fue una de las peores noches de mi existencia.

Maldita sea.

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