—¡Deku-kun, a tu derecha!
—¡e-espera un segundo, no puedo-!
—¡aah!
Izuku se agachó, justo a tiempo para que una pequeña bolita de pintura roja partiera el aire a toda velocidad y se estampara en el matojo donde segundos antes él había estado.
¿En qué momento todo había acabado así?
Bueno, hacía falta recapitular.
A las seis de la mañana había sido despertado de forma brusca —si es que realmente aquello había sido brusco—, con unos labios sobre los suyos que le hicieron cortar la respiración.
___________ ya estaba vestida, llevaba ropa hancha y oscura, su cabello estaba amarrado en una coleta alta —al igual que todos los días —que empapada goteaba hacia su espalda y pecho.
—te dije que despierto a las seis— le regañaste dándole un golpecito en la frente —ahora levanta, que llegaremos tarde.
Aún en Shock obedeció, vistiendose con cuidado de no despertar a Kacchan, que dormía con el ceño fruncido en su propia cama. Después bajó al salón, donde lo empujaste hacia la cocina para que desayunara lo que había sobre la mesa, un panecillo de melón y una tacita de café.
Pasada cerca de media hora ya estabais ambos dentro del vacío vagón de un tren, a una sola parada de vuestro destino final.
Midoriya había preguntado varias veces ya, sin conseguir respuesta alguna más que un par de insultos, y no supo nada hasta que no estuvisteis a las puertas de un local, donde habían dos personas esperando.
Las conocía a ambas, más que bien, y casi no podía creerse que Uraraka se encontrara allí por cortesía de ________. La castaña llevaba un rato esperando ahí, en compañía de Todoroki, al que sí se imaginaba estar allá.
Ochako le saludó animada, sin querer tampoco revelar qué era lo que iban a hacer y Shoto asintió con su cabeza como salutación.
—mira que son lentos— resoplabas tras revisar la hora en tu celular —van veinte minutos tarde...
—no es como si tú hubieras sido puntual— Todoroki se mofó, recibiendo un golpe en las costillas.
Midoriya ladeó la cabeza, pensando quienes eran aquellos que llegaban supuestamente tan tarde, descartando a Kacchan, Shinso, Shoji, Ojiro, Iida...
A cada rato más gente parecía borrarse de la lista hasta que finalmente aparecieron.
Solo podía recordar a uno de ellos, al más alto, de cabello azabache despuntado e incontables quemaduras y piercings. El otro no encajaba con nadie que conociera.
Era bajito en comparación al otro, con el cabello de un rubio pálido o cenizo, revuelto. Llevaba una chaqueta beige, de aviador juraría y también un café humeante entre sus manos. Su mirada era profunda, gracias al delineado en negro de sus ojos, pero aún así parecía estar aburrido o cansado.
—¿qué es lo que ven mis ojos?— preguntó el chico, con tono divertido —¡pero si es la chiquita malhumorada!
—llegáis tarde— regañaste cruzada de brazos.
—es que no sabes cómo me apetecía un cafecito de buena mañana— suspiró —y me ha costado encontrar una recompensa a cambio de que Dabi me comprara uno.
—a mi no me importa las porquerías que hagan a solas mientras no me influyan— espetaste —pero a la próxima, apuren un poco. Deku, Uraraka, él es keigo takami.
—Hawks— corrigió alzando un dedo —el mejor amigo de Dabi.
Ambos chicos se sonrieron de forma pícara, tú negaste con la cabeza.
—pues ahora "mejores amiguitos", vamos a entrar, así que daos prisa.
Cuando Izuku logró averiguar lo que era que iban a hacer y por qué, casi se le cae la boca al suelo.
Una cita.
Una cita allí.
A ver, no es que se estuviera quejando. El traje militar, de color verde oscuro y las botas negras de cuero le quedaban irresistibles a ________, pero cuando pensaba en una cita no le venía justamente a la mente una partida de paintball.
Una jodida partida de paintball.
De aquella forma fue como se vio corriendo por el bosque a media mañana, amenazado por cuatro personas que escondidas disparaban a diestra y siniestra.
Uraraka lo arrastró tirándole de la manga del traje y lo hizo sentarse tras un barril manchado de múltiples colores.
—ni se te ocurra hacer ruido— le amenazó susurrando —creo que los hemos despistado.
—necesito respirar— se quejó cansado —voy a morir.
—si no nos movemos de aquí podremos quedarnos— ochako se sentó junto a él, revisando la mirilla de su arma —oye yo no sé que le ves a ________, está loca por invitarte a una cita aquí.
—yo tampoco sé lo que le veo— murmuró mirando al cielo —supongo que soy masoquista, pero no pienso quejarme de ella.
A solo unos metros de ellos tú recargabas tu cargamento.
—están allí— aseguraste señalando con tu cabeza —dos tiros y a tomar viento.
—relájate— te pidió —has vaciado dos cargadores enteros en ellos dos.
—¿y qué?
—pues que vas como loca pegándola tiros a tu novio y a su mejor amiga.
—¡déjame ya!
apuntaste con el fusil hacia su pierna, sin ningún tipo de miedo y sin si quiera pensar disparaste. el bicolor frunció su ceño y con la misma velocidad dio un tiro también, sobre tu hombro.
—¿¡pero qué haces!?— te quejaste sacudiéndote el uniforme —¡me acabas de disparar!
—¡tú lo has hecho antes!
Un pequeño balín de pintura morada se estampó contra el árbol en el que os escondiais. Todoroki, por puro reflejo te hizo a un lado, haciendo que casi te estamparas contra una de las ramas más bajas.
—¡mira que tienes mala punteria!— se quejó una voz divertida.
—¡esta mañana en la ducha no decías lo mismo!
Shoto apretó una de tus muñecas y tironeó para sacarte de allí mientras Dabi soltaba una escandalosa risotada. Al oír aquello Uraraka y Midoriya salieron también de sus escondites, siendo la chica la única que recibió un tiro en uno de sus costados.
No tuviste tiempo para celebrar el acierto, te viste obligada a lanzarte al suelo cuando Todoroki te empujó y se ofreció como distracción para que te escurrieras entre los arbustos. Se escuchaban muchos disparos, también risas y respiraciones aceleradas.
Entre los matojos poco y nada se podía ver, todo parecía alejarse de ti y en poco rato el silencio te acompañaba. No había rastro de Takami, ni de Dabi, tampoco de Midoriya y mucho menos de Shoto.
"perfecto, sola" pensaste hacia tus adentros, revisando el cargador de tu fusil.
Ochako ya había caído, aquello era al fin y al cabo una ventaja, ya que ahora Deku andaría por ahí solo.
Por otra parte tú también andabas sola por ahí, cosa que te dejaba a su mismo nivel.
¡Pero eso no iba a frenarte!
Sin nada que perder te levantaste y sacudiste la ropa, inspeccionando el terreno.
Era un buen luegar, si el resto se acercara se podría lidiar un buen tiroteo. Sitio abierto y numerosos lugares donde esconderse. Pero no estaban allí, lo que te obligaba a hacerte mover.
El día empezaba a aburrirte.
.
.
.
.
.
Media hora.
Media hora contada.
Contada a mano, cada segundo y minuto.
Y en todo ese tiempo, nadie se había aparecido.
—me moriré del asco...— refunfuñaste pateando una piedra.
A no tantos metros de ti, todo iba acabando.
Uraraka y Deku habían muerto hacia un largo rato y quedaban solamente Hawks y Dabi, enfrentados contra Shoto.
El bicolor estaba arrinconado, contra un árbol muy frondoso y los mayores vagaban entre las copas, por a saber qué punto exacto desde el que llovían tiros de vez en cuando.
—¡rastreros de mierda!— les gritó el menor de los Todoroki —salid ya de una vez.
Se escucharon un par de risas por lo bajo, luego el arma recargandose y volaron dos bolitas de pintura moradas.
—¡por esto no te quieren en casa Dabi! ¡Oye! ¡Eso no era pintura!
Hawks empezó a reír.
—era solo humor hermanito. Puedo volver a escupirte si gustas.
Shoto disparo hacia arriba unas cuantas veces, sin acertar ninguno de ellos.
—¡das asco, que lo sepas!— le gritó disparando.
—¡yo también te quiero mucho!
Hawks rió del infantil caràcter de su mejor amigo/perra. Aquel hombre le tenía el corazón robado.
—cariño se me apetece ir a por unas cervecitas a mi bar— le dijo empujandolo con uno de sus pies.
—déjame marear a mi hermano solo cinco minutos más, porfa.
—ya llevas mucho rato.
—¡estoy aquí, no habléis de mi como si fuese un juguete!
Un pequeño perdigón rojo se estampó contra el hombro de dabi, que cayó del árbol del susto.
—¿¡Dónde está la rubia!?— gritó enfadado el azabache —¡ha estropeado mi momento de divertirme!
Shoto sonrió mientras disparaba un par de veces a su hermano ya en el suelo.
—¡Hawks huye!— dramatizó Touya —¡yo ya no tengo escapatoria!
—¡no voy a dejarte solo! ¡Te prometo que ganaremos la partida!
El rubio bajó del árbol disparando al menor de los Todoroki en el proceso. Dio dos pasos para empezar a correr pero un fusil lo frenó, apuntandolo al pecho.
—está muy mal de vuestra parte haberos ido sin mi— te quejaste a él —¿tienes algo a decir antes de que acabe la partida?
—sí— él soltó su arma y levantó los brazos en son de paz —si dejamos esto en tablas te invito a unas cuantas botellas.
—...
—...
.
.
.
.
.
.
—¡ponme otra!
En efecto, te habías vendido a Hawks.
Hacía demasiado tiempo que andabas escondida y ya te aburrías. Una cerveza gratis sonaba como la gloria en esos momentos.
Y en cuanto a tu orgullo, sabías que si quisieras lo habrías eliminado.
—no me creo que te hayas dejado vender a Hawks— remugó Todoroki, cruzado de brazos frente a su azucarado refresco.
—puta, pero cara— te encogiste de hombros —¿tú sabes cuántas cervezas le va a costar esto?
—tres por el momento— sonrió el rubio camarero, posando una nueva botella llena frente a ti —y en efecto, puta, pero yo diría que a secas.
Hawks le guiñó un ojo a Dabi, que le devolvió el gesto y le pasó su baso vacío.
—¿qué os apetece hacer luego?— os preguntó el azabache —¿os hacen unas partidistas en el apartamento?
—yo ya te aguanto suficiente— Shoto se levantó de la mesa —me voy a casa, _____, nos vemos mañana.
—sí, yo tengo que irme también— se sumó Uraraka, levantándose también —nos vemos pronto Deku.
Izuku te miró en busca de respuestas, como si tú decidieras lo que hacer. Unas partiditas en el apartamento era la mejor opción . Tarde de play, con tu novio y dos imbéciles con un humor de mierda.
Bastaron cuatro cervezas más y y dos paradas de tren plantarse en aquel edificio, de barrio peligroso y dudosa estructura, lleno de moho y grietas.
El apartamento de Dabi no era más que un roñoso piso demasiado caro para los sesenta metros cuadrados —si llegaba— que tenía, pagados a medias con Hawks. Dos dormitorios enanos, un ridículo salón con un televisor de metro y medio junto al sofá sacado de los contenedores y un baño.
La cocina no existía, en su defecto podías encontrar un microondas en el baño para calentar comida preparada —ya que, según touya "así puedes comer fideos mientras cagas"—. Y si se te ocurría abrir las ventanas para ventilar te topabas con las maravillosas vistas de un muro de ladrillo enfrentado a menos de dos metros.
—¿sabéis lo que es limpiar? — gruñiste, arrugando la nariz.
El apestoso olor a sudor y mugre fue excusado por el azabache, diciendo que solo era fragancia a hombre. Cabía resaltar el montón de ropa del sofá, que parecía estar a poco tiempo de desarrollar extremidades para saltar por la ventana tapiada en un intento de sobrevivir a la porquería.
Pero los propietarios del piso sabían más que de sobras cómo funcionaba todo. Pasaron el pilón de ropa a la pequeña mesita podrida que había encajada en los pocos metros cuadrados que ofrecía el comedor y Hawks trajo del dormitorio de invitados —que usaban para guardar todas las cosas de valor— una consola y dos mandos. Seguramente era lo único en todo el lugar que no había sido tragado por la suciedad. Guardada con pulcredad dentro de una caja, que descansaba dentro de una bolsa de basura para impedir que el polvo la tocase. Y es que trataban la Play como si de un hijo se tratase.
Era lógico, solo habían dos posibilidades, o bien le había costado al rubio muchos meses de trabajo en el bar para comprarla, o Touya se la había mangado a un "colega" que desde ese momento lo busca para cortarle la cabeza y usarla de diana.
Conectaron la videoconsola a la televisión mediante un par de cables pelados y costó un par de golpes que la pantalla encendiera, pero en menos de dos minutos se enfrascaron en la más salvaje de las peleas.
Mortal kombat.
—¿preparados para perder?— retó Keigo.
—jamás— le respondiste a media sonrisa.
El tema iba en ronda. Uno contra uno y el que ganaba se enfrentaba al siguiente.
Claro que tenía truco, por que el mejor acababa quedándose siempre, así que se decidió poner un límite de victorias seguidas para ir rotando más rápidamente. El podio estaba entre el mayor de los Todoroki y tú, que reñidos os empujabais mientras presionabais ferozmente el mando. Él jugaba con cruzeta, tú con los stik. Era subjetivo saber cuál de las dos tácticas era más efectiva, si bien el stik tenía ventaja en rapidez la cruzeta ganaba en precisión. Según el azabache el arte milenario de jugar "a la antigua" te daría una aplastante derrota, pero tu resistencia de acero le pondría las cosas complicadas.
Era curioso ver como el sol iba cambiando su posición para darle espacio a la luna, sin embargo, la justa seguía estancada como si el tiempo sw hubiese parado. Midoriya se espantaba al ver que empezaba a oscurecer, o puede que se espantase más por verte asalvajada peleandote tanto digital como físicamente con el hermano de tu mejor amigo.
—eh, chavalin— llamó takami, refiriéndose a Izuku —estos dos van para largo, y yo quiero salir a echarme un piti. ¿Te hace que nos demos una vuelta y vamos a por la cena?
Deku no estaba muy seguro. A decir verdad, el rubio no le parecía una persona de fiar y tampoco sabía lo que era un piti. Pero no había muchas opciones, la tercera guerra mundial estaba por estallar en el salón y si no huía se vería absorbido a ella, así que después de un replanteamiento no parecía tan mala idea.
—bueno, aquí tampoco hay mucho a hacer— respondió.
el mayor lo tomó como un sí. Rebuscó en sus bolsillos las llaves, y tras asegurarse de que las tenía le hizo un gesto con la cabeza para que le siguiese. Juntos bajaron las escaleras mientras Hawks sacaba de la chaqueta de aviador una cajetilla de cigarros y un zippo. El peliverde pensaba que ese mechero era muy chulo, le hacía gracia ver al otro jugar con él entre los dedos por el rellano, antes de salir a la calle. Una vez allí, sacó uno de los cigarros y mientras lo sujetaba con los labios lo prendió, protegiendo la llama del aire. Dio una larga calada que luego suspiró, como si llevara todo el día esperando ese momento.
—dios, que gusto...— sonrió —¿sabes? El desgraciado de dabi no me deja fumar en casa.
—pensaba que él también lo hacía— se extrañó. Durante un instante se sintió un poco mal por haberlo dado por hecho debido a su apariencia.
—y lo hace— con un pequeño toque de pulgar hizo caer la ceniza que sobraba — fuma más que yo, pero es por el humo, se queda el olor en la ropa y le trae malos recuerdos. Yo creo que tiene algún trauma de cuando era pequeño.
Sí, el chico estaba lleno de quemaduras, no dudaba en que tuvo algún tipo de accidente y era lógico pensar que el humo le hacía revivirlo. Se preguntaba si él sabía lo que les ocurrió a los Todoroki de pequeños, se les veía muy unidos.
Le daba un poco de vergüenza preguntar que tipo de relación tenían. ¿Eran simplemente amigos o pareja? Se habían pasado la mañana haciendo bromas homosexuales, pero entre ellos no se veía el cariño de una pareja. Decidió suavizar la pregunta.
—¿y cuánto hace que vivís juntos?
Keigo pareció pensarlo un rato. Dio otra calada antes de responder.
—es muy relativo. Tou pisó a mi piso por primera vez cuando él recién tenía los dieciocho— miró al cielo con añoranza. Veía en sus labios la sonrisa más genuïna que jamás observó — aún tenía el pelo blanco y ojitos de inocente. Lo había visto en el bar, yo había empezado a trabajar hacía poco y él me echaba miraditas desde la barra. Su belleza era muy exótica. Sus quemaduras eran en ese entonces rojizas y sus ojos tan intensos que me tenía distraído todo el turno. Recuerdo que el jefe me riñó esa tarde porque me equivoqué con casi todos los pedidos —soltó una pequeña carcajada— no sé ni cómo lo acabé invitando a mi casa y cada vez la frecuentaba más. Había noches en las que compartíamos cama, a veces me pasaba días o semanas sin saber nada de él, pero siempre acababa volviendo al bar, y yo sabía que entonces debía saca una manta más ancha que nos tapara a los dos, porque nunca fallaba, esas noches las pasábamos juntos— el cigarro se le iba acabando, tuvo que cogerlo con el índice y el pulgar para no quemarse —y cuando tuvo los veintiuno llegó una noche de madrugada. Yo sabía que había estado llorando, porque le sangraban las grapas de la cara. Al principio no quería hablar, solo me abrazó. Recuerdo que yo llevaba una camiseta blanca, era de tirantes, y se manchó toda, porque traía los brazos llenos de cortes. Ya sabía que se autolesionaba pero aquello nunca lo había visto. Se había peleado con su padre. Nunca han tenido una buena relación —lanzó al suelo la colilla consumida y la aplastó para que se apagara del todo— al parecer había salido del armario y Enji no se lo tomó bien. Había muchos temas en la vida con los que ellos dos chocaban, pero su sexualidad era algo que por alguna razón le afectaba demasiado. Supongo que era la única cosa en la que tenia la esperanza de no ser odiado y no le salió bien... Yo le dije que no se preocupara por eso. Al fin y al cabo yo también soy bi.
—¿eres bisexual?— Izuku parpadeó un par de veces, no se lo esperaba — es decir, ¿te gustan los hombres?
—sí— asintió —me gustan los hombres y esa noche fue mi primera vez con uno. Dabi y yo acabamos follando después de que le curara las heridas y luego nos pasamos toda la noche acurrucados, dándonos arrumacos y caricias. Desde ese día vivimos oficialmente juntos.
—entonces... ¿Sois novios?
El rubio negó con la cabeza y sacó un cigarro más.
—no, qué va. Somos algo mejor que eso. Dabi y yo nos amamos. Nos decimos un "te quiero" cuando de verdad lo sentimos, estamos juntos cuando nos apetece estarlo y follamos cuando queremos. Nuestro amor va más allá de las etiquetas y nuestra llama apasionada jamás se apaga. Nosotros no somos o pareja, somos Hawks y Dabi. Eso es lo que cuenta.
Sonaba a romance de película, pero lo decía tan claro que no dudaba ni un segundo en la veracidad de sus palabras.
—suena bonito vivir así el amor...
—y lo es. Permiteme que te de un consejo— se detuvo en la acera. Bajo la luz pobre de una farola, y le miró directamente a los ojos —nunca dejes que nadie te diga cómo vivir tus sentimientos. Tú estás con la rubia y la quieres, seas su novio, su amigo o su lo que sea. Lo que importa no es lo que deberías hacer por ser tal o cual. Lo que importa es lo que sientes tú, y lo que siente ella. Porque por lo que sea, algún día podéis no estar juntos, pero te digo yo, que aunque no seáis novios la vas a seguir amando, porque el amor no se acaba tan fácil. Y en ese momento, lo que valdrá la pena es lo que quiera tu corazón.
Las palabras del chico eran inspiradoras, le hacían coger aire y rememorar todos los momentos bonitos que había tenido a tu lado, opacando por completo los malos. Quería abrazarte en ese mismo instante y seguir lo que decía su corazón.
Y su corazón, lo que le decía, es que lo que tenía contigo era lo más precioso que nunca le había ocurrido, y sin duda alguna quería que siguiese ocurriendo.
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Heeeeeeeey
Dios, me siento terriblemente mal por el enooorme lapso de tiempo que ha pasado. Discúlpenme, Pero no os voy a abandonar.
Agradezco muchísimo el apoyo, y los comentarios del capítulo anterior donde me preguntáis si estoy bien, me hacen sonreír y pensar que no todo está mal.
Les soy sincera, estoy pasando por una mala racha de la que no sé si saldré, se me mezclan muchas cosas y todo parece ir en bajada y sin frenos, pero afortunadamente tengo un círculo cercano de amigos y pareja que me apoyan muchísimo y no solamente con eso, siento que también os tengo a vosotros.
Dejando de lado mi vida, espero que hayan disfrutado del capítulo. Intentaré subir otro en menos tiempo, pero no quiero dar esperanzas. Si todo va bien tendrán un capítulo que arranca fuerte y un poco caliente y un acercamiento al final. Si veo que me demoro tendré que acortar el número de capítulos de la historia, pero la terminaré.
También tengo preparado un especial, se trata de un capítulo de la rayis x kirishima, subido de tono, de como ambos perdieron la virginidad. ¿Quieren que lo suba? Todo depende de ustedes.
Dicho todo esto, les amo muchísimo, y espero que estén bien.
Así que sin más.
Hasta el próximo cap!