¡Yo Voy Arriba! [Gay] [PAUSAD...

By 20_KYRIEL_20

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[PAUSADA INDETERMINADAMENTE] El hijo del rey del Infierno se ve obligado a ayudar por primera vez a una manad... More

BIENVENIDOS
SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4.
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 6

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By 20_KYRIEL_20

Permanecemos en silencio mirando las acciones de Beez por lo que parece una eternidad. El alfa no dijo nada más, yo tampoco. Solo su respiración suave penetra mis oídos. Me coloco en pie en cuando Beez voltea el cadáver de la chica observando las marcas de la espalda.

Salgo de detrás del panel y siento como la presencia del alfa me sigue.

— ¿Piensas lo mismo que yo? — pregunto.

— Si lo que piensas es que los cortes no los hizo la misma cosa, es cierto — responde Beez, esta vez mientras examina el corte del cuello con el cual separaron la cabeza del torso.

— ¿Qué tratan decir? — pregunta el alfa cruzándose de brazos.

— Observa — me coloco del lado de las heridas de las piernas — La piel...

— Mmm — le muestro las orillas de la piel — Se ven demasiado prolijos.

— Pero los de la espalda son muy diferentes — aclaro.

— Y el corte del cuello es limpio — señala Beez.

— Además, los extremos de los huesos que quedaron en las piernas están fragmentados, y la cadera rota — señalo — Como si algo muy grande, la sujetara y doblara ambos extremos hacia abajo, pero en la espalda baja no hay moretón.

— Pero en el abdomen si lo hay — el alfa mira la piel abierta del abdomen.

— Pero el feto está intacto — digo — No fracturas, no golpes, no nada. Y los fetos en formación son muy frágiles.

— ¿Cuál es la causa de muerte de la criatura? — pregunta Beez.

— Llamare a Adam — dice el alfa.

Beez examina el cuero cabelludo de chica, después sus orejas, su nuca, sus cuencas oculares, dentro de su cavidad bucal y el corte de su cuello, donde se aprecian huesos, tendones, y la faringe.

— Un momento — murmuro.

Tomo la cabeza de las manos de Beez y la coloco donde se supone que debería estar, las uniones del cuerpo con la cabeza encajan en el mismo corte, pero el color de los tejidos expuestos es diferente. Huelo un poco dentro de los cortes, y regreso a los cortes de las piernas.

— No le drenaron la sangre por las piernas, si no por el cuello — susurro.

Beez toma de nuevo la cabeza y examina en los bordes buscando marcas, otros cortes por el estilo, pero no encontró nada.

En eso entra Adam con su asistente y empiezan a buscar en las gavetas de uno de los escritorios.

— Se presume que la cria murió por falta de exógeno. La placenta estaba rota por lo que se ahogó en el vientre de la madre — lee el informe.

Beez y yo intercambiamos miradas. Beez se dispone examinar nuevamente el vientre y la espalda de la chica. Mientras yo realmente no dejo de pensar en una frase.

«No los pudo sentir»

— Tu conexión con los otros lobos, ¿Existen maneras de interrumpirla o cortarla? — le pregunto al alfa. Quien piensa por unos instantes.

— No, se ha experimentado antes, sin importar la distancia o el tiempo, puedo sentirlos siempre que quiera. Incluso a los cachorros en formación, puedo sentirlos en cuanto sus corazones laten. También puedo sentir cuando mueren y sus lobos abandonan sus cuerpos — explica.

— ¿Y si se fueran a otra dimensión? ¿Qué sucedería? — cuestiona Beez. Es un idiota muy listo.

Quedamos pensativos con la pregunta al aire. Tendría que ser alguien como Dalila, para poder abrir una pequeña realidad externa.

— ¿El cuerpo lo examino un mago? — pregunta Beez.

— Solicitamos uno a los representantes, pero no nos lo concedieron — contesto la asistente.

— Ya llamé a Dalila — contesta Beez.

— Sigo con la duda de la muerte del feto — expreso.

— Dalila podría averiguarlo.

En cuestión de segundos Dalila aparece de la nada sacándole un susto al forense y su asistente. Apenas su silueta se dibuja por completo apuñala con su mirada a Adam.

— Esto tiene que ser una mala broma de los putos dioses — murmura con enojo.

— Para — pide Beez — No es el momento.

Dalila suspira y se acerca a los cadáveres.

— ¿Puedes examinarlos? — pregunto.

— Si, dame un segundo — se retira su enorme abrigo tirándolo en algún lado, se descubre las manos, mismas que empiezan a emitir un brillo tenue y cálido.

Examina de arriba abajo ambos cadáveres en repetidas ocasiones. Hace pausas especiales en la cabeza de ambos. Al feto lo toca directamente en su pequeño pecho. Me mira directamente y me acerco. Saco una de sus garras y hace un corte sumamente pequeño en el brazo del feto, del cual sale una única pequeña gota de sangre que tomo y pruebo.

Ni en mis más drogados sueños se me hubiera imaginado tal situación.

El tal Logan y los otros lobos están a punto de saltarme encima de furia por hacer lo que hice.

— Esta vivo — aclara Dalila tomando rápidamente su abrigo para cubrir al pequeño bebe.

— P-pero ¿Cómo? — dice Adam con profunda impresión.

— ¿Es acaso un vam-? — cuestiona el alfa cuando lo interrumpo.

— No, su sangre sabe a licántropo definitivamente, pero su corazón no late — explico.

— ¿Cómo es eso siquiera posible? — pregunta un impactado segundo al mando sujetándose la cabeza.

— Mire, el corte se regenera — observa Dalila.

Dalila lo regresa al mesón, esta vez arropado. Empieza a acariciar sus cienes.

— Tiene capaz y capaz de magia encima, es magia mundana — explica — Esta muy frio aquí, una vez que las retire, dejara de verse como un muerto y el frio le hará daño.

— Yo lo sostengo — dice el alfa — Mi temperatura es alta y como alfa suelo reconfortar a los cachorros huérfanos es sus nacimientos.

El alfa comienza a desabotonar los botones de su camisa dejando expuestos los vellos frondosos de su pecho, retira los brazos de las mangas, dejando al aire sus formidables músculos, las venas hinchadas que surcan hasta las manos y el vello que cubre sus antebrazos.

Le doy un repaso desde sus fuertes hombros, sus clavículas marcadas, su prominente pecho abultado cubierto por una selva de vello castaño, bajando por su abdomen marcado, donde se trazaba una línea de vello que se escondía hasta más abajo del pantalón. Sus caderas sobresalían un poco. El jodido pantalón.

«Denme un momento, no estoy soportando»

Dalila le acerca a la cría, el alfa lo sujeta con experticia pegándolo a su piel. Dalila se aleja un par de pasos y empieza a hacer movimientos raros con las manos alrededor de la criatura.

Con el pasar de los segundos, la piel de la cria adquiere más y más color, hasta llegar a un rosáceo bebe sumamente tierno. Todos en la sala permanecimos en completo silencio hasta que el sonido de un pequeño corazón palpitante inunda la instancia. El pequeño infante se remueve un poco y un llanto de vida muy bajito retumba contra los muros.

El alfa empieza a mecerse de un lado a otro y exudar más de su aroma.

— Lo logro sentir — dice al aire.

— Iré por algo para alimentarlo — dice el segundo al mando corriendo despavorido.

El llanto del nuevo cachorro se vuelve lastimero, triste, dejándonos a todos en silencio. El alfa tiene una expresión taciturna, casi deprimente.

— Sabe que su mama murió — murmura — Y llora por ello.

Beshter y yo nos miramos las caras sin saber que pensar. Dalila se da la vuelta y observa el cadáver de la chica, carraspea y se cruza de brazos.

— La chica tiene algo en el cerebro que aún se mueve, parece un parasito — dice.

Adam corre hacia una pequeña mesa movible y toma un pequeño cuchillo, se lo tiende a Dalila, quien gruñe al tomarlo. Adam da un pequeño traspié hacia atrás.

Recuesta la cabeza contra el mesón y empieza a realizar varios cortes prolijos en un solo lugar, quita un trozo de piel, luego con fuerza y algo de magia hace cortes en los huesos que protegen el cerebro, lo quita, y mete los dedos en la cavidad, mueve un poco la mano y saca un gusano delgado y algo largo.

— Permítame — el forense Adam coloca un panel brillante delante de Dalila, para que ponga al extraño gusano.

Dalila lo coloca y el panel empieza a brillar de forma extraña. Arriba del panel aparece una pequeña pantalla.

— Es un raro endoparásito que manipula la conciencia — empieza a explicar — Solo se puede crear con carne añejada de criaturas específicas y magia. Según este informe, el creador del parásito puede manipularlo de manera limitada. Como hacerlo cumplir una única acción.

— Parece que la chica estaba siendo manipulada — concluye Dalila.

— ¿Qué encontraste en el cuerpo? — pregunto.

— La primera herida fue la cadera rota, después fracturaron los huesos de sus piernas. La degollaron y golpearon con fuerza en repetidas ocasiones su vientre. Por ultimo retiraron la piel de sus piernas — señala — Las heridas de la espalda fueron dejadas por garras de un animal o algunas cuchillas que asemejan ello. Le rompieron las piernas con una enorme pisada o algo similar, y los cortes de la piel son muy prolijos, además, si le rompieron las piernas como parece entonces los huesos sobre salieron antes de que quitaran las piernas, pero lo más probable es que ella muriera después de las marcas de las garras y antes del resto. Y su sangre fue drenada por el corte del cuello, después de la muerte.

— No se encontró ni una gota de sangre donde la hallamos — dice la asistente.

— Entonces es probable que no consumieran la sangre ahí, pero definitivamente si le arrancaron la piel en ese lugar.

Quedamos en silencio nuevamente, solo acompañados de los pequeños sollozos del nuevo cachorro, mismo a quien el alfa no ha dejado de arrullar.

— Tengo la sensación de que no la aniquilo una bestia, pero tenían la intención de hacer parecer que así fue — declaro.

— Como si lo hubiera hecho una máquina — dice Beez.

— Exacto — afirmo — Por otro lado, quizás la manipulación del parasito fue lo que hizo que el alfa no la sintiera.

— ¿Qué quieres decir con eso? — inquiere el alfa Demián.

— Si tu manada te reconoce como alfa, tú los sientes y ellos te sienten a ti, ¿pero si le hicieran creer a la chica que no eres su alfa? — inquiero — Si la hicieran creer que su alfa es otra persona, con ese parasito en el cerebro, pudieron incluso haber bloqueado las sensaciones y emociones de su cuerpo, por lo que no sentirías su muerte, si simplemente ella no lo sabe ni siente que está muriendo.

Otra vez cada quien se sume en sus pensamientos, hasta que la mano derecha del alfa interrumpe llegando con un biberón.

— Logre conseguir leche de una nodriza — corre hacia el alfa dándole el biberón.

El alfa lo toma y lo agita levemente, lo destapa y lo coloca contra la pequeña boca del recién nacido. El pequeño muerde el biberón y succiona con gran hambre.

El forense Adam coloca el parasito en un frasco de cristal con un líquido espeso y lo deja sobre una mesa.

— Es probable que ya haya más parásitos en otros licántropos, o que incluso en otros cadáveres almacenados también estén — afirma.

— ¿Cómo podrían parasitar a los licántropos sin que lo noten? — pregunta Beez.

— Esta clase de parásitos podrían estar en el agua o en los animales que cazamos y consumimos — explica Adam.

Beshter coloca su mano en su barbilla luciendo pensativo, se da vuelta y su rostro incomodo queda revelado, traga hondo y frota sus parpados.

— Creo que es todo por hoy, ya es de noche — dice el alfa — Todo el mundo a su casa.

Uno a uno salimos de ese lugar después de guardar el cadáver de la chica nuevamente tras esa pequeña puerta.

El alfa camina con él bebe en brazos como si nada, los licántropos que nos cruzamos miran al nuevo cachorro con ilusión, algunos incluso se detienen unos segundos a admirar ese cachorro milagroso. El forense Adam decide quedarse con su asistente en el enorme domo subterráneo bajo la excusa de plasmar lo sucedido en un registro y ponerse en contacto con algunos magos y hechiceros.

Salimos a la oficina, Logan empieza a hacer preparaciones para la estadía del bebe, y el alfa Demián nos acompaña todavía sin camisa y con él bebe en brazos hasta las afueras de su cabaña.

— ¿Dijiste que podemos volar sobre la niebla? — le pregunta Beez al alfa.

— Si.

Beez no tarda nada en desplegar sus enormes alas pellejudas. La piel es brillante y oscura, con exoesqueleto huesudo, con una garra en forma de pulgar en la parte de arriba, bastante prominente. Tienen una extensión de al menos seis metros cada una, se arrastran detrás de Beshter de manera gloriosa.

El alfa luce sumamente impresionado solo con el despliegue de las alas. En cuando Beez las alza para darse impulso casi se va de espalda con la fuerte ráfaga de viento.

— Necesita algo de... espacio — le digo al alfa.

— Voy entrando — dice Dalila.

Me dedica una mirada que grita "Tenemos que hablar". Da media vuelta y entra a la pequeña caseta.

Quedamos solos el alfa, él bebe y yo. El pequeño cachorro ya está dormitando y aun así no deja el biberón.

— Así que Beez y Adam, eh — dice mirando hacia el cielo oscurecido por la noche — ¿Es probable que el infierno funcione como un espejo, es decir, que allá personas con la misma apariencia aquí y allá?

Su rostro es una mezcla entre curiosidad y tranquilidad. Sin siquiera imaginar lo peligrosa que es esa pregunta.

— En lo absoluto. Son cosas que no deben decirse a la ligera, no quisieras que los dioses miraran hacia aquí — advertí.

Lo mire muy duramente, definitivamente no quiero tener los ojos de ningún dios sobre mí. La última vez que paso nació Mazi, no quiero más hijos, gracias.

— ¿Los dioses? — frunce el ceño.

— La tierra es de los pocos lugares donde todos los dioses pueden ver e influenciar las creaciones de otros — explicó muy levemente — Hay leyes divinas, de las que no se deben hablar aquí.

— De acuerdo — asiente.

Se hace el silencio, como ha sucedido muy constantemente en las últimas horas. Ni siquiera sé por qué carajos no me he ido y sigo mirando los músculos bronceados de este lobo.

El alfa observa persistentemente el cielo tratando de captar los movimientos de Beez en el oscuro plano. El cachorro se quedó dormido hace no mucho y por alguna razón el biberón vacío lo termine sosteniendo yo.

— ¿Todas las alas de los demonios son así? — pregunta repentinamente cuando se vislumbra levemente la silueta de Beez planeando para volver a subir con velocidad.

— No, el exoesqueleto cambia dependiendo del tipo de demonio que sea, lo mismo la textura — explico — Beshter es capitán de la brigada aérea, sus alas tienen piel extremadamente fuerte que puede servir como un blindaje a ciertos ataques, además de las garras que sirven para dañar a un enemigo. Beez nació con ese exoesqueleto, pero la piel de sus alas esta modificada. Hace muchos siglos se quemaron por primera vez en un fuego abrazador, así que cuando se regeneraron las volvió extremadamente blindadas con algo de magia.

— ¿Y... que clase de alas tienes tú? — pregunta curioso.

— Mmm, son un poco peculiares.

Soy muy cuidadoso en cuanto a quien, y a quien no le muestro mis alas, tengo un poco de pudor al respecto. Ya que son únicas en su clase, en Saeva las suelen ver con extrañeza e incluso pavor. Sin embargo, no dudo a la hora de librarme de la gabardina de cuero y lentamente estirar mis prominentes alas.

Al contrario de la mayoría de demonios, quienes sus alas salen solo de sus omoplatos, las mías empiezan allí y terminan casi en mi cadera, en seis salidas distintas, en vez de dos. Sale la primera fila, las más grandes y oscuras. Su exoesqueleto flexible me permite volar de dos formas distintas y también hacen que caigan hacia al frente o hacia atrás, como un abrigo muy grande. Sus plumas son duras y afiladas como cuchillas, resisten fuego, extremo frio y un sin número de ataques de todo tipo. Miden doce metros de largo y son muy frondosas y pesadas.

Extiendo la segunda fila, son un poco más pequeñas y su exoesqueleto hace que las puntas miren ligeramente hacia abajo, al contrario de las primeras que miran hacia arriba. Son del mismo color y textura de las primeras, pero en la parte inferior, se empieza a ver un color plata. Aunque no son de plata.

Las de la tercera fila son más delgadas, son la transición de color de la plata a un blanco puro. Son las más flexibles, como pueden pirar hacia abajo, como pueden mirar hacia arriba, de alguna forma sirve para frenar el vuelo, eso hace que solo yo pueda volar de cierta manera.

El alfa está profundamente impactado.

— Son enormes — susurra.

— Y únicas, no existe ningún demonio en ningún universo con unas alas iguales — presumo.

Bajo suavemente las alas, haciendo que la primera fila caiga sobre mis hombros hacia la parte de adelante y curven hasta llegar al suelo tras de mí. Quedando como un enorme y largo abrigo sobre mi cuerpo.

— De esa forma te vez como un cuervo gigante — comenta todavía inspeccionando mi fisionomía.

Cuando hago que las plumas se compacten y vuelvan a abrir casi se cae de espalda.

— Impresionante.

Cambio un poco su color, haciéndolas más opacas para que no reflejen las luces y se mesclen con la noche.

— Son simplemente impresionantes.

Me pavoneo un poco más delante del alfa antes de guardar mis alas en su cómoda posición.

— ¿Cómo es posible que eso quepa en tu espalda? — pregunta consternado.

— Es imposible que doce metros de huesos, carne y plumas quepan en mi espalda — explico — De la misma forma ¿A dónde va todo ese pelo cuando se vuelven humanos?

— Buena pregunta — bufa — Yo tampoco lo sé.

Recojo mi gabardina y la coloco sobre mis hombros.

— ¿Qué vas a hacer con el cachorro? — pregunto casualmente mientras tomo de nuevo el dichoso biberón.

— Cuando los cachorros quedan sin padres, el alfa se hace cargo hasta que encontremos una familia que lo adopte. En muchos casos terminan bajo mi cuidado hasta la edad adulta — dice observando al pequeño.

— Así que has criado a muchos lobos...

— Si, lo más difícil es cuando se vuelven lobatos — señala — Son un dolor en el culo.

Suelto una risa baja. Unas preguntas bastante invasivas llegan a mi mente. Pero solo me atrevo a formular una no tan imprudente.

— ¿Tienes hijos propios? — pregunto.

— No — ríe — No tengo pareja desde hace siglos.

— Un lobo solitario, eh — comento un poco divertido.

Se ríe y me observa. Vuelve a reírse un poco más bajo y mira al cielo estrellado, sumido en sus pensamientos.

— Creo que debería ir a ponerlo a dormir — dice el alfa — Nos vemos mañana.

— Nos vemos — susurro. Me mira unos cuantos instantes con los ojos bastante nublados, da media vuelta y entra a su cabaña.

Suspiro.

No es muy complicado que mis pensamientos divaguen por otros rumbos.

«Adam y Beshter. Brais y Beshter»

Una pequeña electricidad me recorre la espalda. Acomodo mis brazos sobre mi pecho y permanezco largos minutos viendo el vuelo largo, triste y melancólico de un ensimismado Beez.

Justo cuando la noche llega a su punto más frio, con la luz clara de una bella luna creando sombras en la nieve, Beez desciende calmadamente. Con su vista clavada en el suelo y su cabello revuelto camina hacia mí. Sus alas se acomodan cuidadosamente debajo de su piel, su camisa, agujereada por la espalda se mueve en todas direcciones con la aparición repentina de una oleada de viento, que, a su vez, arrastra nieve.

Beez, pensativo como pocas veces, me observa, su rostro inexpresivo, sus labios en una línea recta, sus cejas relajadas y en sus ojos una mirada casi de súplica y profundo dolor.

El sonido de una puerta siendo abierta y luego cerrada, anuncia la presencia de Dalila, quien se envuelve en una gruesa manta. Camina sobre la nieve unos cuantos metros observando con cautela a Beez fragmentado.

— Se me permitió escoltar su alma... — murmura — Yo lo llevé, lo vi irse...

Observa sus manos, frota sus dedos y en su rostro se coloca una expresión que me estremece el corazón.

Dalila lo toma por los hombros, y lo hace caminar poco a poco hasta la choza. Al umbral de la entrada, Dalila me dedica una mirada significativa, para finalmente desaparecer.

Permanezco de pie, por minutos u horas.

Me siento en la nieve, con las piernas cruzadas y me decido a conectar mi colligationem con Saeva. En pocos instantes, logro escuchar la voz de mi papá.

"Tu..."— el resentimiento es palpable — "¡Hijo de mí!"

"Veo que mi sorpresa dio sus frutos" — comente sacaron.

"Llevamos horas tratando de limpiar tu desastre" — me rio — "¡No es gracioso! ¡Tu madre no me habla!"

"Yo tampoco te hablaría si fuese mi mamá."

Mi broma malévola. Consistió en llenar todo el palacio, con pilas y pilas de Buri Buri programados para arruinarle el sexo a mis padres. Eso en serio tuvo que haber sido muy frustrante. Que divertido.

— "Te voy a desheredar" — amenaza.

"Adelante. Pero antes" — digo — "Adam."

"..."

La línea permanece en silencio por varios minutos.

"Lo sabias" — suspiro — "Claro que lo sabias. Tú ya lo sabes todo, no dudo en que sepas todo lo que está sucediendo."

"Hay cosas que no se me permiten decir, y hay cosas que simplemente no se me permite saber, hijo" — dice.

Esta vez quien establece el silencio soy yo.

"Hablamos luego."

"Bien."

La comunicación se corta.

Preví que el resultado sería así. Mi padre no es un dios ni un ser omnipotente sobre todas las cosas. Es un ser trascendental más allá de mi comprensión, que, en ocasiones, hace cosas fuera de mi razonamiento. Pero sinceramente, para alguien que esta muchos niveles por encima de los seres vivos, hay cosas que simplemente evaden toda comprensión posible. Vivir tantos miles de millones de milenios, desde el principio de todos los mundos, hasta su final, debe ser algo aterrador. Ha cometido traición a su propia especio, apoyo a un dios malvado, tuvo miles de identidades y nombres diferentes.

Yo moriré, Mazi morirá, mi madre morirá, el mundo mismo morirá y el seguirá existiendo. El alcance de una entidad así, no se puede explicar con palabras.

Es así como junto a los primeros rayos de luz solar, los copos de nieve empezaron a caer y la cálida mañana llego. 

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