La única excepción

By CelesteTapiaGmez

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Santurrona Mojigata Zorra Puta Perra Esas palabras son las que más describen la reputación de Denise, ¿pero l... More

ANTES DE EMPEZAR.
Dedicatoria
Epígrafe
IMAGINARIA
PRIMERA PARTE
TU LE DAS AL AMOR UN MAL NOMBRE
DULCE NIÑA MÍA.
YO FUI HECHO PARA AMARTE
PODRÍAMOS SER EXTRAÑOS
JESÚS PERSONAL.
SER LIBRE.
AZUL
DIOS SABE QUE LO INTENTÉ
SOÑÉ
AMARILLO
SEGUNDA PARTE.
SIEMPRE
VIVIENDO UNA PLEGARIA
LUNA AMARGA
ENTRA EL COCO.
ARRULLO DE ESTRELLAS
PUEBLOS Y CEMENTERIOS DORMIDOS.
VUELA CONMIGO
NO LLORES
REINA BLANCA NIEVES.
LUNA
CUALQUIER LUGAR
INSENSIBLE
LÁGRIMAS EN EL CIELO
UN MUNDO LOCO
TERCERA PARTE
PERDIDA EN EL PARAÍSO.
LA ÚNICA EXCEPCIÓN.
EL DÍA MÁS NEGRO.
SUFICIENTEMENTE BUENA
LA LLUVIA DE NOVIEMBRE
ÁFRICA.
NOTA DE LA AUTORA.
TU EXCEPCIÓN.
ENAMORAMIENTO REPENTINO.
BRILLAS.
SOLO VIVES UNA VEZ

ESCALOFRIANTE

376 33 35
By CelesteTapiaGmez

Multimedia: Creep- Radiohead.

10 de mayo del 2018.

Me oculto siempre de ti. Para que el día que menos tengas pensado follarte hasta dejarte empapada.

Me llevo ambas manos a la cabeza al leer el anónimo que se encontraba en mi estuche de guitarra. Tengo unas perras ganas de gritar de la frustración que esto me provoca. Es el tercero que recibo, cada uno más asqueroso que el anterior. Y por más que trato de averiguar quién es el autor detrás de estos asquerosos anónimos, no doy con bola.

Nunca son los mismos rostros.

Siempre hay nuevos turistas

Y siguen los mismos anónimos.

—Denise —me pongo de pie con el corazón acelerado al reconocer la voz de quien me llama —. ¿Te encuentras bien? Luces un poco pálida.

—Estoy bien —me cuelgo la guitarra al brazo para alejarme de él. Pero lo cierto es que tampoco quiero irme sola. O estoy a lado de Said, o me arriesgo a que el cabrón de los anónimos decida atacar de una vez por todas. No son buenas opciones, pero son las que tengo —. Ahora si me disculpas —le paso de largo —, ya debo ir a mi casa.

— ¿Puedo hablar contigo? —escucho que pregunta a mis espaldas.

—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar —lo volteo a mirar con seriedad —. Así que adiós.

—Quiero pedirte una disculpa —rio con cinismo al escuchar eso —. Por lo sucedido la otra noche. Yo no quería abusar de ti.

— ¿En serio? —regreso hasta donde se encuentra él para evitar que terceras personas se enteren de lo sucedido entre nosotros —. ¿Despojar a una mujer de su ropa, besarla a la fuerza y obligarla a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad, que es? ¿Por qué si eso no es abuso, no sé qué diablos sea?

—De acuerdo, lo que te hice no tiene nombre —me cruzo de brazos —. Y sé que fueron mis decisiones, pero parte tuvo que ver Dominique —arqueo una ceja sin comprender —. Ella fue al hotel, yo me encontraba en el bar del hotel, ya había acabado mi jornada laboral. Me encontraba viendo un partido de futbol con unos amigos, estábamos bebiendo. Bebí de más cuando me dijo todo eso.

— ¿Qué te dijo? —no es que quiera justificar a Said, lo que hizo fue una putada. Pero él no hubiera reaccionado de esta manera a no ser que esta Dominique le hubiera calentado la cabeza.

—En medio de todos mis amigos me soltó que acababa de venir de tu casa, que había llamado a tu puerta y no contestabas —me estoy imaginando lo peor. En primera, porque hizo quedar a Said en ridículo frente a sus amigos, hirió el puto ego. Y en segundo, porque ya me estoy ideando una maraña en la cabeza de lo que le pudo haber dicho esta mujer —. Por lo que se asomó a la ventana de tu habitación y vio que estabas haciéndole sexo oral a tu vecino —quedo con la boca abierta al escuchar eso.

Podría culpar a Said por creer semejante estupidez, ya que si me hubiera conocido de verdad, sabría que nunca habría hecho eso. Ya que soy bastante rejega con tener intimidad con un hombre. Pero el asunto aquí es que no me conoce de verdad, ya que nunca me abrí lo suficiente a él. Solo le dije algunos retazos de mi vida. Nunca le hablé de lo sucedido en el pueblo, ni mucho menos de lo que viví con César. Es normal que haya creído eso a primera oída. En eso no puedo culparlo.

Pero el escuchar eso me pone sobre alerta. No sobre él, sino sobre Dominique. Ella le dijo todo eso a Said, y eso hace que recuerde uno de los anónimos que he recibido en estos días. Uno bastante asqueroso. Volteo a mirar al que fue mi novio, creo que percibe mi terror ya que me toma de los hombros para que no me caiga.

—Denise, ¿te sientes bien? —solo boqueo, no soy capaz de pronunciar palabra alguna.

—He estado recibiendo unos anónimos. Unos suelen ser grotescos en realidad, y otros que se superan. En serio —paso saliva con dificultad —. Y por lo que me estás diciendo, no cabe duda de que se trate de ella. De eso estoy segura.

— ¿Dónde los recibes? —me pregunta con una preocupación que parece ser sincera —. ¿A una hora en particular?

—Siempre los recibo aquí en el malecón, no tengo la menor idea de quien sea quien los envía. Ya que siempre los veo cuando voy a recoger el dinero que recaudo.

—No es por defenderla, pero no puede ser Dominique —me temía que dijera eso —. Ya vimos que puede llegar a ser una perra si se lo propone, pero para hacer esto tendría que estar aquí. Ahora mismo.

—Se encuentra animando en el hotel, ¿no es cierto? —él asiente —. Si no es ella, ¿Quién es? Me siento vigilada a todas horas, no me siento cómoda cuando regreso a casa. A la mano llevo un gas pimienta o mis llaves en caso de que él decida atacar en esos momentos —muerdo mi lengua para ahogar un grito —. Es horrible vivir con miedo. Con ese miedo de morir asesinada.

—Cuando salíamos me dijiste que estabas huyendo de alguien —mi corazón se detiene unos instantes. No. No quiero pensar que César está en Vallarta —. ¿Y si es esa persona?

—Yo espero que no —respondo con un hilo de voz —. No hay forma en que él haya dado conmigo. He sido muy cuidadosa.

—Averigua si es esa persona, que por lo visto es un él para que vayas descartando. Y te aconsejo que hables de esto con alguien más. Como tu vecino —se lleva una mano a la quijada. Por la mueca que está haciendo, no dudo que Gael le haya puesto una putiza de aquellas —. Para que esté al tanto de todo.

—Gracias —le comento con un poco de frialdad —. Ya hemos hablado, ahora debo irme.

— ¿No quieres que te acompañe? —niego con la cabeza —. Tu misma me has dicho que te sientes vigilada, no es bueno que andes sola.

—Dicen que mejor sola que mal acompañada —realmente le agradezco que haya querido aclarar las cosas, pero no es que me vaya a sentir segura estando con él.

—De verdad lo siento —veo sinceridad en sus ojos —. Si pudiera regresar el tiempo, no hubiera actuado de esa manera.

—Eso no lo sabes —inhalo y exhalo antes de seguir hablando —. Y nunca lo sabremos. Pero te agradezco que hayamos aclarado las cosas. Adiós.

**

11 de mayo del 2018.

Just stop your crying it's a sign of the times —me encuentro sentada en el marco de la ventana, justo ahora son las dos de la madrugada. Ya debería estar durmiendo, pero no puedo. Siento una sensación dentro de mi pecho que no me deja estar tranquila. Por lo mismo empiezo a cantar mientras voy practicando con mi guitarra, para distraer un poco la mente —. Welcome to the final show. Hope you're wearing your best clothes —cierro los ojos mientras me recargo en la pared sin dejar de tocar —. You can't bribe the door on your way to the sky, you look pretty good down here —elevo un poco el tono de voz —. But you ain't really good[1].

—Y justo cuando creo que no puedes sorprenderme, lo haces —sonrío al escuchar la voz de Gael, quien de seguro acaba de llegar del trabajo —. ¿En serio Denise, Harry Style?

—Me gusta su voz, y tiene unas canciones increíbles —abro los ojos para mirarlo. Lleva puestos unos pantalones de mezclilla algo rasgados, y una camisa gris. Lleva el cabello algo alborotado —. Obviamente soy más del rock y de la música alternativa, pero debo confesar que este chico tiene buenas canciones.

— ¿Eras fan de One direction? —Me pregunta una vez que toma asiento en el marco de la ventana, enfrente de mí —. Porque si lo eres, voy a quedar un poco decepcionado.

—Gael, si tuve mi etapa emo. ¿Crees que no tuve mi racha con este grupo? —arqueo una ceja —. Eran algo así como un placer culposo. Y de paso todos los chicos se me hacían guapos.

— ¿Eso quiere decir que también escribías fanfics sobre ellos? —me mira con son de burla.

—Ni los escribía ni los leía —miro hacia otro lado para que no me atrape la mentira. Lo cierto es que me volví adicta a los fanfics de Larry. ¡Dios! En mi defensa diré que eran muy buenos.

—Finjamos que te creo —veo una sonrisa en sus labios —. ¿Está todo bien, Denise? —segunda persona que me lo pregunta.

— ¿Cómo por qué preguntas eso? —trato de sonar serena. Sé lo que me dijo Said, debo hablar de esto con él. Solo que ahora no es el mejor momento, ya que también tendría que decirle que hablé con mi ex y... mejor espero unos días.

— ¿Tu? ¿Tocando en plena madrugada? —dejo la guitarra a un lado —. Ni que fuera manda.

—No puedo dormir, eso es todo —le sonrío —. Y como tampoco quiero empicarme viendo una serie de netflix, pues aquí me tienes. Practicando una canción que según tu es un crimen —estiro los brazos y finjo un bostezo para entrar con cualquier excusa. Ya que para dormir tranquila., debo comprobar unas cosas —. De hecho ya me dio algo de sueño, ¿Qué hora dices que es?

—Vale, te dejaré descansar —se pone de pie, no sin antes lanzarme una mirada inquisitiva —. Y espero que para la mañana tengas mejor aclaradas tus ideas.

—Ya lo están —me pongo de pie para cerrar las ventanas —. Te veo mañana, descansa.

No le doy tiempo a decir algo más cuando cierro la ventana. Tomo mi celular de la mesa de la cocina y apago la luz de todo para dirigirme a mi habitación donde me acuesto para abrir mi WhatsApp, para ver quien de puro milagro se encuentra conectado a estas horas.

Mi sorpresa cae cuando veo que tengo varios mensajes del grupo de Ajijic, todos recientes. No tengo nada que perder, ya he hablado con ellos así que puedo confiarles un poco de lo que estoy viviendo.

Ricardo: ¿Ya te gustó unirte a la vida nocturna, Angie? 🍻🍻

Ricardo: ¿O están planeando el tercer hijo y están en medio de un receso? 😏😏

Angie: ¡Quieres cerrar la boca cabrón! 😡😡😡

Ricardo: ¿Quieres decir que dejé de escribir?

Angie: Animal. Cuando te lo propones eres un dolor en el culo.

Denise: Hola a todos.

Denise: 😅

Denise: Sé que no son horas de mensaje.

Denise: Angie, ¿sería muy inoportuno si te llamo al celular ahorita?

Ricardo: Ah no. Cabrona.

Ricardo: Si vas a soltar un chisme, que sea parejo.

Angie: Dame dos minutos para bajar a la sala.

Ricardo: ¿Saben que pueden hacer una llamada de tres?

Ricardo: ¿?

Denise: No es nada que te incumba metiche.

Medito unos momentos antes de realizar la llamada. ¿Qué le puedo decir a mi amiga que no la asuste? Y en primera, ¿Qué diablos estoy buscando? Si fuera César, ya lo tendría en la puerta de mi casa y no mandando anónimos. Pero a estos instantes de mi vida ya no sé qué pensar. Respiro hondo al ver que ella me está llamando, me mentalizo y respondo la llamada.

— ¿Todo bien por allá, Denise? —es lo primero que escucho al aceptar la llamada.

— ¿Por qué iría algo mal? —cierro los ojos al ver lo que le acabo de preguntar. Si me manda a chingar a mi madre, me lo voy a tener bien merecido.

—Dos de la mañana y quieres hacer una llamada. ¿En serio? —bufa —. Ahora dime, ¿Qué es lo que te sucede?

—Solo necesito hacerte unas preguntas —suspiro mientras miro la oscuridad que me rodea —. ¿Sabes si César se ha movido del pueblo o ha estado ausente?

—Me gustaría recordarte que yo resido en la Ciudad de México con mi familia, ¿Cómo quieres que sepa que esté ahí o que haga? Para cosa segura debes preguntarle a Ian —aprieto los labios para de esa manera aplacar las ganas de gritar —. ¿Pero por qué quieres saber eso? ¿Crees que ya te encontró?

—No tengo la menor idea —dudo unos instantes antes de sincerarme con ella —. Lo cierto es que he estado recibiendo unos anónimos. Hace tiempo de eso.

— ¿Y quién te los manda?

— ¿Qué parte de anónimos es lo que no entiendes?

—Vale, te la estás cobrando por mi respuesta de hace unos momentos. Y es pregunta estúpida —las dos reímos para aligerar el ambiente —. ¿Qué dicen esos anónimos? ¿Por qué crees que sean de César?

—Solo te puedo decir que cada uno es más asqueroso que el otro. A juzgar por el texto que hay en los últimos es que temo que vaya a actuar rápido —siento como un escalofrío recorre todo mi cuerpo —. Pero si pienso que es César es por uno en especial o por dos.

— ¿Qué dicen?

—Uno es en serio asqueroso —enciendo la luz de la habitación para ir por los últimos que he recibido —. Este es uno —hago una mueca al releerlo —; quiero sentir tus manos sobre mi pene. Que lo sientas palpitar entre tus manos, para que después te lo lleves a la boca y me eleves al puto Nirvana.

—Este... es asqueroso... no puedo decirte nada sobre este, ya que no sé cómo haya sido este hombre en la intimidad —masculla algo entre dientes que no logro comprender —. ¿Qué dice el otro?

—Es menos asqueroso, pero no deja de ser inquietante —busco el otro para leérselo —. Me perteneces. Perra, nunca podrás escapar de mí.

—Mañana a primera hora le hablo a Ian para que averigüe sobre lo que ha estado haciendo este idiota el último mes. Bien puede ser que sea él, así que puede que no. Tenemos que ir descartando opciones. ¿Alguien más que creas que sea?

—Antes pensaba que una antigua amiga mía de aquí de Vallarta, pero ya acabé por descartarla. Al igual que un tío con el que salía.

—Recuerda que nadie es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y que todo lo que digan los demás podría ser usado en su contra.

—Ves demasiado la Ley & el orden —escucho su risa, seguido de un bostezo —. Ya no te robo por más tiempo, de seguro estás cansada. Dale un abrazo a los niños de mi parte.

—Lo haré. En cuanto hable con Ian te llamaré para decirte todo lo que logre investigar.

—Espero tu llamada —le respondo también con un bostezo.

—Ten las llaves a la mano cuando te vayas del malecón.

**

12 de mayo del 2018.

—Serás cabrón —murmuro cuando escucho como ronronea el gato quien está feliz de la vida dentro de la caja de cartón. Es todo, nunca más voy a comprarle algo a este animal para que se entretenga. Con evidente enfado voy a la cocina para preparar aunque sea una pasta para cenar. Saco las cosas del refrigerador y de la alacena y me dispongo a cocinar. Extrañada veo que el celular —que se encuentra sobre la mesa —no deja de vibrar. Seguramente ha de ser del grupo de WhatsApp.

Apago la estufa y tomo el celular para ver que tanto escándalo traen mis amigos. Con sorpresa veo que los primeros mensajes son de Becca, entre ellos varias fotografías.

Becca: Aquí mamá Rebecca haciendo su reporte mensual.

Ian: Querrás decir anual. 🙄🙄

Becca: .l.

Becca: Les tengo dos noticiones.

Quedo con la boca abierta al leer el último mensaje de mi amiga, quien no deja de escribir durante tres minutos. La conozco a la perfección, es una cabrona a la que le gusta tenernos como pendejos mientras escribe y borra. Así sucesivamente. Para solo poner poco texto.

Denise: Déjate de payasadas y dinos.

Becca: Primera bomba.

Becca: 💣

Becca: ¿Cómo ven que Mateo me pidió a que me matrimonie con él?

Becca: 💍

Becca: *Inserta fotografía de un anillo de compromiso*

Becca: Y le dije que sí.

Angie: 😱😱😱😱😱😱

Ian: ⚡⚡🌧🌧⛈

Melissa: 😱😱😱😱😱😱

Ricardo: Peda segura y pachangón.

Denise: 👏👏👏💛

Becca: Y una cosa más o mejor podría decir, otra bomba más. 💣

Becca: Estamos embarazados.

Becca: 👶🏻

Becca: *Inserta fotografía de una ecografía*

Angie: 😱😱😱😱😱😱

Ian: ❄🌨🌨❄

Melissa: 😱😱😱😱😱😱

Ricardo: A juzgar por tus andadas, ya te habías tardado.

Becca: .l.

No lo dudo más. De inmediato salgo del chat y me dispongo a hacerle una buena llamada a mi amiga. En lo que me responde me voy sirviendo un poco de pasta en un plato y saco una cerveza del refrigerador. Con todo eso en mano tomo asiento en la mesa en espera a que ella responda la llamada.

—Ya sabía que ibas a ser la primera en llamar —Becca responde al sexto timbre y me recibe de esa manera.

— ¡Hola! ¿Cómo has estado? —le digo con un toque de sarcasmo —. En primera debo felicitarte por las buenas nuevas.

— ¿Cómo has estado? Espero y ya hayas tenido algo de acción con tu chico —pongo los ojos en blanco —. Y no te hagas, tú ya sabias que había bebé en camino.

—Me refería a tu boda, ya que claro que sé que hay bebé a bordo, ya que viví de primera mano tus histerias. Por cierto, estoy bien y aun no hay nada de nada —escucho su carcajada —. Y ahora cuéntame, ¿Cómo estuvieron las cosas?

—Primero fue lo del bebé —suelta una risita al acordarse de todo —. Los acabábamos de acostarnos, apenas habíamos apagado la luz. De repente sentí la necesidad de abrazarlo por unos momentos. En medio de esa intimidad es cuando se lo conté. Me abrazó con más fuerza para después inclinarse para buscar algo en el bolsillo de su pantalón. De ahí sacó un anillo de compromiso.

—Rebecca, no dudo que así haya sido. Por lo menos la noticia del bebé —la escucho bufar —. Pero no creo que de esa manera te haya pedido matrimonio Mateo. Así que cuenta.

—Fue a los dos días, cuando le dijimos a Anahí que iba a ser una hermana mayor —sonrío al imaginarme la cara de la pelinegra. Sin duda esa noticia le alegró el año —. En medio de la emoción él se arrodilló y sacó de su pantalón una cajita negra. Fue en ese momento cuando me pidió matrimonio.

—Como ya vimos que eres una persona voluble. ¿Qué le respondiste?

—En medio de las lágrimas, obviamente le dije que si —la escucho reír —. Quien lo iba a decir, la errante finalmente sentó cabeza —eso explica las reacciones de los miembros del grupo de WhatsApp —. Por cierto, te quiero como dama de honor. Vestido negro.

— ¡Negro! —Me llevo una mano al rostro al escuchar a mi amiga —. Es boda, no velorio.

— ¿Qué no habíamos dicho que ese día moriría mi puteria? —rio al escuchar esa pregunta —. Seamos sinceras, ser la dama de honor apesta. Tenemos que ir con el puto color y diseño que la novia quiera, sin importar si nos queda a todas. El negro es un color que nos va bien, y el diseño podría ser como quieran.

—Espera unos instantes, ¿no te gustó ser dama de honor de Angie? —le pregunto con sorna. Porque acá entre nos, el color que eligió no fue de mi agrado. Solo que no quería hacer sentir mal a mi amiga.

—Denise, quiero a esa rubia como no tienes idea. Pero desde que eligió el amarillo en su primera boda y el fucsia con Gerardo. Supe que mi amiga tenía muy mal gusto en colores —rio al darle la razón —. Ya debo cortar, porque tengo una llamada entrante de Ian. De seguro va a querer hablar de lo mismo, al igual que todos —suelta un largo suspiro —. Me espera una larga madrugada.

—Cierto, allá ya es tarde. Después te llamo —le doy un probado a mi pasta —. Dile a Anahí que le mando un fuerte abrazo, y felicita al futuro padre de mi parte.

—De hecho Mateo quiere ahorcarte, porque le dije que tú ya sabias lo del bebé.

— ¡Qué cabrón! —Bebo un poco de agua —. Yo ya sabía que te iba a pedir matrimonio y bien que no dije nada.

— ¡Tú qué! —ups. Por lo visto hablé de más. Cierro los ojos al ver la pendejada que acabo de hacer.

—Nada, adiós —sin más cuelgo el teléfono sin darle la oportunidad de decir algo más. Lo que si es que Mateo se las va a ver negras por culpa de mi indiscreción.

Una vez que acabo de cenar, me dirijo a la cocina para limpiar todo antes de irme a dormir. Mañana es día que Catalina pasa el rato acá y no quiero que vea la casa hecha un asco. Termino de secar los platos cuando veo que mi celular vuelve a sonar. Dejo lo que estoy haciendo y lo tomo. Es Evangeline.

— ¿Qué pasó amiga? —miro el reloj, las once de la noche. Debe ser algo importante o no me estaría hablando a esta hora. Cierro los ojos al ver que ahora toby se encuentra arriba de uno de los sillones de la sala, sin dejar de mirar hacia afuera —. Maldito gato... —murmuro entre dientes.

—Espero no importunar y... ¿todo bien? —veo que me pregunta eso por lo último que acabo de decir.

—Sí, lo que pasa es que le había comprado un juego al gato que vive conmigo, pero el muy desgraciado se fue a meter a la caja del juguete sin dejar de ronronear. Y ahora está mirando hacia fuera por la ventana. Hace de todo, menos tocar el puto juguete.

—Y eso que aún no tienes hijos —me comenta con un toque de diversión —. Volviendo a nuestra platica, ya pude hablar con Ian.

— ¿Qué te dijo? —siento un hoyo en el estómago al preguntar eso. Una parte de mi prefiere que sea él y no una persona extraña.

—Denise, no creo que sea él —me dejo caer en uno de los sillones rendida —. Ian dice que ya no le ha vuelto a preguntar por ti, y que no ha salido del pueblo para nada. Ni siquiera han vuelto a bandalizar el que era tu negocio.

— ¿Y eso a que se deberá? —volteo de inmediato a donde se encuentra el gato, quien maulló de una forma alarmante. Luego escucho el trueno y el aire. Sin duda se avecina una fuerte tormenta.

—En cualquier ciudad o pueblo se necesita de alguien que incentive a los demás. Y él lo hacía. La gente sigue modas, no se detiene a cuestionar por si mismos —supongo que así es la vida, ya sea en trabajos o en escuelas —. Tú sabes que la mayoría del pueblo cuchicheaba, sí. Pero no eran los que te gritaban eso en la cara. Esos eran amistades de César. No era todo el pueblo. Y ahora que él que era el que traía la antorcha finalmente la ha apaciguado, empiezan a hablar de otra cosa.

—Supongo que esa es una señal de que debo volver, aunque sea para enfrentar los problemas.

—No, eso significa que primero debes cuidarte las espaldas allá en Vallarta y luego tú decidirás —me llevo una mano a la cabeza —. Te dejo, porque antes de dormir quiero hablarle a Becca. ¿Te puedes creer que ya está sentando cabeza?

—Estoy muy feliz por ella —le digo con sinceridad —. Un abrazo para los niños, y ya te llamaré más tarde.

—Cuídate.

Una vez que corto la llamada, veo la fotografía que tengo en mi celular. En ella aparemos mis hermanas en una banca de la plaza de Ajijic. Nereida con su cabello rubio, tez blanca y ojos azules. Sin duda ella es la que más se parece a mamá. Yo soy más como mi padre, piel morena, cabello café y ojos oscuros. En cambio Nínive tiene la tez blanca, pero el pelo castaño y ojos oscuros. En la fotografía parecemos felices. Tal vez ya sea hora de hablar con mis hermanas.

Tiro el celular al suelo al escuchar que llaman a la puerta. Con nerviosismo compruebo la hora. Pasan de las once y media. ¿Quién podrá ser? toby de inmediato brinca y llega hasta donde me encuentro. El gato no deja de maullar.

Cuento hasta diez antes de caminar en dirección a la puerta. Un aire de tormenta es lo primero que me recibe. Nadie afuera. Brinco al sentir al gato entre mis piernas, tomo entre mis brazos y veo que en el suelo hay una nota. Con la respiración entre cortada la tomo y de inmediato cierro la puerta.

Vuelvo a poner el gato al suelo antes de leer la nota.

Si supieras cuanto me exita verte cerrando las puertas y las ventanas con miedo. Pero se me pone aún más dura cuando te veo desnuda en la oscuridad. Si vieras como me pones.

No me doy cuenta que estoy llorando hasta cuando siento como las lágrimas caen por mis mejillas. No puedo respirar con normalidad, el aire no quiere entrar en mis pulmones. Corro en dirección a la ventana para ver si veo a alguien, alguna silueta. Un gritito escapa de mis labios al ver el reflejo de un relámpago en mi ventana.

Trato de calmarme por unos momentos antes de tomar mi bolsa y las llaves de mi casa. Una vez que abro la puerta salgo corriendo hasta la salida de la vecindad con llaves en mano. No miro hacia atrás, no miro hacia los lados. Solo corro hasta que llego al Pinocho's bar. Donde espero esté Gael.

El bar está solo con algunas mesas llenas, donde los turistas me miran extrañados. No lo dudo, he de parecer una completa loca. Ya que solo llevo puestos unos shorts, una sudadera negra que cubre una blusa de tirantes. El cabello lo llevaba suelto, solo que antes de cenar me lo había atado en una coleta mal hecha.

— ¡Hey! —una chica de cabello negro se acerca a donde yo me encuentro. Es más chica que yo, y por lo que lleva puesto ha de ser empleada de este lugar —. Chica, ¿te encuentras bien?

—Denise —no lo pienso dos veces. Nada más escucho la voz de Gael me dirijo a donde se encuentra —que es la barra —, la cual el brinca de inmediato para ir a mi encuentro. Una vez estando cerca me envuelve entre sus brazos —. Mi Deni, ¿Qué te sucede? —siento como besa mi cabello, mi frente, mis mejillas —. Estás temblando.

—No quiero estar sola —es lo único que soy capaz de articular sin soltarme de su abrazo.

—Adara —escucho que llama a la chica que me había hablado antes —. ¿Puedes cubrirme por una noche? debo irme.

—Puedes estar tranquilo, yo te cubro.

—Deni —toma mi rostro entre sus manos —. Vamos a mi casa —coloca el dedo índice en mis labios al ver que quiero hablar o por lo menos hacer el intento —. Ya mañana hablaremos. Ahora solo quiero asegurarme de que te encuentras bien —besa mi sien antes de susurrar al oído —. Debo cuidar de ti.

**

13 de mayo del 2018.

Despierto al escuchar las cuerdas de una guitarra. Seguramente es Gael, pienso con una sonrisa. La cual se desvanece al recordar los momentos vividos de anoche. Me llevo una mano a la cabeza al sentir como esta me punza. Me levanto de la cama y al ver un vaso de agua en la mesa de al lado de la cama lo tomo con fervor, ya que estaba comenzando a sentir la lengua pastosa.

Abro la puerta de la habitación y veo que Gael está sentado en la sala tocando la guitarra, como está de espaldas no puede verme. Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando veo que está a punto de cantar.

When you were here before couldn't look you in the eye —quedo sin palabras al escucharlo cantar de esa manera —. You're just like an angel.
Your skin makes me cry
[2] —algo curioso que pasa cuando escucho que canta Gael, es que siempre me causa emociones distintas. Él no solo canta por cantar. no. Él pone su alma en esto, sufre con cada frase, o se derrite con ella.

Creep. Es curioso que esté cantando esa canción no solo por el hecho de que es bastaste coincidencia por lo sucedido anoche. Sino que también hasta hace unos meses me estaba dando guerra por cantar una canción que para él era plagio de esta.

You float like a feather in a beautiful world —mi corazón se encoge al escucharlo cantar de esa manera. No sé en qué posición estamos él y yo, pero no puedo evitar pensar para quien podría ser esa canción. Ya que no dudo que esté dedicada —. And I wish I was special. You're so fuckin' special[3].

But I'm a creep, I'm a weirdo —me adelanto y comienzo a cantar antes que él —. What the hell am I doing here?[4] —él deja de tocar para voltear a mirarme con unas bolsas debajo de sus ojos, es señal de que no durmió bien anoche. Y una media sonrisa en sus labios —. Un clásico de Radiohead sin duda alguna —tomo asiento a lado suyo —. Pero aun así me sigue gustando la canción de Lana del Rey —una risa brota de sus labios —. Aunque hay otras que me gustan del grupo.

— ¿Cómo cuáles? —me entrega su guitarra para que se lo demuestre. ¿Eso significa que estamos avanzando más? Ya que no creo que la guitarra se la preste a cualquiera.

Don't leave me high. Don't leave me dry —comienzo a cantar el estribillo de la canción del grupo, ya que es la primera que me viene a la cabeza —. Don't leave me high. Don't leave me dry —rio al dejar de tocar la guitarra con dramatismo —. Solo recuerdo el coro, lo siento —le entrego la guitarra, la cual la coloca al lado de él.

—Anoche fue la primera vez que tuve miedo en toda mi vida, Denise —dice pasados unos minutos. No deja de mirarme a los ojos —. Llegaste tan... azorada. Temí que alguien te haya hecho daño —pues casi, de eso no tengas dudas —. Y es cuando me di cuenta de que no quiero perderte.

—No lo harás —tomo el impulso y me recargo en su pecho. Gael me envuelve entre sus brazos.

—Te quiero, Denise —mi corazón comienza a latir con velocidad. Solo que está vez es un latir bueno —. Incluso creo que me estoy enamorando de ti —levanta con cariño mi barbilla para que lo pueda ver a los ojos —. Pero temo no ser lo mejor para ti. Es decir, tan solo mira como fui cuando llegaste aquí.

Me levanto para poder verlo de frente con una sonrisa en los labios. Con un poco de valor estiro la mano para pasarla por su cabello. Luego acaricio su rostro con suavidad conforme nos vamos acercando hasta sentir como su aliento en mi rostro.

—Eres tan jodidamente especial... —murmura antes de que me incline a darle un beso en los labios. Sus manos están en mi cintura, las mías en su pecho. Los dos encajamos a la perfección.

Un ardor comienza a expandirse por todo mi cuerpo. Un ardor que no había sentido antes en mi vida con nadie.

Es cierto lo que dijo Elvira Sastre.

Los otros eran simulacros.

Gael es mi incendio.

**

N/A:

Y finalmente mis niños se besaron, ¿Cómo que ya era hora, no es cierto? Gracias por seguir leyendo la historia, y les aviso que en el siguiente capítulo sabremos quién es el dichoso acosador, ¿tienen alguna idea?

Continuamos...

[1]Solo deja de llorar. Es un signo de los tiempos, sean bienvenidos al espectáculo final. Espero que lleves tu mejor ropa. No puedes sobornar la puerta en tu camino al cielo, te ves bien aquí abajo, pero en realidad no estás bien.

[2]Cuando estuviste aquí, no pude mirarte a los ojos. Tú eres como un ángel, tu piel me hace llorar.

[3]Flotas como una pluma, en un mundo hermoso. Desearía ser especial. Tú eres increíblemente especial.

[4]Pero soy escalofriante, soy raro. ¿Qué diablos estoy haciendo aquí?

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