¡Yo Voy Arriba! [Gay] [PAUSAD...

By 20_KYRIEL_20

103K 1.9K 417

[PAUSADA INDETERMINADAMENTE] El hijo del rey del Infierno se ve obligado a ayudar por primera vez a una manad... More

BIENVENIDOS
SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4.
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 5

1.8K 178 49
By 20_KYRIEL_20

El alfa nos guía por un pasillo no muy largo. No me dedico a analizar mucho la decoración, simplemente porque no hay decoración. En el pasillo solo se aprecian unas tres o cuatro puertas. Después llegamos a lo que sería la sala, que comparte un mismo espacio con la cocina y está completamente vacía. No hay absolutamente nada, ni siquiera una silla para sentarse a reflexionar sobre la vida y mandar al carajo a todo el mundo mirando por la ventana.

Salimos por la única puerta que hay y lo único que veo es blanco. Blanco hasta mis narices. Todo lleno de nieve y más nieve, desde aquí no se puede ver la manada como desde la oficina. Es un asentamiento montañoso enorme.

— Lucifer me dijo que se las arreglarían solos con su estadía, así que les doy todos estos metros para que construyan lo que les beneficie — dice el alfa Demián — Esta parte siempre está llena de niebla así que pueden hacer libremente lo que deseen.

— Dalila se encargará — aclaro.

Mazi empieza a bostezar y desperezarse. Mírenla, que envidia. Ella no tiene que salvarles el culo a unos perros.

— Cuando gusten pueden entrar a mi oficina y los pondré al día con lo sucedido — dice y me observa fijamente.

— De acuerdo — contesto — ¿Tienen los cuerpos todavía o ya los usaron de abono para plantas? — se mantiene en silencio. Estoy seguro de que considera darme un golpe.

— Tenemos los más recientes congelados — responde — Los más antiguos ya fueron despedidos en una ceremonia.

— Mmm.

Nos miramos fijamente unos instantes donde yo trato de comprender su mirada. Como siempre en las últimas horas, sus ojos están y no están a la vez. No tengo ni idea de que piensa. Su comportamiento ni siquiera es similar a los registros de lobos mundanos que tenemos en Saeva.

Sus jodidos atractivos labios se fruncen, con sus dedos peina su barba hacia abajo levemente, suspira casi al mismo tiempo que yo inhalo y me inundo de su atrayente aroma.

— Los veo luego — se despide y da media vuelta hacia la cabaña, dejando un rastro muy leve de su aroma.

Dalila ya está terminando los arreglos para hacer aparecer mágicamente un lugar donde quedarnos. Beez se queda dormido contra el tronco de un árbol con la boca abierta. Un extraño animal pequeño, peludo y de mejillas regordetas se le sube y le rebusca en la cavidad bucal.

«Pobre animal, no sabe en qué lugares a estado esa lengua»

Mazi se sacude para que la baje, cosa que hago. Mira a todos lados con curiosidad, observa los árboles, la nieve, el cielo, al animalito correr despavorido, a Dalila torciendo los ojos como poseída y a su padre queriéndose largar de aquí. Veo una mueca en su rostro, resopla por la nariz, me mira, hace un puchero y ya se lo que va a decir.

— ¿Y Bubu? — pregunta.

— Ya se fue Bubu con Nana — le contesto preparándome para lo que viene.

Observo como sus ojos empiezan a inundarse en lágrimas, su puchero se profundiza. Dalila nota lo que sucede e inmediatamente hace aparecer dos tapones de oídos tamaño jumbo que coloca en sus conductos auditivos. Beez y yo no corremos con la misma suerte en el momento en el que un estruendoso llanto sale de la diminuta garganta de mi bendición.

Trato de acercarme mientras me tapo las orejas, no funciona, busco desesperadamente alguna jodida rama que pueda clavarme en el tímpano para dejar de oír. Beez se levanta exaltado tratando de meterse nieve por las orejas. La jodida montaña tiembla y la niebla que nos cubre pareciera que bailara.

La puerta de la cabaña se abre y sale el alfa Demián con unos cuantos lobos alarmados. Yo inevitablemente caigo de rodillas intentando acercarme a esa pequeña pero letal criatura. Lagrimas corren por sus rosáceas mejillas, su respiración esta agitada y cuando por fin logro acercarme la cargo y la acurruco, aunque signifique sacrificar mi capacidad auditiva.

Me cuesta una eternidad calmarla, pero se duerme del esfuerzo, con las mangas de mi camisa limpio sus mocos y los rastros de lágrimas que quedan en su rostro.

Pensé que algo así podría pasar, pero no pensé que haría temblar la montaña. Mazikeen es muy apegada mis padres, cuando me ocupo o tengo que viajar, mis padres se ocupan de ella, la alimentan, la mantienen aseada y entretenida. Por lo que cuando nos separamos, ya sea que yo me vaya y ella se quede con mis padres, o mis padres se vayan y se quede conmigo, siempre termina llorando. Si la criara yo solo las cosas serían diferentes, pero tengo responsabilidades que en ocasiones no puedo evitar, la mayoría de ellas ameritan castigos cuando se incumplen, castigos que he pasado innumerables veces para poder pasar tiempo con mi hija.

Veo al alfa pronunciar algo, pero yo solo escucho un pitido aguado retumbando por todas las esquinas de mi cráneo.

— ¡¿Qué?! — pregunto.

— ...

— ¡¿Qué quieres queso?!

— ¿...?

Voy al alfa haciéndole señas a un lobo, mismo quien entra a la cabaña y regresa poco después con hoja y lápiz. El alfa escribe algo y se acerca, me lo muestra.

— ¡No hablo idioma Terrano! ¡Tú tía manca por si las dudas!

Observo como el alfa golpea la palma de su mano contra su frente, peina un poco sus cabellos y sostiene el puente de su nariz. Mira hacia un costado y veo en su cara una expresión como el que quería cagar y no tenía culo. Es decir, de fatalidad. Miro hacia donde mira él y veo al idiota de Beez enterrado hasta la cintura en la nieve, con el culo y sus flacuchas piernas por fuera.

Dalila se quita los tapones de oídos y la observo hablar con el alfa, quien suspira y le hace señas a los lobos.

"Quiere hablar contigo en cuanto puedas escuchar" — me comunica por el colligationem.

"Maldita traicionera, no podías hacer aparecer unos a mí también" — la aniquilo con la mirada.

"No me dio la gana" — alza los hombros y me ignora para seguir con lo suyo.

El alfa Demián mira por unos instantes a la ahora calmada Mazi, da media vuelta y se dirige a la cabaña. Me es inevitable observar el movimiento de sus nalgas. Suspiro. Tiene un maldito culo respingón.

Cargo a Mazi con un brazo y con el otro azoto las posaderas huesudas de Beez. Mueve las piernas tratando de golpearme, lo sujeto por uno de sus tobillos y lo alzo lanzándolo contra algún árbol. Escupe nieve por todos lados.

— Joder, tiene pulmones de garrafón — gruñe.

— Y tu cara de idiota y yo no te digo nada — digo.

Hace un puchero y me saca el dedo del medio.

— Ya está — dice Dalila colocándose en pie.

Una ráfaga de viento levanta algunas partículas de nieve en el lugar donde Dalila dibujo cosas raras. Aparece una casa diminuta, con solo la puerta y un par de metros a los lados. Formada de tablones de madera del mismo color que la cabaña del alfa.

— ¿Esto es todo? — dice Beez — Ahí no cabe ni mi trasero.

— Entra y luego habla, tarado — se enfurece Dalila abriendo la puerta.

Atraviesa la puerta, la sigue Beez y después entro yo. Las paredes son grises, de concreto aparentemente, el suelo es de tablones de madera clara. Es una sala amplia de techo alto, solo hay un juego de muebles grande con el respaldar bajo y de color negro como para ocho personas, con una mesa baja en el centro y una alfombra debajo. Mirándolo de frente, en el lado izquierdo, hay una maseta baja y larga, con un árbol relativamente pequeño dentro y de frente a los muebles, una chimenea. Esta sala es separada de la cocina por un pequeño mueble alto. La cocina sigue la misma gama de colores de gris y negro y tampoco es muy pequeña. Toda la iluminación de la estancia es baja y suave, seguramente para hacernos sentir a Mazi y a mi más cómodos.

Detrás de los muebles y a un lado de la cocina hay un pasillo de al menos metro y medio de ancho. Es bastante largo y tiene muchas puertas.

Dalila toma a Mazi de mis brazos y me hace señas.

— Habla con el alfa. La pondré a dormir mientras tanto — le agradezco y me retiro de la "pequeña" cabaña.

Camino por la nieve, mirando las nuevas tonalidades claras en el cielo. Amarillo, rosa, morado y azul. Todo un espectáculo. Prefiero clavarme una aguja en la entrada de mi uretra antes de admitir que puede llegar a ser tan hermoso como el cielo de mi planeta, malditos humanos y sus malditas cosas.

La puerta de la cabaña está ligeramente abierta y me tomo la libertad de entrar como si esta pocilga fuera mi casa. Camino hasta donde recuerdo que era la oficina y unos pocos metros antes de llegar, la puerta se abre. Un hombre, no muy alto, sostiene el pomo y me hace señas —aparentemente elegantes— de que entre, con una sonrisa de ojos cerrados plasmada en su rostro en compañía de pequeñas gotas de sudor.

Lo observo, me observa, tiene que inclinar mucho el cuello para verme. No puedo evitar el impulso de presionar y frotar mis fosas nasales desde afuera. Huele muy raro y me pica en la nariz. Evito a toda costa hacer una expresión desagradable, no es como que me importe que se note mi desprecio monumental, pero si mi padre se entera me cerrara las puertas de Abbaton.

«Maldito anciano. Espero que mi regalito te esté haciendo muy feliz»

Desde antes de entrar la mirada del alfa permanecía fija en el umbral de la puerta, penetrante y ensombrecida. Se encontraba detrás del escritorio, recostado completamente en la silla con un paño en la frente, pequeñas gotas de agua caen por un costado de su sien y se pierden tras su nuca.

Suspira, retira el paño y se endereza. Me es inevitable observarlo a detalle. Desde el inicio de sus cabellos suaves, pasando por el puente de su nariz, el arco debajo y la carnosidad de sus labios rosáceos, trazando con la mirada la línea mandibular, su manzana de adán y su cuello fuerte. Un poco más abajo de su clavícula puedo ver delgadas hebras de vello, esa maldita camisa no me deja ver más allá de eso.

«Carajo, no es lo mismo un perro de raza a uno común»

Veo su manzana de adán moverse de arriba abajo, se inclina y apoya sus codos contra la madera del escritorio, cubriendo sus labios con sus dedos.

El otro bajito solo ha permanecido mirando sus propios zapatos. Yo mismo me siento en el espacio apartado, cruzo una pierna sobre otra y me dedico a observar como el alfa Demián se coloca de pies y sus largas y tonificadas piernas cubiertas por un maldito pantalón hacen acto de presencia.

«Malditos lobos»

Se siente diagonal a mí, de mi lado izquierdo. Nuestras miradas se encuentran brevemente. El otro lobo, al cual nadie le importa su existencia, coloca una carpeta sobre la pequeña mesita del centro.

— Revísala.

—...

— Por favor.

La tomo y la abro.

INFORME PERICIAL DE LA AUTOPCIA MEDICO-FORENSE

INFORMACION:

Nombres: Ada Lauren Smith.

Edad: 25 años.

Fecha de Nacimiento: 15 de abril de XXXX.

Lugar de residencia: Asentamiento de la manada Wolfaz Lykos. Nueva York, Estados Unidos.

Informe solicitado por: Alfa Demián Alekseeva.

Fecha y lugar de realización de la autopsia: 7 de octubre de XXXX. Centro forense, asentamiento norte de la manada Wilfaz Lykos, Asia.

Personal presente en la autopsia: Médico forense Adam XXXX. Asistente forense Marian XXXX. Alfa Demián Alekseeva.

Fecha y hora en la que se encontró el cuerpo: 5 de octubre de XXXX. 4 PM.

COMPROBACION DE IDENTIFICACION:

Sexo: Femenino.

Sexo secundario: Licántropo omega.

Peso: 58kg.

Estatura: 160 cm.

Estado: Embarazo de aproximadamente 26 semanas. Desnutrición leve.

Rasgos distintivos: Cabello y ojos castaños, cicatriz en el muslo interno izquierdo, no presenta tatuajes.

DESCRIPCION:

Cuerpo femenino. Degollado. Seis heridas paralelas desde el extremo izquierdo del trapecio hasta de cadera, profundas. Contusiones alrededor de las extremidades superiores. Piernas completamente destrozadas después del plexo femoral, tendones, musculo, huesos y piel escasa. Contusión abdominal.

Causa de muerte: Perdida de sangre.

Había unas cuantas páginas más explicando más profundamente ángulos, tipos de cortes, bacterias encontradas y un montón de cosas con términos extraños.

Además de una pequeña foto en una esquina, donde se puede ver a una joven sonriendo a la cámara.

— El cuerpo fue hallado del pie de una montaña. Específicamente, detrás de la montaña — menciona el alfa Demián.

— ¿Detrás? — pregunto.

— No de esta montaña, la nieve de aquí es creada por nosotros, es una fachada para que los humanos no se atrevan siquiera a escalar por aquí, pero está pensada para que no afecte a los licántropos — señala al ventanal, donde se puede apreciar como copos de nieve empiezan a caer.

— Así que esta espeluznante cosa blanca es falsa — mofo. Me parecía bonita, hasta que dijo que la hacen ellos.

— Esta echa de magia — responde — ¿En Infierno no tienen nieve? — puedo escuchar la curiosidad mezclada con la ironía.

— Depende de que parte de ti entre — contesto sin mayores problemas.

— ¿Qué parte entre? — pregunta el lobo que nadie pidió que estuviera aquí.

— Claro — sonrío como si fuera evidente — Si entra tu alma, definitivamente no veras ni el más pequeño copo de nieve, ni siquiera sentirás frio. Si entra tu cuerpo, por otro lado, serás hielo para whisky

Veo signos de interrogación salir de sus cabezas, pero no quiero que hagan más preguntas de cosas que no tienen que saber.

— Sigue hablándome de la tiesa Ada Lauren — observo como aprietan la mandíbula, el alfa cierra los parpados mientras frunce el ceño, pero el bajito se cree valiente y me mira enfadado.

«¿Quién se cree este gusano insolente?»

Frunzo el ceño y lo repaso de arriba abajo mirando su rostro, su piel, su ropa y su jodida alma como si no fuera digna de existir.

Tiembla como una hoja y aparta la mirada, pálido y sudoroso.

— Bien — dice el alfa. Tose — Te estaba diciendo que se congelo por nieve real, en una montaña verdaderamente fría. Sus piernas estaban destrozadas, arrancadas a pura fuerza, sin embargo, no había rastros de los miembros arrancados, no encontramos los pies. Su cabeza estaba a menos de medio metro del resto del cuerpo, fue degollada de un corte limpio. Y estaba desnuda. Según el forense, murió antes de ser degollada y después de que le arrancaran las piernas. Se estima que, por pérdida de sangre, pero la nieve a su alrededor no tenía rastros, ni tampoco el exterior del cadáver, tampoco tenía marcas de colmillos. Se sospecha que las heridas de las piernas fueron lamidas y por ahí succionaron la sangre fresca.

— Aunque pensamos que pudieron haberla matado en otro lugar y después dejada ahí, pudo haberse desangrado, limpiaron el cuerpo y lo tiraron — aporta el indeseado.

— Si la sangre de los licántropos es similar a la de los humanos, puedo determinarlo, pero necesito ver el cuerpo — aseguro.

— ¿Cómo lo harás? — pregunta el alfa.

— Me alimento de la sangre — digo como si fuera obvio — Pocos saben que la sangre es mucho más que un alimento.

El alfa me mira extraño y el indeseado ni me quiere ver. El alfa nota como mi mirada de odio cae sobre el otro licántropo cada tanto.

— No los he presentado aún — dice — Él es mi segundo al mando Logan.

Me mira y asiente. Lo miro y lo ignoro.

— Logan, él es Abdiel...

— Jackson Abdiel — lo corrijo al instante. Me zurra, me defeca, me laxa, me enfurece que digan mi nombre con tanta ligereza.

— Jackson Abdiel, sí. Eso.

Se planta un silencio incomodo en el cual el alfa y el otro tipo intercambian miradas y después se atención se dirige hacia mí.

— Okay... — dice el alfa, se palmea ligeramente sus gruesos muslos — Dirijámonos a ver el cadáver.

El otro licántropo abre la puerta por la que entramos hace casi horas y no tardamos mucho en descender. Un hambre bestial me atravesó en ese momento, llevaba horas sin comer, y mi pequeña Mazi también.

Caminando por uno de los "puentes" o lo que sea que sean estos pasadizos colgando, observo muchas puertas con olores raros. Algunas huelen a plantas, otras a químicos, otras huelen a licántropo.

— Oye alfa — el metido hace ademan de gruñirme. Le saco los colmillos y aparentemente se calma — ¿La comida... especial como y cuando la entregaras?

El alfa le hace una cara seria a su segundo al mando, quien encoje los hombros enseguida. Pareciese que se comunicaran.

— Hay humanos al pie de la montaña que se retiran sangre por voluntad propia, de ahí la obtenemos, solo di la frecuencia con la que te alimentas y te será entregada.

La mirada del alfa, que hasta hace unos momentos era diáfana y lucida, repentinamente se oscurece y sus pasos se ralentizan levemente. Su subordinado se detiene, y por ende yo también lo hago. El alfa permanece rígido unos segundos, cierra los ojos, suspira, vuelve a abrirlos y retoma en paso con más lentitud.

— ¿Qué sucede alfa? — le pregunta nervioso su segundo al mando, y la verdad es que yo no entiendo nada de lo que está sucediendo.

— Perdida — dice solo eso y los ánimos del otro licántropo bajan aún más — Sigamos.

Caminamos unos cuentos metros, y esos breves instantes pasan a nuestro alrededor licántropos con expresión sombría. No tengo ni idea de que sucedió, pero parece ser algo grande. Me parece curioso como el alfa se vio afectado primero y luego el resto de licántropos se ensimismo.

— ¿Cada cuánto se alimentan tú y la niña? — carraspea un poco.

— Yo puedo llegar a alimentarme hasta con ocho litros al día, casi en cualquier momento. Podría pasar hasta tres semanas sin comer, es peligroso, pero podría. Mazi tiene un horario regulado, solo puede tomar un litro, en la mañana, y en la noche antes de dormir.

— Okay...

Permanecemos en silencio hasta llegar a una doble puerta de hierro. La abren de una forma extraña y entramos. Es un lugar bastante helado y silencioso. Hay hileras casi infinitas de pequeñas puertas con etiquetas blancas. Del lado izquierdo hay un panel de vidrio que separa lo que parece ser un laboratorio, de esos que solo se ven en la tierra, y unos cuentos escritorios individuales son esos instrumentos mundanos.

Solo hay dos personas allí, una mujer, no muy alta. Esta inclinada sobre un instrumento extraño del cual sobresalen cortos tubos por los cuales ella parece observar algo. Y un hombre, bastante delgado y un poco alto, está sentado escribiendo en hojas de espaldas hacia la puerta, su cabello rubio me dio una sensación extraña.

Con un poco de precaución inhalo un poco de aire. Huele a muertos, lobos y específicamente el, huele a humano.

Siento una mirada curiosa recorriéndome por los poros. Es el alfa que analiza mi rostro, su expresión parece dudosa, un poco extraña.

— Solemos trabajar con algunos humanos en ciertas circunstancias — dice — Espero no incomode.

— No me los voy a comer — declaro — ¿De qué circunstancias especiales hablas?

— Hay diversas formas de las cuales los humanos sabrían de nuestra existencia y continuarían vivos. La más común es la adopción, hay parejas de licántropos que no pueden reproducirse y para satisfacer sus instintos adoptan humanos, pues ningún licántropo abandonaría a su cría, los cachorros que pueden llegar a quedar sin padres van a mi cuidado directo.

— Pero los humanos tienen un tiempo de vida útil muy corto, ¿O es que acaso existen métodos para cubrir estos vacíos? — pregunto. El alfa permanece unos instantes en silencio antes de volver a separar sus carnosos labios.

— Depende, así como hay vampiros transformados por veneno, hay licántropos transformados por mordida, pero se requieren caracteristicas y situaciones específicas. Y hasta ahora solo conozco casos con humanos, en otros cambia formas es imposible — explica — Se ha intentado antes con la tribu de las ballenas y algunas pequeñas comunidades de cambia formas, pero no hubo resultados.

— Mmm — froto mi labio inferior al analizar un poco esta información — Veneno y mordidas. Así que aquí hay vampiros que nacen por veneno.

— Si, según la información que se ha recopilado a lo largo de la historia, hay dos tipos de vampiros, los transformados, ellos nacen humanos y son inyectado con el veneno que se produce en los colmillos, y los pura sangre, nacen siendo vampiros y tienen capacidades diferentes, tal parece que en tu mundo no son así — explica el otro lobo que por fin dice algo útil.

— No lo son. Solo existen vampiros por reproducción natural — digo — Los niños nacen muertos y permanecen muertos por algún tiempo, se dice que entre más tiempo más sangre se necesitara para satisfacer el hambre una vez que despierten. Los humanos no pueden ser transformados por nosotros, pero pueden morir y en infierno refinamos su alma para que vuelva a un vientre y nazca como vampiro, pero es un procedimiento complicado que solo pocas criaturas del infierno pueden hacer.

— Es un poco curioso cómo funcionan las cosas en el infierno — dice el alfa — Tengo entendido que allá también hay licántropos.

— Son muy diferentes a lo que he visto de ustedes hasta ahora — aclaro — Son solitarios, siempre. Las hembras viven más que los machos y si tienen crías el macho se encarga hasta que muere y luego lo hace la hembra. Sus formas de vivir son muy diversas al igual que sus costumbres. Tendría que saber más de ustedes, para conocer las diferencias y explicarlas mejor.

— De acuerdo, cuando se presente la oportunidad me gustarías hablar más acerca del tema.

Las dos únicas personas en los escritorios dejan lo que hacen y se acercan. Me quedo paralizado cuando observo al chico. Rubio, de ojos claros, contextura delgada y algo bajo. Su cabello es corto peinado con alguna cosa brillante que lo hace ver rígido, lleva unos espejuelos en el puente de su nariz.

Ese hombre, de apariencia ridículamente débil, pálido y frágil es la viva copia de Beshter, solo es un poco más bajo.

«Joder, me cago en la...»

El alfa me observa muy fijamente, muy, pero muy intensamente. Así que por eso miraron tan extraño el borracho de Beez.

— Ella es Marian y él es el forense encargado del caso Adam.

Ambos observan en un principio a su alfa y luego a mí. Palidecen. Cruzo mis brazos sobre mi pecho, recorriéndolos con la mirada de arriba abajo. Más a Adam que a la debilucha Marien, Marimet o como se llame.

Desde sus lustrados zapatos de piel oscura, sus pantalones rectos, su camisa blanca con su bata medica del mismo color, su rostro pulcro y pálido. Se parece y no se parece a Beshter.

— Yo... yo realice la autopsia s-señor — balbucea restregándose sus sudorosas manos.

Suspiro, restriego un poco mis dedos, y miro al alfa como si lo que estuviera delante de mi fuese de las cosas más ridículas que he visto, y si lo es. Ese delgado rollo de nervios me está haciendo perder la paciencia.

— El cuerpo — es lo único que digo, tan bajo como un susurro.

— Eh... — miran al alfa — Si señor.

El tal Adam y su asistente corren hasta una de las pequeñas puertas y sacan una bandeja larga, donde yace el cadáver congelado de la joven del informe.

El alfa realiza un gesto dejando que me sienta libre de examinar el cuerpo. El cadáver tiene una abertura en forma de "T" desde debajo de sus clavículas hasta más allá de su ombligo. Lo primero que hago es examinar lo que queda de sus extremidades inferiores huesos rotos, músculos y piel hecha jirones.

Con mi mano toco las hebras de piel que quedaron.

— S-señor, no debería...

— Déjalo — ordena el alfa Demián.

Analizo los bordes, la mayoría son rectos, limpios, como si fuesen cortados por una tijera, cortes sumamente controlados. Los extremos de los huesos, por otro lado, fragmentados. El resto de los muslos, lo poco de las piernas que quedaron sin destrozar estaban algo amoratadas, por las condiciones del cuerpo me es algo difícil saber de qué son, pueden ser golpes, o puede que no.

Si intimidad está expuesta, sobre sus caderas se ven unas raras protuberancias. Coloco mi mano sobre ellas. Son huesos de la cadera rotos.

— ¿Le retiraron los órganos? — pregunto.

— No señor, solo abrimos la piel para la autopsia — contesta Adam.

Levanto las dos partes de piel, para exponer los órganos. Estaban congelados y al parecer, no falta ninguno.

— ¿Qué hicieron con el feto?

— Lo retiramos — la chica bajita abre otra puerta al lado de esta y retira otra bandeja.

En esta bandeja hay un pequeño bulto bajo una sábana. Con mucha delicadeza y consideración, la chica retira la manta.

— Llamare a Beez, lo necesito aquí — aviso.

Me comunico con el colligationem y le pido que venga.

— Lo esperare en la oficina — anuncia la mano derecha del alfa.

Me acuclillo a un lado de la bandeja. Tiene sus extremidades completas, con sus piernas retraídas hacia su pecho y sus manos empuñadas. Sin una sola herida, sin una sola marca, sin un solo golpe o fractura.

Me enderezo y me quedo pensando. El alfa me mira, expectante.

— ¿Qué sucede, Jackson? — mi nombre en sus labios suena como una plegaria.

Acaricio mi nariz mientras trato de organizar mis ideas. Tres metros de distancia nos separan, el alfa lo acorta en un instante colocándose a mi lado viendo al feto al igual que yo. Su aroma nubla más sentidos y me veo obligado a cerrar los ojos un instante, para tratar de hacer que mi concentración regrese.

El alfa se acuclilla como lo estuve yo hace unos momentos. Con si dedo índice separa con suma suavidad los pequeños dígitos del feto. El feto es prácticamente del tamaño de su mano.

— No lo sentí — susurra.

— ¿Qué no sentiste? — murmuro. Nos inunda el silencio de la enorme estancia.

— Su muerte — dice viendo al cadáver de la chica — Y la de él — mira al pequeño feto.

Me quedo absorto en sus palabras.

— ¿Por qué los sentirías? — fruncí el ceño.

Una esquina de su labio sube brevemente.

— Porque soy el alfa y ella es manada. Yo lo siento todo, no importa que tan lejos estén, mientras sea manada, yo lo sé todo.

— ¿Y no la sentiste cuando murió? — pregunto más para mí que para él.

— No, no la sentí. Ni su dolor, ni su muerte.

Quedamos en silencio nuevamente, el alfa se coloca en pie al mismo tiempo que yo siento a Beez en el pasillo. La puerta se abre, y de inmediato su voz se siente.

— ... Y yo le dije, linda, como crees que ese bolso de piel humana es real, míralo, es plástico, sabes que el tráfico de cosas hechas con humanos está prohibido, aunque estén en sobre población ya no se usan para hacer botas y bolsos, por Abbaton — dice haciendo ademanes exagerados con las manos — Pero no me creyó, se la paso presumiendo de ese bolso, en fin, una zorra.

— Es... es algo... increíble — dice el indeseado quien se encuentra sumamente pálido.

— Si, lo sé — afirma riendo — Pero chico, ¿Estas bien? Parece que hubieras visto a mi tía abuela segunda desnuda.

«Él no tiene ninguna tía abuela segunda»

— ¿Y... p-porque verías a tu tía abuela segunda desnuda? — pregunta el segundo al mando con una mirada de miedo con algunos toques de confusión.

«Oh, oh, pregunta equivocada»

— Oh, eso... — su rostro se vuelve el de un pervertido — Existen algunas... meretrices que por un poco de dinero más, se pueden convertir incluso en actrices... excelentes actrices.

Logan voltea a ver a su alfa con rostro extraño, el alfa suspira y me mira a mí, yo lo miro y luego volteo nuevamente hacia Beez, quien me observa y luego detrás de mí, veo como su rostro se pone serio, como pocas veces lo hace.

"Tranquilo, no hagas nada extremo" — le digo por el colligationem.

Se queda en silencio. Pero Beez siempre ha tenido un excelente talento, el de hacer como si nada sucediera. Sonrió nuevamente y camino hacia donde estaba. Me coloque del otro lado de las bandejas, de tal forma que Beez quedo de espaldas hacia un impactado Adam.

Desde mi ángulo puedo ver claramente la diferencia entre los dos. Beshter es más alto, es delgado, pero tiene músculos fibrosos y compactos. Su rostro es un poco mayor, Adam todavía tiene grasa de leche en las mejillas y cara de virgen. Beez, por muy carismático que intente ser no puede esconder la perversidad de su rostro.

Suspiro. Beez empieza a examinar los cuerpos de manera un poco distinta a como lo hice yo.

— ¿Podemos hablar un poco? — le digo al alfa — Dejemos a Beez trabajar.

El alfa mira los conmocionados Adam y su asistente. Se retiran y el intruso los sigue. Por otro lado, el alfa y yo nos dirigimos hacia los escritorios detrás del panel de vidrio. Me siento y el alfa se sienta delante de mí.

Permanezco en silencio, mirando a la nada, y siento que la nada no me quiere devolver la mirada, como la mayoría de las veces.

— ¿En qué piensas, Jackson? — pregunta el alfa Demián, muy, muy bajo.

Solo se escucha el sonido de una pequeña gota cayendo dentro de un recipiente sobre uno de los mesones, y nuestras tranquilas respiraciones.

— ¿Cómo funciona eso de alfa y manada? — le contesto con una pregunta. Guarda otro breve silencio.

— ¿Para qué quieres saberlo? — responde muy suavemente, con el ceño ligeramente fruncido.

— Para poder contestarte.

El silencio se cierne nuevamente. El alfa entrelaza sus dedos, recuesta su espalda en el respaldar de la silla y mira hacia arriba mientras frunce sus labios. Luego mira hacia Beshter trabajando a través del panel, y nuevamente hacia mí.

— Tu eres una persona, demonio, vampiro o lo que sea, eres una persona, con cuerpo, conciencia y todo lo que componga tu alma — se gira un poco y señala hacia Beez — Él también lo es, pequeña Mazikeen y la joven Dalila también lo son. Como personas tienen vínculos, de sangre o algo más. Pero todos los existencias separadas, similares o iguales, pero siguen siendo 100% separadas.

— De acuerdo, pero sabes algo, no estoy entendiendo un cu...

Su risa baja y armoniosa se escucha por los alrededores, llegando a mis oídos y enviando escalofríos por mi nuca. El arco que forman sus labios en una sonrisa que esconde bajando un poco la cabeza es sensual y la forma en la que se aprietan sus ojos es incluso tierna.

— Lo que quiero decir es — explica — Que son como pequeños puntos en el universo, cada uno de un color diferente. De esos puntos salen líneas que los conectan, de diferentes tipos, de hermanos a hermanas, de padres a hijos, de amigos a otro. Hay muchos tipos. Para una persona que no vive en manada, es como si vertiéramos un número pequeño de gotas en otras personas, estas gotas son nuestra sangre, y nuestras emociones. Al tu verter estas gotas puedes sentir tristeza por lo que le pase algo a esa persona, felicidad si la persona está feliz, odio si es una persona desagradable. Pero hay cosas que no puedes sentir, vida, muerte, pensamientos, impulsos, deseos, entre otros. La manada es una comunidad, la manada no vierte en sus vínculos pequeñas gotas, sino gotas enormes, dándonos la capacidad de sentir más allá de lo normal, más allá del afecto, mas allá de la tristeza y más allá de la felicidad. La persona que más gotas vierte en la manada es el alfa, y la persona a la cual los lobos vierten más gotas es al alfa. El alfa tiene que sentir todo de todos, y si una parte de lo que hace al alfa "persona" se desdibuja, entonces la manada empieza a sentir en exceso al alfa.

— ¿Una parte de lo que hace al alfa "persona" se desdibuja? — pregunto.

— Si yo dejo de sentirme a mí mismo para sentir en exceso a otros. Por eso es peligroso ser alfa. Pero el alfa no elige ser alfa, la manada elige al alfa.

Se cierne el silencio nuevamente entre nosotros, el alfa me observa expectante, esperando que comente algo. Mientras yo solamente una los puntos.

— ¿Qué pasaría si un alfa se desdibuja? — pregunto.

— Su lobo se empieza a separar de él, su conciencia se empieza a ir por momentos, hasta que aumentan los lapsos de tiempo y muere la conciencia, dando paso al descontrol del lobo, y cuando el lobo se descontrole, las conexiones del alfa con el resto de la manada afectaran a todos. Al final, por lo regular, el alfa de otra manada tiene que aniquilarlo y la manada es consumida o disuelta.

— Entiendo, pero ¿Por qué un lobo se desdibujaría? — pregunto un poco confundido.

— Porque tendría solo el vínculo de alfa-manada y ya. No familia, no amigos, no pareja, no hijos, durante mucho tiempo. Cuando siente demasiado a la manada.

— ¿Y la manada no lo nota hasta que ya es demasiado tarde?

— No. Por lo habitual, la manada solo puede sentir el enojo, la felicidad, el cariño y la calidez del alfa para con ellos. Pero no más. Suelen darse cuenta cuando pueden escuchar los pensamientos de locura de su alfa, para ese momento, ya es demasiado tarde.

No pregunto nada más, y el alfa me observa a los ojos, fijamente. Sus ojos en este momento, son completamente diáfanos, como queriéndome decir algo. Sin embargo, de los labios del alfa no sale nada más.

Pérdida de conciencia, separación de su lobo.

«Pérdida de conciencia. Pérdida de conciencia. ¿Qué clase de pérdida de conciencia?»

Sin ser capaz de formular la pregunta, solo acaricio mi labio inferior y me apoyo en el reposa manos de la silla.

Es en ese instante que su mirada pierde brillo durante unos segundos, después parpadea, vuelve sus labios en una sonrisa leve, mira hacia Beez nuevamente, luego hacia la puerta, y después nuevamente hacia mí. Como si un rayo de iluminación me golpeara caí en cuenta del porqué de su observación constante.

— Tu... — ni siquiera me atreví a decirlo.

Apoya su codo en el reposa brazos, y en su mano afirma su barbilla, con una pequeña sonrisa de lado que no llega a sus ojos, perdido en sus pensamientos.

«Así que, este es un lobo al borde de la locura»

Continue Reading

You'll Also Like

1.5M 148K 64
Existen varias maneras de describir a Lúa: Despreocupada Fiestera Burlona ¿Responsable...? No, no lo creo. Una chica a mediados de sus veinte, en lo...
318K 18.1K 89
Kenzo Parker se niega a creer que Jade, la hermana de su mejor amigo, sea su mate y destinada. Piensa que la Diosa Luna le está jugando una broma y n...
552K 85.9K 154
Este libro es la quinta y ultima parte de la saga de Alfa King.
49K 5.2K 26
𝑃𝑎𝑟𝑘 𝑗𝑖𝑚𝑖𝑛 𝑠𝑒𝑟𝑖́𝑎 𝑑𝑒 𝑗𝑒𝑜𝑛 𝑗𝑢𝑛𝑔𝑘𝑜𝑜𝑘 𝑠𝑖 𝑜 𝑠𝑖.