El Peligro de Amarnos

By escritoranonimaYm

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Allison Misri es una chica árabe, fuerte y segura. Su estricta religión la obliga a mantenerse alejada de cua... More

El peligro de amarnos
Editando y reescribiendo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10 [Parte Uno]
Capítulo 10 [Parte dos]
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17 (parte I)
Capítulo 17 (Parte II)
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capitulo 21
Capítulo 22 (parte I)
Capítulo 22 (Parte II)
Capitulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
capítulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capitulo 42
Capítulo 43
Capitulo 44 (Parte I)
capitulo 44 parte II
Capitulo 45.
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capitulo 49
Capítulo 50.
Capítulo 51
Capítulo FINAL
EPILOGO
Explicacion, agradecimientos, extras.
El peligro de Amarnos
Epílogo, Parte II

Capítulo 29

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By escritoranonimaYm

Observé como el amanecer rayaba el horizonte mientras suspiraba con nostalgia. Siempre me había llamado la atención como el cielo lentamente se enclarecía, iluminándo todo a su paso, desenterrando los secretos que oculta la oscura noche, iluminándo los corazones más profundos.

No había podido dormir en toda la noche, en dos días, he dormido a lo mucho seis horas. El fin de semana había pasado rápido y tranquilo. No habíamos recibido visita, no habíamos salido a cenar con la familia de Alex. De algún modo sentía que después de la calma que había recibido, se aproximaba algo enorme y devastador.

El viernes había empezado regular, despertando en la cama junto a Alex, sollozando en el pecho de un extraño chico de ojos verdes y destrutendo el plato de porcelana y el vaso de cristal en un impulsivo gesto de agresión que horas después me costó caro.

Pero no me arrepentía.

Lo que más le enojó a mi madre, además de que dijera una grosería—por la que me abofeteó tres veces apenas se fueron todos los<<invitados>>—fue el hecho de aceptar hacer grupo con Shawn y llevarlo a la casa. Su actitud fastidió a mi madre y yo recibí el castigo, pero Shawn es hasta ahora, una de las mejores personas que he conocido.

El chico de ojos verdes intentó quedarse el máximo tiempo que pudo, lo sabía, lo veía en sus ojos. Pero al final tuvo que irse, aunque no me quejo. Su  presencia me ponía de los nervios. No sabía exactamente qué había venido hacer aquí.  Según venía a estudiar con mi hermano, pero era imposible.

Mi hermano estaba por el séptimo semestre de Derecho y el chico de ojos verdes estaba en el instituto. Él estudiaba en el maldito instituto... ¿verdad?

No importa cuanto intenté sonsacarle información, era imposible. Seguía siendo un malhumorado de mal caracter, no había nada del chico que me permitió llorar en su pecho, volvía a ser cerrado y arrogante.

—¿Qué coño estás haciendo aquí?—le había dicho en cuanto él entro a mi habitación.

—Estaba buscando el baño—respondió con simpleza. Pero no le creía. Sus ojos me decían que, de algún modo, él conocía cada parte de la casa.

—No me trates como estúpida, estoy segura que conoces cada parte de esta maldita casa pero no tengo idea de como. ¿Qué estás haciendo aquí, en mi casa como tal?

Él asintió sonriendo. Tenía medio cuerpo dentro de mi cuarto y medio cuerpo fuera. Si alguien lo veía, cualquiera pensaría que realmente estaba buscando el baño y no fue una simple escusa para verme. «A veces la mejor manera de ocultar un secreto es dejarlo a la vista...»

Él se relamió los labios con lentitud antes de responderme.

—Bien, estás aprendiendo a no menospreciarte y dejar de pensar que estás paranoica, es un avance. Estoy orgulloso.—sonrió con ironía.

—Respondeme la pregunta—gruñí.—¿quién eres tú?

—¿Cual de todas las preguntas quieres que responda?—su tono era serio, pero presentía que estaba jugando conmigo.

—¿Quién eres tú?

—Mi nombre es Adham—apretó la mandíbula mirándome con fijeza. El nombre se me hizo familiar, pero no podía recordar con exactitud. Observó como mi mente intentaba maquinar una respuesta, un recuerdo, algo con que pudiera explicar la familiaridad del nombre pero no encontré nada. Él se fue, cerrando la puerta con lentitud.
Lo curioso es que, cuando él se despidió de mi hermano y mi madre, esta última se despidió con un «Hasta luego, Daemon»

¿Adham o Daemon?

¿A quién le miente, a mi familia o a mi?

¿Quién es realmente Adham?

Si estudia en la universidad, ¿como es que todo el tiempo está en el insituto? 

Le pregunté a Lydia, a José, a Gabriel, a Shawn e incluso a Madelein, pero ninguno lo había visto jamás.

—Él estudia en el instituto—insistí.—¿como no lo vieron nunca? ¿no lo recuerdan?

—Allison, yo no me olvidaría de semejante hombre. Está que arde el maldito—respondió Shawn.

—Marico, yo no soy marico ni nada, pero ese marico está bueno oíste—le dijo Gabriel a José en cuanto vio a Adham.

Terminé resoplando con frustración y concentrándome en escribir el trabajo.

Definitivamente, nadie lo había visto en el instituto y él estudiaba con Christian.

Pero si es así entonces, ¿como es que está siempre en el instituto y siempre sabe todo sobre mi?

Sabía lo de la fiesta con Ethan y lo de los raspones del accidente. Sabía lo del dolor en mi corazón y mis inquietudes. Sabía de los golpes que había recibido en el transcurso de los años y sabía como me habían menospreciado. Sabía de Alex y de mi compromiso. De algún modo siempre estaba a un paso de mi y yo no entendía por qué, con qué propósito o como.

Negué con la cabeza mientras me vestía con lentitud, aún tenía el cuerpo dolorido. Era lunes, una nueva semana empezaba.
No había visto a Ethan desde la noche en la discoteca ni a Alex desde que se fue el viernes en la mañana de mi habitación. Me había prometido que nos veríamos en el instituto y no había aparecido, y ya me parecía bastante extraño que nuestros padres no hayan acordardo para ir a cenar o a pasar el rato.

«¿Y si, finalmente, nuestros padres rompieron el acuerdo del compromiso?»

Ese pensamiento me dejó una sensación agridulce, no sabía cómo reaccionar. Bajé las escaleras con lentitud después de despertar a mis padres para que me llevaran al instituto. Por supuesto, tuve una discusión con mi madre sobre mi atuendo, estaba vestida de negro de pies a cabeza, con un labial rojo pasión en los labios. Pero me negué a cambiarme y mi padre tuvo que intervenir para que me dejara en paz.

De algún modo, después de la conversación con Adham, algo había cambiado en mi.
Era lunes. A primera hora compartía clase de francés con Ethan y Alex.

—¿Qué sucedió después de la fiesta?—preguntó Nathan sonriendo con picardía mientras me acompañaba a Francés. Él también tenía esa clase.—desapareciste junto a Alex y Shawn, y Ethan se perdió minutos después. ¿Hicieron una orgía o algo así?—ríe—¿y no me invitaron? egoístas. 

Alcé las cejas incrédula y ofendida.

—¿Te parece gracioso?—gruñí.
—Me parece delicioso, que es diferente—bromeó. Pasó un brazo por mis hombros en gesto descuidado, pero le di un manotazo para alejarle y le miré con enojo. La primera vez que le ví había planeado enamorarle y romperle el corazón como un simple juego, pero después de todo lo que sucedió Nathan es mi menor importancia. Su actitud me molestaba a pesar que solo estaba bromeando

—lo siento, bromeaba.

—Me vale mierda.—Lo sé, Mi vocabulario había sido mal educado y vulgar, normalmente estas cosas no las decía en voz alta. No es lo que una dama debería hacer. Estaba malhumorada. 

Entré en el salón seguida de Nathan. Mis ojos encontraron con rapidez, casi inconsientemente, a los ojos de Ethan. Mi pulso se aceleró al verle. Mi vientre se estremeció. Ethan me miró con fijeza unos segundos, engullendome con su mirada. Sus ojos se desviaron hacia mis labios con sorpresa ante el carmín rojo pasión que llevaba. Pocas veces lo utilizaba, llamaba muchísimo la atención. Pero de algún modo me hacía sentir poderosa y segura de mi misma, que era lo que yo más necesitaba. Aunque, en el fondo, también lo utilicé para provocar a Ethan.

«O a Alex»

—¿Disfrutaste el fin de semana?—preguntó apenas me acerqué a mi puesto. Su tono de voz era amargo, con desdén. No cabe dudas que Shawn le contó que Alex pasó la noche en mi casa.

—Lo pasé de maravilla.—asentí sonriendo con altanería. Recorrí la vista por todo el salón. La profesora aún no había llegado y todos hablaban tranquilamente unos con otros, unos cuantos estaban retraídos en sus puestos mientras revisaban su télefono o sus cuadernos, pero no había rastro de Alex. Ethan se mordió el labio intentando contenerse y me miró con fijeza. Mi comentario le había enojado.

—Es bueno saberlo, por poco sentí lastima por ti.—sonrió de medio lado—no quería divertirme con Lydia mientras tú estabas aburrida en tu casa, me alegro que también te la hayas pasado de maravilla.

Mentiría si dijera que su comentario no me fastidió. Lo había hecho y mucho.

—Es bueno saber que mi copia barata logre hacerte sentir igual que yo.—gruñí, plantándome a centímetros de su rostro, sin importarme que los demás pudiesen verme.

—Yo podría decir lo mismo. —replicó con desprecio, pero sus ojos mostraban un sentimiento totalmente contrario. Un extraño desafío mezclado con deseo se encontraba en ellos.

Por un instante, todo el mundo se detuvo. Dejé de escuchar los cuchicheos y el estridente sonido de las voces alzándose unos sobre otros. Solo podía observar aquellos ojos cafés, los cuales a simple vista parecían comunes, nada especiales, pero en ellos se hallaba un profundo sentimiento. Mordió su mejilla interna mientras me engullía con la mirada. Su aliento se aceleró.

«Estás rodeada de lobos y tu eres la maldita carnada prohibida»

Me alejé de golpe, volviendo a la realidad.

Esto no podía seguir así.

—Tenemos que hablar.—hablé con firmeza pero mi cuerpo temblaba ante su cercanía. Debíamos terminar esto de una vez por todas.

—Tenemos que hablar.—afirmó él.

Mi cuerpo estaba al borde de los nervios en cuanto salimos del salón, sin importarnos nada ni nadie, simplemente la cernanía el uno del otro. Intentaba poner en orden el caos que se desataba en mi mente. Tenía que ponerle punto y final a esto. Sentía que estaba cruzando terreno peligroso. Su brazo rozó con el mío con toda la intención, poniéndome aún más nerviosa. Le observé enojada, pero siquiera volteó a mirarme.

«Dios mío, ¿qué es lo que realmente quiero hacer?»
De pronto Ethan me agarró del antebrazo, sobresaltándome, y me arrastró hacia un salón vacío.
—Esta vez no te atrevas a tocarme.—gruñí dando traspiés. Ethan me soltó y cerró la puerta con lentitud. Asintió despreocupado y le pasó el seguro.

Se apoyó en la puerta y me miró con fijeza.
Estaba a tres pasos de él.

Observé como metía sus manos dentro de sus bolsillos y me miraba espectante, estaba esperando que yo hablara primero. La tensión era casi latente, había una extraña conexión entre nuestros cuerpos, de algún modo se necesitaban. Mi corazón latía con fuerza en mis costillas mientras Ethan intentaba controlarse. Podía verlo en sus ojos, deseaba saltar sobre mi.

—¿Alex durmió cómodo en el suelo?—preguntó sin poder evitarlo, fingiendo desinterés,—pensé que era mal visto tener a un hombre en tu cuarto.

—¿Quién dijo que durmió en el suelo?—provoqué. «Callate, maldita sea, la conversación no debería ir por ahí» pero las palabras salieron antes de poder evitarlas.—Tener a un hombre tan malditamente ardiente como Alex durmiendo en otro lugar que no sea mi cama sería una lástima.

Ethan profirió un sonido desde lo profundo de su garganta. Un sonido bajo, ronco y malditamente varonil que logró estremecerme el vientre. Se acercó a mi con lentitud, con desafío, desprendiendo sensualidad y arrogancia en cada uno de sus movimientos y replicó a un paso de distancia.

—¿Sabes quién más se ve malditamente ardiente?

—¿Lydia?—adiviné con desdén. Las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa maliciosa. Una sonrisa inquietante y cautivadora.

—Tú.

La manera tan brusca en la que lo dijo y la manera tan excitante de observarme logró robarme el aliento. Se acercó hasta quedar a palmo de mis labios y espetó con rudeza.

—Deja de provocarme, Allison.—su pecho rozó el mío. Sus ojos me miraban con impotencia.—porque me vale mierda tu maldito prometido y tu religión. Y te lo digo, Allison, no pienso controlarme.

«Y yo no quiero que lo hagas»

—Pero lo harás.—desafié. 

—¿Es eso lo que realmente quieres?—inquirió. Relamió sus labios con lentitud, obligándome a desviar la mirada hacia ellos. Su mano rozó mi mandíbula en una ligera caricia que me hizo temblar. 

—Ethan...—titubeé en cuanto sus dedos se deslizaron por mi cuello.

—Dime Allison, ¿de qué querías hablar?—jadeó sobre mis labios.

—Esto tiene que acabar, Ethan...—susurré sintiendo como sus dedos se clavaban en mis mis caderas. Ethan cerró los ojos con gesto atormentado. Extendí una mano hacia su rostro. Acaricié con lentitud la piel de su mandíbula. Mis dedos se deslizaron hacia sus labios sin mi consentimiento. Sentía la necesidad de tocarle, de sentir su piel. Él tembló bajo mi toque.

—¿Sientes eso, Allison?—jadeó sin abrir los ojos. Sus dedos se deslizaron bajo la tela de mi camisa, rozando la piel de mi vientre.—¿sientes eso que quema en tu pecho? ¿sientes eso que se estremece en tu vientre?—sus dedos rodearon mi abdomen hasta llegar a mi espaldabaja, acariciando con lentitud todo ese lugar. Uno de sus dedos se adentró en mi pantalón, rozando mis nalgas. Abrió sus ojos con rapidez, tenía las pupilas dilatadas, mirándome con deseo, con amor y con tristeza—no es simple excitación, Allison. No lo es.

Sacó sus manos de mi camisa y las deslizó hacia mis muslos. Los rodeó con lentitud y ascendió hasta mis nalgas. Un gruñido se escapó de su garganta cuando las apretó. Mordí mi labio con fuerza ante la deliciosa sensación en cuanto Ethan pegó su cuerpo al mío con brusquedad. Podía sentir su latente excitación y su pulso acelerado.

—Es algo más profundo, Allison. Algo diferente, algo único.—hundió su rostro en mi cuello. Su lengua rozó mi piel haciéndome temblar—algo que solo he sentido contigo.

Sus manos volvieron a apretar mis nalgas, y yo seguía sorprendiendome de como un acto tan sucio me parecía tan excitante. Me levantó a pulso, provocando que enroscara mis piernas en su cuerpo.

—Ethan... —apreté con fuerza mis ojos en cuanto me colocó sobre el escritorio. Él suspiró, alejando sus manos de mi cuerpo y apoyando su frente en la mía. No iba a suceder lo mismo que la última vez, me negaba a ello.

Quería terminar con este tira y afloja de emociones. Ya no quería cometer el pecado, joder, ya era suficiente.

Pero...

—Quítate la camisa.—las palabras salieron de mi boca antes de poder detenerlas. 

Ethan me miró con sorpresa e intensidad. Sus manos se instalaron en el borde su camisa y halaron con lentitud hasta quitarsela por completo.

Observé su pecho sin pudor. Deslicé mi mirada hacia su abdomen, mirándole maravillada. Una fina capa de vello le cubría desde el hombligo hasta esconderse bajo el pantalón. Se veía tan varonil, tan insinuante, que logró robarme el aliento. Mis dedos ascendieron hacia su pecho bajo la atenta mirada de Ethan. Se deslizaron con lentitud hacia su abdomen. Ethan se estremeció cuando mis dedos acariciaron la piel de su vientre. Retuvo el aliento mientras su cuerpo temblaba.

En un acto impulsivo, introduje mis dedos en su pantalón. Su piel erizada me recibió con deseo. Ethan soltó un gruñido excitante segundos antes de clavar sus dedos en mi muñeca y sacar mis manos de su pantalón.

—No hagas eso—Jadeó. Tenía la mirada encendida y las mejillas sonrosadas.—viniendo de ti es malditamente ardiente. 

—¿y viniendo de las demás...?

—Viniendo de las demás no interesa.—acarició mi rostro con el dorso de su mano—no es lo mismo. No sientes lo mismo cuando estas con esa persona especial. Con solo mirarte yo...—suspiró. Me miró con tristeza.—con solo mirarte es suficiente para descontrolarme. Ahora imaginate como me siento con tus dedos sobre mi piel, peligrosamente cerca de mi...

—Ya entendí.—interrumpí con rapidez. Detestaba esa palabra. Ethan sonrió con socarronería ante mi reacción.

—Hace unos segundos tenías tus dedos ahí abajo y te da verguenza escuchar la palabra pen...

Me tapé la cara con las manos, avergonzada. No sabía qué me había llevado a hacer eso, pero tenía curiosidad, quería tocar su piel. Quería ver su reacción...

—Allison...—sus manos alejaron las mías, destapando mi cara. Me miró con ternura.— he estado deseando correrte ese maldito carmín rojo desde que te vi.—soltó con brusquedad. Sus ojos miraban mis labios con intensidad.—pero no lo haré. Me arrepento muchísimo de lo que te hice. Me propasé. Lo sé.—pasó sus dedos por mi cabello en una tierna caricia—No lo haré hasta que tú quieras. Hasta que tú me beses primero. Aunque me esté muriendo de ganas...

Cerré mis ojos con fuerza, sintiendo como sus palabras calaban en mi piel. Sus dedos perfilaron mi espalda con lentitud mientras su aliento rebotaba en mis labios. Sentí sus labios en mi mejilla, su aliento me cosquilleó en el vientre. Ethan besó mi mandíbula con parsimonía, manteniendo sus labios en ese lugar más de lo usual.

—Date la vuelta...—susurré. Abrí mis ojos, encontrándome con su espalda. A diferencia de Alex, esta no tenía cicatrices o imperfecciones. Pero aún así ambas me parecían igual de atractivas. Su espalda estaba salpicada de pecas, mayormente en sus hombros. Pasé mis dedos sobre ellas, mirandolas maravillada. Su piel se erizó mientras la acariciaba con lentitud. Pasé mis manos por su abdomen y le abracé. Le abracé con fuerza. Esto era lo único que necesitaba. Apoyé mi cabeza en su espalda y cerré mis ojos con calma, sintiendo una extraña paz.

Cada vez que peleaba con mis padres, siempre, siempre, siempre cerraba mis ojos y me imaginaba abrazándole. Su piel estaba caliente, su calor me envolvió. Ethan se inclinó hacia adelante, levantándome de la mesa y sosteniendome con sus brazos hacia atrás. Dio cinco vueltas en su lugar, intentando animarme.

Reí sin poder evitarlo, parecíamos una pareja normal de jóvenes enamorados. No una chica árabe y prometida junto a su amante prohibido, riendo sin parar mientras corrían el riesgo de ser descubiertos y terriblemente castigados.

Ese pensamiento hizo cesar mi risa. Bajé de la espalda de Ethan cuando este paró de dar vueltas. Se plantó frente a mi y me observó con una sonrisa en los labios, que se desvaneció al ver mi expresión.

—¿Estás bien?—preguntó preocupado.—¿he hecho algo ma...?

—Bésame.—interrumpí.

—¿Q-qué?—tartamudeó sorprendido. No podía creerselo.

—Bésame, Ethan.—repetí con desespero—bésame y hazme olvidar mi prometido, mi familia, mi religión... Bésame como nunca habías besado a nadie. Bésame como haz deseado hacerlo desde la primera vez que me viste...  

«Bésame y hazme olvidar que nunca estaremos juntos»

No hizo falta más. Ethan colocó ambas manos en mis mejillas e impactó sus labios con los míos con desespero. Me besó con ferocidad, con dolor, con lujuria y amor. Su lengua se adentró en mi boca con agresividad, y fue recibida de la misma manera. Mis manos ascendieron hacia su cabello, enredándose en sus hebras mientras él deslizaba sus manos por mi cuerpo. Pegó su pelvis a la mía con posesión, con deseo, creándome una indescriptible sensación. Se alejó de mis labios jadeante, mirándome con ilusión.

—Te... quiero.—musitó inseguro. Se mordió el labio nervioso mientras yo miraba con sorpresa. Ya sabía que le gustaba, que me quería, pero  nunca me lo había dicho en voz alta. Nunca le había dejado. Esas palabras lograron estremecerme el cuerpo entero y erizarme hasta el último vello de mi piel. Esas simples palabras lograron calarse en lo profundo de mi alma y clavarse en lo profundo de mi corazón. La menera en que lo pronunció, tan inseguro e inquieto, tan jadeante y precioso con las mejillas sonrosadas, era algo que nunca olvidaré.

—te quiero, Allison—repitió con más firmeza, pero su voz seguía inestable por la emoción.—te quiero muchísimo. Te quiero por como me miras, por como me provocas, te quiero incluso por como me insultas. Lo he indentado, Allison. Lo he intentado todo, he intentado odiarte, olvidarte, pero ¡maldita sea!—exclamó furioso—no he podido, ni un maldito segundo he podido hacerlo. Te he querido más incluso cuando te vi con tu maldito prometido, porque tú eres mía. Tú eres para mi no importa lo que diga tu religión o tu familia. Te quiero, Allison. Te quiero en mis mañanas y en mis noches. Te quiero con mi vida, te quiero para toda la vida y te quiero en mi vida. Simplemente te quiero, Allison Misri.

A esta altura las lágrimas se deslizaban por mis ojos sin parar. Mi cuerpo temblaba, un escalofrío me recorrió el cuerpo entero, estremeciéndome. Un hormigueo se instaló en mi vientre mientras le miraba anhelante. Me lancé a sus brazos con desespero, deseándo que me proteja de todo y todos. 

Me abrazó con fuerza, con pasión, apretándome contra su pecho con anhelo, sintiendo el mismo desespero que yo.

«Yo también te quiero, Ethan»

Algo había cambiado irreversiblemente entre nosotros. Se había abierto una brecha que sería díficil de cerrar. Finalmente se había declarado. Nos habíamos abierto el uno al otro.

Pero una voz en lo profundo de mi mente me susurró que me cuidara, que no me confiara demasiado. Que no me regocijara en la felicidad porque esto terminaría mal, terminaría muy mal. 

Y cuando había llegado a mi casa, supe que el presentimiento era real.

—¿Como está la novia más bella de todas?—preguntó Farouk con una sonrisa de oreja a oreja en cuanto llegué a la casa. Todos estaban en mi casa, mis padres, mi hermano, Farouk y su familia. Alex me miró, estaba al otro lado de la sala y se veía preocupado, con la mente en otro lado. No lo había visto en todo el fin de semana ni en toda la mañana. No había ido a clases hoy.

—¡Felicidades, Habibi!—exclamó Amira, la madre de Alex, con emoción. Fruncí el ceño sin entender. ¿Qué coño les había picado ahora?—¿ya estás preparada para mañana?

—¿Mañana?—pregunté confusa, temerosa. 

—El compromiso—sonrió de oreja a oreja.—tu padre lo adelantó. ¡El compromiso será mañana! Y el matrimonio en una semana arriba.

Sentí como mi corazón se saltaba un latido. Miré a mi padre con sorpresa, con traición. No sabía como reaccionar. Se suponía que sería en un mes. Se suponía que...

Mi ojos se clavaron en Alex, lucía la misma mirada temerosa y asustada que yo. Mi cuerpo tembló, mi estomago se revolvió y mi mente solo podía pensar en una persona.

Ethan.

_________________________________

3/3 como les prometi. Espero les haya gustado el capítulo. ¿Que creen que pasará en el próximo capítulo? La fecha del compromiso se adelanto 7u7 

¡Voten y comenten que les leo! dedicatoria para @elamordetuvida11  por estar apoyándome en todos los capítulos, gracias mi pana!! También

@beryanis @nesbely923  por ser unas  de las que más comentaron, realmente las quierooo , y a todos lo que siempre apoyan, graciass.

¡Voten y comenten que les leo!
Que opinan del capítulo? justo cuando Ethan abre su corazonsito

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