Narraciones Profanas: Lilith...

By black_kost

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Me llamo Lilith, soy la reina de la noche, veedora de la atracción sexual, el amor resguardado en el secreto... More

Notas Derechos de Autor
Guía de Fantasmas Internos (Sin Edición)
Escena 1. El Fruto Sagrado
Escena 2. El Cura sin cura.
Escena 3. Clímax
Escena 4. El Pecado Original
Escena 5. Un Oscuro Pecado (Sin Edición)
Escena 6. Un Pecado en Familia (Sin Edición)
Escena 7. Un Ángel Caído (Sin Edición)
Escena 9. El secreto de una Ninfómana (Sin Edición)

Escena 8. Amores de Verano (Sin Edición)

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By black_kost

Escena 8. Amores de Verano

Es una pena que este verano haya pasado tan rápido y que ya tengamos que volver a lo cotidiano, pero cada momento que viví a tu lado, los llevaré siempre y estarán presentes en mi corazón.

Lucien a Lizbeth, mientras se despedían en el aeropuerto.

Era un verano interminable, no podíamos esperar nada más, el calor era terrible. Estaba con mis amigos en Peccatum, tomándonos unas copas, algo suave, bailando un poco. De hecho, recuerdo que me quería ir, porque estaba muy cansada el agotamiento de la semana, la universidad, el trabajo, estaba muerta y quería dormir toda la noche.

Mis amigos me pidieron de mil formas que no me fuera, que la noche era joven, que era un fin de semana largo, que hace mucho no nos veíamos y me convencieron, me acerqué a la barra y pedí una limonada cerezada, era lo que me mantenía tranquila, durante varias horas vi como todos se divertían mientras yo llenaba la barra de bebidas, y recordaba la falta que me hacía aquel personaje, no lo podía olvidar, pero bueno es hora de intentar pensar en mí.

– Lizbeth, deja de ser tan aburrida y ven y baila un poco amiga. – Me decía Dakota algo tomada.

­– Dakota no molestes, estoy muy cansada, déjame en la barra tranquila, acá estoy cómoda, y veo como otros disfrutan de la fiesta, igual sabes que este ambiente no me gusta, por qué mejor no nos vamos a la playa, compramos más trago y nos divertimos – Realmente necesitaba irme de ese lugar, ya estaba aburrida de los manes que se me acercaban con su coqueteo barato, para poder sacarme a bailar, pero los entendía, llevaba un vestido negro, escotado, de encajes rojos, dejaba ver toda mi espalda, llevaba mi traje de baño, era una presa para ellos, pero realmente yo no quería cazar, ni ser cazada, solo quería quedarme en ese lugar y descansar.

Esa noche nos fuimos a la playa realmente no estábamos muy lejos, nos tiramos en la arena, otros se sentaron, pero lo más importante es que siempre teníamos la oportunidad de hablar y dejar salir nuestros pecados, mientras seguíamos tomando. En una de esas, vino un chico muy guapo a pedirnos candela. Yo le presté mi encendedor. Él estaba sentado con otro grupo cerca de donde nos encontrábamos. Se quedó un rato observándome y después regresó para regresármelo, me encanto su sonrisa y simplemente se fue. No te miento me hubiera encantado hablar más con él, en ese momento.

Era una noche preciosa, se podían ver las estrellas reflejándose en el agua, la luna era encantadora, y lo más rico era que soplaba una cálida brisa. En la playa sonaba de todo, la música era nuestra mejor compañía. Una canción detrás de otra, no importaba el género, simplemente queríamos disfrutar del momento. Había mucha gente, pero no podía quitarme esa hermosa sonrisa de la mente. Entre al mar, cerré los ojos y sólo podía oír mi corazón latiendo aceleradamente.

Deseaba otra cerveza, pero el mar me relajaba mucho, decidí ir por una, y me llevé una grata sorpresa, aquel sujeto que me había pedido el encendedor, estaba sentado con mis amigos, y no tenía intenciones de irse, por mi cabeza pasaron cientos de imágenes y en todas estaba él. Con más ganas quería esa cerveza, me acerqué a mis amigos, me senté al lado de Dakota y no podía evitar escuchar su conversación.

– Gracias muchachos por permitirme estar con ustedes, ya mis amigos se pusieron un poco pesados – lo decía mientras me sostenía la mirada.

– No te preocupes men, más bien toma con nosotros, no tenemos ningún problema con que te quedes – le dijo Ralph con voz muy agradable.

– Me presento de nuevo, mi nombre es Lucien, nací en Estados Unidos, pero mis padres son colombianos y vine a visitarlos, pero decidí encontrarme con mis amigos primero, y mira las horas, pero me estoy divirtiendo. – no me quitaba la mirada, mientras me perdía en sus palabras.

Nos presentamos todos, me le acerqué, para saludarlo correctamente, y quedé embobada por el olor de su perfume, definitivamente Lucien es encantador. Después de las presentaciones empezamos a bailar, seguimos tomando y me separe un segundo del grupo, necesitaba un respiro, ya era muy notorio mi interés en él, me volvía loca.

La música nos juntaba, parecíamos novios de toda una vida, no quería separarme de él. Era inevitable no encontrarnos, nos buscábamos con la mirada, bailamos toda la noche juntos. Nuestro primer beso, fue fantástico, mientras bailábamos un merengue, se me acerco demasiado y no pude aguantar las ganas de besarlo y paso, él no se quejó y lo disfruto mucho, estábamos cerca, muy cerca, tanto que mi cuerpo ya estaba en otra atmósfera. Me sentía débil y al borde de la locura.

– Escapémonos de aquí. – me dijo al oído. No fui capaz de decir nada, mi silencio y el nerviosismo habló por mí. Cogió mi mano y nos perdimos juntos. Aunque no lo creas recorrimos bastante, pero no miramos hacia atrás, ese era nuestro momento. Caminamos por la orilla de la playa, hasta llegar a un lugar muy alejado de mis amigos, debería haber tenido miedo, no lo conocía, era un completo desconocido que me volvía loca.

Nos sentamos cerca a unas rocas, yo disfrutaba acariciando sus manos, las cuales eran grandes, suaves y fuertes, me hacían temblar, una sensación extraña, que con mi el otro no pasaba. Me sentía tranquila y muy prendida. Sentía su suave piel, era diferente solo con verlo a los ojos se me erizaba todo el cuerpo, me estremecía completamente. Y mi corazón marcaba el paso desenfrenado a un nuevo rumbo.

Puso algo de música, me levanto, y empezamos a bailar de nuevo. La luz era tenue, pero creaba el escenario perfecto, para una noche inolvidable. Su mano bajó hasta mi cintura, con su otra mano tomó mi cara y nuevamente lo vi a sus ojos verdes, comenzamos a dar vueltas, a movernos poco sincronizados, el alcohol había hecho lo suyo. Nuestros cuerpos juntos, mi corazón se aceleró, y su respiración era más fuerte. Tomó mi pierna y la levantó hacia cadera, y su mano fue acariciado mi otro muslo. Bajé mi pierna, lo abracé, el me beso y nos quedamos así un buen rato, solo existíamos los dos.

Luego dimos unos giros, y volvimos a quedar de frente, me sentía un poco excitada y mi pecho se lo demostraba, para provocarlo movía mi cola de forma circular, con movimientos suaves y pequeños choques, eso lo volvía loco. Él me miró de una manera diferente, me tomó de las dos manos, y levantó hacía el cielo estrellado, poco a poco, fue bajando y llevo mis manos a su cabeza. Me besó el cuello, mientras deslizaba sus fuertes manos sobre mi vestido, lo bajo un poco y me besó los senos, los mordisqueaba, jugaba con mis pezones, mientras sus manos seguían un camino y me acariciaba las piernas.

En un instante apasionado llegó a mi biquini, me besó, volvió a bajar rápidamente, se notaba su desespero, me chupaba sobre ellas, sentía como se iban mojando, las corrió un poco y sentí el paraíso, sentía su lengua en mi clítoris, y como metía lentamente sus dedos por mi vagina húmeda, eso me volvió loca, ya estaba muy caliente y deseando con toda las fuerzas de mi alma que me penetrara en ese momento.

Lo hice sentar en una de las piedras y baje su pantalón, realmente lo que vi fue maravilloso, sin pensarlo lo metí en mi boca, sabía muy bien, tenía un ligero sabor dulce, sabía a pera, eso me motivo a realizarle un oral que jamás olvidaría, mi lengua se movía por todo su pene, lo chupaba como si fuera un helado, eso lo volvía loco, solo podía fijarme en su mirada perdida, así fue un rato, hasta que sentí sus manos en mi cabeza y todo su semen por mi boca, lo miré a los ojos, y me lo trague, eso lo sorprendió y se la puso más dura que antes.

En ese momento, él me puso en cuatro y empezó a penetrarme apasionadamente, no era brusco, pero tampoco tan delicado. Oleadas de placer invadieron mi cuerpo, mis pezones ya estaban duros y él no se cansaba de jugar con ellos. Solo sentía el paraíso mismo: empecé a sentir como la temperatura subía, me daba mucho placer, mi vagina, se sentía super apretada, porque veía en su rostro como lo disfrutaba, me fue inevitable aguantar, y mis gemidos se hacían cada vez más fuertes, lo hacía de maldad, cada vez me cogía más duro. No pude para y eyaculé como tú no te imaginas, estaba gimiendo de placer, ni con el otro llegué a este clímax. Esos gritos lo excitaban más, sabía que estaba en su límite, y le dije que se corriera adentro, lo que no me imaginaba era que iba a llenar mi vagina con una enorme cantidad de su semen, nos quedamos en esa posición incómoda un rato, mientras cogíamos fuerza, pero su pene se sentía bien dentro de mí, era increíble, tenía toda esa fuerza después de venirse dos veces, yo solo veía como caía ese líquido blanco de mí vagina. Nos lavamos en el mar, nos acomodamos la ropa, él se guardó mi biquini rojo en sus bolsillos, se lo quería llevar como un recuerdo, no puse problema alguno y nos volvimos a besar apasionadamente, después del beso nos dirigimos nuevamente con el grupo, realmente no habían notado que nos habíamos ido.

Después de eso nos propuso que nos fuéramos a su apartamento, ninguno dijo que no, vivía muy cerca de donde tuvimos relaciones, paramos a una tienda 24 horas y compramos más licor y unos cigarrillos, no podía soltarle la mano, era mío y se lo quería demostrar en su apartamento. No nos demoramos mucho, entramos nos acomodamos el estaba hospedado en el 24 – 3c.

Fue una rumba maravillosa, todos estábamos perdidos en el éxtasis de la noche Lilith, todos estaban loquísimos, pero solo yo disfrute la noche correctamente, pasadas las horas todos habían caído rendidos por la cantidad de alcohol que ingirieron, era muy temprano y yo no quería dormir, me quede con Lucien hablando, pero los dos sabíamos que deseábamos más. Nos fuimos al cuarto, el espero que saliera del baño, necesitaba ducharme primero, fue respetuoso, deseaba que me devorará en el baño, pero no paso, después de unos minutos de una ducha relajante, entro él, salió al rato y solo veía su cuerpo lleno de agua y una toalla que tapaba lo que más deseaba ver.

Me acostó en la cama, Sentía sus manos acariciando a mis pechos; sus manos cubrían la base de mis senos; cosa que hizo que mi cuerpo actuará de una forma que jamás hubiera pensado, giré la cabeza hasta encontrarme con sus ojos, no podía evitar pensar que esta noche estaba llena de complicidad y deseo. Empezó a jugar con mis senos, los masajeaba, mordía mis pezones, me quito la toalla y empezó a lamer mi vagina, en menos de nada ya me tenía mojada, me tenía completamente desesperada, solo sentía su lengua y sus dedos en mi vagina, lo hice parar, lo acosté y le puse mi vagina húmeda en su cara, el empezó a lamerla, mientras yo metía su pene en mi boca, nos divertíamos los dos, disfrutábamos juntos, era un momento maravilloso.

Nos acomodamos, pero tenía esa ligera sensación de estar encima de él, no quería algo habitual, quería tener completamente el control de todo lo que estaba pasando, así que empecé a besarlo mientras mis manos jugaban con su pene erecto, el se sentía incomodo, pero no dejaba de disfrutarlo, me monte encima, y fui acomodándolo lentamente, veía en sus ojos el deseo de sentirme nuevamente así que al sentir la punta de su pene en mi vagina, el notaba como mis líquidos caían encima de su entrepierna, un hormiguero y un corrientazo recorrieron todo mi cuerpo; muy despacio comencé a bajar, mientras hacía pequeños movimientos circulares, sabía que lo volvía loco, me movía con más cautela para todas las direcciones, llevaba sus manos a mis senos, sentía como los deseaba, como me deseaba, ambos cerramos los ojos, nos estábamos entregando por completo, éramos uno solo, pero entendíamos que esto no era por amor sino por una simple calentura.

Bajaba mi cuerpo y llevaba mi pecho a su boca, sentía su lengua jugar con mis pezones, era delicioso, llevo sus manos a mi cintura y empezó a penetrarme como nunca, mis gemidos eran inevitables, nuestro placer llenaba toda la habitación, no queríamos parar, pero mi cuerpo sabía que no podía más y me vine como nunca, él se demoró un poco, pero nuevamente le dije que podía venirse dentro de mí, él se movía con más fuerza, nunca permití que cambiáramos de posición, pero el disfruto de cada instante, torció sus ojos y sentí nuevamente la descarga de todo su semen en mi vagina, después de eso quedamos tan agotados que caímos profundamente.

Así fueron los días con él, un sexo maravilloso, lastima que tenga que esperar tanto para volver a verlo, si fuera por mi no lo dejaría ir nunca.

Aunque siempre estamos en verano, sus vacaciones terminaron, fueron los mejores días de mi vida, encontré a una persona encantadora Lilith. Estas vacaciones fueron diferentes, y al final es lo que quiero conservar conmigo.

– Tranquila Lizbeth, te entiendo, pero lo más importante es que disfrutaste de su compañía y Lucien se lleva gratos recuerdos de ti. – No te preocupes nuestras vacaciones todavía no terminan.

– Tienes mucha razón Lilith, Salud por ello.

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