Narraciones Profanas: Lilith...

By black_kost

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Me llamo Lilith, soy la reina de la noche, veedora de la atracción sexual, el amor resguardado en el secreto... More

Notas Derechos de Autor
Guía de Fantasmas Internos (Sin Edición)
Escena 1. El Fruto Sagrado
Escena 2. El Cura sin cura.
Escena 3. Clímax
Escena 4. El Pecado Original
Escena 5. Un Oscuro Pecado (Sin Edición)
Escena 7. Un Ángel Caído (Sin Edición)
Escena 8. Amores de Verano (Sin Edición)
Escena 9. El secreto de una Ninfómana (Sin Edición)

Escena 6. Un Pecado en Familia (Sin Edición)

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By black_kost

Escena 6. Un Pecado en Familia

"Estábamos cansados del cielo, y nos vimos obligados a jugar en el infierno; solo tu sonrisa sabe lo que mi mirada calla".

Ilcekar.

Cuando era niño, mis primos me decían que había nacido para ser algo grande y debía seguir mis sueños, lo que no sabían era que definitivamente me había enamorado de un deseo casi imposible, conquistar a un ser maravilloso, nadie entiende los designios de dios, me enamoré de mi prima.

Se llama Dakota. Es un ser encantador, es preciosa, es perfecta. Soy mayor que ella por unos meses. Siempre que la veo, con su pelo negro rebelde, sus ojos oscuros me traen loco, sus labios juguetones y rosados, una mirada encantadora, llena de promesas, placeres, ella es quien se roba mis palabras. Es y será desde un principio un amor incurable para toda la vida.

Vivimos juntos, me mude hace unos meses con la hermana de mi mamá, una familia muy querida. Ella me decía que yo había nacido para ser escritor, leía mi mirada y se daba cuenta que era un transgresor de versos. Yo no era capaz de poner en duda sus palabras, ya que solo deseaba escribir, perdón, retratar tanta belleza en mis letras.

Me enamoré casi de inmediato, todo paso en uno de los interminables veranos en la playa, todo fue muy rápido, y solo era capaz de ver como se mecía en aquella hamaca. Hace mucho no vivo con mis padres y he pasado por cosas desastrosas, las malas decisiones que he tomado, pero todo ello me llevo a enfrentar al amor más puro y dulce, que he podido probar. Fue el momento más feliz de mi vida. Me sentí completamente libre. Mis primos se metían a jugar con las olas, un poco altas, por cierto, aunque estaba con ellos, mi mente solo estaba para ella, el mar se hacía inmenso, tanto que daba miedo, pero sentirla cerca me llenaba de tranquilidad. Lo más importante aquí es que descubrí el amor, en los ojos más puros, aunque sea mi pecado, ella es mía, no fui el primero, pero deseo ser el último. Fue ella quien tomo la iniciativa, era tímido, sentía que no era su primer rodeo, ella me inculcó la idea de romper las normas y vivir fuera de lo común. Fue ella quien me guio por ese camino estrepitoso, que nadie aceptaría, me llevó tiempo entender esta trampa del destino, quien se imaginaría que ella me enseñó los juegos delicados y peligrosos del primer amor desenfrenado.

Cuando nos dejaban solos mis tíos porque se iban a trabajar, Dakota me pedía que me quedará con ella, que le hiciera compañía, deseaba que pasáramos mucho tiempo juntos para jugar, como cuando éramos niños, tal vez a la mamá o al papá, pero lo llevaríamos muy lejos. Yo me sentía perdido por su grata sonrisa. Soy un algo tímido, ensimismado, un lector lento de las situaciones, me demoro en captar las indirectas. No conocía todavía los misterios indescifrables de aquel deseo, era inevitable no sentirme nervioso. Aunque ya había experimentado el mundo, ella me mostró reiteradamente que no sabía tocarme, darme placer.

Una noche que nos quedamos solos, mis tíos no pudieron regresar a la casa por situaciones particulares de sus trabajos, bueno era una forma de decirlo, todos sabíamos de las andanzas de mis tíos con sus amoríos, mi tía que decía ser una santa, termino siguiendo los pasos de su hija, y mi tío cuidando de su otra familia, los dos tuvimos la conversación más sensata del mundo, y si me lo preguntan jamás la olvidaría.

– No debemos hacer esto, sabes que quiero mucho a mi tía. – le dije nervioso, mientras mi cuerpo se partía en dos.

– ¡Damián! ¡tú no sabes que estoy enamorada de ti desde que éramos unos niños, tú no te imaginas todos los sueños húmedos que tengo contigo! – me dijo Dakota, con una sonrisa pícara en sus ojos.

– Pero que podemos hacer. Somos primos, o ¿Qué somos al fin y al cabo? – Le pregunté nervioso mientras seguía cuestionándola. – No estarás insinuándome que nos acostemos – me quedé callado esperando su respuesta.

– Damián no, ¿Qué clase de animal crees que soy? – Me respondió con lágrimas en sus ojos. – Sin más reparo, eres muy lento, lo que quiero de ti, escúchame bien y no lo olvides, es que me hagas el amor. – me dijo ella mientras se acercaba a darme un beso.

– Sabes algo, yo también me enamore de ti desde niños, te pido disculpas no me esperaba esta situación, sabes lo lento que soy, te amo mi adorable prima. – le respondí mientras la abrazaba.

Debo decirles que ella es de una familia religiosa supremamente conflictiva, que critican hasta no más decir las decisiones y su forma de asumir el mundo, Dakota era loca, despistada, corrompida, nuevamente lo digo el ser perfecto. Mi prima me enseñó de manera sutil y deliciosa de sentir mi cuerpo, una forma que nunca podré olvidar, jamás dejaré de agradecerle esta maravillosa experiencia. Con ella descubrí que mi cuerpo era sensible a su mirada, sus manos me hacían temblar y sus labios me llevaban al cielo, por eso, precisamente por eso, mis músculos, todo mi cuerpo, ella rompía mis nervios y me demostró que debíamos ir contra la corriente y dejar de lado toda creencia religiosa.

Ella no fue la primera mujer que vi desnuda, pero puedo decir que la vi diferente, tuve que besarla y la acaricié hasta el cansancio, lo es todo para mí, sobre todo, porque es quien me enseñó a creer más en lo que soy capaz de dar, me mostró como derretirme en sus manos, a terminar extasiado con el mínimo contacto. Siempre que podíamos nos tocábamos mientras nos duchábamos, eran momentos que se guardarían en nuestras memorias, nos convertimos en amantes indeseables, nos convertimos en lo que más odiaban nuestras familias, unos pecadores de primera.

– ¡Perdón! disculpa que me saliera un poco del tema – Le respondí a mi acompañante, - En serio Lilith, que pena contigo – Fue lo único que fui capaz de decirle y proseguí con la historia.

– No te preocupes Damián, más bien prosigue – me respondió con una sonrisa y con las piernas algo inquitas.

Dakota me lanzo una mirada muy ardiente, realmente estaba deseosa, mientras se terminaba de acomodar la ropa para dormir, llevaba una blusa de tiras y un short muy corto. Yo no podía dejar de mirarla, me le acerqué y le di un beso bastante apasionado, la abracé mientras mis manos agarraban sus delicadas nalgas. La seguí besando y lentamente le fui quitando la blusa, y para mi sorpresa no tenía sostén, mi lengua jugaba con sus senos, y ella evitaba a toda costa gemir.

Seguimos así un buen rato, ella me bajo la pantaloneta y lo saco de mi bóxer, se había puesto muy duro, ella se arrodilló y con sus manos empezó a masturbarme con mucha pasión, primero muy despacio y aceleraba para cambiar los ritmos de mi respiración, luego lo lamio un poco y se lo llevo a la boca, fue muy excitante ya que a ella no le gustaba el sexo oral.

Ella se acostó en la cama y me retaba a seguir, fue inevitable, ella se quita la blusa y mientras se quitaba el short, vi algo hermoso, la lencería que le había regalado en su cumpleaños, era roja con delicados encajes en forma de flores, al ver eso me prendí frenéticamente, hice un recorrido desde sus labios, hasta ese rojo que me traía loco, luego fui quitando su interior con mis dientes, note que le gustó mucho, no se lo esperaba, cuando termine de quitarlo, me di cuenta que estaba muy mojada, y solo se mordía los labios, sin perder ni un segundo, empecé a jugar con su vagina, movía mi lengua de forma circular, metía mis dedos para obligarla a pedir más. No se necesitaron palabras, solo era un preámbulo, ya que no queríamos que este encuentro, fuera como todos los demás.

Subí y nos seguimos besando, ella se montó encima, me dijo que me amaba y lo metió, solo sentía esos movimientos delicados de su cintura, mientras ella cogía mis manos y las llevaba a sus senos, nos volvíamos locos, cambiamos un poco para poder descansar. Jugamos con todas las posiciones que nos sabíamos, pero quería probar un poco, así que subí su pierna a la altura de mis hombres y empecé a penetrarla, ella abrió los ojos, yo la sentía cada vez más apretada, veía como se mordía los labios, agarraba la almohada, se estaba volviendo loca, no quería gemir, los retenía, era egoísta, los guardaba para sí misma.

Nadie sabía de nuestro amor, eres tú la primera en saberlo, bueno más bien creo que lo sospechabas, y nos dejabas tranquilos, pero era evidente que queríamos estar juntos todo el día, disfrutar de cada instante, a veces en las noches, ella me despertaba, y con una cara apenada me pedía que fuese a su cama, que le hiciera compañía, eso la hacía sentirse más segura, yo no lo dudaba y me metía en su cama, eran momentos tan espléndidos que parecían irreales, se sentía una tensión entre los dos, todo debía ser un sueño, una alucinación, cerraba mis ojos, pero al abrirlos, sentía su respiración en mi cuello, era el paraíso.

Pensé no volverme a enamorar perdida y completamente como me enamoré de aquel amor tormentoso, una historia para el olvido. Yo siempre la vi con otros ojos, pero en un principio solo era mi prima, esa niña con la que crecí, bueno en parte, nunca negaré que siempre la he amado y la amo; es un amor que lleva un tinte de pecado, pero al fin y al cabo amor, no quiero que se apague esta llama.

Enserio Lilith, fue ella quien me dio valor entre risas pecadoras para entrar a su vida. Fue ella quien, finalmente, jugó con mi cuerpo, y atesora mis sentimientos, me miró como si yo fuera alguien bello e irresistible, me dio a entender que merecía sus caricias y sus besos, yo que me sentía un perdedor, había encontrado el premio mayor a unos cuantos pasos de mi habitación. Fue ella quien me enseñó a disfrutar de todo, de cada mínimo momento y lugar, me enseñó a estremecerme, y lo que más le agradezco a ella, al amor de mi vida, fue que aprendí a desahogarme en su pícara sonrisa. Dakota me hizo traspasar mis límites, ya no sé qué es el pudor y la fe religiosa cada quien la siente a su manera.

– ¡Gracias Damián! Es una gran historia, no me esperaba que un niño tan delicado y dulce como tú, llevara una carga tan ligera en sus manos, bueno creo que eso es todo, espero verlos pronto – se despide Lilith con un extraño beso en su mejilla.

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