BACK FOR YOU » BARRY ALLEN/TH...

By _danef

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GUARDIAN'S LOVE I; PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "YOU" Existe el mito de que en alguna Tierra paralela, los más... More

TRILOGÍA "YOU"
Sinopsis.
Reparto.
G r a p h i c s
Prólogo.
uno.
dos.
tres.
cuatro.
cinco.
seis.
siete.
ocho.
nueve.
diez.
once.
doce.
trece.
catorce.
quince.
dieciséis.
diecisiete.
dieciocho.
diecinueve.
veinte.
veintiuno.
veintidós.
veintitrés.
veinticuatro.
veinticinco.
veintisiete.
veintiocho.
veintinueve.
treinta.
treinta y uno.
treinta y dos.
treinta y tres.
treinta y cuatro.
treinta y cinco.
treinta y seis.
treinta y siete.
treinta y ocho.
epílogo.
Notaaaa.
¡Wattys 2020!

veintiséis.

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By _danef

»26. De vuelta a la normalidad. «

SÓLO ES EL INICIO DE OTRO DÍA REGULAR EN CENTRAL CITY, con gente regular comenzando las actividades del día por la mañana. Nada fuera de lo normal. Claro, si no contamos la falta de velocidad en el aclamado héroe de la ciudad...

Abre los ojos de golpe, sin llegar a sentirse renovado después de su largo sueño. La alarma de Barry suena y por instinto intenta salir corriendo de la cama, sin embargo, cae de cara al suelo cuando rueda por ella, creyendo que estaría al siguiente instante frente su armario. Suelta un quejido por lo bajo, esperando que la chica que reposaba a su lado no se hubiese despertado gracias a su torpeza y se levanta sin ganas cuando todo vuelve a su memoria como un balde de agua fría. Zoom, Wally, trato, velocidad perdida, Caitlin secuestrada. Así de tortuosos habían sido sus días desde aquel fatídico momento en que prácticamente lo perdió todo, sin contar que ciertamente no era el único que cargaba con ese dolor.

Regresa la vista hacia sus almohadas, viendo ese cabello fogoso esparcido por encima de las cobijas. Habría sonreído enternecido por sus rítmicas respiraciones y sus labios entreabiertos que la hacían lucir igual a una pequeña bebé, claro, de no ser por esa opresión en el pecho que aparece cada que recuerda la fuerza y el poder que se ven drenados del cuerpo de la pelirroja para poder ser otorgados a él. Sí, definitivamente no era la mejor manera de empezar una nueva monótona y aburrida rutina.

—Si te quedas ahí parado mirándome un rato más, llegaremos tarde al trabajo y Singh va a matarnos.

El castaño sacude la cabeza, saliéndose de golpe de sus pensamientos completamente negativos. Suspira y se refriega el rostro—. ¿Cuánto llevas despierta?

—Como unos cinco minutos. —Kailan ríe levemente, sentándose en el borde de la cama. Suelta un largo bostezo—. Suficientes para saber que otra vez estás pensando de más lo de los últimos días.

Barry niega con la cabeza, apartando la mirada de ella cuando la chica se coloca de pie, acomodándose la camiseta del castaño que le quedaba por encima de sus muslos. Podría decirse que las cosas definitivamente estaban yendo muy rápido entre ellos, pero no era algo que los sorprendiera. Estaban unidos por el destino y siendo mejores amigos de toda la vida definitivamente la confianza era mucha. Aunque claro, había límites que ninguno de ellos se atrevía a tocar todavía.

—Hey. —Alza la vista, encontrándose con la pequeña sonrisa de Kailan—. Estoy bien, Barr.

—No, no lo estás. —Reniega de vuelta, dejándose querer cuando ella envuelve los brazos en su torso con delicadeza—. Mírate, estas pálida, delgada, hasta tienes moretones en diferentes partes de ti que salen de la nada. Te estoy debilitando poco a poco.

—Es sólo en lo que tu cuerpo se acostumbra, bueno, a ser normal otra vez... —Susurra con pena en su cuello, causándole escalofríos por su cálido aliento chocando contra su piel expuesta—. Nací para esto, Barry. Ya pasará.

—Odio hacerte esto. —Toma con ambas manos su rostro y lo acerca al de él—. Odio ser la causa de tus ojeras y de tus labios partidos, Kai.

—No, basta, Bartholomew. No quiero escucharte más con esa mierda negativa. —Gruñe y frunce el ceño—. ¿Cuántas veces lo hemos hablado?

—Muchas. —Susurra sin ganas.

—Ajá, ¿y cuántas veces te he dicho que te quiero lo suficiente como para hacer esto y más por ti? —Barry suspira cuando ella roza los labios cerca de los suyos—. Barry Allen, eres mi mejor amigo desde que tengo memoria y ahora sé que eres mi humano, mi razón de ser. Estoy aquí por y para ti, así que pon una sonrisa de esas bonitas tuyas en tu rostro y vamos a cambiarnos, que ya se nos hizo tarde para el trabajo y vas a ser tú quien invente una excusa para el jefe esta vez.

Sólo otro día regular en Central City, algo gris; nada que un beso de Kailan no pudiese arreglar en Barry.

[ . . . ]

—No saben lo mucho que deseo el que no tuviéramos que guardar el casco de Jay. —Masculla Cisco, saliendo de su visión—. Odio esta cosa.

—Bueno...

—Ojalá pudiera abollarlo. —Gruñe. Kailan ríe levemente por lo bajo.

Ya era costumbre verlos ahí reunidos, justo a la hora del descanso de los dos CSI y el detective West, para hacer lo mismo de todos los días: que Cisco vibrara a través del casco de Jay el estado de su amiga castaña. A veces los acompañaba Iris, a veces Marcus y a veces Vincent, pero siempre tenían que asegurarse de que ella se encontraba bien, al menos viva. Era la única razón por la que no se habían desecho de aquel objeto que lo único que les traía eran malos recuerdos.

—Es necesario. —Suelta Kailan en un suspiro mientras se apoya cerca de la consola—. ¿Viste a Caitlin en tu vibra?

El otro asiente desganado, sin fuerzas. Odiaba tener a su mejor amiga tan lejos, odiaba no poder hacer nada al respecto—. Como siempre, aún la tiene en su guarida. Ella tiene miedo, pero está bien. Con vida.

—Gracias a Dios. —Barry expulsa todo el aire de sus pulmones y se cruza de brazos—. Necesitamos recuperarla.

—Ojalá yo pudiera hacer algo. —Gruñe Vincent, tomándose el cabello con fuerza—. Pero, por ahora, sólo corro muy rápido y eso definitivamente no ayudará del todo con Zoom.

Kailan extiende su mano hacia él y le da un pequeño apretón—. No vamos a arriesgarte, Vince, después de todo a él no le sirves vivo. No te preocupes por eso.

Barry frunce el ceño al igual que Iris. Él por ver a Vincent sonriéndole de ese modo a Kailan y ella por ver al castaño tan molesto con el contacto entre esos dos amigos provenientes de Tierra treinta y ocho. La morena no había dejado de darle vueltas una y otra vez a las palabras de Jay aquel día sobre Kailan y hasta ese momento no había encontrado respuestas que la dejaran tranquila, mucho menos el lugar para poder preguntar a su mejor amigo lo que había significado eso.

Joe suspira—. Sin tu velocidad, Barr, no hay mucho que podamos hacer. Es imposible el cruce por la brecha que Cisco encontró en el hospital.

—Y yo no puedo hacerlo, no llego a tu nivel aún como para poder llevarlos a todos allá. —Gruñe Vincent.

—Hey, basta, haces lo mejor que puedes. —Kailan le da un toque a su mejilla, haciéndolo sonreír. Barry bufa.

—No es suficiente.

El equipo alza la vista hacia Harry, el cual entra como bólido dentro del córtex, dirigiéndose a una mesa en particular que contiene sus pertenencias. Kailan frunce el ceño, colocándose cerca de Barry por todo ese enojo que Wells proyecta, sabiendo que muy probablemente sería desahogado en su, por el momento, emocionalmente débil humano.

—Justo ahora es como si tuviéramos las manos atadas y eso podemos agradecértelo a ti, Allen.

Joe niega con la cabeza mientras el aludido baja la mirada apenado con la pelirroja inflando las mejillas, molesta, a su lado—. Es suficiente. Todos estamos sufriendo aquí. 

—Eso es cierto, muy cierto. Todos estamos sufriendo aquí. Perdimos a Snow, perdimos tu velocidad. —Continúa y se gira a ver al castaño—. Y ahora Zoom puede pasar por esa brecha cada que se le antoje y eso —Lo señala— pesará sobre ti, Allen.

—¡Hey! —Exclama Kailan, dando grandes zancadas hacia el morocho—. No empieces con tu mierda ahora, Wells. Es culpa de todos nosotros, juntos decidimos esto como un equipo.

El otro carcajea en tono sarcástico e irónico—. No, no fue así, Bennett. —Camina hacia la otra punta donde su gran arma se encuentra.

—¿A dónde vas? —Pregunta Barry en un hilo de voz.

—Voy a buscar a Jesse y la traeré de vuelta antes de que a Zoom se le ocurra hacerle algo, de nuevo. —Masculla.

—Espera. —Lo detiene Cisco alzando la mano—. ¿La encontrase? ¿Cómo?

—Zonas celulares muertas, Ramón. —Responde con un tono irónico el otro. Kailan junta las cejas aún más—. La gente de mi Tierra vibra a una frecuencia diferente que la de su Tierra; dejan zonas repletas de células muertas a donde quiera que vayan.

—¿Así que es por eso que la línea telefónica se corta estando cerca de ti? —Suelta indignado, como si hubiese descubierto algo en verdad trascendente.

Iris boquea un poco—. De acuerdo, está bien. Entonces, ¿cómo es que eso ayudó?

—Rastreé las zonas muertas que Jesse dejó desde que llegó a Tierra uno y seguí el rastro, no fue complicado.

Wells toma el arma que estaba apoyada contra la mesa. Kailan ríe entre dientes—. Wow, ese sí que es otro nivel que no te había visto alcanzar. ¿Así que necesitarás eso para traer a tu hija de vuelta a casa?

—Hoy eres más irritante de lo normal, Bennett. ¿No es así? —Kailan rueda los ojos—. El arma no es para mi hija. Por si no lo recuerdan, ella y yo no somos las únicas personas de universos paralelos que se ocultan en esta Tierra. Y si me los encuentro, voy a necesitar esto.

Cisco asiente mientras Harry camina hacia la salida del córtex—. Muy bien, pero también necesitarás ayuda.

—Oh, claro. ¡Weasley! —El aludido arquea una ceja cuando éste lo llama con un gesto de mano—. Vienes conmigo. Es decir, no veo otro velocista por aquí.

Los ojos de Kailan se encienden por unos segundos e intenta caminar hacia el morocho, viéndose interrumpida al instante siguiente por el brazo de Barry enredándose alrededor de su cintura en un movimiento delicado, impidiéndole el paso. Ella patalea un poco mientras Vincent se coloca junto a ella y deposita un beso en su mejilla antes de continuar su camino justo a Wells, después, ambos salen del córtex. Kailan bufa al verlos desaparecer y termina rindiéndose ante la fuerza que Barry aplica sobre su cuerpo, apoyándose contra el pecho del castaño. El ojiverde la abraza completamente, olvidando por unos segundos que definitivamente no se encuentran solos y disfruta de la cercanía de su chica.

Tenerla así es lo único que necesita para sentirse bien.

—Genial. Estaré en mi taller. —Y así, Cisco sale del lugar.

—Puedes dejarla, no creo que vaya a buscarlo para matarlo. —Suelta de repente Iris en un tono bastante venenoso.

Barry siente cómo se le acalambran los brazos al caer en la cuneta de su acto y rompe el dulce abrazo que compartía con Kailan. La pelirroja, incluso más molesta por el inoportuno comentario de la morena, gruñe hacia ella—. No, pero probablemente vaya y te mate a ti.

—De acuerdo, es suficiente, fiera. —Intenta bromear el castaño, tomándola por los hombros.

Kailan alza la vista, topándose con su mirada decaída. Su nariz se arruga ligeramente—. No quiero que escuches a Wells, ¿de acuerdo? Es un idiota cuando quiere así que nada de lo que diga debe de repercutir en ti, ¿entiendes?

—Sí, lo sé. —Él suspira y aparta sus manos de la pelirroja, caminando unos metros lejos para tomar algo de aire.

—Hey, ¿quieren que los lleve a la estación? —Pregunta Joe mientras su hija se mantiene distante—. Podemos pasar por algo de comer en el camino.

—No, nos quedaremos aquí un rato. —Avisa Barry sabiendo que definitivamente necesitaba un rato a solas con Kailan después del enfrentamiento de Harrison—. Terminamos nuestros casos esta mañana.

—Diablos, sí que fue rápido. —Kailan arquea una ceja y Iris frunce el ceño. West padre aparta la vista apenado—. Eso sonó muy mal.

Barry se golpea la cabeza contra una pared cercana sin llegar a hacerse daño. Kailan cruza los brazos, escuchando a Joe hablando una vez más—. Sabes que está bien que desaceleres un poco, ya sabes, volver a como las cosas eran antes.

—Aparentemente es la única alternativa que me queda para combatir el crimen. —Dice a regañadientes—. Si no soy Flash, esto es lo que debo hacer.

Barry entra al pequeño taller en dirección a la habitación de la caminadora, dejando dentro del córtex únicamente a tres miembros del equipo. Iris niega con la cabeza y tras susurrarle a su padre que lo esperaría afuera, permite al detective y a la guardiana quedarse a solas, el momento que Joe esperaba. Da unos pasos hasta apoyarse junto a Kailan en la consola, ambos mirando al suelo impoluto de la habitación en silencio durante unos segundos. Suspira y Kailan alza la vista.

—Dime, ¿qué tan mal está por las tardes? —La pelirroja arquea una ceja, así que el otro sonríe a medias—. Kailan, los conozco desde que eran unos niños. No necesito tener los poderes que tú para saber que es imposible que te separes de él, especialmente ahora que más te necesita.

Kailan suspira, sintiendo que el alma le regresa al cuerpo. Por unos segundos había pensado, de verdad imaginando, que Joe sabía de la secreta relación que existía entre ella y su hijo adoptivo. No le importaría gritarlo a los cuatro vientos, pero simplemente aún no era el momento.

Ella aprieta los labios un poco antes de responder—. Está al nivel de cuando quedó en segundo lugar en la feria de ciencias de quinto grado...

—Oh, no es tan-

—... Y eso multiplícalo por un millón. —Interrumpe.

Joe bufa, rascándose un poco la barbilla—. Bueno, creo que no esperaba menos.

—Las cosas mejorarán, Joe. —Lo toma por el brazo y sonríe—. Yo me encargaré de eso.

—Lo sé, Kailan. —Asiente. Le coloca un beso sobre la frente y toma su chaqueta de la silla donde la había dejado al entrar—. Cuídalo.

—Sin dudarlo.

Joe se va y Kailan se deja caer lentamente por el suelo, sintiéndose agotada. Había estado deseando quedarse sola por al menos unos segundos desde que Barry y ella llegaron por la mañana a la comisaría; estaba del todo cansada, tanto física como mentalmente pero claro que no se lo dejaría saber al castaño, quien tenía ya suficientes problemas como para encima agregarle los suyos. No. Ella era la encargada de restarle estrés a su vida y eso era precisamente lo que iba a hacer, porque ese era su único propósito en la vida, incluso a costa de su fuerza y energía como estaba siendo ahora. Cierra los ojos, enterrando el rostro entre sus manos completamente segura de que podría tomar una siesta ahí en medio del piso del córtex, justo cuando unos pasos suenan detrás de la consola. Intenta levantarse de golpe pero al querer hacerlo, un mareo la azota y termina de rodillas contra el suelo, a penas y sosteniéndose con sus temblorosos brazos. Los pasos terminan por correr a ella y la ayudan a levantarse con delicadeza, procurando evitar otra caída por parte de ella.

—Dios, Kailan, ¿estás bien? —Pregunta.

La pelirroja asiente rápidamente, mareándose incluso más pero disimulándolo lo mejor que puede—. S-Sí, yo... Sólo resbalé.

—La torpeza no es algo natural en ti. —Niega el de rulos y la toma por los hombros—. Estás pálida y temblando.

—No es nada, sólo no he podido dormir los últimos días. —Se excusa apresuradamente, abrazándose a su cuerpo con intenciones de largar el tacto de Cisco sin llegar a hacer un gesto grosero—. Estoy bien.

—No luces bien, Rojita. Déjame llevarte a descansar a la camilla.

—Cisco, basta. No soy por quien deberías de preocuparte, ¿de acuerdo? Una de nuestras amigas fue secuestrada y el otro simplemente parece no ser el mismo justo ahora. —La pelirroja aprieta los labios—. Hay cosas más importantes.

—Kailan-

Ella lo interrumpe, alzando la mano—. Iré a buscar a Barry.

Esa pelirroja normalmente alegre comienza a alejarse a tropezones del de rulos, dejando al otro con un mal sabor de boca. La observa alejarse hasta perderse tras la puerta, casi cayéndose nuevamente. No había sido hasta ese momento que cayó en la cuenta de lo mal que se veía su amiga y realmente no entendía a qué se debía su estado tan deplorable. Claro, había cosas que no entendía de su amiga: Sus poderes que aparentemente comenzaban a evolucionar hasta volverse en algo asombroso, su procedencia verdadera y ese pasado que no comprendía del todo a pesar de que confiaba ciegamente en ella porque sus ojos grandes y verdes lo incitaban a hacerlo. Pero había algo que entendió desde un inicio con ella.

Su gran e incondicional amor a Barry Allen. Y ese amor probablemente sea el causante de todo su dolor.

Kailan cierra la puerta con cautela tras ella al entrar en la habitación, intentando no hacer mucho ruido para evitar perturbar la paz que Barry mantiene en la solitaria habitación. Lo ve sentado en la caminadora, con las manos entrelazadas sobre las rodillas y su vista pegada al suelo, luciendo perdido en sus pensamientos. Ella suspira y sonríe lo mejor que puede lograr, caminando a pasos pequeños hacia su chico hasta sentarse a su lado. Barry claro que sabe que ella se encuentra dentro, lo supo desde que sus dedos comenzaron a picar cuando ella se acercó a la puerta, pero no se mueve. Se queda quieto, en silencio, con únicamente el sonido de sus respiraciones rompiendo la tranquilidad del ambiente que los envuelve. Entonces, Kailan se desliza entre los brazos del castaño, hasta terminar con la cabeza enterrada en el hueco de su cuello, rozando su nariz con la piel expuesta del castaño, mientras Barry la acerca a su cuerpo por la cintura, intentando aferrarse a ella lo mejor que puede.

Y ojalá pudiera quedarse ahí una eternidad, con ella entre sus brazos.

—Estás temblando. —No pregunta, simplemente lo suelta. Acaricia con los pulgares por debajo de la blusa de Kailan su piel algo reseca—. ¿Tienes frío?

—No, estoy bien así.

—¿Estás segura? —Ella asiente sin alzar la vista—. No lo creo. Soy yo quien está haciéndote esto, ¿verdad?

—Barry...

—Sólo dímelo.

Kailan niega con la cabeza, refregando su nariz contra él—. ¿Recuerdas cuando, a los seis, mi primera mascota murió? —Susurra cerca de su oído, haciendo figuras irregulares en el pecho del otro.

—No me cambies el tema.

—Contesta y ya.

El ojiverde suspira—. Dios, claro que sí. Nunca te había visto llorar tanto como ese día. —Admite, aferrándola más contra sí. 

—Y la única razón por la que paré fue porque tú me consolaste y dijiste que Copito ahora estaría en el cielo de los gatos jugando a perseguir ratones con sus amigos. —Ella besa su cuello con calma, haciéndolo suspirar—. Creo que me tragaué esa historia hasta que cumplí quince, todo porque a ti te daba miedo mencionar lo contrario y que yo volviera a llorar así como ese día.

—Hey, no puedes culparme, sabes que siempre me he preocupado por ti. —Le da un toque a su barbilla para hacerla alzar la vista.

Kailan sonríe—. Ese es mi punto. —Pega la frente contra la suya. Barry se permite cerrar los ojos e inspirar el aroma frutal de Kailan—. Sé que siempre nos hemos preocupado mutuamente por nosotros pero quiero que entiendas que esto es algo que tenía que suceder. Yo existo por ti, lo recuerdas, ¿no? —Acaricia su mejilla con un dedo. El otro asiente a regañadientes, incapaz de formular palabra alguna—. Ya mejoraré, recuperaré condición y volveré a verme como antes, pero eso sólo pasará mientras tú confíes en que voy a estar bien, Barr. No puedo estar bien, hablando psicológicamente, si tú continúas torturándote mentalmente, de verdad creyéndote que todo lo que me sucede es por tu culpa de un modo para nada natural.

—Dios, Kailan, es que en serio no lo entiendes. —Niega con la cabeza levemente—. Te quiero tanto, no te haces una idea de cuánto, y verte así-

—Es normal, Barry. —Roza sus labios con cuidado—. Voy a estar bien, vamos a estar bien. Sólo necesito de tu parte, necesito esa sonrisa tuya recibiéndome cada que entro a una habitación y no la mueca de dolor que se te planta al verme las ojeras.

—¿Cómo no quieres que me preocupe por ti?

—No te pido que dejes de hacerlo, sólo te pido que dejes de culparte por esto. Necesito que dejes de hacerlo. Necesito que te quites ese peso innecesario de encima.

Barry abre los ojos, topándose de lleno con las grandes y brillantes esmeraldas de la pelirroja, examinándole el rostro. Dentro de sus pupilas está seguro de poder ver el alma de Kailan, tan pura y verdadera como siempre, pidiéndole de rodillas que dejase de lastimarlos a ambos al culparse por algo sumamente natural. Es entonces, que por el bien de su chica, el castaño asiente y toma por la nuca a Kailan, estampando la boca contra la suya en un delicado beso que no sube de tono, porque no es necesario.

Ella estaría bien mientras él lo estuviera, así de simple.

Las horas pasan y Barry y Kailan deciden quedarse dentro de ese lugar, solos y apartados de Cisco que andaba de un lado a otro, aún nervioso por el secuestro de su mejor amiga. Intentan ayudarlo y él acepta gustoso, diciendo después de un rato que necesitaban algo de distracción y descanso para evitar pensar tanto en Caitlin y en lo mal que le sentaba no tenerla con él. Kailan sale del córtex a recoger la comida que habían pedido, a unas calles de los laboratorios, dejando solos al moreno y al castaño. Cisco se apoya con los codos en la consola y mira a su amigo, el cual ladea la cabeza.

—¿Qué?

—¿Kailan está bien?

Barry arquea una ceja—. ¿Por qué la pregunta?

—La he visto algo... Decaída. —Él acerca un poco su rostro al ojiverde—. No tendrá que ver contigo, ¿o sí?

—No entiendo de que estás hablando. —Dice rápidamente, intentando no sonar nervioso. ¿Sabía la verdad sobre Kailan?

—Amigo, he visto como esa chica te mira; serías bastante tonto si tú no te dieses cuenta. —Barry expulsa aire de sus pulmones, algo aliviado pero no del todo. Eso también era un secreto que no quería contar sin la aprobación de su chica—. Y no estoy loco, según yo, cuando te veo mirándola de la misma manera.

—Claro, como a mi mejor amiga.

—No, yo veo a Caitlin así y viceversa. A ti te brillan los ojos cuando entra en la habitación. —Refunfuña, apoyándose en el respaldo de la silla—. Ni siquiera con Iris eras así.

—Yo...

—¡La comida llegó!

Barry sonríe al ver a Kailan entrar agitando las bolsas de Big Belly Burger en el aire, casi danzando a cada paso que da. Cisco larga una gran carcajada mientras la pelirroja coloca el alimento en la consola, comenzando a sacar sus respectivos pedidos. El de rulos se levanta un poco de su silla y se acerca al oído de Barry, quien no había podido despegar sus ojos de Kailan desde que escuchó su melódica voz inundando el lugar. 

—Te lo dije, enamorado.

Barry abre los ojos como platos, haciendo al otro reír por lo bajo para no alertar a Kailan y distraerla de su actividad. Definitivamente estaba encantado con su chica, le gustaba muchísimo y la quería desde que tiene memoria, pero amarla... Amar es algo demasiado grande, ¿no es así? Es decir, estaba seguro de que amaba a Iris desde siempre, que incluso algún día terminarían casados porque probablemente ese amor llegaría de nuevo a ellos -aunque ahora ya no estaba tan seguro de eso-, pero Kailan... 

¿Qué sentía en su totalidad por esa pelirroja irritante y llena de virtudes?

—¡Barry! —El castaño agita su cabeza, regresando la vista a Kailan cuando ésta lo nombra en una exclamación—. ¿Estás bien? Te llamé como cinco veces antes de que reaccionaras; te quedaste como ido.

—Sí, descuida. —La tranquiliza rápidamente, tomando la hamburguesa que ella tiene entre sus manos—. ¿Para mí? —Pregunta, cambiando de tema en un modo sutil que ni ella llega a identificar.

—Sí, y desde luego que hay más de donde esa vino. —Levanta una segunda bolsa grasosa con media sonrisa mientras que con otra mano le entrega un paquete de papas fritas—. Aunque claro que vas a tener que compartirlas conmigo.

—Trato hecho.

—Dios, a veces me siento como la tercera rueda cerca de ustedes. —Casi chilla Cisco, haciendo un puchero hacia Kailan—. ¿Cuándo me vas a dar amor así a mí, Kai?

—No compares. —Se burla la otra.

Barry ríe levemente y desenvuelve la hamburguesa tras poner las papas de lado junto a su gaseosa, listo para darle un bocado, cuando una ráfaga de viento entra en el córtex, revelando al siguiente instante a Vincent sangrando por la ceja y el labio. Kailan suelta un jadeo de sorpresa, dejando caer su comida hacia el suelo y prácticamente corre a Vincent a tiempo cuando éste trastabilla y se queja de un dolor en su pierna. Barry olvida cualquier otra acción para acercarse a la chica, ayudando al de cabellos platinados a sentarse en una silla que Cisco le ofrece. Vincent suspira adolorido y aliviado por poder al fin sentarse después de su agonizante carrera de vuelta a los Laboratorios S.T.A.R.

—Dios mío, Vince, ¿qué diablos te sucedió? —Pregunta en un hilo de voz la chica, tomándole el rostro con preocupación.

—Wells... —Balbucea con pocas fuerzas—. Veníamos de vuelta en la camioneta y... —Gruñe un poco cuando intenta acomodarse en la silla—. Joder, mi pierna.

—Estás sangrando y usaste tu velocidad, no fue la mejor combinación... Tranquilo, voy por algo para curarte. —Lo suelta y corre hacia la pequeña enfermería, dejándolo al cuidado de Barry.

El antiguo velocista lo ayuda a sentarse derecho en la silla—. ¿Qué pasó? ¿Dónde está Harry?

—Él-

Se ve interrumpido por una pequeña alerta proveniente de uno de los computadores que retumba por toda la habitación. Cisco se aproxima a la consola y teclea un poco, reproduciendo un video de lo que parecía ser una cámara de seguridad mientras Kailan regresa con un par de utensilios sobre una bandeja.

—¿Qué es eso? —Pregunta Barry, sosteniéndole a Kailan la bandeja mientras ella se sienta junto Vincent en otra silla, comenzando a limpiarle las heridas con la mayor precaución posible.

—Es la cámara de seguridad de la camioneta que ustedes se llevaron, grabó un accidente. —Todos alzan la vista hacia el de rulos mientras Vincent hace una mueca—. Esta es mi versión de Asistencia en Choques, como cámaras rusas pero ya saben, sin helicópteros de ataque y música que es en verdad mala y-

—Cisco... —Canturrea Kailan, mirándolo con la cabeza ladeada—. ¿Qué grabó la cámara?

—Cierto... Bueno, allá va.

Ellos dirigen su atención a las pantallas esparcidas por la pared el córtex cuando éstas comienzan a reproducir el video de seguridad. Barry deja la bandeja a un lado, en una mesa cercana, y se lleva las manos a la cabeza en el momento en que la imagen muestra cómo Harry, inconsciente por unos segundos, es arrastrado fuera de la camioneta con brutalidad por un hombre nada conocido. Detrás, el cabello de Vincent logra percibirse, pero no se ve movimiento por su parte.

El velocista platinado se queja al Kailan presionar sobre su ceja—. Así que eso sucedió cuando yo estaba inconsciente...

—¿Qué?

—Vince. —La pelirroja lo llama, parando con su acción—. ¿Qué pasó?

—Veníamos hacia acá. Él manejaba algo frustrado por lo que habló con Jesse; la verdad no sé muy bien lo que sucedió porque decidí quedarme afuera del lugar donde ella se escondía, no hay que ser adivino para ver que necesitarían espacio. Iba a preguntar pero antes me asomé a la parte trasera a acomodar su arma en el suelo cuando, de repente, la camioneta chocó contra algo que no pude ver. Me tomó por sorpresa, no lo vi venir. Mi cabeza pegó contra el filo del respaldo y algunos pedazos del parabrisas cayeron en mi rostro, por eso los cortes. —Explica en voz baja, mirando la grabación—. Me desmayé. Cuando desperté, Wells ya no estaba. Salí de la camioneta después de sacar mi pie que se había atorado en el asiento y vine corriendo hacia acá sin importarme la herida en mi pierna... Dios, debí de haberme puesto a buscarlo.

—Ssh, tranquilo. Estás lastimado, no puedes hacer mucho así. —Intenta consolarlo Kailan.

Barry, por su lado, camina de un lado a otro con las manos aún sobre su cabeza, sintiéndose derrotado. Pierde su velocidad y ahora aparentemente sólo cosas malas quieren suceder en su vida. Primero Caitlin, ahora Wells... No quería siquiera pensar en la posibilidad de que Kailan, estando así de débil, fuera la siguiente.

—Barry... —Lo llama la pelirroja, sacándolo de sus pensamientos. Sin embargo, él no baja la vista a ella.

—Cisco, ¿cuál es la ubicación del accidente?

El moreno teclea, mostrando en las pantallas un mapa con un punto señalando cierto lugar—. Aquí marca la señal, pero no tenemos cámaras de tráfico cerca para ver qué ocasionó el choque.

—¿Dónde se detuvo la camioneta por última vez?

—Pues-

—Woodman y Shore, antes de que volviéramos a la ciudad. —Interrumpe Vicent en un pequeño gemido de dolor—. Ahí fue donde encontramos a Jesse.

—Ella derecho de saber lo qué pasó con su padre. Intenten contactarla, mientras yo iré para allá a ver qué encuentro. —Avisa el castaño refiriéndose al lugar de la grabación.

—También analizaré el video, quizá pueda describir quién es ese sujeto con alguno de nuestros programas de reconocimiento facial.

—Bien. —El castaño toma su chaqueta y camina hacia la salida del córtex con su celular en la mano.

—Barr, voy contigo.

Barry alza la mano a Kailan cuando ésta deja el algodón y las pinzas en la bandeja—. No. Tú te quedarás con ellos, estarás bien aquí.

—Perdiste la cabeza. —A grandes zancadas Kailan lo encara, apartados de los otros dos—. Recuerda que yo te cuido.

—Ahora me toca cuidarte a mí. Kailan, estás débil y no voy a poder protegerte si algo ocurre. Necesito que te quedes aquí. 

—Dios mío, en verdad no entiendes que soy más fuerte de lo que crees. —Gruñe ligeramente enojada—. Podría ayudarte para buscar pistas, algo que nos sirva. Además, ¿quién te va a llevar?

—Iris está disponible a esta hora.

—¿Estás jugando?

—Kailan, por favor, no hagamos esto aquí y ahora. —Le suplica con las manos sobre sus hombros—. Termina de curar a Vincent, localiza con Samira a Jesse, intenten reconocer al hombre que se llevó a Wells y, por lo que más quieras, quédate con ellos.

La pelirroja rueda los ojos, apartándose de golpe de su tacto—. De verdad eres increíble.

Así, Kailan regresa al lado de Vincent y pone manos a la obra a su antigua actividad. Barry suspira y sin siquiera esperar un beso de despedida de su parte, toma su teléfono con ambas manos antes de teclear sobre la pantalla táctil y llevarlo a su oído.

—Iris, necesito tu ayuda.

Quizá no había sido la mejor decisión de Barry en el día.







Wujuuuu, capítulo nuevo. Este fin de semana espero poder avanzar en el maratón que se nos viene, jiji.

All the love! Xx

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