Yuya se apresuró a atrapar a Yuri, sin embargo, teniendo que lidiar con el peso de Yugo, era simplemente imposible que pudiera salvar a su compañero. Gritó, cerró los ojos para evitar ver la caída de uno de los jóvenes que amaba y las lágrimas se desbordaron mientras su corazón se rompía.
-Es demasiado pronto para rendirse-
Abrió los ojos, sorprendido y también aliviado enormemente cuando vio a Crow, en sus manos se encontraba Yuri, inconsciente, su armadura había sido retirada debido a que había perdido a su dispositivo, Starving Venom. Así pues, era fácil ver la gravedad de la herida que había recibido.
Yuya quiso llorar de nuevo, no era justo ¿por qué les estaban sucediendo esas cosas a ellos? no habían hecho nada malo ¿era por el simple hecho de haber nacido? si, probablemente era eso, nacidos de un demonio con un destino torcido por seres aún peores.
-Yuya, será mejor que se retiren- dijo Crow pasando a Yuri a la espalda de Sora, Jack, Reiji y Johan estaban con él -nosotros nos haremos cargo-
El chico de ojos carmesí negó, no había posibilidad de ganar Zarc ya tenía a Dark Rebellion, Clear Wing y Starving Venom consigo ¿es que no se daban cuenta de a lo que se enfrentaban?
-Ve, pon a tus compañeros a salvo- dijo Jack sin dejar de vigilar a Zarc, el hombre parecía estar disfrutando de la situación, nada asustado de la posibilidad de enfrentarlos a todos juntos.
Yuya se detuvo en ese momento, mirando a sus amados compañeros... quizás...
-Ve- Johan lo empujó suavemente antes de mirar a Kaito y a Sora para que lo ayudaran a llevar a los otros generales a otro sitio.
-Volveré- fue lo que dijo Kaito antes de volar hacia el edificio donde sabía Reiji había dejado a su compañero, Shun.
Yuya quiso decir algo más, sin embargo, la determinación en los ojos de sus superiores lo hizo imposible, solo le quedó, entonces, seguir a Sora y Kaito quienes ya se estaban alejando con los generales dimensionales.
-Perderán sus vidas inútilmente- sentenció Zarc mirando a los que se quedaron atrás sin mucho interés.
-Pelea primero, habla luego- contestó Johan antes de lanzarse primero a la batalla.
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Mientras tanto, Kaito, Sora y Yuya llegaron a la azotea donde se encontraba Shun, un equipo de emergencias ya estaba ahí, tratando al halcón junto con los demás guerreros heridos.
-Hay más heridos aquí- gritó Sora, colocando a Yuri con cierto cuidado en el suelo.
Yuya colocó a Yugo a su lado, mientras que Kaito colocó a Yuto del otro lado, ninguno de ellos se veía como si fuera a recuperar la conciencia pronto.
-Atiéndalo primero, tiene una hemorragia interna- dijo el hombre de Exceed a uno de los paramédicos, señalando al general de Exceed.
-También tienen que detener el sangrado en la espalda de Yuri y el cuerpo de Yugo- agregó Sora a otro paramédico.
Yuya solo los miró, incapaz de aceptar todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Podía escuchar detrás suyo los sonidos de la batalla y, súbitamente, empezó a sentir como si un agujero se abriera en su pecho mientras veía a los paramédicos hacer su mejor esfuerzo para salvar a sus amados compañeros.
El tiempo pareció ralentizarse mientras veía los pálidos rostros de Yuto, Yugo y Yuri cuyos ojos permanecían cerrados ¿es que acaso, ya no podría verlos de nuevo? ¿estaba destinado a perderlos como una vez Zarc lo perdió todo?
Destino maldito
Se llevó una mano al pecho, el vacío generado ante la idea de perder a sus amados dolía, dolía malditamente tanto que, por un momento, dejó de respirar.
-¿Yuya?- escuchó vagamente que alguien lo llamaba pero no pudo contestar, no cuando, de un momento a otro, su respiración se aceleró mientras la desesperación se abría paso dentro de su corazón. Sus ojos se llenaron de lágrimas y cayó de rodillas al suelo, si tan solo no fuera tan inútil.
Sus compañeros lo habían dado todo para asegurarse de que Zarc no lo hiriera, sin embargo, habiéndolos perdido a ellos ¿qué sentido tenía seguir adelante? si no podía estar con las personas que amaba ¿qué sentido tenía seguir viviendo? Estaría solo... solo por toda la eternidad.
"Esto no es posible ¿te estás rindiendo ya?"
Yuya abrió los ojos, no se había dado cuenta de que los había cerrado, sin embargo eso no era lo importante, sino el hecho de que pudo ver, justo delante suyo, a sus tres amados, sin ninguna herida visible, tan guapos como los recordaba.
"Yuya, sé que es mucho pedir de nuestra parte, pero tienes que ser fuerte" Yuto lo miró con un toque de tristeza en sus bellos ojos grises "no puedes dejar que él te venza de esa manera" el general apretó entonces sus puños y lo miró con firmeza, intentando transmitirle algo de confianza.
"No tienes que estar asustado de Zarc" intervino Yugo "estoy seguro de que encontrarás la manera de hacerle frente"
Yuya los miró un momento y luego negó "soy inútil, ustedes tuvieron que protegerme todo este tiempo y luego... y luego..." su voz ya no pudo salir de su garganta, atrapada ahí por su miedo a perderlos.
"Si... y fue malo de nuestra parte hacer eso" dijo Yuri un tanto arrepentido "no te dimos la oportunidad de crecer, pero... no nos arrepentimos tanto por ello ¿sabes porque?"
Yuya negó de nuevo, expectante.
"Pues porque te amamos" respondió Yugo con una brillante sonrisa "desde el primer momento en que te vi"
"Desde el primer momento en que te encontré" agregó Yuto.
"Desde el primer momento en el que te secuestré" continuó Yuri con algo de malicia, sin embargo, su declaración hizo que una pequeña sonrisa apareciera en los labios del chico de ojos carmesí.
Un momento después, esa sonrisa titubeó un poco "¿no están enojados?"
Esa pregunta pareció tomar desprevenidos a los tres generales.
"¿Porqué lo estaríamos?" preguntó el chico de ojos rosas.
"Por entrometerme en su relación" contestó Yuya antes de morderse los labios, ni siquiera él era consciente de esa duda que había permanecido hasta ahora en lo profundo de su corazón.
Yugo se rió un poco "claro que no lo estamos" contestó antes de llevar su mano a la mejilla del chico de ojos carmesí con el fin de distraerlo y no dejar que siguiera lastimando sus labios "nosotros no éramos nada sin ti"
"Teníamos buen sexo y eso" explicó el chico de ojos rosas "pero no nos dimos cuenta de lo importantes que éramos los unos para los otros hasta que te conocimos" se encogió de hombros "y te volviste parte de nuestro mundo"
Inmediatamente después de decir esas palabras, los labios de Yuri formaron, lo que sería, una de sus primeras sonrisas verdaderas, dejando sin habla a sus compañeros, sobretodo a Yugo y Yuto, quienes eran los que lo conocían de más tiempo.
Yuya, sin embargo, solo pudo sonreírle de vuelta, esas palabras, en conjunto con lo dicho previamente por Yuto y Yugo, hicieron que su corazón pesara menos.
"Ahí está, la sonrisa que amamos" dijo Yuto acercándose a Yuya para tomar sus manos y ayudarlo a ponerse de pie "se fuerte amor"
Yugo se acercó también y colocó su mano en el hombro izquierdo del chico de ojos carmesí "eres más fuerte de lo que crees, que no te intimide cariño"
"Yuya" Yuri se acercó y colocó su mano en el otro hombro del chico de ojos carmesí "creemos en ti, siempre lo hemos hecho bebé"
El corazón de Yuya latió con fuerza ante esas palabras y olvidó todo lo demás, la calidez recorrió su cuerpo y no pudo más que sonreír mientras su emoción se expandía.
"Ve, Yuya"
Las tres voces se mezclaron y sintió algo posarse sobre sus labios, fue, exactamente, como si sus tres amados lo besaran al mismo tiempo. Cerró sus ojos y lo vio, aquello por lo que había esperado... el péndulo de su alma.
+++++
Yuya abrió los ojos solo para encontrar el caos en la azotea del edificio, sus compañeros habían sido retirados a una de las tiendas establecidas para tratar sus heridas y ni Kaito ni Sora estaban a la vista. Solo él permaneció de pie mientras la gente se movía alrededor como en cámara lenta mientras el cielo encima se arremolinaba con nubes negras.
Yuya lo sintió entonces, había sido alcanzado.
Se dio la vuelta y levantó la mirada, topándose con unos hermosos ojos dorados.
-¿Me extrañaste Yuya?- preguntó Zarc maliciosamente.
El chico de ojos carmesí no contestó, su mirada examinando el cuerpo de Zarc, no había ninguna herida, sin embargo, eso no era lo importante, sino el hecho de que el hombre sostenía a otro hombre por el cuello de sus ropas, era nadie más y nadie menos que Kaito, inconsciente... totalmente vencido.
-¿Qué les hiciste a los demás?- preguntó el chico de ojos carmesí bastante tranquilo.
-Ellos me enfrentaron primero, Kaito fue el último ¿tu que crees?- respondió Zarc elevando su brazo para que viera al hombre de Exceed -¿vas a dejar de esconderte detrás de ellos ahora?-
Yuya se mordió el labio inferior, dudando, sin embargo, las palabras de aliento de sus compañeros resonaron en su mente y eliminaron su vacilación, era hora de demostrar lo que valía.
Tenía que ser fuerte, demostrar que era digno del sacrificio de tantas personas, pero por sobre todo, digno de ser amado por sus compañeros. No dudaría, ya no más.
-Adelante- fue lo que dijo mientras se elevaba en el aire.
Zarc sonrió, arrojando a Kaito a la azotea, sacudió sus manos e hizo aparecer su espada-látigo.
-Te ves muy confiado- comentó el hombre de ojos dorados, cuando Yuya no contestó no pudo evitar burlarse un poco -bien, acabaré con toda esa confianza tuya-
Esta vez fue el turno de Yuya de reír, sin embargo no lo hizo, puesto que solo saldría una risita nerviosa de sus labios ¿confianza? si claro, en realidad, por dentro estaba temblando de miedo, sin embargo, se había prometido a sí mismo que sería fuerte, tal y como sus compañeros lo habían pedido. Así pues, no dijo nada mientras invocaba sus propias armas, llegó el momento de pelear.
Zarc sonrió y se lanzó al ataque, la espada-látigo chocando contra las katanas, produciendo un feroz rugido metálico, como si dos bestias vivas se estuvieran enfrentando entre si.
El hombre de ojos dorados retrocedió, no había esperado que Yuya pudiera resistir uno solo de sus ataques. Bien, eso sería más divertido.
Uno, dos, tres golpes, pronto Zarc se dio cuenta de que, aunque el chico de ojos carmesí podía soportar los ataques de su espada, en realidad eso era todo lo que estaba haciendo, no estaba haciendo ningún esfuerzo por atacarlo.
-¿Vas a defenderte hasta la muerte?- preguntó al chico de ojos carmesí.
-Solo hasta que te rindas- contestó Yuya haciendo que Zarc se riera, esa declaración era tan absurda, sobretodo cuando estaba a solo un paso de recuperar todo su poder.
-Veamos cuánto aguantas entonces- dijo antes de blandir su arma, un pequeño torbellino se formó a partir de la generación de viento del filo de la espada y creció a medida que se lanzaba contra Yuya.
El chico de ojos carmesí retrocedió, no había manera de que pudiera contratacar el viento con fuego. Zarc se rió mientras lo veía huir.
Yuya voló a toda velocidad lo más lejos que pudo, el torbellino pisándole los talones, entonces, justo cuando estuvo a punto de tragarlo el chico se hizo a un lado dejando que el torbellino se impactara contra un edificio. Los cristales estallaron pero el edificio, siendo de puro concreto, resistió el azote del viento.
-Eso no será suficiente- dijo Zarc habiéndolo alcanzado demasiado rápido.
Yuya apenas se dio la vuelta para ver lanzas de hielo precipitándose hacia él. Tomó con fuerza sus katanas y estas se envolvieron en llamas, de esa manera pudo usarlas para desviar las lanzas de hielo.
No tuvo un descanso antes de unas lianas surgieran del edificio que acababa de salvarlo y lo sujetaran, llevándolo a impactarse contra el concreto. El chico de ojos carmesí se retorció, buscando que las malditas enredaderas no le cortaran la respiración.
Zarc lo observó atentamente ¿cómo se liberaría esta vez el último de sus vestigios? una sonrisa surgió en sus labios cuando vio que las lianas se encendían en llamas, de inmediato envió una ráfaga de viento para avivar el fuego.
Yuya gritó, saliendo a toda velocidad, pero no pudo evitar quemarse un poco con su propio fuego. Eso era lo que Zarc había estado buscando.
-Aún te hieres con tus propios elementos- comentó el hombre de ojos dorados -es una lástima-
Un momento después, sin embargo, una descarga atravesó su cuerpo, azotando cada una de sus células con dolor. Miró a Yuya, el chico le había lanzado un rayo eléctrico.
-Te arrepentirás por ello- aseguró Zarc moviéndose un poco para recuperar sensibilidad.
-No lo suficiente- contestó Yuya antes de volver a lanzarle rayos eléctricos de color azul, uno tras otro, no permitiendo que el hombre de ojos dorados los esquivara ni se apartara lo suficiente de él.
Zarc gruñó, después del primer rayo los siguientes que le impactaron le hicieron un daño menor, aún así, era muy molesto. Tomó su espada-látigo y la desplegó, en un instante las cuchillas salieron disparadas hacia Yuya que solo pudo interponer sus katanas para evitar salir lastimado.
Para su sorpresa el látigo se extendió envolviéndolo con todo y sus armas. El dolor lo hizo gritar mientras las heridas se abrían por todo su cuerpo.
-¿No te gusta el dolor?- preguntó Zarc acercándose -ahora piensa en vivir con ello cada día durante toda tu vida-
Yuya dejó de gritar al escuchar esas palabras, miró al hombre de ojos dorados y con dificultad contestó -nadie aquí... te ha... lastimado- jadeó -fue Leo y Ray-
-¡NO MENCIONES ESOS NOMBRES EN MI PRESENCIA!- así, en tan solo un instante y sin haberlo planeado, Yuya encendió la ira de Zarc.
Los cielos, que ya se habían oscurecido desde hacía tiempo, retumbaron acorde a la ira del hombre más poderoso de todas las dimensiones.
-¡NADIE ES INOCENTE, TODOS SABÍAN LO QUE ESE MONSTRUO ME HACÍA Y NADIE HIZO NADA!- apretó su agarre sobre su arma y las cuchillas se incrustaron con más fuerza en la carne del chico de ojos carmesí -TODOS TIENEN QUE PAGAR POR MI DOLOR-
Yuya gritó pero sus gritos fueron apagados por el retumbar de los cielos y de la tierra.
Los ojos dorados, llenos de ira, se volvieron hacia el chico de ojos carmesí -se acabó, entrégame lo que me pertenece- ordenó, de golpe su diversión había terminado, tan solo recordar lo que esa maldita arpía y su padre le habían hecho... ¡NO QUERÍA RECORDAR MÁS!
Yuya lo miró, sus ojos llenos de lágrimas -destruirlos... no cambiará nada- al igual que el darse por vencido no cambiaría el daño hecho a las personas que amaba, solo podía ser fuerte, ser fuerte para evitar que más personas salieran heridas.
-No... mires... atrás-
Las anteriores palabras de Yuya habían hecho que Zarc se enfadara aún más, sin embargo, sus últimas palabras lo desconcertaron ¿no mirar atrás? Antes de que supiera que estaba pasando se dio cuenta de que una de las katanas habían desaparecido. De repente sintió un dolor agudo atravesar su pecho. Sorprendido, bajó su mirada y vio una hoja afilada sobresaliendo.
-Tú...- Zarc gruñó haciendo que las cuchillas se clavaran aún más en el cuerpo de Yuya.
Éste, sin embargo, solo pudo darle una débil sonrisa antes de decir de manera pausada -Pé... ndulo... del... alma-
Los ojos de Zarc, se abrieron de golpe, no... ¡ESO NO!
Una luz blanca emergió de su pecho y pronto dejó de ver todo lo demás.
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Parpadeó y miró a su alrededor, se puso furioso al darse cuenta de lo que había pasado, estaba en un gran espacio en blanco, encerrado.
-¡Déjame salir Yuya!- gritó ¿cómo había permitido que el chico de ojos carmesí lo enfadara de esa manera? se había descuidado tan estúpidamente -¡YUYA!-
-Estoy aquí-
Al darse la vuelta Zarc se encontró cara a cara con el chico de ojos carmesí, había aparecido de la nada, pero no fue solo él, una versión gigante del dispositivo de Yuya, un péndulo, colgaba encima de ellos.
-Libérame ahora- exigió Zarc -no tienes idea de lo que acabas de hacer-
-La tengo- contestó Yuya con calma -es la única manera de vencerte ¿no es así?- levantó su mirada hacia el cristal que se balanceaba suavemente -este es el péndulo de tu alma-
Zarc gruñó -no, no es así-
-Lo es- contestó el chico de ojos carmesí de vuelta -¿lo has mirado con claridad? está lleno de oscuridad, al igual que tu corazón-
Una vez dicho eso, la habitación cambió de color, una película ligera de color morado la recubrió, mientras que el interior del cristal se llenaba de partículas oscuras.
Zarc apretó los puños y se negó a decir algo.
-Pero yo no creo que eso sea absoluto ¿no es así?- continuó Yuya ante el mutismo del hombre de ojos dorados.
-No funcionará- interrumpió Zarc -no vas a hacerme ver que hay bondad dentro de mí, estoy consciente de lo que he hecho y no me arrepiento de haber matado a todas esas personas y mucho menos a Leo y a su zorra-
Yuya asintió -las habilidades del alma son muy fuertes, pero no son infalibles- aceptó -tienen la cualidad de juzgar el cuerpo, la mente y el alma, la última habilidad ejecuta el castigo-
Zarc simplemente lo miró -¿vas a ejecutarme Yuya?- se burló -siento decirte que esa es la habilidad de Yuto-
-No yo...- el chico de ojos carmesí miró al suelo, una débil sonrisa formándose en sus labios antes de volver a mirar a Zarc a los ojos -tampoco juzgaré tu alma-
Esas palabras desconcertaron a Zarc -entonces ¿cuál es tu motivo para traerme a este lugar?-
Esta vez Yuya no contestó y el hombre de ojos dorados no tardó en darse cuenta -¿vas a encerrarme aquí?- de nuevo el chico no contestó y Zarc se rió -eso es imposible-
-Sabes que no es así- contestó Yuya secamente.
El ceño de Zarc se frunció -¿te sacrificarías a ti mismo para detenerme?- preguntó.
-Si es necesario- contestó sin un solo titubeo.
-No volverás a ver a tus amigos-
-Lo sé-
-No volverás a ver a tu familia-
-Me queda claro-
-No volverás a verlos a ellos-
Sin necesidad de decir sus nombres el chico de ojos carmesí sabía a quiénes se refería pero se mantuvo tranquilo.
-Hago esto por ellos- contestó -para que puedan vivir en un mundo sin más guerras ni bajo el dominio de nadie más-
-¿Porqué?- preguntó Zarc sin comprenderlo -¿porqué lo harías? no recibirás nada a cambio-
Yuya sonrió ante esa pregunta -¿no es obvio? porque los amo- contestó mientras las lágrimas se derramaban de sus ojos, aún así, su sonrisa no disminuyó.
Fue entonces que la película se desprendió y el cuarto volvió a ser blanco prístino, sumergido en el más absoluto silencio que fue roto por las siguientes palabras de Zarc.
-Yo no conozco el significado de esas palabras-
El chico de ojos carmesí asintió, acercándose al hombre de ojos dorados, la ira y la frustración se habían desvanecido de su semblante -dime- extendió su mano hacia él -¿no quieres conocerlo?-
Los ojos dorados se encontraron con los ojos carmesí ¿podía? ¿cómo podría? No, no debía olvidar su verdadero propósito, todos tenían que pagar por lo que habían hecho, entonces... ¿porqué estaba dudando ahora?
-Porque eres humano y como tal quieres lo que todo el mundo anhela, ser amado-
Zarc negó, las palabras de Yuya no podían ser ciertas, habiendo pasado tanto tiempo siendo llamado monstruo, demonio... habiendo lastimado a tantas personas... ¡no! ¡nada más esperaba por él ahí afuera! solo le quedaba destruirlo todo.
Entonces, cuando estuvo a punto de rechazar la mano de Yuya fue que una imagen llegó a su mente, de unos bellos ojos azules.
-Si yo puedo ser feliz ¿por qué tu no?-
Y esa, era la pregunta más importante de todas, ¿era digno de alcanzar la felicidad?
+++++
Notas de autor: ¡Volví! con suerte mucho antes de lo que esperaban >:D
Y también para anunciarles que este es el penúltimo cap de esa serie, el que sigue es el final wuuuu \^^/
Así que, espero que les haya gustado y me dejen sus comentarios y votitos, nos leemos luego ^^/