- Eres el dolor más bonito en mi vida-
{Shun}
Kanon me llevaba a el hospital en auto. El silenció durante todo el viaje es infernal, pero me preocupa más el hecho de saber lo que encontraré del otro lado de la puerta cuando llegue. Por una parte me siento tranquilo de saber que sólo estamos el y yo, pero por otro lado no dejo de preguntarme cuándo sera que el pasado volverá a el presente.
Para nuestra buena suerte nos han atendido demasiado rápido, es aquí donde soy presa de todos los recuerdos de mis malos momentos. Aquella primera vez cuando el me había golpeado con una lámpara; el cómo caí a el piso atónito con lo que acababa de pasar.
Me estremesco.
Volteo a ver a Kanon, quien se mantiene en el marco de la puerta, mirándome. Tomo una profunda respiración, forzando a mi mente a resistir. Subo a paso lento hasta el segundo pisó, y está vez la primera habitación que revisó es la de mi hermano.
Ikki...
Realmente el se ve demasiado tranquilo, no negare que al estar a su lado me pongo nervioso... Realmente no se porque estoy aquí.
Porque es mi única familia.
Sí, el es lo único que me queda, fui demasiado cruel con el, jamas debí de haberle dicho aquellas crueles palabras... Perdoname, Ikki.
Han pasado un par de horas desde que llegue, mi hermano por un corto momento abrió los ojos y... De alguna manera me sentí sumamente feliz.
La hora de visita acabo y Kanon me lleva de regreso a la casa de Albiore.
Me siento en un extremo de la cama, y tomo entre mis manos la fotografía que adorna el buro - De mi hermano y mía -. Estoy tan agotado, tan deprimido, todo esto es tan difícil... Pronto me quedó dormido.
Cuando despierto me encuentro cubierto por una sabana blanca y mi cabeza reposa sobre una almohada. Puedo oír la voz de Albiore y Kanon hablando.
- Parece tranquilo - escucho decir a Kanon -, no se ha mostrado como una persona lo haría en su situación.
- Creo que solo intenta ser fuerte - Dice Albiore.
- ¿Crees que necesita ayuda?- le escucho preguntar a Kanon.
- Más de lo que creés - suspira Albiore.
Y entonces la puerta se abre, dejando entrar a Kanon.
- Hey, estas despierto - dice llegando hasta mí.
Pero no respondo.
Lo miró con un tanto de molestia. Hay cosas entre este sujeto y yo. Un pasado en el que apesar de que fue bueno conmigo, cuando desapareció así sin decir nada, me lastimó. Es probable que el no lo sepa, porque al igual que con Hyoga, nunca le dije que se había vuelto mi esperanza. Kanon había llegado en el momento preciso, creó que ese fue el momento en el que más necesitaba de alguien. Era enero de nuestro último año como estudiantes de secundaria; habían pasado 2 años desde que mi vida se habia vuelto un infierno. Tenía 14 años, y para ese momento ya me sentía desechó.
Entonces... El apareció. Mi héroe. Mi primer amor. Me había gustado de una manera tan infantil e inocente porque era muy amable. Era la clase de chico que atraía amigos como un camión de helados con los niños en pleno verano. Hacia sentir a todos como sus amigos. Lo admire mucho por eso. Especialmente porque el seguía demostrándome que valía la pena seguir.
A principio de marzo el comenzó a tratarme de una manera muy especial. Citas. Fiestas. Mi primer beso y de eso tan simple había traído de vuelta mi esperanza.
Al término del mes de abril desapareció.
Y ahora esta aquí nuevamente.
Cuando Kanon esta a punto de decirme algo en la puerta aparecen Albiore y... ¿Hyoga?
- Te buscan - Murmura Albiore.
Distingo el intercambio de miradas entre uno y el otro. Por parte de Kanon puedo ver un gesto de burla, y por parte de Hyoga un ceño fruncido - Más de lo normal - y un poco de desconcierto.
- No creo que este en condiciones de hablar - Kanon se interpone entré Hyoga y yo, y como por instinto lo empujo lejos. Aferrándome a el instante al pecho de Hyoga, sintiendo como sus brazos a el rededor de mi me deshacen. Lloro por primera vez por lo ocurrido con mi hermano.
Gradualmente comienzo a darme cuenta de dónde estoy y en el pecho de quien estoy enterrando mis mortificaciones. Me separó por completo de Hyoga y vuelvo a recostarme. Me he desahogado lo suficiente. Cierro los ojos con la esperanza de que al abrirlos nada de esto este pasando, pero encuentro la mano de Kanon empujando un pañuelo hacia mi. Lo tomo con cautela. Lo uso para limpiar mi cara y nariz, dando gracias con un susurro.
Hyoga tose haciéndonos ver que él sigue ahí. Cuando lo veo no hago más que preocuparme por el desastre que he hecho en su camisa.
- Lo siento - le digo.
El sonríe y mi corazón se acelera.
- No importa - pasa su mano por sus cabellos - un gesto que me descoloca por completo -, y se sienta junto a mi en mi cama.
Albiore toma a Kanon por el brazo y le pide salir. Cuando la puerta se cierra puedo sentir como un poco de mi agonía se va. Observo a Hyoga sin ser capaz de decir algo. Esta preocupado, no encuentra las palabras que debe decir ahora. Pero no las necesita, su sola presencia me tranquiliza, aunque sus intenciones sean mentira.
- ¿crees que el me odia?- preguntó. Pero antes de que pueda responderme recuerdo que Hyoga no sabe de la historia entre mi hermano y yo. Tomó el retrato de ambos y no puedo evitar pensar que fueron aquellas palabras las que desmoronaron a mi hermano; fui su soporte todos estos años, y de pronto me aparte y lo deje caer. Sonrió un poco, pero pronto siento las lágrimas caer. Los recuerdos inundan mi alma, desde aquellos días en los que había luz, hasta el ultimo día que vi a mi familia. Nunca debí irme de casa, mucho menos haber dicho esas palabras.
Hyoga dice mi nombre mientras intenta calmarme. Me pone de pie y va tras de mi, envolviendo sus brazos en mi cintura con fuerza. Me inclinó hacia delante, el peso nos gana y caemos a el piso de rodillas; su cuerpo al rededor de mi por detrás, sus brazos aprisionados fuertemente sobre mi. Me balanceo y el me sigue, me lamentó y gimoteo, apretando contra mi oechola fotografía de mi hermano; derramando mi dolor de una manera que no había permitido desde que me entere de la noticia.
- Le dije cosas horribles - Gimo
- Pero no fue tú culpa - Susurra contra mi cabeza.
- Lo deje;fue mi culpa -
- Tal vez - me aprieta más a el -. Pero tal vez no, nunca sabes lo que el resultado de tus acciones puede traer; no puedes culparte por algo que es posible nunca estuviera en tus manos evitar.
- Aun así... Lo deseé ¿que clase de persona piensa en la muerte de alguien más? Hyoga, muchas veces pedí porque a el día siguiente el no abriera los ojos; que se ahogara con el alcohol.
- Shun, mirame -Hyoga toma mi rostro entre sus manos -. Esta bien, lo hiciste porque el te hacia daño. - Mis ojos se abren como platos al escuchar aquello - ¿crees que no me daba cuenta? Tal vez nunca me lo dijiste, pero era fácil ver que alguien te hacia daño.
- Lo pensé - repito.
- No importa. Puedes desear que quien te haga daño desaparezca; incluso si soy yo...
╭══• ೋஜ•✧๑🌸๑✧•ஜೋ •══╮
೫๑》🌸🍃 🍃🌸Ꮛ《๑೫
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