Beast |h.s|

By Somedayniall

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Eres solo una estatua del chico que solía conocer. advertencia de contenido delicado @somedayniall More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
nota
Capítulo 20
nota
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Epílogo

Capítulo 9

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By Somedayniall


Kate

Eran las dos y media de la tarde, hora que marcaba el reloj colgado en la cocina. Me había preparado un almuerzo ligero y no es más que para comenzar mi dieta. Hoy había despertado más decidida que nunca por el simple hecho de confirmar que él no estaba aquí, que ni siquiera estaba en este país. Sucedió ayer a las 11 de la mañana, él había llamado para avisarme que había llegado al otro continente, que estaba en camino al hotel y que allá eran las 6 de la mañana. La sonrisa era inevitable en mi boca, a pesar del mal rato que me hizo pasar, no importaba ya.

Luego de terminar con mi último bocado de comida saludable, deje los utensilios en el lavavajillas, nadie me obligaría a limpiarla así que no iba a hacerlo, solo porque yo lo quería así. Tomé mi bolso previamente preparado -sí, estaba dispuesta a salir- y, mientras deslizaba las manos por el vestido un poco arrugado por mis movimientos, me dirigí a la salida. El chico no me llamaría, había dicho que haría las compras, que es cierto de cualquier modo.

Me coloqué un abrigo, cubriendo mis brazos destapados, ya que aquí sigue haciendo frío, y abrí la gran puerta de madera. Un suspiro salió de mi boca, era algo tan sencillo pero a la vez tan difícil para mi, un poco de adrenalina no hacia mal, claro, si a esto le podemos llamar vivir la adrenalina. Cerré la puerta cuando estuve ya afuera, las llaves estaban dentro de mi bolso, al igual que el móvil por si algo pasaba, entre otras cosas más. Ahora lo que tenía que decidir era a donde ir, quería ir a todos lados, quería conocer y recordar lugares, quería hacer todo hoy. Sentía que el mundo me pertenecía.

...

Llegué a un centro comercial cerca de casa, se que esto no es nada, pero estoy comenzando. Ni siquiera me acordaba de como conducir un auto pero intentaría hacerlo e investigar un poco de ello, tal vez pronto -cuando esté lista para ir más allá- iré nuevamente a ver los clásicos de la ciudad y así, ¡Incluso podría ir a otras ciudades! sería un gran paso para mi, pero por ahora, me conformaría con esto.

Visité unas cuantas tiendas gastando el dinero en efectivo que Harry había dejado a la vista, comprando un poco de ropa decente, maquillaje nuevo y utensilios necesarios. Necesitaba recuperar esa cara que tenía a los 19 años que tanto había cambiado. Cuando recorrí la mayor cantidad de tiendas, decidí terminar el recorrido yendo a una cafetería que queda frente al gran centro comercial que acababa de recorrer. Unas cuantas personas se me había acercado promocionando sus trabajos, sin importancia yo guardaba cada folleto en una de las bolsas prometiendo inútilmente echarles un ojo, mucha publicidad después me encontraba dentro de la deliciosa cafetería.

—Un frappuccino— pedí torpe el primer café que se me hacía familiar y que por la imagen, se me apetecía. El hombre tras la caja registradora tecleó en ella, cobró el café y finalmente me extendió una pequeña boleta.

—Puede retirarlo allí— apuntó a unas trabajadoras, asentí sonriente y me acerqué a ellas. Luego de todo el proceso salí de la tienda con el café.

Olía de maravilla y se veía de igual forma, estaba consiente de cuanta azúcar, cafeína y demás productos tenia pero ya al tener este en mi mano fue difícil no tentarme. Antiguamente tomaba bastante café, Harry hizo que lo dejara por cuestiones de salud o distintos motivos que se le ocurrían. Ya no.

Entonces un clic sonó en mi cabeza, había comenzado a caminar sin dirección. Me había dado cuenta de ello a tiempo, o si no me perdía. Volví a la parada de buses por donde despistada había pasado, dispuesta a viajar en uno de estos a casa.

...

Llegué a casa por segunda vez luego de haber salido, había ido a comprar unas cuantas cosas para comer en este tiempo, todo un poco más normal. Eran las seis de la tarde, comencé a guardar la ropa comprada en el armario cuando Harry llamó, tomé el teléfono y volví a mi antigua posición con el artefacto entre mi hombro y mi oreja.

—Buenos días— saludó, yo continué con lo mío -Buenos días- repitió.

—Buenas tardes— murmuré, sacando la ropa de la penúltima bolsa que quedaba.

—¿Qué hora es? ¿Ya fuiste de compras?— su voz era tosca a pesar de las preguntas, mordí mi labio tratando de concentrarme en la conversación.

—Son las seis, ya fui por todo—

—Bien, entonces yo iré a buscar un almuerzo o algo, adiós Kate—

—Adiós— él colgó la llamada luego de eso, yo posicioné el teléfono en la alfombra y seguí guardando las cosas. Cuando di vuelta la última bolsa cayeron todos los folletos con algunas prendas.

Cuando todo estuvo en su lugar tome los tres folletos esparcidos -había exagerado un poco, lo sé- y me puse a leerlos -esto hace el aburrimiento- había uno de clases de tango, un gimnasio el que me parecía útil y finalmente una compañía de telefonía móvil, pero nada sobre trabajos, ni siquiera se el por qué yo pensaba encontrar uno.

Ahora, no sabía qué hacer, el tiempo relativamente me sobraba. Leer un libro, dormir un poco, darme una ducha o aunque probablemente llamar al gimnasio sería la mejor idea. Tomé el teléfono de la alfombra y marqué el número del folleto, esperé un momento y una mujer un tanto amarga contestó con un 'Gimnasio Pacífico ¿En qué puedo ayudarlo?' Eso inicio una serie de preguntas y pedidos por mi parte acerca de las rutinas, horarios, entre otras informaciones que me serian útil. Finalmente me decidí en entrar a ello constando de una mensualidad no tan injusta; sesiones de ejercicios, detalles de la alimentación, etc. Eso sería suficiente.

Harry

Despierto y con la cabeza llena de ideas me encontraba en la habitación de la cual no salía desde después de almuerzo. Trazaba unas cuantas líneas en el gran papel blanco -que ahora estaba rayado- frente a mi.

Mi concentración se vió interrumpida cuando suaves golpes se escucharon en la puerta. Suspiré mientras rápidamente pasaba mis dedos por mi pelo enredado y pedía porque no fuera la indeseada y molesta chica de ayer. Mi suerte obviamente no estaba de mi lado.

—Buenas tardes Harry— me dijo ella entrando sin ser invitada.

—Señor Styles para ti— murmuré aun que fui ignorado. Ella se acercó a mi trabajo, observándolo por un momento y volviéndose prontamente hacia mi.

—¿Aún no llevas nada?— su mueca de disgusto me hacía creer que ella en realidad no estaba muy informada —Pensé que eras el mejor en ello— señaló mi trabajo.

—Oh, nena ¿Tú siquiera piensas?— tal vez esas hubiesen sido las palabras indicadas, pero solo las pensé, seguía siendo la asistente de mi jefe, no es debilidad, solo un poco de paciencia por ello —Esto no va tan rápido— finalmente solté y ella sonrió sarcástica.

—Y bien Harry ¿No quieres salir a por unos tragos conmigo? tanto trabajo hace mal—

Vamos, oh no, díganme que ella no me dijo eso.

—¿Te das cuenta que hace medio minuto me has dicho que no llevo nada y me sales con esto?— ella se encogió de hombros.

—No sé, solo digo— susurró mientras golpeaba sus largas uñas contra la mesa, suspiré nuevamente y negué con la cabeza.

—No quiero sonar como un pesado— en realidad si que quería —pero ¿Podrías irte? tengo trabajo que hacer—

Me senté sin más en el lugar para seguir trazando las líneas que tenía en mi boceto mental, no me percaté de lo que ella hacía hasta que un peso cayó sobre mis hombros. Ella me estaba abrazando, o más bien, ella se apoyaba en mi.

—Ruby— alargué, ella no se inmutaba en lo más mínimo —Suéltame ahora— mi voz sonaba molesta, pero no la espantaba. En cualquier momento la paciencia se iría por la borda —¡Ruby!— grité enojado, cansado de verdad, ¿cómo se atrevía a ser tan zorra? besaba mi cuello como si creyera que produce algo en mi. Esperen, ella producía algo en mi, asco.

Me levanté humillado de donde me encontraba, dándole frente a mi reciente problema, no creía que con tan solo dos días de conocerla podría ser tan así. Mientras tanto, la chica sonreía como si nada pasara ¿Era esto enserio?

—Relájate Harry— susurró ella abrazándome nuevamente por los hombros, suficientemente cerca como para darme cuenta la gran cantidad de labial que ella usaba, asco repito.

—No me gusta ser malo con las chicas, pero es en serio, o me sueltas por las buenas o me veras obligado a hacer algo— estaba serio, tanto como para que cualquiera se diera cuenta de ello, pero ella no, dios, no se hartaba.

—Uh, Harry malo, me gustaría ver eso— oh, cariño, no y lo sabes —Me arriesgo— fue lo que dijo antes de estirarse lo suficiente como para que sus pintados labios tocaran los míos.

Ella me había besado. Yo no soportaría eso.

—Nunca te atrevas a hacer eso de nuevo— susurré mientras tomaba libremente su pequeño cuello entre mi mano derecha, su cara de diversión se iba al sentir mis dedos en su piel.

—Harry— ella trataba de chillar, tratando inútilmente de detenerme. No es lindo que las personas no entiendan el significado de un 'para' o un 'basta'.

Mi agarre en ella se hizo tal que su cara palideció mientras sus gestos rogaban por un poco de aire. La solté. No quería matarla, solo quería hacerla entender, porque bueno, se lo merecía.

—Escúchame bien idiota— comencé —No quiero que nunca, pero nunca más intentes algo conmigo ¿Entiendes? nunca más, tampoco quiero que tu jefe se entere porque estoy dispuesto a buscarte solo para matarte con mis propias manos ¿Quedó claro?—

—Déjame ir— chilló en el suelo, con el maquillaje cayendo de sus ojos junto con sus lágrimas de muñeca.

—Vete, pero tenlo claro, no soy un cualquiera Ruby—

Ella, como una gata, se levantó y abrió la puerta como si dependiera de ello. Luego de unos cuantos minutos en la misma posición esperando por si ella volvía a aparecer o algo así, me metí al cuarto de baño. La cara roja, el cuerpo tenso. Alguien me había besado sin mi puto consentimiento ¿Y saben? no me había gustado. Yo solo quería a Kate aquí y ahora, tan frágil y sensible como siempre.

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