1981.
Supieron que todo iba mal cuando el perro negro rascó la puerta trasera de la casa. Le dejaron pasar, aovillarse junto a la cuna de Harry, y le escucharon sollozar durante horas.
Al final, James se sentó junto al animal, que tenía el pelo mucho más corto que la última vez.
-Vamos, Sirius, cuéntame qué ha pasado.
EN momentos como aquellos, James parecía ser el maduro.