#Capri II.

1.1K 68 1
                                    

«Agosto de 1976.
Marlene McKinnon y el chico muggle que conoció en la playa.

Fotografía tomada por Mary McDonald y Dorcas Meadowes, que se levantaron antes de que saliera el sol para pillar a Marlene infraganti con el chico».

Hablaban en italiano, aunque ninguna sabía exactamente como Marlene conocía el idioma. Lo cierto era que hablar tampoco era su actividad favorita.

A Mary le resultaba divertido que el desconocido muggle se pareciera tanto a Sirius: una complexión fuerte, pelo largo, ojos claros. Además, según creía, su nombre también empezaba por S. O así era como Marlene se refería a él: «Ese».

Lily seguía dormida cuando sus dos amigas abandonaron la habitación en el piso superior de la casa de los McKinnon. A ojos de las dos chicas, la familia de Marlene era muy parecida a la de Sirius o a la de James: antiguas, adineradas y con una larga tradición de familiares en la misma casa; en caso de los McKinnon, a excepción de Marlene, en Ravenclaw. Ella, como Sirius, rompía tradiciones en Gryffindor. Puesto que, aunque inteligente, destacaba mucho más por la valentía.

Ellas cinco: Lily, Mary, Alice, Dorcas y Marlene eran las chicas Gryffindor. Emmeline, aunque a menudo les acompañara, era Hufflepuff, y era fácil encontrarlos con Amelia Bones, a quien las Gryffindor adoraban.

La playa, a aquellas horas de la mañana estaba desierta. En el extremo más lejano a ellas había una camioneta aparcada, a través de la puerta abierta del maletero consiguieron vislumbrar a su amiga: dormía con la parte superior del bikini, apoyada en el pecho de Ese. Él le rodeaba por la cintura.

-¿Crees que han hecho algo? -Pregunto Mary en voz baja. Dorcas puso los ojos en blanco: era obvio. -¿Como crees que se lo tomará Sirius?

-No seas tonta, Mary. ¿Realmente crees que Sirius estará sólo este verano, ahora mismo o en cualquier otro momento?

Ahí ella tenía razón. Probablemente Sirius estaba en una posición similar, o de lo contrario lo habría estado o lo iba a estar.

Marlene comenzó a moverse, cuidadosa de no despertar a Ese, se mordía ambos labios, intentando incluso no hacer ruido al respirar. El habitual pelo rubio parecía más claro debido al sol del verano, de entre la única sabana que les tapaba recuperó su camiseta, quedando sólo con esta y la otra parte del bikini.

Sus amigas se escondieron cuando ella comenzaba a bajar de la camioneta. El reloj de muñeca de Marlene emitió un pitido.

-Mierda.

Abandonaría Capri en cuatro horas, ¿qué demonios hacia ella en la playa, con Ese?

Ese abrió los ojos cuando Marlene comenzaba a alejarse por la arena.

-Già si va, tesoro?

Ella frunció el ceño.

-Mmmm ... Sì. E se io sono onesto non credo che ci incontreremo di nuovo. Arrivederci.

Le guiñó un ojo a Ese, y apretando el paso se alejó de la playa.

-Mierda.

Repitió para si misma, apoyándose en la fachada de la casa de su familia para recuperar el aliento, no había sido consciente de la velocidad que llevaba.

Mirándolo en retrospectiva, quizá había sido algo borde con Ese, «mmmm... Sí. Y si te soy sincera, no creo que nos volvamos a ver. Adiós.»
Pero, ¿para qué engañarse a si misma? Sólo había tenido algo con Ese porque físicamente se parecía a Sirius, aunque no habían más parecidos puesto que Ese era todo un romántico que adoraba la poesía.

Llevaba pensando en Sirius más de lo que quería admitir, sobre todo después de todo lo que había ocurrido la última semana del curso. No sabía si quería verlo o esconderse en una madriguera y no volver a aparecer por Hogwarts jamás.

¿A quién se le ocurría acostarse con Sirius Black?

Todos Nuestros Momentos Perdidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora