Mirando fijamente el techo en la oscuridad
El mismo sentimiento viejo y vacío en tu corazón
porque el amor viene despacio y se va tan rápido.
-Let Her Go
Passenger-
Al día siguiente la lluvia continúa cayendo. Me he despertado temprano, o mejor dicho, he dormido muy poco. Cada vez que cierro los ojos, las imágenes de esa mujer regresan. No puedo dejar de pensar en eso, cada vez que intento alejarlo, se hace más y más presente en mi. Siento mi cuerpo arder y un gran vacío en mi pecho... Si, hay pero. Hubo un momento que, aunque me sentí asqueroso, correspondí en cierto modo a sus acciones. Nunca me ha gustado una mujer, a excepción de Saori, aunque sólo fue atracción física y mera admiración.
Me mucho entre las sábanas, aferrandose más a ellas, creyendo que al hacerlo toda esta confusión desaparecerá, creyendo que si estoy soñando y que cuando vuelva a abrir los ojos será para despertar. Estoy destrozado en muchos sentidos, odiandome y sintiéndome asqueroso. El destino se ha encargado de nuevo, de una manera dolorosa, de bajarme de las hermosas y blancas nubes por las que volaba. ¿Que debo de hacer? Esa pregunta se ha repetido incontables veces en mi cabeza. No quiero enfrentar al mundo ahora, simplemente no tengo fuerza para hacerlo, pero tampoco quiero darles el gusto de verme caer. Mi cuerpo arde, y quisiera un botón de tiempo para evitar todo lo que ha pasado. No quiero sentirme de esta forma. No quiero seguir sufriendo, no lo soporto mas; las personas son crueles, te lastiman y consumen cada parte de felicidad que ven en ti. Ya no quiero que me destruyan, ya no hay nada que puedan destruir, se han llevado todo, cada parte buena de mi. Ellos no logran verlo y quieren obtener todo. Quieren acabar conmigo, consumirse hasta que no quede ni una sola pizca de mi.
Me odio. Me odio tanto. Fui un completo inútil por no poder defenderme, porque a pesar de que yo no quería termine haciéndolo. Me detesto de una forma en la que creo comprender a Jabu y a los demás; ellos quieren bañarme y justo ahora estoy haciendo lo mismo.
-¿Es tarde para arrepentirse?- Pregunto a la nada - ¿Es tarde para recuperar el camino?
Quiero un poco de felicidad, y quiero disfrutarla, quiero que dure para siempre y no sólo un par de semanas. Yo también quiero una vida. Quiero una familia, amigos y amor ¿Acaso no lo merezco? ¿Es estúpido desear un poco de eso?
Al parecer si lo es. Para un ser tan nauseabundo como yo, lo es.
Hyoga. Mamá. Ambos son lo único que me queda, la única esperanza que me sostiene.
Puedo ponerme en pie porque aún los tengo a ellos.
Dirijo mi mirada hacia la ventana y veo deslizarse las pequeñas gotas de lluvia, como si el cielo llorase conmigo. Me levanto enredando las sábanas a mi cuerpo, me detengo frente a la ventana y miro hacia la callé; los pequeños niños juegan en los charcos que se han formado, disfrutando del momento, ajenos a la idea de que en cualquier momento esa felicidad les puede ser arrebatada. Me alejo y me miro a el espejo, mis ojos están rojos e hinchados, no conozco a la persona frente a mi. El parece una persona triste, desecha.
Paolo mi rostro en el cristal, recorriendo mi mejilla hasta llegar a mis labios. Puedo acaricio mi mejilla, aunque realmente no lo haga. Estoy intentando consolar al joven del cristal, que parece solitario y su mirada me dice que necesita un amigo, un 'todo está bien', y yo quiero dárselo.
-¿Porque no sonríes?- Le pregunto pero él no contesta. Me tiene miedo, y con justa razón. Algo malo debió pasarle, sus ojos vacíos me lo dicen. La lágrima que recorre su mejilla me dice que está sufriendo, pero la sonrisa que me muestra me dice que lo oculta.
-¿Porque sonríes?- Pregunto ahora. Tampoco obtengo una respuesta, él no quiere hablar conmigo- ¿Estas feliz? ¿Te alegra sufrir de la forma en la que lo haces? Eres un asco...
Veo su boca temblar y más lágrimas escurrir por sus ojos. Mis palabras le duelen y eso es lo que quiero. Yo también quiero destruirlo. Yo también quiero que el chico del cristal desaparezca y me muestre a el verdadero Shun, al Shun que recuerdo.
Mis rodillas chocan contra el piso. Mi cuerpo se va hacia delante, dejando chocar mi frente conté a el piso. Doy un alarido y formó puños con las manos, enterrando mis uñas en mis palmas. Duele, pero ese dolor no se compra con el.que me invade ahora. No hay nada similar a esto.
Las lágrimas siguen cayendo y me veo incapaz de detenerlas. Pero esta bien, quiero librarme de todo el dolor y si está es la única forma, sólo tengo que soportarla. Dejar salir todo este dolor en forma de lágrimas. Detenerme cuando ya no pueda más, cuando ya no haya más que dar.
La vida te sonríe primero... Y luego te traiciona. Poco a poco te sientes sin esperanza, deprimido, enojado, pero sobre todo: sentirás miedo. Te ahogaras lentamente en el mar de mentiras que las personas se han encargado de llenar por ti, el aire se te acabara, lenta y tortuosamente. Porque a la vida le gustará verte sufrir. Porque te has vuelto uno más de sus juguetes y no se detendrá hasta verte inservible... Completamente roto.
Siento una lágrima cubrir mi ojo y tras un parpadeo se desliza, la limpio con el pulgar y parpadeo un par de veces más para evitar que las demás se deslizen.
¿Cuánto más planeo seguir así?
Simplemente es tonto seguir recordando algo que ha quedado en el pasado. Ikki ni siquiera se ha parado por la casa, tal vez se ha olvidado de mi. No creo que este arrepentido, lo que sucedió era lo que él quería, si me pide perdón, lo odiare aún más.
¿Debería ir a la escuela? Sí, pero aún no soy capaz de enfrentar la mirada de los demás, sus burlas, sus insultos... A Hyoga ¿Qué se supone que le diga a el? No quiero que me vea así, no quiero que me pregunté y me obligue a decirlo, no sería capaz de soportar que se aleje de mi... Aunque yo me estoy alejando de el. En mi interior siento que es lo mejor; Hyoga me mintió, y yo he hecho algo terrible, olvidarnos el uno a el otro es lo mejor que me aconseja mi corazón, pero no quiero, no ahora que lo necesito más.
Si lo necesitas ¿porque no lo enfrentas? Pregunta mi conciencia.
Me abrazo. Olvidar a alguien que es importante en tu vida siempre es difícil, ¿pero acaso eso no demuestra que tus sentimientos son reales? Pero no quiero alejarme ahora. Lo necesito. Pero me hacer falta valor para enfrentarlo, no se como reaccione si se lo digo y tampoco quiero descubrirlo, sólo esperaré a sentirme mejor y podré enfrentarlo.
...
Me retiro de la ventana y repito la acción de ayer al bañarme. Dejó que el agua me cubra. Luego lentamente con mis manos recorro mi cuerpo, al intentar deshacerme de esa amarga sensación.
Tengo que escapar de esto.
Colocó mis ropas, con una sola idea en mi mente. Quiero a mi hermano y en verdad me he esforzado en ayudarlo, por hacerle ver que a pesar de todo yo he estado a su lado, que no quiero abandonarlo porque en mi interior tenía la esperanza de que recapacitará. Pero ha hecho algo que no pienso perdonar. Ni a él, ni a mi. Fui débil en ese instanre, realmente lo fui. Quiero escapar de esto y el primer paso es irme de aquí.
Tomo la chaqueta de Hyoga - Que aún conservo - Y salto de casa, rumbo a aquel lugar en que quizá un futuro diferente me espera.
- Vendré a vivir contigo - Murmuro con temor. Mis manos están hechas puños y mis piernas quieren llevarme lejos de ahí. Pero tengo que hacerlo. No puedo volver con Ikki. No después de lo que ha hecho.
Veo el rostro de Albiore iluminarse. Mis ojos se humedecen. La sonrisa de Albiore se desvanece.
- Él te ha hecho algo - extiende su mano y antes de que pueda tocarme la alejo.
- Sólo no me toques - Le pido- No me trates con cariño, no lo necesito. Sólo permíteme vivir contigo; ignlrame todo el tiempo que sea posible.
Veo los ojos de Albiore divagar. Esta buscando respuestas, cualquier marca que culpe a mi hermano.
- si él te ha hecho algo yo...
Cascadas caen de mis ojos, dejando a Albiore con la palabra en la boca. Limpio mis lágrimas con la chaqueta de Hyoga.
Albiore me abraza. Yo tiemblo.
- Todo está bien - Murmura al reposar su barbilla en mi cabeza - todo está bien, pequeño conejito.
Deshago mis puños y me aferró a su camisa.
Su casa es muy cómoda, despide un aire tranquilo muy agradable. La decoración y los muevles, dan aspecto muy natural, como el soltero que es. En la pared tiene fotografías de paisajes, algunas tomadas por el mismo.
- Puedes ponerte cómodo - me dice, al tiempo que lo veo perderse en una puerta blanca.
Con detenimiento recorro el lugar. En lo que es la sala, hay una norma sofá de cuero café, frente a él es una pequeña mesa de cristal. Más al frente, pegado a la pared está su plasma, conectado a varios de sus aparatos DVD y blu-ray.
- Toma - Su mano aparece por sobre mi hombro con una taza de chocolat3 caliente.
- Gracias - Sostengo la taza entre mis manos .
- En cuanto la lluvia se detenga iré a tu casa.
Mi cuerpo se tensa cuando sus palabras son expuestas.
- Has lo que quieras... - Pongo la taza en mis labios y finjo beber. La verdad el líquido apenas y toca mis labios.
- Tomare tu custodia - Puedo sentir su mirada sobre mi. Albiora está intentado perdonarme para que le diga que es lo que ha pasado.
Estoy intento no mirarlo, ni ponerme nervioso. Exponerme frente a él es lo que menos quiero.
- Bien - Resopla y se levanta.
Gane yo.
- Iré ahora - me dice - hablaré con tu hermano - siento una ansiedad recorrer mi cuerpo, pero no lo demuestro, me mantengo neutral a sus palabras y sólo asiento.
Albiore se coloca su saco y tomo uno de los paraguas que hay en la entrada. Observó la puerta cerrarse desde mi lugar, y sólo cuando creo que se ha ido, suelto un agonizante suspiro. Dejó la taza sobre la mesa de cristal y voy directo hacia lo que Albiore ha dicho será mi habitación. Su casa es espaciosa, pero es de un solo piso. Del lado derecho, por el pasillo está su dormitorio. Por el lado izquierdo, sobre el pasillo, está el mío. Abra la puerta, y el aire frío que me recibí en mi antiguo dormitorio, no está en este. Hay un enorme cama cubierta por un edredón gris, y bajo está ahí más sábanas. Hay un muro a cada lado de la cama, y frente a ella está un espejo. En la esquina que está cerca de la puerta de entrada, hay otra puerta, La abro descubriendo así que es el baño. Es más de lo que tuve alguna vez.
Me tiró sobre la cama y Me cubro con el edredón hasta la cabeza. Me siento extraño. Es como un hueco en el estómago que al parecer se hace más grande. Cierro los ojos. No voy a dormir, Lo único que quiero es relajarme. La calidez que este lugar despide es agradable, me gusta.
Aunque la felicidad no dura para siempre.
Aprieto mis párpados, no quiero pensar más en lo ocurrido. Esta vez voy a dormir, desaparecer del mundo por todo el tiempo que dure mi sueño...
Esa sensación de hundimiento. Ese nudo en la garganta que no te deja respirar. Esas imágenes de buenos momentos que regresan como flashes y te hacen sufrir. Esa sensación de que no vales la pena. Esa falsa sonrisa que regalas cada día. El abrir los ojos y descubrir que sigues vivo. Las ganas de gritar por ayuda, aún sabiendo que nadie vendrá ayudarte... todo eso te inunda y no sabes qué hacer, no sabes qué decir... lo único que quieres es desaparecer... son heridas que no parecen sanar, un dolor tan real en tu interior que sabes que con el tiempo no se borrará.