Al final del día, luego de horas de jugar básquetbol, nadar en la piscina temperada y comer en todo momento, nadie esperaría que algunos aún tengan energías y estómago para estar dispuestos a beber a escondidas en una de las habitaciones del hotel. Lo sorprendente, además, es conocer que la habitación elegida podría ser la de Suho, pues tal como argumenta JiMin, es la única habitación en la que no reina el caos al ser sólo uno su ocupante.
— ¿Y cómo puedes estar seguro de eso, JiMin? Quizá Suho es tan desordenado que su habitación está peor que las demás —refuta HoSeok en medio del pasillo, a tan sólo un paso de la puerta de la habitación en cuestión.
A pesar de lo dicho por su amigo, JiMin responde con una mueca de burla e insiste en que es obvio que Suho es uno de los más ordenados del curso.
— Basta con ver su uniforme, idiota ¿Alguna vez le viste alguna arruga o alguna mancha? NO. JAMÁS.
— Pero...
A HoSeok se le acaban los argumentos, más cuando sabe que es a él a quien la suerte le encomendó la tarea de hablar con Suho. Tiene miedo, HoSeok tiene miedo de que la puerta que tiene en frente se estrelle contra su cara en menos de cinco segundos de conversación.
— Hazlo rápido, ¿sí? —indica TaeHyung, un tanto ansioso al ser el encargado de llevar consigo una de las maletas que guarda las pequeñas botellas de alcohol que minutos antes fueron recolectando en cada habitación.
— ¡Apresúrate o aparecerá algún profesor! —más atrás se escucha la voz de ChanYeol, en medio de los casi quince compañeros de curso que pretenden pasar una buena noche de risas y alcohol.
— ¡¿A sí?! —lo enfrenta HoSeok a tres metros de distancia— ¡¿Y por qué no vienes tú a hablar con él?!
— Eres tú el de la mala suerte, no yo, ¡así es que hazlo!
— No creo que sea buena idea que griten tanto —interviene JungKook, hablando más para sí mismo que para los demás.
A su lado, YoonGi, quien al haber perdido en básquetbol tuvo que aceptar como penitencia que no se restaría de la juerga, asiente ante lo dicho por el menor de todos. Entonces, como si fuera un mal presagio, el encargado de velar porque ningún profesor apareciese en el pasillo, corre a la masa que espera impaciente y, en medio de gestos desesperados, indica que NamJoon y SeokJin se acercan. Así, golpeando la puerta de forma desesperada, ingresan a tropezones apenas Suho atiende el llamado.
— Silencio, silencio, todos silencio —susurra JiMin, quien, a luces apagadas, espera a que el peligro pase.
Por su parte y sin saber cómo tuvo el valor de hacerlo, HoSeok mantiene la mano sobre la boca de Suho para que éste no emita ruido alguno. Por ello, apenas comprueban que NamJoon y SeokJin han ingresado al ascensor, es que la fiesta comienza sin siquiera obtener el permiso de Suho. Así, sin más remedio, HoSeok agacha la mirada al liberar a su compañero, quien, con el ceño fruncido, sólo se digna a tomar una botella de whisky para luego ir junto a la puerta de la habitación, casi como un medio para decidir si escapar o enfrentar al profesor que se digne a poner freno al descontrol de sus pares. En cambio, los demás se toman lugar en el suelo alfombrado o en la cama, a sabiendas de que en esta última JiMin y JungKook parecen no tener sentido de la distancia al estar uno casi sentado sobre el otro. No obstante, tarde o temprano el alcohol gana al amor y, cuando en realidad nada importa que los profesores descubran el estado en el que se encuentran, JiMin se acerca a JungKook apenas lo ve salir del baño y lo guía hacia el sofá.
— ¿Hace cuánto llegamos aquí? —sin dar crédito a que el alcohol los haya afectado de manera tan pronta, ChanYeol hace el intento por enfocar el vaso que tiene en sus manos.
— Yiiooo... siento que han pasado tres horas por... porquiiie...
— No —interrumpe TaeHyung las palabras dichas por BaekHyun—, ha pasado menos porque... Jiminnie y Kookie estaban ahí —señala la cama— y ahora están ahí —señala el sofá.
Por consiguiente, sin encontrar sentido a aquella explicación, los tres sueltan a reír a carcajadas, las que se confunden con la estridente música que llena el lugar. Mientras tanto, JiMin continúa reprochándole a JungKook que le había advertido que no debía tomar whisky, a lo que el menor se defiende con que cedió ante la insistencia de HoSeok.
— Te digo que... llevamo'... uhm... cuatshro horas —vuelve a insistir BaekHyun en medio de un movimiento involuntario que lo hace derramar alcohol sobre su propia mano, la que pronto se encarga de llevar a los labios para saborear el amargo líquido.
— No, no —ríe TaeHyung—, llevamos menos.
— Yo diría que ha pasado media hora —dice ChanYeol y sin borrar la sonrisa de sus labios, sostiene a BaekHyun por la cintura y le roba un beso.
Ahí, sin saber cómo una acción desencadenó en otra totalmente distinta, TaeHyung se aparta y dirige sus pasos hacia el sofá, aunque pronto se arrepiente al ver que JungKook se acurruca sobre las piernas de JiMin para así poder conciliar el sueño. De este modo, TaeHyung prefiere tomar lugar entre quienes permanecen junto a la ventana, en una conversación juguetona que lo toma por sorpresa.
— ...en cambio —habla uno de los compañeros de curso de TaeHyung—, si yo tuviese que besar a alguien de mi mismo sexo sería a Baek.
— Te vas por lo fácil, porque todos sabemos que él siempre ha sido abiertamente gay.
— ¿Y?
— Deberías nombrar a un imposible, como... —paseando la mirada por la habitación, pronto todos reparan en YoonGi, quien, junto a la puerta de entrada, parece entablar una seria conversación con Suho— él, obviamente él.
— ¿Quién? ¿YoonGi? Ni loco.
— ¿Por qué? —se ve preguntando TaeHyung con inocencia.
— Porque me amo, ¿ok? Y no quiero terminar con tres dientes menos si se me ocurriera besarlo a cambio de un estúpido juego.
— ¿Están jugando? —vuelve a preguntar.
— Jugamos a quién seríamos capaz de besar a cambio de toda esa maleta que queda llena de alcohol.
— ¿Y por qué el desafío es besar a alguien?
Ante la pregunta de TaeHyung y sin hallar respuesta no heterocuriosa posible, sus compañeros se miran unos a otros y el que precisamente indicó a YoonGi como un posible objetivo, es quien salva la situación.
— Tae, ¿a quién besarías tú?
— ¿Yo? No...
— No puedes decir que besarías a ChanYeol porque ustedes tuvieron algo.
— ¿Cuándo?
El silencio sería casi sepulcral si no fuese por la música que continúa su ritmo, por lo que sólo al percibir lo que ha dicho, es que TaeHyung recuerda el falso noviazgo que lo hizo estar en boca de todos los estudiantes del colegio.
— Es broma —sonríe de la manera más tierna posible, lo que hace caer a más de alguno a sus pies— ¿Por qué no mejor jugamos a otra cosa?
— Yo preferiría salir de aquí e ir a ver si me encuentro a una mujer que se quiera ir a la cama conmigo —dice uno.
— En tus sueños pasaría algo así.
— Soñar no cuesta nada —se defiende aquél.
— Apuesto a que ni siquiera en tu vida has dado un beso con lengua.
TaeHyung no puede creer que sus compañeros se molesten entre sí como si fuesen niños de primaria, así es que se conforma con ser un ente silencioso y bebe de lo que resta de su vaso.
— Toma —de pronto, le extiende alguien del curso al que pertenece BaekHyun.
— Gracias —recibe TaeHyung la botella de lo que parece ser vodka y bebe un sorbo—. Aiiiich, sabe mal beberlo tibio.
— Luego te acostumbrarás al sabor.
A lo que no se puede acostumbrar TaeHyung es a no mirar más de la cuenta a YoonGi, creyendo a ratos que disimula muy bien, pero en otros momentos, se descubre mirándolo más de la cuenta y se reprocha a sí mismo el no poder mantenerse indiferente a la presencia del de pálida piel. Y si observa a su alrededor, descubre que la habitación poco a poco se vuelve más espaciosa ante la ausencia de algunos, como ChanYeol y BaekHyun, por ejemplo, quienes se escabulleron apenas sus cuerpos reclamaron mayor atención.
— Si me hubiesen hecho escoger —llama su atención aquel que minutos atrás le extendió la botella de vodka—, yo habría dicho que te besaría a ti.
Por un segundo, TaeHyung parece recobrar todos sus sentidos y descubre la coquetería de quien permanece a su lado.
— Si quieres... —sonríe acercándose a hablarle al oído— podríamos ir a mi habitación.
TaeHyung sonríe de manera tímida y se aparta, niega con la cabeza y hace el intento por parecer sereno, pero no lo está, claro que no lo está al ver que ahora es YoonGi quien no aparta la mirada de él.
— Eres bueno disimulando —expresa Suho.
— Tu no lo eres tanto —contraataca YoonGi tras un largo sorbo a su trago.
— Míralo bien, es cuestión de tiempo de que todos se den cuenta de lo que pasa entre ustedes dos —insiste Suho sin caer en las provocaciones del de pálida piel—. Pudiste ocultarlo por mucho tiempo de mí, pero de igual modo te descubrí y así como yo, todos los descubrirán.
— ¿Y qué? —se exaspera YoonGi— ¿Y qué pasa si todos se enteran? ¿Y qué pasa si quiero que todos se enteren?
— ¿Realmente quieres eso? ¿Quieres ser apuntado con el dedo en lo que resta de clases? ¿Quieres que los que rivalizan contigo en la venta de drogas sepan que tienes un punto débil?
Ahí, precisamente en ese último punto es donde YoonGi recae en el miedo asfixiante que lo envuelve al pensar en el peligro al que podría exponer a TaeHyung. Por ello, se controla cuando ve cómo el compañero de BaekHyun coquetea con TaeHyung, se controla al ver cómo la persona que ama es abrazada por otro y, sin fuerzas casi para controlarse a sí mismo, YoonGi decide abandonar la habitación.
Entonces, cuando HoSeok regresa del baño y repara en que YoonGi no está, no sabe qué decir al estar en compañía de Suho. No sabe porque minutos atrás sólo se valía de recordar anécdotas ocurridas durante el partido de básquetbol, de cómo YoonGi parecía distraído y acabó perdiendo el duelo que entablaban. Incluso, HoSeok se valió de los efectos del alcohol para ahondar en anécdotas pasadas, de cómo cuando eran niños acabó derrotando a YoonGi en fútbol.
— ¿Y... YoonGi? —cuestiona con cierta incomodidad.
— Se tuvo que ir.
Suho es tan difícil de franquear que luego de aquella respuesta HoSeok prefiere mantener el silencio y beber, a veces suspirar y beber. Aunque luego lo piensa bien y decide que es hora de partir, pues si sigue así, incómodo y sin saber qué decir para romper la barrera impuesta por Suho, de forma definitiva se convencerá de que no vale la pena continuar sobre esforzándose, menos cuando la intención de estar de paseo es no tener preocupaciones ni nada parecido.
— Es hora de que me vaya, Suho —anuncia por cortesía, mas se detiene cuando aquél lo toma del brazo y lo retiene justo cuando es TaeHyung el que logra salir de la habitación antes que él.
— Mejor quédate. Conversemos —expresa Suho y, sin comprender el motivo real del por qué Suho se comporta así, HoSeok cae en aquella petición y cede.
Cuando TaeHyung ingresa en la habitación que comparte con YoonGi y HoSeok, tiene el tiempo suficiente para ir a abrazar al de pálida piel, pedir perdón por cosas de las que no tiene la culpa y perderse en esa mirada que anhela con todo su corazón.
— Es insoportable no poder acercarme a ti cuando estamos con los demás.
— Lo sé.
— Es incómodo que me coqueteen estando tú ahí.
— Lo sé.
— Es inquietante no saber por qué te vas, por qué no te enfadas, no saber cómo lo haces para mantener la calma.
— No estoy calmado.
La forma en que YoonGi no se controla es delirante, en cómo sus manos reemplazan con caricias el roce profanado por otro. Entonces, con manos temblorosas TaeHyung responde al contacto del otro y pronto se entrega a los besos que ha deseado durante todo el día y, de algún modo, es delicioso sentir el sabor a alcohol y el cómo sus cuerpos arden en una mezcla de sensaciones que los tiene a luces apagadas soltando jadeos sin importar nada más que amarse entre cuatro paredes, pues si lo hicieran a vista del resto, se convencen por enésima vez, no sería lo mismo. De algún modo es el consuelo, el auto convencimiento de que están bien así, ocultos ante el resto, ocultos ante todo menos ante sus corazones.