Gemelas
Demian
🌙🌙🌙
Sentado en la barra estaba Alec viéndonos con una taza de café en las manos sabiendo muy bien que lo estaba ayudando con la resaca. Estaba demacrado tenía unas enormes ojeras negras, apestaba a alcohol y cigarros. En su camiseta había un poco de sangre y también en su jean, lo que me decía que estuvo peleando en el bar de mala muerte. Su mirada triste y melancólica viajó hasta donde estaba Bailey, ella en cuanto lo vio comenzó a temblar y agarro del brazo con fuerza a Angelic que no apartaba la mirada de Alec. El sonido del llanto de Bailey interrumpió en la calma del local y le rogó a Angelic que la sacara de este lugar. Alec avanzo en grandes zancadas hacia nosotros intentando acercarse hasta donde estaba la chica llorando queriendo hablar con ella. Con mi padre se lo impedimos Bailey se notaba que no quería hablar con él y tampoco la forzaríamos a hacerlo. Aun no sabía porque ellos dos estaban así ni que fue lo que hizo que su relación llegue a este punto, pero Bailey estaba realmente dolida aún por lo cual no era prudente que hablara con Alec.
—Por favor necesito hablar con Bailey —rogó Alec mirando a Angelic salir de la cafetería con la chica entre lágrimas —Vamos Demian necesito arreglar esto todo fue un mal entendido —pasó su mano por su cabello lanzando un bufido de frustración se le notaba intranquilo y en cualquier momento podría estallar en furia.
—Lo lamento amigo, pero ella no quiere verte —hablo detenimiento al verlo querer ir detrás de Bailey, ambas jóvenes ya estaban dentro del auto.
—Pero lo que pasó fue un error necesito explicarle, tu no viste como esta y todo por mi culpa —una vena de su cuello se hincho. Debía sacarlo de aquí o despertaría al lobo en cualquier momento delante de muchos humanos que nos veían sin comprender nada.
—Papá lleva a las chicas a casa yo me quedo con Alec —apoyando mi mano en su hombro lo acompaño a pagar su café y nos vamos de la cafetería este va a ser un día muy largo. Le quito a mi amigo las llaves de su coche por que en su estado no lo dejaría conducir ni una bicicleta.
Subimos al auto de Alec lo puse en marcha en dirección al bosque donde sé que Alec necesitaba estar. No quiso hablarme en todo el camino lo veía de reojo y su furia aún estaba, necesitaba descargar su mal humor en el bosque. Con el auto nos adentramos hasta donde pudimos dentro del bosque aparcando en una zona descampada, nos bajamos y fuimos corriendo hasta adentrarnos en medio del bosque donde nadie suele pasar. Un grito de furia salió de la garganta de Alec que comenzó a golpear un árbol como si fuera un saco de boxeo. Me senté en el suelo esperando que descargue su furia sería inútil intentar que se calme por lo cual mejor que se descargue con lo que quiera mientras no sea una persona. Con el último golpe el árbol cedió y se cayó haciendo que todas las aves salieran huyendo.
—¿Terminaste? —me puse en pie con dificultad aun mi cuerpo no estaba del todo sano, con la ayuda de la luna podre mejorar del todo. Viendo al pobre árbol tirado en el suelo de seguro que los ecologistas amantes de la tierra estarían furioso al ver un árbol de unos cincuenta años derribado porque lo tomaron como saco de boxeo.
—Si eso creo —comento mi amigo sentándose en el suelo para tomar una roca y arrojarla lejos. Su mirada estaba evitándome, pero sabía que quería hablar decir que es lo que arruino su noviazgo con Bailey.
—¿Vas a decirme que paso? —pregunte viéndolo con comprensión, sabia de sobra que mi amigo necesitaba hablar con alguien. Sabiendo todas las veces que él estuvo para mí no lo dejaría solo ahora somos hermanos.
—Bailey vio cuando Lara me beso, las hermanas locas volvieron al pueblo —hablo tirando otra roca lejos soltando un bufido de frustración, yo no sabía que contestarle estaba igual de sorprendido que él sabiendo que las locas regresaron.
—No puede estar pasando, no ahora —golpe un árbol. Porque esas dos locas tenían que volver a Portland en este momento no se supone que se fueron para alejarse de nosotros. Ellas dos estaban bien en Connecticut con su familia siendo medicadas por un psiquiatra, sin molestarnos a nosotros con su problema de obsesión. Así como Lara arruino la relación de Alec y Bailey, Liz podía arruinar mi relación con Angelic ahora que por fin todo parecía ir mejorando —Te ayudare a que arregles las cosas con Bai, ella es un desastre sin ti y tu sin ella —le extendí mi mano para que se levantara del suelo y nos dimos un abrazo fraternal.
—Gracias bro —hablo Alec viéndome con agradecimiento, todo en el demostraba que el alejamiento que estaba teniendo con Bailey era un claro signo de que ambos eran mates. Puede que me esté equivocando, pero una corazonada me decía que ellos eran más que una simple pareja común. El festival de la luna paso, pero eso no quería decir que pueda revelar los mates en otro momento o en algunos años más. Mis padres esperaron durante años saber si eran mates y mi madre murió sin saberlo hasta que llego Crystal la verdadera mate de mi padre. Fue una conexión casi instantánea por parte de ambos y no esperaron mucho para casarse, hasta ahora puede verse el amor cuando se mira. Son lo que los humanos llamarían almas gemelas, creados perfectamente para estar el uno con el otro.
—No agradezcas bro sé qué harías lo mismo por mi —doy suaves palmadas en la espalda del muchacho, pero me detengo cuando noto que el roce de mis palmas le está doliendo. —¿Bro que le hiciste a tu cuerpo? —lo miro con una ceja alzada imaginando que hace varios días que está metido en un pozo donde las peleas son lo único que mantiene su cabeza pensando en otra cosa.
—Las peleas ya no son tan divertidas como antes, necesito tomar una ducha y arreglarme parezco un vagabundo. Después podremos pensar en cómo alejar a las gemelas locas del pueblo —hablo Alec en un tono algo cansado.
Angelic
🌙🌙🌙
Dentro del auto Bailey solo podía llorar cuando quería articular palabras se ahogaban con su llanto. Papá llego a los pocos minutos y condujo hasta la casa de mi amiga Bai dejo de llorar en cuanto entramos y Jade se acercó a ella. Con la gata entre sus brazos subió a su habitación para sacar sus cosas, yo me encargue de sacar lo necesario y baje pasando un brazo en la cintura de la castaña. Subiendo de nuevo al auto ni papá ni Bai dijeron nada todos estábamos en silencio.
Me pareció lo mejor Bailey no necesitaba que la abrumaran más me sentí muy mal porque yo la obligue a ir a la cafetería. Tampoco tenía idea que Alec estaría ahí, no podía ver a mi amiga ella estaba muy mal. Secaba sus lágrimas con violencia intentaba no volver a llorar, pero sus intentos fallaban cada vez que cerraba sus ojos lagrimas rodaban por sus mejillas que estaban algo coloradas. Demasiado para ser normal me acerque a ella tocado su frente con mi mano para comprobar tenía algo de temperatura. Ella no soltó a su mascota en ningún momento y al bajar se le notaba muy mala cara.
Fuimos juntas dentro de la casa y subimos a mi habitación, ella dejo a Jade en el suelo y yo la ayude a ponerse otra ropa cómoda. Abrí mi cama para que ella se recostara, dejándola en mi cama salí de la habitación en busca de un termómetro de seguro ahí uno en el botiquín.
En la puerta del baño me encontré a Duque durmiendo tranquilo no había notado todavía que había una gata en la casa. Me alegraba verlo descansar tranquilo había sobrevivido al ataque de ese monstruo porque Carter no sé cómo, pero llego justo a tiempo a mi casa. Él me ayudo con Demian y llevo a Duque a la veterinaria donde salvaron su vida. Le estaba agradecida a Carter por no solo salvar la vida de mi novio sino también la de mi perro. Abro la puerta del baño despertándolo, pero aun así no se movió de su sitio. Pase por encima de Duque ya no era el pequeño cachorrito que temblaba temeroso. Estaba cada vez más grande y sus rasgos de lobo salían a luz de vez en cuando aparecían ardillas en su plato de comida. Yo no creo que las quiera comer solo está jugando con ellas y por accidente las mata.
Dentro del baño abrí el botiquín sacando gasas, benditas, agua oxigenada, remedio para la tos... al final del botiquín toco algo liso era el termómetro. Guarde el resto de cosas y saque un remedio para bajar la fiebre. Volví a la habitación donde Bailey aún seguía llorando sentada en la cama mientras su gata intentaba animarla sentada en su regazo. Me acerque a ella tocando su frente estaba un poco más caliente, puse el termómetro bajo su brazo y espere unos minutos hasta que el termómetro hizo un pitido. Lo deje otros minutos para luego pedirle a Bailey que me entregara el termómetro. Revise la temperatura era de 38°C no tenía fiebre todavía, pero si la temperatura era alta.
—Tienes la temperatura un poco alta linda te daré esto para que baje —en la tapa del jarabe puse un poco del medicamento y se lo di para que lo tome. De la mesilla de noche tome el vaso y la jarra con agua para entregárselo a Bai. Ella me lo devolvió y bajo a su gata de la cama que se sentó en el suelo mirando con curiosidad a su dueña.
—Angelic no quiero hablar con Alec por ahora no lo dejes verme —se escondió entre las sabanas con la mirada perdida pero no hacía falta que me mirara para saber que estaba demasiado triste. Me senté a un costado de la cama acariciando con suavidad su cabello y ella cerro sus ojos. Por mis piernas trepo Jade que se acostó sobre mi regazo y se quedó en una posición cómoda.
—Tranquila no lo dejare entrar —un ladrido me hace dar un brinco en la cama causando una pequeña risa en Bailey. Jade por otro lado se erizo por el repentino salto y el ladrido. Me gire viendo a Duque moviendo la cola —Y Duque tampoco lo dejara —lo llame para que viniera a acostarse cerca de la cama él lo hizo, pero no sin antes olfatear a la minina.
—Siento arruinar la bienvenida de Demian —pronuncio Bailey abriendo apenas los ojos mientras acomodaba las sabanas para cubrirse mejor.
—¿Arruinar la bienvenida? —arqueando una ceja puse una mano en la frente de Bai para ver si la fiebre subió de golpe. No entendía a de que estaba hablando no tenía preparado nada para Demian más que un pastel de frutillas que prepare para él.
—Esta noche Demian no podrá estar contigo —la sonrisa pervertida de Bai me hizo entender lo de la bienvenida. Ella estaba pensando que Demian y yo... de solo pensar en eso me ponía roja. Nuestra relación no avanzo tanto como para llegar a esa base y tampoco haríamos eso en casa de nuestros padres por todos los cielos. Qué vergüenza si papá escucha algún ruido y entra en mi cuarto y nos llega a encontrar... de solo pensarlo ya me siento sucia.
—Bailey todavía nosotros no hemos hecho nada —me puse tan roja que si ponían una cereza alado de mi cara no habría mucha diferencia. Aún no había pensado en esas cosas con Nicolás nunca llegamos a eso, pero no porque no quisiéramos, sino que cada que teníamos una oportunidad había algo que nos interrumpía.
—Si claro —hablo la morena mientras se acomodó en mi cama cerrando sus ojos —¿Puedes quedarte conmigo? —pregunto ella tomando mi muñeca impidiendo que me vaya.
—Claro —acostándome a su lado me metí dentro de las sabanas dejando a Jade a los pies de la cama en una posición cómoda. No tardamos en abrazarnos para dormir juntas como en las pijamadas, por más que al despertar cada una esté en la otra punta de la cama siempre nos dormirnos abrazadas para saber que estamos la una para la otra.