¡Soy tu hermana!
Angelic
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Desperté a la mañana siguiente escuchando la voz de mi madre llamándome para desayunar y no había olvidado que mi tobillo aun no cooperaba conmigo y necesitaba ayuda. Con tan solo un suave movimiento el dolor en mi pie me hacía ver las estrellas y soltando una mala palabra intenté salir de la cama, pero no pude sola. A pesar de que no quería tuve que rendirme o de lo contrario me lastimaría aún más el tobillo.
—¡Mamá necesito ayuda aquí! —grite sentándome en la cama y apartando con mis manos las sabanas soltando un alarido por el movimiento brusco de mi pie. Minutos después escuche pasos en el pasillo y por la puerta de mi habitación aparecieron mis padres.
—Buenos días princesa —saludo mi padre cargándome como lo hizo Demian ayer y me llevo al baño siendo seguido por mamá.
—Buenos días —comento soltando un bostezo que me obliga a cerrar los ojos y luego ver a mi madre que me sonrió. Nos quedamos solas en el baño y ella me ayuda a bañarme teniendo mi pierna fuera del agua por la férula, no me la sacarían hasta dentro de dos semanas. Luego de ducharme me seque y ella me ayudo a ponerme los pantalones, pidió ayuda a mi papá para que me baje a desayunar.
—Deberían dejarme dormir en el cuarto de invitados aquí abajo, por lo menos hasta que me cure del tobillo —comente mientras comía mi desayuno viendo a mis padres terminando de comer su desayuno.
—Tienes razón, aunque aún no podrás moverte bien hasta dentro de dos semanas —papá beso mi frente y se levantó para salir de la cocina ya era la hora de irse para su trabajo.
El silencio en la cocina me permitió pensar en lo que paso ayer entre Demian y yo, no entendía por qué a veces era tan frio conmigo y otras veces era puro amor. Últimamente tenía sentimientos encontrados dentro de mí, por un lado, estaba ese sentimiento que me decía que Demian es mi hermano y un completo idiota que guarda un secreto del que no quiere decirme nada. Por el otro lado estaba ese sentimiento que parecían ser ¿celos?, por el simple hecho de pensar que Demian estaba saliendo con alguien más me hizo enloquecer y eso lo asemejo a que es mi hermano jamás lo vi con una novia en su vida.
Pero muy, muy, muy en el fondo sabía que todo eso era pura basura yo en verdad quería de otra forma a Demian o era un sentimiento fraternal mal interpretado por como él es conmigo. Pensar en el cómo en un chico y no como mi hermanastro hace que mi corazón se acelere y mi estomago se llene de mariposas. Moví mi cabeza para sacar todos esos pensamientos, que me pasa Demian es mi hermano mayor, aunque el jamás me vio cómo su hermana siempre se lo dijo a mis padres.
Recuerdo la primera vez que lo escuche discutir con mis padres acerca de que no soy su hermana. Ese día me habían golpeado un grupo de chicas, ellas eran más grandes que yo y lo hicieron solo porque era la hermana de Demian. Se lo conté a él por qué me encontró en el callejón detrás de la escuela llorando tenía varios moretones en todo el cuerpo. En esa época Demian se encargaba de traerme a casa desde siempre él me a cuidado porque mis padres siempre estaban trabajando y alguien debía cuidarme.
Recuerdo que me dolía todo el cuerpo y no podía ver por un ojo lo tenía demasiado hinchado, reviso los golpes en mis brazos y piernas. Soltó un insulto para luego ayudarme a ponerme en pie y me ayudo a volver a casa como pude llegamos y el me llevo al baño de la planta baja. Me ayudo a curarme las heridas visibles y me dejo sola para que terminara de curarme mis demás heridas mientras aguardaba a que llegaran nuestros padres. Cuando termine de salir de la ducha Demian me ayudo a subir a mi cuarto y me dijo que mejor debía descansar con algo de hielo sobre mi ojo para que se desinflame.
En cuanto llegaron nuestros padres Demian bajo corriendo las escaleras y pude escucharlo discutir desde mi habitación. Desobedeciendo sus órdenes de quedarme en la cama salí de mi refugio con cuidado y me senté en las escaleras para oír su conversación.
—Un grupo de chicas golpearon a Angelic por mi culpa papá y ambos sabemos quién lidera a esas chicas —hablo con un tono enojado Demian.
—Demian ya tranquilízate, tu hermana estará bien hablare y no volverán a... —se escuchó un golpe sordo y luego el ruido de vidrios romperse callando las palabras de mi padre. Me asuste por el repentino ruido.
—Por última vez Angelic no es mi hermana ya dejen de repetir eso o la volverán a lastimar, papá necesito saber que ella está segura aquí —su voz continuaba siendo elevada.
—Hijo quieras o no Angelic es tu hermana, no la dejare al cargo de tía Sofía y mucho menos al de mi madre. Su padre está muerto y no tengo contacto con su familia, te prometemos que nada malo le pasara de nuevo —la voz de mi mamá sonaba tranquila y pausada.
—Por que se empeñan en decir que es mi hermana, todos le quieren hacer daño porque es la hermanita menor de Demian Black —soltó una risa sin chiste para luego añadir —Ella no es mi hermana, pero les dejare bien claro a todos que no se metan con Angelic —soltó un suspiro frustrado.
Me puse de pie bajando las escaleras para decir algo ellos hablaban de mi como si yo no existiera y quería saber por qué tanto odio con que sea la hermana de Demian. Al entrar en la sala tropecé con la alfombra y llamé la atención de todos hacia mí, pude ver cómo me veían preocupados, pero pude notar más eso en el rostro de Demian.
—Mamá, papá tuve un problema hoy en la escuela creo que Demian ya les contó —hable diciendo lo que paso para que no sepan que los escuche y agaché mi cabeza minando mis pies poniendo un pie encima del otro. Un gesto que hacía cuando tenía miedo.
—Angelic solo vamos a tu habitación debes descansar —Demian se acercó a mi paso una mano sobre mis hombros y me acompaño de nuevo a las escaleras.
Pego un brinco cuando unos brazos me rodean apretándome en un fuerte abrazo que me toma por sorpresa logrando sacarme de mis pensamientos abruptamente. Levante la vista para encontrarme con el rostro de Demian viéndome con una sonrisa que me causo miedo. Él jamás tiene gestos cariñosos conmigo y cuando lo hizo Nicolás sufrió una broma, pero ahora no creo que necesite que se vengue de nadie. Creo que el frío le está atrofiando el cerebro o los extraterrestres lo abdujeron durante la noche y le lavaron el cerebro.
—¿Qué te pasa? —pregunto viéndolo con incredulidad porque enserio su comportamiento era extraño, pero no me quejo me gusto que me abrazara.
—Me siento un poco mal me quedare en casa contigo por hoy —hablo con la voz un poco congestionada y los ojos notablemente cansados.
—¿Y por qué el abraso? por lo general eres más frío que la antártica —lo mire servirse los cereales en un tazón y luego poner leche, mire la cocina comprobando que ya estábamos solos. Duque comía su ración de comida para cachorros.
—Porque es divertido verte saltar del susto —rió entre dientes mi queridísimo hermanastro y algo dentro de mí se removió al verlo reír.
—Bien rey de las bromas ahora tendrás que escoltarme hasta mi recamara no puedo caminar —estire mis brazos para que me cargue como lo hizo anoche y su sonrisa se ensancho de una manera algo malévola.
—Lo haré, pero cuando termine de desayunar sé que puedes esperar no iras a ningún lado —se sentó enfrente de mi con un tazón con cereales riéndose de su propio mal chiste.
Lo observe comer sus cereales con tanta tranquilidad que juraría que este desayuno se me hizo el más largo de mi existencia. Ignorando ese hecho de que tardaba a propósito mire a Demian que se encontraba algo pálido pero sus mejillas estaban rosadas. Toque su frente para ver su temperatura y no tenía mucha. Tome mi celular para no molestarlo. Después de esperar unos quince minutos Demian me cargo en sus brazos y me llevo a mi habitación.
Dejándome acostada en mi cama acomodo mis almohadas y colocando en una posición cómoda mi tobillo. Encendí el televisor para continuar viendo la serie que estaba viendo ayer, le pedía a Demian que por favor se quedara y el aceptó. Se acostó alado mío metiéndose entre las mantas y esta vez fui yo la que lo arropo como pude. Al final el también necesitaba cuidados estaba enfermo y su temperatura comenzó a subirse un poco. Unos minutos después la puerta que estaba medio entre abierta se abrió dejando ver la cabecita blanca de Duque. El ladro cuando nos vio a ambos en la cama y corrió hacia nosotros. Demian lo subió y este se puso en medio de nosotros dos. Estaba muy cómodo, a decir verdad. Ya no era aquel cachorro pequeñito estaba creciendo rápido. No sé en qué momento, pero sentía mis ojos cada vez más pesados y me dormí.
Despierto desorientada y sintiendo unos brazos rodeándome la cintura seguido de un calor corporal muy cerca de mí. Lentamente abrí mis ojos para encontrarme con el rostro de Demian, él estaba mirándome sonriendo. Esto era tan extraño que se sentía irreal, acaricie su rostro en verdad no estaba soñando. Me separe algo brusca de él y mi tobillo sintió el movimiento haciéndome soltar un jadeo de dolor.
—¿Angelic estas bien? —me pregunto mirándome preocupado su rostro estaba algo rosado, pero a la vez se veía la palidez de su piel y labios.
—Sí, ¿porque rayos estabas abrasándome? —golpe su hombro intentando alejar las abrumadoras emociones que mi corazón estaba sintiendo en estos momentos.
—Me dormí y después no sé lo que paso —se excusó tomando el control. Volvimos a ver la serie que por alguna razón Demian no parecía agradarle.
—No entiendo por qué busca venganza si no la hará feliz eso —pero como siempre él tenía que contradecirme, miro la pantalla y luego a mí.
—Su corazón está lleno de rencor y dolor es obvio que quería vengarse —lo miré a los ojos arrojándole una almohada y solté un quejido porque de nuevo se movió mi tobillo.
—¿Y qué culpa tenía ese vagabundo? —tomo mi rostro entre sus manos y mis mejillas se encendieron como brazas entre su tacto.
—Casi la manda a la cárcel —tenía muy cerca el rostro de Demian. Podía sentir su respiración en mi cara golpeando en mis labios, su aliento cálido.
Sus ojos miraron los míos para luego bajar a mi boca, se fue acercando poco a poco. Una voz en mi cabeza me decía que no debía besarlo, que me aleje de él, pero quería saber a qué sabían sus labios. Se terminó de acortar nuestra distancia y sentí sus cálidos labios presionando los míos. Tenía gusto a cereales sentía un escalofrió recorrer mi cuerpo mis labios seguían el movimiento de los suyos. Fue como si el mundo a nuestro alrededor se congelara en esos segundos el exterior quedo en silencio. Mis manos subieron por su cuerpo y se ubicaron en su nuca. Lo atraje más hacia mí no quería romper ese beso jamás.
Pero, así como mi mente se nublo volvió a recuperar la cordura, esto no era correcto no debía tener esos pensamientos él es mi hermano mayor, rayos él es mi hermano esto no debe estar pasando. Debía detener esto ahora no podía continuar con esto, no era lo correcto. Me separe de él empujándolo lo mire con los ojos muy grandes.
—¡Soy tu hermana! —grite con lágrimas acumulándose en mis ojos porque me sentía culpable. Culpable de no arrepentirme de ese beso.
—¡No, no lo eres! —grito el viéndome a los ojos con dolor y decepción algo que me descoloco.