El Amish

imaginezen

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[yaoi] [boyxboy] [gay] Hielo y Fuego. Cielo y Tierra. Angel y Demonio. Yin y Yang... Еще

El Amish
Capítulo 1: Samuel.
Capítulo 2: Adentrándome en la cultura Amish.
Capítulo 3: El granero.
Capítulo 4: Benjamin.
Capítulo 5: Situaciones inesperadas.
Capítulo 6: ¿Confesiones?
Capítulo 7: Malas influencias.
Capítulo 8: Malditas mudanzas.
Capítulo 9: El pequeño refugio.
Capítulo 10: Roma no se construyó en dos días.
Capítulo 11: Nuevas experiencias.
Capítulo 12: La fiesta.
Capítulo 13: ¿Esto es un adiós..? Parte 1.
Capítulo 13: ¿Esto es un adiós..? Parte 2.
Capítulo 14: ¿Cambio de roles?
Capítulo 15: Ellos no son como yo, son peor.
Capítulo 16: Una nueva etapa.
Capítulo 17: La gota que colmó el vaso.
Capítulo 18: Quien la sigue, la consigue.
Capítulo 19: Problemas solucionados.
ATENCIÓN.
Capítulo 20: Reconciliaciones y más reconciliaciones.
Capítulo 21: De ser el jugador a juguete hay tan solo un paso.
Capítulo 22: ¿Vaso medio vacío o medio lleno?
Capítulo 23: ¿La versión rejuvenecida de Mick Jagger es mi competencia? Parte 1.
Capítulo 24: ¿La versión rejuvenecida de Mick Jagger es mi competencia? Parte 2.
Capítulo 25: El prado, las vacas y.. ¿Adam?
Capítulo 26: Paciencia es lo único que hay que tener.
Capítulo 27: Una de cal y otra de arena.
Capítulo 28. Entre el hielo y el fuego.
Capítulo 29: ¿El fin de una etapa y de mi vida..?
Capítulo 30: Yo nunca busco a nadie, a mí, me buscan.
Capítulo 31: Nada es lo que parece.
Capítulo 32. Extrañas advertencias.
Capítulo 33: Ten cuidado con lo que deseas..
Capítulo 34: Vaivén de actitudes.
Capítulo 35: Suelo conseguir lo que me propongo.
Capítulo 36: Decid adiós a Sami.
Capítulo 37: A fin de cuentas, siempre consigo lo que me propongo.
Capítulo 38: Castillos, princesas y... gaviotas.
Capítulo 39: Dolores de espalda y masajes relajantes.
Capítulo 40: Usa el pasado para ver lo mucho que has avanzado.
Capítulo 41: Adiós pasado.
Capítulo 42: La cita.
Capítulo 43: Noche de chicos.
Capítulo 44: ¿Resurgirás de las cenizas conmigo..?
Capítulo 45: ¿Qué?
Capítulo 46: Día gris.
Capítulo 47: Felicidad efímera.
Capítulo 48: Timmy.
Capítulo 49: Positividad abundante.
Capítulo 50: Copito.
Capítulo 51: ¿Un hermano o un traidor?
Capítulo 52: Risas, besos, abrazos y.. pasión.
Capítulo 53: Miedo... ¿yo?
Capítulo 54: De vuelta a la cárcel.
ATENCION.
Capítulo 55: ¿Adam?
Capítulo 56: Momentos habidos y por haber.
Capítulo 57: "Choques" de suerte.
Capítulo 58: No sólo los borrachos dicen la verdad.
Capítulo 59: Encuentros innecesarios.
Capítulo 60: ¡Nos vamos!
Capítulo 61: Reencuentros.
Capítulo 62: Cumpleaños... ¿feliz?
Capítulo 63: Quien se pica, ajos come.
Capítulo 64: No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Capítulo 65: Volver.
Capítulo 66: Las aguas vuelven a su cauce.
Capítulo 67: El cielo ganó un ángel.
Capítulo 69: Noches húmedas.
Capítulo 70: Una mujer en casa.
Capítulo 71: Demasiadas responsabilidades.
Capítulo 72: La única y dolorosa verdad.
Capítulo 73: Héroes.
// importante!! estimado lector.. //

Capítulo 68: ¡Sorpresa!

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Una semana después.

5 de Septiembre.

Finalmente decidimos que era hora de volvernos a nuestra casa, ya que llevábamos bastante tiempo alojados en el campo, aunque a todos parecía encantarnos, sobre todo a Chris. En el tiempo de estancia allí, Benji invirtió dinero en un hospital infantil que le estaba dando muchos beneficios, lo cual es un gran alivio para todos. Además, tiene un pequeño proyecto en mente que todavía no me quiere decir pero que parece que hará realidad. Me encanta verle tan ilusionado por algo.. Es adorable. Timmy, Lucy y Peter estaban a punto de empezar el colegio, lo cual también nos influenció a tomar la decisión de volver a la ciudad y bueno, también lo hizo mi trabajo. ¿Aún lo conservaba? Vanessa no tenía noticias de mi, ni una. Tampoco es que me molestara mucho en contactar con ella puesto que estaba en el campo pasándomelo genial sin a penas preocupaciones, así que entendería si me llegara a despedir aunque después de todo, me ha explotado trabajando muchas veces cobrando una mierda.

5.15 PM

Chris aparcó el Mercedes nuevo en la entradilla del garaje, dejándome a mi sin a penas sitio para estacionar mi todoterreno, el cual ahora podía decir que era completamente MÍO. Todos habían decidido ir con él en el coche, dejándome a mi en el mío con todas las maletas como acompañantes. Aparqué el coche horizontalmente tras el suyo y me bajé de este con las llaves en la mano, mirando como Chris salía del coche.

-¿Te parece normal quitarme el sitio de aparcar?.- Gruñí divertido.

-Se siente, yo llegué antes.- Respondió, mirándome con una sonrisa divertida mientras se acercaba al maletero. -El mío tira más.- Añadió. Rodé los ojos y reí irónicamente.

-¿Cabe añadir que he ido yo por delante en todo momento? Solo hizo que me adelantaras el semáforo que me pilló en rojo allí atrás.- Respondí con una mirada un tanto desafiante, caminando hacia la parte trasera del vehículo.

-No.- Respondió mientras veía cómo se acercaba y yo abría el maletero. Le miré soltando una carcajada y sacudiendo la cabeza de lado a lado después, dejando que se acercara para ayudarme, al igual que casi todos los demás.

-Venga chicos, ayudad con las maletas.- Ordenó Benji sonriente, cogiendo las dos maletas que tenía en la mano, las cuales eran las suyas.

A los pocos minutos nos encontrábamos frente a la puerta principal; Benji la abrió y de pronto un olor a encerrado hizo que quisiera estornudar. Puse una pequeña mueca de desagrado y me adentré el primero en la casa.

-Huele a cerrado.- Hablé, olisqueando mientras observaba a mi alrededor. Todo estaba tal y como lo recordaba. -Aún así.. Hogar, dulce hogar.- Susurré casi para mi mismo. Por fin estaba de vuelta en mi casa, con mi familia.

-Dios, sí..- Exclamó Chris mientras entraba detrás mía, mirando todo a su alrededor también.

-Hay que limpiar, chicos.. ¿Qué esperábais?.- Preguntó Benji mientras dejaba las maletas frente a las escaleras, siendo imitado por sus hermanos y Timmy.

-¡Eso es!.- Exclamó Lucy, poniéndose las manos en la cintura mientras nos miraba seria.

-Esto en el campo no pasaba..- Chris sacudió su cabeza de lado a lado, caminando hacia las escaleras para subirlas después. A los pocos segundos, todos le imitaron, dejándome solo en esa planta de la casa. Con curiosidad, miré todo a mi alrededor y comprobé como todo estaba lleno de polvo pero.. ¡Benji es rico! ¿Por qué no contrata una empresa que se lo limpie todo? No sé, es lo más lógico.

-Venga. Peter, Timmy y tú os encargaréis de la terraza del jardín, ¿vale?.- Ordenó Benji, caminando hacia la cocina seguido de los pequeños. Miré hacia ellos con curiosidad y me acerqué un poco, soltando una pequeña carcajada al ver la cara de pasotismo de Peter. Siempre igual.

-¡Yo me encargo de esta planta junto contigo y Chris!.- Exclamó Lucy, cogiendo con Benji unos guantes, poniéndoselos después.

-¿A nosotros nos ayuda Samuel?.- Preguntó Timmy, tomando el par de guantes que mi novio le daba. Abrí los ojos al escucharle y negué con la cabeza, dándome la vuelta y yendo hacia la puerta disimuladamente.

-¡Quieto ahí señorito!.- Exclamó Benji, haciendo que me quedara inmóvil por un segundo, dándome la vuelta después.

-¡No escaparás!.- Exclamó Lucy, riendo a carcajadas al igual que Timmy y Peter.

-Pero tengo que.. ir... a trabajar..y Vanessa.. tengo que hablar con ella..- Respondí, ladeando la cabeza a medida que hablaba intentando sonar lo más convincente posible.

-¡Oggg!.- Benji rodó los ojos y terminó de ponerse los guantes. -Vete si quieres, pero después no vengas a meterte en las sábanas limpias las cuales habrá cambiado Christian.- Añadió, dándose la vuelta con chulería, haciéndome querer soltar una pequeña carcajada que me callé.

-¡A limpiar!.- Chris apareció escaleras abajo con un delantal, una redecilla en el pelo y unos guantes de plástico amarillos. Todos lo miramos algo extrañados los primeros segundos, estallando en carcajadas después. Era de lo más gracioso.

-Esto.. yo me voy, ¿vale? tengo que hablar con Vanessa cuanto antes.- Informé, dándome la vuelta con cara de satisfacción al ver que me libraba de limpiar.

-¿Pero no se queda? ¡Joder!.- Exclamó Chris indignado, provocando una carcajada en Benji. -¡Quiero volverme al campo!.- Añadió, dejándome completamente sorprendido mientras salía de la casa. ¿Qué le había dado a Chris por el campo? Se había vuelto adicto o algo así. Sacudí la cabeza y caminé hasta mi coche, me subí a este y arranqué con rapidez en dirección al bar.

Veinte minutos después, debido al tráfico, llegué a mi trabajo, si es que podía seguir considerándose así. Aparqué el coche en la misma calle de este y salí apresurado, entrando en la cafetería con la mirada puesta en el frente y el móvil en la mano. Nada más crucé la puerta, los ojos de distintas personas se clavaron en mi, siendo después superados por Vanessa, que me miró boquiabierta desde la parte interior de la barra.

-¿Samuel?.- Preguntó, llevándose una mano a la boca mientras que el chico que hablaba con ella sentado en una butaca, se giró hacia mi, poniendo los ojos en blanco para después mirarme sonriendo. Vanessa se acercó lentamente a mi y cuando me alcanzó, me abrazó con fuerza, siendo un poco correspondido por mi.

-Hola.. Lo siento.- Susurré, soltando una pequeña carcajada mientras me separaba.

-¿Dónde estabas? ¿Y por qué no has respondido a mis llamadas ni nada? Estaba preocupada.- Añadió, cruzándose de brazos algo seria, mirándome a los ojos. Asentí con la cabeza sonriendo tímidamente, llevándome las manos a la nuca para rascarla levemente.

-Yo.. No sé, me surgió irme al pueblo de mi abuela, que está algo lejos de aquí..- Respondí, encogiéndome de hombros mientras le miraba serio a los ojos.

-¿Y eso? ¿Está enferma o algo..?.- Preguntó, mirándome algo preocupada. Inmediatamente negué con la cabeza, soltando un pequeño suspiro de ''menos mal.''

-Como sabes, me peleé con mi novio y fui hasta allí para arreglarlo, porque su abuela y la mía viven en el mismo pueblo..- Respiré hondo y sonreí ampliamente. -Lo arreglamos y bueno.. Hemos tenido como un par de semanas de desconexión allí para que todo vuelva a ser como antes y eso..- Sonreí levemente al recordar todo, observando como Vanessa me miraba sin parecer estar recibiendo muy buenas noticias. -Sé que te tenía que haber avisado antes, sé que he hecho muy mal, sé que no se me caían los dedos por avisarte pero entre que no había mucha cobertura, lo importante que es Benji para mi y lo implicado que estaba en recuperarle.. Por decirte, que llevo desde que me fui de aquí casi sin fumarme un cigarro..- Solté una pequeña carcajada, intentando poner cara de adorable, lo cual conseguí ya que los ojos de mi jefa se iluminaron. Vanessa suspiró y asintió con la cabeza, haciendo una pequeña mueca con sus labios.

-Está bien, yo no te contaba por aquí ya pero..- Vanessa se dio la vuelta y caminó hacia la barra. Amablemente, la seguí y me senté en una de las butacas que había libre. -Empiezas mañana de nuevo, ¿vale? He contratado a alguien en tu ausencia, por lo menos que acabe el turno de hoy.- Respondió, mirándome con una sonrisa encantadora. -¿Te apetece tomar algo?.- Preguntó, alzando una de sus cejas. De la nada, o bueno, más bien del despacho de Vanessa salió alguien que no me esperaba por allí, pero para nada.

-¿C-camila?.- Pregunté atónito, mirando hacia ella boquiabierto.

-¿Samuel? ¿Qué? ¿Qué haces aquí?.- Preguntó, mirándome con una mezcla de enfado, tristeza y alegría.

-¿La has contratado a ella?.- Pregunté, mirando completamente extrañado hacia Vanessa que parecía sentirste completamente sorprendida de esta situación.

-No, no.. Ella es mi amiga, nada más.- Respondió Vanessa, mirándome con una pequeña risa nerviosa.

-Pero.. ¿Has vuelto? o.. ¿Qué haces aquí?.- Preguntó Camila acercándose a mi fuera de la barra. Me bajé del taburete y le miré a los ojos algo avergonzado.

-He vuelto.. Pero ya que estás aquí.. ¿Aceptas tomar un café conmigo para que hablemos las cosas?.- Pregunté, mirándole algo nervioso a los ojos. Rodó los ojos y finalmente asintió, dándose la vuelta hacia una de las mesas que allí había libres. Antes de seguirla, me giré hacia Vanessa para pedirle lo que queríamos tomar ambos. Una vez me senté frente a ella, se acomodó y me miró a los ojos esperando a que empezara a hablar. -Verás.. Se que ha sido la forma más ruín de hacer las cosas pero no era mi intención, eso que quede claro.- Suspiré, mirándole a los ojos con seriedad. -En ningún momento quise hacerte daño, de veras.. Soy una persona muy impulsiva y de un impulso nació nuestro beso. No es que me arrepienta, eres una chica perfecta.. Guapa, lista y buena gente pero Camila.. yo estoy enamorado..- Agaché la cabeza a la vez que soltaba un suspiro. En ese momento Vanessa se acercó y nos sirvió a ambos un café, retirándose a los pocos segundos una vez yo levanté de nuevo la cabeza.

-Lo entiendo, pero no sé.. Me he sentido utilizada por ti, Samuel.- Agachó la cabeza con los ojos algo brillosos, lo cual me hizo sentir bastante mal.

-Camila.. Lo siento, ¿vale?.- Me incliné sobre la mesa para agarrar su barbilla y levantar su cara, para así poder mirarle a los ojos. -Sé que da esa impresión pero en ningún momento era mi intención. Creo que nadie se merece eso y menos alguien que desde que me conoció ha intentado ayudarme con mi novio, ¿verdad?.- Limpié sus lágrimas con uno de mis pulgares.

-Ya pero no sé.. Me besaste, volviste a hacerlo cuando nos vimos, te quedaste a dormir una semana en mi casa.. Yo pensé que te gustaba como tú me gustabas a mi.- Respondió, cruzándose de brazos mientras me miraba más seria. Me acomodé de nuevo en la silla y comencé a revolver mi café tras haberle echado medio sobre de azúcar.

-Y me gustas. Me gustas como persona. Me pareces una chica muy atractiva, eres preciosa.. De verdad, jamás había visto a una chica tan guapa y adorable pero ya sabes.. Mi corazón pertenece a otra persona, Camila.- Respondí, sin apartar ni un segundo mi mirada de sus ojos. Quería que supiera que lo decía en serio y que me arrepentía de verdad.

-Bueno.. Supongo que también fue mi culpa, ¿no? desde el primer momento que te conocí supe que estabas muy enamorado y por lo que me has contado habéis superado cosas peores que esa..- Respondió, agachando la cabeza avergonzada.

-No es culpa tuya.. Si no del destino, que es muy caprichoso.- Solté una pequeña carcajada que pareció animarla un poco. -Yo.. de verdad, te apreció un montón y agradezco todo lo que has hecho por mi así que.. ¿Aceptarías seguir siendo mi amiga?.- Pregunté tímidamente, provocando que me mirara completamente sorprendida. Camila suspiró y ladeó un poco la cabeza.

-Me costará un poco porque bueno.. tú a mi me gustas un poco pero..- Agachó la cabeza por unos segundos, agarrando la taza de café entre sus manos. -Pero claro. Borrón y cuenta nueva, ¿sí?.- Sonrió por fin, mirándome directamente a los ojos. Podía verla algo dolida, pero a la vez aliviada de haber aclarado bien las cosas, supongo.

-Amigos.- Respondí, estirando mi mano hacia ella; amablemente, agarró la mía con la suya y la estrechó, soltando una dulce carcajada.

7.30 PM

Después de pasar un buen rato junto con Camila y Vanessa charlando de lo que habíamos hecho los tres durante mi ausencia en la ciudad, decidí tomar camino de nuevo a casa. Con suerte, ya se habían encargado de limpiar todo o la gran mayoría al menos, por lo cual ya no me necesitarían. Tenía la radio puesta en una de las emisoras más escuchadas de todo Ontario y comenzaron a comentar algo sobre el cumpleaños de un artista, del cual no escuché bien el nombre. Comentaban que era más o menos sobre la veintena de Septiembre, lo cual me recordó que cada vez estaba más cerca el cumpleaños de Benji. ¡Mierda! Y no le tenía regalo.

-Es cierto.. ¿Y ahora qué hago?.- Murmuré, mirando hacia el semáforo esperando que se pusiera en verde, lo cual hizo a los pocos segundos. Arranqué con rapidez, incorporándome en el carril de mi derecha, el cual giraba hacia una calle mientras que el mío continuaba recto hacia la entrada de la autovía. Esa calle, llegaba hasta una de las más lujosas de todo Ontario. Todo son tiendas de marcas muy caras tipo Givenchy, Channel, Massimo Dutti.. Tiendas así. Es como una mini ciudad lujosa dentro de otra gran ciudad. Tenía entendido que por allí se encontraban las mejores joyerías de toda la ciudad, así que decidí pasarme para ver que podía regalarle a Benji porque claro.. ¿Qué se le regala a un chico rico?

Un par de semanas después..

22 de Septiembre.

9.00 AM

Abrí los ojos al escuchar el vibrar de mi móvil sobre la mesita de noche, apagándolo con rapidez para que Benji no se despertara. Era su cumpleaños y en nada tenía que ir a recoger dos de sus regalos. Uno de ellos lo encargué hacia ya un par de semanas, por lo tanto tendría que estar más que listo. El otro, se me ocurrió hace pocos días trabajando cuando vi a un tío con las manos tatuadas, recordándome que yo tenía un tatuaje; gracias a Dios, Vanessa me dio un adelanto para poder pagar ambos regalos y por suerte, también me llegó para regalarle algo de parte de Adam. Aunque bueno, tuve que coger un poquito de dinero de Benji, pero piensa que lo he invertido en el dentista así que..

Días atrás, aburrido y sin nada que hacer me puse a rebuscar por los cajones del mueble de la televisión del salón y por la cara, encontré una foto de Benji y Adam abrazándose. Tenía que ser de cuando se fueron a vivir juntos a su caravana, ya que esta se veía detrás. Era simplemente adorable y sabía que a Benji le gustaría mucho, por lo tanto, mandé a imprimirla con las medidas de la pared frontal de la sala de meditar, para colocarla allí y que siempre que fuera a meditar, tuviera presente a su angelito guardián. Por fin todo era perfecto. Nuestra relación iba viento en popa, aunque hoy no seríamos nada más que amigos delante de su familia. En parte me dolía pero a su misma vez, lo entendía, así que decidí no ponerle pegas a ello cuando Lucy me lo recordó planeando la fiesta sorpresa que le ibamos a preparar.

El plan era el siguiente:

Chris se lo llevaría a mirar unas tierras que puede que esté interesado en comprar mientras que yo voy a por los regalos que le he comprado y también los de Peter, que se quedará en nuestra casa con su tio, mi abuela y la suya preparando y decorando todo para la fiesta sorpresa. Muriel también vendrá junto con Frank y Copito, ya que sé que le hará mucha ilusión. Una vez recoja los regalos, tengo que pasar por la tienda del mural, cogerlo y colocarlo. Tenía mucho trabajo y poco tiempo, así que tenía que ser ágil y muy, muy rápido. Sentí a Benji revolverse en la cama y me acerqué a él bajo la sábana que a penas nos tapaba, abrazándole por la cintura.

-¿Sami..?.- Preguntó, abriendo un par de segundos los ojos para después volverlos a cerrar.

-Buenos días Benji.. despierta... tienes que ir a trabajar..- Susurré cerca de su oído, haciéndole pequeñas caricias con mis labios en este.

-Buenos días Sami..- Respondió, abrazándose a mi cuello con ganas mientras yo me arrimaba más hacia él hasta quedar casi sobre su cuerpo.

-Felicidades.- Susurré, dándole un gran beso sonoro en la mejilla. -Al.- Otro beso, esta vez más cerca del labio. -Mejor.- Otro, en la comisura de los labios. -Novio.- Repetí el mismo en la comisura de los labios, pero más sobre sus labios que sobre su cara. -Del mundo entero.- Añadí, dándole un par de picos en los labios mientras poco a poco abría los ojos, sonriendo sobre mis labios.

-Gracias..- Murmuró, abrazándome con más fuerza.

-¿Qué se siente al cumplir veintitrés?.- Pregunté con una de mis cejas alzadas, dándole pequeños besos por la barbilla, subiendo después a sus labios.

-Hmm.. No sé.. Pero soy feliz.- Respondió, soltándose poco a poco de mi para estirarse, al igual que hice yo. -Pero no me apetece ir a eso.. quiero quedarme contigo.- Respondió, mirándome mientras hacía pucheritos y se sentaba en la cama.

-Tranquilo, yo tengo cosas que hacer.. Ya sabes, tengo que ir a hacerle un par de horas a Vanessa.- Respondí, intentando que no se notara que estaba mintiendo.

-Oh.. Pero después vendrás, ¿no? No quiero que faltes en este día tan especial..- Respondió, acercándose a mi en la cama para abrazarme de nuevo, esta vez por la espalda.

-Claro que vendré.. No me lo perdería por nada del mundo.- Respondí, girando mi cabeza hacia él, desviando lentamente mi mirada hacia sus labios. Acerqué como pude los míos a los suyos y le robé un gran beso que continuó. Un par de minutos después se separó y se puso en pie, agarrándome de de la mano para ponerme en pie.

-Vamos a desayunar.- Informó, mirándome con una gran sonrisa.

-¿Te lo preparo yo mientras tú te das una ducha?.- Pregunté, poniéndome en pie mientras entrelazaba mis dedos con los suyos. De pronto, escuchamos grandes pasos subiendo las escalera. Era algo así como una estampida, lo cual me hizo soltar una gran carcajada.

-Date tú la ducha, yo creo que tengo compañía..- Respondió, haciendo un gesto con la cabeza hacia las escaleras, donde estaban mirándonos Chris, Timmy, Peter y Lucy con expectación y grandes sonrisas por sus caras. Asentí con la cabeza y me separé de él muy a desgana, provocando que los cuatro echaran a correr hacia él.

-¡Felicidades!.- Gritaron todos a la vez unas cien mil veces. Sacudí la cabeza y caminé hacia el baño, abrí la puerta y al cerrarla, comencé a desvestirme para darme una gran ducha.

Salí de la ducha con la toalla anudada a la cintura, bajé hasta mi habitación y me puse unos pantalones grises de chándal algo caídos, una camiseta sin mangas de color gris y unas deportivas blancas. Una vez vestido, bajé hasta el piso de abajo donde Benji y Chris ya estaban listos para irse.

-¿Ya os vais? ¿Tan rápido?.- Pregunté sorprendido, terminando de bajar las escaleras mientras me ponía un reloj.

-Sí, el dueño de las tierras nos ha llamado que más tarde se le complica la cosa.- Respondió Chris, guiñándome un ojo disimuladamente mientras poco a poco iba cogiendo lo que quería decir.

-Bueno, yo también tengo que irme a trabajar ya porque voy a llegar tarde..- Respondí, acercándome a Benji para darle un gran abrazo. -Felicidades otra vez, bebé.- Susurré, dándole un par de besos en el cuello al sentir que correspondía mi abrazo.

-Te echaré de menos mientras no estés aquí, Sami..- Murmuró, haciéndome pucheritos mientras se separaba de mi, haciéndome sentir grandes cosquillas en el estómago. Esas que tan solo él me hacía sentir.

-Y yo a ti, pero volveré pronto.. Te lo prometo.- Respondí, dándole un par de picos mientras le miraba a los ojos serio. Él sonrió y asintió con la cabeza.

-Bueno, ¿nos vamos ya?.- Chris habló algo nervioso. Sabía que estas cosas le ponían nervioso y me encantaba. -Samuel, ¿tu coche obstruye la salida del mío o..?.- Preguntó, haciéndome quedar algo dudoso.

-No sé.. Pero creo que no, ayer le dejé espacio al culo gordo de tu coche para que salga sin hacerle nada a mi niño.- Respondí, cogiendo una manzana del frutero, dándole un gran mordisco mientras miraba divertido a Chris, que me fulminó con la mirada.

-Adiós chicos, portaros bien.- Habló Benji, mirando hacia sus hermanos.

-¡Adiós!.- Exclamó Peter.

-¡Felicidades otra vez Benji!.- Exclamó Lucy.

-¡Felicidades de nuevo, Benjamin!.- Exclamó Timmy, seguido de Lucy. Una vez salieron por la puerta, les miré seriamente a todos mientras le daba otro mordisco a la manzana.

-¿Ya vienen nuestras abuelas para aquí?.- Pregunté con curiosidad, observando como los tres asentían.

-Es que el tren de más tarde no pasa, así que les ha tocado venir en el primero.- Respondió Lucy, mirándome con una pequeña sonrisa.

-Está bien.. Yo iré a por los regalos. Portaros bien en lo que no vienen, ¿sí? tengo muchas cosas que hacer y mucho menos tiempo ahora.- Solté un pequeño bufido, caminando hacia el lugar donde estaban las llaves de mi coche.

-Está bien, yo cuidaré de estos críos.- Respondió Peter, haciéndome soltar una pequeña carcajada.

-No creo que tarden mucho, así que.. Poneros a ver la tele, no empecéis sin las abuelas y no le abráis la puerta a nadie, ¿entendido?.- Caminé hacia la puerta, mirándoles serio desde allí. -Si no ya sabéis qué pasa.- Les guiñé un ojo con chulería y salí por la puerta hacia mi coche, en el cual me monté observando como a lo lejos iban Chris y Benji. Cogí el móvil y busqué el número de mi tatuador, marcándolo con rapidez. Llevé el móvil a mi oído y a los pocos segundos de dar línea, contestó.

-¡Lemaaaaaaarck, cabrón! ¿Cómo estás? Ya pensé que te habías olvidado de mi.- Exclamó al otro lado, soltando una gran carcajada.

-¡Gordo cabrón!.- Exclamé, soltando una gran carcajada al igual que él. -¿Ya tienes la tienda abierta?.- Pregunté, alzando una de mis cejas sonriendo.

-Por supuesto, ¿te piensas que todos somos unos vagos como tú o qué?.- Respondió divertido.

-Eeeeh, que yo ya tengo trabajo ¿eh?.- Exclamé, riendo. -Es que verás.. ¿tienes un huequecito para mi? Quiero que me arregles el tatuaje de la otra vez.- Respondí.

-¡Por supuesto! Y si no, ya sabes que para los amigos siempre tengo hueco.- Respondió. -Pásate en diez minutos y perfecto, ¿entendido?.- Añadió, con su voz de motero malo.

-Genial. ¡Gracias!.- Exclamé, colgando después para dejar el móvil en el asiento del copiloto. Genial, uno de tres regalos.. ¡Listo!

12.00 PM

''ya no sé como entretenerle mas.. ya vamos para ahi, lo siento''

-Genial.- Susurré para mi mismo mientras comprobaba que el mural había quedado perfectamente pegado a la pared. Era.. No tenía palabras para describir la felicidad que irradiaba esa foto. Ambos sonrientes, dándose un gran abrazo.. Ojalá Adam estuviera con nosotros para celebrar un día tan sumamente especial.. Sonreí y salí de la habitación de meditar, cerrando la puerta mientras me quitaba los guantes que había utilizado para colocar las cosas, ya que llevaba un pegamento que parecia ser bastante fuerte y no tenía ganas de que se me pegaran los dedos o algo por el estilo. Los dejé sobre el lavamanos del baño de Benji y bajé las escaleras hacia el primer piso, encontrándome con mi abuela y la de Benji terminando de hacer una tarta.

-¡Oh, Muriel! Perdona que estaba terminando el regalo de Benji...- Exclamé al verla entrar de la terraza. Me acerqué a ella y le di dos besos. -Gracias por venir.- Añadí, mirándole con una gran sonrisa.

-¡A ti por invitarnos, hijo!.- Exclamó, dándome una pequeña caricia en la mejilla. Frank entró tras ella y me miró riendo.

-Qué pasa chaval.- Habló mientras me estrechaba con fuerza la mano.

-Vamos a ver, Chris me ha dicho que en un rato probablemente lleguen así que.. ¿estáis peparados para esconderos y eso?.- Pregunté, mirando hacia todos y cada uno de los invitados. Estaban: Mi abuela, su abuela, su tío, Peter, Lucy, Timmy, Muriel, Frank y Copito. Estaba emocionado porque llegara Benji y viera todos los regalos que le teníamos. Todos eran muy especiales, sobre todo los de sus hermanos y Timmy.

A los diez minutos más o menos, escuché como el Mercedes se estacionaba frente al garaje, ya que había salido a fumarme un cigarro a la entrada y de paso vigilar. Tiré el resto del cigarro al suelo y lo pisoteé, volviendo a entrar en la casa con rapidez.

-¡Ha llegado!.- Exclamé, provocando la euforia en todos. Lucy les indicó hacia donde tenían que ir, es decir, al cuarto de los abrigos ya que desde la entrada no se veía. Me tiré en el sofá y encendí la tele, haciendo como cualquier otro día. Al par de minutos la puerta se abrió y Chris entró por ella, mirándome con una sonrisa bastante nervioso. Solté una pequeña carcajada al verle y sacudí la cabeza, mirando después hacia Benji con una gran sonrisa.

-¡Sami!.- Exclamó, acercándose a mi con una gran sonrisa. Sonreí poniéndome en pie y acercándome a él, dándole un pequeño abrazo, no muy cariñoso, como saludo.

-¡Felicidades Benjamin!.- Gritaron todos, saliendo de su escondite, provocando un pequeño sobresalto en Benji que después se convirtió en grandes carcajadas por su parte. Chris se escabulló entre el montón y subió las escaleras con rapidez, bajando por estas a los pocos segundos.

-¡Benji, toma!.- Exclamó con una caja de color blanco entre sus manos.. Todos se hicieron a un lado con curiosidad, dejando que Chris se acercara a mi novio.

-¿Qué es?.- Preguntó Benji abriendo la caja, quedándose algo sorprendido al ver lo que había en su interior. Me acerqué a él y pude ver como era un móvil, lo cual me hizo un poco de gracia.

-Así ya puedes llamarme y no desgastas tu bonita voz en gritos.- Respondió Chris, mirando con una gran sonrisa hacia Benji. -Que vas a desgastarme el nombre. ¡Christiaaan! ¡Christiaaaaaan!.- Gritó, imitando a Benji mientras todos estallábamos en carcajadas. Sentí como alguien me agarraba del brazo e inmediatamente me giré, comprobando que era Peter.

-¿Dónde has dejado mi regalo?.- Preguntó seriamente.

-En tu habitación.- Respondí, dedicándole una pequeña sonrisa que amablemente, me devolvió.

-Pero Christian esto en serio.. ¡No hacía falta! Además, no se como se usa..- Benji sacó el móvil de la caja y lo encendió, dándole la caja a Chris que la agarró sin problema alguno.

-Mira, cuando quieras llamarme pulsas aquí, aquí y aquí.- Indicó el rubio, marcándole los lugares en los que tenía que pulsar. -Te he guardado el número de Samuel y el mío, así que cualquier cosa que necesites ya sabes.- Añadió mientras Benji reía a carcajadas.

-¡Benjamin! ¡Ahora el mío, ahora el mío!.- Exclamó Peter mientras bajaba a toda prisa las escaleras con dos cajitas en las manos. Benji le miró expectante y después, miró a Chris.

-Se bloquea aquí.- Chris bloqueó el móvil de Benji y este sonrió.

-Guárdalo tú, de momento.- Respondió Benji, mirando con una gran sonrisa hacia Peter. Peter se acercó y le entregó una de las cajitas, la cual abrió con rapidez y curiosidad.

-Peter..- Susurró, observando el interior de la caja. Era una placa que ponía: Para Benjamin, el mejor Amish del mundo. Los ojos de Benji se iluminaron como dos grandes luceros, mientras que los demás sonreían y comentaba por lo bajo lo bonito que les había parecido el regalo. Peter, con una gran sonrisa le entregó la siguiente caja y este, la abrió también. Era otra placa, ponía: Para Benjamin Artmann, el mejor hermano del universo. Benji miró hacia Peter y acto seguido, se avalanzó sobre él para abrazarle y darle besos por toda la cara. Todos aplaudieron, mientras que yo trataba de no reírme por la cara de circunstancia que tenía Peter. Quería hacerse el chulo, aparentar que no quería que Benji hiciera eso pero todos sabíamos que estaba completamente encantado.

-No intentes hacerte el macho, Peter. ¡El único macho soy yo!.- Exclamó Chris mientras todos nos reíamos a carcajadas.

-¡Y yo!.- Exclamó Timmy, antes de caminar hacia las escaleras junto con Lucy.

-Noooo, tú mejor que no seas como Christian.- Respondió Lucy, agarrando del brazo a Timmy que sonrió mientras asentía con la cabeza. Chris hizo como si llorara de mentira y comenzó a reírse al igual que hacíamos los demás.

-Y yo, obviamente.- Respondí entre carcajadas, mirando hacia Chris con una de mis cejas alzada.

-Tú... bueeeno...- Benji me miró con los ojos completamente iluminados, dedicándome una gran y pícara sonrisa.

-¡Ahora el nuestro!.- Exclamó Lucy, bajando las escaleras junto con Timmy. Ambos llevaban entre sus brazos lo que parecían ser muñecos, todos muy distintos. Se acercó a Benji junto con Timmy y todos miramos con curiosidad, ya que no sabíamos muy bien lo que eran. -Hemos hecho estos muñecos, uno de cada uno de la casa para mi casita de muñecas. ¡Así puedo jugar con todos nosotros!.- Exclamó Lucy, mirando hacia su hermano mientras él agarraba algunos de los muñecos, observándolos con una expresión de sorpresa total, como la de todos los demás. Estaban tan sumamente bien hechos.. Lucy era toda una artista.

-Awwww..- Susurró, dándole un gran abrazo en el cual también incluyó a Timmy, dándole un beso en la cabeza a cada uno.

-Benjamin.. Yo es que no tengo dinero..- Susurró Timmy al separarse, haciendo pucheritos.

-Tranquilo Timmy, tú mismo eres un regalo para mi.- Respondió Benji, dándole un gran abrazo de nuevo, provocando que al pequeño se le iluminaran los ojos.

-¡Nosotros te hemos traído a Copito de regalo!.- Exclamó Muriel, riendo a carcajadas.

-Y nosotras te hemos preparado una tarta bastante rica.- Respondió su abuela, mirándonos con ternura.

-Genial, id sirviendo la tarta y eso que yo voy a enseñarle una cosa en el piso de arriba, ¿vale?.- Informé, recibiendo afirmación por parte de mi abuela y la suya. Benji me miró extrañado y Chris pícaro, alzando una de sus cejas.

-Qué atrevido, con toda la familia aquí..- Respondió Chris, soltando una gran carcajada. Le fulminé con la mirada mientras también reía y agarré a Benji del brazo, llevándolo conmigo hasta la sala de meditar. Una vez allí, antes de abrir la puerta le di un pequeño beso en los labios.

-No podía aguantar más.- Le miré tímido, soltando una pequeña carcajada mientras cogía el pomo de la puerta entre mis manos.

-¿Sólo por esto me has traído?.- Preguntó sorprendido, rodeando mi cuello con sus manos mientras acercaba de nuevo sus labios a los míos, dándome un par de pequeños picos.

-No.. Vengo a darte tus regalos.- Respondí feliz. Benji se separó y me miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad. -Este, es departe de Adam.- Añadí, abriendo la puerta. Sus ojos se abrieron como platos, al igual que su boca.

-¿E-es-está ahí?.- Preguntó casi sin poder articular palabra. Tristemente negué con la cabeza y entonces se adentró en la habitación. -¡Sami!.- Exclamó, girandose hacia mí, llevándose las manos a la boca de la sorpresa. Me adentré tras él en la habitación, mirándole con una gran sonrisa mientras observaba como sus ojos empezaban a desprender pequeñas lágrimas de felicidad. -Es precioso Sami..- Susurró, abrazándome con fuerza, refugiando su cabeza en mi cuello. Correspondí su abrazo rodeando su cintura con mis brazos, apoyando mi cabeza en su hombro.

-Dale las gracias a Adam, seguro que él es el responsable de que se me ocurriera esta idea..- Respondí en voz baja cerca de su oído, separándome poco a poco.

-Es que mira.. ¡Es gigante!.- Exclamó, acercándose a la pared, colocándose junto a Adam. -Así podré recordarle siempre feliz..- Respondió, acariciando una cuarta parte de la mejilla de Adam en la foto.

-Sí..- Respondí con una gran sonrisa. -Y mira tú.. Qué feliz..- Respondí, observando su parte en la foto con ternura. Me gustaba tanto verle feliz.. -Ven.- Ordené, llevando mi mano a mi bolsillo trasero. De él, saqué una pequeña cajita de terciopelo negro y extendí mi mano. Benji me miró sorprendido y se acercó lentamente, mirando con curiosidad lo que tenía en la mano.

-¿Pa-para mi..?.- Preguntó lleno de curiosidad, señalando la cajita en mi mano. Asentí con la cabeza, sonriendo poco a poco mientras le miraba ilusionado y algo nervioso. No sabía si iba a gustarle o no. Era una pulsera de oro con un grabado que ponía; ''Eres el dueño de mi corazón. Sami.'' Benji agarró la cajita, la abrió y su boca se abrió más, haciéndome soltar una pequeña carcajada producida más que nada por el nerviosismo. Cogió la pulsera y la observó con todo lujo de detalles, deteniéndose en la parte del grabado.

-Eres el dueño de mi co..- No pudo terminar de hablar, enseguida me miró con una gran sonrisa y los ojos algo encharcados, abrazándome con toda la fuerza del mundo, haciéndome suspirar aliviado. Continué su abrazo con ganas, cerrando los ojos para disfrutarlo más.

-Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.- Susurró en mi oído, acompañando sus palabras con besos.

-Y yo a ti Benji, más que a nada ni nadie..- Respondí, separándome lentamente de él. -¿Sabes? tengo uno más.- Respondí, mirándole con una de mis cejas alzadas.

-¿Otro más?.- Preguntó, bastante sorprendido, secándose las pequeñas lágrimas que le habían salido.

-¿Recuerdas cuando llegué al poblado que tenía un tatuaje?.- Pregunté mientras entrelazaba mi mano izquierda con su derecha, acariciándole la palma superior de la mano.

-Sí..- Respondió, mirándome bastante extrañado.

-Pues mira..- extendí mi mano derecha recogiendo el dedo índice para que el tatuaje en el dorsal del dedo corazón pudiera verse. Había convertido la cruz en una preciosa B de Benjamin, obviamente. -Dicen que este dedo está conectado directamente con el corazón y tú, cómo tu nueva pulsera dice, eres el dueño de mi corazón..- Sonreí, mirando el tatuaje, observando después su expresión de sorpresa. -Tú me has ayudado a cambiar, me has ayudado a ser mejor persona, a creer y sobre todo.. a querer.- Añadí, mirándole directamente a los ojos, al igual que él hacía conmigo. -Así que.. Felicidades mi vida, te quiero mucho, ¿vale?.- Benji me miró perplejo, parecía que todavía no se lo creía. Cerró la cajita con la pulsera y la agarró con fuerza, abrazándome por el cuello mientras yo le abrazaba a él por la cintura, acercándonos más el uno al otro.

-Te has hecho un tatuaje con mi inicial..- Susurró, mirándome directamente a los ojos. -No te haces ni una idea de lo mucho que te quiero, Sami..- Añadió, comenzando a besarme lentamente, siendo correspondido por mi. Acaricié con suavidad su cintura mientras saboreaba sus labios, los cuales parecía que cada día estaban más y más ricos. Poco a poco, ambos fuimos cerrando los ojos y tímidamente, su lengua acarició mi labio inferior, el cual amablemente le concedió el permiso para adentrarse en mi boca y así lo hizo, acariciándose con la mía de un lado hacia otro. Poco a poco el beso iba subiendo de temperatura; no debíamos pero en ese momento tan solo existíamos él y yo hasta que alguien llamó a la puerta.

-¿Estáis ahí? ¡ya está servida la tarta!.- Exclamó el tío Peter, provocando que nos separáramos de golpe, mirándonos sorprendidos, asustados pero intentando no reírnos.

-Sí, sí, ya vamos.- Respondió Benji, dándome un último beso en los labios. -Gracias..- Susurró sobre mis labios antes de separarse, yendo conmigo de la mano hasta la puerta de la habitación, saliendo después.

La fiesta había sido fantástica. Todos nos lo habíamos pasado genial pero sobretodo, Benji. La tarta de nuestras abuelas, sin ofender a mi madre que en paz descanse, era la mejor tarta que había probado en toda mi vida. Toda la familia pasamos una tarde agradable, bailando los unos con los otros, jugando a juegos en equipo, duchándonos con las mangueras del jardín, persiguiendo a copito.. En fin, un cumpleaños lleno de diversión y felicidad. Y justamente, eso era lo que quería. Toda la felicidad del mundo para él, mi novio.

12.30 AM

-Benji..- Murmuré acomodado en la cama, observando como dejaba su vasito de agua sobre la mesita y se tumbaba a mi lado, mirándome completamente feliz. -¿Te ha gustado tu cumpleaños?.- Pregunté, girándome hacia él apoyando mi cabeza sobre uno de mis brazos.

-¡Claro! Y los regalos.. Me han encantado.. No por ser materialista, si no porque todos están llenos de amor y dedicación para mi, sobre todo el de Lucy.- Respondió, mirándome mientras se tapaba con la sábana.

-A mi todavía me falta darte uno.- Respondí, alzando pícaramente una de mis cejas.

-¿Otro más..? ¡Ya me has dado dos! Y son perfectos.. de verdad.- Respondió, mirándome con una pequeña y adorable sonrisa.

-Shh..- Susurré, acercándome a él para darle un pequeño beso en los labios. Me separé de él y me levanté de la cama, yendo hacia el baño. Me quité el pijama que me había puesto, dejándolo estirado hacia un lado. Cogí la ropa de Amish que había escondido en uno de los cajones del lavamanos y me la puse rápidamente, mirándome al espejo después para colocarme bien los tirantes. Cogí el típico sombrero negro Amish y me lo puse, abriendo la puerta. Caminé hacia la cama, dejándole completamente sorprendido. -Hola. Me llamo Samuel Lemarck y soy un amish muuuy bueno..- Hablé mientras me acercaba a él, mirándole con una pequeña y tímida sonrisa. Él simplemente se reía a carcajadas, mirándome y riéndose cada vez más.

-No..- Negó firmemente con la cabeza, sonriendo pícaramente mientras me ponía sobre su cuerpo, sentándome en su cintura. -Tú eres un amish muy malo. Travieso y hmm..- Jadeó acercando sus labios a los míos, dándome un pequeño mordisco en el inferior, haciéndome soltar un pequeño suspiro placentero. -Muy sexy.- Añadió, tirándome de los tirantes. Sonreí al escucharle y agarré sus manos, entrelazando mis dedos con los suyos mientras acercaba mis labios a los suyos, comenzando a darle pequeños besos. -Quieto, quieto.. Si quieres jugar.. Juguemos.- Puso sus manos sobre mi pecho y me empujó hacia atrás y hacia un lado después, levantándose mientras reía pícaramente. Sorprendido, observé como caminaba hacia el baño haciendo una pequeña parada antes en el armario del cual cogió algo, lo cual no logré ver. Me encantaba verle así de pícaro, juguetón pero a la vez inocente como él solo era. Me encantaba, con sus muchas virtudes y escasos defectos.

A los pocos segundos salió del baño con el peto vaquero que tanto me gustaba, haciéndome soltar un fuerte suspiro del placer tan solo visual que me provocó su imagen. No llevaba camiseta debajo, tan solo parecía llevar el peto y.. era mi debilidad. No sé.. Le hacía tan sumamente sexy.. Mi primera paja pensando en él fue tras verle así, si mal no recuerdo.

-Eso no vale..- Murmuré, mordiéndome el labio inferior mientras se acercaba lentamente a mi, sonriendo.

-¿Por qué?.- Preguntó, intentando hacer pucheritos con una cara sexy, lo cual le salió a la perfección.

-Porque ese petito es mi debilidad.. Uf..- Suspiré, sintiendo cada vez más calor mientras gateaba sobre mi cuerpo, acercando sus labios a los míos.

-¿Y qué tiene de malo eso..?.- Preguntó pasando su lengua por mis labios, mirándome directamente a los ojos con una gran sonrisa dibujada en sus labios.

-Que me estás poniendo muy cachondo..- Respondí, entrelazando mis dedos con los suyos, llevando nuestras manos cerca de mi cintura. Benji no contestó, simplemente comenzó a besarme con ganas, siendo totalmente correspondido por mi. Sus labios estaban ansiosos por los míos y viceversa. Su cuerpo comenzó a rozarse con el mío, lo que hizo que rápido las prendas de ropa se convirtieran en un terrible estorbo.

Jamás había sentido la atracción que sentía por él, era.. Increíble, desorbitada, fascinante, placentera.. Era todo lo bueno que pueda existir.

Sus manos se deslizaron por mi cuerpo hacia el broche delantero de los tirantes que llevaba puestos, desabrochándolos muy lentamente mientras su lengua y la mía jugueteaban sin parar. Mis manos se desplazaron hasta su cintura y lentamente las metí bajo su peto vaquero, ya que era abierto por los lados hasta la cintura. Acaricié su cuerpo hasta el final de su espalda, donde descubrí que bajo el peto no llevaba absolutamente nada, lo cual me hizo soltar una pequeña risa pícara que hizo que el beso terminara. Le miré a los ojos algo sorprendido porque se hubiera separado al escucharme reír y entonces, rió también, mordiendo uno de sus dedos mientras me miraba directo a los ojos, sentándose sobre mi cintura.

-¿Te gusta que no lleve nada debajo?.- Preguntó con una voz suave y muy sensual. Era perfecta, no había más que discutir.

-Demasiado.- Respondí junto con un gemido ahogado al sentir las caricias que provocaba su culo sobre mi cintura.

-¿Ah sí..? Demuéstramelo.- Respondió guiñándome un ojo. Mordí mi labio inferior con fuerza y le agarré por la cintura, echándole brusca pero a la vez suavemente a un lado en la cama, enrollando sus piernas en mi cintura mientras me quitaba los tirantes y desabrochaba la camisa. Una vez hecho esto, me acerqué a su cuello y comencé a darle besos por él, saboreándolo con todas las ganas del mundo y más. Amaba su sabor, era completamente adicto a él. Mientras disfrutaba de su cuello y él de mis labios, mis manos abordaron los tirantes que tenía su peto vaquero, desabrochándolos para después pegar mi pecho contra el suyo, restregándome con él mientras soltaba pequeños jadeos sobre sus labios. Sus manos bajando agresivamente hasta mis pantalones los desabrocharon, provocando que me separara para quitármelo y así, quedar en bóxers, ya que también me quité la camisa. Le miré de pie junto a la cama, observándole tumbado en la cama con el peto desabrochado a medio quitar, sin nada debajo, sus dientes mordiendo su labio inferior mientras su mirada llena de deseo recorre mi cuerpo de arriba abajo. Me puse sobre él lentamente, apoyando mis manos junto a su cuello en la cama, mirándonos el uno al otro a los ojos.

Soltó una pequeña carcajada bastante pícara que yo continué. Acerqué lentamente mis labios a los suyos a la vez que mi paquete comenzaba a rozarse lentamente con el suyo de arriba abajo, sintiendo el tacto de su polla cada vez más dura bajo su peto, al igual que la mía bajo la tela de los calzoncillos. Propiné un pequeño pero húmedo beso sobre sus labios y de inmediato, me lo devolvió. Comencé a besarle con ganas a medida que comenzaba a rozarme con más ganas contra él, sintiendo su cuerpo con el impedimento que eran en ese momento las ropas.

-Arrww..- Gimoteé sobre sus labios, haciéndole soltar un gran gemido que me puso muchísimo más cachondo. Comencé a besarle con brutalidad, mordiendo entre beso y beso su labio inferior con suavidad, bajando lentamente mis manos por sus costados. Me separé lentamente de él y le quité el peto, separando también mis labios de los suyos, mirándole de arriba abajo mientras me mordía el labio. -Hmm.. estás tan cachondo como yo, eh..- Susurré, quitándome los calzoncillos, quedando con mis piernas entre las suyas. Me senté sobre mis talones y le agarré por los tobillos, acercando su cintura a mi. Subí algo bruscamente mis manos por sus piernas, acariciando sus muslos hasta dejar mis manos sobre su abdomen. Poco a poco subí mis manos por su torso a medida que me inclinaba hacia él hasta alcanzar su bajo vientre con mis labios, sobre el cual deposité un par de besos bastante húmedos, haciéndole pequeños chupetones. Sentía su polla rozar mi cuello, cada vez más dura si es que eso podía ser posible. Estaba comenzando a sudar, mi temperatura corporal era extremadamente alta. Bajé lentamente mis besos hasta que llegué a la punta de su polla, por la cual paseé mi lengua circularmente mientras la agarraba con la palma de mi mano, compartiendo un jadeo - gemido con Benji al sentirnos el uno al otro. Pasé mi lengua por la punta de su polla, dándole un gran lametazo que le hizo estremecerse sobre la cama; poco a poco metí su polla en mi boca hasta sentirla profundamente en la garganta, escuchando como jadeaba placenteramente y las respiraciones de ambos se aceleraban de una manera completamente inhumana. Comencé a mover mi cabeza de arriba abajo, saboreando su polla mientras la chupaba, haciéndole gemir mientras agarraba con fuerza las sábanas. Bajé mi cabeza del todo hasta que la punta de su polla dio con mi garganta, dejándola ahí durante unos segundos, sintiendo como una pequeña lagrimilla caía por mis ojos. La saqué y pasé mi mano por ella, pajeándola por unos segundos. Subí mi cuerpo sobre el suyo, acercando mis labios a su cuello, comenzando a comérselo con ganas.

-Hazme tuyo Sami.. Solo tuyo..- Susurró en mi oído, al cual después dio un pequeño mordisco. Sonreí con ganas soltando un gran suspiro sobre su cuello, sintiendo cada vez más calor. Agarré sus muslos con fuerza y me eché hacia un lado, llevándomelo conmigo hasta quedar él encima y yo debajo. Sin embargo, su pecho se mantenía pegado al mío. Se colocó correctamente sobre mi poniendo sus manos en mi pecho, echándose lentamente hacia atrás. Agarré mi polla por el final para mantenerla quieta y poco a poco se sentó sobre esta hasta llegar a la mitad mientras yo mordía mi labio inferior para callar los gemidos. De repente, se la metió de golpe, soltando un gran gemido que continué, arqueando mi espalda placenteramente. Gruñí del placer y agarré con autoridad su cintura, comenzando a moverle lentamente de arriba abajo sobre mi, sintiendo como su culito se apretaba cada vez que mi polla iba a salir, pero volvía a introducirse con ganas, haciéndonos soltar a ambos un gran gemido. Inclinó lentamente su cuerpo sobre el mío, comenzando a darme besos por la barbilla mientras yo dirigía el movimiento de entrada y salida de mi polla en su dulce culo, que tan loco me volvía. Ambos estábamos sudando y cada vez iba a más, el calor era terriblemente alto pero estábamos disfrutando como nunca. Mantuve su cintura quieta al sentir que estaba entero en su interior, moviendole circularmente, provocándonos un placer inmenso a ambos. Tragué saliva, sintiendo cada vez más placer, agarrando con fuerza su cintura mientras comenzaba a moverle más rápido de arriba abajo, sintiendo como sus besos cada vez se alargaban más en mi cuello. Comenzó a hacer pequeños chupetones en mi cuello, lo cual provocó más calor en mi y más dureza dentro de su culito. Soltó un fuerte gemido ahogado en mi cuello que me hizo perder totalmente el control. Comencé a mover con rapidez su cuerpo de arriba abajo, haciendo que mi polla se introdujera toda dentro de él cada pocos segundos. Elevó lentamente su cabeza hacia la mía y comenzó a besarme con ganas, siendo correspondido por mi. Sus labios estaban tan ricos como siempre, con un pequeño toque salado que le daba el sudor de ambos. Estaba en el maldito paraíso. Nuestras respiraciones entrecortadas por los gemidos se cruzaban, nuestros labios se devoraban con tantas ganas como en ese mundo había, su polla se pajeaba de vez en cuando con mi abdomen. Benji agarró mis manos, quitándolas de su cintura, comenzando a moverse él mismo de arriba abajo, cada vez más rápido, echando la cabeza hacia atrás del placer. Solté un gran suspiro placentero, arqueando la espalda del placer que me estaba produciendo; llevé mi mano derecha hasta su polla y comencé a pajearle con fuerza, haciendo que aumentara el volumen de los gemidos de ambos. Cada vez que se movía un poco más rápido, yo le imitaba pajeándole, sintiendo con ganas su polla en mi mano, lo cual me excitaba más y más. Comencé a sentir un gran hormigueo en el estómago, lo cual me indicó que pronto comenzaría a correrme si seguía así, lo cual manifesté con grandes gemidos plancenteros a los cuales se unió.

-Benji...be-be-ehh..hmm..sí..ahh..- Gimoteé con la boca completamente seca del calor que estaba teniendo. Sus manos agarraron con fuerza mi pecho y sentí como comenzaba a correrse sobre mi mano y mi cuerpo, lo cual provocó que comenzara a correrme yo también en su interior, uniéndonos ambos en una serie de grandes gemidos placenteros.

Terminé de correrme en su interior y él sobre mi cuerpo, cayendo completamente agotado sobre mi una vez salí de él.

-Te quiero.- Susurré mientras peinaba los pelos sudados que caían por su frente, dándole pequeños besos en esta también.

-Y yo a ti..- Susurró con la respiración completamente entrecortada.

Poco a poco ambos, completamente cansados, caímos en los suaves y cómodos brazos de morfeo.

Día siguiente.

7.55 AM

La alarma de las narices me sacó de un sueño en el que había caído profundamente. Estaba jodidamente cansado, pero no me arrepentía de absolutamente nada de lo que había hecho la noche anterior. Apagué rápidamente la alarma para no despertar a Benji y solté un gran suspiro, revolviéndome en la cama, sobre la cual habíamos dormido destapados, completamente desnudos. Miré con ternura y a la vez picardía el cuerpo de Benji dormido completamente desnudo y acerqué mis labios a los suyos, dándole un suave pico. Me puse en pie y pasé la sábana por su cuerpo tapándole hasta la cintura por si acaso alguien subía a la habitación. Caminé hasta el armario, cogí unos calzoncillos, unos pantalones ajustados vaqueros oscuro algo rotos, una camiseta blanca bastante básica y unas botas de color negro bastante robustas y brutas, lo cual me encantaba. Caminé hasta el baño y cerré la puerta, apoyando mis brazos sobre el lavamanos una vez dejé a un lado la ropa. Abrí el grifo del agua fría, llené mis manos con esta y me la eché en la cara para despejarme un poco. Una vez más o menos lo conseguí, me desperecé estirando los brazos hacia arriba lo máximo que podía y me metí en la ducha.

Una vez duchado y vestido, salí hacia la cama para ver si Benji continuaba dormido, lo cual deseaba profundamente. Tenía que estar completamente agotado, después de todo, en el cumple lo dio todo y.. conmigo también. Cogí mi móvil de la mesilla junto con la cartera y le di un pequeño beso de despedida en la cabeza, sonriendo al ver la adorable imagen que era el verle completamente dormido y acurrucado en si mismo. Bajé las escaleras con rapidez mientras guardaba el móvil en el bolsillo trasero y caminé hacia la puerta, donde cogí las llaves de mi coche y salí dispuesto a tener una buena mañana de trabajo.

12.00 PM

La mañana iba de lujo.

Vanessa estaba de buen humor y yo también.

Los clientes eran amables y había gente, pero no en exceso, por lo tanto Vanessa y yo aprovechábamos momentos tranquilos para charlar de nuestras cosas, del trabajo, de las noticias que daban en la televisión, de la música que ponían.. De todo un poco. Vanessa me mandó colocar una caja de tazas de café nuevas que habían llegado y cuando me disponía a hacerlo de espalda a la puerta del local, escuché como se abría. Me agaché y dejé en el suelo junto a mi, la caja de las tazas con mucho cuidado antes de girarme para atender a la persona.

-Una cerveza.- Habló una voz que me sonó, tan sumamente familiar que hizo que mi piel se pusiera de gallina. Me levanté y lentamente, me giré, llevándome una sorpresa de lo más grande y completamente inesperada. -¡Sorpresa!.- Exclamó la misma voz, mirándome directamente a los ojos.

No podía ser, NO, NO, NO.

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