Pasión Espontánea© +18.[《COMP...

anonymous_Beliver tarafından

62.7K 3.8K 214

Dicen que la atracción se da en el momento que uno conoce a la persona. En el caso de Mia y Wesley se dio des... Daha Fazla

🔥
Cita.
Sexo.
Buen día.
Amanecer.
Amigos con beneficios.
Somos amantes.
Ella y yo.
Maravillosa noche.
Despedida de soltera.
Despedida de soltera: Parte 2.
Despedida de soltera: Parte 3.
Malditas ganas.
Buen trasero.
La puta del cuento.
Lágrimas.
Terminó conmigo.
Debo olvidarlo.
Te extraño.
De nuevo en tu cama.
En la playa. [THE END]
Epílogo

Conocernos.

3.4K 209 16
anonymous_Beliver tarafından

Creí que con sólo tener un día de provecho me llevaría a grandes cosas, a cosas inimaginables; pero desgraciadamente no fue así, fue mucho mejor. Amo los animales, me encantan, y más amo verlos felices jugando sanos con sus amos. Es una felicidad tan grande verlos bien, pero una tristeza enorme verlos partir. Y más en mi trabajo.

—Mia, necesito que chequees cómo está el Sr. Patas largas, por favor —me ordena el Dr. Dave extendiéndome la tabla con una hoja en ella la cual debo llenar con lo que me pidió, asiento y me retiro de su vista.

Camino por el pasillo del hospital para animalitos saludando a cualquiera que pasa o veo, y a cualquier animalito precioso que cargan o llevan con su correa le regalo una caricia.

—Muy bien Sr. Patas largas, tengo que chequearte porque así el doctor lo pidió. —digo abriendo la pequeña jaula del conejo. Lo tomo con mucho cuidado y lo dejo encima de la mesa que se posiciona en el centro del cuarto. Hago lo que tengo que hacer y lo llevo en brazos a comer algo. Ya alimentado por un bocadillo lo dejo en su jaula para que descanse. —Adiós amiguito, te veré luego —le lanzo un beso con mi mano.

—Oye Mia, te buscan. —me volteo a ver quién me habló y Clara estaba parada en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, me acerqué a ella un poco dudosa.

—¿Quién me busca?

—Un galán, dice que te conoce y que tú le dijiste que trabajabas aquí —la sonrisa de Clara aún no desaparecía —Dime dónde conociste a un bombón como ese, necesito uno también chama. Dime. Mejor vamos que te está esperando. —me toma del brazo y me saca a jalones.

—Espera, ¿segura que es a mí a quién busca? —pregunto intentando safarme de su agarre.

—Si, sí, es a ti. Hasta te describió y todo.

No me dio ni tiempo en responder cuando ya estábamos en la sala de espera donde se encontraban algunas personas con sus mascotas esperando su turno para que atendieran a su mascota.

En ese momento que mis ojos viajaron por toda la sala y entre la multitud fue imposible no dejar de mirar esa espalda ancha y cabello oscuro que reconocía en cualquier parte. Joder, es él.  Mi estómago se encogió y mis manos comenzaron a bailar dentro de los bolsillos de mi bata blanca, mientras más corta era la distancia entre nosotros más podía oler su perfume sabroso y delicioso que embriagaba a cualquiera, y de echo lo embriaga porque hasta Clara lo mira contemplandolo. Suelto una risa ligera que Clara escucha y reacciona, me da una rápida mirada pícara y de traviesa para que yo me acerque a hablarle, le muestro una de mis mejores sonrisas y la dejo para caminar hasta donde está Wes.

Le toqué el hombro y éste voltea regalándome una hermosa sonrisa.

—Hey... —musita.

—Hey... —me muerdo el labio inferior un poco nerviosa —¿Qué haces aquí? —trato de sonar casual y sorprendida al mismo tiempo.

—Vine a invitarte a otra cita —sus ojos brillan en el momento que esas palabras abandonaron su boca —Para conocernos mejor y más a fondo —explica, noto como su mandíbula se tensa un poco cómo queriendo no decir algo que lo tiene atrapado en su garganta.

—Para invitarme a una cita ¿tenías que venir a mi trabajo? —río al decirlo, él suelta una carcajada que es como música para mis oídos, asiente.

—Cómo no tengo tu número de teléfono, me pareció buena idea venir aquí. Recuerda que tú me dijiste donde trabajabas.

—Ah okey, y ahora por eso ¿me vas a acosar? —digo en tono burlón, Wes sonríe de nuevo ampliamente mirándome fijamente a los ojos.

—¿Quién dijo que yo te acoso por gusto? —da unos cuantos pasos hasta quedar más cerca de mí. —Me gustaste Mia —su voz ronca es tan fascinante que me enloquece, mierda. Me muerdo el labio queriendo atraparlo en ellos, él baja la mirada a mi boca.

—Wes... —era imposible responder a lo que había dicho y más es incómoda la situación sabiendo que hay una pequeña pero favorable cantidad de gente que nos están viendo, muevo un poco mi cabeza tratando de pisar tierra ya que me fui al planeta del sexy de Wes. —Joder, no sé que decir Wes...

—Solo di que sí irás a la cita —sonríe de lado dejando ver unos pequeños hoyuelos que enganchan a cualquiera.

Dios... Me estoy metiendo en la boca del lobo. Pero, qué más da. Esta oportunidad no se da todos los días, de igual forma seremos como Caperucita roja y el Lobo feroz.

—Sí iré.

Wes alza ambas cejas un poco graciosas y se acerca a mi rostro pero desvía sus labios a mi oreja, la cual roza un poco con sus finos labios y hace que se me erice la piel como un puercoespín.

—Te espero en el bar T'Michell a las 8:30, no faltes —deposita un beso en mi mejilla y se separa.

Me quedo helada por unos segundos y reacciono, me sonrojo un poco y trato de que él no me vea girando mi cabeza a otro lado.

—Ahí te veo. —lo encaré sabiendo que ya el rojo se me fue de la cara. Wes me guiña un ojo y se va despidiéndose con la mano y diciéndome que no lo olvide.

A él... ¿Quién diablos lo podría olvidar?.

* * *

Estaba muy cerca del bar, iba en taxi así que no tardé mucho en llegar a la hora. Prefiero ser puntual en esta ocasión, Dios... Tengo tanto miedo y nervios, pero al mismo tiempo me siento intrigada y emocionada. Soy tan estúpida, me repito una y otra vez al entrar al bar.

Todos los hombres que se hallaban aquí se voltean a mirarme, dedicándose solamente a imaginar cosas en sus sucias mentes.

Apresuré el paso llegando a la barra y preguntándole apresuradamente al barman si conocía a un tal Wesley Snow, el barman amablemente me dijo que si y que me estaba esperando en una de las mesas privadas que se encontraban al fondo del bar pasando las mesas del centro y la pista de baile. Le doy las gracias y me encamino al sitio de encuentro.

Me incómoda las miradas de esos hombres, no debí hacerle caso a Brianna sobre qué ponerme. De echo, creo que no debí permitir que ella me escogiera el vestido. Es muy corto, me siento extraña, aparte que es vinotinto y es muy sensual para mi gusto. Combinado con zapatos de tacones altos negros y un bolso de hombro caído de cuero. Me siento como una zorra.

Ya cruzado ese mar de miradas perversas caminé a la mesa donde se hallaba Wes tomando una copa, seguí mi paso hasta que alguien me toma del brazo con fuerza.

—Suélteme —digo molesta pero un poco aterrada, el tipo ebrio me seguía sujetando del brazo y riendo como si lo que le había dicho hubiese sido un chiste, sigo tratando de que me suelte pero no conseguía nada.

Otra mano sujeta mi brazo libre y me hala hasta alejarme del otro hombre y posicionando mi cuerpo atrás de su espalda. Wes lo empuja viendo que no tiene caso pelear con un borracho y unos empleados toman al tipo de los brazos para llevárselo.

—¡Déjenme malditos perros. Ella quiere, preciosa... Yo pago, pago lo que sea! —grita hasta no oírlo más ya después de la puerta.

Un escalofrío recorre mi cuerpo mezclado con repulsión, ese hijo de perra creía que era una ¿prostituta?. Ahora tengo la moral, la dignidad y la vanidad por el piso ya pisoteados y escupidos por ese infeliz.

—¿Te... encuentras bien? —su pregunta me saca de golpe de mis pensamientos, asiento al mismo tiempo que me abrazo a mí misma, Wes se acerca y me estampa despacio contra su pecho, mis manos se aferran a su camisa inundada por su colonia e intento respirar bien por culpa de la desesperación y miedo. —Ese hijo de perra ya no va a molestar. —me sonríe como si nada hubiera pasado.

—Creyó que era una puta. Una prostituta, Wes —la indignación en mi voz fue más notoria de lo que esperaba. Wes baja la mirada por unos segundos y la vuelve a posicionar sobre mí.

—No pasó nada, mejor vamos a sentarnos ¿si? —me acaricia la mejilla con su pulgar, y guarda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Oh Dios, después de lo que pasó debo de verme como un espantapájaros.

—Oye ¿me veo mal? —le pregunto ya sentándonos, Wes suelta una risa burlona por lo bajo y se me queda viendo raro.

—Elegiste un mal atuendo para un lugar como este, preciosa —comenta —Pero tengo que admitir que te ves jodidamente sexy, Mia —se acerca a mí lo suficiente como para sentir su respiración caliente así como él. 

—¿Alguna vez te han dicho que eres muy atrevido? —digo entre risas, él asiente dejándome volada por la incomodidad.

—Muchas veces hermosa.

—Quiero saber de ti, cuéntame de ti Wes...

Sus ojos se abren ligeramente dejando ver sus pupilas dilatadas, voltea la cabeza hacia otro lado.

—¿Qué quieres saber? —pregunta mirándome a los ojos, pero haciendo su acercamiento más corto.

Trago en seco cuando siento su mano tocar mi pierna y pasarla por debajo del vestido hasta mi braga. Mierda. Sus ojos aún seguían sobre mí pero nada era más incómodo que esto.

—Te noto nerviosa, ¿quieres más privacidad? —asiento, en eso Wes se levanta y cierra unas cortinas las cuáles no había notada que estaban ahí. Se acerca de nuevo rodeando la mesa y sentándose a mi lado en el cojín semicircular rojo adherido a la pared.

—¿Quieres... hacerlo aquí? —tartamudeé un poco al hablar por culpa de los nervios, ni siquiera he tomado una pizca de alcohol y ya me siento ebria, pero por él.

Nunca había estado en una situación como ésta, en todo e sido nueva, y más con él. Demonios, ¿por qué no me tocó un chico sencillo, feo y que no tenga experiencia sexual? ¿por qué?.

Wes vuelve a poner su mano en mi pierna acariciándola suavemente dejando finos roces en mi entrepierna con sus dedos, lo cual hacía que me ardiera como fuego. Me estremezco un poco al sentirlo más cerca de mi pantaleta, él lo nota y sonríe un poco para sí mismo, pongo mi mano en su hombro haciendo que él me viera a los ojos, abro un poco mi boca acercándome a él con intenciones de besarlo, Wes se moja un poco los labios con la punta de su lengua provocando que me excitara más.

Lo tomé de la nuca y lo empujé hacía mí besándolo apasionadamente y con fuego. Él se digna en tocarme y comienza a masturbarme sobre mi braga, le muerdo un poco el labio inferior jalando hacia fuera, las ganas de él se hacen más notorias y las mías igual, la calentura de ambos es imposible de ocultar.

Sin importarme me monto sobre su regazo, me sonríe con un tono oscuro en sus ojos y labios rojos e hinchados, me muevo un poco encima de él encendiéndolo más.  Sus manos se apoderan de mis muslos y los aprieta ligeramente pegándome más a él sintiendo a su amigo mejor. Me excito tanto que presiono mi amiga en él mientras lo beso, me corta el beso para bajar a mi cuello y dejarlo tatuado de besos mezclado con mordidas suaves hasta llegar a mis senos; los cuales estaban cubiertos por mi vestido.

—Diablos, ¿por qué no te pusiste uno con escote? —dice riendo, sonrío tomándolo de su barbilla para encararlo mejor.

—Porque no pretendía llegar a esto.

—Mientes —dice cerca de mi oído, deja un beso en mi mejilla, otro de media luna y termina dándome uno mucho mejor —Sabías que esto iba a pasar.

Suelto una pequeña risa mientras le beso el cuello. Me aprieta el trasero con ambas manos y busca mi rostro con su mano para atraerlo al de él. El beso fue lento al comienzo jugueteando un poco con los labios y nuestras lenguas, dejando rastros de saliva en nuestras caras para molestarnos y después limpiarnos contagiados de risa.

Tanto del juego se nos olvidó lo que estábamos haciendo primero y nos sentamos a hablar más tranquilos y civilizadamente.

—No creí que te pudieras controlar —me burlo, Wes me lanza una mirada con los ojos achinados, suelto una risa a la cual él no se tardó en unirse.

—Yo creí que tú no te podrías controlar conmigo, y mira, tuve razón. —contraataca elevando el mentón.

—Ay ajá, como no... —nos quedamos en silencio por unos segundos, tomé un trago de mi copa hasta terminarla y dejé la copa en la mesa de nuevo, Wes me pone su brazo por los hombros y entierra su cara en mi cuello. —Wes... ¿Por qué no me quieres contar nada tuyo?

Que mala idea, estúpida.

Wes se tensa por unos segundos y automáticamente su autocontrol vuelve relajándose un poco, aparta su cara de mi cuello para poder verme mejor. Lo miro a los ojos al igual que él me mira a mí.

—Está bien, ¿qué quieres saber? —se inclina para tomar la copa de él de la mesa, le da un sorbo y vuelve a dejarla dónde estaba para mirarme de nuevo.

—N-no lo sé —se me traba la lengua al tratar de hablar, pero es que es imposible pensar con claridad o decir lo que quiero viendo cómo él se me queda viendo con esos ojos tan bellos.

Dios santo, necesito una píldora. Brianna tenía razón, ya caí en el encanto Wesley y todos creyendo que yo era más fuerte que eso, y cuando digo de todos me refiero a Brianna y a mí.

Ahora necesito embriagarme, mierda.

—Dime ¿qué te gusta hacer?, ¿cuántos hermanos tienes o si eres hijo único?, dime ¿qué te parece el atardecer?, ¿te has visto Crepúsculo? ¿qué te pareció? ¿tienes novia? ¿juegas conmigo? ¿por qué a Andru y a Brianna les costó convencerte de que salieras conmigo si ahora me pediste que saliera contigo?

—Wow Mia, sí que tienes preguntas —ríe entre dientes. Bajo la mirada un poco sintiendo mis mejillas arder, con su dedo índice Wes me levanta la cara para mirarlo bien y a los ojos. —Me gusta la fotografía, soy fotógrafo de echo, también pintor, ya hasta he hecho seis exhibiciones en dos grandes y lujosas galerías, e vendido muchos cuadros, y las revistas importantes o eventos exclusivos me contratan para ser su fotógrafo por lo bueno que soy —hace una pausa riendo —Eso sonó arrogante pero es la verdad, la cruda verdad nena. También en mi tiempo libre toco el piano; bueno tu debiste de verlo cuando fuimos a mi casa —su tono en la última parte fue muy seductor que hasta me sonrojo al recordar ese momento. —¿Qué cuántos hermanos tengo? Ninguno, tampoco es que me hacen falta, digo, siempre estuve solo y estaré solo así es la vida qué más da. —el corazón se me hace pequeño al imaginar que Wes haya tenido que pasar su niñez solo, sin hermanos, debió de ser duro. —¿Cuál era la otra pregunta?.

—¿Te gusta el atardecer?

—Más o menos, es que cuando amanece la magia de la noche desaparece.

—Muy poético —me burlo, Wes me guiña el ojo y deposita un corto beso en mis labios.

—¿Tienes otra pregunta?

Asentí.

—¿Tienes novia? —pregunto un poco dudosa en sí saber esa respuesta, Wes se muerde el labio inferior algo nervioso y desvía la mirada para luego ponerse recto.

—Mira, te seré sincero —dice volteándose a verme. —Yo no tengo novia —santa cachucha, ya puedo respirar en paz y con normalidad —Pero sí tengo a una amiga especial. —ya valí verga. Sueno mis manos al chocarlas contra mis piernas, Wes me mira aún sin poder continuar.

—¿Una amiga especial?, ¿a qué te refieres a especial, Wes? —juro por Dios que la sangre me hierve ahora mismo.

—Me acuesto con ella, eso es una amiga especial —su honestidad me cabrea tanto que me dan ganas de golpearlo en la cara, sabía que no era tan perfecto todo esto, sabía que algo malo debía tener.

—Y obviamente no soy yo porque apenas una sola vez dormimos juntos —la voz se me tranca que siento una presión más grande en la garganta.

—Por favor, no te pongas celosa.

—¿Celosa?, eres un idiota Wes —me levanto y tomo mi bolso que estaba en la mesa, Wesley me agarra de la muñeca obligándome a sentarme de nuevo.

—No te vayas así Mia —frunce los labios y su mano baja de mi muñeca hasta mi mano, mis ojos seguían viendo su mano sujeta a la mía.

Lo miro directo a los ojos como queriendo estropearlo ahora mismo pero, debo calmarme porque ni siquiera somos nada y no puedo decir nada. Salvo que él estuvo jugando conmigo.

—Jugabas conmigo, dime ¿por qué? ¿Por qué jugabas conmigo si ya tenías a tu "amiguita especial"? —mi tono enfurecido y cabreado era de esperarse, profundicé más el ceño viendo que él no respondía.

Me obligaba a mí misma de no salir huyendo de ese lugar para no verlo nunca más.

—Ya te lo dije, me gustaste Mia. Eres... muy especial.

—¿Bromeas?

—Es en serio.

—Dime ¿por qué soy especial para ti y por qué mierda te gusté?

—¿Quieres que te lo diga?

—¡Si! —alzo un poco la voz —Quiero que me lo digas.

—Te lo digo si te calmas y dejas de gritar.

—Esta bien pero, quiero otro trago. —inquirí, Wes se levanta y sale por las cortinas, vuelve a entrar y toma asiento a mi lado de nuevo.

Me cruzo de piernas esperando que él hable o el mesero llegue con mi trago. No obstante el mesero se aparece con dos tarros de cerveza grandes, los deposita en la mesa para así luego retirarse.

—Ajá Wes, te escucho —me inclino a tomar mi tarro de cerveza y probar un poco de ella.

—Mia... Me gustaste porque tienes algo que otras chicas no tienen, tienes... tu luz propia, eres hermosa e inteligente y eso me encanta, sabes como sorprender a las personas. Y te parecerá estúpido y ridículo sólo porque es la segunda vez que nos vemos pero... siento que ya te conozco... siento que antes tú y yo nos habíamos conocido pero que ahora coincidimos, de nuevo.

—No lo sé Wes, lo que tu me dices me huele a labia. He llegado a oír de chicos mujeriegos que son engañosos y mentirosos, les gusta pintarte un mundo de colores y con un gran jardín de flores, les gusta montar un teatrito a su gusto para que uno misma se sienta embelesada, engatusada, tipo embrujada, para después decirte que no te quieren, que todo valió mierda y que nunca le importaste —bebo del tarro un poco a fondo pero quedé a la mitad —Y fin de la triste historia.

—¿Eso te pasó a ti?

—No, le pasó a una amiga.

Wes parece comprender y asiente varias veces.

—Entiendo que tengas esa idea pero, yo no soy así primor —sonríe cínicamente mostrando sus perfectos dientes, lo fulmino con la mirada aún sin poder creerlo y le doy un sorbo a la cerveza.

—Entonces ¿cómo eres? Primor.

—Yo soy sincero y muy honesto con las chicas, y más con las que se involucran sexualmente en mi vida... No las engaño, les digo la verdad acerca de cómo soy, me gustan los juegos, pero más me gusta elegir a la jugadora, por eso me gustaste Mia, porque eres muy buena jugadora —dice tomando acercamiento hacia mí —y sé muy bien que a ti también te gusta jugar —sonríe engreidamente.

—Wow, ¿qué somos? ¿cincuenta sombras de Greys o qué?.

Suelta una carcajada al escucharme hablar, creo que ya estoy un poco ebria.

—Algo parecido, pero esto sería ya como que las cincuenta sombras de Snow.

Suelto una risa más fuerte, Wesley ríe conmigo.

—Estás loco, hombre —me sequé una lágrima que se me había escapado de tanta risa.

—Okey, okey, hagamos algo ¿si? —lo observé con total atención e intriga.

¡¡¡Tan tan taaaaannn!!!
Mucho capítulo por hoy, muy largo, creo que se me fue la mano 😁
Okey chicos y chicas, un saludo y espero que les haya gustado el capítulo, nos leemos luego. Y por favor no se les olvide votar y dejar su comentario acerca de que tal les pareció el capítulo 🔥💕se los agradecería muchísimo, es que les echo muchas ganas a esta novela y pos quisiera que me apoyarán.
Ahora sí, un besote y saludos mis angelitos. Bye y gracias🌹

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

137K 29.3K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
1.9K 41 3
Macarena ha sido traicionada por su novio y su empresa ha quebrado. No será sencillo para ella afrontar tantos cambios repentinos en su vida, pero po...
175K 15.7K 56
Genave Stevens había comenzado con buen pie su carrera como abogada y las cosas entre Darla y ella habían comenzado a mejorar, pero nunca imagino que...
11.5K 557 47
+18 Segundo libro de una saga. Disponibles en Wattpad. *Primeriza escribiendo por ende pueden haber errores de corrección y comprensión, esto es un b...