A cosmic child. «Yoonmin» [ED...

By dearleejeno

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Donde Jimin busca un extraterrestre y encuentra a Yoongi, el chico de otro planeta. 2O18 ! [sin correcciones] More

a cosmic child ✨
I. Sueños y estrellas.
II. La señal del Universo.
III. Como una estrella fugaz.
IV. Bosque lunar.
V. El extraño visitante🌙
VI. Galaxias en sus ojos🌙
VII. Cantándole a la Luna🌙
VIII. El beso cósmico🌙
IX. Como la Luna y el Sol🌙
X. Tonta roca lunar🌙
XII. De vuelta a la Tierra🌙 [Final]
Epílogo 🌙

XI. Como un meteorito🌙

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By dearleejeno

“Ámame ahora, tócame ahora… solo déjame amarte”

— ¿Por qué tan temprano? -fue lo primero que dijo Jimin cuando al día siguiente, Yoongi lo sacudió de un lado al otro para despertarlo.

— Queda un poco menos de la mitad de agua, y no podemos sobrevivir mirando tus estrellas y yo pensando en que demonios escribir -dijo y Jimin se encontró desconcertado con el cambio de actitud de Yoongi —. Así que andando, o quedate tu solito a disfrutar del bosque ¡Yo me largo!

— Ok… no debes ponerte así. Dejame que guarde las cosas y voy tras de ti.

Yoongi le dió una última mirada, antes de asentir y darle la espalda. Había despertado esa mañana, convencido de que si pasaba más tiempo con Jimin, adelantaría lo inevitable. Y necesitaba sacarse de la cabeza a ese extraño que injustamente, le había arrebatado los pensamientos. Le miró sobre su hombro derecho, cuando Jimin tenía montada en la espalda la mochila y comenzaron a caminar en completo silencio.

Parte de lo que hacía, estaba planeado. Si no se acercaba a Jimin entonces, no tendría porque sentir ese incómodo retorcijón en el vientre cuando lo tocaba, cuando le sonreia y sobre todo, cuando lo besaba. Tragó saliva audiblemente, escuchando tras suyo los pasos de Jimin.

— Estoy muriéndome de calor -exclamó Jimin a sus espaldas. No lo miró; lo escuchó bostezar — ¿Tu no?

Si, pero no lo iba a admitir. Llevaban poco más dos horas caminando sin saber a ciencia cierta si se dirigían al lugar correcto, o si es que había una salida de ese bosque. El calor se volvía insoportable y cada día, se convencía más de que nunca intentaría escribir una historia en el verano; le saldrían cosas horribles.

— ¿Oyes eso? -preguntó de repente Jimin, deteniendo sus pasos. Yoongi le miró confundido.

— ¿Qué cosa? -preguntó pero no obtuvo respuesta, Jimin se echó a correr desesperado hacia la izquierda, ignorando o no dándose cuenta de las ramas que rozaban sus brazos desnudos y dejaban hilos de sangre en su piel.

Contempló un par de segundos sus opciones; seguir y dejarlo y olvidarse de que alguna vez le había conocido.

— O seguirle y verificar que el imbécil este bien y seguir jodiendome la cabeza por él -murmuró en voz baja, y se echó a correr en su dirección.

Entonces escuchó lo que probablemente, Jimin había escuchado. Casi cae cuando llegó al borde de una pequeña colina; primero le deslumbró ver la cascada que caía entre un par de rocas musgosas. El río bajo de agua cristalina, se veía frescas a esas horas.

Jimin sin ropa a excepción del boxer que lo salvaba de la desnudez, tallando su cuerpo una y otra vez para quitar la tierra de su piel.

— ¡Yoongi ven! -exclamó cuando lo notó. Agitó su mano de un lado al otro, sonriendo sin notar como verlo semi desnudo, afectaba más de lo que debería a Yoongi.

Negó sutilmente con la cabeza, pero bajó de la colina y se acercó a la orilla para sentarse en un árbol caído y con olor a humedad. Jimin le daba la espalda mientras tallaba su cuerpo e intentaba sacar de su cabello, la tierra impregnada en él.

— ¿Por qué no vienes? - le preguntó sin mirarlo; probablemente sentía la intensa mirada de Yoongi sobre su magnifica espalda curvada y piernas interminables — Esta deliciosa el agua. Fresca ¡Podría estar todo el día aquí!

Yoongi no dudaba de ello. Se convenció de que hubiera sido mejor dejarlo solo que mirarlo bañarse bajo el sol, con la piel llena de raspones y moretones. Necesitaba alejarse pero ahí estaba, mirando su cuerpo sin poder quitarle vista de encima.

Parecía que conspiraba contra él; como si supiera sus intenciones de querer alejarse y buscara la forma de retenerlo; incluso si debía lucir su cuerpo como vino al mundo.

— Ven Yoongi ¡Luego seguimos con la caminata! Estoy seguro que a los alienígenas también les gusta bañarse.

Intentó negarse pero la atracción fue más fuerte. Jimin estaba ahí, luciendo tan provocativo sin ser consciente de ello; con un brillo en la piel tan sugerente que Yoongi se encontró desvistiendose también para entrar en ropa interior al agua.

Al diablo pensó ya estoy jodido de todas formas.

Así que mandando todo sus esfuerzos -o el poco esfuerzo- que había hecho para resistirse, le rodeó el vientre con los brazos y le besó suavemente la nuca, disfrutando del agua fresca que bajaba por su piel.

— ¿Q-qué haces? -le preguntó Jimin, temblando como gelatina entre sus brazos. Yoongi no contestó, paseó sus manos por todo su vientre con lentitud — Yoongi…

— ¿Te molesta? -le preguntó con los labios pegados a su nuca. Se le instaló en la cabeza hacerle disfrutar placeres que la Luna no le daría.

Jimin, nervioso, negó — Solo es sorpresivo -dijo y se dió la vuelta para mirarlo a los ojos — ¿Es época de apareamiento en tu planeta?

— Por favor, no lo arruines -dijo con la voz ronca, como el ruido de la cascada chocando con el agua del río. Le tomó del rostro y le besó la boca suavemente. Le encantaba el sabor y como Jimin movía sus labios para responderle.

— No lo haré si tu no lo haces -murmuró sonriendo cuando Yoongi aventuró sus manos más allá y las posó sobre su trasero.

Sin saberlo, Yoongi se metía lentamente en la peligrosa zona del romance. Tenía en mente darle lo que la Luna no le daría, pensando ingenuamente que con eso, Jimin le miraría de la misma forma; con la galaxias y planetas en la mirada. Estaba desesperado por querer hacer entrar a Jimin en razón; necesitaba con todas sus fuerzas que dejara de pensar en la Luna y que empezara a mirar lo que se perdía por mantener la vista allá arriba.

Bajó sus besos a su cuello, procurando imitar a la estrellas mientras dejaba sus labios impresos en su piel. Jimin jadeó tan suave, tan sensualmente que Yoongi se encontraba comenzando a excitarse con solo eso; con un simple y tonto jadeo. Le besó la boca otra vez, asegurándose de apegar su cuerpo contra el de Jimin para que entendiera lo que provocaba; que a diferencia de la Luna, él si podía reaccionar con su cuerpo celestial.

Lo cargó hasta la orilla del río, dándole poca importancia a las pequeñas rocas que se incrustaban en la piel de Jimin. Él parecía soportarlas; porque tardó menos de un segundo en tirar a Yoongi sobre su cuerpo para besarlo otra vez, con la manos perdiéndose en su cabello, dándole poco y nada de importancia a la suciedad en su piel.

— Joder… -gimió suavecito cuando Yoongi comenzó a quitarle la ropa. En algún lugar de su mente intentaba recordar como había llegado hasta esos momentos. Tenía miedo, pero estaba por ser tomado por un alíen; un ser de otro planeta y esperaba con ansias ver si era tan cósmico como decían aquellos que eran tachados de lunáticos.

Fue doloroso, porque descubrió que Yoongi era tan virgen como lo era él. El instinto le falló, olvidándose de prepararlo, tan solo se abrió paso entre sus piernas, provocando un jadeo ahogado en Jimin. Se disculpó, besándole la mandíbula y los hombros, tocando con tanta inexperiencia su miembro que Jimin comenzó a reírse con lágrimas bajando por sus mejillas. ¿Qué estamos haciendo? había preguntado antes de ser callado por los besos urgidos de Yoongi. El dolor inicial no se disipaba; aumentó más cuando Yoongi comenzó a mover su cuerpo en un lento vaivén; suave, sensual, tan poco coordinado como lo estaban los latidos del corazón de Jimin en esos momentos. Con las manos echas un puño en el cuello de Yoongi, le mordió el hombro intentando mitigar el dolor y concentrarse en el placer que parecía un fantasma casi olvidado.

Yoongi pareció leerle las inquietudes, notar su incomodidad.

— Eres… cósmico, niño -le murmuró sobre sus labios, acariciando con devoción cada pedacito de piel que tocaba. Se grabó en la mente los lunares que encontraban; que formaban una constelación en su piel.

Jimin sonrió, desbordándose en lágrimas. Gimió por las piedritas incrustándose en su espalda, por el peso de Yoongi sobre su él, por el vaivén de su cuerpo, por los besos que creaban planetas; que eran mágicos. Gimió alto encontrando el placer en ese amante interestelar; que supo donde tocar en su interior para tenerlo temblando más de lo que ya hacía.

— Estas… eres el cielo -le murmuró, con los ojos cerrados, perdido y concentrándose solamente en como su piel quemaba en todos lados. Aferró sus piernas más fuerte a su cuerpo, tan pálido como la Luna, tan delgado como su luz, tan mágico como ella.

Yoongi siguió con sus embestidas, suaves porque no quería apresurar ese momento cósmico con el niño mágico que había encontrado; que en ese momento gemía y le miraba como tan celosamente había querido. Y fue cuando notó algo más; algo que comenzó a bullir despacito y que después estaba en todos lados donde miraba; en cada centímetro de piel que tocaba, que besaba. Estaba más enamorado de lo que pensaba; justo como pasaba en las historias. De repente, y sin sentido alguno. Fuerte y silencioso.

— Mirame -le pidió con los dientes apretados, consumido por el placer que le brindaba el cálido interior de Jimin. Se obligó a detener su cuerpo, al borde del orgasmo.

Jimin le miró; con los ojos acuosos y los labios rojos de tanto morderselos.

Se mordió los labios antes de que las palabras se escaparan de ellos y optó por besarlo con suavidad, como si con eso pudiera convencerlo de quererlo a él también; de enamorarse como tan inesperadamente había pasado con él. Que sintiera el miedo que tenía de repetir la historia de su madre. Quería asegurarse que estaba tomando la decisión correcta.

Que las historias de amor podían tener un final feliz.

Culminó un par de embestidas después, al mismo tiempo que Jimin manchaba sus pechos.

Exhausto, dejó caer la frente sobre el hombro de Jimin. Todavía entre sus piernas, con la piel y el corazón al desnudo.

Recibió gustoso el beso perezoso que le dió Jimin y se permitió cerrar los ojos, sabiendo que Jimin nunca cerraba los suyos.

— 🌟—

Llegada la noche, Jimin se encontraba alumbrando el agua del río. Acaba de cantarle a la Luna, motivo por el cual, Yoongi había decidido sentarse en el tronco del árbol caído, para mirar con desprecio a la Luna.

— Está muy bonita hoy, ¿No Yoongi?

Yoongi le miró, llevaba sólo el pantalón. Miraba a la Luna con una sonrisa grande y tonta en los labios, feliz con solo mirarla ¿Es que no le había importado lo de hace horas? Se cuestionaba Yoongi, herido sin querer admitirlo, pensando tan tontamente que quizás, Jimin había sentido eso que le quería transmitir en sus besos, en sus caricias.

Dolido. Esa era la palabra que describía a la perfección su estado de ánimo actual, mientras lo miraba sentado a la orilla del río, mojándose las puntas de los pies y una sonrisa satisfecha por tan solo mirar ese pedazo de roca allá en lo alto, burlándose de él y como ingenuamente había pensado que Jimin le miraría como le miraba a ella. No tenía que sentirse decepcionado; indirectamente en varias ocasiones, Jimin había dejado en claro que su amor por la Luna y las estrellas iba más allá, que el amor era tan solo un obstáculo en las metas.

Eso le pasaba por enamorarse de quién, ya estaba enamorado.

— ¡Acabo de recordar algo! -exclamó Jimin de repente, sobresaltando a Yoongi quien lo miró con confusión.

Jimin acaba de vaciar toda su mochila sobre las piedra, buscando con desesperación algo. Yoongi, curioso se acercó a ver de qué se trataba.

El mal humor que sentía en esos momentos, no ayudaba.

— ¿Tienes un puto teléfono? -preguntó, enojado. Era el despecho lo que movía sus acciones; los celos incontables que no le hacía ver con claridad la gravedad de sus palabras.

Jimin asintió, poniendo la batería a su teléfono y luego, esperó que la pantalla se ilumine. Se había olvidado por completo que lo había apagado para ahorrar batería y para ignorar las posibles llamadas de Taehyung y su familia. Lo había llevado en caso de encontrar algo, y lo había guardado hasta el fondo cuando llegó a Daegu y emprendió su viaje.

Levantó la mirada, feliz de que el teléfono encendiera y la batería estaba llena, como la noche anterior antes de escaparse. Se encontró con la mirada oscura de Yoongi. Quizás había descubierto sus intenciones de querer fotografiarlo para tener un recuerdo de esa noche, porque Yoongi se veía bonito en las noches; o quizás tenía miedo de que se comunicara con alguien de los Estados Unidos para que lo lleven a hacer extrañas pruebas. Se puso de pie, para explicarle que no lo entregaría a ningún lado, que se conformaría con mirar las estrellas y conocerlas de lejos si él seguía a su lado.

Pero Yoongi solamente, lo descolocó.

— ¡Tuviste un teléfono todo este tiempo! -le gritó, señalándolo con el dedo de forma acusadora.

— ¡Tranquilo Yoongi! ¡Que no te entregaré a nadie!

— ¡Es suficiente! -exclamó Yoongi, llegando a su límite de soportar los delirios cósmicos de Jimin — ¡Me tienes harto de tu mierda espacial, Jimin! Yo no soy un puto extraterrestre, y tu has tenido un teléfono todo este tiempo ¡Yo podría estar en casa y no aquí, en este bosque de mierda!

— Me olvidé que lo tenía -dijo con la voz temblorosa,  porque los gritos de Yoongi le asustaban; desconocía al que tenía en frente —. Lo guardé por si encontraba algo…

— Mira, pensé que esto era divertido al principio pero es momento de que despiertes de una vez Jimin. Tienes quince años ¡No eres un crío! Deja de soñar con imposibles -señaló la Luna, con desprecio — ¡No soy un extraterrestre y ese puto pedazo de roca es un puto pedazo de roca! ¡No llegarás nunca al espacio! Y si quieres hacerlo ¡Madura de una vez! Quítate de la cabeza que la Luna es de queso porque no lo es. Despierta de una vez.

Pensó que lo que dijo, sería lo correcto, pero no se sintió de ese modo. Jimin no dijo nada. Se limitó a asentir y darle la espalda para clavar la vista en la Luna.

— Tienes razón -fue todo lo que escuchó de su boca esa noche, antes de que se perdiera por los árboles del bosque, alumbrando su paso con su linterna, olvidándose de su mochila, el ukelele y todo lo demás.

Yoongi se sentó en el árbol y miró la Luna, culpándola de todo.

Jimin caminó con el teléfono en la mano. Había oído muchas veces las mismas palabras que Yoongi le había dicho. No debía sentirse así, sin embargo, había tenido su impacto, como un meteorito que había llegado para destruirlo todo.

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