“El universo se movió por nosotros”
Jimin había visto la cantidad suficiente de documentales sobre extraterrestre para tener una idea de cómo se vería uno. Por ejemplo, los reptilianos que median alrededor de cuatro metros y tenía poderes psíquicos. Miró al extraño que cambiaba en frente de él, y de hecho, era al menos un par de centímetros más bajito.
Pensó que quizás era uno de los grises y por poco llega a creer que pertenecía a ellos por el tono tan pálido de su piel. Sin embargo, los grises eran seres altos y delgados, de ojos negros y rasgados y otra vez, el extraño seguía siendo bajito y sus ojos era tan comunes como los suyos.
— ¿Qué clase de extraterrestre eres? -preguntó en voz alta, jadeante por la extensas horas de caminata. Ya había amanecido, y ni siquiera la densidad del bosque lograba opacar el calor y la humedad del sol, que encontraba la forma del filtrarse entre las ramas.
— Por última vez; no soy un extraterrestre -dijo con el tono exacto de hace unas horas atrás.
“¿Yo un extraterrestre? ¡Genial! Me encontré con un niño demente ¡Genial!” luego se masajeó las sienes. Jimin le miraba sin poder evitarlo “Para empezar, no soy un extraterrestre. Y segundo, camina. Tenemos que encontrar alguna maldita salida”
Y esa salida no había aparecido hasta el momento.
— ¿Cómo así? -preguntó Jimin tan encantado de cómo las sombras de las de las ramas de los pinos se plasmaban sobre la piel del extraño — Debes tener alguna raza. Oh, ya se. Quizás debes ser un Lyriano ¿Es eso no? Que no te de pena la conquista de los Reptilianos; ellos siempre han sido muy estratégicos…
El extraño se detuvo abruptamente, provocando que Jimin chocara contra su huesuda espalda. Levantó la mirada, encontrándose con los ojos del extraño; sin estar seguro de ser negros o cafés muy oscuros.
— ¿Tu estas hablando enserio? -le preguntó con una ligera mueca; como si esperara que le dijera que estaba bromeando.
— ¿Te ofende que diga eso sobre tu raza? ¡Que no te de pena, extraño! Los reptilianos son así; guerreros fuertes y…
— ¡Enserio estas demente, niño! No soy ningún extraterrestre, ni tampoco un Lyriano como tu dices ¡Es un disparate todo lo que estás diciendo!
Jimin arrugó el ceño; un gesto tan infantil que el extraño le miró embelesado — ¡No soy un niño! Que tu edad sea medida en años luz no quiere decir que…
— Tengo diecisiete años terrestres, no de luz o lo que sea que eso signifique -corrigió y le dió la espalda —. Andando, niño.
— Jimin.
— ¿Qué? -preguntó, mirándolo sobre su hombro momentáneamente.
— Soy Jimin -repitió caminando a su lado — ¿Y tú?
— Yoongi -dijo con un suspiro cansado al final — ¿Te parece si descansamos un momento? -preguntó deteniéndose otra vez de golpe; provocando que Jimin se estrellara contra su espalda una vez más.
— Deberías dejar de hacer eso -murmuró enojado mientras se quitaba la mochila y la dejaba en el suelo. Se sentó sobre la raíz húmeda y gruesa de un viejo abedul. Los pinos comenzaban a desaparecer a medida que caminaban adentrándose sin saberlo, en los más profundo del bosque —. Si no eres un extraterrestre ¿Qué haces aquí? -le preguntó y Yoongi le miró; se sentó a su lado y luego estiró sus brazos y los colocó detrás de cabeza, para dejarse caer contra el viejo tronco del árbol.
— Soy escritor -dijo con los ojos cerrados —. O al menos, algún día, lo seré. Vine aquí para inspirarme con el puto cráter, escribir sobre…
— ¿Humanos? -interrumpió Jimin — ¡Dios es genial! ¿Escribirías sobre mi? Soy un humano ¡Y perdona mi poca modestia, pero soy el mejor humano que vas a conocer! Tengo quince, soy de Busan y…
— ¡No voy a escribir sobre humanos! -exclamó, fastidiado sin abrir los ojos —. Bueno si, pero no soy un extraterrestre. Leí que la gente se inspira en la naturaleza, y me dieron tantas advertencias sobre este bosque y pensé que sería buena idea ir donde el sentido común no te guía para escribir una historia sobre…
— ¿Humanos?
— Dios… chiquillo, eres exasperante -le murmuró sentándose correctamente para mirarlo, una vez que comprendió que no dormiría una siesta con alguien tan preguntón y fantasioso como lo era Jimin — ¿Y tu que haces aquí? Déjame adivinar… ¿Cazar extraterrestre?
No debió sorprenderle que Jimin asintiera con convicción.
— ¡Vine a por ti, para ser astronauta!
A Jimin no debió sorprenderle la carcajada que dejó salir Yoongi. Por supuesto que se reiría, todos los hacían. No le creían capaz de llegar a la luna, pero Jimin sabía que con paciencia, les demostraría cuán equivocados estaban.
— ¿Y cómo serás astronauta pequeño lunático? -le preguntó, extasiado con lo que oía y veía; quizás no había sido tan malo internarse en ese bosque sin tener la certeza de si saldría con vida o cuerdo de allí. Jimin tenía la imaginación de un niño de diez.
— Te cazaré, te llevaré a la NASA y le diré que te entregaré a cambio de que me dejen ir a la luna, al menos una sola vez.
Yoongi no se rió, aunque ganas no le faltaban. Le dejó perplejo la forma en la que Jimin hablaba de aquello como si fuera a pasar, como si realmente se visualizara flotando en un traje de astronauta en medio del inmenso espacio exterior.
No hablaron más del tema. Jimin dijo que se sentía cansado y que todavía le dolía la cabeza así que, sin preguntar, se acomodó con la cabeza en su regazo, murmurando que era el regazo más cómodo del universo.
Que los extraterrestres, eran seres cósmicos.
— 🌟 —
Llegada la noche, Jimin los alumbraba con su confiable linterna. Había sacado un paquete de galletas, del cual, solo comieron la mitad. Hay que ahorrar la comida, dijo con los labios llenos de migas.
Decidieron acampar donde Jimin había dormido una siesta demasiado prolongada, con la cabeza recostada en el regazo de Yoongi, causándole una ligera incomodidad de la que no podía deshacerse; porque Jimin dormía tan tranquilamente que sería una pena despertarlo. Yoongi ni siquiera intentó dormir, pendiente de los ruidos que había a su alrededor. Desconfiado desde pequeño; el bosque tenía pinta de ser tan traicionero como la noche.
— ¿Tienes frío? -le preguntó Jimin, y Yoongi supo que se veían otra de sus extrañas preguntas cuando le miró los ojos — ¿O tal vez calor? Es decir ¿Cómo se adaptó tu cuerpo a la gravedad de la tierra y la temperatura?
— Soy un ser humano, por milésima vez -dijo, cansado. Había sido una caminata para nada productiva —. Y si, si tengo frío. En el bosque hace frío.
Jimin abrió su mochila y sacó una manta azul con estrellas doradas. Se acercó a Yoongi y se sentó a su lado, para taparlos a ambos.
— ¿Mejor? -preguntó y Yoongi asintió, agradeciendo que la linterna no dejara en claro el leve calor que sintió en sus mejillas — Yo veo...
— No Jimin, lo que ves no es un extraterrestre. Soy un humano.
— ¿¡Y dices que no eres un extraterrestre!? ¡Intentaste leer mi mente!
— Es sentido común.
— Bueno, falló.
— ¿Por qué lo dices? -preguntó con los ojos cerrados. Escuchó a Jimin bostezar mientras acomodaba su cabeza contra su hombro.
— Iba a decir otra cosa, algo que me hace creer que realmente eres un extraterrestre.
— ¿Qué?
— Yo veo galaxias en tus ojos, Yoongi.
— Por última vez: ¡No soy un extraterrestre!
Jimin balbuceó algo mientras el sueño lo vencía. Si lo eres logró entender Yoongi mientras sin querer sonreía, y pronto, dormía tan plácidamente al lado de un niño extraño y lunático.