Play with fire. [La Casa de P...

By VickyAri29

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Una regla, solo una regla fue la que el profesor le había pedido respetar, una y nada más, parecía sencillo... More

Sinopsis.
Capitulo 1: Rehen.
Capitulo 2: Numero 68.
Capitulo 3: Crimen y castigo.
Capitulo 4: Culpas.
Capítulo 5: Sangre derramada.
Capitulo 6: Sentimiento de traicion.
Capitulo 7: Rompiendo reglas.
Capitulo 8: Desahuciado.
Capitulo 9: Fugaz.
Capitulo 10: Malheridos.
Capítulo 11: Punto límite.
Capítulo 12: Control de daños.
Capítulo 13: Pasado.
Capitulo 14: Explosivo.
Capitulo 15: Perdida de control.
1k, y el especial.
Recuerdo: Al límite de las reglas.
Capítulo 16: Hasta el final.
Capitulo 17: Perdida.
Capítulo 18: Fachada de cristal.
Capitulo 19: Dolor.
Capitulo Final : [Parte1].
Capítulo Final: [Parte 2].
¿Aviso?
Aviso importante.

Capitulo 20: Amor.

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By VickyAri29

Luego de una revisión por parte del profesor, y haberle puesto un poco de morfina para calmar el dolor, Samara bajó las escaleras, encontrándose con todos en la sala, por la mañana partirían en distintas direcciones, y se alejarían tanto como pudieran de allí, sin embargo, y por esa noche, podian disfrutar de su libertad, juntos.

Berlín le tendió la mano al verla, ella tomandola antes de que la acercara y la sentara en el sofá a su lado, todavía bajo su abrazo, ya sin tener que ocultarse de absolutamente nadie, sin tener que volver a separarse.

Bebieron alegres, jugaron al poker con apuestas que a cada momento se volvían más grandes, Samara y Berlín quedando con más dinero del que tenían en un principio al ganarle a Denver, Tokio y los demás, quienes acusaron de trampa a la pareja en un divertido tono, bromeando con ellos, hasta afirmar que debían detener el juego antes de perder todo el dinero y de que tuvieran que hacer el plan para otro atraco solo para reponer el dinero que les quedarían debiendo por las partidas perdidas.

Hablaron de los momentos de esa tarde, y lo que las noticias decían que ellos, por que aún después de una semana, estaban en cada noticia de España e incluso otros lugares, lo que habian logrado causando revuelo en todo el mundo, el atraco más grande que se había visto, y el primero donde habían logrado escapar con tanto. Ahora con los rostros de Samara y Berlín ocupando una gran parte de ello, pronto, todos descubriendo la verdad de que no era más que otra de los atracadores, y no una rehén como se creía al principio.

Entrada la madrugada, cada uno fue a la habitación que el profesor les había dado, Berlín y Samara compartiendo la misma, ya sin reglas, rehenes, sin policías, o disparos entre ambos.

-Pense que iba a morir.-La abrazó al cerrar la puerta a su espalda, en un murmuro en su cuello, entonces ella devolviéndole el abrazo, sosteniendolo contra su cuerpo, sintiendo su corazón llenarse de calidez junto a el después de sentirse tan frío, en aquellas pequeñas palabras dejando todo el dolor que sintió cuando creyó perderla.

-Estoy aquí ahora.

-Te amo.-Musitó sobre su oído, y ella se alejó, posando sus ojos en los suyos con una sonrisa apareciendo en sus labios, su corazón ya latiendo con desenfreno.

-Te amo, Berlín.-Respondió ella dulcemente, entonces Berlín besandola, con una ternura y un amor con la que nunca la habían besado, sus latidos volviéndose frenéticos, quedándose sin aliento con rapidez, sus manos tirando de su chaqueta para intentar sacarsela cuando el sentimiento en su pecho pareció quemarle por dentro de necesidad, Berlín alejándose apenas unos centímetros y negando con la cabeza divertido.

-Estás herida.

-Estoy hasta arriba de morfina, no siento ningún dolor, así que en realidad no me importa nada más que esto, tu y yo, ahora.-Rio ella, y sonriendole Berlín volvió a tomar su boca, sin necesitar mas palabras, entonces quitándole la chaqueta de los hombros y dejándola caer al suelo.

Sin alejarse de su boca e inclinándose sobre su cuerpo, con un movimiento la alzó en sus brazos, haciéndole rodearle las caderas antes de dirigirse a la cama, recostandola sobre la suave cama, bajando por su cuello entre besos y suaves mordidas en su piel que le hicieron estremecer.-Alexandra...-Suspiró bajo su boca, y los ojos castaños se alzaron hasta los suyos, ella dedicándole una pequeña sonrisa.-...Mi nombre, es Alexandra Markovic.

-Me gusta.-Le sonrió al decir, y solo por decir eso a ella le gusto mas el nombre que odiaba desde que supo lo que su apellido significaba.-Entonces, ¿Tu respuesta sigue siendo si?.-Preguntó apenas audible sobre sus respiraciones agitadas, y ella sonrió ampliamente, tomando su rostro en sus manos para hacerlo acercarse a su rostro, asintiendo con la cabeza.

-De aquí y hasta el día en que muera.-Le aseguró sin rastros de duda en sus ojos, y Berlín se inclinó hacia adelante, robandole un beso, tomando sus labios una vez más, ambos permitiéndose olvidar cualquier cosa que pudiera ocurrir después, entonces perdiendo por completo el control, los movimientos lentos cada vez más ansiosos, y acelerados.

Samara bajó las manos hasta sus pantalones, jadeando por aire cuando el bajo entre besos por su garganta, y tomo los bordes de su remera, sacándosela con un movimiento por encima de la cabeza, desapareciendo de la escena con rapidez, la boca de Berlín bajando aun más sobre su piel, deslizándose sobre su cuerpo entre dulces besos que la hicieron suspirar y retorcerse de desesperación.

Sin embargo, y en un rápido movimiento que le costó un poco de dolor y esfuerzo de sus heridas, lo empujó sobre la cama, sus manos sobre su pecho, subiéndose sobre sus caderas, con rapidez los brazos de Berlín rodeándole la cintura, estrechando sus cuerpos mientras se perdían entre hambrientos besos y agitadas respiraciones compartidas con los frenéticos latidos de sus corazones.

Antes de darse cuenta, la ropa desapareció por completo, pérdida en algun punto de la habitación, sin importarles realmente mientras sus pieles se rozaban, deseo, placer y amor quemandoles cada centímetro del cuerpo en brazos del otro, ardiendo en su piel, los segundos en esa habitación pasando entre jadeos, gemidos, y sus respiraciones velozmente desapareciendo, sin ser capaces de oír mas que sus latidos.

Samara encontró el amor en sus besos, en su toque, sintiéndose más amada que por nadie antes mientras Berlín recordaba todo lo que habia hecho por escapar, y veia el fuego en su interior, ese capaz de llenar de calidez cualquier corazón, y el mismo que podia quemarte hasta matarte si te atrevías a herirla, y aunque eso la volvia peligrosa, no pudo evitar amarla más por ello.

-Entonces, conociste a Ellie.-Murmuró la muchacha, recostada a su lado, abrazada todavía a su cuerpo al cabo de unos minutos, apenas recuperando el aliento, alzando los ojos azules hasta los suyos.

-Si.

-¿Esta bien?.-Preguntó con cierta preocupación deslizandwose en su voz antes de que pudiera hacer algo para evitar que lo oyera.

-Extrañandote muchísimo, me hizo prometerle que te llevaría de vuelta. Ella es igual a ti, es una versión en miniatura de ti.-Le dijo, y ella negó con la cabeza suavemente, sonriendo al pensar en su pequeña hermanita, ya deseando que el sol apareciera para poder volver a su lado.

-No, ella es identica a mi madre, sus mismos ojos, su mismo color de cabello, y las mismas tiernas facciones, a veces la miro, y pienso que sigue conmigo, a traves de ella.-Musito, negando con la cabeza divertida, el le sonrio antes de besarla, al poner su mano detras de su cabeza para acercarla todavia mas, deteniendose, maldiciendo en voz baja cuando los espasmos volvieron a aparecer en su mano, apretando los dedos hasta que sus nudillos se volvieron blancos por la presion y finalmente se detuvieron, los ojos azules posandose en los suyos.-¿El medicamento?.

-Yo...-Comenzo a decir, interrumpiendose y dejando las palabras desaparecer entre el silencio entre ambos, Samara frunciendo el ceño.

-Berlin.-Insistio la muchacha.

-Pense que estabais muerta, ¿Entonces que importaba si la enfermedad me mataba?.-Pregunto, y ella nego con la cabeza, un tanto molesta, tomando su mano, poniendo un beso en ella antes de acercarse a su boca, compartiendo un lento beso antes de caer dormidos, despertando solo cuando el sol entro por la ventana y el ruido en el otro lado del pasillo consiguio despertarlos.

-Buenos dias, muñeca.

-Buenos dias.-Saludo ella sonriendo, su corazon latiendo mas rapido, y Berlin estuvo a punto de besarla cuando escucharon los golpes en la puerta, entonces separandose antes de mirar hacia el lugar.

-Como los detesto.-Gruñó Berlín al soltarla, pensando que en realidad las cosas no habian cambiado mucho desde que estaban en la fabrica, solo deseando llevarse a la muchacha lo mas lejos que pudiera para que no volvieran a interrumpirlos, y Samara rio en voz baja antes de ponerse la camisa de Berlín, y dirigirse a la puerta, abriendo, viendo a la castaña del otro lado.

-Es momento de despedirnos.-Le dijo Tokio, y con un asentimiento ella cerró la puerta, ambos comenzando a vestirse luego de una breve ducha, Berlín siguiendo sus pasos, bajando las escaleras hasta donde se encontraban los demás, encontrandolos en la mesa en una mesa llena de comida, por que si iban a despedirse, lo harian bien.

-Buenos días.-Saludó la muchacha al acercarse, sentándose entre Denver y Berlin.

-¿Pasaste una buena noche, Samara?.-Preguntó el profesor, y Samara se paralizó, mirándolo fijamente, sorprendida de que preguntara algo así frente a todos, haciendo reír a Berlín en voz baja, y detrás de su taza de café.

-¿Que?.

-Que si pasaste buena noche, no debe ser fácil dormir con un tiro en el hombro.-Explicó, y Tokio soltó una carcajada ante la inocencia de sus palabras, sin darse cuenta del sentido que los demás le dieron.

-No creo que haya dormido mucho, profesor.-Tokio soltó con cierta malicia en sus palabras, y Samara le frunció el ceño, lanzandole un pedazo de magdalena a la cara, golpeando su mejilla, riendo al ver su rostro ofendido.

-Estoy bien, profesor.-Le dijo, y continuaron hablando y comiendo entre risas, por unos momentos logrando olvidar todo lo malo que habian pasado para llegar ahí, las perdidas, las lágrimas, la policía y los disparos, entonces Berlinq recordandole algo que habia olvidado.-Una noticia antes de que nos separemos.-Samara pronunció, permaneciendo bajo el brazo de Berlín, cerca de su cuerpo, y cuando los miraron ella sonrió, volviendo sus ojos hasta el mayor, esperando oír el anuncio de sus labios.

-Samara y yo, vamos a casarnos...-Habló Berlín en voz alta, y Samara sonrió divertida ante las miradas sorprendidas de los demás, el profesor riendo también.

-Por supuesto que están todos invitados desde ahora.-Les sonrió ella al decir.

-¿Sera tu sexto matrimonio, no Berlín?.-Rio preguntó al inclinarse sobre la mesa, antes de darse cuenta de lo que decía, recibiendo un pequeño golpe por parte de Nairobi, y tomando su mano y entrelazando sus dedos, Berlín la miró.

-Será el último.-Declaró solo mirándola a ella, entonces Samara sonriendole, asintiendo a sus palabras, dándole la razón, poniendo un suave y fugaz beso en su mejilla.

-Si, por que si intenta separarse de mi, y me rompe el corazón yo misma le pego un tiro más rápido de lo que puede decir, "Divorcio".-Respondió casi con dulzura, haciendolos reír a carcajadas, Berlín sonriendole.

-Están igual de dementes, asi no me sorprende que vayan a casarse.-Soltó Nairobi riendo con todos en la habitación.

-Eso se sabe, que si hay que hay que estar bien zumbada para soportar a este.-Rio Tokio al apuntar a Berlín, y ambos rieron, sin llegar a afectarles sus palabras, permaneciendo juntos, hablando y riendo, sin embargo el tiempo corría, y pronto tuvieron que despedirse, deteniéndose unos instantes en las afueras de la casa.

-Se feliz.-Murmquro Nairobi al abrazar con fuerza a Samara, un último abrazo de despedida.

-Ya lo soy.-Le aseguró la muchacha, y Nairobi asintió, sonriendole. Entonces la muchacha yendo con Denver y Monica luego de haberse despedido de Tokio, Rio y Helsinki, compartieron un largo abrazo, por un segundo la muchacha sintiendo que perdia otro hermano.

-Nos volveremos a ver.-Afirmó Denver en su oído, y ella asintió, dedicándole una sonrisa, entonces yendo con Monica, despidiéndose de ella, poniendo una mano sobre su vientre.

-Cuida mucho de Denver, cuida mucho de ese niño.-Murmuró bajo la lejana mirada de Berlín, y la rubia asintió con la cabeza, abrazandola unos instantes, entonces Samara acercándose a Berlín y el profesor mientras terminaban de despedirse.

-Nos veremos pronto.-Aseguró Berlín al abrazar a su hermano, al cabo de unos momentos Samara haciendo lo mismo, con fuerza antes de tener que dejarlo marchar, hasta volver a verse.

-Tengan mucho cuidado.-Pidió a ambos, y ella asintió con la cabeza, sonriendole unos instantes, agradeciendo haber terminado metida en un lío como ese, por que incluso con disparo, perdidas, y lágrimas, incluso con todo malo, habia encontrado a Berlín, habia encontrado a personas que la aceptaban del modo en que era, y que ella quería con fuerza.

Entonces, tuvieron que marcharse, cada uno por un camino diferente, tomando un auto diferente y perdiéndose, alejándose de los otros cada vez más.

Durante mucho tiempo, Berlín condujo, un camino tranquilo hasta encontrarse con un par de policía acercándose a ellos, el corazón de Samara acelerándose en un segundo.

-No.-La detuvo Berlín tomando su mano, y Samara tuvo que tomar una profunda respiración para calmarse y controlar las tensas emociones en su interior, teniendo que resistir el impulso de tomar el arma bajo el asiento al sentirse amenazada, dandole una pequeña mirada a su acompañante al bajar los lentes oscuros de su rostro, tranquilizandose con su sonrisa.

-Será un largo camino hasta Ibiza.-Murmuró Samara, soltando la respiración lentamente entre los labios, Berlín entrelazando sus dedos entonces.

-Será un divertido camino.-Replicó, y ella sonrió sin quitar la mirada del frente.

Esa misma tarde, se embarcaron camino a Ibiza, el lugar donde la pequeña Ellie los esperaba, el mismo lugar donde sus padres se habian conocido, y ahora servía como su lugar seguro en aquel mundo mientras esperaba por su hermana. Berlín no tuvo problemas en comprar el silencio de los hombres a cargo de la embarcación, el dinero, una vez mas demostrándoles su poder sobre su mundo.

Aun así, no podían ir paseándose por ahí sin más, y por ello, se quedaron en una de las habitaciones del lugar, compartiendo besos, y suspiros, disfrutando de estar en los brazos del otro sin interrumpciones molestas, como veces anteriores, dejando pasar un pequeño detalle entre ambos.

-Olvidamos algo importante, cada vez que hemos estado juntos.-Le quitó un mechón de cabello del rostro, y al encontrar los ojos azules, rozo su vientre, provocandole un doloroso nudo en la garganta a la muchacha al hacerla estremecer.

-No tienes que preocuparte por eso...-Murmuró Samara, solo entonces recordandolo, permaneciendo en sus brazos, y el la miró en silencio, esperando que hablara, Samara suspirando al negar con la cabeza.-...Es una larga historia, Berlín. Prometo decírtelo, solo que no puedo ahora.

-Bien. Esta bien.-Asintió el mayor, sin forzarla a decir nada, permitiendole guardar sus secretos, y después de lo que pareció mucho tiempo para la muchacha, Samara llegó a ese lugar donde habia deseado estar durante los últimos cinco meses, junto a su hermana.

Se bajó del auto junto a Berlín, caminando a la entrada de la pequeña casa con piernas débiles, su corazón latiendo con fuerza en sus oídos mientras el mayor tomaba su mano, y caminaba a su lado hasta la puerta, al tocar, abriéndose sin demora, la mujer ahí abriendo sus ojos sorprendidos antes de lanzarle los brazos al cuello, estrechandola contra su cuerpo en un apretado abrazo.

-Pensé que te había perdido también.-Murmuró en su oído, con la voz quebrada, y conteniendo las lágrimas en sus ojos, Samara devolvió el abrazo antes de que ella la alejara y la mirara con los ojos contentos, y llenos de brillantes lágrimas también, tomando su rostro en sus manos.-Estás viva.

-Estoy aquí, Annia, estoy aquí.-Asintió con la cabeza, entonces una pequeña niña apareciendo ante sus ojos, una amplia y brillante sonrisa esbozandose en sus labios al encontrar los ojos azules de su hermana, Annia haciéndose a un lado cuando se acercó corriendo.

-¡Alex!.-Gritó emocionada, y agachandose delante de ella, Samara la abrazó con fuerza contra su pecho, sintiendo los pequeños brazos rodearle el cuello, lágrimas inundando sus ojos al sentir la calidez de la niña en su abrazo, sintiéndose tan feliz como ella lo estaba al alejarse, la felicidad que sintió en ese instante siendo suficiente para hacerle olvidar el dolor, Ellie posando sus ojos en quien la acompañaba.-¡Berlín!.-Dijo, estirandole los brazos, y Berlín la tomó en brazos, la pequeña abrazandole tambien antes de que pudiera decir nada.-La trajiste de vuelta.

-Te lo prometi, ¿O no?.-Le preguntó divertido, y Ellie asintió sonriendo, y al mirarlos, Samara no pudo pensar en algo que la hiciera más feliz que ver a las tres personas que más amaba en el mundo juntos, y a su lado, lejos de todo lo malo. Por unos segundos, solo deseando poder pausar aquel momento y quedarse en el lo que le quedara de vida.

El resto del día Berlín se marchó de la casa para intentar llamar al profesor, y ellas lo pasaron juntas, luego de haber compartido la tarde con Annia entre lágrimas, y sonrisas felices, hablando hasta que se les canso la voz, y cuando llegó la noche Samara y Ellie fueron a la habitación, la pequeña ya sin querer volver a alejarse de su hermana, en cuanto los ojos de la niña se cerraron,y se sumió en un tranquilo sueño, la muchacha levantándose de su cama, poniendo un dulce beso en su frente antes de ir en busca de Berlín, encontrandolo en el balcón de su habitación, una copa de vino entre sus manos.

-¿Todo bien?.

-Ya se durmió. Ahora también quiere un nombre de ciudad para ella.-Suspiró la muchacha, una mirada divertida en sus ojos, haciendolo reír en voz baja.

-Podrías llamarle Ibiza.

-Tendría sentido, sus padres se conocieron aquí.-Murmuró ella al acercarse, recordando con cierta tristeza, recostando su cabeza en el hombro de Berlín con un suspiro, el tenue y molesto dolor en su herida volviendo a aparecer, entonces alzando la mirada hasta las brillantes estrellas sobre su cabeza.-Te fuiste todo el día.

-Tenía que buscar algo...-Le dijo en voz baja, y antes de que pudiera preguntar que, Berlín se volvio en su dirección, poniendo ante sus ojos una pequeña caja negra, el corazón de la muchacha deteniéndose un instante, y quedándose sin palabras cuando la abrió, y ante ella y bajo los rayos de la luna brillo un zafiro azul rodeado de pequeños diamantes negros.-...Vamos a hacer las cosas bien. Que pedir matrimonio en un atraco, a punto de que nos peguen un tiro, y con una herida de bala, no es el modo.

-Berlín...-Soltó sin aliento, definitivamente aquel siendo el anillo más bello que habia visto nunca, y el le sonrió.

-Samara, ¿Te casarias conmigo?-Preguntó en apenas un murmuro, y ella llegó cuestionarse como podría decirle alguna vez que no a ese hombre que le había hecho perder la cabeza.

-Por siempre, si.-Asintió con la cabeza sonriendo ampliamente, y Berlín puso el anillo en su dedo, el zafiro combinando perfectamente con sus brillantes y felices ojos azules, entonces lanzándose a sus brazos y poniendo un dulce beso en sus labios, por un perfecto instante, siendo completamente felices.

________________________________________________________________________

N/A: Pues bien que ya se descubrió el nombre y otro para de cosas, arriba la canción de donde saque el nombre y que me inspiró a escribir en primer lugar.

He puesto en el reparto a quien más me parecía a mi a Samara en mi mente, pero me encanta que todos tengan una visión diferente de ella, que es la razón por la no soy muy específica al momento de dar descripciones, me gusta que cada quien se imaginé a los personajes como quiera, y no yo imponerles una imagen de ellos.

Dejaré de publicar unos dias, quizás cinco, para tomar un descanso, hasta entonces les dejo este capítulo, la playlist que uso para escribir, y un vídeo con la canción en la que me inspire que me encantó del profesor y Raquel.

Gracias por leer, y hasta pronto. :D

He decidido dejarles aquí la playlist

Canciones con la que escribo esta historia.

Play with Fire.-Sam Tinnesz.

Heathens.-TOP

Gangsta.-Kehlani.

I wanna be yours.-The Arctic Monkeys.

My life is going on.-Cecilia Krull.

You.-WRENN.

Sucker for pain.-Imagine Dragons.

Do i wanna know?.-The Arctic Monkeys.

Game of survival.-Ruelle.

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