DOS PAÍSES Y UN AMOR

UsenySanneh द्वारा

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Ibrahim es un joven de 18 años de raíces gambianas que tiene claro que nada ni nadie cambiará su estilo de vi... अधिक

CAPITULO 1: El principio de la ultima oportunidad.
CAPÍTULO 2: Los cuatro fantásticos.
CAPÍTULO 3: La chica del velo.
CAPÍTULO 4: Ira.
CAPÍTULO 5: Un encuentro inesperado.
CAPÍTULO 6: Dos noches distintas
CAPÍTULO 7: Yo
CAPÍTULO 8: Salt city.
CAPÍTULO 9: La chica silenciosa.
CAPÍTULO 10: ¿La culminación?
CAPÍTULO 11: "THE SMILING COAST"
CAPÍTULO 12: LA FAMILIA QUE NO CONOCÍA.
CAPÍTULO 13: Al otro lado del mundo.
CAPÍTULO 14: Inglaterra
CAPÍTULO 15: "VIERNES"
CAPÍTULO 16: Frustraciones.
CAPÍTULO 17: Situaciones.
CAPÍTULO 18: Reencuentro.
CAPÍTULO 19: Tiempo y distancia.
CAPÍTULO 21: Confusion.
CAPÍTULO 22: Bienvenido al otro lado.
CAPÍTULO 23: Noticia inesperada
CAPÍTULO 24: Maquinación.
CAPÍTULO 25: Impensado.

CAPÍTULO 20: Contacto.

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UsenySanneh द्वारा


Cargaba la bolsa con pasos paulatinos y recordando las palabras que su marido le dijo antes de ir a comprar –Si vuelvo de la mezquita, te quiero encontrar en casa–Le dijo este antes de salir. Suspiro y se acomodó el velo que llevaba rato molestándola, cambio la bolsa de mano y giro levemente el rostro para luego encontrarse con la mirada de un hombre que la observaba de arriba a abajo, rodeada de ese atuendo azul que seducía las vistas. Se preguntó en ese momento si había sido buena idea salir con ese atuendo tan llamativo, pero llego a la conclusión de que no tenía nada de malo si no enseñaba nada. Se paró en el final de la acera y se dispuso a cruzar el paso de cebra cuando oyó unos pasos que provenían detrás de ella, giro su rostro y vio como Hawa se le acercaba ya desacelerando su velocidad y mirándola directamente, ella volvió a mirar la calle y cruzo sin darse cuenta de que la acechaba.


Hawa: ¡Perdona! –Exclamó justo al cruzar.


Aliyah se detuvo y la observó, a decir verdad, nunca la había parado una chica de su edad por la calle, se preguntó si podría ser amiga de Fátima o algún familiar, puesto que las vio juntas en el supermercado. Miró a su alrededor para asegurarse de que no había ningún conocido y avanzo hacia ella.


Aliyah: ¿Dime? –Contestó en Soninke.

Hawa: ¿Eres Aliyah verdad? –Preguntó esta vez en Soninke.


La chica no pudo evitar expresar un rostro chocante, frunció el entrecejo sin decir palabra mientras por dentro pensaba en por qué tanto interés.


Aliyah: Si ¿Por qué? –Logro decir poco después.


Hawa: Pensaras que soy una chica muy descarada, pero es que mis primos Ibra y Fátima me han hablado mucho de ti, y me ha entrado la curiosidad de conocer a la famosa Aliyah –Sonrió.


Esa declaración hizo que la chica volviera a mirar con cautela su alrededor, los nervios se apropiaron de sus pensamientos siendo consciente de que una calle más adelante se encontraba la mezquita donde su marido rezaba, se movió unos pasos hacia su izquierda y volvió a cambiar el bolso de la mano, siendo cubierta por un edificio que evitaba verla de primeras, las palabras de la chica atraparon su instintiva curiosidad de querer saber lo que Ibrahim había dicho de ella, pero el dilema mental entre lo que quería oír y el poco tiempo que le quedaba para que su marido saliera de la mezquita creaban un conflicto interno que la chica no podía controlar.


Aliyah: Oye, tengo que irme –Dijo con cierto nerviosismo, aunque su instinto le obligaba a quedarse.


Sus emociones contradictorias modificaban sus expresiones faciales, las cuales fueron percibidas por Hawa, quien sabía que muy en el fondo esa chica tenia sentimientos por su primo, pero la situación, la cultura y el momento evitaban que estuvieran ligados. Aliyah se giró y se encaminó hacia la siguiente calle, pero la otra chica reacciono rápidamente.


Hawa: Un momento –anduvo unos pasos tras la chica que ya se daba la vuelta para irse. –Ibrahim vuelve en dos días –Añadió estando muy segura de lo que hacía.


Aliyah la observó sorprendida.


Aliyah: ¿Ah sí? –Una sonrisa surgió de la nada y que disimulo rápidamente.


Hawa asintió.


Hawa: Vuelve este jueves –Se le acerco.

Aliyah: Ah vale –Contesto esta vez de manera seria pero con un bucle de emociones de alegría por dentro que no podía contener, se había esfumado ese miedo a llegar tarde a casa, la alegría había eclipsado esa emoción negativa.

Hawa: Oye, si quieres podemos hablar en esa plaza de ahí –Señalo el lugar y la miró de nuevo.

Aliyah: ¿Hablar de qué? –Preguntó a la vez que se ponía firme y abría los ojos como platos.


Por un momento la chica dudo de si estaba siendo demasiado directa con sus palabras, ya que su primo no le había dicho en ningún momento que actuara de esa manera, pero le quería tanto que no podía evitar meterse en líos con tal de que las cosas le favoreciesen, a veces su impulsividad le jugaba malas pasadas como a su primo, con quien tenía un cierto parecido en ese aspecto. Suspiró y pensó en cómo debía sentirse, en cómo se sintió el día que ocurrió todo.


Hawa: Ibra me ha contado lo que ha pasado entre vosotros –hizo una pausa y prosiguió –La verdad es que no es de mi incumbencia, ¿pero porque te has casado con Suaibo?

Aliyah: Lo siento, pero es que no te conozco de nada y no sé qué te habrá contado tu primo. Soy una mujer casada, y con tu primo paso algo que no debió haber pasado y ya está –Se detuvó observándola fríamente –Pero me alegro de que vuelva –Le obligo a decir su subconsciente.

Hawa: Vale vale, lo siento –puso la mano en el pecho como muestra de arrepentimiento –Tienes razón, estas casada y no me conoces de nada –Saco la mano del pecho.

Aliyah: Ahora si me permites me voy, que mi marido me espera en casa –Dijo con voz educada.

Hawa: Vale –Logro decir segundos después – Un segundo... –Volvió a añadir.

Aliyah se dio la vuelta.

Aliyah: ¿Qué ocurre? –Preguntó esta vez con prisas.

Hawa: ¿Quieres su número? -Saco el móvil del bolsillo y la contempló.


Ella la miró con sorpresa y abrió levemente su boca.


Aliyah: ¿Su número? –Pregunto atrabancándose con sus palabras -¿Para qué?

Hawa: ¿Es Ibrahim no? No tiene nada de malo que le envíes un mensaje y preguntarle cómo le va, ¿No?

Aliyah: Ya –Asintió.

Hawa: ¿Entonces lo quieres? –La ojeo fijamente y noto como la otra chica se esforzaba para no admitir que en realidad si lo quería, lo que le hizo sonreír y acercarse hacia ella.

Hawa: Dame tu móvil, yo te lo apunto –Alzo la mano.


Aliyah le miró la mano y se hecho un paso hacia atrás, contemplo su rostro y saco el móvil del bolsillo.


Aliyah: Ya lo hago yo, dime que tengo prisa –Dijo con la mirada fija en su móvil.


Le dio el número y la chica se despidió rápidamente. Se apresuró para llegar a casa antes de que su marido lo hiciera, pero por desgracia encontró a este justo en el portal de abajo conversando con un conocido, se cruzó con ellos y noto como la mirada amenazante de su marido penetraba sus pupilas. Subió las escaleras de su piso con temor y se encontró con Alagi quien también se disponía a entrar a su casa, un tímido saludo surgió entre ambos y cada uno se fue para su lado. Aliyah entro precipitadamente a su casa y dejó la bolsa en la cocina, le vino a la mente la mirada de su marido, lo que la obligo a ir a hacer la ablución con prisas, aprovechando el tiempo que su marido estaría en el portal.

Después de hacer la ablución cogió otro velo diferente y se cubrió la cabeza para empezar a rezar. Milagrosamente Suaibo no subió pasada la media hora, lo que también lo permitió a la chica sacar la comida y dudar durante unos segundos sobre si debía enviarle un mensaje a Ibra o no, desbloqueo el móvil y miró su última conexión, la cual no aparecía ya que lo tenía privado, entro en su cuarto y volvió a sacar el móvil recordando las palabras de Hawa, se sentó en la cama y se froto la mejilla dubitativa. –En dos días –Pensó mientras se frotaba la mejilla –Pero después de todo, no creo que todo vuelva a ser igual –Se dijo a ella misma. Se tocó la barriga y pensó en su embarazo, pero su mente inconscientemente hacia que al pensar en él, su estómago reprodujera un cosquilleo lleno de exaltación.


Suaibo: ¡Aliyah! ¿Por qué sacas la comida fría? –Grito este desde el comedor.


La chica, sumergida en sus pensamientos no se había percatado de la llegada de este en casa. Se puso en pie rápidamente y dejó el móvil encima de la cama.


Aliyah: Lo siento, había calentado la comida y no sabía que tardarías en subir.

Suaibo: Pues caliéntalo que tengo hambre –Señaló la cocina – ¿Además cómo es que he llegado antes que tú al portal?

Aliyah: Es que... había mucha cola –Le miró con temor.

Suaibo: ¡Cállate! –Exclamó. –Mentirosa –Volvió a añadir acompañado con una bofetada que fue a parar en el rostro de la chica.


La chica le observó enmudecida y con un rostro horrorizado que poco a poco se fue tiñendo de lágrimas, se volteo para que el hombre no la viera y se fue sin decir nada, conteniendo toda esa rabia que llevaba acumulando durante meses, culpa de las palabras hirientes y de las agresiones físicas que a veces sufría por su marido.


Suaibo: Mucha cola dice... ¿Te crees que soy tonto? –Vociferó desde el comedor, mientras unas dudas misteriosas rondaban por su cabeza.


Una larga hora después apareció suleyman, quien ya llevaba casi dos meses trabajando duramente sin parar. Solo disponía de un día festivo durante la semana la cual aprovechaba para no estar en casa, puesto que la tensión entre él y su padre también se había incrementado, así que para el chico cualquier excusa era buena para no estar cerca de el.


Suleyman: Salamaleikum –Dijo desde el pasillo, evitando llegar al comedor donde se encontraban Suaibo y Aliyah.

Suaibo: Waleikum salam –Respondió este –Papa, ven un momento –Añadió.


Su hijo hizo un gesto de fastidio y se encaminó con dificultad hacia el comedor, inclino su rostro para no entrar completamente, ojeo el panorama donde Aliyah estaba sentada a un extremo del sofá muy lejos de su padre con rostro serio y apagado, miró a su padre y entro en el comedor.


Suleyman: ¿Dime? –Preguntó observando a su tía.

Suaibo: Quería hablarlo con los dos presentes –Miró a ambos.

Suleyman: ¿El qué?

Suaibo: Quiero que vayamos a Gambia, no será algo inmediato, pero me gustaría que fuésemos todos juntos–Dirigió la mirada hacia la tele, esperando la respuesta de ambos.


Esas palabras hicieron que la chica volteara su rostro rápidamente, su pulso se empezó a acelerar de manera desorbitada, haciéndole recordar viejos sentimientos y recuerdos que tenia de Gambia, volvió a mirar la televisión y no contesto, mientras respiraba profundamente y notaba como el pálpito de su corazón se descontrolaba, pero no sabía si era de emoción o de miedo.


Suleyman: ¿Gambia? Pero si he empezado a trabajar hace poco y no puedo coger vacaciones todavía –Elevó los brazos.

Suaibo: Eso no me importa, búscate la vida, pero dentro de unos meses nos iremos a Gambia durante un tiempo. Además no te he dicho ninguna fecha en concreto.

Suleyman: ¿Pero para qué? –Preguntó de manera alterada –No me apetece ir –Añadió desesperadamente.

Suaibo: No vamos a estar aquí toda la vida hijo, nunca has ido a Gambia y tienes que conocer a tus familiares. Me da igual si no quieres ir, pero iremos.


El chico se mordió el labio y se dio la vuelta sin reclamar, su padre tampoco añadió nada más y continuo mirando la tele, pensando ya en el viaje que no tenía fecha . Miró a su mujer que no decía nada y se levantó.


Suaibo: ¿Has oído?

Aliyah: Si... -Contestó inmediatamente.


POV Gambia.

Había oscurecido del todo cuando Ibrahim y Kebba pisaban tierras de Senegambia, el taxi les había dejado justo enfrente de un bar llamado "JALEX" era el lugar donde normalmente Kebba solía pasarse antes de ir de fiesta, principalmente porque siempre había una mujer que daba mini conciertos, y él estaba secretamente enamorado de esa chica que cantaba como un ángel, secretamente, porque esa chica era inalcanzable para él. Ibrahim bajo con cierta desconfianza de ese taxi que había aparcado justo delante del bar, miró el bar situado a mano derecha que justamente daba inicio a la larga recta que proseguía, volvió a mirar a Kebba quien discutía con el taxista por el precio, pero el rápidamente saco cinco euros y se los dio al taxista para no alargar más la noche.


Kebba: ¿Pero tú eres tonto o qué? ¿No ves que el tío quería aprovecharse de que eras europeo?

Ibra: Tío, es mi primer día en Senegambia, y mi penúltimo día en Gambia, ¿disfrutemos no?

Su amigo sonrió y sacudió la cabeza.

Kebba: Eres tonto.

Ibra: Quizás, pero mira cuanta gente y cuantas discotecas, estoy cagado –Dijo entre risas.


La recta estaba saturada de gente que no paraba de moverse por todos lados, todas las noches acudían centenares de turistas y gambianos a divertirse. Senegambia es una zona turística que cuenta con numerosos hoteles, restaurantes, bares de copas, discotecas y es el lugar perfecto para disfrutar de una noche loca de fiesta. Ibra observaba concienzudamente la multitud de gente que se aplazaba de un lado para otro, le sorprendió ver como en países africanos también habían lugares así, lleno de discotecas, bares y extranjeros con sus propios negocios llegando a relacionarse con los africanos sin ningún problema. Kebba le dio un toque en el hombro para que entrasen en el bar, pero Ibra se quedó inmóvil observando una pelea que se disputaba metros más adelante, y que fue interrumpido por unos policías , lo que obligo que el chico reaccionara y entrara en el bar.

Se fijó en la estructura de ese bar, una decoración simple pero bastante agradable, una luz con sombra bastante llamativa, un escenario en el fondo y gente en sus asientos esperando para la actuación. Siguió a su amigo hasta sentarse en una de las mesas que se encontraban en la otra esquina. Pidieron unas copas y disfrutaron de aquella actuación que les pareció poco, aunque acabo dándose cuenta de que su amigo se moría por los huesos de la cantante.

Al terminar el concierto, Kebba le recomendó ir a una discoteca llamado "WOW" que estaba justo al lado del bar, Ibra acepto y se dirigió hacia la discoteca donde se decía que estaba lleno de rastas y militares. Entraron por un restaurante y luego por un pasillo donde daba acceso a la discoteca que se encontraba en la parte de arriba, esperaron en la cola hasta su turno, pagaron los cíen dalasi que valía la entrada y accedieron a la sala junto con las personas que también esperaban en la cola. Se paró justo en la puerta, intimidado por el ambiente del que era testigo. Suspiro y una especie de pensamiento surgió en su mente, una mala vibración había aparecido de la nada en su cabeza se acarició el cuello mientras observaba como la gente no paraba de bailar, su amigo se le acerco preocupado y le agarró del hombro.

Kebba: Boy, ¿Te pasa algo? La noche acaba de empezar eh –Le dio unos golpes al hombro.

Ibra: No se tío, tengo un mal presentimiento –Miró preocupado a este.

Kebba: Anda, vamos a disfrutar, es tu penúltimo día boy –Dijo con voz entusiasta.

Ibra: Quizás tengas razón –Miró la sala y se encaminó hacia la verdadera fiesta cuando su móvil vibro.

Un número que no tenía guardado había aparecido en su pantalla, una nota de voz de cuatro segundos le había hecho despertar la curiosidad de saber quién era esa persona, desbloqueo la pantalla y entro en el chat, miró la foto de perfil de ese número pero no tenia, acerco el móvil a su oído y reprodujo el audio. Esos cuatro segundos bastaron para estimular al chico y acelerar su ritmo cardíaco, miró la pantalla del móvil de nuevo y miró a su amigo, quien esperaba a que le siguiera. Incrédulo volvió a escuchar el audio mientras una amplia sonrisa surgía de su rostro, se quedó paralizado mirando hacia la nada con una sonrisa de niño pequeño que no se le quitaba, su corazón bombeaba fuertemente, volvió a escuchar el audio y el mensaje de su querida Aliyah "¿Es cierto que vienes?" era el mensaje que la chica le había enviado.

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