Obsoleto - El Orden Natural D...

By True-Doragonkingu

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Harry Potter tuvo una infancia miserable por culpa de sus tíos y ahora esta roto, pero gracias a un simple mo... More

Cuerpo Encadenado, Mente Libre
Un Mundo Lleno de Oportunidades
La Justicia de Atenea
La Chica de Los Ojos Azules
El Precio de Lo Que Decidimos Ser
El Dúo de Oro
A Quién Más Odiamos
Los Deseos de Un Corazón Roto
Juntos, Siempre Y Hasta El Final
Desde las cenizas
El Peso de Nuestra Conciencia
La Voluntad Para Hacer Lo Correcto
Las Dos Caras de Selene
El Único Deseo Es Aprender
Psicología de Masas
(No) Estas Solo
(No) Podes Avanzar
Serás lo que debas ser
Teoría del Gran Impacto
El Precio de Nuestras Decisiones
Daphne Greengrass
Tiempos de Odio - Parte I
Bases Para El Futuro
Somos Aquello que Vivimos
El Dolor de Un Pasado Todavía Presente
Una Historia Verdadera
El Poder de Amarte - Parte I
Heridas de Magia Negra
La Voz de La Razón
El Reflejo de Nuestro Corazón
Errores del Pasado
Una Dolorosa Verdad
El Poder de Amarte - Parte II
Tiempos de Odio - Parte II
El Llanto de la Serpiente
Un Nuevo Comienzo
Sueños, Pesadillas y Realidades
El Torneo de Los Tres Magos
Las Maldiciones Imperdonables
Fuerza de Voluntad
El Circulo Que Nunca Se Rompe
Vacíos Legales
Nada Es Verdad, Todo Está Permitido
El Cuarto Poder
Una Noche de Ensueño
Aquello Que Más Valoramos
El Preludio de La Locura
La Sombra
Bautismo de Fuego
El Ultimo Deseo - Parte I
Un Nuevo Año
El Caballo de Troya
La Santa Inquisición
Lucha de Poderes
El Ejército de Hogwarts
Una Muerte En La Familia
Unas Grises Navidades
La Sombra Que Nos Acecha
La Estrella Que Brilla En La Oscuridad
La Fuerza de Coerción
Compresión Empática
Transformaciones, Recuerdos y Secretos
Al Borde de La Desesperación
Carrera Contra El Tiempo
El Muchacho Que Odia...
El Muchacho Que Ama...
El Ultimo Deseo - Parte II
Nobles y Ancestrales Tradiciones
Las Alas de La Libertad
Las Nobles y Ancestrales Familias
La Mano Negra de La Muerte
Protegiendo Lo Que Es Nuestro
Lealtades y Pensamientos
Historias Pasadas - Parte I
Historias Pasadas - Parte II
El Valor de La Información
Historias Pasadas - Parte III
Argumentum Ad Consequentiam
Una Fría Navidad
Historias Pasadas - Parte IV
Una Segunda Resolución
Historias Pasadas - Parte V
Las Consecuencias del Pasado
El Principio del Fin
Preparaciones Para El Final
Cicatrices Que Continúan
Un Mundo Que Se Acaba
El Mensajero del Fin del Mundo
El Monstruo Que Gritó "Amor" En El Corazón Del Mundo
Cuando Algo Termina, Algo Comienza

El Corazón de Luna

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By True-Doragonkingu

Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año VII

Capítulo LXXXV

"El Corazón de Luna"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

Lo primero que apareció en sus ojos fue un sendero angosto bañado por la luz de la luna y flanqueado a la izquierda por setos pulcramente recortados y a la derecha por matorrales salvajes de corto crecimiento que desembocaban en un amplio camino que era cortado por un par de impresionantes verjas de hierro forjado que marcaban los límites de una hermosa mansión solariega. Delante de sus grisáceos ojos, la Mansión Malfoy, la mansión que había pertenecido a su Familia por generaciones. Draco vio como Snape era el primero en dar un paso y todos los recuerdos de lo que había sucedido hacia pocas horas volvían a su cabeza.

—Vamos, Draco... —susurró Snape —, no podemos hacer esperar al Señor Tenebroso.

Snape no pudo dar el siguiente paso porque un par de varitas los apuntaron a cada uno en el pecho. Sin embargo, el sentimiento de peligro cayó rápidamente cuando los dos hombres que los apuntaban bajaron sus respectivas varitas. Entonces las guardaron bajo las capas y uno de ellos, de mayor estatura preguntó.

—¿Buenas noticias?

—Ambas. —contestó Snape con seriedad.

El mago asintió con nerviosismo y rápidamente se giró y los dejo pasar. Ambas verjas de hierro se abrieron con un leve chillido y Snape comenzó a caminar nuevamente haciendo ondear su capa. Draco lo siguió. Ambos caminaron por un largo sendero en silencio y los gritos de un hombre comenzaron a escucharse a medida que se acercaban a la gigantesca y lujosa mansión. Ninguno de los dos se detuvo; subieron un par de hermosas escaleras de roble y se pararon ante dos gigantescas puertas de madera con adornos de serpientes en bronce. Snape golpeó dos veces. La puerta la abrió una mujer con largos risos negros como la noche y un par de ojos marrones como la madera.

—Severus —dijo la mujer con cierto fastidio en forma de saludo —. Supongo que está hecho, ¿No?

—Así es, Bellatrix... —contestó Snape con seriedad.

—Pasen, el Señor Tenebroso esta... hablando con nuestro buen amigo Ollivander —dijo Bellatrix con una sonrisa traviesa —. Hola Draco.

—Hola tía. —contestó Draco pasando a la Mansión Malfoy con Snape.

—Avísale a tu madre que estas en casa, Draco —susurró Snape —. Yo le voy

Los gritos se hicieron aún mayores y Draco sintió un escalofrió recorrer su espalda. Sin embargo, no discutió con Severus y caminó a un costado, con dirección a las escaleras. Snape por su parte, caminó recto seguido desde atrás por Bellatrix. Un voz grave y severa resonó desde el otro lado de la puerta al son de la Maldición Cruciatus; el semblante de Snape no cambió, tocó la puerta de dónde venían los gritos y el hombre del otro lado se silenció. La puerta se abrió rápidamente y Snape sin decir nada entró. Lo primero que sus negros ojos vieron a Garrick Ollivander, Jefe de La Noble y Ancestral Casa de Los Ollivander tendido en el suelo temblando.

—¡Le mentiste a Lord Voldemort, Ollivander! —gritó Voldemort con odio al lado del cuerpo de Ollivander.

—No, yo no... Juro que no... —gimió Ollivander con un temblor.

—¡Querías ayudar a Potter, el no darme la respuesta que busco es sinónimo de ayudarlo!

—No, yo no...

—¡CRUCIO! —gritó Voldemort torturando nuevamente al anciano con todo lo que su poder —. Quiero que me expliques que es lo que sucede con Potter, ¿Qué es realmente un Arcanista? ¿Cuál es el alcance de su poder? ¿Y cómo puedo matarlo?

—Yo... —gimió Ollivander mirando a Voldemort con terror —. Un Arcanista, es una persona que nace cada cierta cantidad de tiempo. Son muy raros y solo aparece uno por generación y en cualquier parte del mundo... son personas con un núcleo mágico terriblemente grande y suelen durar muy poco tiempo porque su poder los supera y los vuelve locos... hacen que renieguen a su magia... que la pierdan.

—¿Por qué Potter no le sucedió lo mismo? —preguntó Voldemort agachándose al nivel de Ollivander y viéndolo de forma rapaz —. ¿Por qué no renegó a su magia? ¿Qué lo hace diferente?

—No lo sé... —susurró Ollivander esperando lo peor —. Supongo que su voluntad de vivir hizo que lograra controlar su poder...

—¿Cuál es el alcance de su poder? —preguntó Voldemort nuevamente, pero esta vez con cierta impaciencia —. ¿Cómo puedo matarlo?

—Su poder es demasiado grade como para poder enfrentarlo —dijo Ollivander mirando a Voldemort a los ojos que rápidamente destellaron con odio —. No se le puede enfrentar a la persona con el núcleo mágico más grande de todo el mundo, pero —dijo antes de Voldemort hiciera cualquier movimiento —, el poder no significa control. El poder no significa habilidad... Yo vi cuando creaba su varita, cuando creaba la forma de que una varita pudiera canalizar el poder de un Arcanista...

—¿Lo puedo matar con su propia varita? —preguntó Voldemort poniéndose derecho —. ¿Su varita es la respuesta a como matarlo?

Snape miró fijamente a Ollivander, Voldemort igual. Ollivander temblando por el dolor abrió la boca y dijo.

—Solo un Arcanista puede derrotar a un Arcanista —Voldemort lo miró con odio —. La varita de Harry Potter es solo de Harry Potter, nadie que no sea Harry Potter puede utilizarla... a menos que haya unido su magia a otra persona, pero eso es imposible, eso no ocurrió... La única manera derrotar a un Arcanista es teniendo el poder de uno, es utilizando la una varita que puede igualar a la de Harry Potter. La única manera de matarlo es utilizando la Varita de Sauco...

—¿Quién tiene la Varita de Sauco? —preguntó Voldemort con una mirada asesina.

—Hace muchos años la persona que la poseía era... Geller Grindelwald.

Voldemort sonrió de forma desquiciante y susurró.

—Oh, Albus, nuevamente tratando de hacer de las tuyas ¿No? —giró la cabeza y vio a Snape que lo miraba fijamente esperando a que le hablara —. Oh, Severus, muy fiel seguidor —dijo caminando rápidamente a donde estaba y lo rodeó con el brazo por lo hombros y ambos comenzaron a caminar hacia el fondo de la habitación —. Espero que me traigas buenas noticias, ¿No es así, Severus?

—Si, mi Señor —dijo Snape con firmeza. Voldemort que había pasado por encima de Ollivander hizo un gesto con la mano y de la nada aparecieron dos hombres que se llevaron al anciano con rapidez —. Albus Dumbledore está muerto.

Voldemort sonrió.

—Excelentes noticias —dijo Voldemort sentándose en una silla hermosamente ornamentada —. ¿Y dónde están los demás?

—Capturados.

—¿Qué?

—La Orden estaba cuidando el lugar y fueron muy descuidados, mi Señor —Voldemort hizo, por un momento, una mueca con sus grisáceos labios —. ¿Puedo hacer una apreciación, mi Señor?

—¿Cuál Severus? —preguntó Voldemort con cierta molestia.

Snape se arrodilló y de la túnica sacó la varita que le partencia a Dumbledore. Voldemort miró a Snape sin entender, Severus abrió sumamente la boca y ofreciendo la varita por el mango a Voldemort dijo.

—La varita de Albus Dumbledore, mi Señor. Traje la varita luego de haberlo matado... como prueba de mi trabajo, ¿Es lo que mencionaba Ollivander que usted necesita para matar a Potter?

El rostro de Voldemort se desencajó con una horrible y completamente excitante sonrisa. Se paró con rapidez y se acercó con la misma velocidad a donde estaba Snape, su manó tembló ligeramente pero cuando sus dedos se cerraron alrededor del mango de aquella legendaria varita una excitación que aparecía desde lo más profundo de su ser explotó. Tomó la varita con firmeza apuntó a una de las paredes que daban al patio principal y gritó.

—¡BOMBARDA MAXIMA!

La pared explotó en mil pedazos haciendo que el ruido hiciera volar a los pavos reales blancos que habitaban el lugar. La sonrisa de Voldemort no decayó, hizo un movimiento y la pared comenzó a reparase con una velocidad extremadamente alta.

—Vamos a darte los mayores y más grandes honores que un hombre puede recibir, Severus. —dijo Voldemort todavía extasiado por lo que estaba viendo.

—Gracias mi Señor.

Snape se paró y comprendió totalmente lo que había hecho o creía haber hecho Harry Potter. Ahora él tenía la total confianza y favor de Voldemort, ahora era su mano derecha, ahora tenía más poder del que nunca había logrado tener siendo un espía de Albus Dumbledore. Si Harry Potter sabía o no lo que había hecho no le importa, solo entendió que tenía mucho poder e iba a usarlo.

~0~0~

El gemido de Daphne fue silenciado por el ruido que hizo el cofre que contenía los dos Horrocruxes cuando Harry sacó rápidamente su varita y con un movimiento hizo que se cerrara. Hizo un movimiento rápido descendente con la varita y rápidamente el cofre fue bloqueado por magia. Daphne no dijo nada. Harry no dijo nada, simplemente hizo un nuevo movimiento con su varita y el cofre levitó, Daphne pareció entender lo que Harry estaba pasando porque sin que él dijera nada, corrió rápidamente hasta la chimenea, tomó un puñado de Polvos Flu y los lanzó con fuerza haciendo que unas poderosas lenguas de fuego verde esmeralda ascendieran con fiereza.

—¡Minerva, necesitamos pasar, es urgente! —gritó Daphne pasando rápidamente por el fuego.

—¡¿Harry, qué esta pasando?! —dijo Astoria asustada bajando con rapidez las escaleras y acercándose a donde estaba él.

—¡ATRAS! —gritó Harry caminando lentamente con el cofre.

—Pero... —susurró Astoria shockeada porque Harry le había gritado.

—Astoria no te acerques —dijo Harry al ver lo que había hecho —. Perdón, pero encontramos dos Horrocruxes en este cofre y no sabemos lo que puedan, tenemos que sacarlos de Potter Place no las voy a poner en riesgo a ninguna de las dos —Astoria asintió —. Gaya —llamó mirando al ave —. Nadie puede tocar a Astoria, ante cualquier peligro quiero que te la lleves lo más lejos posible. ¡Dobby, Tommy!

—¿Si, Señor Harry Potter, Señor?

—Revisen las inmediaciones de Potter Place, no sabemos si Voldemort siente los Horrocruxes o si estos pueden haber delatado nuestra posición. Nadie se puede acercar a la casa —sentenció con seriedad —. Astoria, quiero que llames a Luna y le digas que vaya a Hogwarts. Yo, Lord Harry Potter, Señor de Las Nobles y Ancestrales Casas de Las Familias Potter y Black te doy permiso para utilizar magia según creas necesario tomando total responsabilidad de tus actos hasta que diga lo contrario.

Astoria asintió y vio como un Harry serio, uno que no había visto nunca, pasaba por entre las llamas.

—Encontramos dos... —dijo Daphne rápidamente a Minerva que los miraba asustada.

—¡¿Qué?! —exclamó la Profesora de Transformaciones —. ¿Cómo que encontraron dos? ¿Cuándo?

—Lo envió Gringotts —dijo Harry con seriedad bajando lentamente el cofre en el suelo —. Envié a hacer una revisión a Grimmauld Place y a las bóvedas de los Black y encontraron esto.

Harry hizo un leve movimiento con la varita y Minerva abrió los ojos como platos al ver las dos reliquias antiguas. Temblando ligeramente abrió la boca y dijo.

—¿Son lo que creo que es?

—Si, el Guardapelo de Salazar Slytherin y la Copa de Helga Hufflepuff... —susurró Harry.

La Profesora de Transformaciones se movió rápidamente por la circular oficina, tomó un puñado de Polvos Flu y los lanzó.

—Filius, Pomona, Horace, ¿Podrían venir? —dijo Minerva al fuego.

Las llamas estallaron mientras Minerva caminaba hacia donde estaba Harry y Daphne. Filius Flitwick, Horace Slughorn y Pomona Sprout aparecieron en la sala y la miraron fijamente que miraba con nerviosismo.

—¿Sucede algo, Minerva? —preguntó la Profesora Sprout caminando hasta donde estaba —. OH, santa madre de Merlín —agregó al ver la copa —. ¿Es eso lo que creo que es?

—Sí —afirmó Minerva con suavidad. Los otros dos Profesores extrañados caminaron hasta donde estaban y también se sorprendieron —. El Guardapelo de Salazar Slytherin y la Copa de Helga Hufflepuff...

—Imposible... —susurró Slughorn mirando fijamente el guardapelo para luego extender la mano y tomar el hermoso objeto.

—¡No lo toque! —gritó Harry tomando rápidamente la muñeca de Slughorn haciendo que todo dieran un salto —. Son dos de los Horrocruxes de Voldemort... no sabemos que es lo que puedan hacer...

Slughorn abrió grande los ojos y rápidamente alejó su mano. El Profesor Flitwick miró fijamente ambos objetos pensado y abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera la llamas de la chimenea estallaron nuevamente con un verde esmeralda.

—Permiso, Profesora McGonagall —dijo Luna con su inconfundible voz soñadora —. Pero Harry y Daphy me pidieron que viniera y... ¡Oh! ¡Hola Harry!, ¡Hola Daphy! Cuanto tiempo ¿No? —preguntó divertida pasando —. Ya sé que no pueden vivir sin mí, pero no hace falta llamarme a los pocos minutos de haber vuelto de Hogwarts y... ¡Oh! ¡Hola, Profesores! —agregó al ver a los otros Jefes de Casa. Luna caminó suavemente, vestida con un vestido amarillo con flores blancas y miró lo que todos miraban —. Supongo que son dos de los Horrocruxes de Voldemort ¿No?

—Si, señorita Lovegood —afirmó el Profesor Flitwick —. Supongo que el Señor y la Señora Potter la llamaron para que venga ¿No es así?.

—Así es Profesor Flitwick y este cofre no lo había visto nunca, así que debe ser el que le envió Gringotts a Harry —comentó Luna al aire —. ¿No, Harry?

—Si, Luna.

—¿Qué es lo que piensa hacer con estos Horrocruxes? —preguntó la Profesora Sprout ante un solo pensamiento que le aparecía en la mente —. ¿Verdaderamente va a destruirlos? ¿Acaso no hay forma de preservar estos objetos sin destruirlos?

—Si, Profesora —dijo Harry seriamente mirándola para luego volver a mirar dentro del baúl —. No hay otro método, tenemos que destruirlos...

—¿Pero te das cuenta lo que estás diciendo, Potter? —preguntó Pomona completamente indignada —. Debe haber otro método para remover el alma sin tener que destruir la Copa. ¡Por el amor de Merlín, es la Copa de Helga Hufflepuff! ¡No pueden simplemente destruirla!

—¿Cuándo tengamos que destruir la Diadema de Rowena Ravenclaw también va a objetar, Profesor Flitwick? —preguntó Luna mirando al Profesor de Encantamientos. Flitwick lanzó un gemido y todos miraron a Luna completamente sorprendidos —. ¿Qué? ¿No es lo más obvio? El Guardapelo de Slytherin, la Copa de Hufflepuff, con esa lógica lo único que quedaría serian la Diadema de Ravenclaw y la Espada de Gryffindor. Pero por obvias razones la Espada no es un Horrocrux porque la tiene la Profesora McGonagall en su escritorio en exposición, según palabras del propio Harry Minerva se la había quitado porque la Profesora pensaba que él iba a perseguir a alumnos con espada en mano y gritando como si fuera un vikingo, aparte dijo que le gustaba y seguramente la miraba durante horas...

Minerva miró a Harry con molestia y dijo.

—Que yo recuerde, Señor Potter, le dije que yo me iba a guardar la Espada de Godric Gryffindor en mi oficina debido a que yo soy la Jefa de su Casa, su madre, su Profesora y luego verlo utilizar tan imprudentemente su forma animago cuando estaba a mediados de quinto, claramente me dio a entender que no estabas preparado para guardar tan valioso y peligroso objeto por tus propios medios.

—Minnie —exclamó Harry molestó olvidándose por un momento de todo lo que estaba sucediendo alrededor mientras una sonrisa traviesa y pervertida aparecía al evocar al momento que Minerva se refería —, estaba jugando con Daphne, nada más. Era la terrible y malvada bestia que se iba a comer lentamente a la dulce, hermosa y sabrosa doncella perdida en la profundo del bosque...

La risa contenida de Daphne interrumpió la conversación. Todos la miraron y vieron a la muchacha sonrojada y sonriendo tontamente. Luna miró a Daphne divertida, pero rápidamente recobró la seriedad y dijo

—Dejando de lado los juegos con connotaciones eróticas de Harry y Daphne, creo que deberíamos hablar con Helena, Profesor Flitwick.

—Si —afirmó él —. Pero...

—¿Quién es Helena? —preguntó Harry sin entender.

—Helena Ravenclaw, la hija de Rowena Ravenclaw —contestó Luna como si fuera lo más obvio del mundo. Harry la miró ligeramente confundido —. ¿No habías leído Hogwarts Una Historia al igual que Hermione?

—Si, Luna —contestó Harry —. Pero no nombran ninguna Helena Ravenclaw, tampoco los objetos de los fundadores, eso lo aprendí porque me lo dijo Daphne hace un tiempo...

—Bueno, voy a resumirte la historia Harry —dijo Luna rápidamente —. Existía el mito que la persona que poseyera la Diadema de Ravenclaw iba a poseer una gran inteligencia. Helena Ravenclaw fue la hija de Rowena, ella estaba celosa de su madre porque no era tan inteligente y un día decidió robar la Diadema para utilizarla. Escapó a Albania con el valioso objeto de su madre y ésta envió a la persona que había estado cortejándola durante años, Sir Peter Carington, II barón de Carrington. Él encontró a Helena e intentó convencerla para que volviera, sin embargo, ella no quiso y un arranque de ira la asesinó con una puñalada. Presa del remordimiento que le provocó a su madre, que posteriormente falleció debido a esto, la conciencia de Helena volvió en forma de un fantasma que hoy en día se conoce como la Dama Gris. El Fantasma de la Casa de Ravenclaw. En cuando a Carington, se suicidó por haber matado a su amada y se transformó en el Barón Sanguinario, Fantasma de la Casa de Slytherin.

—Entonces Helena sabe dónde está la Diadema, o en el casó que le haya dicho a alguien donde nos puede decir que persona es. —dedujo Harry.

—Exacto, solo tenemos que buscar a Helena y preguntarle... —dijo Luna rápidamente.

—Pero no podemos hacer eso Señorita Lovegood —interrumpió el Profesor Flitwick —. Todos los fantasmas están fuera de Hogwarts en un Festival de Muerte en Mahoutokoro celebrando los 1000 años de muerte de los consejeros del Shōgun Fujiwara no Tadabumi. No van a volver hasta dentro de 3 semanas por lo menos.

—Deberíamos destruir estos y esperar a que vuelvan —comentó Harry pensativo —. Podriamos...

—¡No! —exclamó la Profesora Sprout —. No podemos simplemente destruirlo. Pertenecieron a los fundadores de este Colegio, Potter. Tiene que haber una manera de que podamos remover el alma sin destruirlos —miró a todos con una mirada suplicante y luego sus ojos se enfocaron en el Profesor Flitwick —. Filius... por favor, tiene que haber una manera, si Voldemort llegó a convertir la Diadema de Rowena Ravenclaw en un Horrocrux no te gustaría que la destruyéramos sin intentar salvarla ¿No, Filius?

—Yo... creo que podríamos hacer algo. —susurró Filius para luego mirar a Harry.

Harry cerró los ojos, con un suspiró los volvió a abrir y dijo.

—Está bien, pero no lo haga solo, Profesor. Ginny Weasley fue poseída por el Diario... y Dumbledore estaba muriendo a causa del Anillo de Los Gaunt, no sabemos que pueden hacer estos...

El Profesor Flitwick asintió.

~0~0~

Luna vestida con una playerablanca, un pantalón de tela y descalza miró con cierto nerviosismo a Daphne que estaba terminando de acomodar todo, al mismo tiempo que escuchó pasos bajar junto con un par de risas. Del piso de arriba bajaron Astoria y Harry riéndose.

—Modifique ligeramente tu habitación, Luna —dijo Harry con una sonrisa malvada —. Van a poder estar más cómodas... ah y por cierto, envié a Dobby a buscarla al ala de viajes internacionales del Ministerio de Magia, no va a aparecer por la chimenea.

Daphne, que al igual que Harry tenía plena potestad sobre Potter Place giró su cabeza al detectar dos personas penetrar las defensas de los terrenos. Miró a su esposo y ambos se sonrieron. Caminó hasta donde estaba Harry lo abrazó y ambos se pusieron delante de la puerta principal. Luna los miró con los ojos bien abiertos y entendió lo que estaba pasando. Corrió hasta la puerta la abrió y caminando por sendero que rodeado por tulipanes la vio. Una muchacha algo más alta que Daphne, con un hermoso y delicado rostro, cabello dorado recogido en un rodete a excepción de un grueso mecho de pelo que caía libremente por un costado de su rostro. Estaba vestida con un pantalón de jean azul, un jersey gris topo y un par de zapatitos negros a juego.

Sin importarle que estuviera descalza, Luna, corrió por el césped que formaba el sendero con dirección a donde estaba Angela. Los rojizos labios de la suiza se curvaron en una hermosa sonrisa y rápidamente estiró los brazos para recibir a la Ravenclaw. Los brazos de Luna rápidamente rodearon la fina y esbelta figura de Angela y su rostro rápidamente se escondió en un gran y blando pecho.

—Te extrañe tanto, Angela... —susurró Luna sobre el pecho de Angela —. Tanto... tanto...

—Ya también te extrañé mucho, Luna. —contestó Angela levantando el rostro de Luna suavemente y rápidamente besándola con deseo.

Los labios de ambas se separaron y Luna, sonrojada, sonrió tontamente y tomó a Angela de la mano y rápidamente comenzó a caminar en dirección arrastrando a la recién llegada en el proceso.

—Vamos, Angie, te quiero presentar a mis amigos —dijo Luna rápidamente. Angela solo sonrió con ternura —. Él es Harry Potter —comentó mientras él la saludaba con un apretón de manos y una sonrisa que Angela respondió de igual forma —, Daphne Potter, esposa de Harry y ella es Astoria Potter. —agregó mientras que Angela repetía el proceso que había hecho anteriormente con Harry.

—De verdad es un placer conocerlos a todos —dijo Angela con una gigantesca sonrisa —. Luna, me contó tantas cosas de ustedes, que de verdad estoy tan alegre de conocerlos. Son tan importantes para ella, los ama tanto, pero tanto, que cada vez que estamos juntos pasa horas y horas contándome todas las cosas que hacen juntos, de verdad estoy muy contenta de que tenga un amigo y amigas tan leales, dulces y de mente abierta para aceptarla.

Harry sonrió, estaba por decir algo, pero Daphne fue la primera en hablar.

—Porque pasamos a la sala y charlamos en el sofá, estoy segura que debes estar cansada por el viaje.

—Oh, por supuesto —afirmó Angela caminando por la sala tomada del brazo de Luna. Daphne junto con Harry y Astoria iban a adelante y fueron los primeros en sentarse. Harry en una punta, Daphne a su lado y Astoria era la que seguía. Angela y Luna hicieron lo mismo —, es bastante molesto tener que hacer todo el papeleo en inmigraciones, pero valió la pena el venir, más si por fin puedo conocerlos a todos. Aunque creo que no me presenté adecuadamente. Mi nombre es Angela Ziegler, tengo 19 años y estudio Magizoologia.

—Oh, sos más grande que Luna —dijo Harry —, no sabíamos. Aunque no me sorprende no saberlo, ella solo le dice las cosas con respecto a su amada Angela a Daphne... —agregó haciéndose el ofendido —. ¿Vos sabias de esto, mi amor?

—Si, Cariño, si lo sabía... —contestó Daphne ignorando el comentario de Harry.

—Ves, Angela, son malvadas ambas. —agregó Harry divertido.

—Oh, pobrecito —exclamó Angela para luego mirar a Luna —. ¿Es verdad eso Luna? ¿Tan mal lo tratan al pobre Harry? —preguntó para diversión de Harry mientras que Daphne rodaba los ojos y Astoria se reia por lo bajo.

—Bueno —contestó Luna —. Admito que a veces, bueno, bastantes veces, le jugamos una que otra broma a Harry. Pero él no nos entiende, le falta relajarse un poco —los ojos destellaron con maldad mientras miraban a Harry —, aunque está bien atendido, su sueño de tener un harem de rubias y hermosas europeas se vino abajo cuando comenzó a salir con Daphy. Pero bueno, que se le va a hacer, nosotros mismo nos ponemos nuestras propias esposas... ¿No, Harry?

Todas se rieron y Harry fulminó a Luna con la mirada.

—Y contanos Angela, ¿Cómo es la vida en la Suiza Mágica? —preguntó Daphne con una suave voz aristocrática.

Un silencio abismal se formó en la sala. Luna miró Angela que se mordió el labio ligeramente y le apretó suavemente la mano y entonces los labios de la suiza se abrieron.

—Luna de verdad tiene mucha suerte de tenerlos a ustedes —dijo Angela con suavidad y una sonrisa —. De verdad, tener gente que te amé tanto y te acepte tal y cual sos es un lujo que no mucho podemos tener. ¿Cómo es la vida en la Suiza Mágica? Bueno... es horrible, las personas, la sociedad en general es terriblemente conservadora, pero les voy a hacer un breve resumen de lo que dijo mi madre antes de echarme de mi casa por decirle que me gustaban las mujeres. Las mujeres sangrepura tienen que tener bebes sangrepuras, no ser unas putas promiscuas que lo único que hacen es faltarle el respeto a sus familias y tradiciones; fue el día que me hizo elegir entre lo que quiera o un lugar a donde pertenecer. Ese día mi madre me hecho de la casa porque si quería seguir en ese lugar, todo lo que hiciera con mi cuerpo fuera o dentro del hogar era una falta de respeto... Yo la verdad no tengo idea de cómo es la vida para los homosexuales aquí, en Inglaterra, pero les puedo decir que en la Suiza Mágica es horrible, sin embargo, los muggle son muy dulces y mucho más abiertos de mente.

—Perdón Angela —dijo Daphne apenada —. No queríamos...

—Está bien —interrumpió Angela rápidamente —. Son los mejores amigos de Luna y la aceptaron antes que nadie, es normal que tengan curiosidad y quieran saber como son las cosas. Además, me relaja el poder hablarlo libremente sin tener que estar escondiéndome. En la Suiza Mágica, más específicamente la Zúrich Mágica sería impensable salir con Luna de la mano, ir a comer como pareja, o simplemente besarnos en público sin recibir un insulto o que la gente nos ponga incomodas por sus miradas acusatorias. Por eso cuando va, nos limitamos a ir la Zúrich Muggle que, aunque son mucho más abiertos, también tienen sus pequeños grupos radicales, pero son mínimos y muchas veces son reprimidos por los propios habitantes. Pero eso no significa que a los muggles no les resulte raro o hasta incómodo.

—¿Por qué? —preguntó Harry sin entender.

—Yo vivo en un pequeño apartamento muggle en el centro de Zúrich, luego de mi madre me corriera a los 18, tuve que vivir por mi propia cuenta —contestó Angela con simpleza —, si no fuera porque había terminado mis estudios básico hacía tiempo no sé que hubiera pasado, pero por ejemplo una de mis vecinas que es mayor de edad y... bastante conservadora, al principio, cuando recién había llegado al edificio me ofreció varias veces presentarme a su nieto y hasta comenzó a llevarme figuras religiosas muggle para que... purificaran mi casa y... a mí. Pero, aunque los muggles son mucho más abiertos de mente eso no resta que haya muchas mujeres que consideran a las lesbianas como personas atroces o promiscuas como lo creía mi madre. Por parte de los hombres muggles, es difícil besarme con Luna en público sin que alguno de ellos nos mirara con morbo o sonriendo... hay hombres que se creen con el derecho de, por ser hombres, abusar verbalmente y hasta físicamente de dos mujeres lesbianas. Estoy segura, Harry, que nunca te atreverías a intentar darle un beso a una chica mientras se está besando con su pareja ¿No?

—No, no lo haría, Daphne me mataría. —dijo Harry divertido mientras Daphne rodaba los ojos ante tal comentario.

—Si, lo suponía, bueno a Luna y a mí nos pasó —dijo Angela con una sonrisa —. No creo que te atrevieses a intentar besarme el cuello luego de que Luna y yo nos besáramos, pero nos pasó. No creo que te atrevieras a sugerir un trío ¿No? —Harry negó —. A nosotras nos ofrecieron. Podría seguir enumerando momentos, pero desgraciadamente es así, mientras que las mujeres son violentas, los hombres son unos irrespetuosos. Y sé que Luna lo ama con todo su corazón, por eso quiero ser sincera con ustedes al responder a todas sus preguntas con total sinceridad. La Zúrich Mágica es un hermoso lugar, los paisajes son hermosos y se pueden encontrar toneladas de cosas al igual que su contraparte muggles, sin embargo, eso no quita que la gente mágica muchas veces sea aún más barbárica que la muggle. El simple hecho de que tenga que esconder mi sexualidad cuando tuve que ir a buscar un trabajo te puedo decir sin lugar a duda que no es un lindo sentimiento. No se siente nada bien tener que esconderse lo que uno es, pero logré salir adelante. Además de que adoro que Luna los ame por lo que son, los respeto a ambos, a todos los amigos de ella. Luna me contó cuáles son tus sueños Daphne y me llena el corazón de felicidad que una mujer quiera limpiar toda la mierda del mundo y hacerlo aun mejor. Y en cuanto a vos Harry Potter —dijo Angela mirando seriamente a Harry para luego sonreírle —, te respeto y mucho. Si un cuarto de las cosas que me contó Luna sobre tu persona, son ciertas, de verdad sos una persona increíble —Harry sonrió —. No vine solo de tour y a ver a Luna. Vine porque ella me dijo que las cosas estaban mal, vine para ayudarlos...

—Gracias, Angela. Estoy muy contento de que Luna te haya elegido. —contestó Harry sin perder la sonrisa.

—No, gracias a vos, Harry por haberla aceptado en primer lugar.

Los ojos de Luna miraron a Daphne que le sonreía tontamente a Harry al final de la cena, lentamente se enfocaron en Angela que les sonería y no muy lejos que rodaba los ojos al verlos nuevamente en un estado tan meloso. La Ravenclaw recorrió con la mirada el cuerpo de su novia mientras subían las escaleras y cuando pasaron cerca del pasillo que daba a la habitación de Harry y Daphne escucharon una pequeña y aguada risita rápidamente silenciada. Angela abrió la puerta, sacó un pequeño bolso del bolsillo de su pantalón y lo hizo expandir.

—Son realmente lindos Daphne y Harry. ¿Siempre son tan amorosos entre ellos? —preguntó Angela caminando hacía un lado de la cama y sentándose mirando toda la habitación.

El sonido de la puerta cerrándose retumbó en toda la habitación. Angela iluminada por la luz de las lamparas mágicas seguía mirando toda la habitación y miró a Luna que no había dicho una palabra y no se había movido de la puerta.

—Si, siempre son así. —dijo Luna con un cierto tono de recelo.

—¿Pasa algo, Luna? —preguntó Angela al ver el cambio de estado de ánimo de Luna.

—¿Viste a Daphne? —preguntó Luna sin perder el tono molesto.

—Si, es muy dulce. No se despega por nada de Harry. ¿Siempre se sientan tan juntos?

—Si.

—¿Qué es lo que pasa, Luna? —preguntó Angela parándose y mirando a Luna con preocupación.

—¿Le viste el rostro a Daphne? —preguntó Luna —. Siempre le sonríe a Harry, muy pocas veces la vi enojada, salvo cuando Harry hace alguna estupidez —los ojos de Luna destellaron levemente y todavía descalza dio un paso —. ¿La viste a los ojos? Se nota que Harry la atiende bien ¿No? Al fin y al cabo, él se la folla todas las noches y a veces durante la mañana y si están calientes, durante la tarde también.

—Luna... —dijo Angela parándose —. ¿Qué es lo que sucede?

Luna se mordió el labio y camino hasta donde estaba Angela y apoyó la frente en el pecho de su novia y se mordió el labio.

—Me da envidia que Daphne y Harry pueden ser uno todos los días... —susurró Luna —. Me dan envidia... siempre me dieron. Me gustaría que nosotras fuéramos así. Me gustaría que podamos hacerlo todas las noches, que pudiéramos dormir juntas todos los días, no me gusta dormir sola...

Angela se estremeció cuando Luna la miró a los ojos. Esos ojos grises azulados la miraban como si perforaran su ser y le pudieran ver su alma, sus más íntimos pensamientos, como si estuviera completamente desnuda ante ellos. Eran esos mismos ojos la que habían hecho que se enamorara de una chica 3 años menor... no importaba. Nuevamente se volvió a estremecer cuando Luna, sin parecer consiente, a pesar de los segundos que habían pasado que parecían horas, buscó los labios de ella. Eran suaves, siempre lo habían sido. Cerró los ojos y sintió el corazón a mil, pero enseguida se concentró en aquel beso que hacía meses que estaba esperando. Un beso completamente diferente al que había recibido cuando llegó. Un escalofrío recorrió su espalda cuando sintió como la Ravenclaw le acarició la mejilla con tanta ternura que parecía que se iba a derretir en ese momento.

Un gemido salió de los labios de Angela cuando sintió a Luna profundizar el beso, haciendo que su lengua luchara por el control. La mano de Luna pasó a acariciar el cuello de ella y maldijo mentalmente porque su amada había comenzado a atacar una de las zonas más sensibles de su cuerpo. Soltó un jadeo sobre los labios de Luna y ambas se separaron buscando una bocanada de aire al mismo tiempo que aprovechaban para abrir los ojos y mirarse fijamente.

—Te extrañé mucho, Luna. —dijo Angela todavía muy cerca de ella.

—Perdóname, cariño, pero ahora no puedo concentrarme en hablar... —dijo Luna acercándose aún más a Angela mientras la tomaba por la cintura —. Hay algo que necesito hacer antes... no quiero sentirme sola esta noche. —musitó en el perlado cuello de su novia mientras sus labios subían hacía la oreja para luego darle un leve mordisco.

Ninguna de las dos dijo nada en aquel momento, las palabras sobraban. Angela gimió sin reparos y, por primera vez en mucho tiempo, volvió a rodear el cuello de Luna con los brazos y acercó sus labios a los de ella. Ambas se fundieron en un nuevo beso, pero esta que esta vez parecía mucho más hambriento, más desesperado. Lo que había comenzado con un beso, paulatinamente se había transformado en algo diferente, más salvaje. Las manos de Luna comenzaron a acariciar el cuerpo de Angela y ésta sintió como su cuerpo respondía a los besos, caricias y al simple roce de ambas.

Luna dio un paso hacia adelante haciendo que Angela cayera sobre la colcha blanda y blanca que estaba bajo su espalda y la Ravenclaw encima mirándola fijamente, contoneando su entrepierna en uno de los muslos de la suiza. Cada vez más excitada por el juego de la inglesa, ella comenzó también a imitarla.

—¿Lo sentís? —preguntó Luna con una voz que denotaba excitación.

—¿El qué? —preguntó Angela con un suspiro.

—Cuanto te deseo...

Angela quedó completamente desarmada. Se separó ligeramente para mirarla y se sorprendió con un gesto tan tierno como el de colocar un mechón de su pelo detrás de su oreja por parte de Luna. Ella sabía lo que pensaba, porque lo habían hecho miles de veces. Ese mismo gesto, lo había hecho miles de veces, pero eso no significaba que no la siguiera desarmando una y otra vez.

La mano de Luna, llevándose consigo la playera y el jersey que le cubría la parte superior del cuerpo, acarició el costado del cuerpo de Angela y lentamente recorrió el torso y se detuvo al tropezarse con el sostén que cubrían esos turgentes pechos que tanto la enloquecía. Las yemas de sus dedos recorrieron suavemente el contorno infiltrándose por debajo de la prenda y cuando llegaron a la mitad de la circunferencia rápidamente se cerraron sobre este al mismo que sus dientes se cerraban sobre el cuello y los labios hacían una leve succión arrendándole un gemido a Angela. La suiza excitada ya vio como Luna rápidamente le quitaba la playera, desenganchaba el negro sostén y dejaba la piel blanca y tersa al descubierto. Su corazón latió con más fuerza y velocidad de lo que ya lo estaba haciendo ante el solo pensamiento de volver a ver a Luna desnuda o su espalda arquearse al llegar al orgasmo; comenzó a hiperventilar.

La mano de Angela no perdió el tiempo y se introdujo por debajo de la playera de Luna y rápidamente se deshizo de la prenda. Tragó saliva al descubrir que no llevaba sostén; sus pequeños pechos blancos le estaban dando la bienvenida erectos. La mirada de Luna destelló nuevamente y rápidamente sus labios volvieron a atacar el cuello de Angela haciendo que detuviera su trabajo y comenzara a gemir. Lentamente los mordiscos, besos y saliva que brotaba de entre sus labios comenzó a bajar por el cuerpo de su novia. Rosó con sus húmedos labios uno de los pezones que adornaban uno de los grandes pechos de Angela y lentamente comenzó a acariciarlo con la lengua para luego soplarlo suavemente y ver como rápidamente tomaba una clara y excitante rigidez. Angela suspiró ante este acto y rápidamente un gemido salió de sus labios cuando Luna comenzó a estimularlo con sus labios mientras que con la otra mano trabajaba sobre el otro pecho.

Los labios rosados de Luna volvieron a bajar; sus manos recorrieron suavemente el pecho de Angela y comenzó a descender por el cuerpo. Lentamente, intentando que Angela comenzara a exigir mayor velocidad llegó hasta donde quería llegar y en poco tiempo le quitó el pantalón y la dejó solo con la ropa interior negra y lisa. Se alejó un poco para estudiar todo el cuerpo de su amada. Se acercó y rápidamente volvió a besarla esta vez de forma más salvaje y sensual. Esa fue la gota que rebalsó el vaso para Angela y no fue consiente de en que momento lo había hecho, pero rápidamente empujó el pequeño cuerpo de Luna a un costado y era ella ahora la que estaba arriba. No podía pensar con claridad, solo dejarse llevar. Copió los movimientos de caderas que había hecho la Ravenclaw antes y Luna rápidamente levantó ligeramente el muslo para que ella pudiera estimularse aún más con este haciendo que lentamente comenzara a perder la cabeza. Primero despacio y luego más rápido. Luna al ver los pechos de Angela encima suyo balancearse al compás de los excitantes movimientos comenzó los comenzó a besar, acariciar y succionar. Solo quería que verla gemir, solo quería verla terminar.

Angela solo se detuvo para besar las clavículas de marcadas y perfectas de Luna, bajando por su cuerpo despacio, deteniéndose un momento para estimular unos pequeños pechos con unos pezones como montañas que, para ella, gritaban ser mordidos, succionados, besados, acariciados. Cuando se sintió conformó por haber dejado las marcas de sus dientes por el cuerpo de la muchacha, Angela, continuó bajando despacio como la desesperación por probar nuevamente todo el cuerpo de su novia le permitía. Arañó los muslos de Luna encima de su pantalón de algodón, rápidamente se los quitó con mucha habilidad. Mordisqueó el abdomen para luego bajar por el vientre hasta llegar al elástico de la ropa interior blanca erizando los vellos de todo el cuerpo de Luna por completo.

La lengua de Angela se relamió los labios al ver el cuerpo casi desnudo de Luna. Le gustaba que la anatomía de la inglesa reaccionara ante sus atenciones y decidió no alargarle más el sufrimiento. Bajó su ropa interior con los dientes con extrema lentitud y lo primero que su rostro sintió fueron uno finos y enrulados bellos dorados que cubrían un pronunciado monte de venus lo que provocó que se pusiera más ansiosa de lo que ya estaba. En ningún momento dejó de mirarla a los ojos, anticipándole lo que iba a hacer.

Angela tomó las piernas de Luna y las separó de forma algo brusca, movida por el deseo, se mordió el labio al ver que Luna había depilado todo el resto de la flor que solo ella había probado. Tragó saliva al verla expuesta para ella y rápidamente y con una extraña, pero excitante lentitud, recorrió con la yema de su dedo la separación de los labios mayores hasta llegar a la entrada de la vagina. No pasó desapercibido para ella la humedad que brotaba de aquella rosada entra y sonrió con deseo mientras se llevaba el dedo que había recorrido todo aquel privado lugar a sus labios y lo lamia sin dejar de mirarla.

—Tenías muchas ganas de verme... —dijo Angela con malicia.

—No tenes idea cuánto. —respondió Luna casi con un gruñido.

La suiza sonrió, se agachó y pasó su lengua por los pliegues haciendo que el cuerpo de Luna se arquera al mismo tiempo que soltaba un gemido. La Ravenclaw cerró un poco las piernas por acto reflejo, obligando a Angela a tomarlas con las manos y clavar las uñas en la piel tersas que recubría el muslo. Volvió a lamer la vulva de Luna insistiendo esta vez en el erecto y palpitante clítoris, seduciendo, saboreándolo. Siguió satisfaciendo el pequeño cuerpo de su novia durante mucho tiempo, no sabía si minutos u horas, su mente se había desconectado. Entonces sin saber que era lo que había pasado la pequeña lengua de Luna era ahora la que recorría sus pliegues, la que la estimulaba, la que la hacía sentir mujer. Angela arqueó la espalda con un gemido al sentir como Luna, al igual que ella, guiada por un desenfrenado deseo, comenzaba a succionar y lamer su clítoris. Luna miró un momento los pechos de Angela que subían y bajaban con la agitada respiración y entonces aumentó la intensidad y frecuencia de sus caricias alternando con leves succiones y mordisco. Los gemidos la hacían enloquecer y la alentaban a seguir.

La Ravenclaw regresó a los labios de Angela, la miró a los ojos y sin pensarlo dos veces, introdujo dos dedos de golpe en el interior de su amada. Ella jadeó en su oído y la rodeó con los brazos acercando el cuerpo de ella al suyo, sus pechos a los suyos. La besó y mordisqueó el cuello mientras curvaba sus dedos índice y medio, tratando de llegar aún más profundo de que antes. Pronto, Angela, llegó a su segundo orgasmo clavando sus dientes en el pequeño hombro de Luna ahogando los gemidos en su piel.

Luna sonrió al ver a Angela jadeando, le encantaba verla de esa manera. Removió lentamente sus dedos intentando de memorizar nuevamente la textura del interior y ante la vista de su amada se los llevó a la boca. Angela se mordió el labio al ver tan erótica escena y a medida que sus fuerzas volvían nuevamente a su cuerpo, el mismo estado de excitación inicial lo hizo con ellas. Empujó a Luna con violencia y se quedó encima de ella. Ambas se miraron. Nuevamente comenzó a descender por el cuerpo de Luna y cuando llegó a donde quería, ante la mirada deseosa de la Ravenclaw se paró y la miró fijamente. La tomó de las piernas y la dio vuelta hasta dejarla boca abajo. Sin soltarlas, le hizo flexionar las piernas hasta dejarla con el trasero levantado y con todo lo que ella quería en primer plano y a su absoluta merced.

—Se lo que te gusta Luna... y me encanta tener tu culito solo para mí...

Los labios hinchados de Luna volvieron a ser mordidos e inconscientemente levantó aún más las caderas y comenzó a gemir cuando Angela hundió su rostro entre los glúteos y comenzó a lamer todo lo que podía. De lado a lado, de abajo hacia arriba, de arriba abajo.... Angela escuchó como los gemidos de Luna aumentaban en intensidad y frecuencia y tomó con sus manos los glúteos de la inglesa y hundió su lengua penetrándola todo lo que pudo por la rosada y humedecida entrada que escondían todos aquellos pliegues. Alejó el rostro y al igual que su novia antes, la penetró con sus dos dedos. Luna ahogó un gemido mordiendo las sabanas de la cama mientras era una y otra vez penetrada con una candencia sutil pero que rápidamente entendió que ya no iba a marcar el ritmó de nuevo, Angela lo hacía ahora; la simbiosis era perfecta.

Los ojos de Luna se abrieron en el momento que sintió como la yema del pulgar de la mano de Angela, acariciaba suavemente el lugar que hacía tiempo su amiga se había negado a probar, un lugar prohibido para la mayoría, un fruto negro, un lugar donde a ella le hacía sentir que estaba en el cielo. Angela sonrió y humedeciendo el pulgar con su boca, sin dejar de penetrarla con los dedos de la otra mano, lo introdujo por aquel diabólico trayecto comenzando un suave, doble y descoordinado vaivén que sabía que a Luna le encantaba. No necesitaba asegurarse que Luna lo estuviera gozando, ella lo podía ver al verla gemir incontrolablemente, lo podía ver al como su cuerpo temblaba con espasmos. Lo podía sentir por como aquellos internos músculos le apretaban los dedos con aun más fuerza que antes...

~0~0~

Los pasos de Harry, Daphne, Luna y Minerva resonaron por los vacíos pasillos de Hogwarts. Las tres semanas se habían cumplido, y Angela y Astoria se habían quedado en Potter Place junto con el padre de Luna. Harry miró a Luna que soltó un profundo suspiro mientras caminaban.

—Parece que estuviste mucho más relajada esta semana, Lunita... ¿Por qué será? —preguntó Harry divertido y de forma picara.

—Oh, puede ser que ahora está durmiendo mucho mejor —agregó Daphne divertida.

Luna sonrió sonrojados y rodó los ojos ignorando a sus amigos que se reían. Pero un carraspeo lo hizo volver a mirar al frente y se encontraron a Minerva que los miraba seriamente.

—Aunque ustedes estén en vacaciones, este sigue siendo un colegio —dijo Minerva sin perder la seriedad mientras caminaba—. Espero que se sigan comportando como lo que son. El Profesor Flitwick y la Profesora Sprout no lograron encontrar la forma de extraer el alma de Voldemort de su interior así que desgraciadamente es imposible evitar su destrucción, les sugiero que no mencionen el tema. Y mucho menos al Profesor Flitwick que está muy ansioso por la posibilidad de que la Helena Ravenclaw le haya dicho a Voldemort la ubicación de la Diadema.

Minerva abrió la puerta y los cuatro entraron a una gran habitación en donde, a un costado, se la veía leer rápidamente a la Profesora Sprout y del otro no muy lejos de una mesa en donde reposaban los la Copa de Helga Hufflepuff y el Guardapelo de Salazar Slyhterin. En cuanto volvió a ver los objetos, un vacío apareció en el pecho de Harry, el mismo sentimiento que sentía cada vez que tenía termina un año en Hogwarts. El sentimiento de saber que algo fuera de su control estaba sucediendo.

—No hay forma —susurró el enano Profesor mirando a Minerva que entraba —. Probamos todo y de todo, con Horas y Pomona, simplemente es imposible remover el alma de Voldemort de estos objetos sin que él sienta el remordimiento como para volver a ensamblarla.

—¿Remordimiento? —preguntó Daphne.

—Así es, Señora Potter —contestó Filius —. El remordimiento que pueda llegar a sentir la persona que realizó el rito para confeccionar los Horrocruxes es la única manera para poder liberarlos de los fragmentos. Al menos eso fue lo único que encontramos en unos de los libros que el Director Dumbledore guardaba en su oficina. Mientras tanto, solo queda la destrucción de los mismos...

—¿Y cómo se destruyen? —preguntó Daphne nuevamente.

—No sabemos —contestó Minerva —. No queremos arriesgarnos a nada hasta que los fantasmas volvieran, Harry —llamó —. ¿Albus te dijo algo? ¿Dónde encontrarlos? ¿Cómo destruirlos?

—No..., murió solo dándome indirectamente el objetivo de buscar los Horrocruxes. Un Diario, El Anillo de La Familia Gaunt, la Copa de Helga Hufflepuff, el Guardapelo de Salazar Slytherin, Nagini, un objeto de Gryffindor o Ravenclaw, y... yo.

Nadie dijo nada, pero en medio del silencio apareció un insulto que salió de los labios de Minerva. Harry sonrió levemente y miró a Daphne que parecía interesada en los libros que estaba leyendo la Profesora Sprout.

—¿Volvió Helena, Profesor Flitwick? —preguntó Luna.

—Si... —contestó el Profesor con cierto recelo de lo que iba a pasar a futuro —. Vamos a la torre de Ravenclaw...

—Yo me quedo, Harry, me gustaría examinar el libro de Horrocruxes. —dijo Daphne.

Harry asintió y salió junto con Luna. Caminaron por los pasillos y subieron las escaleras hasta el séptimo piso y caminaron por el corredor este subieron por una pequeña escalera caracol con grandes vitrales con imágenes de sirenas y llegaron y se pararon a una puerta grande y marrón de madera de roble sin picaporte y solo con una aldaba con forma de águila y hecha de bronce.

—¿Estas es la entrada de a la Sala Común de Ravenclaw? —preguntó Harry y Luna asintió. Miró con detenimiento la puerta y se encontró con que debajo de la figura del águila había un escrito —. Brillo más en la oscuridad; siempre estoy, pero no me ven. Tenerme no les cuesta nada, perderme les cuesta todo ¿Qué soy? ¿Qué significa eso?

—Es la contraseña para la entrada, Señor Potter —contestó el Profesor Flitwick —. Rowena Ravenclaw encantó esta puerta para que solo personas con la suficiente inteligencia pudieran resolver el acertijo que cambia y pudieran entrar.

—¿Pero eso no haría que cualquier pudiese entrar? —preguntó Harry.

—Si, pero los magos por lo general les falta pensamiento lógico y lateral —dijo Luna con simpleza —. Es la esperanza.

Los ojos del águila brillaron con un azulado y la puerta se abrió dejando ver una sala amplia y circular con las paredes decorados con tapices color azul y bronce. El techo abovedado, estaba pintado como el cielo estrella, mientras que la alfombra del suelo imitaba un azul marino. Mesas, silla y bibliotecas se encontraban perfectamente acomodados en la sala, y una escultura en mármol blanco de Rowena Ravenclaw estaba colocado junto a la puerta que conducía a los dormitorios. Harry impresionado por todo el lugar salió de sus pensamientos cuando la chillona voz del Profesor Flitwick habló.

—¿Señorita Ravenclaw se encuentra usted aquí?

—Así es Profesor Flitwick, ¿Me necesita para algo? —preguntó una voz muy femenina apareciendo por una pared.

Harry vio una mujer, joven, algo más grande que él y muy hermosa con una larga cabellera negra que le llegaba hasta la cintura y un hermoso vestido hasta los pies. Tenía un aire orgulloso y altanero. La fantasma miró a Harry un momento y dijo.

—Pareces un muchacho fuerte y sos lindo. Pero esta no es la Torre de Gryffindor, Harry Potter —luego miró al Profesor y Luna y agregó —. Sir Nicolás se regodea de tener bajo su protección a un heredero y dos Jefes de una Noble y Ancestral Familia.

—¿Dos Jefes...? —preguntó Harry.

—Así es Potter, vos y tu esposa. Ella dejó de ser una Slytherin, y aunque vista el uniforme en el momento en que se casó con vos, pasó a ser una Gryffindor en todos aspectos—dijo Helena con molestia —. ¿Qué se siente haberle robado la libertad y capacidad de decidir por ella misma a tu esposa, Potter? ¿Se siente bien ser el hombre dominante? —preguntó Helena con furia.

—Si no lo hacía, los Nott lo hubieran hecho... —susurró Harry mirando con odio a Helena —. Si no lo hubiera hecho no quiero imaginarme lo que le hubiera pasado.... Y por lo que veo le tenes un profundo rencor a los hombres, es ¿Por qué Sir Peter Carington te mató? —la cara de Helena pareció volverse un profundo gris oscuro —. ¿O porque Voldemort te engañó para que le dijeras donde estaba la Diadema de tu madre?

Helena gimió y los tres pudieron observar como la fantasma temblaba. Abrió la boca ligeramente y miró fijamente a Harry para luego mirar a Luna.

—¿Por qué esta él acá? —preguntó Helena mirando a Luna para después mirar al Profesor Flitwick —. Ya les dije que no les voy a decir donde está la Diadema de mi madre...

—Helena —susurró Luna con su típica voz soñadora —. Creemos que Voldemort convirtió la Diadema de Rowena en un Horrocrux. Necesitamos saber dónde está y si el contaste la ubicación...

La fantasma miró fijamente a los tres y vio como los ojos de Harry parecían centellar de furia hacía su persona. Volvió a mirar a Luna y abrió la boca ligeramente y dijo.

—Ya conoces mi historia, Luna. Cuando el Barón Sanguinario me encontró, la escondí en un tronco hueco de un árbol. Yo no sabía... pero él era tan... adulador... Me pareció que me entendía, que me compadecía...

—No te preocupes, Helena —dijo Luna —. No fuiste la primera persona que Voldemort consiguió sonsacarle algo. Sabía utilizar sus encantos. ¿Él te dijo que es lo que hizo con la Diadema?

—No... pero una parte de mi alma está ligada a ella —contestó la Dama Gris —. Está en el lugar donde todos quieren esconder sus objetos.

—Gracias... —susurró Luna girándose junto con los demás para irse.

—Harry Potter... —llamó Helena. Harry se giró —. Siempre respeta a tu esposa, sino yo, me voy a encargar personalmente de atormentarte... —agregó mirando a Harry a los ojos.

—No me importa que seas un fantasma o la hija de la fundadora de este colegio —contestó Harry mirándola fríamente —. Si te vuelvo a escuchar insultando el laso que tengo con Daphne voy a ir a buscar tu cadáver a Albania para convertirlo en un Inferius para que me abanique cuando tenga calor en verano.

La puerta de entrada a la Sala Común de Ravenclaw se cerró y Helena se quedó en silencio sonriendo.

—Es como si todo nos llevara nuevamente a la Sala de Menesteres —comentó el Profesor Flitwick al aire mientras bajaban la escalera caracol —. Desde hace años que le vengo pidiendo que me diga dónde está la Diadema... es una verdadera lástima que tengamos que destruir tan valioso objeto —los tres llegaron al pasillo del tercer piso y el Profesor volvió a hablar —. Cuando lleguemos y comencemos a buscar la Diadema no la toquen ninguno de los dos. Potter tenía razón cuando dijo que no debíamos tocarlos. Toqué el Guardapelo para inspeccionarlos hace unos días y bueno... no fue una sensación agradable —agregó mostrándoles a ambos, parte de su mano vendada —. Si la Profesora Sprout no me lo hubiera arrancado de las manos con piel incluida... creo que hubiera sido bastante problemático.

Harry asintió y mientras abría la puerta de la Sala de Menesteres dijo.

—Yo puedo sentir el alma de Voldemort solo denme un momento para buscarla.

Los dos miembros de la Casa de Ravenclaw asintieron. Nuevamente se volvieron a encontrar con cientos de objetos por todos lados, algunos apilados formando montañas hasta el techo y delante de ambos. Un gran cráter que parecía lentamente ir reconstruyéndose. Harry miró a Luna quien sonrió con satisfacción al ver su obra y con una sonrisa cerró los ojos. El Profesor Flitwick y Luna sintieron una extraña sensación cálida que les cubría el cuerpo y rápidamente miraron a Harry que respiraba lentamente. La magia de Harry se expandió por toda la sala, rápidamente comenzó a llenar y a cubrir cada lugar, cada recoveco intentando buscar la distintiva magia de Voldemort hasta que la encontró como si fuera una pequeña llama negra y oscura que cubría una pequeña zona.

—La encontré —dijo Harry abriendo los ojos.

—¿Dónde? —preguntó el Profesor Flitwick ansioso sacando su varita al igual que sus estudiantes.

Harry comenzó a caminar por uno de los callejones que formaban todas las cosas apiladas y el Profesor Flitwick y Luna lo siguieron. Pasó por delante de un trol de las montañas blanco y horrible disecado y giró por uno de los callejones flanqueando muros de chatarra formadas por botellas, sobreros, cajas, sillas, libros, armas, escobas, bates... Se adentraron aún más en el laberinto hasta que Harry comenzó a sentir la magia de Voldemort salir de un lugar. Giraron a la derecha y se encontraron con una mesa en donde, a pesar de que había muchas cosas como libros, y otros objetos una caja de madera negra y perfectamente lustrada se destacaba por entre las demás.

—¿Esta dentro de esa caja de madera, Señor Potter? —preguntó el Profesor Flitwick. Harry asintió —. Atrás, déjenme a mí.

El Profesor Flitwick hizo un movimiento con la varita y la tapa de la caja de madera se abrió y dejo visible parte de lo que era una hermosa diadema de plata con una gran esmeralda verde oscura en el centro y encima la cabeza de un agila de perfil con detalles que recorrían los costados de la base como si fueran alas. Bajo la esmeralda un diamante circular unido a otro en forma de gota. Con un nuevo movimiento de varita, el Profesor de Encantamientos, la hizo levitar y e hizo otro movimiento de varita. Harry sintió como si una especie de burbuja rodeara la joya y miró al Profesor que se había dado cuenta de su observación.

—Es para evitar cualquier reacción adversa, Señor Potter —dijo el Profesor Flitwick comenzando a caminar con la diadema flotando delante de él —. Hay que tomar todas las precauciones posibles...

Los tres caminaron y volvieron a bajar las escaleras hasta llegar nuevamente a la Sala que habían preparado los Profesores y fueron recibido por Minerva, Pomona y Daphne que miraron fijamente la Diadema. El Profesor Flitwick caminó y dejó el valiosísimo objeto de Ravenclaw sobre la mesa junto a los demás y miró a los demás y preguntó.

—¿Y ahora como los destruimos?

—Creo tener una idea, Filius —dijo Minerva —. Harry. ¿Cuándo estabas en segundo, Daphne y vos mataron al basilisco de Slytherin en la Cámara de Los Secretos con la espada de Gryffindor no es así?

—Si —afirmó Harry al lado de Daphne no muy lejos de donde estaba la puerta.

—¿Y el Diario de Tom Ryddle lo destruiste con el colmillo de un basilisco, más precisamente con un líquido negro? —volvió a preguntar Minerva.

—Sí... creo. —dijo Harry.

—Ya veo...

Minerva hizo un movimiento con la mano y de la manga de su túnica salió, como si se estuviera deslizando, la Espada de Godric Gryffindor. Dio un par de pasos hacia donde estaba la mesa con los Horrocruxes, la levantó con una mano y con fuerza intentó cortar la Diadema de Ravenclaw en dos. Un destelló apareció de la Diadema y la Espada salió volado de las manos de la Profesora con dirección a Harry. Daphne se tiró encima de su él y la espada pasó girando por encima suyo y se clavó limpiamente en la pared que estaba detrás de ellos.

—¿Están bien? —preguntó Minerva acercándose rápidamente.

—Sí, sí —afirmó Harry molestó parándose —. Gracias, mi amor —le dijo a Daphne que asintió —. ¿Se puede saber que fue eso? —preguntó molesto.

—La Espada de Gryffindor, Harry —dijo Minerva limpiándole el polvo a Harry de la campera —, fue fabricada por los Goblings y es imposible de destruir. Y aquello que sea más fuerte que la plata que conforma el filo de la espada es absorbido para fortalecer el arma. Hubiera jurado que la espada había absorbido el veneno de basilisco e íbamos a poder destruirla con ella, pero parece ser que me equivoque.

—¡Claro que te equivocaste! —exclamó Harry —. Apuñale al basilisco en el centro de su cabeza no en una de sus glándulas venenosas. ¡Quería matarla, no bañarme en su veneno! —agregó como si fuera lo más obvio del mundo.

—Oh...

El próximo capítulo este titulado: "Preparaciones Para El Final"

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