Obsoleto - El Orden Natural D...

By True-Doragonkingu

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Harry Potter tuvo una infancia miserable por culpa de sus tíos y ahora esta roto, pero gracias a un simple mo... More

Cuerpo Encadenado, Mente Libre
Un Mundo Lleno de Oportunidades
La Justicia de Atenea
La Chica de Los Ojos Azules
El Precio de Lo Que Decidimos Ser
El Dúo de Oro
A Quién Más Odiamos
Los Deseos de Un Corazón Roto
Juntos, Siempre Y Hasta El Final
Desde las cenizas
El Peso de Nuestra Conciencia
La Voluntad Para Hacer Lo Correcto
Las Dos Caras de Selene
El Único Deseo Es Aprender
Psicología de Masas
(No) Estas Solo
(No) Podes Avanzar
Serás lo que debas ser
Teoría del Gran Impacto
El Precio de Nuestras Decisiones
Daphne Greengrass
Tiempos de Odio - Parte I
Bases Para El Futuro
Somos Aquello que Vivimos
El Dolor de Un Pasado Todavía Presente
Una Historia Verdadera
El Poder de Amarte - Parte I
Heridas de Magia Negra
La Voz de La Razón
El Reflejo de Nuestro Corazón
Errores del Pasado
Una Dolorosa Verdad
El Poder de Amarte - Parte II
Tiempos de Odio - Parte II
El Llanto de la Serpiente
Un Nuevo Comienzo
Sueños, Pesadillas y Realidades
El Torneo de Los Tres Magos
Las Maldiciones Imperdonables
Fuerza de Voluntad
El Circulo Que Nunca Se Rompe
Vacíos Legales
Nada Es Verdad, Todo Está Permitido
El Cuarto Poder
Una Noche de Ensueño
Aquello Que Más Valoramos
El Preludio de La Locura
La Sombra
Bautismo de Fuego
El Ultimo Deseo - Parte I
Un Nuevo Año
El Caballo de Troya
La Santa Inquisición
Lucha de Poderes
El Ejército de Hogwarts
Una Muerte En La Familia
Unas Grises Navidades
La Sombra Que Nos Acecha
La Estrella Que Brilla En La Oscuridad
La Fuerza de Coerción
Compresión Empática
Transformaciones, Recuerdos y Secretos
Al Borde de La Desesperación
Carrera Contra El Tiempo
El Muchacho Que Odia...
El Muchacho Que Ama...
El Ultimo Deseo - Parte II
Nobles y Ancestrales Tradiciones
Las Alas de La Libertad
Las Nobles y Ancestrales Familias
La Mano Negra de La Muerte
Protegiendo Lo Que Es Nuestro
Lealtades y Pensamientos
Historias Pasadas - Parte I
Historias Pasadas - Parte II
El Valor de La Información
Argumentum Ad Consequentiam
Una Fría Navidad
Historias Pasadas - Parte IV
Una Segunda Resolución
Historias Pasadas - Parte V
Las Consecuencias del Pasado
El Principio del Fin
El Corazón de Luna
Preparaciones Para El Final
Cicatrices Que Continúan
Un Mundo Que Se Acaba
El Mensajero del Fin del Mundo
El Monstruo Que Gritó "Amor" En El Corazón Del Mundo
Cuando Algo Termina, Algo Comienza

Historias Pasadas - Parte III

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By True-Doragonkingu

Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año VI

Capítulo LXXVII

"Historias Pasadas - Parte III"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

~0~0~

Harry levantó una ceja al ver a la persona que Dumbledore, con un tono jovial y dentro de la memoria, le señalaba. Vio al Director muchísimo más joven, con una barba más corta y de color caoba vestido con un traje de terciopelo morado que resaltaba del intenso gris y negro de las calles, cementias aceras, y casas que adornaban todo aquello que no parecía una fotografía vieja y quemada.

—Bonito traje, Director. —dijo Harry caminando al lado del Director hacia donde el joven Dumbledore se dirigía, al mismo tiempo que veían como el efecto de velado fotográfico que, debido a que la memoria se perdía, se acercaba rápidamente.

—¡Oh, Muchas gracias!, te puedo recomendar un lugar donde comprarlos. —dijo Dumbledore con una gran y divertida sonrisa.

—No gracias, Director, no es mi estilo, y si Daphne me llegara a ver con eso, sobre todo con lo obsesiva que puede llegar a ser con el vestuario formal, el peor de mis problemas seria Voldemort. —dijo Harry con diversión.

—¿Es muy mandona? —preguntó Dumbledore divertido mientras cruzaban la calle siguiendo a su versión más joven.

—No, no —contestó Harry rápidamente igualmente divertido —, suele ser muy diplomática con todo, pero lo único que no me permite, y hasta considero mejor no objetar, es sobre cualquier cosa relacionada con nuestros títulos sobre Lords, le gusta que todo sea perfecto —Harry comenzó a mover los dedos como si comenzara a contar —. La comida para eventos está definida por ella, la ropa formal de ambos, al igual que sus accesorios tienen que combinar perfectamente, los modales en reuniones tienen que ser de una determinada manera o como ella lo llama la perfecta etiqueta sangrepura; al fin y al cabo, ella es la que le gustan todas esas cosas y —Harry vio que se acercaban a unas verjas de hierro — una relación se trata de ceder en ciertas cosas. Admito que todas esas cosas que ella sabe yo no las se...

—Una sabia decisión Harry, una sabía decisión... —dijo Dumbledore con una sonrisa mientras pasaban por las verjas y entraban a un patio absolutamente vacío que había frente a un edificio cuadrado y sombrío.

El joven Dumbledore subió los escalones del pórtico y llamó una vez. Pasados unos instantes, una muchacha, que se notaba cansada y desarreglada abrió la puerta.

—Buenas tardes. Tengo una cita con la señora Cole. —dijo el joven Dumbledore.

La chica pestañeó un par de veces al ver el extravagante atuendo asintió, y girando la cabeza dijo —. ¡Señora Cole!

Ambos escucharon que alguien respondía y la joven dejaba pasar al joven Dumbledore a un vestíbulo con baldosas blancas y negras, que, aunque desgastadas estaban perfectamente limpias. Ambos entraron también y vieron que por un pasillo aparecía una mujer flacucha y con un ligero tick nervioso en el ojo derecho.

—Buenas tardes —saludó el joven Dumbledore y le tendió la mano. Ella que se había quedado asombrada de ver a Dumbledore parpadeó un par de veces y aceptó el saludo —. Me llamo Albus Dumbledore. Le envié una carta solicitándole una cita y usted tuvo la amabilidad de invitarme el día de hoy.

—¡Ah, sí, sí!... Bueno, entonces... será mejor que vayamos a mi habitación. —respondió la Señora Cole.

Ambos siguiendo al Joven Dumbledore que era guiado por la señora Cole, caminaron por el vestíbulo, pasaron por un pasillo con madera marrón y que se notaba viejo hacia un pequeño cuarto que hacía de oficina, tan aventado, al igual que los muebles, que el vestíbulo. La señora Cole invitó al joven Dumbledore sentarse en una desvencijada silla, y ella tomó asiento detrás de un escritorio cubierto de carpetas y papeles.

—Como le expliqué en mi carta, vine para hablar de Tom Ryddle y de los planes para el futuro del muchacho —expuso Dumbledore.

—¿Es usted familiar suyo? —preguntó la señora Cole con nerviosismo.

—No, yo soy Profesor. Vine a ofrecerle a Tom una plaza en mi colegio.

—¿Y qué colegio es ése?

—Se llama Hogwarts.

—¿Y por qué se interesa por Tom?

—Creemos que tiene las cualidades que nosotros buscamos.

—¿Quiere decir que le concedieron una beca? ¿Cómo es eso posible? Él nunca solicitó ninguna.

—Verá, está inscripto en nuestro colegio desde que nació.

—¿Quién lo inscribió? ¿Sus padres?

Harry vio como el joven Dumbledore sacaba una varita, negra de al menos 28 centímetros con un mango con un rubí en la punta de la empuñadura y tomaba una hoja en blanco que había sobre el escritorio y con un movimiento de varita muy sutil hacia aparecer palabras. La señora Cole lo miró un momento y asintió

—Magia utilizando la varita.... Me decepciona Director Dumbledore, hubiera jurado que sabía hacer magia sin varita —comentó Harry divertido. Dumbledore soltó una carcajada divertida, pero esta desapareció cuando vio a Harry serio —. Y supongo que era su varita original, ¿Qué le sucedió?

—Durante el duelo con Gellert fue destruida —comentó Dumbledore con neutralidad. Harry lo miró un momento y vio la incomodidad en los ojos del anciano. Dumbledore abrió y cerró la boca ligeramente y dijo —. Tres horas duró nuestro duelo... la Varita de Sauco puede ser extremadamente poderosa cuando se la fuerza y más aún si se enfrenta a una varita que, aunque no sea tan poderosa también es forzada, una de las dos tiene que ceder —Dumbledore bajó la mirada y vio sus manos —. Mi varita explotó en mis manos al no poder contener uno de los hechizos más poderosos de Gellert...

—¿Y cómo lo venció? —preguntó Harry mirando fijamente al anciano.

Dumbledore miró tristemente a Harry y le sonrió.

—Como un hombre, Harry —contestó Dumbledore —. Gellert podía tener la Varita de Sauco, pero todavía seguía siendo un hombre —la mirada de Dumbledore vaciló un momento le sonrió a Harry una vez más y volvió a mirar a su joven yo. Harry hizo lo mismo y no observó al anciano ni hizo ninguna expresión —... era la única manera de terminar La Guerra de Magos Global, de traer nuevamente la paz al Mundo Mágico, era lo mejor por y para todos.

—Nunca se va a cansar de decir lo mismo, ¿No? —preguntó Harry con cierto recelo al recordar la conversación que ambos habían tenido en su primera navidad en el castillo.

—No había otro camino, Harry —contestó Dumbledore con tristeza —. Si tuvieras que elegir entre el bien de millones de personas y Daphne, ¿Cuál pesaría más?

—Sacrificaría el mundo enteró por Daphne... —contestó Harry con una seriedad que era hasta tétrica —... aunque eso significase verlo arder hasta las cenizas, nada me importa más que ella; aparte de Minerva, Luna, Neville, Astoria, Hermione y los gemelos Weasley no hay nada más que me ate verdaderamente a este mundo...

Dumbledore frunció los labios de forma muy sutil al mismo tiempo que pestañeaba muy lentamente procesando con cautela lo que acababa de escuchar.

—¿Podría contarme algo acerca de la historia de Tom Ryddle? Creo que nació en este lugar, en el orfanato. —dijo el joven Dumbledore.

—Así es —confirmó la señora Cole, sirviéndose lo que parecía ginebra mientras se relamía los labios sin el menor disimulo —. Lo recuerdo perfectamente porque yo también acababa de llegar a este lugar. Era nochevieja; nevaba y hacía mucho frío. Una noche, de las más frías que recuerdo, llegó una muchacha no mucho mayor que yo subió los escalones tambaleándose, no era la primera. La hicimos pasar y llamamos a un doctor, que vino a los poco minutos, tuvo al bebé y al cabo de una hora, la pobre murió. —la señora Cole asintió con gravedad y tomó un buen trago de su vaso con ginebra.

—¿Dijo algo antes de morir? ¿Hizo algún comentario sobre el padre del niño, por ejemplo? —preguntó el joven Dumbledore con simpleza.

—Solo estuvo con el medico que vino y solo habló con él; un hombre extraño, era extremadamente guapo y tenía un hermoso cabello gris y dorado, hasta diría casi... ceniciento —Harry abrió grane los ojos y miró un momento a Dumbledore que los había cerrado con tristeza —, pero cuando salió de la habitación luego de que había intentado hacer que la muchacha siguiera con vida se lo notaba muy pálido y con las mejillas hundidas, como si el hecho lo hubiera realmente afectado —contestó la mujer, que parecía estar disfrutando con la ginebra y de que la escucharan —. Recuerdo que el doctor solamente dijo que ella había dicho que esperaba que se pareciera a su papá, bueno y no miento, no era precisamente una belleza y era compresible que albergara esa esperanza. Luego dijo que quería que se llamara Tom, como su padre, y Sorvolo, como el de ella. Sí, ya sé que es un nombre muy raro, ¿No? Pensamos que quizá la muchacha provenía de algún circo. Y dijo también que el apellido del niño era Ryddle. Y así es como llamamos al niño como su madre había pedido porque eso parecía ser de vital importancia para la pobre, pero ningún Tom, Sorvolo ni Ryddle vino nunca a buscarlo, ni ninguna otra familia, de modo que siempre estuvo aquí y nunca se movió...

—Estuvo acá... —susurró Harry sorprendido, sin mirar a un triste Dumbledore —... siempre lo supo, supo que Grindelwald estuvo en este lugar; es por eso que lo que puedo ver en las memorias de la Viejas Sangre cuando estoy cerca de Voldemort... algo le hizo a Tom Ryddle cuando era un recién nacido...

—No lo supe hasta hace poco, Harry... —dijo Dumbledore con tristeza sin mirar a Harry —. En ese momento ni mucho menos podía llegar a relacionar a Gellert con aquel doctor muggle... —Dumbledore miró a Harry y vio la mirada seria del muchacho que ahora lo miraba fijamente —. No te escondo nada Harry, todo aquello importante te lo dije o te lo estoy diciendo y mostrando...

Harry en medió de la discusión que tenía con el Director, escuchó que el joven Dumbledore pedía ver a Tom Ryddle, y él junto con la señora Cole se pararon y salieron de la oficina; Harry le envió una mirada seria a Dumbledore y dándose vuelta siguió a ambos recuerdos. Dumbledore y Harry vieron como los recuerdos subían por una escalera de piedra; por el camino la señora Cole iba repartiendo instrucciones y advertencias a niños y ayudantes que había.

—Es acá —dijo la señora Cole cuando llegaron al segundo piso y se pararon delante de la primera puerta de un largo pasillo. Llamó dos veces con los nudillos y entró —. ¿Tom? Tenes visitas. Te presento al señor Dumberton... Perdón, Dumderbore. Vino a decirte... bueno creo que lo mejor es que te lo explique él mismo.

Harry y los dos Dumbledore entraron y escucharon como la señora Cole salía y cerraba la puerta tras de si. La habitación era extremadamente pequeña y prácticamente desprovista de muebles. Un chico estaba sentado sobre las mantas grises, con las piernas estiradas y un libro en las manos. Harry casi por instinto caminó un par de pasos rápidos y lo miró concentrando su magia para poder detectar cualquier rastro de Gellert Grindelwald, pero rápidamente maldijo internamente al recodar que dentro de un sueño sus habilidades no eran útiles si la persona que recordaba no podía sentir como él. Harry con un deje de frustración miró al joven Tom Ryddle; sin lugar a duda no había ni rastro de los Gaunt. El último deseo de Merope se había cumplido y Tom era igual de apuesto que su padre. Era alto para sus once años, de cabello castaño oscuro y piel clara. El muchacho entrecerró los ojos y miró fijamente el extravagante atuendo de su visitante. Hubo un breve silencio que el Joven Dumbledore rompió y dijo.

—¿Cómo estas, Tom? —preguntó Dumbledore acercándose para tenderle la mano.

Tom vaciló un momento, pero le estrechó la mano. El profesor acercó una silla que estaba cerca y la puso al lado de la cama y se sentó.

—Soy el Profesor Dumbledore.

—¿Profesor? —repitió Tom con desconfianza —. Parece un médico... ¿A que vino? ¿Lo llamaron para examinarme?

—No, por supuesto que no. —contestó Dumbledore con una sonrisa.

—No le creo. Ella quiere que me examinen, ¿No es así? ¡Diga la verdad! —exclamó de pronto con una voz potente que casi intimidaba.

Ni los dos Dumbledore ni Harry pasaron por alto que un lapicero ubicado en una la mesa se tambaleó y cayo tirando los lápices que había dentro. Esa no había sido una simple pregunta, había sido una orden, y era claro que no era la primera vez que la daba. Tom miró con molestia a Dumbledore, que seguía sonriendo de forma tranquila. Al cabo de unos segundos, dejó de mirarlo con hostilidad, pero con la misma desconfianza preguntó.

—¿Quién es usted?

—Ya te lo dije. Soy el Profesor Dumbledore y trabajo en un colegio llamado Hogwarts. Y Vine a ofrecerte una plaza en mi colegio, en tu nuevo colegio, si es que quieres ir, por supuesto. —contestó Dumbledore con una suave y divertida tranquilidad —Tom lo miró con los ojos completamente abiertos, saltó de la cama y se apartó, yendo lo más lejos posible, de Dumbledore. Tom estaba por decir algo, pero Dumbledore, como siempre hacia, habló antes —. No soy de ningún loquero. Hogwarts —prosiguió el joven Dumbledore, mirando por encima de sus gafas de medialuna —, es un colegio para gente con habilidades especiales. Habilidades para gente que puede tirar un lapicero al estar enojado. Hogwarts es un colegio de magia.

Tom Ryddle se quedó completamente petrificado, con gesto inexpresivo, que rápidamente cambió a una sonrisa que hasta parecía tétrica, como si finalmente le hubieran dado una respuesta a una gran pregunta que rondaba en su cabeza. Las mejillas de Tom se ruborizaron y con una emoción fallidamente escondida preguntó.

—¿Es... magia lo que yo puedo hacer?

—¿Qué podés hacer? —preguntó Dumbledore interesado.

—Muchas cosas —respondió Tom con emoción —. Puedo hacer que los objetos se muevan sin tocarlos; puedo hacer que los animales hagan lo que yo les pido, sin siquiera entrenarlos; puedo hacer que les pasen cosas desagradables a los que me molestan; puedo hacerles daño si quiero... —las piernas de Tom temblaron. Dio unos pasos vacilantes, se sentó en la cama y miró a Dumbledore con una mirada repleta de emoción —. Sabía que soy diferente —susurró bajando su mirada a los dedos que le temblaban —. Sabía que soy diferente —susurró a sus temblorosos dedos —. Sabía que soy especial, como si cosas increíbles que no sabía que conocía aparecieran y me dijeran como hacer las cosas, es como...

—Sos un mago... —dijo Dumbledore, que ya no sonreía y lo observaba con atención.

Tom levantó la cabeza, el rostro expresaba una intensa felicidad. Sin embargo, por algún motivo, lo hacía más tétrico y hasta cruel.

—¿Usted también es mago? —preguntó Tom con entusiasmo.

—Así es. —contestó Dumbledore asintiendo.

—Demuéstrelo. —exigió Tom con el mismo tono autoritario de antes.

Dumbledore arqueó las cejas y dijo.

—Si aceptas tu plaza en Hogwarts, como creo que...

Pero Tom lo interrumpió antes.

—¡Claro que la acepto! ¡Sería un loco si no lo hiciera!

—En ese caso, cuando te dirijas a mí me tenes que llamar, Profesor o señor.

El chico se quedó completamente petrificado y sus facciones se oscurecieron por un momento, pero luego dijo con una vez tan educada que pareció casi irreconocible.

—Perdón. Profesor, ¿Podría demostrarme...?

Harry dudó por un momento sobre lo que iba a hacer Dumbledore; él no era Minerva y él no parecía haber formado un lazo emocional con Tom como ella lo había hecho. Dudó por un momento que Dumbledore accediera a algo, estaba seguro de que el Profesor en ese momento diría algo que ya iba a haber tiempo en Hogwarts, y que no se podía hacer magia porque estaban en un edificio lleno de muggles. Pero para sorpresa de Harry Dumbledore sacó su varita y con un movimiento hizo que un armario estallara en llamas.

Toda se detuvo y cambió a un color sepia, rápidamente el mundo comenzó a quemarse y Harry entendió que Dumbledore había parado el recuerdo. Todo se volvió negro y con un destelló volvieron a aparecer en la oficina del Director de Hogwarts. Harry miró fijamente a Dumbledore y con seriedad preguntó.

—¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué no me dijo que Grindelwald estuvo la noche que Voldemort nació?

—No los sabía hasta no hace mucho, Harry —contestó Dumbledore con receló y mirando a Harry con seriedad —. Ya te lo dije, todo lo que se te lo estoy diciendo o mostrando, Harry —agregó con dureza —. Además de que no sabemos que haya sido Gellert.

—¡Oh, por favor! —exclamó Harry levantándose de la silla y caminando por la oficina para luego mirar a Dumbledore fijamente —. Es obvio que Grindelwald estuvo esa noche, la única explicación lógica para que tenga recuerdos solamente cuando estoy con Voldemort es que le haya hecho algo cuando era un recién nacido como lo dijo la señora Cole. ¿Sino como explica todas las visiones, Lara, Mara, hasta el día cuando se conocen por primera vez con Grindelwald?

—No lo sé, Harry... —contestó Dumbledore con receló y visiblemente molesto.

—¡Entonces no intenté negar la realidad, Director!. Grindelwald estuvo ese día y le hizo algo a un recién nacido —dijo Harry con furia —, hasta podría ser el responsable de que todo esto haya ocurrido, que Tom Ryddle fuera un sádico, ¡Que condenara a la Gran Bretaña mágica a una nueva guerra civil! ¡Que posteriormente mataría a mis padres y a tantos otros! —Harry estaba completamente furioso —. ¡Y PARA COLMÓ TENGO QUE ESCUCHAR DE USTED QUE PODRIA NO HABER SIDO ESE MEDICO GRINDELWALD! ¡ERA GUAPO Y TENÍA EL CABELLO CENICIENTO! ¡¿QUÉ OTRA PRUEBA NECESITA?!

—¡NO LO SABEMOS! —gritó Dumbledore poniéndose de pie y golpeando con el puño su escritorio y tirando algunos objetos al suelo; todos los cuadros que los miraban se sorprendieron al ver como el anciano Director había perdido completamente la compostura por primera vez y respiraba muy agitadamente.

Ambos magos se miraron fijamente fulminándose con la mirada.

—¿Por qué lo sigue negando? ¡¿Por qué sigue negando que Gellert Grindelwald podría haber sido el responsable de que todos los eventos que sucedieron hasta ahora?! ¡¿Qué todo lo que paso fuera su entera culpa?! —preguntó Harry a un agitado Dumbledore.

—¡PORQUE EL RECUERDO DEL HOMBRE QUE AMABA ES LO ÚNICO QUE ME QUEDA! —gritó Dumbledore a Harry —. ¡LO ÚNICO QUE ME QUEDA ES AQUELLO QUE ESTAS INTENTANDO DESTRUIR! ¡LO ÚNICO QUE ESTAS HACIENDO ES ESTAR AHÍ PARADO RECLAMÁNDOME PORQUE NO DELEGO TODAS LAS RESPONSABILIDADES A LA ÚNICA PERSONA QUE ME ENTENDÍA VERDADERAMENTE! ¡LA ÚNICA PERSONA QUE AME! —Harry estaba por contestar algo, pero Dumbledore habló antes —. ¡Tú visión del mundo es tan limitada, tan segada por tu propia perspectiva que roza la soberbia! ¡Si, soy responsable de muchas calamidades; de no haber detenido a Gellert antes, de haber pospuesto nuestro enfrentamiento! ¡¿Acaso podrías asesinar a Daphne para que el mundo volverá a estar en paz?! ¡¿ACASO SERIAS CAPAZ DE ESTRANGULAR Y MATAR A GOLPES A TU AMADA y ADORADA ESPOSA PARA QUE EL MUNDO VOLVIERA A ESTAR EN PAZ?! ¡¿ACASO PODRIAS COMPRENDER A ALGUIEN QUE HIZO ESO POR EL BIEN COMÚN?!, ¡POR TODOS!

Harry no dijo nada, era incapaz de responder ni de apartar su vista del agitado y quebrado anciano. Dumbledore todavía agitado, se sentó pesadamente en su silla y con la mano sana se tomó la frente mientras apoyaba el codo en el reposa brazos y miró hacia abajo.

—Lo dijiste en el recuerdo —dijo Dumbledore con ironía —, verías el mundo arder y a todos en el con tal que el amor de tu vida pudiera estar sana y salva, porque la amas tanto que serias incapaz de ponerle un dedo encima para lastimarla o verla sufrir —Dumbledore levantó la mirada y vio a Harry con una profunda tristeza y con suavidad, casi de forma susurrante dijo —. Si, soy responsable de muchas cosas y eso incluye todo tu dolor, pero no me pidas que no tenga al menos un poco de duda sobre los hechos que mencionas —Dumbledore volvió a mirar hacia abajo —. El recuerdo del joven y alegre muchacho que conocí cuando tenía 18 años es lo único que me queda de Gellert; no creo que seas capaz de poder entender el dolor de un hombre que tuvo que matar a golpes a la persona que amaba por el bien del mundo... no todos están preparados para sacrificar algo y mucho menos para entender a quienes lo hicieron.

Harry apretó los puños y se mordió el labio con molestia, mientras veía como el Director comenzaba a derramar silenciosas lágrimas.

—Ese mismo día —dijo Dumbledore sin mirar a Harry con la voz quedada—, Tom Ryddle me dijo que podía hablar Parsel. Como te habrás dado cuenta, tenía unas habilidades muy desarrolladas para tratarse de un mago tan joven, pero lo más interesante e inquietante es que ya había descubierto como ejercer control sobre ellos. No sospechaba que se iba a convertir en el peligro que es ahora, aunque al enterarme que experimentaba su magia contra otras personas para asustar, castigar o dominar... demostraba un profundo desprecio por cualquier cosa que lo vinculara a otras personas, o que lo hicieran ver normal y ya por ese entonces quería ser diferente, distinguido y célebre.... Tom Ryddle siempre fue una persona reservada, autosuficiente y solitaria; no quería tener amigos. No quiso ayuda ni compañía para hacer su visita al Callejón Diagon. Prefería moverse solo. El Voldemort adulto es igual... es una suerte que a pesar de todo lo que te sucedió seas capaz de amar tan intensamente como lo haces con Daphne —Dumbledore miró a Harry —. Pero cuidado, porque el amor puede traer mucho dolor, Harry. Sea ahora o sea después, la muerte nos llega a todos y lo peor que le podemos hacer a las personas que amamos es que su próxima aventura en donde sea que estén, la vivan sabiendo que nos causaron dolor al despedirse o que hayamos cometido actos terribles por ellas... —las manos de Harry se relajaron —, creo que es momento de que vayas a la cama; estoy seguro de que debe ser hermoso dormir con quien amas cada noche por el resto de sus vidas.

Harry no dijo nada y caminó hacia la puerta y antes de salir miró un momento a Dumbledore y dijo.

—Perdón Director, no quise ser insensible es que...

—No supiste manejar la situación —contestó Dumbledore con una triste sonrisa —. Está bien, está bien, soy responsables de todo lo que sucedió y que ahora estés así, no tenes nada porque disculparte...

Harry abrió la puerta de su habitación y rápidamente fue recibido por Daphne, que parándose en puntitas de pie y vestida con un camisón corto de ceda blanca, besó a Harry suevamente en los labios mientras lo abrazaba. Harry sonrió y todavía con los frescos recuerdos de lo que había sucedido con Dumbledore, abrazó a Daphne con intensidad. Ella respondió rápidamente el abrazó y con algo de preocupación preguntó.

—¿Pasó algo Cariño? ¿Estás bien?

—Te amo tanto, Daphne... —dijo Harry de forma susurrante.

—Yo también Harry... —contestó Daphne de igual forma.

~0~0~

Las semanas pasaron con cierta lentitud para Harry, el hecho de haber tenido esa discusión con el Director, lo había afectado más que lo que había imaginado; antes nunca se le hubiera pasado por la cabeza sentirse culpable por haber sido insensible con la persona que había hecho miserable sus primeros 11 años de vida. Pero ahí estaba, dentro de Harry, ese sentimiento de culpabilidad por haber sido demasiado prepotente y duro por haberse encasillado en su propia y única perspectiva y que al no ser más abierto de pensamiento podría haber lastimado a muchas personas en el proceso entre ellas, Sirius, Remus y hasta Minerva.

Harry miró a Daphne la mañana del partido, parecía muy concentrada escribiendo prolijamente varias cartas mientras que, una vez que terminaba una, la firmaba con una letra muy hermosa y altamente ornamentada la guardaba en un sobre y continuaba con la siguiente.

—¿Qué estás haciendo, Daph...? —preguntó Harry que estaba sentado enfrente de Daphne y Luna.

Daphne levantó la vista y lo miró con una dulce sonrisa.

—Resolviendo tu problema de remordimientos, Cariño —contestó Daphne sin dejar de sonreír. Daphne bajó la vista y siguió escribiendo —. Como claramente lo que sucedió con el Director te afectó más de lo que pensabas, nada mejor que organizar una fiesta de navidad en Potter Place, estoy invitando a Minerva, Augusta y hasta Remus, creo que deberías hablar con él, hace tiempo que no lo vez... además de que necesitamos a alguien dentro de la Orden para avisarle sobre nuestra pequeña...

—¡BOOM! —exclamó Luna con una sonrisa —. Nuestro boom, y hacerlos volar a todos por los aires como si fueran hermosos Suutaf volando por la pradera.

—Exacto —agregó Daphne sonriéndole divertida a Luna —, hasta Luna cree que es una buena idea.

—¿Papá y yo vamos a poder ir? —preguntó Luna con diversión.

—Luna... —dijo Harry en tonó de reproche —, nuestra casa es tu casa, siempre vas a poder ir cuando quieras. Aparte con la cantidad de tiempo que te quedas durante los veranos prácticamente vivís ahí.

Daphne y Luna comenzaron a reírse al ver que Harry no había entendido el chiste. Harry las miró reprobatoriamente y continuó desayunando.

—Ah por cierto Harry, el Profesor Slughorn nos invitó a la fiesta de navidad... —comentó Daphne mientras retomaba su trabajó —, dijo que faltar no era una opción... y que podemos llevar a alguien si queremos, o ir nosotros solos.

Harry miró a Daphne un momento, para luego mirar a Luna decir.

—¿Te gustaría venir con nosotros a la fiesta de navidad?

Luna sonrió con una divertida maldad y dijo.

—¿Este no será un plan suyo Señor Potter, para mostrarse de dos hermosas muchachas tomadas de sus brazos?.

—¿Pero qué...? —exclamó Harry sin entender nada de lo que estaba pasando —. ¿Estás completamente desquiciada, Luna?

—Si querías un trío solo deberías haberlo pedido... —dijo Luna con falsa inocencia —. Aunque bueno... ya conoces mis gustos y Daphne hubiera sido la única que hubiese disfrutadó...

Harry completamente atontado miró a Daphne que lo miraba seriamente y luego miró Luna entrecerrando los ojos.

—Oh, ya entiendo —dijo Harry acercando su rostro al de Luna y mirado fijamente los ojos grises de la muchacha —. Ya entiendo lo que está pasando acá. Ustedes dos están intentando jugarme una broma y tratar de entre ambas, jugar con mi cabeza... —Harry se paró y las miró a Daphne entrecerrando los ojos —. Y a vos para que te quede claro, no te voy a compartir con nadie —luego miró de igual forma a Luna —, ya tenes tu propia rubia de origen germánico, no te voy a compartir la mía.

—Desgraciadamente tenes razón —comentó Luna mientras movía las manos de forma juguetona —, me gustan las mujeres con los pechos grandes —Luna miró a Daphne —, sin ofender Daphy, tu trasero me parece hermoso, pero me gustan el par más grandes —Luna a la vista de ambos se palmeó el pecho —, yo soy plana y me gusta equilibrar el universo y —Luna adoptó una expresión pervertida —, oh sí, Angela puede equilibrar muchos universos...

Harry se giró y con la escoba al hombro se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida; Luna cuando vio a Harry, sin cambiar su pervertida expresión miró a Daphne y sonrió. Ambas amigas se miraron un momento en silencio y comenzaron a reírse con mucha intensidad escondiendo la cabeza entre los brazos cruzados sobre la mesa hasta el punto de que comenzaron a derramar lágrimas mientras que se reían

—Somos muy malas —comentó Luna a Daphne mientras ambas se levantaban y caminaban tomadas del brazo de la otra.

—Sí, si lo somos. —contestó Daphne sonriendo.

Luna miró a su amiga con una ceja levantada y dijo.

—Pero te gustó que él dijera eso, ¿No? —Luna sonrió con picardía —. Oh, lo puedo ver en tu cara, te estas sonrojando —Luna se rio, aa ver la tonta que expresión que Daphne hacía intentando reprimir su sonrisa —, y no solo te gustó, sino que lo disfrutaste.

Ambas siguieron caminando y cuando el viento golpeó el rostro de ambas, en el momento que salieron a los terrenos del castillo con dirección al Campo de Quidditch Luna, con seriedad, preguntó.

—¿Qué vas a hacer con lo que dijo Mione esta mañana?

—La zorra que intenté usar Amortentia o similares lo va a pagar muy caro. —contestó Daphne con molestia.

—¿Y crees que en cuanto alguna lo intente, Harry no va a intervenir? —preguntó Luna mirando a Daphne —. Hasta ahora respetó tu deseo de no intervenir ante cualquier cosa que dijeran delante de ambos sobre tu persona. ¿Pero crees que se va a quedar callado y sin hacer nada si ve que comenzaron a utilizar filtros de amor? Harry es tolerante y le cuesta mucho escuchar que insultan a su esposa y no poder hacer nada, solo para respetar tu deseo, pero no esperes que lo siga haciendo cuando ellas llegaron a limites bastante extremos y enfermizos...

~0~0~

El equipo de quidditch de Gryffindor salió al campo de juego con Harry y Katie a la cabeza seguidos por todos los demás. Los gritos de ánimo y abucheos resonaron con más fuerza que antes de cada uno de los extremos del campo que estaban bañados en un dorado y rojo por un lado y por otro, un mar de verde y plateado. Harry, serio, caminó hasta donde se encontraba la Profesor Hootch y el nuevo capitán de Slytherin, Urquhart.

—Dense la mano, capitanes —indicó la Profesor Hootch. Urquhart intentó triturar los dedos de Harry, pero él no se quedó atrás e hizo lo mismo —. Monten las escobas. Atentos al silbato. Tres... dos... uno...

En el momento que el silbato sonó, Harry y los demás se impulsaron con una fuerte patada en el suelo y echaron a volar. Harry subió hasta lo más alto del campo y se detuvo en el lugar, cerró los ojos y se concentró, peo entonces sonó una voz muy diferente de la del comentarista de siempre lo sorprendió:

—Bueno, ahí van, y creo que a todos nos sorprendió que Potter haya mantenido a Ronald Weasley en el equipo después de su irregular actuación el año paso, muchos pensaron que quedaría descartado, pero parece ser que no fue así...

Las burlas de la tribuna de Slytherin se hicieron resonar en las gradas. Harry miró un momento a Ron que no parecía afectarle, giró para ver al comentarista y vio a un chico rubio, alto, delgaducho y de nariz puntiaguda, hablando por el megáfono mágico que hasta entonces siempre lo utilizaba Lee Jordán; Harry reconoció a Zacharias Smith, heredero de la Noble y Ancestral Casa de La Familia Smith, que nunca le había caído bien.

—Ahí va el primer ataque de Slytherin. Urquhart cruza el campo como un rayo y... —Harry se volvió a desconcentrar y miró a Ron —. ¡Parón de Weasley! Bueno, supongo que todos tenemos suerte alguna vez...

A media hora de partido Gryffindor ganaba sesenta a cero, Ron había hecho varias paradas espectaculares, algunas demasiado cerca de que hubieran entrado, y Ginny había marcado cuatro tantos gracias a los perfectos pases de Katie Bell, mientras que Demelza había metido dos. Harry dejó de prestarles atención a todos y se volvió a concentrar en buscar la snitch, expandió sus sentidos, detecto las bludger, los jugadores... y luego de unos momentos abrió los ojos y se lanzó rápidamente en picada.

—¡Potter encontró la snitch! —anunció Zacharias Smith por el megáfono. Harry maldijo internamente al ver como Urquhart se lanzaba en picada hacia donde estaba él.

Harry aceleró con todo lo que la Saeta de Fuego podía dar, hizo un giro brusco y se colocó al ras del césped y aceleró hacia el poste derecho de Slytherin. Urquhart intentó alcanzar a Harry, pero este hizo un giró brusco y fue hacia la derecha. Harry pisó las pedaleras de su escoba y levantando la punta y salió disparado hacia arriba siguiendo una estela dorada. Todos vieron como Harry volvía a bajar persiguiendo y volvía a ponerse al ras del suelo persiguiendo la snitch; Urquhart se lanzó en picada hacia un costado de Harry y lo chocó con brusquedad. Pero Harry, antes de ser impactado, se extendió hacia adelante tomó la snitch y cayó de la escoba cuando Urquhart impactó contra su cuerpo.

Todos vieron como Harry caía de la escoba y comenzaba a deslizarse por el césped hasta que el cuerpo del Gryffindor se detuvo no muy lejos del punto de impacto; miró su mano y vio la esfera dorada y alada en su mano. Harry suspiró y se relajó en el césped mientras veía como todos los demás jugadores del equipo se le lanzaban encima abrazándolo.

El próximo capítulo esta titulado: "Argumentum Ad Consequentiam"

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