Obsoleto - El Orden Natural D...

By True-Doragonkingu

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Harry Potter tuvo una infancia miserable por culpa de sus tíos y ahora esta roto, pero gracias a un simple mo... More

Cuerpo Encadenado, Mente Libre
Un Mundo Lleno de Oportunidades
La Justicia de Atenea
La Chica de Los Ojos Azules
El Precio de Lo Que Decidimos Ser
El Dúo de Oro
A Quién Más Odiamos
Los Deseos de Un Corazón Roto
Juntos, Siempre Y Hasta El Final
Desde las cenizas
El Peso de Nuestra Conciencia
La Voluntad Para Hacer Lo Correcto
Las Dos Caras de Selene
El Único Deseo Es Aprender
Psicología de Masas
(No) Estas Solo
(No) Podes Avanzar
Serás lo que debas ser
Teoría del Gran Impacto
El Precio de Nuestras Decisiones
Daphne Greengrass
Tiempos de Odio - Parte I
Bases Para El Futuro
Somos Aquello que Vivimos
El Dolor de Un Pasado Todavía Presente
Una Historia Verdadera
El Poder de Amarte - Parte I
Heridas de Magia Negra
La Voz de La Razón
El Reflejo de Nuestro Corazón
Errores del Pasado
Una Dolorosa Verdad
El Poder de Amarte - Parte II
Tiempos de Odio - Parte II
El Llanto de la Serpiente
Un Nuevo Comienzo
Sueños, Pesadillas y Realidades
El Torneo de Los Tres Magos
Las Maldiciones Imperdonables
Fuerza de Voluntad
El Circulo Que Nunca Se Rompe
Vacíos Legales
Nada Es Verdad, Todo Está Permitido
El Cuarto Poder
Una Noche de Ensueño
Aquello Que Más Valoramos
El Preludio de La Locura
La Sombra
Bautismo de Fuego
El Ultimo Deseo - Parte I
Un Nuevo Año
El Caballo de Troya
La Santa Inquisición
Lucha de Poderes
El Ejército de Hogwarts
Una Muerte En La Familia
Unas Grises Navidades
La Sombra Que Nos Acecha
La Estrella Que Brilla En La Oscuridad
La Fuerza de Coerción
Compresión Empática
Transformaciones, Recuerdos y Secretos
Al Borde de La Desesperación
Carrera Contra El Tiempo
El Muchacho Que Odia...
El Ultimo Deseo - Parte II
Nobles y Ancestrales Tradiciones
Las Alas de La Libertad
Las Nobles y Ancestrales Familias
La Mano Negra de La Muerte
Protegiendo Lo Que Es Nuestro
Lealtades y Pensamientos
Historias Pasadas - Parte I
Historias Pasadas - Parte II
El Valor de La Información
Historias Pasadas - Parte III
Argumentum Ad Consequentiam
Una Fría Navidad
Historias Pasadas - Parte IV
Una Segunda Resolución
Historias Pasadas - Parte V
Las Consecuencias del Pasado
El Principio del Fin
El Corazón de Luna
Preparaciones Para El Final
Cicatrices Que Continúan
Un Mundo Que Se Acaba
El Mensajero del Fin del Mundo
El Monstruo Que Gritó "Amor" En El Corazón Del Mundo
Cuando Algo Termina, Algo Comienza

El Muchacho Que Ama...

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By True-Doragonkingu

Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año V

Capítulo LXVI

"El Muchacho Que Ama..."

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

~0~0~

—¿Todavía no comprendes la situación, ...Harry?

Desde el fondo del pozo, de la punta de la varita de Harry, un rayo verde, con un chillante sonido salió. Todos se detuvieron a ver que estaba pasando. La varita de Harry apuntaba directamente a la frente de aquella desquiciada y psicótica bruja; aquella bruja que había lanzado un hechizo aturdidor a Sirius y lo había echo caer tras el Velo de la Muerte. Aquel Velo que se había encargado de exterminar a una raza; aquel Velo que era la representación más oscura de lo que podía hacer la magia de un Arcanista. Aquel Velo negro que representaba el sacrificio del cielo, en pos de la destrucción. El rayo verde cruzó toda la sala haciendo zic zac en el aire.

—¿Acaso crees que voy a permitir que tires todo a la basura Harry? —dijo el otro Harry en la cabeza de Harry —¿De verdad crees que te voy a permitir que destruyas la única posibilidad de romper el círculo en el que estamos desde que todo esto comenzó? Entendelo de una buena vez Harry, yo soy tu parte Arcanista, yo tengo el conocimiento de todos aquellos que nos precedieron y no te voy a permitir que te destruyas a vos mismo por un capricho...

El rayo verde surcó toda la sala, Bellatrix vio fijamente como se acercaba, por un momento estuvo segura de que era su fin, pero la Maldición Asesina pasó muy cerca de su mejilla hasta impactar detrás de ella y haciendo explotar parte de las gradas que estaban a su espalda, Harry había fallado. Giró su cuerpo rápidamente y contemplo casi con excitación la destrucción que había hecho el Gryffindor, se volvió a girar y miró a Harry. Los ojos del muchacho destilaban un odio completamente puro; Bellatrix sonrió con placer y se relamió los labios con erotismo.

Cuando la conmoción inicial pasó, el caos volvió a reinar y nuevamente surgían destellos de nuevos hechizos; pero era un bullicio sin sentido. Daphne que había corrido detrás de Harry lo alcanzo y rápidamente lo abrazó por la espalda, Lupin se acercó a él y rápidamente lo apartó de donde estaba, pero él no dejaba de mirar fijamente a Bellatrix como si quisiera intentar asesinarla con la mirada.

Dumbledore tenía a casi todos los mortifagos agrupados en el centro de la sala, aparentemente inmovilizados mediante cuerdas invisibles; Ojoloco Moody había cruzado la sala arrastrándose hasta donde estaba la mujer que los acompañaba e intentaba reanimarla; en el centro de la sala todavía se producían destellos de luz, gruñidos y gritos; Kingsley había ido hasta Bellatrix para continuar con el duelo.

—Harry... —susurró Daphne soltando a Harry y mirándolo de frente mientras le tomaba las mejillas con las manos —. Harry lo siento tanto...

Harry dejo de mirar a Bellatrix y se concentró en los ojos de Daphne, dolía tanto haber perdido a Sirius; su novia estaba tenía el uniforme estaba sucio y maltratado, Daphne por su parte estaba golpeada, sucia y tenía una mirada de cansancio. Por un momento pensó en abrazar a su novia y llorar en su pecho, pero entonces escucho un fuerte golpetazo y un grito cerca del centro de la sala. Harry, miró a un costado de Daphne y vio que Kingsley caía al suelo gimiendo de dolor y Bellatrix Lestrange empezaba a huir, Dumbledore se giró y le lanzó un hechizo que ella desvió con un movimiento de varita para luego comenzar a subir las gradas...

—¡NO, HARRY! —gritó Daphne, cuando él se soltó de su agarre y comenzó a correr a Bellatrix.

—¡MATÓ A SIRIUS! —gritó Harry mientras corría —. ¡FUE ELLA! ¡VOY A MATARLA CON MIS PROPIAS MANOS!

Harry se echó a correr y comenzó a trepar los bancos de piedras; Daphne lo llamó, pero no le hizo caso, entonces ella también comenzó a correr detrás de Harry, pero él tenía las piernas más largas y rápidamente, junto con Bellatrix lo perdió de vista.

Bellatrix entró en una sala llena de tanques con cerebros, se giró, vio a Harry, lanzó una maldición y uno de los tanques se elevó por los aires y se inclinó. Harry con un movimiento de varita giró el tanque hacia el otro lado haciendo que los cerebros comenzaran a escapar. Ambos siguieron corriendo, Harry vio más allá de la figura de la mujer, el pasillo que llegaba a los ascensores. Siguieron corriendo, pero la Bellatrix había cerrado la puerta al pasar. Abrió de un tirón la puerta que daba a la sala circular negra y vio a la mujer que desaparecía por una de las puertas y estas comenzaron a girar.

—¡DAME LA SALIDA! —gritó Harry desesperado y completamente desquiciado.

Entonces la puerta que estaba justó detrás de él se abrió; Harry se dio vuelta y vio el pasillo de los ascensores que se extendía ante él, con las antorchas encendidas pero vacío. Atravesó la puerta rápidamente, pero mientras corría por el pasillo escuchó que uno de los ascensores traqueteaba; recorrió con velocidad el pasillo, dobló la esquina y dio un puñetazo en el botón para llamar otro ascensor. Éste descendió rápidamente produciendo un ruido metálico; luego la reja se abrió, Harry se metió dentro y golpeó el botón del Atrio. Las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir, a lo lejos vio a Daphne que lo seguía...

—¡HARRY! —gritó Daphne mientras se acercaba por el pasillo.

Entonces la imagen de una desesperada Daphne desapareció de la vista de Harry, oyó que un poco más arriba un ascensor. Salió sin esperar a que la puerta se abriera completamente; Bellatrix había casi llegado a una de las chimeneas que había en vestíbulo, pero miró hacia atrás cuando Harry iba a toda velocidad hacia ella, y entonces le lanzó otro hechizo. Harry movió la varita y desvió antes de que este lo impactara, con un movimiento de su mano hacia adelante, el piso se requebrajo formando un camino de escombros en dirección a Bellatrix, esta salió disparada hacia atrás cuando el golpe la alcanzo. Harry no dejo de correr, pero cuando estaba más cerca disminuyo la velocidad apuntando a Bellatrix que levantaba y quedaba sentada con las palmas de las manos hacia atrás y apoyadas en el suelo.

Bellatrix lo vio con una desquiciada sonrisa.

—¿Lo querías mucho, pequeño Potter? —dijo Bellatrix mientras se reía burlándose de Harry e intentó apuntarlo con su varita.

Harry volvió a sentir que un odio completo lo invadía y antes de que Bellatrix pudiera hacer algo la apuntó con la varita y bramó.

—¡CRUCIO!

Bellatrix gritó y comenzó a retorcerse en el suelo mientras chillaba de dolor. Harry dejo de apuntarla y el hechizo paró; ella dejo de retorcerse y gritar, entonces, acostada, lo miró casi con placer y de forma hipnótica, y esbozó una gran y macabra sonrisa.

—Esa es un Maldición Imperdonable —dijo Bellatrix con erotismo mientras se sentaba con las piernas a los lados —. Ahora entiendo que te vio la niñita sangrepura, un hombre que pueda lanzar un Crucio de esa manera debe ser un verdadero placer en la cama —Bellatrix se llevó un dedo a la boca de forma erótica y con la otra mano apretó uno de sus pechos —. Te puedo enseñar muchas cosas que esa niña jamás haría, cosas que solo una verdadera mujer podría hacer...

La cara de Harry paso de rabia a un completó asco y retrocedió un par de pasos. Miró a Bellatrix que se seguía tocando mientras lo miraba fijamente a los ojos.

—Yo... mate... a... Sirius... Black... —dijo Bellatrix con su aguda voz y una desquiciante sonrisa de placer.

La cara de Harry volvió a cambiar a una de odio puro.

—¡CRUCIO! —gritó Harry apuntándole con la varita.

Bellatrix comenzó a retorcerse nuevamente mientras gritaba de dolor.

—¡SI..., HARRY... SI! —gimió Bellatrix en medio de los gritos. Una ira asesina se apoderó completamente de Harry.

—¡CRUCIO! ¡CRUCIO! ¡CRUCIO! ¡CRUCIO! —gritó Harry con intensión de asesinarla a base de Cruciatus —. ¡CRUCIOOOOOOOOO!

Entonces Harry escuchó unos pasos rápidos que se hacían cada vez más fuertes a medida que se acercaban y vio como la mano que tenía su varita se alzaba, un destello amarillo pasaba por delante suyo y la Maldición Cruciatus se cancelaba. Daphne lo había detenido. Harry miró los enfurecidos ojos de su novia.

—Basta Harry. —dijo Daphne seria.

—No te metas Daphne... —contestó Harry enojado.

—No hagas esto Harry, no sos así, no sos un loco sediento de sangre y completamente cegado por la venganza.

—¡Ella mató a Sirius —dijo Harry con una expresión desesperada —, merece morir!

—Si —contestó Daphne soltando la mano de Harry para luego abrazarlo y recostar su cabeza sobre el pecho de él —, merece ser castiga, pero no vale la pena que te destruyas en el proceso —Harry comenzó a temblar, una expresión angustiante se apoderó de él y las lágrimas comenzaron a juntarse en sus ojos. Daphne continuó con un susurró —. Tomate un momento para pensar, para confiar y amar, Harry, no quiero perderte, no quiero que nos alejemos, que te sumerjas en tu propio dolor y te lastimes... —Daphne soltó ligeramente el abrazó y miró a Harry con una dulce sonrisa. Harry comenzó a derramar lágrimas angustiantes; cayó arrodillado y rodeando a Daphne con los brazos y comenzó a llorar sobre el vientre de ella ignorando completamente todo. Daphne comenzó a acariciar lentamente la cabeza de Harry —. Está bien Harry, está bien, estoy acá, no te voy a dejar solo...

—¡DAME LA PROFECIA POTTER! ¡Dame la profecía, lánzala rodando por el suelo, y quizás les perdone la vida! —gritó Bellatrix, se había escabullido cuando Harry no la miraba, los habia rodeado y ahora estaba detrás de él.

Daphne miró a Bellatrix con una mirada cansina, por un momento había esperado que se quedara quieta y no se moviera, pero habían sido muy ingenuos. Sintió como Harry soltaba el abrazó y se paraba; lo vio suspirar, cerrar los ojos, inhalar profundamente y exhalar, abrió los ojos y le sonrió tristemente. Harry se dio vuelta y se puso delante de Daphne.

—No tengo la profecía... —dijo Harry con un tono sereno, aunque todavía le dolía, se sentía extrañamente tranquilo, sintió como Daphne le tomaba y le entrelazaba ligeramente los dedos con los de su mano; una extraña sensación de paz se apoderó de su mente —. Él ya lo sabe... él sabe que la profecía se perdió y no va estar nada contento... ¿Eh? —agregó Harry con una sonrisa.

—¿Cómo? ¿Qué decís? —chilló Bellatrix, y por primera vez su voz denotaba miedo.

—Uno de los mortifagos lanzó un hechizo y destruyo la profecía cuando estaba subiendo las gradas...

—¡ESO ES MENTIRA! —exclamó Bellatrix gritando, pero ahora Harry y Daphne percibía el terror detrás de la rabia —. ¡ALGUNO DE USTEDES LA TIENE, POTTER, Y VAS A DARMELA AHORA MISMO! ¡Accio profecía! ¡ACCIO PROFECÍA!

Harry se secó las lágrimas que restantes y miró con una sonrisa burlona a Bellatrix.

—No tengo nada, no tengo nada que entregarte. La profecía se rompió y nadie escuchó lo que decía... —dijo Harry.

La mano de Bellatrix tembló mientras les apuntaba con la varita; Harry estaba por decir algo, pero abrió grande los ojos, soltó rápidamente la mano de Daphne y con un movimiento de varita desarmó a una confundida Bellatrix y con la mano libre, volvió a extenderla rápidamente hacia adelante apuntando a la mortifago y esta salió disparada hacia la fuente. Entonces el inconfundible sonido de una aparición se escuchó en el vestíbulo.

Alto, delgado, desprovisto de pelo en toda su cabeza, el aterrador rostro con rasgos de serpiente blanco y demacrado, y unos ojos rojos con sendas rendijas por pupilas miraban atentamente a Harry... Lord Voldemort había aparecido en medio del vestíbulo, cerca de la fuente y apuntaba con su varita al muchacho, él hacía lo mismo con él mientras tapaba a Daphne, que había cambiado completamente su expresión al ver al Señor Tenebroso a una completamente anonadada y aterrada.

—¿Qué decís, que rompiste mi profecía? —preguntó Voldemort con voz quedada observando a Harry con sus ojos rojos y despiadados —. No, Bella, no miente... lo veo en sus ojos... Meses de preparación, meses de esfuerzo..., y mis mortifagos dejaron que Harry Potter... y ¡Oh!, ¿A quién tenemos ahí? —Voldemort movió ligeramente la cabeza y vio a Daphne que se asomaba tras Harry, entonces sonrió —, pero si no es otra que la famosa Daphne Greengrass, llegamos al punto, querida, en que no me sorprende que estés involucrada en todo este asuntó de desbaratar mis planes...

—¡Perdón, amo, no sabía, yo estaba pelando con el animago Black! —gimoteó Bellatrix, y se arrastró arrodillada a los pies de Voldemort mientras él seguía apuntando a Harry y Daphne con la varita —. Amo, deberías saber que...

—Callate, Bella —le ordenó Voldemort con crueldad —. Ya me voy a encargar de tu incompetencia. ¿Acaso crees que entré en el Ministerio de magia para escuchar tus penosas disculpas?

—Pero amo... Él está acá, está abajo...

Voldemort no prestó atención.

—No tengo nada más que decirles —dijo Voldemort sin inmutarse —. Ya me fastidiaron bastante, llevan demasiado tiempo molestándome. ¡AVADA KEDAVRA!

Con un chillido estridente que luego se silenció, un rayo rojo salió de la punta de la varita de Harry, idéntico al que había salido cuando habían combatido en el cementerio, pero esta vez ambos hechizos no se repelieron ambos se unieron formando un destelló blanco y cientos de chispas comenzaron a caer del suelo. Entonces un destelló blanco cegó la mente de Harry.

Harry abrió los ojos y lo primero que vio fue el reflejó de un espejó, vio a un joven muy hermoso, encantador y apuesto de unos 17 años. Tenía una gran sonrisa, la piel pálida, los ojos azul intenso y el cabello rubio ceniciento hasta los hombros. Estaba vestido con una hermosa túnica de duelo negra, con muchos botones de plata y tela de aterciopelada, vestía unos pantalones tipo calza también de duelo y unos finos y brillantes zapatos negros. El joven tomó un cepillo de pelo y se peinó a conciencia. Harry vio también desde el reflejo del espejo que estaba en una habitación bastante amplia con una cama, una biblioteca, una mesita de noche y distintos artefactos que no reconocía.

—¿Ya estás listo? Te están esperando. —preguntó una voz femenina algo distorsionad.

El joven miró hacia un costado, dejo el cepillo y se acercó hasta la puerta que tenía la habitación, la abrió y comenzó a bajar una negras y lustradas escaleras de madera.

—Ya estoy listó tía Batty, solo estaba terminando de vestirme. —dijo el joven.

Harry, desde los ojos del joven, vio como terminaba de bajar las escaleras, giraba hacia la derecha y caminaba por un pasillo iluminado por los rayos del sol que entraban por el umbral de la puerta de entrada que se encontraba abierta.

—Hola, me contaron que llegaste ayer y bueno pensé en mostrarte el lugar —dijo un joven desde el umbral de la puerta, solo se podía ver una silueta, el resto estana oculto completamente debido a que estaba cegado por los rayos de sol que entraban —. El Valle de Godric es un hermoso lugar, pero es fácil perderse y cuando me enteré que eras un mago pensé en darte la bienvenida.

Harry vio a un joven con cabello castaño, piel pálida y muy hermoso, vestía un chaleco gris, una camisa de mangas anchas ceñida en las muñecas, un pantalón de duelo negro y zapatos negros. El joven del umbral le extendió la mano a Harry y este aceptó con gusto y una gran sonrisa.

—Mi nombre es Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, pero me podes llamar Albus —dijo el joven divertido por todos sus nombres.

—Esos son muchos nombres —contestó el otro igual de divertido —. Mi nombre es Gellert Grindelwald...

Un destelló blanco alejó a Harry del recuerdo y entonces todo tuvo sentido, el recuerdo que había visto mientras estaba en el cementerio... Onuguria, era el nombre original que tenían los bizantinos para referirse a los territorios de la Antigua Gran Bulgaria, la Vieja Sangre se había trasladado de Roma a Bulgaria, se había asentado ahí y entonces... el problema de las posibilidades, el otro Harry lo había dicho, ¿Qué pasaría si la Vieja Sangre naciera hombre? ¿Qué pasaría si un Arcanista pudiera controlar sus habilidades? Que ambos tuvieran una oportunidad de encontrarse... No, había un problema, Gellert Grindelwald estaba muerto, Albus Dumbledore lo había matado durante su duelo en 1945... a menos que... tuviera un hijo sin que nadie lo supiera...

La realidad volvió en sí y Harry no pudo seguir pensando. Sujetando bien fuerte su varita y con su mano libre, mientras la movía cerca de la punta de su varita, estabilizando el hechizo, comenzó a moverse hacia adelante; Daphne miraba completamente sorprendida las habilidades de su Harry, esto era completamente diferente al tiro errático que había visto cuando estaban en tercero. Miró por un costado ambos rayos colisionando, el rostro de Harry serio, para luego sentir como con un movimiento rápido de su brazo libre la volvía a poner completamente detrás de él; un segundo después un rayo blanco, remanente de la colisión de ambos hechizos, impactó a un lado de donde estaban.

Harry miraba seriamente, tenía a Daphne detrás y no podía darse el lujo de que le pasara algo. Ambos, Voldemort y él, levantaron la varita y cancelaron ambos hechizos cuando una estatua salió disparada hacia donde estaban impactando ambos rayos. Harry vio como Dumbledore aparecía por uno de los ascensores.

—¿Qué...? —gritó Voldemort y miró desde donde había salido la estatua. Y entonces susurró —. ¡Dumbledore!

—¡Harry atrás! —gritó Dumbledore poniéndose delante, entre Voldemort y él.

Por un momento Harry quiso desobedecer a Dumbledore, empujarlo con su magia como había hecho con Bellatrix y enfrentar él mismo a Voldemort, pero entonces sintió los brazos y manos de Daphne detrás, justo en su espalda y desistió, ella era más importante que cualquier batalla o venganza que pudiera querer. Lentamente y sin dejar de apuntar a Voldemort con la varita Harry retrocedió. Dumbledore tomó el control del enfrentamiento.

—¡AVADA KEDAVRA! —gritó Voldemort apuntando a Dumbledore.

Un chillido agudo y luego rayo rojo salió de la punta de la varita de Dumbledore que impacto contra la Maldición Asesina de Voldemort generando nuevamente un brillo blanco con chispas en el centro del impacto; ambos magos comenzaron a poner más magia en el hechizo y comenzaron una pelea de resistencia. En ese momento Harry noto algo que nunca había notado antes, la varita de Dumbledore gritaba, de una forma parecía, pero mucho más inestables que... su propia varita.

En la mente de Harry solo había dos grandes preguntas: ¿Quién era verdaderamente Albus Dumbledore? ¿Qué era lo que escondía? Harry solo sabía una cosa, iba a obtener sus respuestas le gustara o no a Albus Dumbledore.

Voldemort rompió la conexión y lanzó rápidamente otro haz de luz verde que golpeó directamente a Dumbledore, pero este antes de que le impactara se dio la vuelta y desapareció en medio del revuelo de su capa. Al cabo de un segundo, apareció de nuevo detrás de Voldemort y lo apuntó con la varita directamente.

—Cometiste una estupidez viniendo acá esta noche, Tom. —dijo Dumbledore con serenidad —. Los Aurores están en camino...

—¡Pero cuando lleguen, yo me habré ido y lo único que va a quedar va a ser tu cadáver! —le espetó Voldemort.

Una serpiente apareció a un costado de Dumbledore y esta se lanzó directamente al ataque. Dumbledore con un movimiento de su varita la hizo desaparecer, pero le dio suficiente tiempo a Voldemort para desaparecer y reaparecer cerca de Bellatrix que seguía arrodillada cerca de la fuente. Dumbledore se dio vuelta y uso su varita, un rayo rojo salió de la punta, nuevamente Harry volvió a escuchar gritar la varita del mago. Esta vez, Voldemort se vio obligado a crear un reluciente escudo de plata para desviarlo. El hechizo, no le produjo daños visibles al escudo, aunque le arrancó un fuerte sonido parecido a un gong, estremecedor.

—¿No queres matarme, Dumbledore? —le preguntó Voldemort asomando los entrecerrados y rojos ojos por encima del borde del escudo —. Estás por encima de esa crueldad, ¿No?, no, yo diría que sos peor que yo.

—Ambos sabemos que existen otras formas de destruir a un hombre, Tom —respondió Dumbledore, impasible, y apuntando a Voldemort con la varita comenzó a caminar hacia él como si no tuviera ningún problema —. Reconozco que quitarte la vida no bastaría para satisfacerme...

—¡No hay nada peor que la muerte, Dumbledore! —gruñó Voldemort.

—Estas equivocado —replicó Dumbledore, que continuaba acercándose a Voldemort y hablaba con despreocupación —. De hecho, tu incapacidad para comprender que hay cosas peores que la muerte siempre fue tu mayor debilidad.

Otro haz de luz verde surgió de detrás del escudo de plata. Dumbledore lo esquivo y moviendo su varita como si fuera un látigo, hizo que una larga y delgada llama, que salió de la punta, se enroscara alrededor de Voldemort, abrazando también el escudo. Pero Voldemort con un movimiento de varita convirtió la cuerda luminosa en una gigantesca serpiente que soltó a Voldemort de inmediato y se dio la vuelta, silbando furiosa, para enfrentarse a Dumbledore.

La serpiente se alzó y Dumbledore con un movimiento de su varita rápidamente le cortó el cuello y esta calló pesadamente sobre el vestíbulo derramando sangre por todos lados. Hubo un fogonazo en el aire, por encima de Dumbledore, y en ese preciso momento de la punta de la varita de Voldemort salió un haz de luz verde que fue directamente hacia Dumbledore, pero entonces Fawkes descendió en picado ante Dumbledore y en su pecho recibió directamente la Maldición Asesina, cayó al suelo, pequeño, encogido e incapaz de volar, idéntico a un polluelo de Fénix.

Harry vio que Dumbledore describía rápidamente largos y fluidos movimientos con su varita y rápidamente reconoció el hechizo, Aqua Volatem, el mismo hechizo que había usado para descubrir el misterio del Huevo Dorado y el que uso para rescatar a Daphne. El agua de la fuente se alzó como si fueran pilares, y se enrollaron en Voldemort; Dumbledore levantó ligeramente la varita y una esfera de agua se formó alrededor de Voldemort elevándolo por los aires. Durante un instante lo único que se vio de él fue una oscura, borrosa y desdibujada figura sin rostro que se estremecía sobre la fuente, que evidentemente intentaba librarse de aquella sofocante masa.

Pero de pronto desapareció, y el agua cayó con gran estruendo en la fuente, se derramó por el borde e inundó el suelo.

—¡AMO! —gritó Bellatrix.

Harry miró a todos lados al no sentir a Voldemort, bajó la varita, creyendo que había huido, pero entonces abrió la boca e inhalo como si algo lo estuviera sofocando y cayó al suelo de costado. Entonces todo se volvió negro, lo único que escuchó, antes de quedar inconsciente, fue el gritó de Daphne diciendo su nombre. Y en medio de la nada y la negrura la voz de Voldemort resonó.

—Te prometo que al final voy a hacer que sufras lo más posible antes de matarte personalmente... te lo voy a quitar todo, te voy a desgarrar, voy a hacer que te desangres de dolor...

En medio de la nada, en medio de la negrura absoluta, en medio de la oscuridad, una gota brillante y blanca, cayó sobre el espesó negro y la voz de Voldemort fue silenciada... Una segunda gota cayó y todo tomó color y una dulce tarareó resonó en medio de la nada. Harry abrió los ojos y vio a Daphne sentada a su lado en la biblioteca; él había recostado su cabeza sobre su mano y solo se había dedicado a observaba tararear una canción mientras estudiaban.

—¿Pasa algo Harry? —preguntó Daphne sonrojada al sentirse observaba por Harry.

—No... —contestó él de forma serena con una sonrisa al ser descubierto.

Una tercera gota cayó y la imagen volvió a cambiar esta vez estaba sentado bajo un medio arcó a su lado la Ravenclaw que tenía de amiga; Luna jugaba moviendo las piernas mientras esperaban a Daphne para ir a desayunar.

—¿Somos raros Harry? —preguntó Luna su típica voz soñadora mientras miraba a Harry con una gran sonrisa.

—No —contestó Harry divertido rodeándole los hombros con el brazo —. Estamos completamente locos, y eso es muy distinto mi querida Luna...

La risa de Luna se apagó cuando una cuarta gota cayó y la imagen nuevamente volvió a cambiar esta vez Harry apareció sentado en una cómoda silla enfrente de Minerva mientras ambos tomaban té.

—¿Pasa algo Harry?, te notó preocupado. —dijo Minerva mirando fijamente a Harry.

—Hoy discutí con Daphne... —contestó Harry con algo de molestia.

—¿Por qué?

—Porque dice que no se expresar lo que siento... y está preocupada por como pueda reaccionar si me encuentro con Sirius Black... —contestó Harry con desgana.

Minerva se rio.

—Bueno, tiene razón —contestó Minerva con una sonrisa —, viviste la mayor parte de tu vida en un infierno y hasta ahora hiciste un gran progreso, falta, pero estas encaminado. Creo que a lo que se refiere Daphne es que quiere que confíes más en ella.

—Pero yo confió en ella, le confiaría mi vida...

—Quiere que le muestres verdaderamente tus sentimientos.

—Le digo lo mucho que la quiero y hacemos todo lo demás, todos los días—agregó Harry sonrojándose ligeramente —. No entiendo.

Minerva se volvió a reír.

—Harry... —dijo Minerva con una sonrisa —... tomate un momento para pensar, para ser flexible, confiar y amar. Eso es lo que quiere Daphne, que le hables con el corazón.

Harry se quedó en completo silenció mientras pensaba lo que quería decir Minerva.

—El último sábado antes de navidad es la salida de Hogsmeade ¿No? —preguntó Harry. Minerva asintió —. Creo saber cómo hacer lo que decís.

—Espero que lo que estés pensando no involucre escaparte de la escuela. —dijo Minerva con un tono de advertencia.

—No, no, no, solamente voy a usar el patio central... hay algo que me gustaría hacer. —agregó Harry con una gran sonrisa.

Una nueva gota cayó y la voz de Daphne retumbó en su mente.

—Harry...

—Harry...

—¡Harry!

Harry abrió los ojos y lo primero que vio a fue Dumbledore que estaba parado y apuntando a la fuente, de la nada Voldemort apareció y entonces sintió como un par de manos sostenían su cabeza y hacían girar su cuerpo, girando la imagen en el proceso. Daphne lo había levantado levemente y arrodillada, mientras apuntaba a Voldemort con su varita había llevado su cabeza contra su pecho. Entonces todas las chimeneas que había en el vestíbulo comenzaron a sonar y los brillos del fuego verde de la red flu iluminaron parte de la sala. Voldemort retrocedió agarró a Bellatrix por uno de sus hombros y ambos desaparecieron.

—Harry —dijo Daphne desesperada mirándolo —. ¿Estás bien? ¿Qué paso?

—Voldemort intentó poseerlo, pero falló —contestó Dumbledore mientras se acercaba, se agachaba, tomaba algo y volvía a caminar en dirección a donde estaba Harry y Daphne —, ¿Estas bien? —preguntó ofreciéndole los anteojos que se le habían caído.

—Sí —contestó él, aunque temblaba ligeramente se sentó y trató de calmarse completamente.

Daphne, arrodillada donde estaba, se lanzó encima de Harry y lo abrazó por la espalda rodeándolo con sus brazos. Harry sonrió mientras tomaba los brazos de Daphne. El vestíbulo estaba lleno de gente; Harry miró hacia todos lados, en todos lados brillaban las llamas de color verde esmeralda y un torrente de brujas y magos salían por ellas. Entre el tumulto de gente un atónito Cornelius Fudge caminaba hacia donde estaban.

—¡Estaba acá! —gritó un individuo ataviado con una túnica roja y peinado con coleta y señalaba la fuente —. ¡Lo vi con mis propios ojos, señor Fudge, lo juro era Quien-Usted-Sabe, agarró a una mujer y se desapareció!

—¡Ya lo sé, Williamson, ya lo sé, yo también lo vi! —farfulló Fudge, que llevaba un pijama bajo la capa de raya diplomática y jadeaba como si acabara de correr una maratón —. ¡Por las barbas de Merlín! ¡Acá! ¡Acá, en el mismísimo Ministerio de Magia! ¡Por todos los diablos, parece mentira! ¡Caramba! ¿Cómo es posible?

—Si baja al Departamento de Misterios, Cornelius —sugirió Dumbledore, mientras daba unos pasos hacia delante; al hacerlo, varios de los recién llegados se percataron de su presencia, unos cuantos levantaron las varitas; otros se quedaron pasmados y Fudge lo miró completamente asustado —, encontrará a unos cuantos mortifagos fugados retenidos en la Cámara de la Muerte, inmovilizados mediante un embrujo antidesaparición, que esperan a que decida qué hacer con ellos.

—¡Dumbledore! —exclamó Fudge con perplejidad —. Usted... acá... yo...

—¡Cornelius, estoy dispuesto a luchar contra tus hombres y volver a ganar! —anunció Dumbledore con voz atronadora al ver como las intenciones del Ministro eran detenerlo —. Pero hace sólo unos minutos con sus propios ojos vio pruebas de que llevo un año diciéndole la verdad. ¡Lord Voldemort regresó, y en cambio hace doce meses que está usted persiguiendo al hombre equivocado; ya es hora de que empiece a usar la cabeza!

—Yo... no... bueno... —balbuceó Fudge, y miró a su alrededor, pero nadie dijo nada —. ¡Muy bien! ¡Dawlish! ¡Williamson! Bajen al Departamento de Misterios a ver... Dumbledore, usted... usted va a tener que contarme exactamente... lo que pasó. —añadió al ver todos los destrozos y hasta una serpiente gigante muerta a mitad del vestíbulo.

—Ya hablaremos de eso cuando haya enviado a Harry... y Daphne a Hogwarts. —dijo Dumbledore.

—¿A Harry? ¿Harry Potter?

Fudge se dio bruscamente la vuelta y se quedó contemplando a Harry que era besado por todo el rostro por Daphne haciendo que este se riera levemente.

—¿Qué hace él acá? —preguntó el Ministro —. ¿Qué... qué significa esto?

—Se lo voy a explicar todo cuando Harry y Daphne hayan regresado al colegio. —repitió Dumbledore.

Y entonces, Dumbledore, sacó un collar del bolsillo de su túnica, lo señaló con la punta de la varita y dijo.

—Portus.

El collar emitió un resplandor dorado y tembló ruidosamente en la mano de Dumbledore durante unos segundos, y luego volvió a quedar quieto.

—¡Un momento, Dumbledore! —gritó Fudge mientras que Dumbledore iba hacia donde estaba Harry y Daphne —. ¡No tiene autorización para usar ese traslador! ¡No puede hacer esas cosas delante del Ministro de Magia como si..., como si...! —exclamó, pero se entrecortó cuando Dumbledore lo miró autoritariamente por encima de sus gafas de media luna.

—Quiero que dé la orden de echar a Dolores Umbridge de Hogwarts —sentenció Dumbledore —. Quiero que diga a sus Aurores que dejen de buscar a mi Profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas para que pueda volver a su trabajo. Voy a darle... —Dumbledore sacó un reloj con doce manecillas del bolsillo y consultó —media hora de mi tiempo esta noche; creo que con eso va a bastar para repasar los puntos más importantes de lo que ocurrió esta noche. Después tendré que regresar a mi colegio. Si necesita usted más ayuda de mí, no dude en consultarme en Hogwarts, por favor. Me llegarán todas las cartas dirigidas al Director.

Fudge miró a Dumbledore con ojos desorbitados; tenía la boca abierta y su redondeado rostro estaba cada vez más sonrosado bajo el desordenado cabello gris.

—Yo..., usted...

Dumbledore le dio la espalda.

—Harry, Daphne, agarren esto. —les tendió el collar y ambos pusieron una mano encima, sin importarles a donde los llevara —Me reuniré con usted dentro de media hora —les aseguró Dumbledore con un tono quedado —. Uno, dos, tres...

Harry y Daphne sintieron una sensación de que tiraban de un gancho por detrás de su ombligo y el lustroso, aunque al algo destruido, suelo de piedra bajos sus pies; el vestíbulo, Fudge y Dumbledore se habían esfumado, y ambos volaban en un torbellino de sonido y color.

Al tocar el suelo con los pies, Harry se sintió ligeramente mareado, pero Daphne rápidamente lo tomó del brazo; ella lo miró con una sonrisa, amaba que su novia supiera que odiaba y seguía odiando este tipo de viajes. Antes de que ella pudiera decir algo Harry la abrazó con fuerza, ella se sorprendió en un primer momento, pero luego le devolvió el abrazo, estaba segura de que Harry tenía mucho que decir. Daphne miró en donde estaba y a su alrededor vio que era la oficina del Director.

—Todo fue mi culpa... —susurró Harry con una voz agobiante y dolida —. Sirius murió por mi culpa, todo está mal Daphne, todo... —la voz de Harry comenzó a temblar —. Permití que la visión que me envió Voldemort me engañara, hay... hay alguien dentro mío... dice ser mi parte Arcanista, hay una profecía que me involucraba con Voldemort y hay otra que me involucra con la Vieja sangre y estoy seguro que Dumbledore sabia de la primera... él conoció a la Vieja Sangre, su nombre era Gellert Grindelwald...

Daphne abrió grande los ojos y se alejó ligeramente de Harry, pero sin romper el abrazo y lo suficiente como para poder verlo; en medio de la quietud, del silencio, de la delgada línea que se asomaba en el horizonte anunciando que iba amanecer, Daphne vio el gigantesco vació y dolor en los ojos de Harry. Vio como esos ojos color esmeralda, gritaban, lloraban y pedían de forma desesperada que lo consolaran, que lo escucharan... que no lo dejaran solo.

—Tranquilo, Harry —dijo Daphne acariciando la mejilla de Harry —. No fue tu culpa la muerte de Sirius, hiciste lo que creías correcto, lo mejor es que comiences desde el principio, yo voy a estar a tu lado... siempre...

El próximo capítulo esta titulado: "El Ultimo Deseo - Parte II"

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