Obsoleto - El Orden Natural D...

By True-Doragonkingu

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Harry Potter tuvo una infancia miserable por culpa de sus tíos y ahora esta roto, pero gracias a un simple mo... More

Cuerpo Encadenado, Mente Libre
Un Mundo Lleno de Oportunidades
La Justicia de Atenea
La Chica de Los Ojos Azules
El Precio de Lo Que Decidimos Ser
El Dúo de Oro
A Quién Más Odiamos
Los Deseos de Un Corazón Roto
Juntos, Siempre Y Hasta El Final
Desde las cenizas
El Peso de Nuestra Conciencia
La Voluntad Para Hacer Lo Correcto
Las Dos Caras de Selene
El Único Deseo Es Aprender
Psicología de Masas
(No) Estas Solo
(No) Podes Avanzar
Serás lo que debas ser
Teoría del Gran Impacto
El Precio de Nuestras Decisiones
Daphne Greengrass
Tiempos de Odio - Parte I
Bases Para El Futuro
Somos Aquello que Vivimos
El Dolor de Un Pasado Todavía Presente
Una Historia Verdadera
El Poder de Amarte - Parte I
Heridas de Magia Negra
La Voz de La Razón
El Reflejo de Nuestro Corazón
Errores del Pasado
Una Dolorosa Verdad
El Poder de Amarte - Parte II
Tiempos de Odio - Parte II
El Llanto de la Serpiente
Un Nuevo Comienzo
Sueños, Pesadillas y Realidades
El Torneo de Los Tres Magos
Las Maldiciones Imperdonables
Fuerza de Voluntad
El Circulo Que Nunca Se Rompe
Vacíos Legales
Nada Es Verdad, Todo Está Permitido
El Cuarto Poder
Una Noche de Ensueño
Aquello Que Más Valoramos
El Preludio de La Locura
La Sombra
Bautismo de Fuego
El Ultimo Deseo - Parte I
Un Nuevo Año
El Caballo de Troya
La Santa Inquisición
Lucha de Poderes
El Ejército de Hogwarts
Una Muerte En La Familia
Unas Grises Navidades
La Sombra Que Nos Acecha
La Estrella Que Brilla En La Oscuridad
La Fuerza de Coerción
Compresión Empática
Transformaciones, Recuerdos y Secretos
Al Borde de La Desesperación
El Muchacho Que Odia...
El Muchacho Que Ama...
El Ultimo Deseo - Parte II
Nobles y Ancestrales Tradiciones
Las Alas de La Libertad
Las Nobles y Ancestrales Familias
La Mano Negra de La Muerte
Protegiendo Lo Que Es Nuestro
Lealtades y Pensamientos
Historias Pasadas - Parte I
Historias Pasadas - Parte II
El Valor de La Información
Historias Pasadas - Parte III
Argumentum Ad Consequentiam
Una Fría Navidad
Historias Pasadas - Parte IV
Una Segunda Resolución
Historias Pasadas - Parte V
Las Consecuencias del Pasado
El Principio del Fin
El Corazón de Luna
Preparaciones Para El Final
Cicatrices Que Continúan
Un Mundo Que Se Acaba
El Mensajero del Fin del Mundo
El Monstruo Que Gritó "Amor" En El Corazón Del Mundo
Cuando Algo Termina, Algo Comienza

Carrera Contra El Tiempo

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By True-Doragonkingu

Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año V

Capítulo LXIV

"Carrera Contra El Tiempo"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

~0~0~

Muchos alumnos y Profesores habían visto el duelo de Harry Potter contra 5 Aurores y la mismísima Directora de Hogwarts; los que estaban en ese momento en la Torre de Astronomía habían visto como un Gryffindor de quinto año derrotaba con habilidad a 5 Aurores entrenados para luego poner en jaque a la Directora y finalmente lanzar un hechizo que fallaba al final. Luego vieron, y escucharon, como los gritos de Harry Potter, retumbaban por todo el colegio bajo el efecto de la Maldición Cruciatus.

Varios alumnos todos los años que salieron de sus habitaciones al escuchar las explosiones y estridentes gritos, vieron como Harry, semiconsiente, era arrastrado por Draco Malfoy y Theodore Nott que lo tenían bien sujeto por los brazos. Detrás de ellos, la Profesora Umbridge que caminaba con una gran y sádica sonrisa mientras que golpeaba la punta de su varita contra su mano. Subieron las escaleras, caminaron por un pasillo y mientras se acercaban a una intersección en T, escucharon desde el corredor izquierdo gritos.

—¡Ah! —gritó Daphne de dolor cuando Parkinson que la tenía agarrada del pelo y de un brazo a Daphne, hizo que de un tirón su cabeza mirara el techo —. ¡Vas a pagar por esto Parkinson! —agregó enojada.

—Sí, sí, lo que digas Greengrass —contestó Pansy Parkinson con burla —. Ahora te vas a encontrar con tu noviecito y lo que les espera...

—¡Si le pusieron un solo dedo a Harry prometo que voy a convertir...! —ambos como Umbridge con Harry y su escolta se encontraron, Daphne abrió los ojos completamente sorprendida —. ¡HARRY! —gritó Daphne tratando de zafarse del agarre de Parkinson, pero esta la tiró nuevamente del largó pelo de Daphne —. ¡MALDITA BRUJA HIJA DE PUTA! ¡¿QUÉ LE HICISTE A HARRY?!

—No debería hablar de esa manera, Señorita Greengrass... —dijo Umbridge con una gran sonrisa y su voz chillona para luego ensombrecerse —... a menos que también quieras probar la Maldición Cruciatus.

Daphne abrió grande los ojos y volvió a mirar a Harry que seguía medio consiente también. Todos caminaron el cortó trayecto que faltaba y entraron en la oficina de Umbridge.

—Déjenlo en la silla —dijo Umbridge con una gran sonrisa mientras veía como Harry lentamente volvía a estar plenamente consciente. Dejó la varita de Harry sobre su escritorio y con la propia en las manos lo apuntó —. Reenervate.

Harry volvió a estar plenamente y con su vista recorrió el lugar donde estaba, las imágenes de los gatos lo miraban fijamente y el color rosado del papel que tenía sobre la pared inundaba todo. Giró su vista a la derecha y vio a Daphne que gemía silenciosamente mientras lo miraba, Pansy Parkinson estaba detrás de ella y mientras le tiraba del pelo le apuntaba con la varita en el cuello. En el centró la Profesora Umbridge.

—Me alegró que este devuelta con nosotros, Señor Potter —dijo la Profesora Umbridge mirándolo con una sonrisa. Umbridge caminó hasta su escritorio y dio vuelta un marcó y puso la foto boca abajo, tapada con la mesa para luego mirar nuevamente a Harry —. Ahora... vamos a hablar antes de que te mande a Azkaban, ¿Dónde está Dumbledore?

—No sé. —contestó Harry mirando con odio a Umbridge.

—¡Mentira! —gritó la Profesora Umbridge. La cara de Harry giró violentamente, Daphne volvió a intentar zafarse, pero Parkinson se lo impidió, Umbridge había abofeteado a Harry —. En Hogwarts solo había una persona que tiene un fénix y ese era Albus Dumbledore. Te lo voy a volver a preguntar. ¿Dónde está Albus Dumbledore?

Harry se rio de forma sarcástica.

—Cuando tome mi puesto en el Wizengamot te prometo que voy a destruir tu carrera... —contestó Harry con odio.

—Muy bien —sentenció la Profesora Umbridge —. Si así van a ser las cosas vamos a ver si vas a estar más colaborativo después de escuchar los gritos de noviecita. Cruci...

—¡NO! —gritó al mismo tiempo Harry.

Umbridge no logró terminar, un alboroto se escuchó al otro lado de la puerta, y entonces entraron varios corpulentos alumnos de Slytherin que arrastraba a Luna, Astoria y a Neville, a quien Crabbe había hecho una llave y llevaba tan sujeto por el cuello que parecía a punto de ahogarse. Los habían amordazado a los tres.

—Tenemos a los que pidió y también trajimos a la hermana de Greengrass —anunció Warrington, y luego empujo bruscamente a Astoria hacia el centro de la oficina —. La encontramos en los pasillos, trataba de llegar a donde estaba su duelo con Potter, parece ser que se enteró de lo que pasó y trato de ir a ayudarlo.

—Estupendo —dijo la Profesora Umbridge mientras contemplaba los forcejeos de Astoria —. Muy bien, parece ser que ahora que tenemos a las hermanas Greengrass, Potter va a estar más colaborativo ¿No es así Harry? —preguntó con una gran sonrisa apuntándolo con la varita.

Umbridge suspiró y mirando fijamente a Harry continuó.

—¿Dónde está Albus Dumbledore? ¿De dónde salió el fénix? —Malfoy miraba extremadamente nervioso a Harry mientras que los otros miembros de la Brigada Inquisitorial miraban a Umbridge.

—.... —Harry no dijo nada.

—Bien —sentenció Umbridge con su chillona voz —. Si no me lo vas a decir, te lo voy a tener que sacar por la fuerza. Draco, busca y trae al Profesor Snape.

Malfoy asintió y salió del despacho con nerviosismo, pero Harry apenas se fijó en él. Acaba de darse cuenta de una cosa; Snape los podía ayudar y aunque tuviera que tragarse todo su orgullo, toda la Orden del Fénix también. Minerva era uno de los dos miembros que habia en Hogwarts y con ella fuera del camino, el único que quedaba era el Profesor Snape.

En aquel momento, en el despacho sólo se escuchaban los inquietos movimientos y los forcejeos de Astoria, a los que dos alumnas de Slytherin intentaban dominar. A Neville que seguía preso por la llave de Crabbe; Daphne, por su parte, había dejado de forcejear y miraba a Harry fijamente, sus ojos reflejaban angustia, pero al mismo tiempo se la veía concentraba. Luna, a diferencia de todos, estaba de pie junto a su captora, sin oponer resistencia como Daphne, pero su miraba distraídamente por la ventana como si todo lo que estaba pasando la aburriera muchísimo, pero cuando la mirada de ella y la de Harry se encontraron vio como esta le guiño una vez el ojo. Algo había planeado la Ravenclaw.

Harry volvió a mirar a la Profesora Umbridge, que lo observaba atentamente. Sin embargo, él mantuvo una expresión insondable cuando escucharon pasos que se acercaba por el pasillo y Draco entró de nuevo en la oficina y le aguantó la puerta al Profesor Snape.

—¿Quería verme, Directora? —preguntó éste, y miró a todos los alumnos con un gesto de absoluta indiferencia.

—¡Ah, Profesor Snape! —exclamó la Profesora Umbridge sonriendo de oreja a oreja y mirando a Snape siguió —. Sí, necesito otra botella de Veritaserum. Cuanto antes, por favor.

—Le di la última botella que tenía para que interrogara a Potter —contestó Snape observándola con frialdad —. No la gastó toda, ¿Verdad? Ya le indiqué que bastaba con tres gotas.

La Profesora Umbridge se ruborizó.

—Supongo que va a poder preparar más, ¿No? —dijo, y su voz se volvió aún más infantil y chillona de lo que ya era, como ocurría siempre que se ponía furiosa.

—Desde luego —contestó Snape haciendo una mueca con los labios —. Tarda todo un ciclo lunar en madurar, así que la tendrá dentro de un mes.

—¿Un mes? —chilló la Profesora Umbridge inflando las mejillas como un sapo —. ¿Un mes, dijo? ¡La necesito esta noche, Snape! ¡Potter utilizo un fénix e intentó matarme! ¡Estoy segura que era el fénix de Dumbledore!

—¿Ah, sí? —dijo Snape, y miró a Harry fijamente —. Por casualidad... ¿Ese fénix era azulado?

—Si. —contestó Umbridge con impaciencia.

—Entonces no es el fénix de Albus Dumbledore... es la de Potter. —dijo Snape con simpleza.

—¿Y cómo es que un muchacho de quinto año tiene un fénix?

—Principio de equivalencia de intercambio...

—¿Qué?

—Alquimia... —dijo Snape lentamente.

—Bueno, no me importa ¡Quiero interrogarlo! —gritó la Profesora Umbridge fuera de sí, y Snape dirigió la vista al enfurecido y tembloroso rostro de la Directora —. ¡Quiero que me proporcione una poción que lo obligue a decirme la verdad!

—Ya se lo dije —repuso Snape con toda tranquilidad —. No me queda ni una gota de Veritaserum. A menos que quiera envenenar a Potter.

Harry que se había recobrado totalmente, cayó en la realidad de lo que habia pasado antes y estaba completamente confundido, hablándose a sí mismo, hablando de realidades, de la magia, de... Voldemort tenía a Sirius, había recordado completamente lo que habia pasado y abrió los ojos completamente sorprendido. Primero miró a Daphne con desesperación que le devolvió una mirada interrogativa y luego observó a Snape.

—¡Está usted en periodo de prueba! —bramó la Profesora Umbridge, y Snape volvió a mirarla con las cejas ligeramente arqueadas —. ¡Se niega a colaborar! ¡Me decepcionó, Profesor Snape; Lucius Malfoy siempre habla muy bien de usted! ¡Salga inmediatamente de mi oficina!

Snape hizo una irónica reverencia y se dio la vuelta para marcharse. Harry se dio cuenta que era su única oportunidad de informarle a la Orden del Fénix lo que estaba pasando.

—¡Tiene a Canuto! —gritó —. ¡Tiene a Canuto en el lugar donde murió el hijo de Septimus y Cedrella, el Rey Arturo, padre del numero perfecto!

—¿Canuto, Arturo, numero perfecto? —chilló la Profesora Umbridge mirando ávidamente a Harry y luego a Snape —. ¿Quién es Canuto? ¿Dónde murió Arturo? ¿Qué está queriendo decir, Snape?

Snape se volvió y miró a Harry con expresión inescrutable. Harry estaba seguro que alguien de la inteligencia del Profesor de pociones se habia dado cuenta, pero no podía dar más detalles delante de la Profesora Umbridge.

—No tengo ni idea —respondió Snape sin inmutarse —. Potter, cuando quiera que me grites disparates como ese, te voy a dar un brebaje silenciador. Y Crabbe, hazme el favor de no apretar tanto. Si Longbottom se ahoga voy a tener que rellenar un montón de aburridos formularios, y te va a ser imposible conseguir empleo si matas a uno heredero de una Noble y Ancestral Familia.

Cerró la puerta tras él haciendo un ruidito seco, Harry sabía que había entregado el mensaje, le gustara o no la Orden del Fenix era su última esperanza. Luego miró a la Profesora Umbridge, que parecía sentirse muy molesta; la mujer respiraba agitadamente, llena de rabia y frustración.

—Muy bien —dijo, y apuntó a Harry con su varita mágica —. Muy bien... No me queda otra alternativa. Este asunto va más allá de la disciplina escolar, es un tema de seguridad del Ministerio... Sí, antes fue en defensa propia... ahora tiene que ser para resguardar la seguridad de toda la Nación.

Umbridge suspiró un momento y con su varita casi tocando la frente de Harry, cerró los ojos y los volvió a abrir.

—No me gusta nada tener que hacer esto, Potter, pero me obligaste —afirmó la Profesora Umbridge justificando su accionar —. A vece las circunstancias justifican el empleo de la Maldición Cruciatus... Estoy segura de que el Ministro va a comprender que no tuve otro remedio... Cruci...

—¡NO! —gritó Daphne desesperada —. ¡No! ¡Harry, tenemos que contárselo!

Harry que se había preparado para recibir la maldición miró a Daphne sin entender.

—¡Tenemos que hacerlo, Harry! Va a obligarnos de todos modos, así que ¿Qué sentido tiene?

—¡Vaya, vaya! —exclamó la Profesora Umbridge, triunfante —. ¡Doña Potter nos va a dar algunas respuestas! ¡Adelante, perece ser que sos más inteligente que tu noviecito, adelante!

Astoria miraba a Daphne como fuera la primera vez que la veía. Neville, que todavía estaba medio asfixiado, la miraba también. Luna por su parte seguía mirando por la ventana como si esperara algo. Harry por su parte que seguía sin entender lo que estaba pasando, se dio cuenta de algo, la mirada de Daphne parecía desesperada, pero al mismo tiempo segura.

—Lo... lo siento, pe... perdóneme —balbuceó Daphne como si intentara calmarse —, pe... pero no puedo soportar ver cómo tortura a Harry...

—¡Está bien, niña, tranquila! —dijo la Profesora Umbridge, que agarró a Daphne por los hombros y la sentó en una butaca que habia no muy lejos. Se inclinó sobre ella y añadió —. Si, amas tanto a Potter vas a contarme todo ¿Si?

—Bueno —contestó Daphne, y tragó saliva —, iba a usar su fénix para comunicarse con el Profesor Dumbledore después de que lastimaron a la Profesora McGonagall.

Astoria se quedó mirando a sorprendida a su hermana como si estuviera diciendo el disparate más grande del mundo; Neville miró también a Daphne y hasta Luna adoptó una expresión de leve sorpresa, pero rápidamente esta se relajó. Por fortuna, la Profesora Umbridge y todos sus secuaces tenían toda la atención concentrada exclusivamente en Daphne y no se dieron cuenta en los demás.

—¿Con Dumbledore? —repitió la Profesora Umbridge, entusiasmada —. ¿Acaso saben dónde está?

—¡Bueno, no! —sollozó Daphne tapándose la cara —. Teníamos que usar las habilidades de Gaya para transportarnos a donde él estaba, solo ella sabe dónde está. Después de que deje a la Profesora McGonagall en la enfermería teníamos que ir con él, pero la fénix desapareció.

—¿Por qué tenían que ir con Dumbledore? —preguntó Umbridge impaciente.

—¡ES que..., es que necesitábamos decirle algo muy importante! —gimió Daphne, que seguía tapándose la cara; Harry, aunque estaba más perdido que antes, logró ver que todo era actuación.

—¿Ah, sí? —dijo la Profesora Umbridge —. ¿Y qué era eso que querían decirle?

—Teníamos que decirle que..., que..., ¡Que ya está lista! —balbuceó Daphne.

—¿Lista? —se extrañó la Profesora, que volvió a sujetar a Daphne por los hombros y la zarandeó ligeramente —. ¿Qué es lo que está listo, niña?

—El... el arma.

—¿El arma? ¿Qué arma? —preguntó la Profesora, que tenían los ojos que se le salían de las órbitas a causa de la emoción —. ¿Desarrollaron algún método de resistencia? ¿Un arma que puedan usar contra el Ministerio? Por orden de Dumbledore, claro...

—¡S... s... sí —afirmó Daphne todavía sollozando —, pero cuando se marchó todavía no la habíamos terminado y a... a... ahora nosotros la terminamos solos, y te... te... teníamos que ir con él para decírselo!

—¿De qué tipo de arma se trata? —preguntó con aspereza la Profesora Umbridge sin soltar el agarre a los hombros de Daphne.

—No... no... nosotros no lo entendemos del todo —respondió Daphne limpiándose las mejillas que supuestamente tenían lagrimas —. So... sólo hicimos lo que el Profesor Dumbledore no di... dijo que debíamos hacer.

—Llévame a donde está el arma. —le ordenó.

—Está bien... pero ellos no pueden venir —contestó Daphne con voz chillona a la Brigada Inquisitorial —. Podrían salir lastimados... y yo no quiero que más gente salga lastimada. —agregó Daphne volviendo sollozar.

—Está bien querida, vamos a ir nosotras solas... y nos llevamos también a Potter, ¿Te parece? ¡Vamos, arriba! —dijo la Profesora Umbridge con tono maternal.

~0~0~

Harry no tenía ni idea de que era lo que planeaba Daphne; en realidad ni siquiera sabía si tenía algún plan. Salió detrás de ella del despacho de la Profesora Umbridge y la siguió por el pasillo, consciente de que resultaría muy sospecho que se notara que él no sabía adonde iban, así que no intentó hablar con ella. La Profesora Umbridge los seguía de cerca apuntándoles con la varita.

Daphne bajó por la escalera que conducía al vestíbulo. Se escuchaban voces y ruido de cubiertos y platos que provenían del Gran Comedor. Daphne salió por las puertas de roble del castillo y bajó la escalera de piedra, donde los recibió la templada y agradable brisa de la noche. Ella siguió caminando decidida por el césped hasta que comenzaron a ver los cráteres y los animales muertos que Harry había invocado durante su duelo con Umbridge y los Aurores. El grupo de hombres no estaba, parecía ser que ya los habían trasladado.

—Está escondida en la cabaña de Hagrid, ¿No? —aventuró la Profesora Umbridge.

—Claro que no —repuso Daphne con tono mordaz —. Hagrid podría haberla puesto en marcha accidentalmente.

—Sí, claro —dijo la Profesora Umbridge asintiendo con la cabeza; su emoción iba en aumento —. Seguro que la habría puesto en marcha, ese híbrido es un bruto. Bueno ¿Dónde está?

—En el bosque, ¿Dónde quiere que este? —contestó la chica señalando los arboles —. Había que guardarla en un lugar donde los estudiantes no pudieran encontrarla.

—Sí, claro... Ustedes dos adelante.

Harry cayó de cuenta en lo que pasaba y lo que estaba pensando Daphne. Él se acercó a Daphne y la tomó de la mano y ambos comenzaron a caminar tan rápido que la Profesora Umbridge se veía en apuro a causa de lo cortas que era sus piernas.

—¿Está muy lejos? —preguntó Umbridge peleando con su túnica que se había enganchado en unas ramas?

—Sí, —contestó Daphne —. Sí está muy bien escondida.

Dejándose guiar por Daphne, Harry se preparó mentalmente para lo que viniera, no necesitaba usar su varita para transformarse en un tigre y si era necesario iba a abandonar a Umbridge si las cosas se ponían muy complicadas; otra opción era utilizar magia sin varita, pero le dolía demasiado el cuerpo y la cabeza todavía para usarlo, recibir el Cruciatus no era algo agradable. Daphne siguió guiando pisando la maleza y haciendo lo fuera para hacer una cantidad de ruido exagerado; detrás de ellos, la Profesora Umbridge se tropezó con un árbol joven caído. Ninguno de los dos se detuvo para ayudarla a levantarse; Daphne siguió andando y gritó volviendo un poco la cabeza.

—¡YA FALTA MENOS!

Harry sintió que presencias a su alrededor se acercaban. Siguieron caminando un buen rato, hasta que se adentraron tanto en el bosque que la densa cúpula de árboles impedía el paso de la luz.

—¿Falta mucho? —preguntó la Profesora Umbridge con enojo.

—¡No, ya falta poco! —gritó Daphne cuando entraban en un claro húmedo y oscuro —. Sólo un poquito más...

Harry lanzándose sobre Daphne y protegiéndola con su cuerpo, esquivaron una flecha que surcó el aire y se clavó en el trono de un árbol, produciendo un ruido sordo, justo encima de donde estaban sus cabezas. De pronto se escucharon el ruido de pisadas de caballos; Harry notó que el suelo del bosque temblaba y la Profesora Umbridge soltó un grito. Daphne y Harry se pusieron en pie y él rápidamente se puso a su novia detrás de su cuerpo. Los tres retrocedieron al ver al menos unos cincuenta centauros que salían de todas partes, con los arcos cargados y apuntándoles; lentamente se fueron adentrando hacia el centro del claro; la Profesora emitía leves gemido de terror. Harry miró de rojo a Daphne, que exhibía una sonrisa triunfante.

—¿Quién eres? —preguntó una voz.

Harry miró hacia la izquierda. Magorian había aparecido, separándose del círculo que los demás formaban alrededor de los intrusos y caminaba hacia ellos con el arco levantado. A la derecha de Harry, la Profesora Umbridge seguía gimoteando y apuntaba al centauro que se le estaba acercando con la varita, que le temblaba violentamente en la mano.

—Te pregunte quien eres, humana. —repitió Magorian con brusquedad.

—¡Soy Dolores Umbridge! —contestó la Profesora con miedo —. ¡Subsecretaría del Ministro de Magia y Directora y Suma Inquisidora de Hogwarts!, así que mucho cuidado. Según las leyes aprobadas por el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas, cualquier ataque de híbridos como ustedes contra seres humanos...

—¿Cómo nos llamaste? —gritó un centauro negro de aspecto feroz, Bane. A su alrededor, los demás murmuraban furiosos y tensaban las cuerdas de sus arcos.

—La ley quince B establece claramente que, cualquier ataque de una criatura mágica dotada de inteligencia cuasihumana, y por lo tanto considerada responsable de sus actos...

—¿Inteligencia cuasihumana? —repitió Magorian mientras Bane y otros centauros rugían furiosos —. ¡Lo que acabadas de decir es un grave insulto para nosotros, humana! Afortunadamente, nuestra inteligencia sobrepasa con creces la suya.

Un furioso centauro lanzo una flecha que pasó volando tan cerca de la cabeza de Dolores Umbridge que le arrancó unos cuantos pelos; la Profesora soltó un grito desgarrador y se llevó las manos a la cabeza mientras varios centauros lanzaban gritos de aprobación y otros reían. Los sonidos de sus fuertes pisadas resonaban en el claro apenas iluminado.

—¡Repugnantes híbridos! —gritó ella sin quitarse las manos de la cabeza —. ¡Bestias! ¡Animales incontrolados! ¡Incarcerous!

Unas gruesas cuerdas saltaron por los aires y aprisionaron con fuerza alrededor del torso del centauro, sujetándole los brazos: éste soltó un gritó de cólera e intentó liberarse sin resultados mientras que los otros centauros cargaban contra la Profesora Umbridge. Harry tomó a Daphne y la tiró al suelo cubriéndola con su cuerpo y sintió n momento de pánico, intentaba todo lo posible concentrarse en poder utilizar su magia para zafarse de este plan suicida que había ideado su novia.

Harry juntando fuerzas se levantó y tomó a Daphne haciendo que se levantara en el proceso y ambos corrieron hacia atrás. Harry extendió las manos hacia adelante, uno de los centauros galopó en su dirección; intentó capturarlos, pero la magia de Harry salió y formó una delgada pared verdusca, en el fondo, los gritos de Umbridge. Otro centauro arremetió contra ellos y Harry, extendiendo la mano que tenía libre, generó otra pared mágica con la chocó la criatura. Un par de flechas surcaron peligrosamente cerca de sus cabezas, haciendo que Harry perdiera su concentración; en un movimiento desesperado Harry se volvió a tirar encima de Daphne y las flechas volvieron a pasar por sobre sus cuerpos. Dándose vuelta rápidamente entendió las manos hacia adelante y una gran cantidad de flechas que iban en su dirección se detuvieron en el aire; más flechas comenzaron a llegar y al igual que las anteriores estas también se detuvieron enfrente de ambos. Harry sentía la respiración acelerada de Daphne en su cuello.

—Harry... perdón yo no... —dijo Daphne completamente angustiada —. Yo no pensé que nos iban a atacar.

—Tranquila... —susurró Harry.

Respirando lentamente Harry se concentró, quería hacer poder hacer nuevamente una explosión de magia como había hecho hacia un rato cuando estaba enojado, lo suficientemente fuerte como para despistar a los centauros, levantar el suficiente polvo, tierra y todo lo que pudiera ser llevado al aire, para poder tomar a Daphne, convertirse en un tigre y salir a toda velocidad de ahí. Las flechas siguieron cayendo y las mismas siguieron deteniéndose a varios centímetros de donde estaban; Harry lentamente bajo el ritmo de su respiración y trató de calmarse lo más rápido posible, sentía como la magia se acumulaba en cuerpo... pero mientras se estaba relajando, un temblor hizo vibrar todo. Todos los centauros dejaron de disparar y se detuvieron en seco mirando hacia uno de los bordes laterales del claro. Un ruido, como si estuvieran arrancando arboles junto con temblores que se iban haciendo más grandes a medida que algo parecía acercarse e hizo que todos los centauros apuntaran hacia la misma dirección. Un par de gruesos y largos troncos de árbol se separaron formando una V y la monstruosa figura de Grawp, el gigante, aparecía por un costado del claro.

Los centauros que estaban más cerca de Grawp retrocedieron; el claro se había convertido en un bosque de arcos listos para disparar: todas las flechas apuntaban hacia arriba, hacia la enorme y grisácea cara que los contemplaba desde debajo del espeso dosel de ramas. Grawp, que tenía una mueca tonta en el rostro miró hacia las criaturas que tenía debajo. De los tobillos le colgaban unas cuerdas rotas. Grawp abrió un poco más la boca y dijo:

—Jagi.

—¡Vete, gigante! —gritó Magorian —. ¡No ere bien recibido entre nosotros!

Aquellas palabras no impresionaron ni lo más mínimo a Grawp. Se enderezó un poco, los centauros tensaron aún más sus arcos y gritó.

—¡JAGI!

Harry bajo lentamente todas las flechas que todavía estaban suspendidas en el aire y cuando tocaron el suelo se paró lentamente, ayudó a Daphne a pararse también y sin soltarle la mano dijo.

—En cuanto estén distraídos, subite a mi lomo y agárrate bien fuerte.

Daphne asintió.

El gigante bajó una de las inmensas manos para golpear unos de los troncos que tenía a su alrededor para liberar su frustración, pero los centauros interpretaron diferente esta señal y cincuenta flechas salieron volando hacia el cuerpo del gigante y le acribillaron la enorme cara haciendo que gritara de ira y dolor y consiguieron que se enderezara mientras se frotaba la cara con las manos rompiendo las astas de las flechas. Grawp pateo a un centauro blanco como la nieve y la siguiente lluvia de flechas no se hizo esperar.

Sin perder el tiempo Harry se transformó en un tigre, Daphne subió a su lomo y comenzó a correr con toda la fuerza que tenía en sus patas, rápidamente se alejó del lugar y de fondo los gritos tanto de Grawp y los centauros comenzaron a ser cada vez más débiles. Harry saltó una gran rama de un gigantesco árbol, se posó en ella y con otro salto descendió rápidamente continuando su carrera. Ambos se movieron por un par de minutos hasta que el silencio reino, Harry se detuvo en seco, miró hacia la derecha y luego hacia la izquierda y entonces continuó el galope.

Entonces de la nada, vieron aparecer a Luna, y corriendo detrás de ella, Astoria y Neville. Todos tenían un aspecto lamentable: Astoria tenía unos largos arañazos en una mejilla, Neville tenía el ojo derecho amoratado, y Luna tenía un corte en el labio que todavía sangraba un poco.

—Supongo que tu plan funciono ¿No, Daphne? —preguntó Luna que tenía la varita de Harry en una de sus manos —. ¿Saben cómo seguir?

Harry se volvió a transformar y Daphne corrió a donde estaba Astoria abrazándola.

—¿Cómo lograron escapar? —preguntó Harry, atónito, al tiempo que agarraba su varita —. Gracias Luna.

—Con la ayuda de Malfoy, par de rayos aturdidores, un encantamiento de desarme y un bonito embrujo paralizante, obra de Neville —contestó Luna sin darle mayor importancia mientras le devolvía también a Daphne su varita —. Pero Astoria es loa que más se lució: a Pansy Parkinson y Millicent Bullstrode las dejo pegadas contra una de las paredes de la oficina de Umbridge. Desde la ventana vimos que iban hacia el bosque y los seguimos. ¿Qué le hicieron a la Profesora Umbridge?

—Se la llevaron una manada de centauros. —respondió Harry.

—¿Y a ustedes los dejaron acá? —preguntó Astoria impresionada.

—No, nos atacaron y escapamos con mi forma animago. —contestó Harry.

—¿Es cierto Harry? —preguntó Astoria nuevamente —. ¿Tiene a tu padrino?

—Si, en el Ministerio de Magia, en la Sala de Misterios. —contestó Harry.

Todos se quedaron en un completo silencio con aspecto de estar bastante asustados; Daphne no dijo nada, pero se sentía culpable de lo último que había pasado.

—Entonces vamos a tener que ir volando ¿No? —soltó Luna con un tono realista que Harry no estaba acostumbrado escuchar en ella.

—Claro... —contestó Harry con reproche, y la miró —. En primer lugar, olvídate del vamos, porque no vas a ir a ninguna parte, y, en segundo lugar, soy el único que tiene una escoba para poder viajar, así que voy a ir solo.

—¡Yo si voy a ir! —dijo Astoria enojada.

—No, yo voy a ir, vos te vas a quedar. —le contestó Daphne.

—¡Disculpame, pero a mí también me importa tanto como a vos lo que le pase a Sirius! —protestó Astoria —. No voy a dejar que vayas como una loca sola con Harry y que los dos se maten como hacen cada año. Aparte ya no soy pequeña y se perfectamente defenderme sola.

—Sí, pero...

—Todos pertenecíamos al EH —intervino Neville con serenidad —. ¿No se trataba de prepararnos para pelear contra Quien-Ustedes-Saben? Bueno esta es la primera oportunidad que tenemos para actuar. ¿O es que todo eso no fue más que un juego?

—No, claro que no... —contestó Harry impaciente.

—Entonces nosotros también deberíamos ir —razonó Neville —. Somos tus amigos, Harry, podemos ayudar.

—Es verdad, aparte a mí no me podés dejar de lado —coincidió Luna y sonrió —. O es que acaso te olvidas que nos enfrentamos a un hombre lobo, un asesino y todas las pruebas del Torneo de Los Tres Magos.

Harry suspiró y miro a Daphne. Sabían que sus amigos no iban a dar el brazo a torcer lo mismo que ella: Si hubiera podido elegir entre los miembros del EH para que unos cuantos lo acompañaran a rescatar a Sirius, aparte de Daphne, Luna y él mismo, jamás se le hubiera ocurrido elegir a Astoria y a Neville.

—Bueno, Valery me va a matar... —dijo Harry con frustración.

—Excelente —dijo Luna interrumpiendo a Harry —. ¡Vamos a ir volando!

—Thestrals... —susurró Harry, los había usado en tercer año para que Sirius escapara.

—¡Exacto! —contestó Luna.

Harry se trasformó en nuevamente en un tigre y comenzó a caminar siguiendo el olor de los thestrals, caminaron un par de minutos hasta que llegaron nuevamente al claro donde los terroríficos caballos tomaban agua.

—¿Qué son, esa especie de caballos? —preguntó Astoria con aire vacilante, dirigiendo la mirada hacia el claro donde Harry estaba volviendo a transformarse en un humano y hacia una gran reverencia, para luego verlo acariciar la nada —. ¿Por qué no los puedo ver?

—Porque solo la gente que vio a la muerte pueden verlos —respondió Daphne a Astoria —. En primero matamos a nuestro Profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras...

—Oh... eso no lo sabía.

—No es la mejor de las historias para contar —agregó Harry —. Hay 4 thestrals, Daphne y yo podemos ir en uno u los demás vayan en uno cada uno.

Harry ayudó a Astoria a subir a uno de los caballos y poniendo a Daphne adelante, montó a otro al igual que los demás.

La piel era sedosa y sus músculos eran duros y tonificados. Harry se acomodó de manera que Daphne sentada adelante y de lado era sujetada entre los brazos de él que se apoyaba las rodillas detrás de las articulaciones de las alas; luego miró a los demás compañeros. Neville se habia subido al lomo de otro thestral e intentaba pasarle una pierna por encima. Luna por su parte ya se había montando de lado en el suyo, y se estaba arreglando la túnica como si hiciera eso a diario. Astoria, por su parte, de lado, se abrazaba fuertemente a un cuello invisible.

—¿Listos? —preguntó Harry, todos asintieron —. A ver... —miró a un costado de la dorada y despeinada cabellera de Daphne la parte atrás de la reluciente y negra cabeza de su thestral y tragó saliva. Era más fácil ver a Sirius montarse en uno, que montarlo —. Bueno, entonces... Ministerio de Magia, entrada para visitas, Londres —indicó vacilante —. No sé si...

Al principio el thestral de Harry no se movió, pero poco después despegó las alas con un contundente movimiento que casi los derriba; el caballo se agachó un poco e inmediatamente salió disparado hacia arriba. Daphne cerró los ojos y se abrazó más Harry que tenía una sonrisa boba de satisfacción en los labios.

—Perdón Harry... —susurró Daphne —. Casi hago que nos mataran...

Harry no dijo nada y acercando sus labios al rostro de Daphne, besó su frente de forma tierna y dulce...

El próximo capítulo esta titulado: "El Muchacho Que Odia..."

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