Las escenas de acción, algo que se ve muy bien en las películas pero a la hora de hacer el guión o escribir una escena de acción para un libro, se vuelve un dolor de cabeza. ¿Cómo haces para escribir que él personaje principal de la historia, dio una patada de Karate al arma del ex esposo de su novia y que una explosión hizo que ambos cayeran al mar? O sea, así pero sin que sea tan simple. ¡Qué tortura!
Recosté mi cabeza en el desayunador, con el cursor de la laptop esperando a que lo moviera para continuar con la historia. Esta no es mi área de trabajo pero lo estoy intentando porque si Nicolás pudo escribir escenas románticas con un toque de humor, yo puedo escribir una escena de acción y suspenso... ¡Arriba, Hollie!
—"Y entonces ambos cuerpos cayeron a las frías aguas del mar. Ella miraba con horror como el cuerpo de su amado caía, sin señales de que fuera a salir de esas aguas turbulentas. Las imágenes de su hermosa relación frotaron a su mente, al mismo tiempo que una explosión volvió a sacudir el muelle. Contuvo el aliento cuando vio un cuerpo en el mar, ser arrastrado de a poco hacia la orilla. Ella no necesitó tenerlo cerca para saber que él...ya no tenía vida." —Miré con incredulidad a papá, quien me sonrió con arrogancia— Está es mi área, pequeña. No te entrometas.
—Pero... —palmeó mi cabeza al igual que lo harías con tu mascota. Fruncí el ceño, haciéndolo reír— ¡No es justo! Yo también puedo escribir escenas como esas, sólo necesito práctica.
—Se que puedes hacerlo, Hollie —puso su mano en mi hombro— Pero tu amas escribir sobre romance, es tu pasión. ¿Por qué cambiarla?
— ¿Por qué ya aburro? —me encogí de hombros ante su mirada de tristeza— Ya sabes, recibo veinte críticas por cada libro mientras que tu sólo recibes dos. ¿Qué tal si enserio soy mala para eso? Tal vez aún no he encontrado en lo que soy buena.
— ¿Qué pasó con mi niña fuerte? —Agarró mis manos y las llevó a su corazón- Mi niña con corazón de oro no se deja intimidar por esas personas sin corazón. Mi niña escribe unas escenas muy románticas que le descongela el corazón a esas que sufrieron mal de amores, haces que las personas vuelvan a creer en el amor. ¿Sabes cuando supe que serías una buena escritora? —negué con la cabeza, haciéndolo sonreír— Cuando te encontré en mi escritorio, de rodillas en la silla porque sentada no alcanzabas el teclado, sacabas tu pequeña lengua completamente concentrada en lo que escribías. Cuando me acerqué a leer tu trabajo, creí que Zac lo había hecho. Tenías una historia muy hermosa de unos conejos que se enamoraron —arrugué mi nariz al recordar ese cuento infantil— esos conejos que al cumplir seis años, se convirtieron en humanos y sus vidas se separaron. Y te pregunté de donde habías sacado esa historia, y tú respuesta fue...
—De lo que sueño o deseo ver, de lo que viene a mi mente y sale de mi corazón —respondí interrumpiéndolo. Fue mi lema durante mis primeros libros— Lo sé, Demi hasta hizo un hizo un dibujo en su libreta y le puso esa frase. Aún tengo el dibujo guardado en algún lugar de mi habitación.
— ¿Entonces cuál es el problema de ahora?
— Mi mente está vacía.
—Tu mente está ahí —señaló mi corazón— y en estos momentos, ahí sólo está Nicolás —Arquee una ceja, mirándolo sin comprender su punto—. No vas a concéntrate hasta que estés segura que él está bien. Todavía tienes que ayudarlo con algo, ¿no? Luego puedes volver a los cuentos infantiles.
— ¿Qué? —miró la laptop, negando con la cabeza
— El hecho de que hayas crecido, no quiere decir que no puedas seguir escribiendo cuentos infantiles —soltó mis manos para agarrar el Mouse de la laptop— ¿Quien dijo que Harry Potter no sería famoso por ser un cuento infantil? ¿Y qué pasó con esas personas? Oh, se tragaron sus propias palabras. Pues, yo diré que Hollie Alexandra, no Tomson ni Hamilton, puede crear un cuento infantil, que les dé una lección de vida a niños, adolescentes y hasta a los adultos. —Me guiñó el ojo— Hasta lo leeré cuando sea un anciano.
Y sin previo aviso, borró mi historia pero por algún motivo, no me molestó. Al contrario, me sentí... mucho mejor.
Lo abracé fuerte y le di las gracias antes de salir corriendo de la casa, directo a la casa de mis tíos. Ignoré a Ian cuando me saludó desde su auto, pasé por el camino hacia la puerta principal y la abrí, entrando como si fuera mi propia casa. Técnicamente, es también mi casa ya que me crecí aquí cuando mamá no podía cuidar de mí por trabajo. Bueno, todos nos hemos crecido de una casa en otra, todos se turnaban para cuidarnos. Lunes mamá cuidaba de todos, martes le tocaba a tía Lucy, miércoles le tocaba a tía Alaska, jueves para tío Lucas, y así íbamos. Es por eso que todos somos muy unidos a pesar de las peleas infantiles.
Nicky se acercó a mi cuando me vio entrar a la cocina, donde tío Lucas sacaba un pastel del horno. Mi estómago rugió, haciendo reír a Nicky, quien se abrazaba a mis piernas.
—Hice pastel de fresa para mis chicas —me dijo tío Lucas cuando me vio- ¿Quieres un poco?
¿Qué clase de pregunta es esa?
—Sabes que sí. ¿Donde está tía Lucy?
Señaló hacia arriba, concentrado en esparcir la mezcla de fresa por el pastel. Ian llegó a mi lado, Nicky me soltó por abrazar a su querido papá.
— ¿Como está mi pequeña nena? —Nicky balbuceo un "buun", queriendo decir "bien".
Nicky debería hablar para su edad pero el doctor dijo que le diéramos un poco más de tiempo ya que todos los niños son diferentes. Yo digo que Nicky es demasiado inteligente y sabe que cuando diga su primera palabra, todos se volverán locos hasta agobiarla.
Salí de la cocina cuando Tory entró con una cara de pocos amigos y empezó a comerse las fresas para la decoración del pastel. Ahí hay drama y no quiero estar involucrada. Subí las escaleras de dos en dos, hasta llegar al pasillo, justo cuando tía Lucy venía saliendo de la habitación de Tory. ¿Estaban discutiendo? Eso es raro...
—Oh, Hollie — me abrazó por un segundo y luego besó mi mejilla— ¿Cómo estas, cariño?
—Tengo que contarte algo.
Me llevó a la oficina de tío Lucas, lugar en el que todo dice "espacio de hombre", salvo el escritorio lleno de fotos de Tory y de los tres juntos, junto a un florero lleno de rosas moradas y rosas. Papá también tiene fotos mías y de Zac en su escritorio pero la foto de mamá en su vestido de novia, está colgado en una pared, junto a una repisa llena de revistas de moda. Cada mujer tiene algo que la representa.
—Soy toda oídos —me dijo cuando se sentó en la silla frente a mí.
—Colette Vien, ex esposa de Keller Ricci —su rostro de tranquilidad paso a ser a uno de enfado—Parece ser que la recuerdas.
—Esa maldita arpía se desnudó enfrente de mí marido para tratar de conquistarlo —bufó, cruzándose de brazos—. Tiene unos pechos más falsos que tu virginidad.
— ¡Oye! — me queje con las mejillas ardiendo de vergüenza.
— ¿Seguirías virgen teniendo a un novio como Nicolás, quien escribe mil escenas eróticas? Ni la más Santa podría seguir virgen, Hollie.
No discutiré contra eso porque... es cierto. Pero obviamente no de lo diré. Tía Lucy puede ser igual de molesta que tío Lucas cuando se lo propone. Es por eso y mil razones más que son el uno para el otro.
—El asunto es qué es la mamá de Nicolás y ella lo hizo sufrir.
—Y yo quiero hacer que ella sufra, al igual que tú —me sonrió con complicidad— La nueva Hollie me gusta más.
—Yo no he dicho que quiero que sufra —rodó los ojos, sin creerme— Lo dijiste tú.
—Tu cola puntiaguda también lo dijo.
Suspiré, dándome por vencida. No tiene caso ocultarlo. Por más que mis padres me hayan criado para ser "una niña buena", mi lado malvado siempre está presente.
Y ser la mala tampoco es "malo" si lo haces para defender a quienes quieres.
—Bien, quiero hacer que sufra por haber hecho llorar a mi hombre, ¿feliz?
— ¡Esa es mi hija nacida de otra madre! — Se limpió una lágrima falsa—Estoy orgullosa de haberte heredado mi lado malvado.
No creo que mamá esté muy feliz con eso pero... ¿Qué más da?
¡Venganza!