Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.
Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.
El Orden Natural de Las Cosas.
Año V
Capítulo LIII
"La Santa Inquisición"
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—DIALOGO NORMAL—
—(PENSAMIENTO)—
—"PARSEL"—
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La quaffle salió disparada de la mano de Katie Bell directamente al aro principal, momentos antes de llegar, con un rápido movimiento fue detenida. Repitiendo nuevamente la acción, pero esta vez Katie Bell, pasándole y recibiendo sucesivamente a Alicia Spinnet, lanzó a uno de los aros laterales, nuevamente, con un rápido movimiento de escoba, la quaffle fue atrapada.
Angelina la capitana y sucesora de Wood, y Harry que estaba parada a su lado, se miraron entre si y volvieron a observar fijamente la práctica. Cuando el tiempo había terminado, solo 5 veces en total ambas cazadoras habían logrado anotar. Con un pitido del silbato Angelina dio por terminada la evaluación; las cazadoras y el nuevo jugador que estaba siendo evaluado bajaron.
—¿Qué opinas Harry? —preguntó Angelina a Harry que miraba serio.
Ron Weasley, que acababa de ser examinado para el puesto de guardián, esquivó la mirada seria de Harry. Harry abrió una vez la boca y la volvió a cerrar, se mordió el labio y miró al suelo y volvió a mirar a Ron Weasley que no lo miraba.
—¿Y bien?, ¿qué opinas?, la decisión tiene que ser unánime, Harry. —dijo Angelina nuevamente.
—Creo que todavía le falta un poco para igualar a Wood —dijo Harry. Ron Weasley miró fijamente a Harry. Harry suspiró y se colgó su Saeta de Fuego en el hombro —. Vicky Frobisher fue la que mejor resultado tuvo, pero su falta de predisposición para los entrenamientos no la hace viable, Geoffrey Hooper sabe manejar muy bien su escoba, pero lo único que hace es quejarse. Y finalmente, Ron Weasley, no fue el que le fue mejor, pero su escoba es nueva, necesita terminar de adaptarse a ella y es el que mejor predispuesto esta por el equipo.
Harry miró un segundo el cielo, iba a lamentarse lo que iba a hacer. Él no se lo merecía, no se merecía que lo favoreciera; había sido un dolor de cabeza durante el último tiempo y verdaderamente se merecía que todas sus oportunidades de entrar al equipo fueran arruinadas, que fueran completamente pisoteadas y destruidas. Una parte de él quería que sufriera y que Ron Weasley se sintiera miserable, pero no podía...
—Creo que con un poco de practica va a hacerlo mejorar... —Harry fijamente miró a Ron Weasley a los ojos —. Doy mi visto bueno, si todos los demás están de acuerdo puede entrar al equipo. —agregó Harry caminando con su escoba en el hombro.
Ron Weasley se quedó mirando con los ojos bien abiertos y sorprendido la silueta de Harry que desaparecía por los vestuarios.
Daphne sentada no muy lejos de donde estaba ubicados los vestuarios, se paró con una sonrisa cuando vio a Harry acercarse. No tuvo que esperar mucho tiempo para que él llegara también con una sonrisa.
—¿Te fue bien en la práctica? —preguntó Daphne abrazando el brazo de Harry mientras ambos comenzaban a caminar con dirección al castillo.
—Si... se podría decir que fue bien, ¿Van a hacer algo con Umbridge?, lo que le hizo a Judith no pueden dejárselo pasar.
—En Slytherin las opiniones están divididas, los más extremistas como Nott y Parkinson, creen que Judith no tendría que haber hablado y que lo que está haciendo Umbridge está bien, otros simplemente se limitan a esperar y ver qué pasa, pero lo que paso con Judith los hace decantarse más a estar en contra que a favor.
—Hoy por la mañana lo profesores no parecían muy contentos, al menos Snape y Minnie parecía que querían matar a Dumbledore y a Umbridge con la mirada —Harry suspiró, miró a Daphne que le sonreía con sus mejillas sonrosadas y sonrojándose también sonrió —. No me dijiste como dormiste... —agregó con una mirada picara.
—Ooooohhh, muy bien...
—¿Solo muy bien? —preguntó Harry de forma se acercando su rostro al de Daphne.
—No es lo mismo... pero sirve. —contestó Daphne mientras cerraba sus ojos y se acercaba a sus labios a los de Harry.
Pero cuando estaban por unir sus labios un grito resonó.
—¡Potter!
Daphne miró con fastidio el lugar de donde provenía el grito y vieron a Ron Weasley corriendo hacia donde estaba ellos. Daphne resoplo molesta y dijo.
—Si no lo matas vos, lo voy a hacer yo...
Harry se rio y beso la mejilla de su novia que cruzaba los brazos sobre su pecho mientras veían a Weasley acercarse.
—¡Potter! —volvió a gritar Ron Weasley.
—¿Qué pasa Weasley? —preguntó Harry.
—¿P-por qué...? —preguntó agitado, apoyándose sobre sus rodillas mientras tomaba aire para luego mirar a Harry —. ¿Por qué dijiste que sí? ¿Por qué me permitiste entrar al equipo?
Daphne miró a Harry con una ceja levantada.
—Podrías haberte negado, y hacer que no entrar... —dijo mirando al suelo y poniéndose derecho —. A pesar de todo ¿Por qué me dejaste entrar?
—¿Por qué? —preguntó Harry de forma distraída mirando nuevamente al cielo. Por un momento Daphne vio a Luna en Harry. Harry volvió a mirar a Ron —. No sé porque, en el fondo, una parte de mi cabeza decía que tenía que aplastar tus sueños de pertenecer al equipo, que tenía que devolverte toda la mierda que me hiciste pasar a Daphne, a Luna, a Hermione y a mí. Tenía que aplastarte, ver tu sufrimiento y sentirme bien, y sentir el placer de verte recibir lo que mereces... Pero... no pude, al final fui incapaz de hacerte eso. No me preguntes el ¿Por qué?, porque eso ni yo lo sé. Simplemente fui incapaz...
Harry miró a Daphne, ambos se miraron por un momento y entrelazando los dedos de sus manos se fueron caminando dejando a un Ron Weasley completamente confundido. Las nubes grises se movían lentamente con el frio aire de otoño, el invierno se acercaba.
—¿Me estoy volviendo demasiado blando? —preguntó Harry al aire mientras entraban al Gran Comedor para merendar con Luna que los miraba ya sentada en la mesa de Gryffindor.
—No, siempre fuiste así. Aparte, ¿Creí que la bruja malvada era yo? —dijo Daphne divertida.
—¿Bruja malvada?
—Sí, así me llamo una vez Malfoy cuando estábamos en tercero.
—¿De verdad?, no conocía esa historia.
—Oh, habíamos terminado de cenar y él...
~0~0~
La tarde del sábado, Harry había recibido una carta en un sobre completamente negro que decía, ABRIR CUANDO ESTES SOLO. Harry, Daphne y Luna, solos ante la chimenea del aula que les habían cedido en el tercer piso, abrieron la carta y comenzaron a leer.
Para Lord Harry Potter.
Sé que no me comunique antes y que tendría que haberlo hecho, te prometí ayuda, y quiero que no pierdas tu confianza en mí. Pero las comunicaciones estaban vigilas y no podía escribirte durante el verano.
Creo que debería empezar por el principio; Dolores Umbridge, secretaria personal del Ministro de Magia Conelius Fudge, una mujer completamente desquiciada que odia los nacidos muggles, semihumanos y que no va a dudar usar el método que requiera para cumplir sus ambiciones e intentar escalar en los escalones del Ministerio. Supongo que te estarás preguntando si responde al Señor Tenebroso, la respuesta al menos lo que yo sé, es un no. Umbridge, sigue fielmente a Fudge en su paranoica guerra con Dumbledore.
Padre me contó que Fudge cree que Dumbledore está formando un ejército para poder derribar al Ministro y de esta forma tomar él el poder, esta es la razón de la curiosa casualidad de porque la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras es solamente teórica, según el Ministerio. En lo personal recomiendo, que la evites todo lo posible, estoy seguro que en el Ministerio están intentando entregarle mucho más poder y que leas El Profeta, ya sé que no fue muy benevolente con tu imagen, pero en cuanto hagan un movimiento lo van a anunciar ahí.
El ambiente esta tenso, todos los hijos de los seguidores lo saben, Él se está moviendo y mi padre lo sigue; no creo que fuese extraño que hubiera estado esa noche y tampoco sería raro que me obligue a mí a que lo siga. Tenes que tener mucho cuidado, no confíes en nadie que venga del Ministerio, padre me lo dijo, Él va a comenzar a tomar el gobierno de forma silenciosa. Vas a tener que tener extremo cuidado con Daphne Greengrass, atacar a una familia sangrepura y una de los Sagrados Veintiocho no es el estilo de Él, pero si tenes que tener cuidado con los métodos sangrepura. Cyril Greengrass es conocido por ser un oportunista y no va a dudar entregar la cabeza de sus hijas para salvarse él mismo...
Por ahora es todo lo que puedo decir. Cuando termines de leer esta carta, quemala, no puede haber rastro de que nos comunicamos
DM
Daphne se masajeó los laterales del tabique, suspiró para luego mirar a Harry que estaba sentado al lado suyo y dijo
—Odio admitirlo, pero Malfoy tiene razón...
—Tranquila Daph —dijo Harry con una sonrisa rodeando a su novia por los hombros con su brazo —, ya nos vamos a adaptar, siempre lo hacemos.
—Entonces... —comentó Luna —, al final lo peor todavía está por venir...
—Eso parece...
Los tres se quedaron en silencio un rato, Daphne abrazando el brazo de Harry y Luna apoyando su cabeza en hombro de su amigo. Harry estaba por decir algo, pero una extraña sensación apareció, se levantó y comenzó a mirar a todos lados.
—¿Pasa algo, Harry? —preguntó Daphne.
—Hay algo... se está...
Harry se dio vuelta y miró las llamas de la chimenea, de la nada el rostro de Sirius apareció de la nada. Harry entrecerró los ojos y sacó su varita apuntando a las llamas, el hechizo de agua está en la punta de su lengua, un movimiento y fue iba a extinguirse...
—¡HARRY! —exclamó Sirius —. No por favor.
Daphne y Luna se levantaron y miraron también el rostro de Sirius.
—Harry, por favor, no apagues el fuego. —dijo Sirius con un tono suplicante
—Dame una razón para que no haga eso.
—Por favor... yo... quería que habláramos —dijo Sirius con tono melancólico.
—No tenemos nada que hablar. —contestó Harry fríamente.
—Perdón Harry... yo tendría que haberte dicho para que te llevaba a Grimmauld Place...
—Jugaste conmigo Sirius —interrumpió Harry molesto —. Te di mi confianza y escupiste encima de ella. Vos sabias el infierno que había sido mi pasado —Harry levantó el tono de voz y comenzó a hablar enojado —, lo sabias. Sabías que no le doy la confianza a cualquiera, pero intentaste engañarme. ¿Por qué debería perdonarte?
—Perdón... —dijo Sirus —, yo no tendría que haber hecho eso... fui un estúpido, sos lo único que me queda, no quiero que las cosas queden así, Harry.... Si no me queres perdonar y queres que salga de tu vida —la voz de Sirius se trasformó en un susurró —, yo... lo voy a hacer, pero por favor Harry, perdóname, sos lo único que me queda...
Harry miró un momento a Sirius a los ojos y se mordió el labio.
—Perdón Sirius... pero no puedo —dijo Harry. En el fuego, Sirius abrió bien grande los ojos y unas gruesas lagrimas comenzaron a caer —, al menos ahora, no puedo perdonarte... en el verano te voy a dar mi respuesta, pero no antes.
Los ojos de Sirius brillaron y una débil sonrisa apareció.
—Está bien Harry..., perdón.
Harry movió su varita y un chorro de agua golpeó el fuego apagando. Harry cayó sentado contra el sofá que estaba detrás de él y se llevó las manos a la cabeza mordiéndose los labios. A su lado Daphne tocó su hombro, Harry viendo primero la pulsera de plata que invocaba la espada de Gryffindor y luego a Daphne sonrió tristemente...
Los tres sentados junto con Hermione y Neville, creyeron que esa mañana iba a ser tranquila, pero no fue así. Harry abrió grande los ojos cuando vio el titular de uno de las copias de El Profeta, con una mano temblorosa lo tomó y mientras que Daphne ahogaba un gemido de sorpresa, comenzó a leer en voz alta.
EL MINISTERIO EMPRENDE LA REFORMA
EDUCATIVA Y NOMBRA A DOLORES UMBRIDGE
PRIMERA SUMA INQUISIDORA
—Umbridge... Suma Inquisidora —repitió Harry desconcertado. Luna miró con los ojos bien abiertos a Harry.
Harry miró a todos que lo miraban expectantes y comenzó a leer nuevamente.
—Hace tiempo que el ministro está preocupado por los sucesos ocurridos en Hogwarts, explicó el asistente del ministro, Percy Weasley. Y el paso que acaba de dar ha sido la respuesta a la preocupación manifestada por muchos padres angustiados respecto a la orientación que está tomando el colegio, una orientación con la que no están de acuerdo. No es la primera vez en las últimas semanas que el ministro, Cornelius Fudge, utiliza nuevas leyes para introducir mejoras en el colegio de , el 30 de agosto, se aprobó el Decreto de Enseñanza n.° 22 para asegurar que, en caso de que el actual director no pudiera nombrar a un candidato para un puesto docente, el Ministerio tuviera derecho a elegir a la persona apropiada. Así fue como Dolores Umbridge ocupó su actual puesto como profesora en Hogwarts, explicó Weasley anoche. Dumbledore no encontró a nadie para impartir la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras... y por eso el ministro nombró a Dolores Umbridge, lo que ha constituido, por supuesto, un éxito inmediato...
—¿Qué hizo QUÉ? —saltó Daphne.
—Espera un momento, hay más. —dijo Harry de forma apresurada —. ... por supuesto, un éxito inmediato porque ha revolucionado por completo el sistema de enseñanza de dicha asignatura y porque así proporciona al ministro información de primera mano sobre lo que está pasando en Hogwarts. El Ministerio ha formalizado esta última función con la aprobación del Decreto de Enseñanza n.° 23, que crea el nuevo cargo de Sumo Inquisidor de Hogwarts. De este modo se inicia una emocionante nueva fase del plan del ministro para poner remedio a lo que algunos llaman el "descenso de nivel" de Hogwarts, explicó Weasley. El Inquisidor tendrá poderes para supervisar a sus colegas y asegurarse de que su trabajo alcance el nivel requerido. El ministro ha ofrecido este cargo a la profesora Umbridge, además del puesto docente, y estamos encantados de anunciar que ella lo ha aceptado. Las nuevas medidas adoptadas por el Ministerio han recibido el entusiasta apoyo de los padres de los alumnos de Hogwarts. Estoy mucho más tranquilo desde que sé que Dumbledore estará sometido a una evaluación justa y objetiva, declaró el señor Lucius Malfoy, de 41 años, en su mansión de Wiltshire. Muchos padres, que queremos lo mejor para nuestros hijos, estábamos preocupados por algunas de las descabelladas decisiones que ha tomado Dumbledore en los últimos años y nos alegra saber que el Ministerio controla la situación. Entre esas, descabelladas decisiones, están sin duda los controvertidos nombramientos docentes, anteriormente descritos en este periódico, que incluyen al hombre lobo Remus Lupin, al semigigante Rubeus Hagrid y al engañoso ex Auror Ojoloco Moody. Abundan los rumores, desde luego, de que Albus Dumbledore, antiguo Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos y Jefe de Magos del Wizengamot, ya no está en condiciones de dirigir el prestigioso Colegio Hogwarts. Creo que el nombramiento de la Inquisidora es un primer paso hacia la garantía de que Hogwarts tenga un director en quien todos podamos depositar nuestra confianza, afirmó una persona perteneciente al Ministerio. Dos de los miembros de mayor antigüedad del Wizengamot, Griselda Marchbanks y Tiberius Ogden, han dimitido como protesta ante la introducción del cargo de Inquisidor de Hogwarts. Hogwarts es un colegio, no un puesto de avanzada del despacho de Cornelius Fudge, afirmó la señora Marchbanks. Esto no es más que otro lamentable intento de desacreditar a Albus Dumbledore. (En la página 17 encontrarán una detallada descripción de las presuntas vinculaciones de la señora Marchbanks con grupos subversivos de duendes.)
—Entonces la guerra comenzó... —susurró Harry cuando terminó de leer.
—Si —afirmó Daphne mirando seria el periódico —. Esto significa que Fudge va a intentar aplastar cualquier tipo de accionar a favor del Dumbledore y luego va a intentar suprimirlo a él, una estrategia no muy descabellada.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Neville, un tanto nervioso.
—Nada —dijo Harry de forma seca —, al menos por ahora nada. Tenemos que salir de la mira de Umbridge y pensar que hacer. No creo que le sea tan fácil evaluar a los profesores, sobre todo a la Profesora McGonagall. —agregó Harry esbozando una sonrisa.
~0~0~
Durante primer y segundo año, el Profesor Snape había sido una persona muy fría con Harry, sin embargo, ambos se habían tratado con respeto; mientras que Harry hiciera bien sus tareas, estudiara para sus exámenes y realizara correctamente las pociones, Snape lo trataba como cualquier otro alumno. En tercero, la relación entre estudiante y Profesor se había vuelto extremadamente tensa hasta que Harry se disculpó con Snape por los errores de su padre, a partir de ahí, el Profesor de Pociones había comenzado a tratar mejor al Gryffindor y hasta se podría decir que lo ayudaba. Pero después del incidente con Judith, la opinión que tenía Snape sobre Harry había cambiado totalmente, suficiente como para que, en su redacción de la poción de la clase pasada, con una leve sonrisa, decir.
—Buen trabajo, Potter, espero verte en las clases avanzadas de Pociones. Seguí así.
—Gracias, Profesor Snape.
Snape asintió y Harry volvió a su lugar.
Harry había tenido que ver a Umbridge en la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras pero sus deseos de no tener que verla se vieron aplastados cuando, sentado en primera fila, junto con Daphne, con los murmullos de fondo, en la clase de Transformaciones, la vieron entrar y sentarse en un rincón; Minerva, poco después de que Umbridge había llegado, entró con aire marcial sin dar ni la más leve muestra de saber que la Profesora Umbridge estaba ahí.
—¡Ya basta! —exclamó, y todos se callaron de inmediato —. Señor Finnigan, haga el favor de venir a buscar las tareas corregidas y repártalos. Señorita Brown, agarré la caja de ratos, por favor; no seas tonta, niña, no te van a hacer nada, y dele uno a cada alumno.
La Profesora Umbridge usó la misma tosecita ridícula con la que había interrumpido a Dumbledore la primera noche del ciclo escolar. La Profesora McGonagall, sin embargo, la ignoró por completo.
—Muy bien, escúchenme todos con atención. Dean Thomas, si volver a hacer eso a tu ratón voy a castigarte. La mayoría de ustedes ya consiguieron que sus caracoles desaparezcan, e incluso quienes le dejaron un poco de caparazón captaron lo esencial del hechizo. Hoy vamos a...
Nuevamente la tosecita de Umbridge interrumpió a McGonagall
—¿Si? —preguntó la Profesora McGonagall juntando las cejas que formaban una larga y severa línea mientras miraba a Umbridge.
—Estaba preguntándome, Profesora, si habría recibido usted la nota en la que le detallaba la fecha y la hora de su supervi...
—Es evidente que la recibí, porque si no ya le hubiera preguntado que está haciendo en mi aula —la interrumpió la Profesora McGonagall, y dicho eso le dio la espalda. Muchos estudiantes intercambiaron mirada de placer —. Como iba diciendo, hoy vamos a practicar el hechizó desvanecedor con ratos, lo cual resulta mucho más difícil. Bien, el hechizo desvanecedor...
Nuevamente Minerva fue interrumpida.
—Me gustaría saber —empezó la Profesora McGonagall, conteniendo su ira y volviéndose hacia la Profesora Umbridge —cómo espera hacerse una idea de mis métodos de enseñanza si no para de interrumpirme. Verá, por lo general, no tolero que la gente hable cuando estoy hablando yo.
Umbridge se quedó como si acabara de recibir una bofetada. No dijo nada, pero colocó bien las hojas de pergamino que estaba agarradas con el sujetapapeles y empezó a escribir furiosamente.
La Profesora McGonagall, haciendo gala de su suprema indiferencia, se dirigió de nuevo a los alumnos.
—Cómo iba diciendo, la dificulta del hechizo desvanecedor es proporciona a la complejidad del animal que queremos hacer desaparecer. El caracol, que es un invertebrado, no supone un gran desafío; el ratón, que es un mamífero, plantea un reto mucho mayor. Por lo tanto, éste no es un hechizo que puedan realizar si están pensando en la cena. Bien, ya conocen el conjuro, vemos de que son capaces...
Minerva caminó hasta la mesa donde estaba Harry y Daphne, mirándolos a ambos con una sonrisa y agarrando la varita con las dos manos desde la punta y el mango dijo
—Bien, Señor Potter, podría hacernos una demostración del hechi...
—Excelente sugerencia Profesora McGonagall —interrumpió Umbridge con una sonrisa mientras miraba a Harry y se iba acercando hasta donde estaba. Harry creyó ver que el ojo de Minerva aparecía un tic —, vamos a ver lo que el Señor Potter puede hacer...
Harry sonrió y sacando su varita de su portavarita hizo un movimiento y el ratón desapareció completamente.
—Perfecto Señor Potter, diez puntos para Gryffindor —felicitó Minerva con una sonrisa de suficiencia dirigida hacia Umbridge para después mirar a Daphne —. ¿Señorita Greengrass, podría?
Daphne asintió.
—Evanesco. —pronunció Daphne fuerte y claro mientras movía su varita.
El ratón también desapareció.
—Un excelente trabajo, Señorita Greengrass, diez puntos para Slytherin.
Umbridge pareció anotar algo en su pergamino, se levantó y miró fijamente a los ojos a Minerva.
—Dígame —dijo la Profesora Umbridge mirando a su colega —, ¿Cuánto tiempo hace exactamente que imparte esta clase?
Minerva miró de forma desafiante y sosteniendo con fuerza su varita contestó.
—En diciembre voy a cumplir 39 años como educadora de Hogwarts y Profesora de Transformaciones. —dijo con orgullo.
—Eso es mucho tiempo —repuso la Profesora Umbridge, y lo anotó en sus hojas de pergamino —. ¿Y fue el Profesor Dumbledore quien le ofreció el puesto?
—No —respondió Minerva con sequedad —, fui elegida y evaluada entre los distintos candidatos y salí seleccionada.
La Profesora Umbridge lo anotó también.
—En los registros del Ministerio dice que tomó la tutoría de Harry Potter y luego le fue arrebata, podría hablarme de eso. —dijo Umbridge con una sonrisa.
Todos los estudiantes miraron sorprendidos. Incluso Minerva se sorprendió, ese había sido uno de los secretos mejor guardados de Hogwarts; la mirada de Harry se ensombreció, Umbridge iba a jugar sucio, él eso lo sabía, pero lo que ella no conocía, era que él también podía jugar su mismo juego. Harry se paró sorprendiendo a todos.
—Profesora Umbridge, como de Jefe de la Noble y Ancestral Casa de Los Potter, miembro del Wizengamot y ocupante de una de las bancas de los diez, creo tener el suficiente poder para ayudarla en su informe—dijo Harry con una sonrisa —. Creo que estoy más que apto para poder validar su evaluación a la Profesora McGonagall e incluso darle mucho más peso con mi firma y mi sello. ¿No le parece?, le podríamos ahorrar a la Profesora McGonagall la espera por su informe
Umbridge abrió y cerró un par de veces la boca molesta, todos miraron a Harry sorprendidos.
—Bien —dijo con una falsa sonrisa y un claro tono de molestia tendiéndole los papeles a Harry —. Por favor Lord Potter, termine la evaluación.
—Muchas gracias, Profesora Umbridge —respondió Harry tomando los papeles y con su varita borrando todo lo que decía —, es un placer para mi ayudar a tan diligente funcionaria.
Harry guardó su varita, tomó su pluma y miró a una sorprendida Minerva a los ojos con una sonrisa.
—Bien, Profesora Minerva McGonagall, 4 de octubre de 1935, Caithness, Tierras Altas, Escocia —dijo Harry mientras anotaba —. Entonces hace 39 años que trabaja en Hogwarts, la calificación de sus clases es excelente, explicaciones ejemplares detalladas y demuestra un alto nivel de conocimiento. Demuestra un profundo interés en la materia y en ayudar a sus alumnos cuando lo necesita, al igual que una magistral y ejemplar habilidad en todas las ramas de las transformaciones. ¿Cree que hay que hacer algún cambio al plan de estudio o a Hogwarts?
—N-no. —contestó Minerva todavía sin salir de su estupor.
—Entiendo —dijo Harry escribiendo en el pergamino —. Me alegro que este conforme.
Harry firmó la parte inferior del pergamino y llevando la gema de su anillo al papel, el escudó de la Noble y Ancestral Casa de Los Potter apareció validando el documento. Umbridge, sonriendo de forma fingida para ocultar su molestia, salió del aula. Minerva miró a Harry que se sentaba y caminando lentamente se sentó detrás de su escritorio.
Umbridge no volvió a aparecer en ninguna de las clases en las que Harry asistía.
Durante la cena Harry, Daphne, Luna, Hermione y Neville, cenaban tranquilamente en la punta más cercana a la puerta de la mesa de Gryffindor.
—¿No se puede decir algo para que saquen a Umbridge? —preguntó Neville en voz baja —. Tendríamos que decir algo sobre lo mala Profesora que es y sobre el hecho de que con ella no vamos a aprender nada de Defensa.
—No podemos, fue elegida por Fudge y mientras que Dumbledore sea Director no la va a sacar. —contestó Daphne-
—Harry nos podría enseñar —dijo Hermione con una sonrisa. Harry la miró con una ceja levantada —. Podríamos actuar por nuestra cuenta...
Harry y Daphne se miraron y se rieron.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Hermione molesta.
—Hermione, con Daphne y Luna venimos haciendo eso desde que empezamos Hogwarts. —contestó Harry con una sonrisa.
—Bueno, con más razón, podrías enseñarnos más que Umbridge. Estoy seguro que serias un gran profesor. —volvió a hablar Hermione.
Harry la miró fijamente a Hermione. Luego miró a Daphne que lo miraba como esperando una respuesta, la idea no era tan descabellada. Luna miró a Harry y dijo.
—No es mala la idea. Harry conoce muchos hechizos y tiene facilidad para la magia —Harry miró esta vez a Luna —. Harry soy realista, nos enseñaste a mí y a Daphne el Encantamiento Patronus y muchos hechizos que ni siquiera los adultos conocen, como cuando estabas preparándote para las pruebas del Torneo. Te enfrentaste a muchos peligros, tenes mas experiencia que nadie.
Harry miró con algo de exasperación a Luna y luego volvió a mirar a Daphne que sonríe.
—Daph... ayúdame, ambos pasamos por mismo... —Harry miró a sus amigos que lo miraban expectantes —. Parece fabulosas todas las historias que escuchan sobre mí, pero todas fueron sobre todo suerte, con Daphne muchas veces nos lanzamos a un peligro que no teníamos bien en claro a que nos íbamos a enfrentar.
Hermione, Neville, Luna y hasta Daphne sonrieron.
—No se queden como idiotas sonriéndome —dijo Harry serio —. Escúchenme y que les quede claro, soy un Arcanista, soy sensible a la magia, es la única razón por la que se me dan bien los hechizos y sobre todo las trasformaciones y dudo siquiera de saber bien que soy. Entiendan en primero, casi nos matan a Daphne y a mí, en segundo Luna terminó petrificada y Daphne casi muerta, en tercero... perdí ante Sirius Black... no soy tan buen duelista... no soy bueno en Defensa Contra Las Artes Oscuras... y muchas de las razones de porque triunfé, fue gracias a que algo pasó o porque recibí ayuda en el momento indicado...
—Pero Harry... —dijo Hermione.
—No tienen idea de lo que es enfrentarse a Él, ¿Creen que basta con memorizar un par de hechizos y lanzarlos, como si estuviéramos en clase? En esas circunstancias estas totalmente consciente de que no hay nada que te separa de la muerte excepto..., no sé, agallas o lo que sea, como si fuera posible pensar cuando te están amenazando que van a violar grupalmente a tu novia hasta que ella pida morir. Es imposible —dijo Harry frustrado. La sonrisa de todos se borró —. Ver morir gente... matar. Lo que se siente cuando uno se enfrenta a situaciones de así... eso nunca lo enseñan en clase. Y muchos me miran pensando que yo soy muy listo porque estoy vivo y Diggory estúpido porque está muerto, como si él hubiera metido la pata... Nadie lo entiende en el fondo; podía pasarme a mí, me habría pasado de no ser que Voldemort me necesita para...
—Nosotros no queríamos decir eso, Harry —se excusó Neville, que miraba preocupado a su amigo —. No nos estábamos metiendo con Cedric, no pretendíamos...
—Hay muchas cosas que no entienden... hay cosas allá afuera que están por encima de nuestra comprensión, si pudiera explicárselos... pero no puedo, es imposible, no lo podrían entender...
—Está bien Harry. —dijo Neville.
—Perdón —comentó Hermione —, no queríamos incomodarte... pero si él... volvió, necesitamos aprender a pelear, yo soy una nacida de muggles, si él vuelve a tomar el poder, entonces... yo...
Harry se rio enternecido.
—Está bien, Hermione, entiendo. Pero incluso aunque diga que sí, no creo que haya muchos que quieran que les enseñe... —Harry se volvió a reír —. Tenes mas sentido de la responsabilidad que yo.
La cena terminó con relativa tranquilidad, el tema no se volvió a tocar ante la mirada perdida de Harry. Después de la cena Harry, de la mano, llevó a Daphne a un pasillo solitario y preguntó.
—¿Vos que crees? —preguntó Harry.
—¿Sobre qué nos enseñes? —preguntó Daphne.
Harry asintió.
—Harry, sos el mejor mago que conozco, tenes una facilidad única para la magia, hasta la Profesora McGonagall lo sabe. No sé si es porque sos un Arcanista, o porque es una habilidad innata propia. Harry te conozco desde que entramos a Hogwarts, si no creyera que fueras un buen mago no te lo diría, pero de los dos, yo soy la voz de la razón —dijo Daphne con una sonrisa —, no podés pelear solo contra Voldemort, y aunque me tengas a mí y a Luna, no somos suficientes... Sé que esto suena egoísta, pero necesitas aliados y una fuerza de choque, algo parecido a la Orden del Fénix.
Harry se rio ante la ironía.
—Harry... —dijo Daphne acariciándole una mejilla y viéndolo directamente a los ojos —, soy realista, la guerra se avecina y va a ser una masacre si los demás no saben defenderse... sobre todo para los nacidos de muggles, alumnos como Hermione... las cosas pueden terminar muy mal...
—Está bien, Daph... —contestó Harry besando la frente de su novia.
—Excelente, mañana voy a hablar con Luna, Hermione y Neville para comenzar a organizar todo.
Harry levantó una ceja.
—Ya tenías todo planificado ¿No? —preguntó Harry divertido.
—Algo habíamos hablado. Te amo. —contestó Daphne con una sonrisa.
—Yo también te amo.
Daphne le dio un fugaz beso en los labios a Harry y bajo por las escaleras sonriendo. Harry sonrió y con un gran suspiro comenzó a caminar.
—(Maldita, rubia y sexy serpiente manipuladora). —pensó Harry con una sonrisa antes de entrar a la Torre de Gryffindor.
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Luna al lado de Daphne que iba agarrada del brazo de Harry, pasaron por delante de la tienda de artículos de broma de Zonko; pasaron la oficina de correo y giraron por una calle lateral al final de cual había una pequeña posada. Un estropeado letrero de madera colgaba de un oxidado soporte que había sobre la puerta, con un dibujo de una cabeza de jabalí cortada que goteaba sangre sobre la tela blanca en la que estaba colocada.
—¡Vamos! —dijo Daphne un tanto nerviosa, arrastrando a Harry y Luna.
El pub no se parecía en nada a Las Tres Escobas, que era un loca limpio y acogedor. Cabeza de Puerco consistía en una sola habitación, pequeña, lúgubre y muy sucia, donde se notaba un fuerte olor a algo que podría tratarse de cabras. Las ventanas tenían tanta mugre incrustaba que entraba muy poca luz del exterior. Por eso el local estaba iluminado con velas de cera colocadas sobre las vastas mesas de madera.
El camarero salió de la trastienda y se les acercó con sigilo. Eran un anciano de aspecto gruñón, con barba y una mata de largo pelo gris. Era algo y delgado, Harry lo miró por un instante y luego sonrió.
—¿Qué quiere? —gruñó.
—Tres cervezas de mantequilla. —contestó Luna.
El camarero metió una mano bajo la barra y sacó tres botellas sucias y cubiertas de polvo que colocó con brusquedad sobre la barra.
—Seis sickles —dijo.
Harry saco las monedas de plata y pago. El camarero miró a Harry fijamente y este le devolvió la mirada. Luego se dio la vuelta y dejo las monedas de Harry en una vieja caja registradora de madera.
—¿Y cuantos dijeron que vendrían? —preguntó Harry acercándose a Luna.
Sentados, Luna sonrió con una mirada soñadora haciendo que Daphne se riera.
—Solo un par de personas —dijo Luna mirando su reloj —. Ya deberían esta acá... ¡Oh, ahí vienen!
Harry abrió grande los ojos cuando sintió los núcleos mágicos, no eran unas pocas personas. Las puertas del pub se habían abierto, primero entraron Neville, Dean, Ron y Lavander, seguidos por Parvati y Padma Patil, Cho y una de sus amigas, luego Katie Bell, Alicia Spinney y Angelina Johnson, Colin y Dennis Creevey, Ernie Macmilla, Justin Finch-Fletchley, Hannah Abbott y una chica de Hufflepuff con una larga tranza que no conocía; tres chicos de Ravenclaw que si no se equivocaba se llamaban, Anthony Goldstein, Michael Corner y Terry Boot; Ginny seguida por un chico alto, delgado, rubio y con una nariz respingona que era miembro del equipo de quidditch de Hufflepuff, Astoria junto con dos muchachas de Slytherin que no conocía y, cerrando la puerta, Fred y George con su amigo Lee Jordan.
—¿Un par de personas...? —preguntó Harry.
—Bueno, —dijo Daphne con una sonrisa —, la idea tuvo mucho éxito...
El camarero al igual que Harry estaban sorprendidos. Harry volvió a mirar a Daphne y en voz baja, susurró.
—¿Qué les dijeron? ¿Qué esperan?
—Ya te lo dije, solo quieren escuchar lo que tengas que decir —contestó Daphne con dulce y tranquilizadora —. Pero no tenes que hacer nada todavía, déjame que hable yo primero.
Daphne, le dio un beso a Harry en la mejilla, mientras se paraba y se ponía detrás de él tomándolo de los hombros. Cuando estuvieron todos sentados y el silencio comenzó a reinar y mientras todos miraban a Harry Daphne, habló.
—Bueno, supongo que tendría que empezar por el principio —dijo Daphne con voz segura, todos levantaron la cabeza a mirarla —. Hace un tiempo tuvimos la idea de que sería conveniente que la gente que quisiera estudiar Defensa Contra Las Artes Oscuras, o sea, estudiar de verdad y no esa basura que nos hace leer Umbridge —de repente la voz de Daphne se volvió más potente —. Bueno, creímos que estaría bien que nosotros tomáramos cartas en el asunto —Hizo una pausa, y miró de reojo a Harry y siguió —. Y con eso quiere decir aprender a defendernos como es debido, no solo en teoría, sino poniendo en práctica los hechizos...
—Pero supongo que también queres aprobar el TIMO de Defensa Contra Las Artes oscuras, ¿No? —interrumpió Michael Corner.
—Por supuesto. Pero la principal razón es que Voldemort volvió.
La reacción del público fue inmediata y predecible. Algunos gritaron otros dieron una especie de respingo, se estremecieron o soltaron un chillido. Todos, sin embargo, miraron fijamente, casi de forma obsesiva a Harry.
—¿Cómo sabemos que lo que decís es verdad? —preguntó un muchacho de Hufflepuff.
—Ese no es el tema de la reunión. —contestó Daphne de forma tajante.
—Daph... déjalo —dijo Harry. Harry lo miró fijamente —. Si visites a que te cuente como murió Cedric no lo voy a hacer. Si viniste acá por eso, te recomiendo que te marches.
Pero nadie se movió.
—Bueno —continuó Daphne —. Como iba diciendo, si quieren aprender defensa, tenemos que decidir cómo vamos a hacer, con qué frecuencia vamos a reunirnos y dónde vamos a...
—¿Es verdad —interrumpió la chica de la larga trenza, mirando a Harry —, que sos un animago? Porque dicen que hay un tigre blanco en el castillo...
Harry se paró y se trasformó en un hermoso y gigantes tigre de bengala blanca todos exclamaron un gran —ohhh—. Harry se volvió a transformar en una persona y se volvió a sentar.
—Harry, ¿Es cierto que le enseñaste a Daphne el Encantamiento Patronus? —preguntó Astoria en un rincón.
—Si. —contestó Harry con una sonrisa.
—¿Un Patronus corpóreo? —preguntó nuevamente la muchacha con la larga trenza —. Mi nombre es Susan Bones. Escuche que podés hacer un Patronus con forma de Tigre, que apareció uno en el tren en tercero.
—Sí, ese era el mío.
—¡Caramba, Harry! —exclamó Lee, que parecía muy impresionado —. ¡No sabía!
Una bruja con un velo negro que estaba sentada sola en un rincón se movió un poco de la silla. Harry, de forma disimulada, la miró un momento y sonrió. Todavía seguían intentando vigilarlo.
—¿Y qué mataste junto con Daphne a un basilisco con la espada que está en la Oficina de McGonagall? —preguntó Terry Boot —. Eso fue lo que me dijo uno de los retratos de la pared cuando caminaba...
—Sí, es verdad... —admitió Harry.
Justin Finch-Flechley soltó un silbido; Harry miró a todos, creía que era ajeno a todos, pero no era así.
—Y en primero —dijo Neville —salvó la Piedra Filosofal de Quien-Ustedes-Sabe.
Hannah Abbott tenía los ojos bien abiertos.
—Por no mencionar —intervino Daphne mirándolo con una sonrisa y una mano en su hombro —, las pruebas que tuvo que superar en el Torneo de Los Tres Magos
—Escuchen, Umbridge no quiere entrenarnos en Defensa Contra Las Artes Oscuras —explicó Daphne —. El Ministerio piensa que Dumbledore está formando un ejército privado y tomar el poder, pero nosotros estamos más allá de eso. Harry, está más allá de todo eso, no respondemos a Dumbledore, ni al Ministerio ni a nadie, solo a nosotros mismos, a Hogwarts y a nadie más. Tenemos que buscar el lugar en donde poder practicar.
—¿En el aula del tercer piso? —preguntó Luna.
—No —dijo Harry —, es muy pequeño el espacio.
—Bueno, no importa ya vamos a buscar un lugar —dijo Daphne, Luna saco una pluma y un pergamino —. Cuando tengamos el sitio y la hora de la primera reunión les vamos a avisar un mensaje a todos. Creo que lo mejor es que ahora cada uno debería escribir su nombre, para que sepamos que estuvo acá. Pero también creo que —la mirada de Daphne se volvió seria —, no deberíamos ir contándolo por ahí, lo que estamos haciendo. De modo que, si firman, se comprometen a no hablar de esto con nadie.
Lentamente todos firmaron, alguno con algo de escepticismo y otros con duda, pero al final el pergamino estuvo firmado por todos. Los estudiantes lentamente se fueron marchando de a grupos de dos o tres. Cuando solo Daphne, Harry y Luna quedaban se miraron.
—Al final no salió tan mal. —dijo Daphne con una sonrisa.
—Sos buena dando discursos —comentó Luna al aire —. Parece ser que la futura Lady Potter va a ser toda una maestra en el Wizengamot —agregó Luna divertida.
Harry se rio ante el sonrojo de Daphne.
El cuarto jugador había entrado en el tablero. Porque la guerra se acerca..., con toda su gloria... y todo su horror... el mundo quedara tapado por las sombras y... la vieja sangre tomara lo que le corresponde por derecho.
El próximo capítulo esta titulado: "Lucha de Poderes"