El país de Rackland, situado al otro lado del océano, separado de países como Severia o Hudilia por los mares Tropical y Salvaje, es un lugar bastante próspero y lleno de turistas, a pesar de que, toda la parte oeste de la isla está dominada por piratas. Sí, piratas, ellos controlan parte de estas aguas y asaltan la mayoría de barcos que las atraviesan, por ello la mayor cantidad de la mercancía que entra en la isla lo hace por avión, lo que convirtió el aeropuerto de la ciudad de Middleton, capital del lugar, en uno de los más importantes del mundo.
El aumento de estos últimos años de la delincuencia marítima,después de que estuviera siglos bajo control por culpa de la Gran Flota de la Salamandra, hizo que la Marina del país vigilase las aguas próximas a Middleton, a pesar de que esta se encuentra en pleno centro de la isla, para así evitar que los puertos importantes cercanos fuesen atacados, manteniendo a los delincuentes fuera de sitios importantes para la economía como Cevilia, lugar siempre rodeado por sus soldados, por lo que ni lo pisan. En cambio, Royal, otro importante puerto y lugar de comercio lleva siglos sin poder ser liberado de la piratería, siendo el centro de operaciones de muchos de ellos.
Pero no pasa nada, a pesar de tener gente tan peligrosa a kilómetros de casa, me siento muy segura y cómoda donde vivo ,¿mi nombre?, me llamo Verónica Walls y tengo 22 años, resido en una residencia universitaria de la ciudad de Middleton, estudio allí gracias a una beca que conseguí y estoy muy orgullosa de a lo que me dedico.
¿Qué qué es?...acompáñame...te lo voy a mostrar...-arrastraba del brazo la tal Verónica, una chica alta de ojos verdes y pelo largo y moreno a un hombre alto, con bigote y traje.
-Vero...no tires de mi...ya puedo solo...-se soltó de ella, molesto.
-Bienvenido a mi vida, abuelo-abrió la puerta de lo que parecía un gimnasio, una música comenzó a sonar y un grupo de chicas corrió al centro de la sala y empezó a bailar al son de la canción, Verónica corrió, se colocó en el centro y siguió la coreografía, ante la atenta mirada de muchos presentes.
Cuando acabó se acercó de nuevo al hombre acompañada de otra chica, algo más baja que ella, de ojos marrones y pelo castaño.
-¿Qué te ha parecido?-le preguntó.
-Vaya...me has dejado sorprendido...no sabía que bailases tan bien...-
-¿En serio?-se emocionó.
-La abuela me mandó aquí porque teníamos dudas, pero no está nada mal y si te gusta, no veo nada malo en que te dediques al baile, pero, ¿te dará para comer?-
-Señor, perdón por interrumpir, me llamo Lana-intervino la otra chica-Lana Font-
-Ah, perdona por no haberte saludado, sé quién eres, mi nieta me ha hablado mucho de ti, eres su mejor amiga aquí, ¿no? y capitana de este grupo de baile, creo recordar-
-Así es, Verónica hizo la audición para entrar en el equipo en el primer año de su curso de universidad y entonces la conocí, somos muy buenas amigas desde aquello y quería decirle que sí, si su duda es si esto nos da para comer, déjeme comunicarle que mi padre, rector de esta universidad nos ha conseguido varias actuaciones y está a punto de hacer que seamos conocidas mundialmente-
-¿Y eso?-
-Está en negociaciones para que participemos en el Rackland Awards-
-¿En serio?¿los premios de música?-
-¡¿Cómo?!-alucinó Verónica-eso no me lo habías contado, niña-
-Shhh....no grites-la calló-es que no es seguro, por eso quería mantenerlo en secreto pero si todo sale bien, en unos pocos días nos comunicarán si podemos bailar junto a alguno de los artistas invitados, lo más seguro es que lo hagamos junto a Nana Havana si llegamos a realizarlo-
-¡Dioooos!!!-comenzó a babear Verónica-amo a esa chica-
-¿Esa no es la mujer de la que circulan rumores de su relación con la piratería?-se preocupó su abuelo.
-Tonterías, tonterías-le quitó importancia Verónica-es una artistaza, de pirata nada, no es como esa escoria, seguro que no-
-No sé yo, si el río suena...-
-Que no, abuelo, ya verás-
-Bueno, bueno, entonces tu padre os ha conseguido eso, ¿tantos contactos tiene?-
-Sí, suele conocer a muchos empresarios importantes y sabiendo lo mucho que significa para mí el baile ha movido hilos para lograrnos una audición con ella, tendremos que enseñarle como bailamos y si acepta, actuaremos junto a ella en esos premios-
-Interesante, bueno, os dejo chicas, Verónica si necesitas algo estaré en mi hotel-
-¿Qué?¿Ya te vas?-se quejó esta-espérate, debo enseñarte este sitio, es gigante y genial, ven-tiró de él saliendo del gimnasio.
-Nos vemos luego Vero-se despidió Lana de ella volviéndose a entrenar.
-De acuerdo, hasta ahora-le sonrió.
Verónica dio un tour a su abuelo por todas las instalaciones de la Universidad, presentándole a su tutor y a otros profesores.
-¿Esta es tu clase?-
-Sí-asintió ella dirigiéndose hacia su pupitre.
-¿En tercero ya?, como pasa el tiempo...parece que fue ayer cuando todo pasó...-
-Shh...no me lo recuerdes...no fueron buenos momentos para mí...-
-Para mí tampoco, yo perdí a mi hijo...-miró por la ventana pensativo-todo por culpa de ese accidente, odio a los piratas por ello-
-Pero los piratas no intervinieron, ¿no?-
-Si no hubieran tenido que cambiar su viaje en barco a avión por culpa de la amenaza de un ataque de ellos no habría pasado nada, lo sé, ellos me lo arrebataron-
Verónica agachó la cabeza.
-Pero bueno, tenemos que mirar hacia adelante, querida y ahora te toca darlo todo de ti para conseguir un puesto al lado de la Rana Banana esa-
-Nana Havana, abuelo-
-Como sea-
-Se hace tarde-miró la hora en su teléfono-las clases van a volver a empezar-
-Sí, será mejor que me vaya, tu abuela me pidió que la llamara cuando supiera algo-
-Chao abuelo, nos vemos luego-se despidió de él con dos besos y subió las escaleras cuando un grupo de chicos cuchicheó al verla, ella les ignoró y siguió su camino.
-E...espera...Veró...Verónica-la paró uno.
-¿Qué?-se giró esta-tengo prisa-
-Ve...verás...-estaba sonrojado-¿me pre..preguntaba si querías ir al cine conmigo este fin..?-
-No-le cortó-no me interesas, lo siento-siguió su camino.
El chico se quedó cortado y varios de su grupo de amigo se dirigieron a consolarle.
-¿Solo tienes eso de dinero?, seguro que tienes más, sácalo-molestaban dos chicas a otra de un curso menor que ellas.
-¿Qué hacéis?-se acercó Verónica a ellas-sois de segundo, ¿no?-
-S..sí-
-A..ayúdame-le pidió la chica atacada.
-¿Ayudarte?, como ellas dicen seguro que llevas más encima, esto es muy poco-le quitó el billete de la mano a una de las matonas-sácalo todo-
-¿Qu...qué?-
-Que lo saques todo he dicho-
-Pe...pero...si lo saco no tendré dinero para el almuerzo de luego...yo...-
-Eso a mí que me importa, sujetadla-les pidió a las dos, que obedecieron, Verónica registró a la chica y le sacó más dinero-lo ves, lo sabía, y sigue siendo poco, ¿qué pensabas comprarte con esto?, ¿tus padres son pobres o qué?-
-Tomad-repartió entre las dos lo robado y se quedó otra parte-luego me pillaré alguna chocolatina-siguió su camino, las otras salieron corriendo y la muchacha atracada se quedó llorando.
Al cabo de unas horas acabaron las clases y Verónica y Lana fueron a seguir practicando el baile cuando un chico llegó al gimnasio acompañado de la de primero a la que antes Verónica había robado, esta les vio y se dirigió a la otra parte del lugar donde se encontraban entrenando los chicos del baloncesto, yendo a ver al alumno que se le intentó declarar antes.
-Oye tú-le agarró la cara y le comió la boca ante el asombro de sus compañeros de equipo-¿querías ir al cine conmigo, verdad?, pues acepto si me libras de este tío-señaló al otro-me ha estado molestando y me da miedo-lagrimeo los ojos-
-¿Qué te ha hecho?-se preocupó el baloncestista.
-Me quiere hacer daño, si me ayudas, iré contigo-
-Ahora verá-fue a por él y sin mediar palabra le pegó un puñetazo y comenzaron a pelearse, varios de los presentes miraban y otros se metieron a separarles, Lana fue a por su amiga para preguntarle qué había pasado.
-No tengo ni idea, ¿te vienes a cenar?, mi abuelo me dio un poco de dinero antes-
-Vale-aceptó y ambas se marcharon por la puerta de atrás dejando la pelea de fondo.
Verónica tenía un coche rojo que sus abuelos le habían comprado por su cumpleaños el año pasado por las buenas notas que sacó, las dos amigas montaron en él y salieron del recinto de la universidad rumbo a la hamburguesería que solían frecuentar a menudo, la Anthonys, famosa en todo el barrio y muy frecuentada por los estudiantes durante los periodos de comida y descanso.
-Hola, Anthony-entró Verónica y saludó a un chico en la barra, tenía el pelo tapado por una gorra negra con el logotipo de la tienda y llevaba un polo del mismo color y símbolo.
-Hola, chicas, ¿lo de siempre?-
-Sí, please, que me muero de hambre-le pidió Lana siguiendo a su amiga que se sentó en el lugar que solían utilizar cada vez que iban.
Al poco rato de estar allí en televisión comenzaron dando la noticia de unos incidentes ocurridos en el país de Hudilia por culpa de unos demonios. Habían causado cientos de muertos y heridos, así como la destrucción de la capital de ese reino y el asesinato de su familia real.
-Dios...que desagradable...-miraba con lastima Verónica la pantalla.
-Ya te digo...aquí tenemos piratas y tal...pero aún así ni siquiera les he visto una vez, en cambio en ese país muchas personas inocentes habrán sido asesinadas por esos monstruos...que miedo...-le dio la razón Lana.
-Aquí tenéis, chicas-les llevó su pedido Anthony-¿Estáis viendo lo que ha pasado en Hudilia?, llevan todo el día en directo con el tema, es horrible, pobre gente-
-Sí...espero no tener que vivir algo como eso nunca...-
-Aquí nunca pasa nada, estamos bien-se alegró Lana.
-No creo que nosotros vivamos algo así, estamos a mucha distancia de ese país y dos mares por medio, aquí el único peligro es el ser humano, la verdad-
-Pero si son demonios y existen podrán teletransportarse o cosas de esas, ¿no?-le llevó la contraria Verónica.
-Ya, bueno...-
-Pago lo que sea por no encontrarme nunca ninguno de esos-tragó saliva Lana.
-¡Camarero!-le llamó otro cliente.
-Os dejo, disfrutad de la comida-se marchó Anthony.
-Vale, gracias-le sonrieron las dos.
Pasado un tiempo, tras acabar de comer, charlaban de sus cosas cuando Verónica vio que el chico del baloncesto, con un ojo morado la observaba desde el cristal de fuera de la tienda.
-¿Qué hace ese ahí?, que miedo-se asustó Lana-¿Qué quiere de ti?-
-No lo sé, voy a ver-se levantó.
-¿Estás segura?, y si te hace algo, antes se lio a puñetazos con otro tío-
-Nah, no lo creo, ahora vengo y te cuento-le dio un beso en la mejilla a su amiga.
-¿Qué quieres?¿Estás bien?-le tocó la cara mirándole el ojo al salir de la tienda para hablar con él.
-S...sí...bueno...me han castigado varios días con trabajos para la universidad pero bueno...al menos di su merecido al tonto ese que te acosaba-
-¿No habrás dicho nada, no?-
-No, pero si ese te ha hecho algo deberías hacerlo-
-Oh no, déjalo, déjalo, gracias por ayudarme, como recompensa te dejo que me invites al cine-
-¿Qué?-
-Tengamos una cita-sonrió.
-¿De verdad?¿Cuando?-
-Ahora-le agarró del brazo-nos vemos, Lani, mañana hablamos-le mandó un mensaje a su amiga por el móvil acompañado del emoticono de un beso, la amiga se sorprendió al leerlo, suspiró y pidió otra hamburguesa a Anthony mientras se quedó viendo las noticias sobre el ataque a Hudilia.
-No tiene remedio-pensó negando con la cabeza.
Pocas horas después, Verónica y el chico salieron de la película, ella estaba bastante emocionada contando lo mucho que le había gustado y él asentía a todo lo que le decía.
-Bueno...-frenó.
-¿Qué ocurre?-se paró la chica.
El baloncestista intentó besarla pero Verónica se echó hacia atrás.
-Lo siento, a mi me gusta ir despacio, me ha gustado mucho que hayamos salido y quiero que repitamos otro día, nos vemos, que tengo que volver a la residencia-sonrió, le dio un beso en la mejilla y se marchó corriendo despidiéndose con la mano dejando al muchacho allí cortado.
El semáforo se puso verde para los peatones y un coche negro frenó para dejar a Verónica pasar, dentro de él había una mujer hablando por teléfono.
-Sí, Felicia, llegue anoche junto a Lucy a la capital de Rackland, tengo unos asuntos que atender por aquí y ella ha venido conmigo-comentaba Alice Campbell.
La tal Lucy miraba por la ventana del vehículo la ciudad mientras masticaba un chicle, abrió la ventanilla, lo escupió fuera y cogió otro de un paquete que sacó de su bolsillo.
-Me aburro, Alice, quiero algo de acción-
-No te preocupes-colgó el teléfono la mujer-pronto la tendrás y sin que haya que intervenir, pare-pidió al conductor-que me he quedado sin vino-frenaron delante de una tienda de alcohol.
-Bieeen, fiesta-celebró irónicamente.
-Para ti no hay-se bajó del coche-ahora te compro una hamburguesa en nuestra siguiente parada, tengo cosas que hablar con alguien-cerró la puerta del coche y entró en la tienda.