—Hey, llegaste más temprano de lo usual —comenté, saliendo de la cocina para ver cómo miraba a ambos lados apresurado.
—Por casualidad, ¿no sabes dónde dejé mi balón de fútbol americano? —preguntó mirándome con ansiedad.
Hice una mueca.
—No, no sé dónde lo dejaste la última vez que jugaste, de hecho hace mucho que no lo haces —contesté.
—Es que he quedado con unos amigos de la facultad para ir a jugar —me explicó, y procedió a caminar apresuradamente por el pasillo de la planta baja.
La casa no era muy grande, pero constaba de dos pisos. Comenzó a correr, supongo que ya empezaba a desesperarse por encontrar su balón. De repente, recordé algo que me hizo abrir los ojos desmesuradamente.
—Oye, no vayas tan... —Mis palabras quedaron en el aire al escuchar el estrepito que me hizo cerrar los ojos—... deprisa —murmuré, finalizando mi frase.
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—No puedo creer que esto haya pasado realmente —dije negando con la cabeza. Torció los labios en mi dirección—, sólo a ti te pasan estas cosas, en serio.
A pesar del color violeta que en estos momentos comenzaba a adornar su pómulo, sonrió en mi dirección, Dios esa sonrisa socarrona que tanto le caracterizaba no desaparecía con los años. Ni siquiera cuando tenía una herida, y estaba sentado en el borde de la cama, mientras yo intentaba curarlo.
—Al menos tengo a una sexy enfermera —comentó, ampliando su sonrisa y moviendo las cejas sugestivamente. Lo miré con ojos entrecerrados, ¿cómo podía divertirse en una situación donde estaba lastimado?—. Además, debiste avisarme que habías pulido el piso, Issy.
Me separé Zack unos pocos centímetros con la boca abierta en indignación y me crucé de brazos, dejando mi trabajo de aplicarle la pomada a la mitad.
—¿Ahora vas a culparme por esto? —pregunté con incredulidad.
Llevó una mano a su barbilla, en pose pensativa.
—Bueno, si me hubieses dicho antes...
Comencé a bufar y a soltar insultos por lo bajo. ¡Ahora yo era la culpable de que el niño se haya caído por andar de impaciente corriendo por ahí! ¡Increíble!
Comenzó a reír a carcajadas, y entonces supe que me estaba tomando el pelo. Idiota.
—Vamos, Issy, no te enojes sólo bromeaba, sabemos que la culpa aquí la tuvimos los dos; no tu sola —dijo al borde de soltar otra carcajada. Apreté los dientes—. Además —continuó—, tal vez lo hice apropósito para tener a mi sexy enfermera cuidando de mí.
Reí, y volví a mi tarea inicial de aplicarle la pomada. Era tan difícil enojarse con él por un tiempo prolongado.
—Increíble, eso es lo que eres —murmuré, negando con la cabeza por lo bajo.
—Sí, lo sé, soy el ser más increíble y sensual del planeta —dijo por su parte, inflando el pecho con orgullo.
Rodé los ojos.
—No me refe... —Dejé mi frase sin completar, mejor dejaba que creyera que había usado la palabra en el sentido que él mismo le dio—. Olvídalo.
Terminé el resto de mi trabajo en silencio y una vez hube terminado, me separé de él tomándolo de los hombros para ver mi trabajo.
Su mejilla seguía de un color violeta, pero con la pomada que acababa de aplicar de seguro se le mejoraba antes de que lo notásemos.
La escena me trajo un recuerdo fugaz y llevé una de mis manos a mis labios para evitar que una carcajada saliera de ellos. Zack me miró con el entrecejo fruncido y una mueca de preocupación en el rostro.
—¿Tan mal se ve? —preguntó con temor. Entonces la carcajada sí que salió de mis labios. —. ¿Issy?
—N-no es e-eso —logré decir entre risas. Luego tomé una respiración profunda para poder tranquilizarme—. Es que me acordé de algo y no pude evitar reírme.
Me miró con los ojos entrecerrados por unos segundos, pero luego los abrió con reconocimiento.
—¿Qué recordaste? —preguntó con curiosidad.
¿En serio iba a fingir que no sabe de lo que estaba hablando? Yo había visto esa mirada, él sabía bien a lo que me refería.
—¿Vas a fingir que no sabes qué es? —pregunté por mi lado.
Soltó un suspiro.
—Issy, claro que recuerdo las veces que hiciste de mi enfermera personal —Una sonrisa pícara en su rostro. Rodé los ojos, en esos entonces aún no salíamos—. ¿Cómo olvidaría eso?
De un momento a otro, otro recuerdo llegó a mí, y entonces la seriedad me inundó.
—¿Qué te pasó? Luces como mierda.
Señoras y señores, ese fue el intento de amabilidad de Isabel Clarkson, un aplauso. Me dijo esa parte de mí con la que solía tener charlas.
Zack giró su rostro en mi dirección, y pude ver mejor su estado.
Tenía la ceja y el labio inferior rotos, el ojo derecho morado-negro y el pómulo izquierdo hinchado.
Cámara, ¿dónde estás, cámara?
Debería considerar la idea de dormir con la cámara cerca más seguido.
—Tuve unos problemas. –explicó, ligeramente incómodo.
Rodé los ojos.
***
—Dime, ¿cómo acabaste tan hecho mierda? –pregunté.
Él se removió incómodo, pero no aparté la mirada y esperé su respuesta.
Se aclaró la garganta.
—Estaba en una fiesta, unos idiotas comenzaron a decir comentarios que no debían, me enfadé, hubo una pelea y ahora estoy aquí. –resumió. Asentí con la cabeza, con eso me bastaba, pero había otra pregunta rondando por mi cabeza.
Moví la cabeza de un lado a otro, intentando enfocarme en lo que quería hacer ahora.
—¿Te acuerdas de la primera vez que fui tu "enfermera"? —pregunté, él comenzó a hacer memoria, pero finalmente asintió.
—Sí, sí, cuando entré a tu habitación en la madrugada y luego te reíste de mí —comentó, iba a hacer mi cometido, pero continuó:—. Si mal no recuerdo, al otro día me empujaste al suelo y amenazaste con dejarme sin herencia, sólo porque dormí en tu cama cuando me lo habías impedido. Tengo que admitir que valió la pena el riesgo.
Bien, eso me hacía sentirme halagada, pero había sido un comentario muy..., ¿cómo decirlo?..., masoquista.
—Sí, esa vez —dije, pasando su comentario de masoquismo por alto—, el punto es que nunca me dijiste por qué te habían dado una paliza ese día.
Abrió los ojos desmesuradamente y luego bajó la cabeza rascándose el cuello, en acto de incomodidad. Eso solo hizo que mi curiosidad subiera de nivel, ¿cuál había sido el motivo de esa pelea, exactamente?
—¿Zack? —Le llamé, siguió en su pose incómoda, rodé los ojos—. ¡Habla de una jodida vez!
Se aclaró la garganta, bien, eso significaba que iba a hablar. ¡Al fin!
—Bueno, esa vez, estaba en una fiesta y... —rió para él mismo—, es una historia graciosa, muy, muy graciosa. Bueno, estaba en la fiesta y unos tipos comenzaron a decir cosas malas acerca de ti, eso me hizo cabrear y bueno, el resto de la historia ya la sabes. ¿Issy, estás bien?
Yo seguía con la boca abierta sin salir de mi estado de shock.
—Issy, sé que fue algo estúpido que no te lo haya dicho antes y que me peleara con varios tipos yo solo. También sé que seguramente querías golpear a esos tipos tú misma, pero de verdad yo no...
No lo dejé terminar y prácticamente me le lancé encima para envolverlo en un abrazo. Él dejó sus brazos extendidos a mis costados por unos minutos y luego me envolvió en ellos. No tenía que ver su cara para saber que debía tener su cara llena de confusión.
—¿En serio arriesgaste tu salud física por mí, aun cuando te trataba como un saco de mierda y ni siquiera salíamos? —pregunté conmocionada.
Una brisa cálida calentó el lado izquierdo de mi rostro, entonces supe que estaba riendo. Me abrazó con más fuerza.
—Claro que sí y si pudiese devolver el tiempo, haría exactamente lo mismo.
Me separé un poco y uní nuestros labios en un beso tierno, que poco a poco fue cobrando intensidad.
De repente, sus manos comenzaron a estar por todas partes, y las mías captaron el borde de su camiseta, segundos después ésta estaba tirada en algún lugar de la habitación. ¡Adiós, camiseta, no te extrañaremos hasta nuevo aviso!
Zack estaba sentado en la cama desde un principio, por lo que terminé a horcadas sobre él. Unos minutos después, mi camiseta también había desaparecido dejándome en brasier. Nos separamos unos segundos para tomar aire, segundo que Zack aprovechó para darme vuelta y dejarme debajo de él. Sus ojos se habían oscurecido y brillaban con intensidad, su cabello estaba desordenado y no tenía una estorbosa camisa que me impidiera ver su buen formado pecho. No importa cuántas veces lo haya visto así o cuántas veces más lo vea, sigue y seguiría pareciendo condenadamente sexy para mis ojos en esta situación.
Sonrió con picardía.
—Debo decir, querida Issy, que luces realmente ardiente en este momento.
Y bastó decir eso para que nuestros labios se volvieran a unir, y comenzáramos a hacer cosas no aptas para todas las edades.
Nota de la autora:
¡Hola, hola!
Lamento no haber actualizado antes, pero como saben estoy en mis últimas semanas de clases; afortunadamente salgo el viernes de la semana que viene ¡yujuu!
Bueno, también había tardado porque estaba a falta de inspiración, y no tenía ganas de nada, por lo que cuando desperté hoy con ganas de escribir no dudé ni un segundo en tomar mi laptop y comenzar a teclear; aunque eso me costara horas de sueño, pero todo sea por mis lectoras.
Por cierto, a los lectores de "designada" (mi otra historia), les aviso que ya subí el prólogo de la historia, espero que lo disfruten.
Sé que en la lista de capítulos que dije que subiría no había ninguno que implicara a Zack e Issy en la actualidad, pero una lectora (@natymarce12) me recomendó la idea, y realmente me gustó mucho, así que he aquí el capítulo. Decidí sustituir el capítulo de la vida de James por este, no es que no quiera subir un capítulo en honor a nuestro amado rubio coqueto, pero realmente no sé cómo meterme en su papel, por lo que se me haría muy difícil escribirlo, espero que no se enojen.
En fin...
¿Cuántas quieren matarte en este momento por dejar el capítulo hasta allí?
¿Cuántas quedaron con ganas de más "amor pasional"?
A mí no me engañan, yo sé que son todas unas pervertidas n.n
Voten y comenten si les gustó este capítulo extra.
Bueno, sin más nada que decir, me despido.
Un beso.
Xoxoxoxoxoxoxoxoxo.