Una familia conformada por los padres y dos hijos: Alejandro, Luisa y sus pequeños Luis Y Alejandro de 2 y 7 años respectivamente, agobiados por la situación en su país deciden emprender un viaje en busca de mejorar su situación familiar.
Ambos son jóvenes profesionales. La esposa parte primero y el esposo queda con los hijos. Previo a la partida de ella informó que lo haría, a la familia de su pareja, a quienes no les pareció porque los niños estaban pequeños y muy apegados a su mamá, pero ella igual no dio marcha atrás a su proyecto y en septiembre 2016 se marchó a Ecuador.
Llevaba muchas expectativas y estaba segura de que sería fácil, que pronto haría dinero para llevarse a su familia, pero no fue así y debió continuar su ruta a otro país (Perú).
En este país ingresó al mundo laboral, pero no podía reunir dinero tan rápido para llevarse a la familia, de manera que la espera se alargaría para el traslado de la misma.En la espera los niños extrañaban a su madre y el papá se agobiaba entre el trabajo y la atención de los bebés, sin embargo, él se esmeraba en hacer lo mejor por el bienestar de sus hijos.
Pasados tres meses los abuelos maternos de los niños consiguieron como viajar y Alejandro les dio autorización para que llevaran con ellos a los niños de forma que se reunieran con la madre.
Cuando la madre es la primera en emigrar, el impacto psicológico en los niños es mayor pues el vínculo maternal es más fuerte. En este caso particular la actitud de los niños conmovía a la familia paterna. Ver las caras tristes de Alejandro y Luis; así como la emoción del último al hablar de su mamá producía sentimientos de pesar.
Cuando se enteraron que viajarían con los abuelos se mostraban contentos, emocionados por volver con Luisa; se preparaban para hacer el viaje, pero ya en Perú, ahora extrañan a su padre y le piden que se vaya a acompañarlos. Entonces llegó la hora para Alejandro irse con ellos.