---¿A dónde vamos?
Volví a cuestionarle al castaño.
---A mi departamento.
Respondió seco.
¿Eso significaba que posiblemente íbamos a tener setso?
Omg...
---Alguien contesto tu móvil ayer que te llamé.
Expresó de repente, aquello me tomó por sorpresa.
¿Pero quién podría haber contestado?
A mi mente vinieron los recuerdos de mi pelea con Rhett.
!Bingo!
---¿Y que te dijeron?
El castaño mantenía su pierna entrecruzada y su mirada fija hacia la ventana.
---Contestó un hombre que dijo que te encontrabas muy ocupada para contestarme en ese momento.
Respondió desdén.
---Es un compañero de salón el que te ha hecho esa broma de mal gusto.
Ese chico me las iba a pagar, Rhett Kozac considerate muerto.
---¿Es tu nuevo novio?
Preguntó con tono burlón.
---¿Estas celoso acaso?
Se carcajeo.
---No digas estupideces y mejor baja del auto que ya llegamos.
El vehículo en el que íbamos se detuvo frente a un arquitectónico edificio, los otros dos autos que nos habían seguido se estacionaron detrás nuestro, esa era la mega seguridad del señor Deluxo.
---Por favor Nando, ve a traer mi laptop de mi oficina.
Dorian se dirigió al chófer.
---Claro señor.
Finalmente nos adentramos en aquél edificio. Todo por dentro era en extremo lujoso, seguí a Dorian como perrito faldero hasta que llegamos a un ascensor.
Estábamos solo el y yo en aquél encerrado lugar, mi mente empezó a volar y mi corazón se aceleró, muy por el contrario el parecía estar de lo más sereno.
De repente se acercó a mi y me acorralo, tomándome totalmente desprevenida.
---Sofía...
Aspiró el aroma de mi cuello haciendo que mi piel se erizara por completo.
No aguanté más y me abalance sobre el colocando mis piernas alrededor de su cintura, para enseguida besarlo con vehemencia.
Estaba demasiado excitada y embelesada hasta que un sonoro pitido me hizo volver a la realidad.
---¡Hey! ¡Despierta! ¡Ya llegamos!
¿Estás bien?
Todo había sido producto de mi imaginación.
---Si...si lo estoy.
Respondí un tanto desanimada.
---Haré que te preparen algo para desayunar, creo que el no comer te está afectando.
Hizo una seña para que siguiera primero y así lo hice.
Estaba acostumbrada a las excentricidades de Dorian pero el diseño mínimalista de su departamento me había dejado sorprendida.
---Es muy lindo tu departamento.
Expresé mirando todo a mi alrededor.
Ambos nos acercamos a la cocina en dónde se encontraba una chica que parecía estar lavando platos.
---Buenas tardes, disculpe no lo vi señor.
Se escuso la muchacha.
---Esta bien, ella es Sofía, vendrá los fines de semanas, ahora prepara su desayuno por favor.
¿Pasaría mis fines de semana ahi?
---Claro señor Deluxo y mucho gusto señorita, mi nombre es Marcela, estoy a su disposición.
Sonreí a la joven mujer.
---Mientras desayunas iré a mi habitación, tomaré una ducha.
Asinti con la cabeza y me senté en la barra de la cocina.
---Vaya al comedor principal señorita, le llevaré su desayuno en un par de minutos.
Que amable chica.
---No te preocupes, aquí estoy bien.
Dije sonriendo amistosa.
Luego de comer todo lo que aquella joven chica me había preparado, procedí a pasear por todo el departamento notando que existían tres habitaciones en el. Me dirigí a una de ellas esperando encontrarme con Deluxo y efectivamente entré a la que podría ser su habitación, la puerta de ésta, estaba abierta.
Una minisala y una enorme cama se mostraban ante mis ojos, todo inmaculadamente ordenado y limpió.
Observé las fotos ubicadas en un mueble cercano a la cama y no pude evitar sonreír emocionada al ver una foto en particular, en donde salía mi madre junto a un niño, el cuál supuse era él.
Estudié a aquella foto minuciosamente, ambos sonreían y se encontraban frente a un gran pastel con una vela encendida en el.
Sentí una punzada en mi pecho y la nostalgia me embargo profundamente, extrañaba demasiado a mi madre, no quería sentirme mal otra vez, así que dejé la foto en su lugar y me encaminé hacia la puerta de salida.
---¿Sofía?
Escuché la voz de Dorian llamandome a mis espaldas.
---Ya me iba.
Dije sin voltear a verlo.
---Ven aquí.
Extrañamente tenía miedo de voltear, me sentía muy nerviosa.
Me giré y caminé muy lento hacia el, rápidamente noté que traía solo una toalla envuelta en su cintura, se notaba que recién había hecho su barba.
---¿Si?
Cuestione tragando saliva con pesadez evitando tratar de mirarlo.
---Mirame.
No quería, el era tan caliente.
¿Por qué me torturaba así?
Prefería su indiferencia, no mentira, no deseaba eso.
---Tu madre también fue y siempre será una persona muy importante en mi vida.
Dijo apoyando sus manos en mis hombros, yo solo observé su acto.
---No me pareció así.
Supongo que me vio mirando la foto de mi madre y ahora quería hablar de lo que pasó.
---Créeme que lamento si te di, o les di una idea equivocada de eso.
Parecía ser sincero, sus ojos estaban vidriosos y su voz sonaba quebrada.
---Solo se que te fuiste Dorian, y eso es algo que yo nunca olvidaré.
Su mandíbula se tenso notablemente luego quitó sus manos de mis hombros, yo solo lo miré fijamente un par de segundos para después voltear y dirigirme a la puerta.
---No todos somos tan fuertes como tu, Sofía.
Afirmó a mis espaldas.
Reí sarcástica y seguí mi camino.
---Si claro...
Susurre antes de abandonar la habitación.
---¡Oye no te vayas! ¡Aún no he acabado de hablar contigo!
Lo escuché gritarme.
Se adelantó con suma rapidez para luego cerrar la puerta y pararse frente a mi.
Su ceño estaba fruncido.
---¿Qué quieres? ¿Dónde está tu noviecita a todo esto?
Pregunté fastidiada.
Una sonrisa a medio lado ladina y burlona apareció un su rostro.
---Así que es eso...
Respondió con obviedad.
---Aishh...¿De que hablas?
Cuestione molesta.
---¿Estas celosita?
Tocó mi mentón sonriendo divertido.
¿Acaso el había olvidado que estaba casi desnudo?
Yo no.
---!Claro que no!
Dije casi refunfuñando y quitando su mano de mi mentón con enfado.
---¿¡Y por qué tienes que estar así...para hablar conmigo!?---lo miré de la cabeza a los pies---
Exclamé indignada y acalorada también.
Lo escuché reír, se veía tan lindo cuando lo hacía.
---¿Estás nerviosa? Te recuerdo que has sido tu...la que ha entrado a mi habitación sin previo aviso.
Susurró muy cerca de mi.
---Mm...soy una adolescente ¿Qué esperabas? Soy curiosa en todos los sentidos, lo llevo tatuado en la frente.
Miré sus labios un par de segundos.
---De acuerdo, eso es muy interesante...pero mejor me iré cambiar, esperame en la sala que saldremos.
---Ok...
Pero preferiría quedarme entre tus brazos.
(...)
Tic toc, tic toc, estaba a punto de quedarme dormida en el mueble cuando el castaño apareció.
---¿Estas lista?
El ambiente se inundó con su agradable perfume.
---Si...ya me estaban creciendo raíces.
Respondí divertida.
---Exagerada...
(...)
Narra Dorian
Había llevado a Sofía a conocer un poco la ciudad, empezaba a oscurecer cuando decidí ir a un centro comercial para que comprará ropa y demás cosas que necesitará.
---Ve a comprar lo que quieras y necesites, yo volveré en unos minutos.
Le dije antes de entrar a la tienda de ropa.
---Esta bien.
Expresó emocionada, realmente esperaba que no demorará demasiado.
Me dirigí a la farmacia para comprar unas aspirinas ya que una terrible jaqueca me aquejaba.
Luego de comprar unas cuantas aspirinas, me dirigí a la tienda de ropa, había pedido a mis guardaespaldas que nos dieran un poco de espacio, ya que no quería abrumar a la mocosa.
---¿Ya viste que buena que esta esa tía?
Dos adolescentes hablaban adelante de dónde yo me encontraba.
---¿Cuál? ¿La del yeso?
Observé que la única chica con yeso en aquella tienda era Sofía.
---Si...joder que caliente esta.
¿Acaso debía encerrarla para que nadie la viera?
---Vamos a hablarle.
Le ánimo el uno al otro pero antes de que dieran un paso los intercepte.
---Ustedes no harán eso si quieren seguir viviendo, esa mujer es mi esposa.
Sus miradas asustadizas me hicieron sonreír.
---Tranquilo chaval, no te exaltes.
Dijo uno de ellos con voz entrecortada.
---Sí, disculpa tío.
Ambos jóvenes se esfumaron de mi vista en un santeamen.
Me acerqué a la mocosa y está no notó mi presencia, ya que estaba muy concentrada mirando un par de zapatos.
!Mujeres!
---Espero hayas escogido ropa un poco más decente de la que sueles usar.
Se exhibía demasiado y eso no me agradaba en lo absoluto.
---Casi...pero no.
Respondió volteandome a ver sólo por un par de segundos para luego volver a lo suyo.
Bufé por lo bajo.
Más tarde pero bien tarde, pagué todo lo que compró y al fin regresamos al departamento.
---¡Dios al fin llegamos! creí que nunca saldría de aquella tienda.
Sofía me miró mal y yo sonreí, era divertido verla molesta.
---A todo esto ¿Cuál será mi habitación?
Cuestionó mientras entrabamos.
---Sígueme.
Su habitación se encontraba continua a la mía, la dejé sola dentro de ella para que arreglará sus cosas.
Ordené comida a domicilio mientras me encargaba de revisar algunos informes.
---La comida ya llegó.
Anunció la mocosa vestida con una pijama extremadamente diminuta, no puede evitar mirar sus piernas y notar sus pezones marcados.
---Mmm...toma mi billetera y paga por favor, ya te alcanzó.
Asevere un tanto incómodo.
---¡Hey! Sofía...
Le grité antes de que se fuera.
---¿Sí?
Preguntó curiosa.
---Ve a ponerte algo que te cubra ¡Se te ve todo niña!
Enseguida rodó los ojos y se fue susurrando algo que no alcancé a escuchar con claridad.
(...)
---¿Por qué tienes que darme ordenes todo el tiempo?
Aún no terminabamos de cenar.
---No quiero repetir algo que sabes muy bien.
Respondí mientras comía un poco de sopa tailandesa.
---No eres mi padre Dorian.
Y ahí estaba ella otra vez, tocando el mismo tema.
---Podría serlo, te doblo la edad.
Respondí aburrido.
---No eres tan viejo.
Si lo era, al menos para ella si.
---¿Alguna vez embarazaste a alguien?
Casi escupo lo que tenía en la boca al escucharla preguntarme eso.
---Ya es tarde, me iré a dormir, estoy cansado.
Me retiré de la mesa evitando responder su pregunta.
Después de ducharme me metí en la cama, en verdad me sentía muy cansado.
---¿Por qué te has ido dejándome así ?
Sofía estaba parada frente a mi cama.
---Ve a dormir que ya es tarde.
Le exigi.
---No me iré sino respondes lo que te pregunté hace un rato en la mesa.
Cuestionó indignada.
---Vete Sofía, estoy cansado.
Me di la vuelta en la cama y me cubrí con la sabana.
Ella se mantuvo quieta en el mismo lugar ignorando mi petición de que se fuera.
---¿¡Acaso estas sorda!? ¡¡Qué te largues!!
Le grité.
¿Por qué tuvo que hacerme aquella indiscreta pregunta?
---Eres un idiota.
Escupió molesta antes de irse.
Me acomode nuevamente en la cama pensando en que ella tenía razón...yo era un completo idiota.
Voten y comenten
Besos y abrazos.
xoxoxo