The Prince

By allydenvers

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Jaylos benlos carlos/oc Argumento: Carlos Valentine De Vil es el príncipe de Versalles que nacio con el único... More

Capitulo 1. El principe de las pecas
Capitulo 2. Destino
Capitulo 3. Era demasiado bueno para ser verdad
Capitulo 4. Aveces hay que romper los esquemas
Capitulo 5. Cita triple
Capitulo 6. ¿Perdidos?
Capitulo 7. La educación es importante
Capitulo 8. Clases para nerds
Capitulo 9. Desayuno desastrozo
Capitulo 10. Algo llamado Tourney... alguien llamado Leo
Capitulo 11. Según un tarado, los que se odian se aman
Capitulo 12. Un mundo ideal
Capitulo 13. El joven de corazón noble
Capitulo 14. "Arturito"
Capitulo 15. ¿Poliamor?
Capítulo 16. La maravilla de las mentiras
Capitulo 17. Primer adiós
Capitulo 18. Es ridiculo
Capítulo 19. Príncipe ladrón y mentiroso
Capítulo 20. Solo un perdón.
Capitulo 21. Cuento de un principe y su caballero.
Capitulo 22. Pequeña Rosa
Capitulo 23. La bomba estalla
Capítulo 24. Pâtisserie*
Capítulo 25. El nerd más nerd
Capítulo 26. El principe de los ladrones
Capítulo 27. "Proud of your boy"
Capítulo 28. ¿Qué es lo que sientes?
Capítulo 30. El más grande tesoro
Epílogo

Capítulo 29. Y vivieron felices por siempre...

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By allydenvers

And if you're in love, then you are the lucky one
'Cause most of us are bitter over someone
Setting fire to our insides for fun
To distract our hearts from ever missing them
But I'm forever missing him

Todo quedo en completo silencio cuando aquella risa malvada hizo acto de presencia y rompió con el emotivo momento. La emperatriz del mal con pasos firmes llego al frente del Rey Adam, mirándole con odio y un aire de superioridad; el monarca sostuvo la mirada con fiereza dispuesto a proteger a Bella.

Maléfica solo río y volteo hacia su hija, aquella que sostenía la mano de Ben para tomar fuerza y no desmayarse en ese momento -No te quiero aquí madre- gruño Mal con una mirada suplicante

El Hada Malvada solo sonrió -No seas ridícula hija, era momento de que cumplieras tu palabra- Rápidamente se le acerco y toco su barbilla con el cetro mirándole con superioridad ante la atenta mirada de pavor de los demás -Dos años Mal, dos estúpidos años pasaron para que hicieras esto...- Mascullo lentamente, deleitándose con el miedo de la pelimorada -Y aparentemente no lograste hacerlo correctamente- Maléfica alzo una ceja al príncipe Ben que no soltaba la mano de Mal y se mantenía firme ante su presencia.

La emperatriz de las tinieblas comprendió entonces que su hija había caído en el tentativo abismo del amor.

Su semblante cambio a uno más frio y amenazante en cuestión de segundos, cuando se percato de que ya no podría manipular tan fácilmente a su hija pues esta había optado por el bien -¿Por que se enamoran? Es ridículo- Se mofo de su "querida" hija y de Ben; ante el atento mirar de las personas de la realeza y la socialité que ahora más que nunca se preguntaban si su presencia era necesaria en esos momento -Te lo aseguro... No quieres eso- gruño a la joven que resistió el impulso de soltar lagrimas de rabia e impotencia.

-¡Tu no sabes lo que quiero!- Grito desesperada Mal, apretando la mano de Ben que se mantenía sereno y fiel a su lado  -No sabes lo que siento, o lo que pase estos años, ni lo que merezco- Ella se merecía esa oportunidad de ser feliz, y a diferencia de Maléfica, la tomaría sin dudar antes de que fuese tarde y se arrepintiera.

El Hada soltó un gruñido mientras sus ojos destilaban un verde brillante al igual que su hija -Tu no mereces nada Mal, eres solo una piedrita molesta en mi zapato- Mal trago fuertemente mientras trataba de ganar ese duelo de miradas -Dame la varita...- Exigió Maléfica y Mal estuvo a punto de flaquear y derrumbarse ante los pies de su madre, el poder de su madre era muy fuerte -¡DAME LA VARITA!- Vocifero la mujer mientras Mal trataba de mantenerse fuerte en su postura y proteger Auradon.

Carlos trago en seco mirando a Jay y asintiéndole, se acercaron lentamente a Mal, más específicamente se pusieron detrás de ella al igual que Evie y Doug, que morían de miedo pero se mantenían firmes -Resiste Mal, estamos contigo- Carlos sonrió tiernamente y Mal correspondió la sonrisa, el bien seria mejor que el mal.

Maléfica sonrió ampliamente, mientras el cetro brillaba con fuerza iluminando el lugar mientras le envolvía y se alzaba como un temible dragón purpura, la gente comenzó a gritar, acorralarse en las paredes y tratar de salir de ahí.

El enorme animal gruño con fuerza y soltó llamas de su hocico en dirección a Mal, quien aparto a Ben para ponerle a salvo y esquivaba con mucho trabajo los ataques de su madre.

Jay le jalo de ahí y la puso a salvo junto a Carlos, Ben y Evie. No podía permitir que algo les pasara ni a ellos ni a la gente que comenzó a trato de escapar sin éxito alguno, puesto que había un hechizo en la enorme puerta con detalles de oro, cortesía del Hada Malvada. Carlos miraba con pavor a sus padres y a todas las demás personas que deseaban que la tierra les tragara y les escupiera en un lugar donde no estuviera Maléfica.

Jay dejo salir un gruñido de su garganta mientras Maléfica amenazaba a los monarcas de Auradon -¡Salgan de aquí! Yo la distraeré...- Bramo con voz ronca y grave en una orden que los demás hubiesen acatado si Carlos no hubiese hablado.

Carlos tomo el brazo de Jay con fuerza -No, no podemos dejarte aquí- la verdad era que Carlos disimulo el "No quiero dejarte aquí" poniendo de pretexto a los demás; ¡Era una locura! Demasiado arriesgado, Jay no era tan estúpido ¿O sí?

Jay estaba a punto de protestar y alejar a la fuerza al pecoso, pero Evie le tomo del otro brazo suavemente y hablo con voz suave pero preocupada -Carlos tiene razón, debemos permanecer juntos- Asintió junto a los demás; Jay rodo los ojos, lo que planeaban hacer era demasiado tonto.

Pero aún así, lo hicieron. Se mantuvieron firmes ante Maléfica.
Jay acaparo la atención del dragón purpura mientras Ben alejaba a los monarcas de Auradon, al Hada Madrina y a su hija que apenas despertaba confundida. Cuando les pusieron a salvo, Carlos y Evie corrieron hacia Jay y se pusieron firmes ante Maléfica, mandando al demonio las inseguridades y miedos. Evie utilizo su espejo para que el imponente dragón se cegara un poco y aterrizara delante de ellos.

Mal tomo rápidamente a la peliazul del antebrazo y la jalo detrás de ella junto a los dos chicos -Detrás de mi Evie, ¡No metas a mis amigos en esto!- Ya después tendría tiempo para darse una bofetada por la cursilería que había dicho, ahora debia derrotar a su progenitora, aquella que le había mostrado solo dolor y había ahogado cualquier esperanza de ser algo mejor -A nadie engañamos, esto siempre fue entre las dos, madre- Gruño mostrando los temibles y brillantes ojos verdes que había heredado de aquella mujer que hacia lo mismo; manteniendo el contacto visual más incomodo y terrorífico de la historia, según Carlos que se sostenía con fuerza del brazo de Jay.

"No hay fuerza del mal que logre ganar si cuatro corazones se ponen juntos a luchar" Un viejo hechizo que en algún momento vio en un libro de la biblioteca; comenzó a recitarlo con voz firme mientras Carlos, Evie y Jay le apoyaban y respaldaban.

Siguió diciendo aquel hechizo aunque su garganta doliera, las venas le dolieran por la magia de la varita recorriendo cada fibra de su ser y las lágrimas comenzaran a bajar por sus mejillas, hasta que finalmente el imponente animal soltara un último quejido y una nube verde le envolviera hasta convertirle en una diminuta lagartija purpura.

Mal soltó un suspiro mientras corría hacia el pequeño animal y lo tomaba en sus manos -¿Qué...?-

El Hada Madrina se apresuro a ir con ella, y poso su mano en la espalda en señal de apoyo.

-Se ha encogido al tamaño del amor en su corazón... Por eso es tan pequeña- Mal hizo una mueca mientras acariciaba la cabecita del animal, carraspeo y entrego la varita que yacía tirada al lado -Gracias Mal, nos salvaste a todos- Pronuncio con voz fuerte para que todos escucharan y asimilaran esas palabras y lo que habían visto, por que sí; Mal la única descendiente de Maléfica había arriesgado su vida junto a la de Jay, Carlos y Evie para salvarles. Si estaban vivos era gracias a ellos.

Mal se levanto mientras un guardia tomaba a Maléfica y la ponía en una pequeña vitrina; Ben se alejo de sus padres y los del pecoso para correr con Mal y alzarla en sus brazos.

Carlos se acerco con una sutil sonrisa mientras miraba con ternura a la feliz pareja; que dejo en claro su cariño cuando se unieron en un abrazo y juntaron sus frentes. Ellos se amaban, ese era el amor real... Y aunque le dolió perder a alguien tan maravilloso como Ben; estaba feliz por su hermana y por que el príncipe encontrara alguien digna de brindarle su amor. Ellos estarían bien, definitivamente lo estarían.

Y Carlos también lo estaría.

Jane recobro finalmente la conciencia y fue recibida por un aplastante abrazo de Carlos; quien le llamo idiota y le remarco lo mucho que había temido por perderla y que se fuera al lado oscuro. La joven solo sonrío y también le llamo idiota.

Lo demás paso de manera alucinante y lenta, El Hada Madrina recobro la compostura arreglo la fisura formada en la barrera de la Isla, también nombro a Ben finalmente como Rey de Auradon; finalmente se convirtió en el gobernante de ese mágico lugar. Adam y Bella agradecieron a Mal por salvarles. Admitieron con pena que se habían equivocado, y aunque Mal nos les había perdonado tan fácilmente agradeció el gesto y se dijo que merecían una oportunidad, tomaría tiempo pero lo valía, Ben lo valía.

Jane, Jay, Carlos, Doug y Evie se acercaron y abrazaron al ahora Rey de Auradon y su pareja oficial -¡Que inicie la fiesta!- grito Jay al unísono de los demás eufóricos gritos. Salieron directo a la fiesta después de un rato en el que todos los invitados salieron.

Carlos y Jay salieron disparados a la comida obviamente, Mal y Ben comenzaron a cantar y bailar; Evie se les unió junto a Doug.

Carlos se vio obligado a dejar de comer al igual que Jay cuando un estúpido duque se quejo de que habían dado una lamida directa a la fuente de chocolate, entonces siguieron la balada que habían comenzado Ben y Mal, Jane estaba sentada solitariamente en una banca. Carlos dio una mirada a Jay, el cual asintió con una dulce sonrisa cómplice.

Carlos comenzó a cantar mientras se sentaba al lado de Jane y le ofrecía la mano, la chica algo insegura se la dio a él y al príncipe de Agrabah, ambos la jalaron suavemente hasta la pista. Carlos guiño un ojo en dirección de Jay mientras llevaba a la chica consigo para bailar. Jane se sorprendió por el gesto, pero lo agradeció; se desenvolvió de manera espectacular junto al pecoso que era un muy buen bailarín.

Jay llegó después al lado de Lonnie, quien bailaba al compás de los demás; Jay hacia un intento por que sus movimientos no fueran tan rígidos y absurdos, de lo contrario Carlos se burlaría de él. Pasaron una velada hermosa, incluso después de un buen tiempo Archie llegó junto a sus padres a mostrar respeto y amistad al nuevo Rey de Auradon, claro que con el animo por los suelos; pero Carlos se esmeraba en hacerle sonreír y pasar un buen rato.

Fue una velada maravillosa, donde el amor tanto fraternal como romántico triunfo, solo que no era muy claro cual era el siguiente paso.
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Jane sonrío sutilmente mientras tomaba algo de limonada y miraba a Carlos discutiendo con Jay por el último pastelillo de chocolate y frambuesas. Su querido amigo era todo un caso.

Volvio a beber mientras movía sus pies descalzos y golpeaba con su dedo la banca en la que se encontraba; la fiesta estaba a punto de terminar y esa era la razón por la que había tan poca gente en comparación con la que hubo en un inicio. Miro a los ex-monarcas de Auradon jugar charadas con los otros reyes de Camelot, Agrabah y Versalles.

Luego miro al ahora Rey de Auradon y a Mal, quien le saco la lengua juguetonamente. No había rencores por lo que había pasado, había convivido lo suficiente con Mal para entender sus razones y perdonarle fácilmente; estaba realmente feliz por los grandes y verdaderos amigos que había conseguido, después de mucho tiempo no se sentía sola. Y si se encontraba sola, le gustaba estarlo por que se sentía bien con ella misma.

Y como siempre las madres saben cosas que ni nosotros mismos sabemos de nosotros; el Hada Madrina había notado ese cambio de personalidad en su hija, aquella que ahora se veia más feliz, juguetona y risueña; que no temía ponerse prenda alguna y enseñar su esencia.

Era maravilloso que las demás personas pudieran ver esa maravillosa luz interior de Jane, el Hada Madrina estaba feliz por su hija -Jane- llamo con suavidad mientras se sentaba a su lado y la joven daba un saltito y le sonreía -Quería hablar contigo-

La mencionada dio un último sorbo a su bebida y dejo el vaso en el portavasos -Claro mamá-

La formidable hechicera suspiro y tomo con cariño las manos de su hija, dedicándole una murada tranquila y desbordante de cierto sentimiento -Quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti, siempre has sido alguien excepcional... y ahora finalmente puedes verlo- Jane sonrío de medio lado, recordando al pecoso que le ayudo a ver más en ella con sus tonterías y ocurrencias -No he sido la mejor madre, desde que te traje al mundo hice un desastre y no te di un padre y yo no...- La mujer se arrepentía de mucho; de no haberle dado una familia integral y normal, de no haberle dado más regalos y magia en su infancia, de siempre haberle pedido favores y hacer que le ayudara. De dejarla descubrir lo mágicas que eran las personas sin necesidad de magia, de muchas cosas -Lamento mis errores hija- murmuro con cierto dolor.

Jane sonrió -No tienes por que pedir disculpas; tú eres la mejor mamá- Su voz se entrecorto, tenía mucha suerte de tener a esa maravillosa mujer como madre y ahora lo comprendía, no necesitaba una madre perfecta y consentidora como Aurora; estaba orgullosa de tener a quien tenia -Haces todo por mi bien, y siempre eres optimista... Yo te adoro mamá, independientemente de lo que hayamos o no pasado- El Hada no pudo más y estrujo fuertemente a su hija entre sus brazos, aquella que sonrió ampliamente y dejo escapar algunas lágrimas.

Era una escena muy bella y emotiva, sin embargo un par de ojos zafiro no pudo con ello y salió corriendo de ahí con el corazón herido. Leo reprimió sus ganas de llorar y buscar refugio en los brazos de alguien, no necesitaba esto; ni él ni su padre. Ahora debia mantenerse firme por los dos y para vengar a su fallecida madre.

Esos bastardos pagarían muy caro la valiosa vida que se llevaron. Leo solo tenia una herida abierta que aún creía, sanaría sola.
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-Juro que no me levantare de esta cama hasta el próximo mes- Carlos murmuro con la cara en la almohada de su cómoda cama; aquella que pronto fue invadida por Chico y el turbante que Jay se había negado usar en toda la ceremonia de Ben -Mis pies me están matando- Murmuro de nuevo levantándose con pereza para desatar los cordones de los mencionados y tirarlos a cualquier otro punto de su habitación compartida. Por alguna estúpida razón, prefirieron quedarse en su habitación compartida y no ir a sus respectivos reinos; al pecoso le aterraba saber la razón de esa decisión, así que prefería ignorarlo.

Jay soltó un suspiro mientras se soltaba el cabello de ese pequeño "bun" -Si, bueno... al menos ya termino- También su cuerpo le pedía a gritos una siesta o descanso, estaba exhausto -Me alegra lo de Mal y Ben pero, ¿Tu estas bien?- Aunque siendo honestos el pecoso se veia muy sereno a pesar de todo lo que había sucedido en esa ceremonia y la cena hablando exclusivamente de Ben.

Carlos inflo una de sus mejillas -Si- contesto secamente, pero la mirada curiosa del árabe le obligo a profundizar -Creo que solo le amo como un amigo, compañero y eso- El príncipe mayor se acostó a su lado, en su maldita cama; pero no le tomo mucha importancia -¿Eso existe cierto?- pregunto con temor alzando el rostro para ver a Jay, quien solo sonrió de lado y le miro con esos preciosos ojos oscuros.

-Eso creo- contesto el azabache llevándose las manos al cabello -¿Que hay de Archie?-

Carlos alzo una ceja y miro al techo -También lo quiero- o algo así, en realidad hablar de sus emociones era más complicado de lo que parecía, por que no tenia idea de que carajos sentía

-¿Que hay de mí?- la suave pregunta de Jay casi le hace caer de la cama.

No se lo esperaba, o más bien si se lo esperaba pero no quería hablar de ello. Se limito a abrazar sus piernas y mirar la alfombra lujosa a los pies de su cama, Jay capto el mensaje y solo soltó un suspiro mientras se levantaba de la cama y se quitaba la chaqueta; la dejo en el perchero de oro al igual que Carlos había hecho al principio. Lo extraño fue ver una bolsa descolorida en uno de los bolsillos del chico.

Sin pedir permiso lo tomo y abrió, el contenido solo fue el detonante para que la razón le abandonara y diera paso a la locura; estrujo la bolsa en sus manos haciendo trizas la galleta -¿Qué es esto Carlos?- Su voz sonó lo suficientemente grave para enviar un escalofrió por la espalda al pecoso -¡¿Planeabas hechizarme de nuevo?!- exigió saber mientras caminaba amenazante en dirección a Carlos, estrujando el postre encantado en su mano.

El de rizos bicolores atino a tragar en seco -¿Q-qué? No- Jay gruño y comenzó a jalar de su cabello con desesperación, maldiciendo en su idioma natal -Jay te juro que eso no era para ti...- No sirvió el intento de Carlos por mantenerle la cordura, el pecoso seguía en el suelo solo que apoyado en la pared, Jay golpeo la pared con la palma de su mano; mientras le miraba con rabia.

-Ósea que tenias otro plan pequeña sabandija- El árabe estaba hecho una ira, tenia la certeza de que eso estaba encantado, y el silencio de Carlos no era de ayuda -Y yo que creí que habías cambiado; creí que ya teníamos algo- Realmente le destrozaba que Carlos quisiera buscar otra salida al amor solo por el estúpido tratado y sus sueños -¡Sigues siendo el idiota cobarde de siempre!- Si que lo era, en vez de afrontar ese sentimiento y aceptar lo que sentía, volvía a encerrarse en una burbuja de terquedad que ya era desesperante. Carlos volvía cometer los estúpidos errores, dando a entender que no aprendía nada de ellos.

El pecoso trago el nudo en su garganta mientras sus ojos se cristalizaban, eso estaba mal, muy mal. La galleta estaba encantada, había pedido a Mal otra galleta en caso de que Ben intentara algo con él; pero no la había necesitado por que Ben no le amaba de esa manera.

Sin embargo era traición de alguna manera -Y tu sigues desconfiando de mi- Okay era estúpido, por que no había hecho nada para que Jay confiara en él, y lo sabia; por eso quería reparar su error y pedirle que confiara en él y lo olvidaran -¿Por qué no puedes creerme? ¡Confía en mi!- Bramo con voz quebrada mientras Jay pateaba cosas al azar, dejándose llevar por la ira que el sentimiento nuevamente de la traición había traído -Bien, no lo harás; en eso eres tan parecido a Jafar- No midió el peso de sus palabras, y al instante de nombrar a ese villano, una fuerte bofetada aterrizo en su mejilla derecha.

Cuando volvio a encararle vio una faceta que le atemorizo de Jay, era un rostro demacrado en la furia -Eres un maldito cobarde Carlos ¡Un cobarde!- grito el árabe sintió otro golpe bajo traicionero por parte del pecoso, al nombrar a su "padre".

-¡Y tu fuiste un imbécil si llegaste a creer que enserio podía amarte!- Carlos grito con desesperación y rabia, corriendo de ahí de inmediato; Chico le siguió después de gruñir a Jay. El árabe sintió un terrible dolor en su pecho y un nudo en la garganta.

Se limito a dejarse caer en la suave alfombra que tenia el pecoso; miro al techo y se dio cuenta que lo había arruinado, tanto él como Carlos eran demasiado impulsivos y no median lo que decían hasta que era demasiado tarde y ya lo habían dicho.

Había perdido el amor de Carlos, un amor que solo existía en su imaginación. Por que el pecoso había sido muy claro, no le amaba... No era digno de su amor y quizás de ningún otro aparte del de su madre.

Sintió una terrible impotencia y ganas de gritar; así debia sentirse perder al amor de tu vida. Admitía que era horrible, incluso unas ganas de llorar trataron de apoderarse de él.
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Archie miraba con melancolía a los caballeros que protegían a sus padres, ya que volverían a Camelot. Él se quedaría aunque ya no hubiese nada que le importara, Ben le había convencido de quedarse y tratar de sanar en compañía de ellos.

Era muy estúpido pero acepto por que no podía negarse al ahora Rey.

Decidió dar un paseo por los jardines de la preparatoria, tratando de despejar su mente y dejar de sentirse culpable y llorar el amor perdido de Leo. Volvio a sentir un nudo en la garganta cuando le recordó al ver la pequeña fuente donde había pedido una oportunidad para ser amado, Leo en ese entonces le había dicho que no seria el amor secreto de un Rey pero le dio la oportunidad; Oh, como le amaba con todas sus facetas y problemas.

Leo era todo un espécimen único, con un rostro de ángel y un espíritu guerrero y apasionado.

Le amaba demasiado, en todas las maneras e idiomas posibles; y era por eso que respetaba su decisión y le dejaría ser un caballero sin alma... Como Merlín describió al menor.

Archie seguía lamentando la perdida de su gran amor, y entonces otro corazón roto cayo abruptamente sobre el -¿C-Carlos?- Pregunto confundido, viendo el manojo de lagrimas y nervios que era el menor -¿Que sucede?- ayudo al pecoso a levantarse mientras le abrazaba fuertemente. El príncipe más joven sollozaba y su voz estaba tan rota que no se entendía lo que decía.

Archie le pidió calmarse, y le reconforto tanto como pudo; hasta que finalmente el menor se tranquilizo y tomaron asiento en una banca de bronce del precioso jardín al que iluminaba la luz de la luna.

-Jay y yo discutimos- Soltó el bicolor con un aire melancólico después de un arduo rato de silencio -Le dije cosas muy hirientes, y él... y yo- Su vos volvio a  quebrarse y las lágrimas volvieron a aparecer. Se sentía como mierda, ¿Por qué dolía tanto el rechazo e ira de Jay?

El heredero de Camelot solo atino a abrazarle con su brazo derecho, sintiendo como Carlos dejaba caer su cabeza en su pecho y miraba a la hermosa y enorme luna que se alzaba sobre las copas de los arboles, transfiriéndole tranquilidad. Archie miro los precioso orbes del menor, que brillaban con más intensidad al estar cristalinos.

Se sentía terrible por Carlos, se sentía terrible por él mismo. Aparentemente el amor era más tirano y maldito de lo que los demás creían (Incluso Carlos ahora le daba la razón a su madre) El amor no era tan inocente y era imposible obtenerlo sin salir herido.

Archie sonrió con tristeza mientras el pecoso seguía mirando la belleza de la luna -Vaya par que somos ¿cierto?- No recibió respuesta, más que una mirada rota y adolorida de Carlos.
Soltó entonces una pregunta que paso fugazmente por su mente; como una última esperanza para tener un final feliz, un ruego desesperado al maldito destino que siempre jugaba con las esperanzas y sentimientos de los demás.

-Carlos, ¿Te casarías conmigo?-

La respuesta de Carlos fue tan suave que incluso el cantar de los grillos era más audible.

Notas: Es increible el talento que tengo para hacer una mierda de un bello momento😂💚

No quiero asustar a nadie pero el siguiente capitulo es el final; esten pendientes😉✌

La canción que inspiro este capitulo, y en realidad todo el fic; esta en multimedia y se llama "Youth" de Daughter. Amo esa canción💚

Espero que les haya gustado, dejen sus votos y comentarios; que neta los aprecio mucho😄💚 Mil gracias! Y nos vemos en unos dias con el final😌

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